Partida Rol por web

Fuí lo suficientemente perspicaz para encontrarme con la mirada de Galen al entrar en el hangar, o quizá fue sencillamente que ya estaba buscándola desde un principio, proporcionándome algo más de ánimo y fuerza para continuar adelante a pesar de ser un gesto tan distanciado y fugaz. Al parecer las miradas se estaban convirtiendo en el único grado de complicidad que podíamos permitirnos por ahora, pero tenía esperanza en que la situación cambiara relativamente pronto.

Escuché y atendí el discurso de Apolo con atención, pues no en todos los saltos se recibían órdenes relativamente nuevas.
-Y yo de que seas la encargada de proteger nuestros traseros- respondí por lo bajo a Starbuck con una sonrisa traviesa, ya habái dejado claro en más de una ocasión su temperamento y pericia pilotando, tenía claro que era una de las piezas claves en los escuadrones Viper y si no fuera por ese carácter seguro que habría ascendido más rápido.

Cuando todos exclamaron con más energía de la habitual hice lo mismo levantando mi puño con decisión.
Confiaba en todos los miembros del Galáctica, sólo necesitaban un poco más de tiempo para encontrar el origen de la señal y entonces podríamos descansar de una maldita vez cómo es debido. Pero ahora tocaba luchar de nuevo y no nos rendiríamos.

Esperé con cierta impaciencia la orden del Capitán para retirarnos y entonces corrí hacia mi Raptor, recordando a mi "compañero de viaje" con cierta desgana. Intentaría esforzarme más esta vez.

Tras una sonrisa cómplice hacia Boomer, Starbuck terminó de escuchar el discurso de Apolo como pudo. Sus pies habían dejado de responder a la paciencia, y sentía claramente como cada uno de sus nervios estaba pujando ya por salir al combate. Echó una mirada sobre su hombro para ver su Viper, allí esperándola, preparado para soportar otra ráfaga de guerra e incertidumbre. Ni siquiera volvió a pensar en los estimulantes: sabía que era lo correcto. No podía permitirse el uso de aquellas sustancias, no si realmente querían que pudiera responder a la batalla. El Viper se encargaría del resto, si es que lo había.

¡Eso gritamos todos!, fue la mirada que se pintó en los ojos de Starbuck ante los gritos, pero no las palabras que salieron de su boca. Sus labios apretados por la repentina tensión anterior a la batalla, empezando a concentrarse antes que se diera cuenta, le impidieron hablar. Entonces alzó el puño en alto, con la mano tan cerrada que sentía claramente las uñas clavadas en la palma, con tal fuerza que estaban en el límite de hacer sangrar a su piel. Luego lo llevó a su pecho, del lado izquierdo, y golpeó una sola vez con fiereza.

- ¿Tomamos posiciones ya? - dijo, pero más que una pregunta parecía un aviso. Sus pies, impacientes, ya estaban dándose la vuelta para dirigirse al Viper.

Y de repente los acontecimientos parecieron acelerarse. Justo cuando el capitán Adama habría la boca para dar la orden y el  suboficial Tyrol  se dirigía  en busca de los MarkVII, un pitido anunció un nuevo aviso por megafonía.

-"Todos los pilotos a sus vipers, todos los pilotos a sus vipers. Quedan siete minutos para el fin del ciclo"

Acuciados por la urgencia que transmitía la voz, los interpelados corrieron hacia sus naves y se apresuraron a subir a ellas con ayuda de los especialistas y técnicos de cubierta, los cuales, alzando la voz para hacerse oir por encima del estruendo general, les pusieron al día en las reparaciones que habían efectuado. Y, como si se tratase de una máquina bien engrasada, en cuestión de pocos minutos las naves fueron propulsadas a la oscuridad del espacio exterior. Estimulados por la magia de la química, hombres y mujeres se agarraron a los mandos mientras tomaban posiciones ante la flota, rezando en silencio a dioses en los que a lo mejor no creían pero que aún así resultaban consoladores. Dejados atrás, mecánicos, técnicos e ingenieros, permanecieron durante unos segundos parados en el sitio viendo cómo sus salvadores se perdían en la lejanía. Luego, con el rostro macilento y los hombros vencidos por el cansancio se sentaron allá donde pudieron, dispuestos a robar unos segundos de respiro antes de que el infierno volviese a comenzar. Los únicos que no descansaron fueron aquellos que se habían presentado voluntarios para ayudar a Jefe, cuyas figuras se perdieron en el fondo de la cubierta.

