Partida Rol por web

_ Disculpe mi ignorancia, mi señor se quedará mas tranquilo al saber el verdadero motivo. Tome pues esta dádiva para que los custodios aseguren el descanso de estas gentes. Ojete saca un par de monedas de plata y se las entrega al hombre antes de despedirse.

Extrañas marcas... ¿Qué ocultaran? Para qué esconder una entrada y a dónde llevará?

_ Bien, mi señor. No hay peligro de enfermar, ninguna epidemia asola la ciudad. Distintas muertes, mismo destino. Comentó dirigiéndose a su compañero, manteniendo la comedia. _ Cuando desee podemos ingresar a realizar negocios. Culminó esbozando una sonrisa y haciendo un gesto con la mano para que caminase hacia la casa.

Se que al cabo no le va a gustar, pero deberé informar de todo esto. Algo me huele mal en este lugar y no es el hedor de los cadáveres...

El guerrero intentó mostrarse inexpresivo cuando aquel tipo venía con aquella historia de la cual él fue el único responsable. Si el tipo se llamaba Treza, probablemente habrían cometido un error, pero bueno, poco le importaba a él ahora, un mierdecilla más que uno menos tampoco iba a cambiar nada. Luego vio aparecer a su compañero con aquellas deplorables pintas y sin la puta entre sus brazos, y empezó a pensar si lo de su nombre no iba a ser otra notable ironía y a aquel cabrón le faltara el miembro, porque vamos más bajo no podía haber caído...

No le dijo nada, pero su expresión de cierto desprecio lo decía todo. No obstante sin prestar mucha atención al otro gigantón, pues no le preocupaba en abosoluto, y se apresuró a seguir al salido que tenía por compañero allí donde le indicara, saliendo al parecer de la habitación.

Caralombriz intentó disimular el disgusto que le producía la curiosidad de Ojete de Sireno con El Recinto, pero cuando quiso decirle algo ya era demasiado tarde, su impulsivo amigo se había acercado a los guardias y preguntado acerca de aquellos cadáveres. A Caralombriz no le gustaba nada aquel asunto y por él seguiría las órdenes del Cabo y se mantendría alejado, bastante tenía con tener que quedarse en Juniper por todo aquel asunto de los rebeldes como para alargar su estancia por a saber que gilipollez que estaban haciendo allí.

-¿Eres idiota? ¿No escuchaste al cabo? Quier que dejemos en paz este sitio y por lo que a mi respecta no existe, vamos dentro de la casa esta a vender nuestro grano y olvídate del Recinto. ¿Te paez que tenemos poca mierda encima? Es una ciudad grande, la gente muere y se contagian las enfermedades, por eso es mejor vivir en el campo. -Caralombriz negó con la cabeza, no tenía muy claro que su compañero fuera a hacerle caso, él y Nabo siempre hacían lo que les salía de las pelotas, pero en el asunto del Recinto con él que no contaran, bastante tenía con cubrirles las espaldas en sus otras mierdas.- Vamos dentro, tenemos mucho grano que vender y después tenemos que encontrar a los otros y una posada pa dormir.

Más calmado se dirigió junto a su fingido ayudante al interior de la casa, aquello si que parecía más un sitio donde poder hacer negocios y no el chuchitril de Krage, si verdaderamente dispusieran de grano podían hacer un buen dinero en Juniper.

Cuando os presentáis al conserje de la puerta, este os lleva a un ante despacho. En el, un criado ofrece al "señor" una copa de vino y un aperitivo para la espera dedicandole una sombría mirada de advertencia al peon. En apenas unos minutos escasos os hacen pasar al interior del despacho. En contraste con el de Krage parece un lugar acogedor, un ancianito de aspecto de familiar y bondadoso se acerca a vosotros.

Ah, bienvenidos, bienvenidos... Estoy encantado de conocerle señor Shitfield, por favor sientese y su trabajador también. Faltaría más. Se encamina a un mueble bar, sacando una botella de cristal labrado que contiene un líquido rojizo y medianamente espeso. Coloca la licorera en la mesa junto a unas copas. Sirvanse si les place, lo importo desde un sitio remoto llamado Berilo y tiene mucho éxito allá en palacio. Bueno, me han dicho que quieren venderme grano y yo quiero comprarlo...¡Vaya! Parece que tenemos un principio de acuerdo ¿Eh?.

Tras su parloteo, un nuevo criado entra colocando una bandeja con panecillos y carne ahumada en la mésita auxiliar.

¡Oh! Esto es carne de Bufalo de agua... los he traido desde Taglios, allá en el sur... aunque debo criarlos en una granja de Ópalo. Bueno, como ven al viejo Tulm no le gusta reunirse con el estomago vacío. Sirvanse, sirvense cuanto gusten- Sonreía de forma amistosa y familiar. Bueno ¿Que tienen para mi? ¿Trigo, centeno, garbanzos, maiz, cebada cervecera, cebada caballar... o quizás lúpulo?... Lo que tengan me interesa, solo diganme la cantidad y como lo traeran y yo les haré un precio.

