Partida Rol por web

De repente puedes ver que  Ivar desaparece, es como si una sombra se lo llevara, lo puedes ver todo desde donde estas, no se puede ver qué le pasó porqué  justo pasaba un tren.

Un sonido horrible  se siente en tu corazón.

Algo le ha pasado...

Todo se vuelve oscuro y perturbador cuando la presencia de Ivar desaparece entre los trenes mientras una sensación muy extraña inunda en mi pecho, dejando a mi corazón en vilo ya sin un ápice de aliento. - ¡Ivar! ¡No! - grito con fuerza como si a través de aquella expresión pudiera rescatarlo para que esté en mis brazos. 

Sólo que esto me resultaba demasiado real, cruel y serio, algo había pasado ya que podía presentirlo y nada tenía que ver con la heroína. Por ello me incorporo a duras penas para agarrar el móvil y llamarlo. En cada tono de espera rogaba que me atienda de una vez. - Vamos Ivar... Atiende... Por favor... ¿Dónde diantres estás? - susurro al caminar de lado a lado completamente desesperada. 

Moría si a mi hermano le sucedía algo, no podía siquiera imaginar una situación semejante porque se me partía el corazón en mil pedazos. Él era todo para mi.

Para tu tranquilidad  escuchas que contesta, pero hay mucha interferencia "¿Nena?... ¿hola?...¿...sa algo?...mierda de apa..., no e ...cho....¿h..la?"

Y en esas se corta la llamada.

Lo tratas de volver a llamar pero no entra la llamada, es como si el teléfono estuviera apagado.

Miras la hora, el efecto de la heroina se había pasado rápido como siempre,  sería genial otro viaje si no fuera porque en diez minutos tu representante pasaria por tí, sin embargo  seguias intranquila...

Mi hermano alcanza a recibir mi llamada pero no logramos hablar nada, era muy raro que su móvil estuviera sin batería.  ¿Que diantres le sucede? No podía comprender el repentino cambio,  estuvo dos minutos en casa y se fue muy metido en su mundo. Lo llamo y es imposible una comunicación decente. Eso me exasperaba y comenzaba a notarse en mi rostro. 

Tenia ganas de otra dosis pero no era el momento, John pasaría por mi en breve y si me encuentra en ese estado tengo que soportar sus sermones un buen rato,  algo que odio mucho. Así que resignada y bastante preocupada por Iván, voy a la ducha para despejarme y luego de secar mi cuerpo camino desnuda hasta el placard. Un vestido negro ajustado elijo y acomodo mi colorido cabello de alguna forma presentable. 

Ahora en el salón de mi piso ya lista para salir, no puedo quitarme de la cabeza la escena del tren y mi hermano. No creía mucho en esas visiones locas y se lo adjudicaba a las drogas,  sin embargo, esta si que me preocupaba. 

Justamente a pesar de tus preguntas y ganas de otra dosis  te recoge tu representante en el auto. Tu te ves algo temblorosa e insegura, y realmente estas  sensible, de mal humor, y realmente sabes que tu representante no es tonto, sabe que te drogas, lo ha notado y ha tratado en varias oportunidades en  sugerirte que vayas a rehabilitación pero el asunto fue un poco tosco y nunca aceptaste. Igual no era necesario ser genio para darse cuenta de las marcas en tus muñecas.

Así que el viaje se te hizo un poco eterno. La adicción a la heroina tenia unos aspectos que conocias bien, primero inyectarte era una sensación como de mil orgasmos pero que se terminaba rápido lo que te dejaba a veces inquieta y con mucho sueño.

Tu hermoso rostro no podía dejar de verse pálido, y tus cuadros eran a veces esa señal de incomodidad interior.

El viaje termina cuando ingresan a un hotel de lujo. Tu misma te sorprendes por  el nivel tan alto del mismo. Hay hoteles de hoteles y este nunca lo habías visto. Las personas del hotel parecian estar enterados de vuestra  visita, tenían todos finos uniformes, y en su mayoría eran personas atractivas, como lo que es usual en  empresas de servicio al cliente.

