Partida Rol por web

Jules hizo una mueca de negación. Y es que estaba convencido de que habían pasado algo por alto, algo importante. El hombre se devanaba los sesos, pero era incapaz de ver hacia donde apuntaba la siguiente pista.

- Creo que las astillas encontradas en la mano de Elmore pueden indicar que agarró algo de madera con fuerza, seguramente en un forcejeo con su agresor. Se aclaró la garganta con una pequeña tos. - Al menos esa es mi opinión como forense.

- ¿A que hora se encontraron los cadáveres de nuestros amigos? Dijo de repente, y mirando directamente a Peter y Salinas. - Hay algo que no me encaja... Jules meneaba la cabeza lentamente, con expresión de no entender algo que pasaba por su mente.

- Por lo que has dicho, a Elmore lo encontraron por la noche y los vecinos oyeron los gritos ¿No? Los ojos de Jules buscaron los de Salinas, esperando su asentimiento. - ¿Porque nadie llamó a la policía hasta la mañana siguiente? ¿Porque tardaron tanto en descubrir el cadáver la policía? Llevaba muerto entre 8 y 12 horas...

Dwight...por que no cojetamos el anterior caso con lo encontrado con este,además de buscar a las posibles personas cercanas al antiguo caso...desde visitantes hasta familiares...-La voz de Peter contenía dolor al recordar la muerte de su novia y su mirada se mantuvo durante mucho tiempo en la mesa.

Los datos que habían recogido llenaban la mente de Salina, pero en vez de encajar como piezas, no hacían más que molestar. Por más que le daba vueltas, no conseguía ver algo claro, algo que les indicara la razón de los asesinatos. Torciendo la boca ligeramente, levantó los ojos al escuchar la pregunta de Sullivan.

-Verás...escucharon los gritos, pero no sabían que era de un asesinato. Pensaban que Elmore tenía la televisión muy alta, y de ahí el ruido. De hecho, un vecino le gritó que bajara el volumen. Así que hasta que no llegó Fred Foss, a entregar algo, no se descubrió el cuerpo. 

Qué confuso...Así no llegamos a nada.

Pasando al mutismo, se pasó el pelo a un lado de la cabeza, y empezó a hacerse una trenza, de forma casi inconsciente, mientras sus pensamientos iban por otros derroteros.

Volvamos al principio, Salina. ¿Por qué nos mandaron aquí? Por el patrón del asesino, que concuerda con los de Lewis...Su forma de matar, las fotos que dejaba después...

De pronto cayó en la cuenta, con asombro, de algo que podía servir.

-¿Recordáis las fotos que deja el asesino? Nos lo dijeron antes de venir...¿sabéis donde están? Me gustaría verlas. Y...- bajando ligeramente la voz, prosiguió - tenemos que recordar que estamos en Ashville, un pequeño pueblo. Aquí no hay muchas tiendas que vendan el papel para ese tipo de cámaras, la Polaroid, ¿verdad? De hecho...creo que tendríamos que buscar en la tienda de Rouse, de la que ya nos han hablado. Si alguien puede haber vendido el papel, es ella. 

Jules se reclinó en la silla algo aliviado al se despejadas al fin sus dudas. Como siempre, todo era más sencillo de lo que uno quería ver. - Claro...Claro... tiene su lógica. Sonrió a la joven. - Gracias por aclarar mis dudas. Añadió con total sinceridad.

Pasaron los segundos, hasta que Peter y Salinas volvieron a intervenir.

- Creo que los chicos tienen razón. Lanzando una mirada de complicidad a Dwigth. - Tendremos que tirar de ese hilo si queremos llegar a algún lado ¿no crees?

- La única relación que hay con el caso anterior son las fotografías en la escena del crimen – contestó finalmente a la sugerencia de Peter – y estoy mas que seguro de que no hay una relación directa – dijo de manera mas tajante – las fotografías están en la comisaría de Joshua Tree. Tuve la posibilidad de examinarlas, pero tampoco dicen demasiado. Tenia pensado ir mañana a los lugares en donde fueron tomadas, tal vez algún testigo pudo haber visto a alguien, no creo que sea muy normal ver turistas tomando fotografías por este pueblo. La idea de investigar la fuente del papel también es viable, aunque no daría muchas esperanzas a ello.

Hizo una pausa y se quedó pensativo un instante, en silencio, y ya dejando el cigarro en paz sobre la mesa.

- Tendremos que tirar de ese hilo si queremos llegar a algún lado ¿no crees? - había dicho Sullivan, y aquellas palabras se quedaron en su cabeza dando vueltas. Una palabra en especial le hizo mas ruido, sacándolo de aquel pozo en el cual se había sumergido.

- Hay algo mas – dijo finalmente, rompiendo el silencio – las hebras de hilo rojo que encontramos en uno de los cuerpos. De todo lo que se encontró es lo que mas se sale de la norma, no podemos ignorar ese detalle. Sullivan – dijo mirando al forense – a partir de esa evidencia, ¿podría reconocer a que tipo de tela pertenece? - le preguntó, volviendo a tomar el cigarro.