Os miraba expectante, con una expresión amistosa y cercana. Parecía deseoso de hacer negocios con vosotros.

En el suelo de la despensa, yace inconsciente la joven camarera atada completamente y amordazada. Chozo discute largamente con Carnero sobre la gente que se mueve últimamente por allá abajo. Tras unos segundos se hace el silencio. Allí estáis, los dos, ante el cuerpo inerte de una joven atractiva que sangra por la frente.

Al parecer el nifómano había hecho bien su trabajo, no se puede decir que la hubiera "convencido" pero seguro que algún desalmado pagaría por follársela incluso así. Por ello tras ver que allí poco les quedaba por hacer, miró a Nabo y le dijo:

-¿La llevo o me encargo del de afuera? -preguntó con su natural "imaginación" incapaz de imaginarse algo que no sea correr o pegar.

Al gigantón no se le ocurría que más podría hacer, el experto en putas era su compañero, así que esperaba que este ya hubiera planeado algo para que volviera al redil, aunque no le importaría meterse en una pelea para servir de distracción mientras el salido se escapaba con la pelirroja, pues a decir verdad aún no había podido desahogarse y lo estaba deseando...

Nabo agarró a la camarera inconsciente y se la echó al hombro, como si fuese un saco de patatas.

- Esta puta es una bruja - dijo señalando sus mangas quemadas - la muy zorra se ha resistido bastante y encima me ha soltado una descarga - Nabo rió suavemente, mientras le daba un azote al culo de la camarera que yacía sobre su hombro.

- Salgamos por la puerta de atrás, ahora que está el capullo ese ocupado buscando monedas nuevas. Por ahora hemos tenido suerte, a ver si el tabernero aguanta un poco más y podemos vivir tranquilos un tiempo - Nabo no sentía demasiada confianza por la estabilidad emocional de Chozo de Castaña, a simple vista se le veía un tipo débil de moral, así que tenían que tener un plan B por si caso.

Con presteza buscó una puerta trasera por donde pudiesen salir al exterior, llevar a la puta a su antiguo trabajo, y poder decir que habían terminado el trato de una manera efectiva.

Nabo se planteó la opción de avisar a Krage de que esa mujer era una bruja...

Que lo descubra él mismo...

Sentenció, mientras buscaba salir al frío y la oscuridad de la calle.

Al poco rato llegáis al lugar indicado por Krage, allí toman a la chica para meterla dentro del local. Esta parece consciente, y antes de que la metan dentro del local le guiña un ojo a Nabo, mientras se atisba una sonrisa maliciosa. Se escapó de allí una vez, parece que se ve capaz de repetir la hazaña. Parece que estáis haciendo un buen trabajo, claro que sin tener en cuenta que no trabajáis para Krage realmente. Hace horas que no sabéis nada de Caralombriz y Sireno, tendríais que buscar al Cabo y hay un peligroso lider rebelde financiando la guerra al imperio dentro de esta ciudad.

Una vez que soltó a la chica, Nabo se volvió hacia su compañero.

- Joder... mira la hora que es, y el maldito Sireno y Caralombriz no han aparecido... aunque tampoco les dijimos ningún sitio para aparecer, ¿tú sabes donde están, Cerebro?

Nabo comenzó a andar de nuevo a la posada que Krage le había proporcionado, seguramente sería mejor que el tugurio que habría buscado Sireno.

- Tenemos que buscar al cabo también, pero eso quizás mañana... ahora prefiero jugar una partida de tonk, ¿tú no? venga, seguro que encontramos algún capullo que desplumar.

Cerebro escuchó el plan de su compañero y salieron de la taberna para entregar a la puta, no le hacía ni pizca de gracia que fuera bruja, eso sólo traería problemas, pero la misión es la misión, y mejor quitarse a aquella mujer de encima lo antes posible. 

Tras entregarla y oír la idea de Nabo, el gigantón negó con la cabeza en rotundo, y mostrándose terco como una mula dijo:

-Ahora toca la paliza... Busquemos a los dos tipos -dijo deseoso de entablar combate y dando a entender que no aceptaría ningún otro plan, mientras se apretaba los nudillos haciéndolos crujir.

Al guerrero no parecían importarle mucho sus otros compañeros ni las órdenes de recabar información, a él le prometieron una pelea y aún no había podido joderle bien la cara al primer capullo que se le presentara, y eso lo sacaba de quicio, en cuanto diera algunos mamporros se tranquilizaría un poco y estaría más dispuesto a buscar a los otros dos cabrones que parecían bastante perdidos allí.

Aquel edificio no se parecía en nada al tugurio de Krage, ni la educación de los que estaban dentro, aún así Caralombriz permaneció atento y alerta pues no quería que intentaran engañarlos con buenos gestos y palabras mientras se la metían por detrás. Al menos debía admitir que lo de hacerse pasar por un "Señor" le estaba gustando, sobre todo en aquel lugar donde le trataban con tanto cuidado, no pudo evitar sonreír a Ojete cuando durante el recibimiento solo le sirvieron a él, aunque después el amable señor Tulm ofreció agasajos para ambos, que Caralombriz no rechazó pues no quería ser maleducado.

