Partida Rol por web

Seguimos en esta escena.

Es vuestro tuno chicos.

El Viper cayó dentro de la cubierta de hangares de la misma forma que su piloto: indomable, indisciplinadamente, a toda velocidad y derrapando en los últimos metros de carrera sin control. Continuó andando uno o dos segundos de más, y se detuvo en seco en el medio de todos los demás. Los sonidos de forcejeos en su interior se apagaron por el ruido ambiente, las frenadas y los impactos, los gritos, las puertas cerrándose, y la energía convulsionándose a lo largo de todo el Galáctica. Starbuck abrió su cabina y se catapultó fuera de su Viper en el mismo momento que la nave reunía la última carga, y lanzaba el salto.

Cerró los ojos por el tiempo que duró ese segundo de hiperespacio, agarrándose con una mano del ala a su alcance. Agradeció con los dientes apretados cuando su instinto le indicó que el salto se había completado, y vio que todo a su alrededor aún existía. Se irguió entonces, quitándose el casco; agitó la cabeza, despegándose el pelo húmedo de la cara, como si con eso pudiera despejarse de la adrenalina, el cansancio y la muerte. Sin perder más tiempo empezó a caminar mirando hacia todos lados, buscando los rostros más cercanos, haciendo un recuento acelerado de las bajas que había dejado esa defensa. Los ojos se le iban buscando a Apolo, para comprobar que no le hubiera mentido por radio para hacerla regresar, y a Boomer, de quien dudaba que estuviera bien.

Así, sin mostrar un ápice de cansancio ni de horror, Starbuck empezó a buscar a los supervivientes.

Perdidos algunos de los controles de posición por los daños recibidos, resultó imposible entrar correctamente y controlar el impacto contra la cubierta, el viper giró sobre si mismo antes de frenarse en seco al golpear contra uno de los mamparos laterales con cierta fuerza. Mi cuerpo sufrió la brusca desaceleración quedando aturdido durante unos segundos en los cuales se produjo el salto aumentando la sensación de mareo. Sin esperar que llegara la escalera, salté de mi aeronave, parecía que el aterrizaje, como la mayoría de los doscientos anteriores no fue perfecto pero si efectivo, primero se habían acostumbrado a aterrizar manualmente, luego a hacerlo en el menor espacio de tiempo posible, aterrizaban bruscamente en los hangares, pero bajo la presión que se encontraba no se podía pedir mucho más.

Ahora venía la parte realmente difícil, contabilizar los pilotos que habían perdido, la bajas no solían ser demasiadas, pero aquella lenta sangría terminaría antes o después con todos ellos. Al contrario que los Cyclon ellos eran un número limitado, cansado y llevados al límite de sus fuerzas. No sabía cuantas salidas más podría pedirles realizar.

Levantando la cabeza y sonriendo ligeramente avancé con paso firme, debía ser ejemplo y mantener la moral de los hombres, no podía dejarme vencer y no lo haría, en mi mente surgió un clavo, un asidero al que sujetarme, si las tostadoras querían ponernos a prueba, descubrirían que eran mucho más resistentes de lo que esperaban. Mientras iba recuperando la confianza uno de los mecánicos se pasó en dirección a mi nave.- Tiene dañados los impulsores y encasquillados los cañones. - le comenté según pasaba, la chica con el mono naranja se giró un segundo asintiendo con la cabeza y continuó su camino. Nadie se libraba de la presión y el hostigamiento que sufrían.

Echando un rápido vistazo por el hangar me fui haciendo una idea de las bajas, mientras trataba de analizar las causas, no era demasiado difícil de adivinar, el cansancio reducía nuestros reflejos y nos convertía en blancos fáciles.

