Partida Rol por web

A Sangre y Fuego (Conan RPG)

Desierto Oriental

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23/11/2011, 20:11
Director

Los últimos metros hasta llegar a la ciudad se os hicieron eternos. Tal vez habíais medido mal la distancia en el mapa o os habíais despistado, pero finalmente, llegasteis a la puerta de Daevara, aunque no era la que esperabais, no había duda de que rea mejor entrar que rodear la ciudad.

La ciudad se había alzado ante vosotros, imponente y fuerte, desde que apenas era una viruta de polvo en el horizonte hasta que se convertía en una ciudad grandiosa, con murallas color tierra reseca sobre la colina. Las cúpulas de los templos y palacios mas ricos de la ciudad asomaban por encima de las almenas, cubiertas de vivos colores verdes y púrpuras con espectaculares filigranas de oro y jade.

Nadie os barró el paso hasta llegar a las puertas, que esperaban abiertas, lo bastante para que pudiera entrar un carro grande cargado hasta los topes y las dos mulas que tirasen de él. A un lado, uno de los guardias que parecía distraído os dio el alto a ti y a Annehj.

Notas de juego

Escribiendo.

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23/11/2011, 20:15
Director

Las rameras que habían traído desde KhuvaYun ya habían llenado sus bolsillos y las muchachas raptadas ya habían derramado todas las lágrimas que les quedaban en los ojos. La comida del festín ya se había comido y vomitado casi a partes iguales, pero la fiesta parecía que no iba a llegar nunca a su fin. Con el mismo ritmo que unos caían exhaustos o ebrios, otros se animaban o despertaban con un pellejo de vino en las manos para continuar bebiendo.

Vosotros, a diferencia de la mayoría, no disfrutabais tanto de la fiesta. Aquel espectáculo era algo decadente y salvaje, manchado por el despropósito y el abuso, pero era el mejor premio después de una batalla y nadie podría negárselo al resto de los kozakis sin arriesgarse a un motín o despertarse con un puñal hundido en la garganta.

Notas de juego

Sigo.

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23/11/2011, 21:36
Director

-Alto... Dijo con voz autoritaria, pero desganada, uno de los hombres que estaban junto a la puerta. Sus ropas andrajosas y su armadura cosida a base de pedazos viejos apestaban a mercenario. No era el tipo de guardia que suele formar parte de la guardia de una ciudad. Iba mal afeitado, pero el tremendo filo de su la lanza brillaba al sol de la tarde.

-Qué os trae a este distrito? lleváis armas? algo que declarar?

Repetía las mismas palabras con el fastidio de la repetitividad mientras clavaba sus ojos oscuros y cansados en vosotros y en los fardos que cargabais en los camellos.

El acento del guardia era extranjero, pero lo que mas desentonaba en él era una capa de color rojo, cubierta de polvo del desierto en los bajos, pero bastante limpia y bien cuidada por lo que respecta al resto.

De pronto, el guardia se puso firme.

-Capitán...

Un tipo rubio andaba hacia vosotros, llevaba una coraza gastada y una espada de puño y medio al cinto, con un escudo atado a la espalda, también sobre la misma capa carmesí.

Notas de juego


 

 

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23/11/2011, 22:56
Director

El artesano, contento por haber recibido un cumplido, te dedicó algo de tiempo, hablando tranquilamente en idioma hyrkano.

-Si lo que quieres es un orfebre, tendrás que ir a la colina Este. Dijo señalando con el dedo a través de las casas amontonadas en las calles. Aquí la gente es demasiado humilde como para llevar joyas, y demasiado pobre como para pagarlas, así que nadie se arriesgaría a abrir un negocio de ese tipo aquí. Solo atraería a ladrones.

hizo una pausa, rascándose el cogote calvo con las uñas negras y después quitándose el sudor de la frente con el antebrazo.

