Partida Rol por web

Mientras me retiro, escucho los cascos de caballos y me giro justo para ver como han llegado jinetes a flanquearnos y evitar nuestra retirada. Les miro con odio y pienso en lo que debo hacer para salvar mi vida y la de mis amigos. Una flecha traicionera me impacta, dejándome sumamente mal, por lo que ya no puedo seguir haciéndome el héroe.

"Mierda, no la contaré si me llega otra. No puedo hacer nada para salvar a mis compañeros, pero puedo salvarme yo. Peor es nada."

Me giro hacía el norte, a los árboles donde mis compañeros han huido donde los caballos tendrán problemas para seguirnos a galope. Comienzo a correr mientras le grito a los guerreros que se quedan atrás:

- "Ha sido demasiado para mí por esta vez. ¡Huyan y viviremos para ver otra batalla! Ya hemos hecho nuestro trabajo aquí."

Sin pensarlo y sin dudar más, comienzo a correr a toda velocidad hacía el norte para huir y salir de una vez por todas de ese infierno de combate que nada más que muerte auguraba para nosotros.

En su última mirada a la masacre que los legionarios habían realizado, siguió la estela de Sir Haguen, pues desafiaría sus palabras una vez más en pos de darles una última oportunidad a tan valientes camaradas. ¡Vamos! ¡Un último esfuerzo! Alentó con desesperación a los suyos. Tras coger algo de aire, la ira llamó a sus brazos, recogiendo una de sus flechas con esperanza, para descargar su fuerza sobre el pequeño grupo de bandidos que se libraban de la muerte por el refuerzo montado que pronto decantaría el destino de los que aún combatían.

¡Como duele! - Ciara corre sin mirar atrás, apenas pudo ver que Sondra y Vargad van junto a ella. - Creo que Sir Haguen también venía - La elfa corre haciéndose presión en una herida que aun sigue abierta en su torso, la visión parece querer traicionarla de tanto en tanto mientras ella saca fuerzas de dónde no tiene para poder seguir corriendo. El bosque parece una pesadilla, sólo la guía el sonido de sus compañeros corriendo. - No debo alejarme o será el fin, y uno muy estúpido después de todo lo pasado. - De vez en cuándo tenía que cambiar de dirección al escuchar los gritos de sus compañeros para no perderse. Al final todo salio ¿bien?, Waldric había muerto, pero ¿a qué precio?, aún no lo sabían, las heridas de Ciara, Sondra y Vargad podrían cerrar con el tiempo o magia, pero ¿qué pasará con los demás si no lo logran?. Tales pensamientos atormentaban a la elfa como un sentimiento de culpa por haberlos dejado atrás, pero si no corría se habrían sacrificado en vano. Tras sacudir la cabeza de un lado a otro rápidamente Ciara deja de lado esos pensamientos y se concentra en seguir la vos de Vargad y Sondra.

Erackand escuchó las palabras de Amon.

... Huir para vivir otra batalla ...

En el fondo es lo que hizo cuando dejó Orzammar. En el fondo quería volver a su ciudad algún día y demostrar su inocencia. En el fondo era un bebé enano con algunos pelos incipientes en la barbilla, llorón y desconsolado.

De modo que corrió todo lo que sus piernecitas de bebé le permitían, que no era mucho. Quería vivir otra batalla. Una que pudiese ganar.

Apartaba la vegetación a mi paso tratando de que esta no frenara mi avance. Vargad y Ciara me seguían de cerca y aunque deseaba salir de allí a toda prisa trataba de mantener un ritmo que pudieran seguir.

Pero a quien quiero engañar estoy agotada, no podría ir mas rápido ni aunque quisiera. Pensé con sinceridad.

-Vamos... tenemos que alejarnos... un poco mas. Dije entre jadeos.

Escaparme del grupo de bandidos que me había rodeado no me había salido gratis, pues aunque pequeña, otra herida más se sumaba a las anteriores, las cuales empezaban a pasarme factura. Y por si fuera poco, pude ver como otro grupo de bandidos, esta vez montados a caballo, se acercaban rápidamente hacia nosotros.

¡Cuidado, vienen más!- grite a mis compañeros para avisarles mientras seguía corriendo como podía para alejarme de ellos, algo que los bandidos no parecían dispuestos a permitir, tal y como indicaban las flechas que me alcanzaron, y que por suerte, fueron desviadas por la armadura. Al parecer todos los bandidos de la zona estaban viniendo hacia aqui -¡Vamos ya casi estamos, un último esfuerzo!- grite a los que tenía cerca, pues si no escapaban pronto, dudaba que lo hiciesen.