Por los movimientos un poco desviados y poco precisos de la nave era fácil hacerse a la idea de que no había sido una de las mejores ideas del mundo lanzarse como una camicace en busca de los misiles. Pero por fortuna para mi y mi odiado compañero había podido controlar la situación mejor de lo que esperaba, recibiendo solo una honda expansiva descontrolada. La próxima vez tendría esto en cuenta para retirarme a tiempo, si es que los Cylon no dejaban otra oportunidad.

Como el resto de naves aterrizamos con algunos problemas, sin preocuparnos ya demasiado por los ligeros daños que causaríamos en el tren de aterrizaje o en los impulsores. Habíamos sobrevivido una vez mas y eso se merecía un margen de error, muy humano por cierto. La ultima sacudida de la nave contra el suelo del hangar hizo temblar mi cuerpo al notar de nuevo la fingida gravedad de la nodriza. Ya estamos a bordo llorón, dentro de poco podrás contarle a tu almohada lo mal que me porto contigo. Abriendo la cabina me dispuse a bajar rápidamente cuando la poco agradable sensación del salto me atenazó al asiento obligándome a apretar los dientes. Una vez superado respiré profundamente para bajar.

Con el casco bajo el brazo y el flequillo humedecido por la tensión del momento mis ojos rasgados buscaban impacientes a los supervivientes. Tanto los que habíamos salido al combate como lo que habían permanecido dentro de la estrella de combate, con los impactos que había sufrido no sería de extrañar que los Cylon pudiesen contar con mas bajas en nuestro bando. Desde que había descendido de la nave no me preocupé mas por el teniente Crashdown, que de forma obligada ocupaba un asiento que no le correspondía, ya no estábamos en la nave, así que ya no tenia que preocuparme por dirigirle la palabra.

Galen observó con el ceño fruncido las evoluciones del raptor al aterrizar. Estaba claro que emplearlo como escudo anti misiles no había ayudado a mantenerlo en buen estado. Mientras esperaba a que la nave terminara de posarse de una forma no haría más que incrementar el trabajo de mantenimiento intentó hacerse una idea visual de lo que había que hacer con aquel trasto para conseguir que en media hora estuviera de vuelta en el espacio con posibilidades razonables de poder volver a participar en una batalla. El examen se vio momentáneamiente interrumpido por la desagradable sensación del salto, Galen ya se empezaba a acostumbrar al mareo.

La expresión de su rostro se suavizó cuando Boomer, en aparente buen estado de salud, saltó de la nave. Se acercó a ella y le preguntó:

- ¿Está usted bien piloto? ¿Cree que la radiación puede haberle afectado... vaciló y añadió para tratar de ocultar qué era lo que verdaderamente le preocupaba - ... o a su compañero o a la nave? - pretendía que su tono de voz fuera formal, pero una ligera preocupación se dejaba asomar en la pregunta.

Con el corazón en un puño por la incertidumbre y la adrenalina aún corriendo por vuestras venas, os alejásteis de vuestras naves sin dejar de mirar alrededor para hacer recuento de bajas. Mientras tanto, el resto de los pilotos habían bajado también de los vipers y numerosos técnicos y especialistas se movían presurosos a vuestro alrededor ocupados en poner las máquinas a punto para el siguiente vuelo. Un rápido vistazo os hizo bajar la cabeza apesadumbrados. Esa nueva nave Cylon que había aparecido por sopresa ante vuestras pantallas os había pasado factura. Ni Jake, ni Bee, ni Jules habían vuelto. El hueco que sus naves habían ocupado en el hangar ahora era un espacio abierto, vacío, que parecía gritar su ausencia. Sin embargo, no había tiempo para lamentarse ni siquiera para un rápida oración por sus almas. Con un chasquido la voz de Gaetta se hizo oir por megafonía poco después de haberse producido el salto.

-"Corre el tiempo...treinta y tres minutos, fuera"-mientras las palabras del joven oficial resonaban por el hangar que súbitamente se había quedado en silencio, la especialista Cally se acercó al reloj que había en una de las paredes y movió las manecillas con expresión apesadumbrada para dar inicio a la cuenta atrás. El tiempo volvía a correr en vuestra contra y apenas teníais quince minutos para asearos y descansar un poco antes de tener que volver a prepararos para salir al espacio.