-Normalmente no está permitido que cualquiera entre allí, es el distrito de la gente poderosa, y no les gusta que los muertos de hambre se mezclen entre ellos...

Sin embargo, los guardias de la puerta norte son buena gente. Conocía a uno, pero lo mataron en el último asalto... Se llamaba Feruht. Un atisbo de tristeza asó en sus ojos, pero pronto los desvió hacia otro lado. Seguro que si les ofreces un buen sobresueldo te dejan pasar, o tal vez si les explicas una buena mentira...

En fin, buena suerte...

El artesano volví a sus labores, dejando que te marcharas camino a la Colina Oeste, y a primeras horas de la tarde llegaste a la puerta a la que llamaban "Las Dos Ciudades".

A un lado, la colina este se extendía como la tinta al volcar un tintero. Las casas de adobe y paja se apretujaban y esparcían si orden aparente, tratando de encontrarse un espacio, a veces, unas sobre las otras, solo reprimidas por las desdeñosas murallas que apenas se mantenían en pie tras el paso de los siglos. Todo era humilde y sin pretensiones. La gente era pobre, pero nada les impedía continuar con sus vidas tan bien como pudieran. En las terrazas las mujeres recogían la colada ya seca tras el sol del medio día, y los colores vivos de los tejidos daban paso al marrón y al gris de la piedra y al negro del hollín. Muchas casas habían ardido hasta los cimientos o se había derrumbado el tejado durante el asalto pero aun no habían sido reconstruídas.

Al otro, en la colina oeste, una segunda fortificación se alzaba orgullosa rodeando templos exuberantes y palacios lujoso. Bóvedas y cúpulas de oro y cristal sobresalían de las murallas mientras algunos obreros se afanaban en arreglar los desperfectos que el último asalto había dejado en las almenas.

Notas de juego

Sigue.

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26/11/2011, 15:07
Thristan Deneathor

Aquel había sido un día rutinario y caluroso, al menos gracias a sus esfuerzos y habilidades, tenia ciertas ventajas para soportar mejor ese calor abrazador, aunque no podía evitar preguntarse a veces cuanto tiempo seria capas de soportar ese lugar. Pero cada hora que pasaba hacia la llegada de la noche mas cercana y eso, era algo que siempre lo motivaba para seguir aguantando en su puesto.

De todas formas, pronto su atención era atraída por dos personas, una pareja joven aparentemente y al estar aburrido de hacer nada, se acercaba a ellos escuchando como aquel hombre los empezaba a interrogar ya sin paciencia. Claro que en cuanto lo vio, aquel hombre se ponía firme y lo saludaba por un rango que antes, jamas se habría imaginado llevar.

Ve refrescarte, yo me encargare de estos dos por ti.

Le indicaba a aquel guardia dándole la oportunidad de tener un breve descanso antes del cambio de Guardia, Thristan había notado que realmente lo necesitaba por el tono de voz usado ante los dos desconocidos. Pero una vez que era el quien quedaba delante de la pareja, los observaba con detenimiento antes de hablar.

Harán bien en declarar sus intenciones y decirme si están armados.

Les decía con un tono de voz firme pero educado, intentando no parecer amenazante ya que esa pareja nada hizo para que merecieran un trato rudo por su parte. Pero eso no quitaba que una de sus manos, se posara sobre la empuñadura de su espada.

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28/11/2011, 18:06
Abdel Khafir

Mercenarios y guardias fronterizos y todo el asunto. Vida deleznable la suya, tener que aguantar el sol por unas cuantas piezas de oro al día, aunque peor sería estar trabajando en algo de verdad. Por lo menos el sitio podía costearse su propia guardia... todo eso podría llegar a ser un problema algún día si trajera alguna intención de causar problemas. Que no era el caso.

Una capa carmesí...

