Partida Rol por web

La noche transcurrió bajo los truenos y relámpagos de la tormenta desatada. Mientras todos los de la casa dormían y trataban de superar al cansancio de un largo viaje y la peor de las recepciones posibles.

Estaba claro que el profesor sabía que antes o después abriríais el pequeño cofre de madera de roble y hallaríais algunas respuestas a su misteriosa muerte. Petros siempre iba un paso por delante de las cosas, poseía como cierta capacidad precognitiva que le permitía interpretar el futuro con bastante fidedignidad.

Kendra se había levantado pronto, y había hecho la faena como una buena anfitriona, preparando un buen desayuno. Zumo de naranjas, fruta de varios tipos y una buena hogaza de pan para aderezar con manteca salada o aceite, se desperdigaban a lo largo de la mesa del comedor...

La noche fue más tranquila de lo que había esperado. No le costó demasiado dormir, lo hizo profundamente y con la seguridad de tener el cofre a buen recaudo. A la mañana siguiente pensó en si le correspondía darse algunos azotes por algún pecado cometido, pero creía que había obrado bien, por lo que no necesitaría castigarse. Tan sólo se aseguró de que el cofre seguía ahí, a salvo.

En cuanto a sus compañeros, estaría pendiente de ellos para que no cedieran ante ninguna tentación. Los males contra la ciudad podían ser muchos, aunque para qué negarlo, sin la autoridad del templo detrás suyo tampoco podía hacer demasiado, salvo quizás comerles la cabeza horas y horas en castigo por cualquier desliz que cometieran. Así acabarían viendo la luz.

Como por ahora era innecesario, cogió su equipo pues era su deber sagrado ir preparado para enfrentarse a los peligros, y bajó con él hacia el desayuno. Llevaba también el cofre, el cual dejó cerca del grupo.

- Buenos días tengan todos.

Y viendo lo que había para comer, le pareció excesivo, así que se dedicó a beber zumo y comer pan con aceite.

- Estoy conforme con lo que se habló ayer de ir todos juntos al Ayuntamiento.

Nerthen ha estado desayunando con calma, tratando de hablar con sus inmediatos compañeros en la mesa. De esta manera intenta conocer un poco más a lo que hasta ayer eran completos desconocidos, pero ya que parecen tener un nexo común con el aprecio del profesor, y van a tenir que compartir una temporada juntos, mejor empezar a conocerse para familiarizarse y confiar unos en otros.

Y qué opináis de lo que os dije ayer, de utilizar la mañana para investigar en la biblioteca del profesor? Dice Nerthen secándose los labios con una servilleta tras tomarse un zumo, recorriendo todos los comensales con la mirada.

De hecho, quizá es buena idea dejar que pase la mañana sin que nos movamos por el pueblo, para que se calmen los ánimos tras el incidente de ayer. Luego ya después de comer nos acercamos al ayuntamiento. De todas maneras, termina con un encogimiento de hombros, si queréis ir ahora, no me opondré. Por si acaso he bajado todas mis cosas, dice señalando de forma elocuente el arco y las flechas.

- Buaaaah, dijo Mondo mientras bostezaba de una manera no muy ruidosa. - Pensaba que lo de ayer habia sido un mal sueño, pero ha sido despertarse y comprobar que lamentablemente no lo era, estiró un poco los brazos y piernas.

- Yo podria acercarme a la taverna a ver si sacó algo en claro, se encogió de hombros antes de finalizar la frase, antes de que nos metamos en más problemas, claro está

Mientras limpiaba la cocina y organizaba la casa, para ser una buena anfitriona de sus nuevos amigos, Kendra no dejaba de escuchar la conversación que mantenían. En aquel momento, intervino.

- Yo no me quedaré aquí sola. Os dividáis o no, iré con vosotros.

Ante la pregunta del elfo, Hugh meditó unos segundos.

- Es posible que el profesor guardara todo lo que necesitábamos en el cofre. El resto de la biblioteca la podemos evaluar sobre la hora de comer, aprovechando que va a estar siempre aquí. La mañana la podríamos dedicar a ir a esos sitios. Buscar esa lista de prisioneros y la llave triangular. Teniendo en cuenta que la secta nos puede estar vigilando, razón por la que mejor sería ir juntos. Juntos somos más fuertes y podríamos capturar a alguno, para someterlo a un interrogatorio.