FUNDIDO EN NEGRO

***

00:01:00 DEL CICLO 238. SITUACIÓN: CUBIERTA DE HANGARES DE BABOR

En los últimos siete minutos tú y tu exhausto equipo os habíais ocupado en la tarea de revisar los diezViper Mark VII que habían quedado deshechados desde el ataque Cylon. Había sido una tarea difícil ya que, como las doscientas treinta y siete veces anteriores, el combate que había tenido lugar ahí fuera había sido retransmitido por megafonía y los gritos, exclamaciones, órdenes y demás comentarios que llegaban a vosotros distorsionados por la estática os habían distraído continuamente de vuestro cometido. Las dudas, los temores de siempre, os asaltaban mientras en un silencio ominoso encendías los aparatos y revisábais su sistema de vuelo. ¿Volvería a aparecer aquella nueva nave que a punto había estado de acabar con la vida de Boomer? ¿Cuántos pilotos caerían esta vez? ¿Cuántas naves serían dañadas más allá de toda recuperación? ¿Lograrían los Cylon romper el cerco y llegar hasta la flota? Por fortuna, esta vez los Dioses de Kobol os sonrieron pues nadie resultó herido salvo unos pequeños desperfectos y antes de que os dieseis cuenta la ansiada voz del oficial Gaetta se oyó por megafonía.

-"Vipers a bordo. Salto doscientos treinta y ocho completado. Relojes en hora. Tres, dos, uno..."

Mientras respirábais aliviados de seguir vivos, una nueva contrareloj comenzó su andadura. Los técnicos y especialistas que se habían ofrecido voluntarios te miraron, los rostros desencajados aún más si cabe.

-¿Quiere que vayamos a recibir a los pilotos, Jefe?-preguntó Socinus tras unos segundos de silencio.  La cubierta donde os hallábais, hasta ahora en desuso y casi vacía salvo por los Mark VII, alteró el tono de su voz que sonó más hueca y amplificada.

***

00:00:00 DEL CICLO 238. SITUACIÓN: CUBIERTA DE ATERRIZAJE DE BABOR

El tren de aterrizaje chocó contra la cubierta con un sonido metálico y chirriante. Como las doscientas treinta y siete veces anteriores, y al igual que desde que habías pilotado un raptor por primera vez, tu aterrizaje fue brusco y torpe y no pudiste evitar chirriar los dientes. Sin ninguna duda, los especialistas tendrían trabajo extra para arreglar lo que acababas de estropear. Una risa burlona sonó detrás tuya.

-Serás muy buena pilotando pero desde luego aterrizando...-comentó Crashdown detrás tuya mientras tecleaba en la consola para comprobar el estado del aparato-Todo en orden, Jefa-añadió mientras la nave rebotaba contra la superficie y tras estabilizarse la dirigías hacia la cubierta de hangares.  A tu alrededor, Vipers y Raptors aterrizaban de forma desordenada y en un momento dado sentiste cómo el mundo se desdibujaba a tu alrededor y la familiar sensación de mareo te embargó mientras la Estrella de Combate saltaba.

-"Salto doscientos treinta y ocho completado. Relojes en hora. Tres, dos, uno..."-la voz del oficial Gaetta dentro de tu casco sonó alta y clara. ¿Eran imaginaciones tuyas o se le notaba contento? La verdad es que tenía razones para estarlo ya que, en contra de lo que había esperado el CAG, esta vez el Heavy Raider no había aparecido, y no sólo eso, sino que además no habíais sufrido ninguna baja. Comparado con otros combates, realmente éste había sido casi un crucero de placer quizás debido a que casi todos los pilotos habían tomado los estimulantes y éstos habían hecho pronto efecto, incluyendo a Crashdown cuyo tono de voz era eufórico.

-¡yuju! ¡Un nuevo ciclo! Me echaría a dormir pero creo que no podría-gritó sonriendo mientras se estiraba en su asiento. Retransmitida por la radio, la voz excitada de Narcho se hizo eco de su entusiasmo

--¡Menudo vuelo!-exclamó el teniente Allison, en el cual los estimulantes parecían haber hecho más efecto que en cualquier otra persona. Durante todo el combate el piloto no había dejado de hablar y reir de manera nerviosa, hasta tal punto que Apolo le había tenido que llamar la atención, y por desgracia no había sido el único en mostrar similar comportamiento.

