Partida Rol por web

Llegáis al barrio cuando ya ha llegado la noche cerrada, el barrio bulle de actividad y pueden verse todo tipode establecimientos en la zona, muchas tabernas dónde la gente grita con efusividad, de alguno de ellas lanzan gente a fuera en lamentable aspecto de embriaguez y muchos con heridas de una buena pelea. Hay señoritas con mucha pintura en sus caras, que fuman y que hablan con hombres mientras les muestran sus encantos, ya sean los pechos o levantando sus faldas hasta más arriba de lo necesario, alguna incluso le toma la mano a alguno de los hombres y se la acerca a sus enormes pechos.

Gente fumando extrañas hierbas y artilugios como si nada fuese con ellos, algo más allá de este mundo, en el de los espíritus o las hadas. Otros hombres de diferentes étnias que hablan con otros mientras reparten momedas de unas manos a otras.

Vlado se sentía abrumado más si cabe al contemplar aquellos bajos fondos. No daba crédito a cómo "usaban" aquellas mujeres su propio cuerpo, y en cierta forma se sentía algo avergonzado. El bufón era todavía un niño, muy joven y tímido para contemplar toda aquella cantidad de "carne" por la cual se sentía atraído... No comprendía qué le sucedía. Al igual que por Ailush sentía una sensación parecida, la sacerdotisa sólo despertaba en el pícaro unas terribles ganas de abrazarla, besarla y tenerla a su lado, mientras esas "señoritas" despertaban sus lados más oscuros y primitivos...

Si dudarlo se acercó hasta una de ellas y con voz entrecortada preguntó: 

- Hola... Hola... Busco a un caravanero de gran reputación... ¡¿Cómo se llama?!... Raimondo Sc....

La mujer te mira te guiña un ojo y se acerca lentamente hacia a ti, hasta estar muy cerca de ti, tanto que notas el calor y el olor a flores de su cuerpo, tan cerca que medio cuerpo suyo se abalanza sobre el tuyo, sus pechos en en la parte superior de tu brazo derecho y tu pecho, y su mano parece buscar algo entre tus piernas, algo que está más duro de lo habitual.

- Cariño...¿parece que te alegras de verme, no es así? Que tal si te digo lo que quieres saber después de pasar un buen rato tú y yo para relajarnos debidamente, guapo- y te da un beso en la mejilla.

Vlado notó la calidez y turgencia del cuerpo de la moza. Cuando la mano de la merietriz fue a buscar su punto débil como si de un "ataque furtivo" se tratara, el rostro del pícaro se puso más rojo que un tomate y su mirada se desvió más de lo habitual. La baba comenzó a caerle por la comisura de los labios, mientras escuchaba la siseante voz de la prostituta de abundante "pechuga".

- Si hay que sacrificarse... a mí no me importa ¡¿eeeh?!- añadió Vlado mirando a sus compañeros. No era habitual que una "señorita" se fijara en él y en ese tema era bastante joven y voluble.

Mientras Vlado hablaba con las prostitutas del barrio libre, Khyron se aproximó hasta un hombre algo chispeado por el alcohol, que había salido volando hace unos minutos por la ventana de una posada.

El guerrero, tras inspeccionarlo por unos segundos, lo levantó amistosamente.
Hey! No te conviene entrar a esa taberna de mierda! Hay muchos mejores lugares donde te tratan mejor. Te lo digo yo!

¿Que te ocurre amigo? Te dieron una buena paliza ahi dentro eh!?
Tengo una idea....te mostraré un sitio mucho mejor que conozco. Es a solo dos calles de acá, y venden licores de primer y a la mitad de lo que cuesta en ese tugurio de porqueria!..

El acólito de Pharasma, intentaba ganarse la confianza...el hombre se puso en pie, y sonrió algo afectado por el alcohol...alegre como sacerdote con virgen nueva.
Err...mientras vamos,...a lo mejor tu sabes donde encontrar a algun caravanero? Tengo que viajar al sur, a unas ruinas....y me dijeron que hay un tal Raimondo que podría llevarme. Lo conoces?

El borracho apalizado te mira y dice:

- Ppfppff orffff...ffffaaafffooorrr....ieeeffamé...a mi cccaassssshaaa...-y parece perder el conocimiento de nuevo, pero tras zarandearlo un poco vuelve en si y te mira con el ojo que aún le queda algo sano y dice- no..no...máshh, no, por fffaffoorr, no máshhh, aiuddda, aiudda, mi dinero, dentro...- y rompe a llorar y sollozar.

El brujo miraba con recelo los intentos de sus compañeros para encontrar al mercader, sin mucha esperanza de que ninguno de ellos lo conseguiría pues habían  seleccionado a dos sujetos rotos mentalmente que solo se preocupaban por ganar unas monedas.

Observó con cuidado la escena que les ofrecía el barrio, valorando quién de los presentes podría facilitarles la información de forma rápida y discreta, pero al oír a Vlado tuvo que detenerse e intervenir.

- Vlado, preferiría que dejases tu "sacrificio" para cuando hayamos encontrado lo que hemos venido a buscar aquí, ¿Te parece?

Las palabras del brujo sonaban neutras y educadas pero destilaban ironía y su mirada delataba un claro reproche. Señaló al bufón con la vista un grupo lo que parecían ser mercaderes para que les abordara a ellos en vez de a las prostitutas de la calle.

Vlado miró al brujo. Era demasiado recto para su gusto, pero no era un mal compañero. Además, si lo sopesaba con detenimiento, se podría decir que Mensifo lo había sacado de un problemón bastante grande.