Que era lo que el inquisidor realmente deseaba, tener la excusa para poner a remojo a uno de esos sectarios. 

Myldre le sonrió a su amiga, y la agarró del brazo. 

Por supuesto, te vendrá bien salir un rato. Le dijo con cariño

Luego, mirando a los demás, les contestó a ellos también. La lógica me dicta que sería mejor que nos separáramos, pues cuando fuéramos a hablar con la gente quizá podría sentirse intimidada, sin embargo también me preocupa que la senda susurrante pueda estar vigilándonos... Voto por que no nos separemos...

Tras estas palabras echa una mirada furtiva al cajón donde estaba el cofre con los libros... Y no sé si deberíamos esconder mejor "la herencia del profesor", o quizá incluso llevarlos con nosotros.

- Lo mejor es que vaya a la taberna solo, al igual que ayer, dijo Mondo, Si entramos todos juntos la historia de nuestro afortunado encuentro con los campesinos en el funeral ya habrá llegado a la taberna y nos reconocerán al instante.

- Si voy solo no me reconoceran. Dijo esto se levanto de la silla y se quitó la capa y el chaleco y procedió a darles la vuelta. La ropa de Mondo era de un color diferente ahora, disculparme un momento, entró en la cocina de donde salió con sus pantalones dados la vuelta tambien, un vaso y una jarra de aceite

Se acercó a la lumbre para recoger carbon y ceniza. Pulverizó la ceniza en el vaso que contenia algo de harina, mientras echaba algo de aceite en el vaso. Echandose el engrudo por el pelo, enseguida se le volvió blanco como si tuviese canas.

Con otro poco de aceite y algo de tizna su rostro se hizo mucho más moreno.

- Listo para ir a la taberna, aunque deberiamos bajar separados para juntarnos en la taberna entrando en momentos diferentes. ¿ Quizas vosotros primero ?

El inquisidor asistió a la preparación del disfraz mientras él tomaba una naranja y se dedicaba a pelarla despacio, disfrutando del proceso. Primero un trozo de piel, luego el siguiente, así hasta que no quedó nada. Se imaginó haciendo eso mismo a un sectario, buscando que confesara sus pecados.

- ¿Quieres ir sólo? Te esperaremos fuera entonces. Vayamos.

Se metió un trozo de fruta en la boca.

- ¿Alguien quiere que le pele una naranja?

- No creo que sea necesario, Mondo. Zolkar era el mejor amigo de mi padre, aquí en Ravengro. - Comentó Kendra, bastante extrañada por las formas que tenía de actuar Mondo.

El grupo salió de la mansión guiado por Kendra con un objetivo claro, la posada de Zolkar Elkorid. Según las palabras de la muchacha, quién os fue hablando por el camino, el bueno de Zolkar era el mejor amigo del profesor en Ravengro, pues simpre estaba dispuesto a recibir a Petros con un vaso de "fantasma líquido", una bebida dulce y refrescante cuya receta es un secreto para los habitantes de la pequeña localidad.

Junto a la compañía de la chica, llegaron hasta la bifurcación inicial, pero en esta ocasión Kendra señaló el camino de la derecha como el que les llevaría hasta la plaza mayor, y ciertamente no se equivocaba pues sólo unos minutos más tardes, la compañía hizo acto de presencia en la misma. Se trataba de un emplazamiento bastante amplio, rodeado por múltiples edificios de los cuales destacaba la Casa de la Villa. En el centro una marquesina de madera vetusta y deslustrada permanecía vacía.

Los lugareños miraban con rostro de desconfianza a los integrantes del grupo, pues estaba claro que tanto el robusto Hugh como el resto los contagiaba con un sentimiento de terror demasiado grande como para mantener un cruce de miradas. Así, a su paso, la gente huía presas del descontrol corriendo hasta sus casas y cerrando puertas y ventanas a cal y canto. Nadie quería permanecer en la calle, e incluso los niños exclamaban: - ¡¡Malachai!! ¡¡Malachai!! - al adivinar la silueta de Nerthen entre ellos.