Un botones recibe el carro de tu representante y se lo lleva y se quedan ambos ante las puertas del gran hotel.

Era de noche y todo parecía muy sofisticado.

Y allí estaba mi representante en plena manifestación de elegancia, disciplina y control. Nada podía refutarle ante tanta magnificencia, sin embargo, comenzaba a notar la ausencia de heroína en mi cuerpo y eso afectaba más de lo que podía, incluso manejar como persona. 

De momento permanecía silenciosa, lucía un vestido negro con detalles en flores, corto y elegante. Los zapatos al tono y un improvisado peinado que poco de elaboración tenía, al margen de todo, no se veía tan mal. Eso si, mi rostro era terrorífico, estaba muy pálida, ojerosa y una mirada que denotaba con urgencia la necesidad de drogarme. 

John me conocía, nunca quiero tratar el tema con él porque sabe que la cosa termina fácil. Él no me alejaría de aquella adicción, me servía para pintar y volar un rato. Al fin de cuentas, drogadicta y todo generaba dinero. Por esa razón, el viaje transcurrió en un perpetuo silencio antagonista, el malhumor venía en aumento y no quería sermones. Eso si que no. 

Al llegar, el botón nos recibe y se lleva el auto. Camino acompañada de mi representante mientras me encandilo con tanta opulencia, sigo sin hablar hasta adentrarnos en aquel lujoso recinto. Una falsa sonrisa y bien vestida, sería en buena suerte una buena excusa para fingir alegría y ocultar la abstinencia. 

Caminan en silencio por la recepción y les piden que suban a los penhouses, cuando abre el ascensor el nivel de lujo era enorme, obras de arte de muy buen gusto contrastaban con un diseño de interiores maravilloso, un uso del color perfecto. Una mujer muy hermosa los recibe en la entrada,

Buenas noches, el señor Craig vendra en unos momentos,por favor tomen asiento, ¿desean algo de beber?

En el lugar habia una mesa con biscochos puestos para los invitados, desde cosas dulces hasta de sal. Los recipientes eran de cristal y todo era en extremo fino.

Acompañada de  mi representante observo el lugar un tanto estupefacta por la opulencia que denotaba. Sin embargo,  pude caminar tranquilamente recreando con la mirada cada mínimo detalle que allí había. 

Y mientras busco con la mirada algún rostro conocido, alguien se acerca portando una belleza y elegancia inusual. - Muchas gracias,  de momento nada. - respondo esbozando una media sonrisa, todavía me costaba recuperar el estado post heroína y no tenía mucho humor para instantes diplomáticos o de protocolo. 

Ahora sentada en un fino sillón, con mis piernas cruzadas de forma elegante y femenina, espero al Señor Craig. 

Estas tan indispuesta por el asunto "post droga" que no te das cuenta de nada evidente  a pesar de que observaste como Jhon se quedo mirando sorprendido algo, que realmente no pudiste interpretar. Por alguna razón de etiqueta el estaba muy callado pero perfilaba una sonrisa.

En ese momento escuchas una voz másculina: Sé lo que buscas.

Miras al rededor, en el salon solo está Jhon y tu, y la voz no era de él... ¿te estarás volviendo loca?

Un sudor frío corría por mi frente, los escalofríos comenzaban a presentarse anunciando la falta de heroína en mi cuerpo. Era consciente de ello, muy adictiva podía ser y a pesar de tener eso controlado, hoy me había excedido con la dosis y por defecto mi cuerpo pedía cada vez más. 

Y a pesar de que estaba sentada allí como una dama sofisticada, el humor se tornaba oscuro y odioso, algo que John estaba habituado pero dudaba mucho de que pudiera manejarlo siquiera. La droga dejaba secuelas notables y mi mente me perturbaba con ello a más no poder, hasta que escucho una voz...