- Supongo que para asegurarme debería enviar las fibras a examinar... Jules cambió de posición en la silla. - Pero me da la sensación que las fibras que encontré en las tripas del pobre Elmore, son las de la alfombra ¿Me equivoco si digo que la alfombra de casa de Elmore era roja? Miró interrogativo a Salinas y Peter.

Jules se encogió de hombros. - Será mejor que descansemos un rato. Mañana podemos ir a hablar con la dependienta de la tienda de fotografía... Tal vez con nuevos datos... Jules dejó la frase en el aire, con la esperanza que alguien apoyara su iniciativa.

-No te equivocas. La alfombra era roja, en efecto - Salina compuso una pequeña sonrisa de admiración, por la acertada suposición de Sullivan. Desde luego, ese hombre sabía lo que hacía. 

-Creo que tendríamos que ir a la tienda, y no nos olvidemos de la camarera, es el único testigo que podría haber estado en la calle a esa hora. 

Jules asintió algo cansado. - Buena idea. Podemos dividirnos en dos grupos, unos pueden ir a hablar con la camarera y los otros a la tienda de fotografía ¿Que opinas John?

Jules no se sentía muy cómo con eso de dar instrucciones a los demás, por eso esperaba que John diera el visto bueno y organizara los grupos. Seguro que a él se le daba mejor.

- Pongámonos de acuerdo en esto, y vamos a dormir... Ha sido un día muuy largo.

John se frotó la cabeza, despeinándose aun mas. Parecía cansado, y la cabeza le daba mil vueltas. Lo cierto es que se encontraba mas que frustrado. Había olvidado aquella sensación luego de tanto tiempo parado.

- Si, está bien – dijo de manera ambigua, sin especificar con que está realmente de acuerdo. Guardó el cigarro y se puso en pie – ha sido un día largo, mejor vamos a descansar. Mañana veremos como seguir con esto.

No tenía sentido seguir con el asunto. Claramente ya estaban todos cansados y necesitaban enfriar la cabeza antes de ir adelante con aquello.

La noche fue bastante reparadora. Tras un largo viaje que les había provocado dolores en los hombros, cuello y piernas por culpa del maldito coche pudieron encontrar algo de descanso. También había que sumarle el dolor de cabeza por haberse pegado el día investigando. El cansancio en ellos era más que evidente y se fueron a sus habitaciones antes incluso que Glenda Norm.

Al día siguiente se despertaron como nuevos, el cansancio del viaje se había esfumado y de la cocina les llegaba un buen olor del desayuno que su anfitriona seguramente les estaba preparando. Pero el olor a tortitas no les hacía olvidar el caso que les había llevado hasta allí y sospechaban que los dolores de cabeza más intensos estaban aún por llegar.

Jules salió de su habitación descansado, listo para desayunar. Aquel olor podía resucitar aun muerto. Sonrió para si mientras entraba en el comedor y tomaba asiento.

- Buenos días. Saludó elevando la voz para quien pudiera oírle.

Buscó con la mirada el periódico de la mañana, no sabía porque pero se imaginaba que la señora Norm habría salido a comprarlo. Era tan hogareño.

John, como de costumbre, había dormido poco y mal, despertándose a cada rato, sin recordar sus sueños y dando vueltas en la cama. Ya casi no le afectaba aquello, era de lo mas normal, por eso siempre despertaba como quien ha pasado toda la noche sin dormir, aunque por dentro si se sintiera un poco mas descansado. Mejor eso que echarse una siesta en el asiento de un auto.

Entró a la cocina poco después que Jules, mientras intentaba anudarse su corbata. Se había acicalado un poco (pero no tanto) antes de salir de su habitación, aunque aquella parte del proceso siempre le llevaba mas tiempo.

- Buenos días – contestó a Sullivan, mientras entraba al lugar, sin que sus dedos parasen de bailar cerca de su cuello tratando de anudar la corbata, y se puso a recorrer con la vista el lugar. Necesitaba una taza de café antes que nada.

Salina durmió ese día de un tirón, como hacía tiempo que no pasaba. El caso que tenían frente a ellos la preocupaba bastante, pero sabía que para rendir al día siguiente necesitaría estar al 100%, y su mente y su cuerpo hicieron un tácito acuerdo. 

Al día siguiente se despertó con el pelo enmarañado, un efecto secundario de haber dormido en una cama desconocida. Desde siempre, al no conocer la postura más cómoda, empezaba a dar vueltas dormida, hasta que terminaba por encontrarla. Como consecuencia, su pelo era un asco. Antes de presentarse a desayunar, buscó en algún lugar un peine, empezando por el aseo, para que volviera a presentar su ondulado característico. 

Peter agradeció el permiso para irse a dormir,la cama y el sueño que mas tardé consiguió alcanzar no sin antes quedarse algunas horas mirando el techo fijamente dandole vueltas al caso...

