Partida Rol por web

El grupo por fin pudo descansar tras su llegada a la casa Lorrimor. Cuando llegaron a la casa, la mesa no estaba a punto, y Kendra se encontraba en su habitación indispuesta. No permitió que pasara nadie, ni tan siquiera su vieja amiga Myldre. A pesar de este detalle, en la cocina había suficiente comida como para salir al paso de tal inconveniente, antes de iros a dormir.

Tras un merecido descanso,  los rayos de un brillante sol, acompañado de los acompasados cánticos de los gallos, fueron suficientes para despertar a los diferentes integrantes de la compañía, a la mañana siguiente. El olor de café, tostadas, huevos y tocino torrado, golpeó con fuerza a la puerta del estómago de los héroes. Nada más bajar, veís a Kendra preparando el desayuno.

Al veros bajar, sonríe, mientras sigue preparando platos y vasos con comida y bebida, dispersándolos por la mesa para que vayáis sentándoos.

- Buenos días, amigos. ¿Tuvísteis suerte ayer, en el templo? - Preguntó sin más.

Aquella firma de Anvus de la familia Redge acabó por atraer la atención del inquisidor. Debía de ser de algún adorador de Pharasma pero no parecía algo muy relevante comparado con el tema de la senda susurrante.

Había dormido bien. El día anterior no había cometido ningún pecado del que fuera consciente así que su conciencia estaba tranquila. Parecían haber avanzado porque tenían el mapa de aquella cripta, habían salvado al niño y leído algo sobre el alcaide y el padre charlatán. Le gustaría saber la historia de más de aquellos fantasmas y para ello habría que revisar todos los libros que pudieran encontrar.

A la mañana siguiente acudió al desayuno. No le apetecía naranja hoy y con algo de pan untado le bastaría.

- Buenos días, Kendra. Estuvimos luchando contra unos stirges y luego en la biblioteca. Encontramos algunas notas sobre la historia del alcaide de la prisión de Harrowstone y sobre uno de los presos. Yo estoy indeciso entre ir a buscar stirges para limpiar las cercanías o ir a investigar a las restlands.

Le dijo a la chica. No le quería hablar de los objetos mágicos o la biblioteca privada del templo, porque era información privada que no había que ir aireando a su entender.

Metidos ya en el desayuno, la primera en preguntar cortésmente algo distinto a "pásame la mantequilla" fue la anfitriona, correctamente respondida por Hugh. El elfo inicialmente no participa en la conversación dejando que otros charlen, pero pasados unos minutos, entre sorbo y sorbo de su taza de café, altamente necesitado esta mañana, Nerthen interviene, habiendo entendido las intenciones del inquisidor*.

Señorita Lorrimor, con nuestra ajetreada llegada y recepción en el pueblo, se me había olvidado algo que quería preguntar, y con lo que quizá vos podáis ayudarme. Como creo todos sabéis, provengo de una sociedad de mercenarios protectores de la parte alta de Varisia, formada mayormente por exploradores, soldados y tramperos. Había una persona entre ellos que si no recuerdo mal, tenía antepasados en Ravengro. Siendo un explorador peculiar, tengo curiosidad por saber cómo era y es su familia a día de hoy, si aún existe. Creo que su apellido era... Revge, o Redge, algo así. Os suena?

La pregunta, formulada de forma inocente, busca indagar acerca de uno de los hallazgos de la noche anterior, sin revelar ninguna fuente.

- Buenos dias Señorita Lorrimor, dijo Mondo mientras salia de su cuarto abrochandose la camisa y con cara de haberse levantado hace 15 segundos. Ugggh, dijo mientras estiraba sus brazos en cruz y se desperezaba Este desayuno tiene buena pinta si señor, para acto seguido lanzarse a por las viandas.

Tras las palabras de sus compañeros, a las que Mondo asintió con la boca llena, acabó de devorar el desayuno con un trago para que la comida pasase mejor.

- Espero que este bien de la indisposición de anoche, si nos comenta algo con todo el conocimiento que hay en esta mesa seguramente le podremos ofrecer un remedio, dijo de pasada mientras se volvia a poner una tostada de mantequilla.

- Ya sabeis que yo prefiero las Restlands, despues no tengo inconveniente de ponerme el gorro de unicornio y llevar la justicia a las estirges, dijo divertido mientras acababa con la tostada

Myldre pasó una mala noche preocupada por su amiga, ¿le estaría pasando factura la perdida de su padre, o estaría realmente enferma? A la mañana siguiente se despertó antes que nunca para poder bajar a preparar ella el desayuno, pero al llegar vio que todos se hallaban ya a la mesa... Parece que no me he despertado tan pronto como creía... pensó. ¿O quizá pasé demasiado tiempo arreglándome? con una sonrisa borró ese último pensamiento de su cabeza. Nunca es demasiado.