El combate había quedado ya muy atrás, en un abrir y cerrar de ojos Sondra y los que la acompañaban se habían alejado lo suficiente para poder considerarse a salvo. Ahora, lo suficientemente agotados como para verse obligados a tomar un respiro, permanecieron ocultos en el bosque a la espera que Gareth y los demás aparecieran en las cercanías.

Pocos minutos después, para su suerte Gareth y todos los faltantes salvo Erackand, estaban de regreso. Cansados y algo perdidos no hubieran dado con Sondra y sus acompañantes de no ser por que estos llamaron su atención al pasar.

El último en aparecer fue Erackand. Envuelto en su pesada armadura, hacia tanto ruido que era imposible no ubicarlo a la distancia. Incluso entre los demás había un miedo creciente de que el enano hubiera atraído a todos los bandidos en las cercanías. Para su suerte no era así, los bandidos tenían sus propios problemas y no perderían el tiempo en un lento enano.

El bosque parecía pacifico de nuevo, aunque amenazador y oscuro como antes. Los árboles envueltos en enredaderas y musgo les daban la bienvenida después de la batalla con el sonido característico de aquel lugar. Probablemente era ya mas del medio día para aquellos momentos. Los hombres del Bann deberían estar ya cerca y darían caza a todo bandido que estuviera en la zona, y eso lleva a la fundamental pregunta de, que hacer ahora?

Y para eso necesitaban a Sir Haguen quien recargado en un arbusto parecía dormir. Había llegado apenas momentos después de Sondra y el resto de los mas adelantados. No había dicho nada hasta el momento y tenia muy mal aspecto.

Sorpresivamente pareció caerse desmayado pero solo arrojo su cuerpo abatido al suelo victima del cansancio y las heridas para sentarse y descansar.

-Cuéntenme que ha sido todo esto, que ha pasado. Quiero un informe completo de la misión. La cual me parece ya han completado, entupidamente a mi parecer he de recalcar-.

A pesar de las heridas era claro que su característico toque seguía igual de presente que siempre. Rebuscando entre sus botas, el legionario desenfundaba una pequeña daga al igual que unos polvos extraños que guardaba en un pañuelo. La herida en su dorso izquierdo parecía ser grande y no tenia buen aspecto, a la par de que sangraba continuamente; de tratarse de un hombre común, probablemente ya habría caído desmayado.

Siguiendo la estela de los legionarios llegó exhausta al claro y se ayudó de su arco para descansar sus piernas, arrodillada frente al imponente instructor. Entre jadeos contestó con su característica acidez, poco que contar, conseguimos derrotar a Waldric, el pueblo, el bann, eso es otra cosa, para cuando seamos legionarios. Confiada en haber demostrado su valía, no dudaba que pronto fomaría parte de las filas de la Legion del Trueno, sin embargo no era capaz de borrar el sentimiento de fracaso tras el último combate. Echad una mano a Sir Haguen, ¡vamos! Sugirió con poca cortesía a sus compañeros duchos en la magia y la sanación. Finalmente se tumbó apoyando la espalda contra un árbol y comenzó a recuperar fuerzas.

Quede tendida sobre la hierba exhausta, no podía mas. Confiaba en habernos alejado lo suficiente, ahora solo teníamos que mantener la esperanza y esperar que el resto nos alcanzara. Aquellos minutos fueron los mas largos de mi vida, pero el milagro se obró y los que habían quedado atrás nos dieron alcance.

-Me alegro de veros. Sabia que lo lograríais. Dije con una gran sonrisa mientras miraba a queda uno de ellos.

Ser Haguen comenzó a hablar logrado que me sobresaltara. Lo había visto llegar, pero con la tensa espera que vino después me había olvidado de su presencia.

Cassadra fue la primera en hablar y en cuanto tuve la oportunidad la seguí.

-¿Estúpidamente? El enfado se apodero de mi y alce un poco la voz. Puede que al final las cosas se complicaran, pero estamos todos... Me detuve al recordar que no todos lo habías logrado.
Sintiéndome como una idiota solo puede añadir en un tono mucho mas calmado. Si, hemos sido estúpidos. Nos creímos invencibles... Magányos pago por ello.