¿Se estaba formando una guardia profesional allí? ¿Por qué? En eso pensaba cuando se dirigía a contestar igual de seco y desinteresado que lo había hecho el guardia, pero un nuevo participante se unió a la conversación. Una coraza y una espada enorme junto con el cabello rubio le transmitieron las nociones de extranjero y malas noticias juntas en un mismo paquete. Y llevaba la misma capa roja que el otro, lo cual en una zona como aquella era una buena razón para malgastar un perfecto trozo de tela. Además... el rojo está para las bodas y los nacimientos y esas cosas. No es un género barato. Y al parecer el tipo tampoco lo era, estaba muy bien criado y educado, y de esos no había visto muchos... que hubiesen nacido con una espada bajo el brazo. Cuando uno es educado es que esconde cosas, pero por lo menos no disimula. Mantuvo él también la mano casi inconscientemente en la cintura, sin rozar la espada, en una forma de marcar que estaban entre caballeros.

-Venimos por negocios. Estamos armados, sí, y no tenemos nada especial que declarar.

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28/11/2011, 20:19
Aelar

Decidisteis tomar un descanso, y ahora que el sol ya no castigaba tanto, salir de vuestro refugio rocoso oculto entre las dunas para apartaros un poco del olor a orín, sudor y cerveza reseca. Allí encontrasteis a Aelar de nuevo. Parecía sereno, a diferencia de la última vez que habíais estado cerca de él. Aquella depresión etílica parecía haberse esfumado a fuerza de vino amargo, pero ahora en sus ojos brillaba una lucidez inquietante.

-Hacía tiempo que no nos pegábamos una fiesta así eh? Espero que en Valhala los demás se lo estén pasando igual de bien.

El æsir venido a ladrón de los desiertos miraba tranquilo como el sol se precipitaba contra el horizonte lenta pero imparablemente.

-No os quedéis ahí, es que me queréis hacer beber solo?

Con un gesto vago os tendió el pellejo del que estaba bebiendo desde hacía rato a solas en el exterior. No se fijó en si bebíais o no. Tampoco parecía muy interesado en que le escucharais, pero siguió hablando.

-Somos muy pocos. Demasiado pocos. En los días que corren no somos suficientes ni para asaltar los caminos, ellos lo saben, pero no quieren pensarlo. Si no hacemos algo tendremos que disolver la horda. Será el caos, se matarán por las últimas migajas del botín o morirán de hambre en el desierto si no los capturan antes.

Estos hombres no han nacido para ser esclavos de los hyrkanos, y si los torturan... Acabaremos todos muertos.

Aelar se levantó, caminó unos metros hacia la vasta extensión de dunas que se agitaba al viento y se desató la lazada del pantalón de pieles. Dejó caer un poco el pesado cinturón de bronce y un torrente de meado salió disparado de su entrepierna, al principio titubeante y desviado por el viento para convertirse en un potente chorro. Las arenas se lo bebieron todo y Aelar volvió a sentarse sobre la misma roca.

-Quiero que vayáis a Daevara. Dicen las esclavas que han contratado nuevos mercenarios para protegerla.

Recuperó el pellejo de vino y repuso el líquido que había perdido.

Averiguad cuantos son quienes son y si son leales al sultán Obahaara-como-se-llame. Comprad a los que podáis y engañad y mentir al resto. Reclutad a los que podáis o convencerlos para que se revelen. Hay todavía mucho mas oro en esa ciudad del que hemos podido llevarnos, y para bien o para mal, el próximo intento será el último.

Aelar se puso en pie y se alejó tambaleante otra vez hacia el interior de la gruta natural.

Si os cogen, os torturarán hasta haceros confesar donde nos escondemos. Vendrán con su ejército y nos masacrarán como perros. Si eso pasa, haré de vuestra existencia un infierno, en esta vida o en la otra, tenedlo muy claro.

Partís esta noche.

Os quedasteis a solas en el exterior escuchando el viento. Aun quedaban unas dos horas de luz pero pronto empezaría a hacer frío.