Bruscamente giro hacia donde pensé que provenía pero nada, bajo la mirada para contemplar el tiritar de mis manos por la falta de control, intento simularlo pero es imposible. Me incorporo dando un suspiro y le dedico una mirada a John. - Debo tomar un poco de aire, estaré unos minutos afuera... Tanto glamour me agobia. - era una mentira, sin embargo, necesitaba salir de allí para no explotar y denotar una conducta propia de una adicta de los barrios bajos. Tenía un perfil que cuidar y por ello ocultaba aquel lado poco diplomático que tenía. 

Al salir, enciendo un cigarro y me apoyo contra la pared, esperaba que el efecto de la nicotina merme la escasez de heroína. 

Sales al balcon, y sin pensarlo te fumas un cigarrillo de tiron.

Te apoyas  por segunda vez en la pared enciendes el segundo cigarrillo con ansiedad.

Volteas a ver el lugar que acabas de dejar.

Curiosamente  en todo ese proceso tu representante no te dice nada, se queda quieto, sentado donde esta centrado en sus pensamientos, realmente te sorprende que no te haya lanzado una mirada displicente o algún comentario crítico, realmente esta muy relajado, mira a la hermosa mujer  de reojo y se queda quieto, y es en ese momento que te das cuenta de algo tan evidente que no comprendes como antes no te diste cuenta.

¿hay un cuadro tuyo en el pasillo?

Oh... sí .. sí... ese lo pintaste tú...

El hotel tiene una de tus obras originales...

Por un momento te quedas impactada, entre emocionada, como  confundida, muchos de tus cuadros se vendian y a veces no sabias quien los había comprado y gracias a eso era que podias vivir... pero es sorprendente que tengan uno de tus cuadros y que hasta ahora te hayas dado cuenta.

Contemplo los exteriores con cierto aire desenfadado, le doy una calada a mi cigarro hasta terminarlo y al segundo enciendo otro. Mis brazos apoyados sobre la baranda acompañaban estéticamente un gesto distraído, no miraba a nadie pero en realidad si lo hacía, jugaba con aquello de ser o no participante por momentos. 

Y tras dedicarle una mirada a mi representante, me encojo de hombros y reviso el lugar, no buscaba nada en especial porque todo era demasiado estético. Hasta que de repente, caigo en la cuenta sobre una pintura, era de mi propia creación y aún podía percibir aquel instante en donde surgió aquella maravilla. Cierto era que mis obras se llevaban una parte de mi y al encontrarme con ellas, saboreaba por segundos una dulce sensación de completud. 

Ahora un tanto curiosa por ello, camino hacia el cuadro y me acerco para apreciar su aroma, como así también contemplo el delineado de mis pinceles. Adoraba el reencuentro y gracias a ello, tras apagar el cigarro, me pierdo en los colores. 

Justo en ese momento escuchas una voz detrás tuyo (lo curioso es que no recuerdas a nadie  en el sector donde estabas así que te toma por sorpresa que justo detrás tuyo este elguien)

¿No es una hermosa pintura?

Volteas, ves a un hombre rubio con hermosos ojos y muy guapo, te mira con una sonrisa, viste ropa informal pero exclusiva, un olor a perfume fino y una presencia enorme.

Por un momento te quedas impactada, es una persona muy guapa (*) tanto que te pones nerviosa

Muy abstraída de todo estaba al punto de no darme cuenta de absolutamente nada y por ende, aquella voz que emerge en mi cercanía logra sorprenderme lo suficiente. Salvo que nada fue en comparación con lo que sentía, al observar justamente a quien acompañaba aquella melodiosa voz. 

Su porte elegante y aquella mirada me roba un suspiro, algo que intento simular pero fallo en mi proeza. - Si... Tiene su encanto. - respondo con una sonrisa un tanto tímida, no pensaba alardear con respecto a mi obra. Era la primera que criticaba de forma severa mis creaciones y la verdad es que ni siquiera recordaba lo que había sentido al pintarla. 