Ciara dio un respiro profundo al notar que los restantes pudieron alcanzar al grupo. Un sabor amargo le quedaba en la boca, Mangáyos había sido brutalmente aniquilado, de la misma forma que Waldric y sus, quizá dos docenas, de esbirros... - ¡Si, enseguida! - Evitando la pregunta de Haguen y haciendo caso a las ordenes de Cassandra la elfa se acerca despacio al intimidante humano para realizar sus curaciones con la última reserva de energía mágica que le quedaba. - Tranquilo, con esto te sentirás mejor - La elfa acerca las manos a la terrible herida en el torso del humano para luego generar un leve destello de luz sobre él y curar sus heridas. Luego se echa atrás y descansa sobre un árbol tratando de soportar el dolor de sus propias heridas.

Ciara intentaba mirar para otro lado para disimular que no se encontraba cómoda, Sondra había reconocido que no habían tomado las mejores decisiones, ¿Haguen valoraría eso? ¿En qué estaría pensando? El futuro de la elfa dependía de Haguen... - ¿Qué pasará conmigo si me rechazan? - Mira disimuladamente a Vargad - ¿Qué pensará hacer él conmigo si me rechazan? - La mente de Ciara se ve atormentada pues se había olvidado que su libertad, y posiblemente su vida estaba en juego. Las cartas estaban sobre la mesa, sólo quedaba esperar, por lo que la elfa decidió que lo mejor era recostarse y descansar.

Erackand llegó el último.

Había sido perseguido y aseteado una última vez. Pero su constitución había resistido todos los embates. Sin embargo su rostro se mostraba cetrino, con una mueca ácida y aquello que le empapaba la barba era sudor, por supuesto no había llorado. Sentía que de algún modo su vida había estado pendiente del equilibrio de un alfiler en el filo de una navaja. Y no le gustaba sentirse así.

Se paró al llegar al grupo, sin hablar, serio y estático. Su escudo y su espada habían desaparecido, abandonados en el suelo del campo de combate para apresurarse en sacar el hacha. No había tenido tiempo de volver a guardarlas. Se le veía magullado y vacilante, pero orgulloso como era sería capaz de morir de pie antes de quejarse o mostrar la menor de las debilidades.

Lo siento. Fue lo primero que dijo. Os he fallado. Prometí que os mantendría vivos.

Para el enano su palabra tenía más valor que su vida y se sentía derrotado. Comenzó a rezar.

Paragones, maestros de nuestra cultura. Si en las rocas resuenan mis palabras escuchadlas. Acoged a nuestro hermano que ha caído.

Y tras este breve rezo se mantuvo en pie, apoyado en el hacha.

Escuchó las palabras de Sir Haguen en silencio y asintió cuando escuchó que habían sido unos estúpidos.

Me acerco a mi hermano, Erackand, herido por docenas de sitios, y trato de mitigar un poco su dolor aunque algo me dice que su verdadero sufrimiento no está en su piel sino en su interior.

Las palabras de Sir Haguen me resultan, cuanto menos, algo que esperaba.

Hemos cometido muchos fallos Sir, pero hemos logrado que este lugar sea un poco más seguro y que nuestra misión sea un éxito. Sin embargo las cosas parecen más complicadas de lo que creíamos. Gareth, nuestro líder, os podrá contar todo-respondo a nuestro evaluador, que parece algo herido.

Siendo atendido por Ciara y Vargad, Sir Haguen parecía recuperar en cierto grado su apariencia normal. Se había colocado aquellos extraños polvos en su herida previamente a que Vargad la cerrara. Ya fuera por que no quería tocar herida con las manos o por algún otro motivo, aplico los polvos bañados en saliva sobre la herida con su pequeña daga emitiendo alguno que otro grito ahogado.

-Errores han cometido muchos, y entiendo que sean nuevos en esto pero algunos rayaron en la locura. Por que no dejar que el Bann se hiciera cargo de todo, ustedes eran solo 8. Había suficientes fuerzas en el valle como para emboscar y acabar con los bandidos sin sufrir perdidas- explicó Sir Haguen tras las palabras de Vargad –Han tenido demasiada suerte y me sorprende que la mayoría hayan salido con vida; pero no les juzgare antes de tiempo, esperaré a lo que Gareth tenga que decir, que por cierto, quiero creer que no será tan escueto como lo que la mayoría ha dicho-.

El jinete que me había alcanzado tuvo tiempo de lanzarme un golpe al pasar por su lado, pero por suerte conseguí esquivarlo sin disminuir la marcha, y continué alejándome todo lo rápido que pude, internándome en el bosque junto con Cassandra y Amon. Corrí todo lo rápido que podía, casi sin saber por dónde iba, hasta que vi como Sondra y los demás no hacían señas desde donde estaban escondidos, y una vez junto a ellos, poco falto para que me derrumbase allí mismo... hacia una eternidad que no descansaba, o al menos así es como me sentía.