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28/11/2011, 21:31
Director

Las tiendas pasaban ante ti perdiéndose en el olvido a medida que tus pasos avanzaban por el bazar. Los productos, lujosos o humildes, eran bonitos, atractivos, exóticos... pero ninguno te llamaba la atención.

Pronto llegasteis a la fuente de Xuyamal. Un ídolo profano, cuerpo de mujer de seis pechos grandes y firmes con cabeza de buitre adorada tiempo atrás en la ciudad, antes del dominio hyrkano. Ahora era campo de cultivo para líquenes y verdín.

Sabes muchacha? me recuerdas mucho a mi hijita...

Una mano huesuda y marchita te agarró por el codo. El primer instinto de sacar el arma fue reprimido al ver la cara del anciano. Decrépito y calvo, el señor te arrastraba suavemente hacia su tienda, cubriéndote de halagos y el tipo de cumplidos que solo un abuelo podría hacer. Una ojeada rápida te reveló una tienda de lona amarillo pálido sobre la que reposaba una señal de madera con forma de barril y un racimo de uvas pintado con vivos colores.

Estaba claro que no podía ser una amenaza para ti, debía pesar veinte kilos menos que tu, no estaba armado y su verdadera sonrisa de felicidad te hizo descartarlo como verde, y después de tanto tiempo de vagar sin rumbo, no te pareció mala idea sentarte y disfrutar de la compañía de alguien simpático.

El anciano resultó ser un amable merchante de vino. Trabajaba en aquel bazar, en una tienda de tela montada junto su casa. Su hija, una muchacha pelirroja también, que se había marchado de aquella ciudad hacía veinte años con un novio suyo en mitad de la noche para no volver. Siguió contándote su vida y la de sus familiares, casi todos muertos ya, mientras te servía una copa y otra de su género. En parte, como regalo por la compañía y la amabilidad de tus oídos, por escuchar las batallitas de un anciano, pero sabías que también era una estrategia para tratar de venderte algo.

Notas de juego

sigue.

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28/11/2011, 21:31
Oficial Asshuri

Finalmente, cogiste al soldado a solas, poco después de servirse la comida del medio día. Tuviste que dejar tu plato a medias en la mesa de los oficiales para dirigirte a él cuando se retiraba al escusado. Decidiste esperar a que acabara sus necesidades para hablar con él, no fuera a hacérselas encima.

El mercenario, pese a poder decir de si mismo que era un pomo de plata, respondió con el titubeo y miedo que esperabas.

-Si, señor, os prometo que lo guardaré en secreto. La mirada férrea y sin piedad del combatiente se había convertido en la de un niño cuando le castigan. Aquel efecto te desagradaba, pero con el tiempo te habías acostumbrado a él. Tu esperarías honor y orgullo de tus hombres, tanto en la victoria como en la derrota, pero a los dioses no se les puede mentir, y tu pueblo ha sido siempre temeroso de su ira. Y tu eras su voz.

-Lo gané esta mañana, mientras esperábamos fuera del palacio del Sultán, teníamos tiempo de sobras, así que abandoné mi puesto. Solo fuimos a la taberna durante una media hora. No bebí gota de alcohol ni fumé especias, dijo con sinceridad, solo apostamos por Bel y ganamos.

El soldado deslizó su mano en el bolsillo y sacó la gema para mostrártela con detalle. A la luz del medio día, la piedra azul brillaba como si se bebiera el poder del sol y tiñiera la tierra del color del cielo. Tu vista shemita no te engañaba. Aquella piedra podría pagarle a un hombre una vida cómoda durante años, o una vida salvaje durante meses.

-El anterior dueño... era un merchante de vinos. Supongo que sería de Zamora, por el acento. Un anciano que ya había pasado sus mejores años de vida y apostaba como si no hubiera mañana para él. Tenia la piel manchada por la vejez y el cabello cano y quebradizo, pero dinero no le faltaba.