Cuchicheos y rumores bastante difíciles de discernir. Susurros apagados por miedo a las represalias. Eso era lo que el grupo había conseguido con su enfrentamiento del día anterior.

Únicamente un perro viejo, desgarbado y bastante mal alimentado se acercó hasta Myldre en busca de alguna carantoña.

- Tranquilos... Se llama Río Viejo. Es un perro sin dueño... - Sonrió Kendra mientras lo acariciaba. - Parece que le gustas Myldre. - afirmó la muchacha.

El perro corrió en círculos alrededor del grupo, ladrando y moviendo de forma insitente su largo rabo. Sin duda era de los pocos habitantes de Ravengro que se alegraba de la llegada de gente nueva. Kendra oteó entre los edificios y señalo uno de madera de un par de pisos. Un gran cartel de letras rojizas y doradas inscribía el nombre del lugar: "El Demonio Sonriente".

- Esa es la posada de Zolkar. - Comentó Kendra señalando el lugar - ¡¡Vayamos!! - Aprestó la muchacha al tiempo que Río Viejo ladró como si entendiera de lo que allí se estaba dialogando. Acto seguido, comenzó a seguir a la joven Lorrimor, pues sabía que se dirigía a la posada y que tal vez hoy podría llenar el buche.

El grupo cruzó la plaza con paso decidido y sin prestar mucha atención en aquello que les rodeaba. Quizás, aquel no era el efecto deseado que les hubiera gustado despertar en los lugareños, pero para algunos, tampoco era algo que les quitara el sueño. Para algunos de ellos, lo más importante era vengar la muerte de Petros.

Cuando Mondo, que encabezaba la marcha hacía el interior de la taberna, llegó hasta una pequeña escalinata de tres peldaños de madera, Río viejo se sentó sobre sus cuartos traseros, mientras su húmeda y jadeante lengua, salpicaba el suelo de espesa saliva. No quedaba menor duda, de que el perro era más inteligente de lo que a simple vista su patética apariencia evocaba. Al lado de la puerta, escrito sobre una pizarra con tiza, se podían leer los platos del día: Filete de vampiro, bolas lupinas de carne y sopa de cadáver.

Sin pensárselo dos veces, Mondo subió y cruzó las puertas abatibles¹ y en el interior de la acogedora taberna miró a un lado y a otro. se encontraba vacía en ese momento, y tan sólo su dueño, el rechoncho Zolkar limpiaba un vaso de cristal con un paño blanco sin prestar mucha atención a la entrada... 

En las cercanías de la taberna, Nerthen susurra, Mondo si quieres hacer los honores... creo que los demás nos vamos a acercar a ese lado de la calle a hablar de lo bien que cenamos ayer, os parece? Kendra, dice el elfo cogiendo del brazo suavemente a la despistada mujer que seguía andando, dejemos que vaya Mondo primero. Solo por si nuestra presencia incomodara o coartara a algún parroquiano. En un par de minutos vamos el resto.

Pronto llegaron a la posada tras el encuentro con aquél perro, los niños gritando y gran cúmulo de sensaciones en las calles de la ciudad. El nombre de ese lugar no era muy halagüeño y lo de "Filete de vampiro, bolas lupinas de carne y sopa de cadáver", eso le revolvía las tripas. Con lo sano que era comer naranjas. Este sitio bien podía ser un antro de mal, pero no, tenían que ser figuraciones suyas. Simples nombres destinados a atraer comensales macabros.

- Ahora después entramos, sí. Habrá que pedir algo para no llamar la atención.

No le gustaba lo más mínimo la idea, pero mejor sería asumirlo.

El perro que encontraron por el camino causó furor en la clérigo, que se pasó todo el tiempo acariciándole, y jugando con el. Pese a sus más de 60 años seguía siendo una adolescente, y le encantaban los animales. Al oír a los niños gritar le preguntó a Kendra ¿Qué significa Malachai?