Mientras contemplabas ansioso a Boomer en espera de una respuesta, con un chasquido la voz de Gaetta se hizo oir por megafonía

-"Corre el tiempo...treinta y tres minutos, fuera"-mientras las palabras del joven oficial resonaban por el hangar que súbitamente se había quedado en silencio, Cally se acercó al reloj que había en una de las paredes y movió las manecillas con expresión apesadumbrada para dar inicio a la cuenta atrás. El tiempo volvía a correr en vuestra contra y apenas teníais quince minutos para reparar los cuantiosos daños que habrían sufrido las naves en su periplo espacial. A vuestro alrededor, la actividad de la tripulación se reanudó más frenética si cabe.

No necesité escuchar aquellas palabras, sabía el tiempo exacto que quedaba, el tiempo que les restaba antes de tener que volver a saltar para continuar aquella huida hacia lo desconocido. Fue saludando a algunos de los pilotos, acercándose a donde se encontraban Sharon y Tyrol, en un principio tenía claro que la acción temeraria que había realizado la teniente Sharon no podía quedar sin reprimenda, incluso castigo, pero según me acercaba la determinación fue perdiendo fuerza. - Suboficial Tyrol disculpe la interrupción. Teniente Sharon sabe que lo que ha hecho hay fuera ha sido peligroso e impropio, no quiero que vuelva a repetirse, tiene ordenes y debe cumplirlas.- Había tratado de mantener un tono firme pero no severo, "Boomer", apodo de la teniente, era de uno de los pilotos que mejor estaba soportando aquella presión y la falta de sueño, hacía bien su trabajo y una simple reprimenda me pareció más que suficiente. - Pese a esto buen trabajo, pero insisto, que no se repita.

Tras esto continué mis pasos hacia Kara que se encontraba cerca, al igual que yo observando y contando las bajas. - Creo que hemos perdido al menos tres naves, Jules seguro.- Estaba tan cansado y comenzaba a ser tan habitual que noté como aquella perdida resultaba menos pesada, quizás mi mente para mantenerme cuerdo se defendía atenuando mis sentimientos. - Has hecho un buen trabajo ahí fuera, parece que las tostadoras tienen un nuevo juguete.- Aquella nave que lanzara los nucs contra el Galáctica había sido una novedad y ambos se habían lanzado contra ésta para destruirla, ahora tendría que informar.

Una nueva muerte que podría adjudicarse y el dolor sordo como en tantas otras, como Giene y su hijo, como su hermano, parecía que no era capaz de ayudar a los suyos, entonces ¿cómo ayudar al resto?. Los pensamientos sombríos parecían querer asaltarme como tantas otras veces, sin embargo no podía permitirlo, ya me había restado muchas horas de sueño y mientras estaba despierto no debía dejarme llevar por ellos. Sacudiendo la cabeza volví mi atención a la conversación con Khara. El tiempo era tan limitado que debían aprovechar cada minuto. Debía comunicar el descubrimiento de aquella nueva aeronave Cyclon, revisar las unidades de las que dispondrían en el siguiente salto y quienes patrullarían mientras se preparaban. No recordaba cuándo fue la última vez que durmió.

Mis pies acababan de posarse en el suelo de la nave y dar sus primeros pasos en suelo "firme" y "seguro" cuando el único superviviente que mis ojos deseaban ver apareció frente a mi. La sonrisa que enmarcaba mi rostro iluminándolo levemente desde dentro, a pesar del cansancio acumulado, se hizo mas leve y tímida cuando escuche las calculadas y medidas palabras de Tyrol. Fruncí levemente el ceño, apenas una muda expresión. Todavía recordaba con total nitidez nuestro reencuentro después del primer ataque. Sin tapujos, sin miedos hacia las miradas ajenas, solo disfrutábamos del momento del reencuentro, del saber que la otra persona seguía allí con nosotros. Siento lo de la nave, se que ha podido... mis palabras quedaron interrumpidas por la voz de Apolo.