Lo... logramos- pensé mientras me recostaba en un árbol, intentando recuperar las fuerzas y limpiarme las heridas con agua. El último en llegar fue Erackand, haciendo tanto ruido al llegar que pensé que serian los bandidos -Menos mal, pesé que lo habíamos perdido a él también- me dije, recordando la muerte de Magányos y sin poder evitar sentirme culpable por ella. Nada me hubiese gustado más que llegar a algún lugar donde poder dormir y dejar de pensar en ello, pero Sir Haguen tenía otros planes, pues a pesar de estar bastante herido, no tardó en pedirnos un informe de la misión... y aunque varios de mis compañeros le contestaron, él quería algo más detallado -Y como no, tengo que dar yo el informe- me dije mientras me ponía a recordar todo lo que habíamos hecho.... algo que no me apetecía en absoluto.

¿Desde el principio?- le pregunté a peser de saber la respuesta, mientras intentaba organizar mis ideas -Primero hablamos con el bann, que apenas nos dijo nada más que ofrecía una recompensa por encontrar a los bandidos y por la cabeza de su líder, así que tras salir, nos dividimos, la mitad fueron al pueblo a intentar obtener información mientras que el resto fuimos a hablar con el manor. Allí tampoco tuvimos mucho tiempo para hablar pues unos bandidos atacaron unos carromatos y fui a intentar defenderlo junto a sus hombres, pero resulto ser una trampa para destruir las provisiones de la fortaleza. Me había precipitado, y cuando volví a la fortaleza todo había acabado, y los bandidos lograron quemar varias provisiones. Poco después, los que habían ido al pueblo llegaron atraídos por el humo, y tras compartir la información nos dirigimos al bosque- le dije a Sir Haguen, parando unos instantes para tomar aire y ver si alguno de mis compañeros tenía algo que añadir. Luego continué hablando -Una vez en el bosque sufrimos alguna emboscada, pero logramos frustrarla, y luego, tras pasar la noche en el bosque logramos dar con el campamento de los bandidos. Temíamos que si nos íbamos, cambiasen de lugar, por lo que decidí que era mejor intentar capturar a uno de ellos... me equivoqué y si no me equivoco ya vio lo que pasé, pues poco después apareció usted, dándonos tiempo a escapar. Una vez lejos, montamos una emboscada, que fue un éxito, lo que hizo que me confiase y hiciese que montásemos una segunda, en lugar de cambiar de sitio... esta segunda no fue tan bien, aunque conseguimos tomar ventaja en un principio, empezaron a acorralarnos, Walric mato a Magányos y comenzaron a aparecer refuerzos... el resto es bastante obvio- le dije, terminando el “informe” -Si hubiese tomado mejores decisiones... la culpa es mia- añadí sin poder evitarlo, pues relatarlo todo me hacia volver a recordar todo, y con ello, la culpa que sentía por lo que entendía que habían sido mis errores y malas decisiones. Una vez hube terminado, me quedé allí, sin hablar, volviéndolo a recordar una y otra vez, y pensando en que podría haber hecho para evitarlo.

Correr, correr como alma que lleva el diablo, o mejor dicho, como idiota al que persiguen bandidos. Así es como lo hago pues corro con energías que desconocía completamente tener. Nunca había sido un gran corredor y la tendencia a cansarme y desistir estaba mucho más marcada en mis actividades que la tendencia a continuar, por lo que me sorprendo a mí mismo al correr tan rápido y verme entre mis compañeros saliendo del campo de batalla.

Llego al punto donde se detuvieron los primeros de ellos poco antes de que aparezca Erackand. Al llegar, está Sir Haguen, quien habla y a quien comienzan a tratarle una herida en el brazo mientras Cassandra ordena que le ayudemos. Le respondo a la elfa con una sonrisa:

 - "Le ayudaría, pero tengo algo que me molesta un poco."

Acto seguido toco la última flecha que me lanzaron cuando huía y que aun tengo enterrada en la espalda, sumamente profunda. Palpo mi pecho y siento la punta ella, que me ha atravesado. Ha pasado por zonas sin órganos vitales, solo atravesando carne:

"Medio centímetro más a la derecha y habría perforado mi corazón."

Me acerco a un árbol, calculo la posición y golpeo mi espalda rozándola contra su tronco, rompiendo la flecha con mucho dolor. Luego, con gran esfuerzo y un grito ahogado, uso los forceps de mi material de curandero para tomar la punta y arrancar el resto de la flecha hacia adelante, poniendo una gasa para cubrir el agujero. Es una herida que se ve mucho más fea de lo que parece, pero que podría haber sido letal. De hecho, cualquier herida que ahora me hagan sería letal, pues estoy en mi límite y he sangrado demasiado.