- Creeeeo... Creo que tienes razón...- articuló como pudo, mientras sus ojos seguían clavados en ese par de ubres de gran tamaño. Como pudo, se recompuso recobrando el sentido y se acercó hasta los mercaderes que le había señalado el brujo.

- Perdonen señores. Buscamos a un caravanero llamado Raimondo Sciavola... ¡¡Sciavila!! ¡¡Sciuvili!!... Eeeee... ¡¡Raimondo!!- finalizó algo preocupado y con cierto tono cómico, pues no recordaba bien el apellido del susodicho.

La "señorita" se acerca de nuevo hasta tu cuello y tras darle un lametazo, sube hasta tu oreja que muerde dilcemente y te dice:

-Busca en "El camino errante", suele emborracharse allí, yo no me juntaría mucho a ese tipo...no es...bien querido por los dueños de la ciudad.

Véis como la "señorita" vuelve a arrimarse a Vlado y le lame el cuello y le muerde el lóbulo de la oreja y le susurra unas palabras que no podéis escuchar.
 

El "ataque trasero" de la "señorita de moral distraída", provocó que se le erizara el pelo de la cabeza- aunque no fue lo único que se le erizó. Cuando la moza le susurró aquello al oído, el pícaro no pudo más que sonreirle. Por fin tenían la información deseada.

- ¡¡Gracias!!... Quizás cuando termine el trabajo...- le dijo entre siseos a la prostituta. El bufón se negaba a sí mismo la verdad de aquel embrollo. Cuando acabara el trabajo, tendría que salir por piernas de aquel lugar, pues a buen seguro los agentes del Consorcio Aspis eran conocedores de "los cambios" que se habían producido desde que ellos llegaran allí. - ... Quizás...- añadió lacónicamente. Hizo una reverencia para despedirse de los mercaderes que acababa de importunar, y volvió hasta sus compañeros con la cara de un niño que acaba de perder su juguete favorito.

- Mi amiga me acaba de decir que vayamos a un sitio conocido como "El camino Errante".- comentó mientras miraba al taciturno Mensifo. Por una vez, había conseguido información útil para el grupo, y pensó que era hora de pavonearse de ello. - También me ha comentado que debemos estar atentos... No es un tipo de fiar- finalizó.

El brujo miró serio a la mujer durante un segundo pero luego asintió la cabeza en un gesto de agradecimiento. Le había sorprendido la meretriz al darles la información y además advertirles de la clase de hombre que podía ser su contacto. En cualquier caso eran órdenes de la sociedad y debían hablar con él.

Sin motivo para quedarse un segundo más allí Mensifo emprendió el camino hacia el lugar vigilado desde los tejados por su inseparable compañera, Daldara.

Vayamos a buscarle entonces y a ver si nos largamos de aquí de una vez...no sé cuanto tiempo más voy a conseguir estar aquí sin empezar a pegarme con los capullos de esta pocilga.

El grupo decide hacer caso a la información de la señorita "amiga" de Vlado y tras unas pocas indicaciones acaban llegando a un tugurio cuyo rótulo anuncia "EL CAMINO ERRANTE".

El húmedo hedor de Cala Sangrienta se mezcla aquí con el dulce olor a las plantas tropicales y exóticos tabacos. En la entrada los hombre mayores se mezclan con las mujeres o meditan sobre sus extrañas bebidas, unos robustos jóvenes dominan el antro cerca de la chimenea. Al otro extremos de la barra un hombre con un gran bigote y tez morena grita enojado. Pasa su brazo por encima de la mesa que comparte con compañeros de sonrosadas mejillas, esparciendo todo lo que hay encima de ella, bebidas, cartas, etc.

Con evidentes signos de embriaguez:

-¡Tttú bassshtardo, ttú tttramposho bashhtardo, Elanzo! Necessito esshos animalessh, tengo un cliente que me paga por mi caravfana"

El hombre al que grita se limpia el pecho de bebida y otras substancias que le ha tirado encima el primero y dice:

-A nadie le importa, Scevola. Tú los apostaste, y tus caballos serán comida para mis hombres antes de que llegue de nuevo el día.

- ¡Pusshiste algo en mi bebida, ssshi quereishhh mishh animales ssherá por encima de mi cadáver!

Se encoge de hombros y chasquea sus dedos. Y los enormes jóvenes matones de la chimenea se levantan y se dirigen hacia la mesa.

La misión en aquel lugar estaba resultando ser demasiado dura. Cala Sangrienta hacía honor a su nombre, pues era un lugar propenso a la violencia sin control. Nada más pisar el antro donde debían contactar con Raimondo, el bufón comprendió las palabras de su amiga. Allí estaba ese despojo de ser humano, ebrio y con aroma a vino barato, inquiriendo algo a un lindo de gruesa escolta.

Vlado había cambiado en esta aventura. Había matado por primera vez para cumplir los preceptos de la Sociedad, y había aprendido que la seguridad en sí mismo, era tan útil como la más afiladas de la dagas -gracias a su siempre venerada Ailush. Sintió ganas de dar un paso y decirle cuatro cosas a ése abusón con ropas de seda. Y así lo hizo, dio un paso dispuesto a decirle cuatro gracias, pero cuando la voz estaba a punto de romper desde sus pulmones... Decidió que lo mejor era esconderse tras el fornido y negro cuerpo de Khyrom.

¡¿Por qué cambiar algo que hasta ahora había ido bien?!