Dijo que su tienda estaba en el bazar, a pocos pasos de la fuente de Xuyamal. Intentó convencerme de que lo acompañara para que pudiera apostar con su mercancía, pero no fui. Volví a mi puesto...

Era día de mercado, los dioses quisieron que aquella tarde, tu y tres de los tuyos os encargarais de la vigilancia en el bazar, pues los dioses hablaban a través de ti, y eras tu el encargado de repartir los turnos.

Notas de juego

Sigue.

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29/11/2011, 00:02
Director

Ya había pasado el medio día y el turno de tarde empezaba en el bazar. Como miembros de confianza y honor respetable, al destacamento de los Asshuri se le había pedido custodiar la colina Oeste, no solo de los posibles atacantes en días venideros, sino también, la parte aburrida e indigna, de si misma.

Tiendas de lona se amontonaban en las callejuelas de aquel lugar, cada una de ellas de fantásticos colores y productos de todo tipo. La colina oeste de la ciudad era donde vivían los nobles y comerciantes más ricos, y su bazar, el más esplendoroso, especias de olores exóticos, comidas que jamás habías visto y de dudoso gusto, herramientas pesadas y oxidadas, encaje, pequeñas joyas y perfumes para las señoras más ricas. Cientos de personas se arremolinaban entre las paradas comerciales, hablando, discutiendo y regateando por los precios, o simplemente mirando y curioseando.

Tu guiabas a los otros tres a través del barullo, con seriedad y profesionalidad, sin dudar en aparta a cualquiera que se plantara en vuestro camino. Por supuesto, vuestra actitud no pasaba desapercibida, ni era bien venida por los nobles arrogantes, pero nadie se atrevía a encararse a vosotros. Pronto llegasteis a la fuente de Xuyamal. Un ídolo profano, cuerpo de mujer de seis pechos grandes y firmes con cabeza de buitre adorada tiempo atrás en la ciudad, antes del dominio hyrkano. Ahora era campo de cultivo para líquenes y verdín.

Una ojeada rápida te reveló una tienda de lona amarillo pálido sobre la que reposaba una señal de madera con forma de barril y un racimo de uvas pintado con vivos colores, justo a tiempo para ver como un grupo de hombres entraban apresuradamente en la tienda. Cinco, o tal vez seis, y no parecían estar buscando vino precisamente.

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29/11/2011, 01:47
Director

El tiempo se había detenido para ti, flotando como en un sueño, distraída y algo aturdida por el vino. Habías escuchado más de lo que podrías hacer realmente en una situación corriente, pero por algún motivo, no deseabas marcharte.

-Ahá! Con que era verdad! Por un momento dudaste. La voz venía de la puerta de la tienda, no del anciano. entonces los viste. Seis hombres corpulentos, de aspecto andrajoso y rostro sucio se apresuraban a entrar en la tienda y dirigirse hacia ti. Varios de ellos llevaban puñales aferrados en sus manos, otros, simplemente garrotes.-Más vale que no te resistas, pelirroja!

-Claro que era verdad... tu y los tuyos deberíais aprender a fiaros de mi palabra. dijo el anciano mientras se apartaba rápidamente y se retorcía las manos impaciente.

No sabías que estaba pasando, pero aquello solo podían significar problemas. Habrían dado contigo aquellos tipos? Como te habían encontrado tan rápidamente? Y por que? no habías hecho nada del otro mundo, solo mataste a un estafador que se hacía pasar por maestro de establos.

Fueran quien fueran, querían apresarte. No podías pararte a pensar en eso ahora.

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29/11/2011, 01:56
Director

La puerta de la tienda de tela se abrió una vez más, era pequeña sala adosada al edificio de barro y adobe, el suelo era de paja y solo había unos cuantos bancos de madera. Olía a humo, a vino y a problemas.