La mañana la hizo como siempre,una ducha fría y algunos movimientos para estirarse para luego pasar a vestirse con paciencia,bajar las escaleras lentamente y pestañeando varias veces para despejar la cabeza,la luz del sol por las mañanas siempre le incomodaba en los claros ojos.-Buenos días..¿buen sueño?.-Preguntó a los allí presentes antes de tomar asiento.

- No me puedo quejar. Contestó Jules alzando la mirada hacia el joven y una media sonrisa divertida en los labios. Aunque la verdad es que le había costado dormir, dando vueltas a las pistas y los datos que habían recogido durante el día.

Mientras esperaban a que la señora Norm irrumpiera en la sala con aquel desayuno que tan bien olía, Jules ojeó el periódico de forma distraída, pasando las hojas con parsimonia y leyendo por encima los titulares.

- ¿Como nos planteamos la mañana? Rompiendo el silencio. Aun no habían desayunado, y ya volvía a la carga con el trabajo.

Jules esperó a que sus compañeros contestaran, más al parecer, ninguno de ellos tenía una idea clara de cómo proceder. – Estupendo... Pensó el forense. – Ya somos cuatro sin saber hacia donde ir... Jules meneó un poco la cabeza en señal de negación.

- Señora Norm! Alzó la voz.- ¿Como tenemos ese desayuno? No quería empezar el día con el estomago vacio, y por dios, como necesitaba un café.

- Bueno, pues como dije ayer... Retomando la conversación con sus compañeros, mientras esperaba que la anfitriona sirviera el desayuno. –  Podemos dividirnos en dos grupos, John y Salina pueden ir a hablar con la camarera, y Peter y yo podemos ir a la tienda de fotografía. Jules se encogió de hombros. - Todos de acuerdo ¿No?

Glenda llegó con cuatro tazas en una mano y una gran jarra de cristal con café recién hecho. La parte de arriba del cristal de la jarra estaba lleno de gotas de agua que se habían condensado allí donde el café caliente no llegaba a tocar el cristal.

Dejó todo en la mesa y repartió las tazas para ellos. También puso la jarra sobre una sección de una rama de olivo para evitar que el mantel de la mesa se quemara con el calor de la jarra.

-Buenos días.- les dijo a los detectives. -Espero que hayan dormido bien.- Miró a Jules con algo de reproche en los ojos, pero era un reproche cariñoso como el que una abuela tendría con su nieto. -Aguarda un momento jovencito, solo tengo dos manos. - Regresó a la cocina para coger un plato lleno de tortitas y las dejó en el centro de la mesa frente a ellos. Con un bote de sirope de arce y otro de nata montada para que se repartieran al gusto. -Que aproveche. - Les dijo antes de volver a la cocina para empezar con las labores del hogar.

Salina abrió la boca para responder cuando Glenda llegó. Sin prisas, esperó a que pusiera las cosas en la mesa, y sin coger nada, sabiendo ya el hábito de decir una oración, dijo lo que le rondaba por la cabeza.

-No creo que sea una buena idea separarnos de nuevo. Fijaos en el tiempo que hemos perdido, poniéndonos al corriente unos a otros. Además, si vamos los cuatro juntos, tendremos más posibilidades de ver los detalles importantes. Por ejemplo, en las casas se nos puede haber pasado algo, relacionado con...el trabajo de Sullivan - Salina se sentía reacia a decir que era forense delante de la mujer -, por ejemplo. Y si vamos juntos, no tendríamos que estar  inactivos tanto tiempo. Cuatro cabezas piensan más que dos. 

Jules se apoderó de unas de las tazas, que la buena de la señora Norm había dejado sobre la mesa, y la llenó con el café humeante. Luego, casi extasiado, sorbió degustando el amargo sabor. Deposito, casi ritualmente, la taza frente a él, y se sirvió un par de tortitas.

- Bien, por mi bien. Dijo sonriendo a Salina. – Desayunemos, y pongámonos en marcha. Sentenció mientras se llevaba una tortita entera hacia la boca.

Con el gran desayuno de la señora Norm recién asentado en la tripa lo que más les apetecía era ir a visitar la tienda, ya que volver a desayunar en un bar-restaurante sería demasiado para sus estómagos. Además así podrían almorzar algo si se hacía demasiado tarde.

La "tienda de comestibles de Rose" decía el letrero. Aunque según les había dicho Glenda cuando le preguntaron acerca de la tienda era que allí se podía conseguir de todo. Estaba situada al norte de Ashville. Después del cierre de Alimentos Elmore era la única tienda de comestibles del pueblo. Era un local que llevaba toda la vida abierto y es otro ejemplo de negocio heredado de padres a hijos. La había inaugurado Rose Saltsman hacía ya casi un siglo y había ofrecido sus servicios de forma ininterrumpida desde entonces pasando de Rose a Rose en la familia.

El negocio lo llevaba la bisnieta de la primera Rose, y efectivamente también se llamaba Rose. Según les comentó la señora Norm: "lo bueno de la tienda de Rose es que puedes encargar casi cualquier cosa, no solo comestibles, y Rose te lo conseguirá tarde o temprano. Revistas, especias, utensilios de cocina, herramientas...", ella misma recurría a Rose cuando necesitaba conseguir algo.