Luego miro a Sir Haguen y me acerco para sanarle, tomo un par de vendas y preparo un poco de sutura para alinear los extremos de su herida. Procedo con rapidez a limpiar la herida, detener la hemorragia y a coser la carne y la piel en un proceso veloz pero muy preciso. Finalmente miro a Cass y le respondo:

 - "No obedezco órdenes de mis pares, a menos que nos involucre a ambos desnudos, porque ahí haría todo lo que me pidieses."

Me río un poco antes de que el dolor de mi pecho me haga desistir de la idea de disfrutar normalmente de mi buen humor. Luego miro a nuestro evaluador y complemento un poco:

- "¿Por qué atacamos a los bandidos? Simple. Fue porque somos ilusos y arrogantes. Pensamos que podríamos y no dejaríamos que otro se llevase nuestra gloria. Supongo que usted demanda sinceridad, bueno, esa es la razón. Es cierto que pensamos que se marcharían en el tiempo que demorasen en llegar los refuerzos, pero más importante era el hecho de que necesitábamos la sangre de Waldric manchándonos. Magányos murió, es triste, pero no es nada que no pase incluso en las operaciones mejor planeadas. Uno de los nuestros por no sé cuantos muchos de los bandidos, sigue siendo un número a nuestro favor. Ya no podemos lamentarnos pues de nada sirve. Si hubiese una chance de salvarle, yo sería el primero cosiendo sus heridas, pero ya no se puede hacer nada, así que debemos mirar adelante. Hemos tenido nuestros errores, pero para ser nuestra primera misión como grupo, podría haber sido mucho peor y no mucho mejor. Creo que salimos bien parados y hemos hecho cosas que han superado claramente las expectativas, como la capacidad de improvisar y de encarar al enemigo usando la cabeza y el entorno. Hemos demostrado que si fuésemos enviado a cualquier parte el mapa a hacer algo, lo conseguiríamos."

Luego de mis palabras me siento. Estoy destrozado y no me quedan fuerzas algunas para nada que no sea reponerme un poco. Me siento mal y  según mis síntomas actuales, vomitaré en pocos minutos lo que espero no sean todas mis vísceras, aunque dudo que se sienta mucho menos terrible.

Asiento con la cabeza mientras Gareth habla, afirmando cada una de ellas. Sin embargo me sorprende que no cuente otros datos, lo que me lleva a pensar el intervenir. A continuación Amon explica las cosas a su manera, sin dejar caer ninguno de los aspectos que yo veo de vital importancia y dejándonos como a simples arrogantes.

Mi señor, creo que debo intervenir de nuevo. Lord Haldwin lo dejó bastante claro, nuestro objetivo no era matar a los bandidos sino erradicar el problema por el bien del reino -comienzo a exponer recordando las palabras de nuestro superior -durante el transcurso de la misión hemos observado ciertos asuntos turbios, extraños. La repentina aparición y el inesperado éxito del nuevo Bann, que logró arrebatar el poder al Manor Krole, es bastante sospechosa. Los bandidos atacaron de forma extraña, no como lo hecho en ataques contra nosotros o contra el propio Manor, si no en pequeño número y sin posibilidad de capturar a ninguno de ellos, según cuenta el Bann.

Me parece increíble que nuestros compañeros obvien estos datos.

Además tuve la oportunidad de capturar a un bandido y, tras interrogarlo, descubrí que, según él, Waldric y sus bandidos estaban compinchados con el nuevo Bann. Luego está también el hecho sorprendente de que el Mabari cercenara el cuello de Waldric sin estar presente su dueño, lo que implica que ya conocía su olor y que era capaz de seguir el rastro-añado, relatando los hechos que me sorprendieron -eso unido a su vez a la extraña estrategia del Bann de mandarnos a nosotros y luego venir él en persona a por Waldric, algo que podría haber hecho desde el principio ya que no ha sido demasiado difícil localizarlo. Nuestra intención con las emboscadas no era solo debilitar a los bandidos si no apresar a su líder y encontrar la verdad.

Miro a Sir Haguen a los ojos un leve instante -Hemos tenido éxito al erradicar a los bandidos pero puede que, en el fondo, nuestra misión sea parcialmente un fracaso pues no tenemos pruebas de que el Bann sea el que esté detrás de todo y ahora él ha quedado fortalecido como líder, con más poder si cabe. Si mis sospechas son ciertas el reino tiene más que temer de este hombres que de los propios bandidos.