- ¿Linda noche, verdad? - pregunto con cierto aire distendido, era la magia de su presencia que me cautivaba en demasía. 

Es hermosa como usted. Dice el hombre de manera encantadora. Victor Craig para servirle. Dice con un gesto seductor. Creo que usted y yo tenemos usa cita, ¿podría seguirme por favor?

Sonrió ante su comentario,  cargado de galanteria y seducción. Sin embargo, extiendo mi mano para saludarlo como corresponde pero sin hacer alusión al halago. 

- Un placer,  Erikka Henningsen... Para servirle, aunque probablemente ya conozca mi nombre. - respondo educadamente y sonrío de lado mientras lo acompaño hacia donde desee llevarme. 

- Claro... Como ud diga. - afirmo curiosa. 

Lo curioso es que una vez das media vuelta en busqueda de tu representante él no está. No se encuentra en el lugar, simplemente es como  si se hubiera ausentado. Si bien el asunto te causaba curiosidad pues el nunca te había dejado no podías evitar seguir al hombre quien abre una puerta que conectaba con un largo pasillo, el olor a flores finas inunda todo,  realmente el lugar era muy bonito. A medida que caminas por el pasillo  volteas hacia la sala donde estaba tu representante, pero no se le ve a la vista, así que sigues detrás del hombre.

Gran sorpresa la tuya cuando llegan a un salón enorme de arte muy elegante donde en las paredes solo hay obras tuyas...todo el salón estaba lleno de pinturas tuyas.

La sorpresa te impacta en ese momento.

En absoluto silencio sigo los pasos de aquel hombre, inundada por la curiosidad. Sin embargo, no dejo de buscar con la mirada a mi representante para que me acompañe, sólo que lamentablemente había desaparecido y deseaba que no fuera detrás de unas esbeltas piernas porque hasta el otro día, no tendría noticias de él. 

Aún así, continúo aquel trayecto dirigido por este hombre seductor, deleitándome con el aroma de las flores y la majestuosidad del lugar. En verdad tenía un exquisito gusto para decorar su casa, donde el detalle y el refinamiento, denotaban clase como así también un estilo único y personal. 

Y a medida que avanzaba por el extenso pasillo, llegamos a una sala donde la sorpresa inundó mi ser ya que al contemplar cada una de las obras que allí se encontraban, descubro en cuestión de segundos que eran todas mías. Cada lienzo tenía su historia y al verlas todas juntas, rememoraba mis momentos cargados de ansiedad, tristeza, felicidad o locura. Todo aquello tenía parte de mi esencia y que este hombre sea el poseedor de semejante trozo de mi alma, me iluminaba. 

- Sinceramente estoy sorprendida. - apenas alcanzo a decir, aún con los recuerdos latentes y el aroma a óleo en mis manos. 

Soy su gran fan señorita- dice el hombre dandote una rosa- venga al sofa,  quisiera que me hablara de usted, ¿cómo cree que logra estas bellezas?...veo que tiene mucho potencial gráfico- dice con una sonrisa-¿qué esconde su alma para pintar tan hermosas obras?

Sonrío ante la sorpresa que me generan sus palabras y tomo asiento con la rosa en mi mano. - Muchas gracias. - expreso tranquila, observando todo a mi alrededor impresionada por mis obras y todo lo que ellas me rememoraban. - Va más allá de la técnica, que obviamente tengo, simplemente me dejo llevar por mis estados anímicos y desarrollo a través del pincel lo que siento. No existe un secreto muy grande, salvo la manifestación de mi alma. - intento explicar algo que escapa de las palabras y es puro sentimiento. 

- Mi alma es un misterio y lo que ves en mis pinturas, sólo es espiar por la cerradura. - expreso a través de un halo misterioso, no podía contarle que necesitaba drogarme y tener sexo para inspirarme.