En su interior, había seis tipos altos y fornidos, vestidos con ropas sucias blandían puñales y garrotes. Sabíais muy bien que tipo de hombres eran esos, el tipo de hombres que cobran por hacer daño a los demás, matones, extorsionadores y gente sin escrúpulos que trabaja para quien les paga. Uno de ellos trataba de apresar a una muchacha pelirroja mientras la apuntaba con un puñal al pecho.

La llegada de los otros cuatro hombres, uniformados, con barbas azuladas y armas marciales produjo la distracción necesaria para que la muchacha pelirroja se apartara de quienes la amenazaban y se pusiera en guardia, mientras un anciano encorvado y de rostro asustado se retorcía las manos nervioso en un rincón apartándose lo más posible de la inminente pelea.

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29/11/2011, 15:11
Bhel-Hammon

Los turanios consideraban que las labores de policía eran algo indigno de tan gloriosos conquistadores y solían delegar estas en milicias urbanas o contrataban mercenarios para ello. En Zambula los Asshuri de Eruk se ocupaban de la seguridad a todas horas y en toda la ciudad, aquí los habían traído desde Asgalun para tareas similares. Millas y millas de viaje por desiertos y secarrales para hacer de alguacil.

Por eso cuando entraron en el desvencijado tenderete y se encontraron la escena por puro reflejo se echaron las manos a la empuñadura de sus sables, todos con un halcón grabado en ella que reflejaba su rango y hazañas. El de Bhel era de bronce, confirmando sus 20 muertes en combate singular.

-Bajen las armas y no les pasará nada. Será nuestra última advertencia.- Mientras decía este se escuchaba el deslizarse de la espada curva bien aceitada en su funda mientra salía de esta. Los otros hombres hicieron lo mismo.

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29/11/2011, 18:43
Thristan Deneathor

Thristan esperaba que sus preguntas fueran respondidas mientras que sus ojos, prestaban atención a cada movimiento de esa pareja. Al ser respondidas el empezaba a pensar que una de las preguntas eran realmente obvias, seria demasiado extraño ver a personas adultas desarmadas, era una tierra en donde los fuertes sobrevivían, como era en la arena del Foso… Pero el aun se sentía fuera de lugar en ese sitio.

Dentro de este distrito la seguridad esta bajo la responsabilidad de nuestra Compañía Libre, no necesitaran armas ya que ante cualquier problemas actuaremos con rapidez.

Les empezaba diciendo mientras sabia que ese argumento siempre solía traer problemas, pero para mantener ese lugar seguro y reducir los accidentes mortales debido a pleitos producidos por diferentes diferencias de opinión, lo mejor era desarmar a los que entraban al distrito comercial.

Deberé pedir que nos entreguen sus armas, podrán retirarlas cuando terminen con sus negocios.

Les terminaba diciendo esperando ver cual sería la reacción de ellos… Se resistirían intentando convencerlo con alguna escusa? O no le darían problemas y accederían a su petición?

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29/11/2011, 19:04
Binner Shakir
Sólo para el director
- Tiradas (1)

Motivo: engañar

Tirada: 1d20

Resultado: 17(+10)=27

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29/11/2011, 20:38
Director

Notas de juego

Descripción física: Nunca la has visto, pero debe tener unos 15 años, cabello moreno y piel algo oscura. Viaja con otra persona, pero sigue siendo un misterio quién es

Ahora mismo no reina nadie en Shadithar, hay una batalla tanto abierta como encubierta por hacerse con el trono de Zamora, así que cada uno va a la suya.

Sobre esta ciudad no sabes mucho, pero con toda seguridad, dioses hyrkanos.

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29/11/2011, 21:54
Abdel Khafir

Asintió tranquilamente mientras le daban el discurso, ofreciendo la imagen de comerciante u otro ciudadano respetable. Uno que no pensaba dejar las armas en la medida de lo posible, porque "respetable" no implica "muerto" en este lugar, ni en ninguno que él conociese.