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00:00:00 DEL CICLO 238. SITUACIÓN: CUBIERTA DE ATERRIZAJE DE BABOR

Conducido con pericia, el Viper aterrizó contra la cubierta metálica y sólo rebotó un par de veces mientras los frenos hacían su efecto. Como siempre, habías sido de las últimas en darte la vuelta para volver a la Estrella de Combate y desde tu cabina pudiste ver cómo tus compañeros frenaban y se dirigían hacia la Cubierta de Hangares. Mientras maniobrabas para imitarles el mundo onduló a tu alrededor y una familiar sensación de mareo te invadió al tiempo que Galáctica saltaba.

-"Salto doscientos treinta y ocho completado. Relojes en hora. Tres, dos, uno..."-la voz del oficial Gaetta dentro de tu casco sonó alta y clara. ¿Eran imaginaciones tuyas o se le notaba contento? La verdad es que tenía razones para estarlo ya que, en contra de lo que había esperado Apolo, esta vez el Heavy Raider no había aparecido, y no sólo eso, sino que además no habíais sufrido ninguna baja. Comparado con otros combates, realmente éste había sido un juego de niños y, para qué negarlo, habías disfrutado como nunca derribando Cylon tras Cylon. Incluso habías lamentado el tener que darles la espalda y volver a la base.

-¡Menudo vuelo!-la voz excitada de Narcho resonó en el interior de tu casco. Durante todo el combate el piloto no había dejado de hablar y reir de manera nerviosa, hasta tal punto que Apolo le había tenido que llamar la atención, y por desgracia no había sido el único en mostrar similar entusiasmo. Sin ninguna duda los estimulantes habían hecho efecto muy pronto e interiormente te temías que cuando bajases de la cabina te encontrarías una escuadra alterada y eufórica, además de a un Apolo enfadado y empecinado en obligarte a tomar drogas. Para ser sincera, ni siquiera tú sabías qué opción te resultaba menos atrayente. Apolo era un auténtico cabezota cuando quería y lo que menos te apetecía era tener que hacer uso de toda tu elocuencia para escaquearte. A decir verdad estabas agotada, no eras una máquina por los Dioses, y ahora que el subidón de adrenalina había quedado atrás empezabas a sentir el peso de todas las horas sin dormir y de los doscientos treinta y siete combates que habíais librado sobre tus hombros. Incluso la persopectiva de pasarte los próximos quince minutos lidiando con Tight te empezaba a parecer menos alagüeña.

***

00:00:00 DEL CICLO 238. SITUACIÓN: CUBIERTA DE ATERRIZAJE DE BABOR

A pesar del cansancio que sentías y que pesaba sobre ti, lograste que tu viper no rebotase demasiadas veces contra la cubierta de aterrizaje cuando bajase los mandos. Justo cuando activabas los frenos el mundo onduló a tu alrededor y la típica sensación de mareo te hizo un nudo en el estómago mientras la Estrella de Combate saltaba.

-"Salto doscientos treinta y ocho completado. Relojes en hora. Tres, dos, uno..."-la voz del oficial Gaetta dentro de tu casco sonó alta y clara. ¿Eran imaginaciones tuyas o se le notaba contento? La verdad es que tenía razones para estarlo ya que, en contra de lo que habías esperado, esta vez el Heavy Raider no había aparecido, y no sólo eso, sino que además no habíais sufrido ninguna baja, lo cual te hacía sentir aliviado. Mientras maniobrabas en dirección a la Cubierta de Hangares no pudiste evitar pensar si alguna vez la enorme carga que llevabas sobre tus hombros dejaría de ser tan pesada. Anteriormente habías estado al mando de otras personas pero nunca como en una situación como aquella, en la que cualquier fallo tuyo podía conllevar la muerte de cientos sino miles. ¿Y si en el próximo ciclo no podías evitar el que los Cylon rompiesen el cerco y alguna nave resultaba destruida? ¿Podrías soportar el ser responsable de la desaparición de tantas personas? Preguntas como esa y otras más que ni te atrevías a plasmar en pensamientos, te acosaban cada vez con más frecuencia, probablemente como consecuencia de las horas sin dormir y el desgaste de los doscientos treinta y ocho combates que habíais librado. Al tiempo que reducías la potencia de los motores te sorprendiste pensando que cada vez más comprendías a tu padre. Tantos años de discusiones y ahora que parecía que vuestra relación había llegado a un punto muerto empezabas a entender su forma de comportarse. Cuando la vida tanta gente dependía de uno, no se podía  flaquear, no se podía dejar vencer uno por las emociones..