Acercándose a la mesa buscó la mirada de su amiga, intentando averiguar si estaba bien o no¹. Le extrañaba que no hubiera querido dejarla entrar ni siquiera a ella... Con estos pensamientos en mente, intentó recordar sus clases de religiones y saberes antiguos... Teniendo en cuenta que las personas poseidas son poseidas por espíritus, que en esencia son muertos, un conjuro de sanar... ¿Dañaría al espíritu mientras curaba al anfitrión? ¿Dañaría a ambos? ¿Curaría a ambos?... No, no tiene sentido plantearse esto, seguro que no está poseída... ¿verdad?²...

Salió de su ensimismamiento a tiempo para poder contestar a Mondo. Yo también preferiría las Restlands, pero quizá, después de eso, y antes de aventurarnos a harrowstone deberíamos intentar ver si acabar con las estirges nos llevaría demasiado tiempo... quizá valdría la pena perder unas horas antes para dejar el pueblo más seguro.

Las palabras de Hugh hicieron cambiar el gesto a Kendra pues la primera opción que barajó el grupo fue la de inspeccionar la tumba de su padre en las Restlands.

- Si es necesario ver el estado de mi difunto padre para corroborar si sus heridas fueron provocadas por la supuesta caída o por esos desalmados de La Senda Susurrante, no pondré objeción, como ya dije. Pero sintiéndolo mucho no os acompañaré... - Dejó caer, a sabiendas de que era entendible.

Tras unos tensos segundos, las palabras del arquero elfo del grupo, hicieron de nuevo cambiar el gesto a la joven Lorrimor, que se giró hacia su invitado.

- ¿Tal vez te refieras al viejo Victori Redge? - Contestó la voz clara y musical de Kendra a la pregunta de Nerthen. Su rostro ampliamente maquillado mostraba los restos de una noche no muy reposada. A pesar de eso, la moza mostraba gran jovialidad en su rostro, mostrando su enorme y bella sonrisa matinal.

- Los Redge, son una de las familias más antiguas de Ravengro. Jamás han estado interesados en la dirección de la vecindad, y aunque se cuenta que durante años fueron prestigiosos herreros forjadores, actualmente se dedican a la creación de adornos de orfebrería... - Afirmó la muchacha mientras uno a uno, os iba dejando más alimentos en vuestro propio plato en la mesa.

A la pregunta de su estado, por parte de Mondo, la joven tan solo se dedicó a sonreirle, mientras trataba de contestarle de la mejor manera.

- No se preocupe, señor Mondo. Estoy bien, teniendo en cuenta que he enterrado a mi padre no hace mucho... Pero me consuela saber que daremos con los culpables. - Dijo de forma más que honesta.

Por su parte, también compartió miradas con Myldre, a quién conocía de más tiempo y quizás por ello se sentía más observada por la aasamir pelirroja.

El comportamiento de Kendra te parece el más normal del mundo. Quizás, como comenta, el hecho de haber enterrado a su padre no hacía mucho le juegue malas pasadas en su carácter, pero poco más.

El comportamiento de Kendra te parece el más normal del mundo. Quizás, como comenta, el hecho de haber enterrado a su padre no hacía mucho le juegue malas pasadas en su carácter, pero poco más.

Tampoco te parece, según tus conocimientos, que la joven Lorrimor sufra ningún tipo de enfermedad, afección, síntoma o nada que tenga que ver con posesiones. De hecho, por lo que conoces a Kendra, te resulta de lo más natural en lo que corresponde a su comportamiento.

Hugh se dedicó a su desayuno con tranquilidad y poca frugalidad. Debía comer lo suficiente como para tener fuerzas con las que enfrentarse a los peligros que podían encontrar en las restlands.

- Vayamos entonces, cuanto más temprano mejor, para evitar extrañezas. Iremos a visitar la tumba del profesor.

Iban a tener que hacerlo como excusa ante los ciudadanos de la ciudad. El inquisidor pensaba que habría que luchar pero estaban preparados para ello. Aprovechó para untarse algo de mantequilla en el recién horneado pan. Miró a Myldre, quien miraba a Kendra. Quizá se excedían con las suspicacias pero había que ser precavido.

Una vez se aseguró de que su amiga estaba bien, Myldre acabó rápidamente de desayunar pese a haber bajado la última, ya que no era de demasiado comer, y amenizó el resto del desayuno con una melodía alegre pero suave tocada con su violín. 

Me parece una buena idea, Hugh. Contestó  sin detener la melodía cuando éste habló. Partamos cuanto antes.Este pueblo no acababa de gustarle, y quería solucionar estos asuntos cuanto antes para poder abandonarlo.