Cuadrandome lo mejor que pude para mostrar un aspecto mas marcial, cabecee con seguridad y firmeza al escuchar su reprimenda. Lo siento señor, me deje llevar por la tensión del momento, sin calcular que una nave y dos pilotos son de vital importancia en estos momentos. Una pequeña pausa acentuaba el tono neutro no volverá a repetirse. Sin poder evitarlo mis ojos miraron de reojo a Galen, el cual esperaba en silencio a que terminase la pequeña charla.

Para los ojos de Starbuck, no había ninguna justificación a los agujeros en la cubierta de hangares que no volverían a llenarse de nuevo. Mientras las palabras del sistema central de audio se amplificaban haciendo ecos, sus venas eran un manojo de nervios en estado de ebullición, como cada vez que ponía los pies en tierra a salvo y tenía noticia de cuántos no habían podido hacerlo como ella. Paró a uno de los mecánicos y le preguntó si se sabía el reporte de impactos de los misiles que habían dado al Galáctica, pero no hubo una respuesta concreta; Starbuck, de hecho, tampoco la esperaba. Escuchar su voz dirigiéndose a ella la trajo de nuevo a la realidad, a lo tangible, fuera de la tormenta de pensamientos sobre lo que habrían podido o hubieran tenido que evitar. No había tiempo para arrepentirse de nada: sólo para tenerlo en cuenta, y que jamás se volviera a repetir.

Nunca se acostumbraría a aquel efecto que producía en ella la muerte de sus compañeros. Todo comenzaba con una furia inicial e irreverente contra el enemigo, aquel asesino sin tregua. Luego, la furia se mezclaba con el reproche, bordeando el dolor, cuando se preguntaba por qué los otros y no ella: por qué tantos otros amados y admirados, y no ella. Empezaba a recordar perfectamente cada rasgo de sus rostros, incluso podía escuchar con nitidez sus voces, y recuerdos que nunca había sabido que guardaba de ellos se agolpaban frente a sus ojos con fuerza. Finalmente, cuando todo pasaba a perder cualquier sentido, ni había ninguna justificación que apaciguara su rabia, aparecía en la superficie el pragmatismo. Aquella realidad no era la que deseaba, pero era la que había; en ese momento, no tenía sentido hundirse por el peso de cosas para las que no había respuesta. Debía reservar todo lo que sentía para cuando estuviera en el Viper, surcando el espacio antes de cada salto, o en las filas de la resistencia cuando llegara el enfrentamiento final. Sólo luego de ello, cuando no existiera ya ninguna amenaza hostil, podría preguntarse por qué.

Starbuck se dirigió a algunos de los que se cruzaban en su camino, con palabras de aliento a su estilo. Se preocupó a su manera por los que llegó a ver aún de pie, pero siguió en su exploración. Quería recordar cada uno de esos nombres para no tener ni un solo pensamiento de piedad, ni un solo desliz de compasión. Así, encontró a Apolo de pie y a Boomer de una sola pieza, y sus voces le informaron que si estaban mal, no era lo suficiente para aminorar ni una gota de su espíritu. Algo de tranquilidad le surcó el cuerpo, fuera de la que le había dado la fría racionalidad. Se acercó a ellos a paso rápido. Y por primera vez en esos minutos, sonrió.

- No le hagas mucho caso, Boomer - dijo, cuando Apolo terminó su reprimenda - Lo has hecho genial, has tenido muchísimo valor, aunque no se vuelva a repetir - miró un momento en la dirección de Apolo, fugaz, antes de volver su atención a Boomer sin dejar de sonreír - Me alegra verte bien. Lo mismo a ti y a ustedes, Jefe.