Myldre no estaba acostumbrada a ese concepto de no llamar la atención, ya fuera por su altura, por su cabello o por su belleza, se la solía notar en cuanto entraba en una sala. Y ella solía aprovecharse de eso. Esta vez, además, no se planteo si debía dejar o no el arma, como había hecho durante el entierro: llevaba su fiel Guja con ella, y ese arma tenía la misma capacidad de no pasar desapercibida que su dueña, por eso cuando hablaron tanto de no llamar la atención ella se encogió de hombros. 

Quizá no sea tan mala idea llamar la atención. Los que estén en nuestra contra estarán más distraídos con nosotros, y Mondo podrá sacar utilidad de eso, y los que desaprueben la actuación de sus convecinos hablarán con nosotros.

Tras estas palabras entró en el bar, se dirigió a la barra, y pidió 3 cervezas, unas bolas lupinas de carne, y un filete de vampiro poco hecho. Mientras esperaba que le sirvieran, trató de tantear cuántos de los presentes aprobaban el ataque que recibió la comitiva del entierro, y cuántos estaban en su contra, sobre todo teniendo en cuenta que lograron no matar a nadie. Y para averiguar lo que me pudieran contar sobre el profesor.

Según le fueron sirviendo las bebidas las dejó en la mesa, pero el filete se lo dio a Río Viejo.

Mientras pasaron junto a los niños, la joven Kendra no dudó en responder a la pregunta que le hacía su vieja amiga Myldre, al no comprender las palabras de los infantes.

- ¿Malachai? Digamos que el aspecto de Nerthen no les gusta demasiado... - Dijo sin entrar en más detalles, pues no era nada bonita aquella palabra.

Al final, una vez en la puerta del local que regentaba Zolkar, Mondo entró primero y tras unos instantes, el resto hizo lo mismo, accediendo al interior.

Al ver entrar al extraño, Zolkar giró el rostro hacía el mismo, preguntándose si no había visto antes a aquel tipo, que en realidad se trataba de Mondo.

- Buenos días, señor. Bienvenido al Demonio Sonriénte. Mi nombre es Zolkar, ¿Qué desea? - Preguntó al disfrazado Mondo, mientras seguí preguntándose de quién podría tratarse.

Al cabo de unos instantes, más que prudenciales para que el disfrazado Mondo hablase, entraron el resto del grupo, pues Myldre ya había esperado suficiente por ella y decidió entrar, seguida de Kendra y los otros dos integrantes del grupo, que miraron de reojo a Mondo.

El rechoncho tabernero dejó el vaso que limpiaba sobre la barra, una vez su atención fue a parar a los últimos en entrar. Una amplia sonrisa se dibujó de forma sincera bajo el tupido bigote del hombre. Rápidamente salió de detrás de la barra, mientras secaba sus manos en el mandil de su delantal.

- ¡¡Lady Lorrimor!!... Es un gran placer recibirla junto a sus invitados... ¡¿Acaso se quedarán a comer?! - Preguntó el bueno de Zolkar con el rostro repleto de júbilo e ilusión. - Para mí sería un placer tenerlos en el Demonio Sonriente... - Prosiguió al tiempo que se aproximaba a estrechar las manos de todos, a excepción de Mondo, ya que, de momento, era un completo desconocido con su disfraz, aunque oía toda la conversación, estando en la barra.

Al ver como se han precipitado los acontecimientos, Mondo se acercá cabizbajo a la barra. - Buenos dias, señor. Saludo al posadero.

Al entrar en el local pareció que todo acabó al revés y la atención se centró sobre ellos. Habían venido con la hija del profesor y con eso no habían contado.

- Queremos probar su cocina. Y charlar sobre los rumores que se escuchaban acerca del profesor.

No recordaba muy bien porqué motivo este hombre iba a resultar útil, pero conversando quizá llegaran a algún dato de interés. Aunque... ¿no sería interesante saber si pertenecía a la senda susurrante? Solo que no tenía claro el cómo sonsacarle sin sus herramientas de trabajo.

- Yo querré también filete de vampiro, muy poco hecho, que sangre. Ah sí, y cubiertos de madera, si fuera posible.

Hugh se mantuvo tan frío que no se podía distinguir si había intención de bromear o cualquier otra cosa.