Miró de reojo su arma... no le gustaba tener que llevarla a todas partes, pero después de lo sucedido en el funeral no volverían a pillarla desprevenida... Cuando acabó de tocar se levantó de la mesa para ayudar a recoger, y prepararse para marchar. Será mejor que nos preparemos, pues. Les dijo a sus compañeros indicando lo que ella misma se disponía a hacer

Sí, deben ser esos Redge, contesta Nerthen con una sonrisa. Dónde viven? Quizá en algún momento pase a visitarles, si nuestros quehaceres lo permiten. Gracias por la información, Kendra.

Después, el grupo se prepara para partir. Pues entonces vayamos. Debemos mostrar el respeto debido al profesor. Por si acaso, justo esta mañana he preparado unos nuevos conjuros que venía ensayando hace un tiempo*.

Mondo acabo de sorber la leche, Mpfff, vayamos que ya estoy listo. Antes las palabras de Kendra asintio comprensivo, entendemos su dolor Kendra, pero es necesario molestar los restos de su padre para comprobar que estamos en lo correcto.

Marchemos, que tenemos mucha tarea este dia, y los tesoros para luchar contra sectarios estaran a buen recaudo en mi bolsillo. Pensó relamiendose mientras se ataba las botas y se disponia a salir

Cuando vió el afán conque el grupo se disponía a partir hacía las Restlands, Kendra dió un respingo y les miró con gesto severo.

- ¿Es que pensáis ir a primera hora de la mañana y en pleno día? ¿El templo a Pharasma y el culto que dirige el padre Grimborrow no os dice nada? Pharasma es llamada "La dama de las tumbas" por algo. ¿Acaso creéis que no encontraréis acólitos del templo, al propio padre Grimborrow o incluso vecinos de Ravengro en el campo santo?

Por esto no me gustan los seguidores de Pharasma. Pensó Myldre. ¿Qué gente en su sano juicio pasaría su día en los cementerios?

No lo habíamos pensado así, Kendra. Le dijo a su amiga. Pero sin duda es un buen punto a tener en cuenta... Luego, girándose a sus compañeros, prosiguió. ¿Creéis entonces que deberíamos intentar buscar la madriguera de las estirges? 

Tras estas palabras, Myldre rebuscó entre las sobras del desayuno, llenando un plato de mendrugos de pan, y un pequeño trozo de panceta fría. Tras lo cual se acercó a la puerta, y se asomó buscando a Río Viejo que desde la mañana anterior no había parado de seguirla... Era un chucho bastante desgarbado, pero a la clérigo de Shelyn le había gustado, tenía cierto encanto inocente que solo los animales son capaces de tener, y era de los pocos en el pueblo que les habían tratado bien.

En serio, no podía creer que no pudieran explorar las restlands por la presencia de los seguidores de Pharasma. Claro que lo que iban a hacer quizá fuera visto como una profanación, aunque semejaba que no era tal cosa, pero en este lugar uno no podía fiarse de lo que iban a opinar los demás.

- Buscar stirges puede ser otra opción. Al menos asegurarnos de que no se van a seguir acercando. Si traemos los cuerpos en un saco y ven los ciudadanos lo que hemos hecho ganarán más confianza. Pensemos, que si la senda susurrante tiene infiltrados, tratarán de volver a la gente contra nosotros, ¿no es cierto? me pregunto hasta qué punto esto puede ser cierto.

El día pasado había tratado de ver si habían personas con dobles intenciones pero no notó nada raro, en nadie.

- Ayer todo el mundo me pareció buena gente. Pero si lo que el profesor decía era cierto no hay que fiarse.

Mejor sería dejar un momento hablar al resto. Sólo parecían haber dos opciones, restlands o stirges.

Estupidos fanaticos religiosos, pensó Mondo mientras usaba un palillo de dientes para retirar los restos del desayuno.

- Bueno, podemos ir a por las estirges, que no me daran dinero pero si reconocimiento, bffff, o aprovechar y vigilar a los descendientes de las personas que son citadas en los legajos que leimos ayer.

Acabada la limpieza de la ultima muela tiró el palillo al resto de desechos del desayuno, yo iria al pueblo a ver que se cuece. Este lugar engaña a la vista, por lo que parece. Una sonrisa escapo de la boca de Mondo al ver el pareado que le habia salido de forma natural
 

Kendra, con gesto pensativo, escucha vuestra conversación y alza el dedo de la mano para llamar vuestra atención y que la escuchéis.

- Lo cierto es que ambas propuestas son interesantes pero no descartables la una de la otra. - Cogió aire para explicarse mejor. - La residencia de los Redge está ubicada al final de la primera calle que da entrada a Ravengro. Tanto si queréis hacerle una visita a maese Redge como si no, os pilla de camino a la salida del pueblo. No tiene pérdida. Pero si pasáis por allí, saludad a Desther, el hijo de maese Redge, es un conocido mío. - Comentó.