-¿Entregar las... armas?

El nómada, que eso parecía, respondió con la visión a la que Tristan ya debería estar acostumbrado: la ceja enarcada y la cara extraña, pero respetuosa, del que había sido preguntado por alguien importante si había cometido alguna clase de acto oscuro y particular con una gallinita. Como si quisiesen que lo repitiese una vez más o no hubiera entendido del todo el concepto de lo que deseaba transmitir.

-Están seguras -le dijo, como si eso bastase para atajar cualquier otra petición de ese estilo- ¿Lo ve?

Le mostró la espada, envuelta en fardos de tela y atada por el nudo de paz, lo que hacía cualquiera que llegaba a una ciudad en la que no se quería que la gente fuera con las espadas a la vista. Lo que llevaba de armas era aquello, envuelto como era de rigor, y un escudo. Por su actitud parecía pensar que aquello bastaría de sobras para que le dejasen pasar, porque aquello es lo que había sido en otros sitios. El mero concepto de dejar las amras en manos de algo bastante más grande que una tienda y con un tipo cobn el que no mantenía relación ninguna... no le hacía demasiada gracia.

-No pensamos causar problemas, capitán...

Dijo tranquilamente.

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30/11/2011, 18:37
Hamâlar

-Gracias a los dioses! Ayuden a la chica, quieren raptarla y robar mi tienda! Gritó con desesperación el merchante. Sin perder tiempo uno de los matones le daba un rápido golpe de revés con una de las porras para hacerlo callar. Lo dejó tendido en el suelo, inmóvil.

A la acción de uno, le siguió la reacción de los demás. Mientras los tres más cercanos a la entrada se lanzaban contra los guardias extranjeros, otro trató de capturar a la muchacha mientras el último intentó abrir un vía de escapatoria a través de la lona de la tienda con su espada corta.

El bribón que atacó a Bhel fue mas rápido de lo que él esperaba. El filo de acero herrumbroso encontró un hueco donde hundirse en el vientre del shemita. Bhel reacciónó a tiempo para evitar que el filo se le clavase hasta la empuñadura girando el torso.  La herida era fea, le había desgarrado el vientre y sangraba mucho, pero no había traspasado ningún órgano vital y Bhel era todo un veterano, alguien que ha sobrevivido a heridas mucho peores.

Quien atacó a la muchacha pelirroja no se lo pensó un momento al ver que la chica no se iba a dejar apresar fácilmente, así que le asestó un garrotazo que ella encajó como pudo con los brazales del brazo izquierdo. El dolor fue intenso y le recorrió todo el brazo hasta llegar al cuello. Un hormigueo le dejó todo el costado izquierdo adormilado y pesado. Temió que se le hubieran astillado los huesos del brazo, pero no tenía forma de saberlo así que se concentró en el siguiente golpe, el suyo.

- Tiradas (6)

Tirada oculta

Motivo: engañar

Tirada: 1d20

Resultado: 6(+8)=14

Motivo: Ataque

Tirada: 1d20

Resultado: 19(+6)=25

Motivo: critico con puñal?

Tirada: 1d20

Resultado: 7(+6)=13

Motivo: daño

Tirada: 1d6

Resultado: 6(+3)=9

Motivo: ataque

Tirada: 1d20

Resultado: 10(+6)=16

Motivo: daño porrazo

Tirada: 1d6

Resultado: 4(+3)=7

Notas de juego

Un combate real sería demasiado largo y ahora no tiene ninguna emoción, hacer un par de tiradas con las que os sintáis cómodos e interpretar como corresponda.

 

Bhel, 9 de daño
Nemain 7 de daño -4 de armadura = 3 de daño
Os he contado como en guardia a efecto de defensa, ya que me he pasado la iniciativa por el forro. Solo pensemos que ha pasado todo a la vez, que como he dicho, no es un combate importante como para dedicarle tiempo.