-Yo también toy contento de conocerle Señor Tulm. Mozo, siéntate aquí como diz el Señor Tulm y agradécele su amabilidad. Ta muy bueno el caldo. -Afirmó tras dar un buen trago del vino que les había servido y sin perder mucho tiempo cogió algo de carne de búfalo, no habían comido apenas con tanto ajetreo y ya se le había pasado el efecto que la alfombra voladora había provocado en su estómago.- ¿Así que usté cría bufálos? Yo de joven cuidaba ovejas, pero luego preferimos dedicarnos a la siembra sobre todo. Venimos a vender nuestro trigo Señor Tulm, somos de Wist y normalmente no voy tan lejos a buscar compradores, pero unos fulanos del mercado de Wist dijeronme que aquí podía encontrar un buen precio. Si me haz una oferta buena tenemos un trato, y por el transporte no se preocupe, ya toy hablando con un capitán que pué traé el trigo por el río, más rápido que por los caminos sin duda.

La verdad es que le daba un poco igual la oferta, su misión era hacerse notar y que la gente supiera que vendía trigo, y eso estaban haciendo, en cualquier caso aunque la oferta fuera buena debería darle largas pues no había trigo que vender, podría pedirle unos días para pensarlo.

Tulm asintió complacido. Predispuesto a negociar.

No, señor, soy muy achacoso para los animales. Pero tengo personas que los cuidan allí en el sur. dijo afablemente mientras sonreía con aire paternal. Entiendo, le haré un buen precio. Dos levas de plata por kilogramo y si puede consegirme más se llevará una comisión por cada agricultor que venga a venderme su grano.

El precio es altamente generoso, cuatro veces superior al ofrecido por Krage. El hombre parecía mas que deseoso de comprar lo que pudiese y no parecía que ganase poco dinero comprando a un precio tan alto.

- A ver, ¿tú sabes quien cojones es Shitfield? Porque yo no tengo ni puta idea, y como nos pase otra vez como lo de ese tal Assa, que resultó ser Treza, la hemos cagado... - Nabo se revolvía de un lado a otro, intentando convencer a su compañero - creo que lo mejor es volver, ver si podemos jugar una partida, y sacamos información sobre Shitfield y sobre el tío que financia desde este puto sitio - miró a ambos lados de la calle, esperando que Cerebro lo siguiese al fin mientras se preguntaba donde coño estarían el cabo y los otros dos imbéciles.

- Mira, si alguien jugando hace trampas le puedes pegar una buena hostia - había llegado a ese punto para intentar convencerlo de que lo mejor era volver y no dar más paseos por la calle - venga, vamos Cerebro, no hagamos tonterías todavía.

Cerebro empezó a escuchar toda la palabrería que Nabo le soltaba para intentar hacerle entrar en razón, por lo que dijo:

-Pfffff -resopló mientras bajaba los hombros un tanto resignado.

Aún no estaba dispuesto a seguirle de buena gana, pero en cuento mencionó que podía partirle la cara a los tramposos relajó un poco su cabezonería y se dispuso a ir tras él. Más le valía que hubiera algún tramposo allí, sino acabaría dándole un buen puñetazo al nifómano por mentiroso...

Mientras caminaban permaneció atento a las calles y a los locales por si en alguno veía a algún compañero o tenía algún nombre que le recordase a alguno que les mencionaran anteriormente.

-Un hombre sabio usté pues, si no entiende de animales mejor que lo deje a otros, uno no lo pue hacer tó.

Caralombriz se quedó pensativo, intentando hacer que se pensaba la oferta, aunque realmente no tenía nada que pensar pues no tenía trigo que vender, solo aire, aunque la oferta no estaba nada mal y si de un verdadero vendedor se hubiera tratado la aceptaría sin problemas, era dinero más que suficiente para que mereciera la pena el transporte hasta allí, no como la mísera oferta del maldito calvo.

-Vendemos trigo, eso tenemos. ¿Dos levas de plata por kilogramo y una comisión si le traigo más paisanos a vender? No ta mal. ¿Que opinas mozo? -Caralombriz sonrió a Ojete y después se volvió de nuevo hacia Tulm.- ¡Que va a decí! ¡Si no sabe casi sumar! Eso sí, como mozo no tien rival, nadie como él para acompañarme, un hombre decente ya no pue viajar solo tan al norte, hay rumores de bandidos por los caminos. Déjeme un par de días pa pensalo y ver si puedo convencer a algún marino pa que nos transporte el grano. ¿Le paez?

Así al menos ganaría algo más de tiempo y consultaría con el cabo que hacer a continuación. La misión que les había encargado ya estaba hecha pues ya habían hablado con los dos compradores de trigo de mayor importancia de por allí.