Starbuck frenó sus pasos al ver que Apolo se dirigía hacia ella, y que Boomer miraba hacia el costado. A pesar del cansancio y de todo lo demás, entendió la jugada, y esperó a que el hombre llegara hasta ella sin intentar interceptarlo primero. Lo escrutó de arriba abajo con la mirada, confirmando lo que al haberlo escuchado ya sabía, y un alivio incoherente atravesó su cuerpo por entero. Se irguió mejor que antes, sacudió la cabeza, y guardó silencio hasta que Apolo terminó de hablar. Cuando eso ocurrió, sin darse cuenta levantó una mano y la puso sobre su hombro, apretando con fuerza y mirándolo a los ojos.

- He visto lo de las naves - respondió Starbuck, y tras un momento bajó la mano para volver a mirar a su alrededor - No puedo creer que hayan salido con eso ahora, pero no debemos dejar que vuelvan a disparar esos misiles. La próxima vez centraré mi atención directamente sobre esas cosas - hizo una pausa tan breve que prácticamente no existió - Lo estás haciendo muy bien, Apolo. Me alegra que sigamos contando contigo.

Starbuck echó una mirada a la puerta. Sabía que Apolo tenía que informar al Comandante Adama sobre lo que había sucedido, y a fin de cuentas, esa era también la dirección que pensaba tomar. Le hizo un gesto con la cabeza hacia la salida, acompañando la sugerencia no verbal con un giro de su cuerpo hacia ese lugar.

- Los treinta y tres minutos se pasan cada vez más rápido. ¿Salimos?

Mientras Starbuck y Apolo se alejaban de la joven pareja un carraspeó sonó justo detrás de Boomer y Galen. Subido aún a la cubierta del raptor el teniente Cuartararo, Crashdown para los amigos, os miraba con expresión contrariada

-Perdón...-murmuró mientras bajaba de la nave y pasaba junto a vosotros. Sus ojos se demoraron unos intantes en Boomer antes de desviar la vista hacia el especialista, al cual saludó con una inclinación de cabeza-el propulsor derecho creo que está obstruido...-informó con voz tensa-si me disculpa Jefe...-se despidió de Galen antes de, haciendo caso omiso de su compañera de vuelo, alejarse en dirección al pasillo.

Buenas!, he estado leyendo el post de Boomer y yo interpreto que ella recuerda con nostalgia ese momento vivido a la vista de todos (reencuentro en la miniserie). Con eso no quiere decir que a partir de ahora vayan a cambiar las cosas en el modo de comportaros, seguirá siendo a escondidas de los demás.

Tan pronto como el capitán Adama se acercó Galen Tyrol interrumpió su conversación y se cuadró a la espera de las palabras de su superior. Tuvo que hacer un esfuerzo para no asentir con énfasis para mostrar su conformidad cuando el capitán le ordenó a Boomer que no repitiera aquella maniobra. Por suerte la aparición de Starbuck aflojó un poco la tensión.

Me alegra verte bien. Lo mismo a ti y a ustedes, Jefe.

- Yo también me alegro de verles sanos y salvos - se limitó a comentar.

Cuando los dos pilotos se hubieron marchado Galen relajó la postura. Estaba a punto de decirle a Boomer lo mucho que se alegraba de que estuviera de una pieza. No había reproches en su pensamiento, nunca los había. Los dos eran profesionales con responsabilidades, un terreno privado que el otro siempre respetaba. Boomer había cumplido con su deber haciendo lo posible para salvar las vidas de los que se encuentran a borde de las naves al igual que él cumplía con el suyo intentando mantener todo aquello de una pieza. Había riesgo en el trabajo cotidiano de ambos y ambos habían aprendido a aceptar ese hecho.

Sin embargo la intervención del Teniente Cuartararo lo sacó de la pequeña esfera de intimidad que se había creado durante unos segundos, tirando de el hacia la realidad de un hangar atestado de vehículos que necesitaban reparación.

