Partida Rol por web

Edgar y Pim llevaban un rato trabajando en silencio. Parecía que ambos se compenetraban a la perfección si necesidad de hablar. Todo iba bastante bien considerando que todavía estaban vivos y que no iban a tener problemas de alimentación en bastante tiempo. Sin embargo, el silencio era la muestra de la tremenda tensión que sentían los concursantes. Ambos sabían que en cualquier momento podía aparecer un loco y descuartizarlos allí mismo.

La mente de Edgar no paraba de trabajar, mientras sacaban los sensores de los mandos de la Wii, pensaba en una forma de ocultar su ubicación; mientras colgaban las llaves del las puertas pensaba en una trampa suficientemente potente como para derribar a un contrincante. Esta situación estaba empezando a ser insostenible y sobre todo, lo que más preocupaba a Edgar era que por ahora no tenían nada para deshacerse de un posible oponente.

Barbara iba cogiendo todo lo necesario junto a Edgar para completar el "refugio" en Zara Home. Al oir los pasos al sureste intenta darse prisa en las tareas y hacer todo de manera más silenciosa. 

Mientras colocan los sensores Barbara murmura:

- Chsss. Debemos darnos prisa y dejar de hacer ruido e ir montando el refugio ya dentro de Zara Home, sin dar más paseos entre tiendas. Parece que hay alguien cerca. He escuchado pasos en la planta baja, ¿tu no?

Cuando vuelven a Zara Home Barbara propone a Edgar buscar algún almacén o sala separada de lo que es la sala de exposición al cliente de la tienda. Ahí podrían comer y descansar más seguros.

Por un momento Edgar se quedó petrificado. Él no había escuchado nada, pero se fiaba de la palabra de Pim. Susurrando al oído de su compañera dijo:

- No podemos pararnos ahora. Si no montamos nuestra defensa estaremos perdidos. Vamos a colocar los sensores y después podremos volver a escondernos pero con mayor seguridad.

Agarrando con fuerza el “Lanzamuerte”, Edgar se asomó con cautela por la puerta de Zara Home.

- Parece que está todo despejado. Coge los sensores, yo te iré cubriendo.

Dicho esto, Edgar empezó a caminar con cautela deseando no encontrarse a nadie todavía.

Resumen de la situación:

En zara home tenéis una maravillosa guarida secreta. Allí hay comida y bebida además de una cubertería y sábanas robadas.
De la tienda de videojuegos tenéis una veintena de Cds de la muerte que serán la munición perfecta para el LANZAMUERTE 3000.
Con el riesgo de ser detectados ponéis las llaves en todas las puertas mencionadas y los sensores de movimiento también. Si alguien pasa por esa zona lo sabréis gracias a un led que se encenderá en Zara Home.

Os movéis con cautela y tras colocarlo todo regresáis a vuestro nidito de amor. ¿Habréis sido lo suficientemente silenciosos? ¿Cuál será el siguiente movimiento?

Barbara sale de puntillas detrás de Edgar para poner los sensores en los escaparates de las tiendas acordadas. Con rapidez termina la hazaña y juntos preparan el lanzamuerte a la entrada de la tienda Zara Home. Antes Barbara intenta ponerse de acuerdo con Edgar:

- ¿Dónde vamos a colocar el cacharro para que no lo vean los demás? ¿hacia dónde lanzará, es decir, lanza después de que alguien habra la puerta una vez ya esté dentro de la tienda o lanza por fuera? Creo que sería buena idea que lanzara por fuera, tan solo con acercarse a la puerta de entrada de la tienda, pero esto conlleva también situarlo por fuera, lo que sería más complicado a la hora de esconderlo...mmm ....¿lo cargamos con CD's o añadimos algún cuchillito? -

La cabeza de Barbara era un mar de dudas.

Edgar respiró algo aliviado. Habían conseguido colocar los sensores de movimiento en las posibles entradas y tenían un arma que a buen seguro les serviría para defenderse si alguien entraba. Sin embargo, necesitaban hacer que el arma fuera móvil de alguna manera. Entonces al anciano e le volvió a ocurrir algo interesante:

- Tenemos bastante cable... - Susurró mirando a Pim, como esperando que la joven llegara a la misma conclusión que él – Vamos a fabricar un alargador y a colocar un par de buenas trampas. Hay que coger todo el cable posible de la tienda de videojuegos.

Sin explicar nada más, Edgar se puso en marcha, sabiendo que Pim le ayudaría en todo lo necesario:

- Vallamos con cuidado, los ruidos han cesado y eso sólo puede significar dos cosas: o que se están alejando o que se acercan con sigilo.

Edgar y Pim habían pasado un buen rato trabajando. Estaban concentrados, estaban en constante tensión. Cualquier ruido despertaba la atención inmediata de ambos, como si fueran dos conejos de campo asustados en su madriguera. Edgar podía sentir el miedo en el aire de aquel centro comercial.

Por un lado, el anciano estaba contento, pero por otro no dejaba de pensar en lo que estarían tramando el resto de “jugadores”. Le parecía extraño no haber empezado a escuchar ruidos y gente gritando. Quizás todos fueran tan pacientes como ellos... Eso no le hacía ninguna gracia.

Tenían algunas trampas, un buen sistema de vigilancia y un lugar para descansar y comer. El trabajo estaba hecho hasta que se les ocurriera qué podían electrificar, debía ser algo que todos quisieran tocar, pero no tan evidente como para que pensaran que era una trampa, en ese momento se le pasó por la cabeza electrocutar una magdalena y se le escapó una minúscula risa picarona.

Entonces, se dió cuenta, necesitaban tener la mente despejada si querían mantener la cordura en ese lugar:

- Ven Pim – dijo con tono gentil – Tenemos que coger algunas cosas.

la lectura de unos libros calman los nervios de los jugadores. Participar en estos juegos es terriblemente estresante. Lamentablemente el lanzamuerte 6330 necesitaba de una conexión eléctrica y por eso no era muy portátil. No obstante empalmando cable podría tener movilidad de unos 30 metros fácilmente

Pim se acerca a Edgar - ¿Qué quieres coger? Vamos a preparar la trampa. Creo que lo mejor sería llamar la atención. Así, pueden ocurrir dos cosas, que se acerque algún valiente con ansias de matar, y caiga en nuestra trampa, o que se asusten y no se acerquen aquí, lo cual nos mantiene a salvo. Para atraer la atención podemos calentar algún pastel y que el olor vaya inundando los pasillos. Seguro que hay más de un hambriento alrededor. Acudirá sin duda a ver cómo puede arreglarselas para llevarse algo a la boca y ... zas! ¿Cómo lo ves? ¿qué me propones si no? -