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30/11/2011, 20:34
Nemain

Las formas habían tardado unos segundos en volverse nítidas en mis pupilas nubladas de vino. Mucho más tardó en hacerlo la situación. Qué estaba ocurriendo? Qué querían aquellos hombres? La voz del viejo fue una bofetada que me devolvió la lucidez.

Me querían a mi.

Cómo había llegado allí? Cómo había sido tan ingenua? Apretaba las mandibulas hasta el dolor mientras, algo tambaleante, intentaba ganar un tiempo precioso que me ayudara a redimir el alcohol de mi sangre. Sentía todo mi cuerpo en tensión, como un animal acorralado dispuesto a perder la vida antes que la libertad; como la cuerda de un arco... a punto de dispararse...

Un puñal me apuntaba goloso. Por la diosa... Antes muerta que esclava.

-Hijo de puta..... también vendiste a tu hija? - la mirada, entornada apenas al viejo por un segundo, arrasaba. Y los hombros se me afianzaban en mi casta mientras añoraba mi arco en la mano, la flecha rozandome la mejilla, el espacio abierto... Aquella tienda se me antojaba ahora un cepo oprimente y asfixiante.Y a pesar de todo, pelearía. Y a pesar de todo la mano, decidida, ya buscaba la empuñadura de la espada.

La lona que era puerta de aquella tienda se descorrió de nuevo. Más hombres, la misma desconfianza. Y sentía como se me aceleraba la respiración, como el pecho ascendía y descendía obligado por el latido rápido del corazón, por el deseo de salir corriendo de aquella trampa. Cómo había sido tan estúpida?

No volvería a serlo. Jamás....

Mi madre me había enseñado que el tiempo es diferente cuando los aceros cortan el aire, cuando desgarran los cuerpos... Y realmente todo me pareció muy rápido, apenas el aleteo de un pájaro aunque quizá había transcurrido media vida, mientras con las pupilas dilatadas y la sangre ardiendo de rabia, suspendida en ese tiempo,yo apenas podía parar el terrible golpe de maza con el brazo izquierdo mientras la diestra desenvainaba la espada. El dolor fue como un relámpago recorriendome. Impactó en mi brazo, subió por mi hombro, por mi cuello... Estalló en mi cerebro y aún más profundo que eso. Estalló en mi sangre, en todo lo que yo era... En todo lo que llegaría a ser...

-AGHHHHHHHHHHHHHHHH!!!! - me lancé contra él mientras la voz, todo mi cuerpo, se convertía en un rugido salvaje, en eco de caminos y arena de desierto, de noches bajo la luna, de raza, de supervivencia... El sonido de verter un alma junto a una espada.

Mi acero buscaría su carne, sí, hasta el final de mi aliento. Primero uno. El viejo, para el final.

- Tiradas (2)

Motivo: Espadazo al mamón de la porra

Tirada: 1d20

Resultado: 15(+5)=20

Motivo: Daño espadazo

Tirada: 1d8

Resultado: 2

Notas de juego

Espero haber tirado correctamente =S 

Soy lo peor para estas cosas.

:*

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30/11/2011, 22:26
Bhel-Hammon

Los tipos no habían estado ociosos mientras entraban en la tienda y desenvainaban, amenaza mediante. Tras probar su frio acero era todo lo que necesitaba para lanzar a sus hombres contra ellos y acabar con ellos.

-A por ellos, dejad un solo superviviente. Que lo dioses les asistan porque nosotros no vamos a ser compasivos con ellos.- Comenzó a intercambiar su acero con el tipo de delante mientras lo amenazaba. -Si tienes suerte, malnacido, morirás antes de que pongamos las manos encima tuyo.-

- Tiradas (1)

Motivo: Ataque

Tirada: 1d20

Dificultad: 12+

Resultado: 5(+7)=12 (Exito)

Notas de juego

Yo no se si doy, depende de las Defensas de los enemigos.