- Gracias teniente, me pondré a ello de inmediato. -

Era cierto, no tenían un segundo que perder. Se reprimió por haber dejado que sus sentimientos se interpusieran en su trabajo. De no ser por la presencia de Boomer aquel impulsor ya estaría reparado.

- Gracias... por protegernos Sharon. Ahora tengo que... - añadió titubeante señalando con un dedo hacia la nave al tiempo que echaba a andar hacia el aparato sin apartar los ojos de Boomer.

Estuve tentado de responder a las provocaciones de Kara cuando un gesto suyo me dejó sin palabras y sin sabre como reaccionar, fue un gesto sencillo y sincero, su mano se posó con fuerza sobre mi hombro mientras nuestros ojos se encontraban. Ella misma rompió el contacto retirando la mano antes de continuar hablando, no pude dejar de mirarla mientras en mi interior volvían las luchas de siempre. - Yo también me alegro de seguir...- Antes de que pudiera continuar "Crashdown" se unió fugazmente al grupo con gesto tenso y unas pocas frases escuetas. Estaba claro que algo ocurría, no le importaba que sus hombres no se cuadraran o le saludaran, pero no iba a permitir que el ambiente entre ellos se deteriorara por alguna disputa o rencilla. Tras la reunión con el comandante tendría que hablar con él.- Teniente Boomer nos vemos en la sala traiga el informe sobre la nueva aeronave Cyclon, suboficial Galen creo que mi Viper está demasiado dañado para que pueda estar en treinta minutos, búsqueme alguno de reemplazo si es posible.- Starbuck tenía razón y el escaso tiempo que los Cyclon les daban antes de volver a aparecer tras ellos cada vez parecía disminuir.

Poniéndome al lado de Kara esperé a que saliéramos para hablar con ella, nunca me resultaba sencillo encontrarme a solas con ella, demasiadas sensaciones encontradas y vivencias había cambiado nuestra relación y no me resultaba posible desentenderme de ella, al menos aun no era capaz. - Hablaré con el comandante sobre nuestro descubrimiento, tendremos que organizar una nueva estrategia para tratar de interceptar la aeronave antes de que dispare.- Como era habitual el único tema en el que me encontraba seguro era hablar de trabajo de manera que no dudé en hacerlo. - Te has dado cuenta de como ha mirado el teniente Cuartararo a Boomer, creo que no se llevan demasiado bien, Boomer sigue echando de menos a Halo y no parece congeniar con su nuevo compañero.

"Jefe" tomó nota mental de la petición de "Apolo". Encontrar otro Viper iba a ser complicado, no estaban precisamente sobrados de ellos, así que decidió que lo mejor sería encargarse personalmente del tema.

- Socinus... - dijo acercándose al especialista que estaba midiendo los niveles de radiación del Raptor - ...encárgate de revisar propulsor derecho, parece ser que está obturado. Yo voy a encargarme del Viper del capitán Adama. -

Con ojo crítico examinó la máquina mientras se acercaba. Realmente estaba casi para el desguace. La especialista Cally, con cara de desanimo ante la abrumadora tarea, se estaba intentando ocupar del vehículo.

- Bien, veamos qué podemos hacer para salvar a esta vieja guerrera. -

Cally sonrió ligeramente, tener a Galen trabajando con ella iba a hacer que aquel infierno mecánico fuera algo más tragable.

"Jefe" se abstrajo del mundo que le rodeaba, de Sharon, de la nave y de treinta minutos que quedaban para el siguiente ataque Cylon y se sumergió en un terreno en el que se sentía cómodo. Impartió las primeras instrucciones a su ayudante.

- Empecemos. Revisa el condensador de dilitio y luego ajusta el sistema de guía posterior, por la forma en que Apolo ha aterrizado yo diría que habra que cambiarlo... pero si podemos salvarlo mejor. -