-¡Menudo vuelo!-la voz excitada de Narcho resonó en el interior de tu casco e interrumpió tus lúgubres pensamientos. Durante todo el combate el piloto no había dejado de hablar y reir de manera nerviosa, hasta tal punto que te habías visto obligado a llamarle la atención, y por desgracia no había sido el único en mostrar similar entusiasmo. Sin ninguna duda los estimulantes habían hecho efecto muy pronto e interiormente te temías que cuando bajases de la cabina te encontrarías una escuadra alterada y eufórica, además de a una teniente Thrace dura e inflexible dispuesta a no ceder lo más mínimo en su propósito de no drogarse. Lo cual que te recordaba que con las prisas del ciclo anterior, ni siquiera habías tenido tiempo de tomarte tú mismo la dosis. De alguna forma debías de encontrar tiempo para hacero, además de convencer a Kara y lidiar con el problema planteado por Boomer. Hasta ahora habías logrado distraer a tus hombres de la cuestión que había formulado de manera tan inorportuna, pero sabías que la pregunta seguía pendiendo en el aire y que en cuanto tuviesen un poco de tiempo para pensar en ello, la duda y la inquietud prenderían de nuevo en tu tropa como la llama en un campo resecado por el sol.

Galen dejó a un lado los esquemas del caza que estaba consultando y meditó la pregunta unos segundos antes de contestar:

- Iré a echar un vistazo para comprobar si los daños requieren que todos los técnicos estén trabajando. De haber suficientes hombres libres traeré a unos cuantos voluntarios aquí. De esa forma vosotros podréis descansar hasta el siguiente ataque. De momento continuad hasta que yo regrese con nuevas instrucciones. -

Dicho esto dejó a sus hombres y se dirigió hacia la cubierta de aterrizaje.

- Buen trabajo a todos, descansad.- Fue la corta y lacónica frase que pude decir antes de bajar de mi aeronave, demasiadas preocupaciones, demasiadas dudas, demasiados problemas y apenas si veinte minutos para solucionarlos, aquello era de locos y sentía que cada vez me afectaba más. Me saqué el casco y lo dejé en el asiento del viper antes de descender, siguiendo el ritual de las 238 ocasiones anteriores hice un breve resumen del estado de mi vehículo al ingeniero que se acercó, por fortuna en esta ocasión no tendrían demasiado trabajo.

Mientras me encaminaba a la salida bajé la cremallera del traje, se agradecía aquella prenda cuando uno se encontraba en el exterior, pero dentro del Galáctica era demasiado abrigado y no se tardaba en sudar. Ahora que pensaba en aquello no recordaba hacía cuantos ciclos que no me duchaba, de manera que en vez de seguir la ruta hacia el camarote del comandante, me desvié, sin duda necesitaba una rápida ducha fresca y relajante, aunque tenía mucho trabajo por delante, era mejor relajar la mente y tratar de ordenar los pensamientos.

Fui recapitulando, sabía que tendría problemas con Starbuck, por otro lado vista la actuación de Narcho y otros pilotos, no podría reprocharselo, debía hablar con la civil para controlar las dosis de aquellos pilotos, pues aunque parecía haber sido buena idea, de seguir así era probable que no tardara en volverse en su contra. Había muchas posibles repercusiones de aquella decisión que no había tratado con el Comandante, esperaba que todos los estimulantes hubieran sido requisados, no quería que floreciera un pequeño mercado negro y sus pilotos pudieran acceder a él.

Ya en las duchas dejé que el agua fría empapara mi cuerpo, temía que si me duchaba con agua caliente mi cuerpo relajado me jugara alguna mala pasada y perdiera más tiempo del que podía permitirme. Debía darme prisa pues también debía tratar el problema de los cyclon con aspecto humano, aquello era una locura, ¿cómo nuestros enemigos habían pasado de parecer tostadoras a humanos?. Quizás igual que nosotros buscábamos parecernos a nuestros dioses ellos buscaban parecerse a sus creadores, buscaban comprendernos. Aquel hilo de pensamiento era peligroso y no me sentía despejado como para explorar la implicaciones morales y religiosas de aquello de manera que cerré por completo el grifo del agua caliente y dejé mi cabeza bajo el chorro de agua helada hasta que comenzó a dolerme.

-¡Eh! Sabes de sobra que es por culpa del maldito cardan, supongo que el equipo del Jefe no habrá tenido tiempo de repararlo en condiciones con tan poco tiempo- me justifiqué como era de costumbre ya que mis habilidades de pilotaje eran la misma para cualquier maniobra, ¡qué se creía!, pero no estaba dispuesta a enfadarme esta vez después de lo prometido al CAG así que no le di mayor importancia al comentario y retiré mi casco presurizado con un hondo suspiro de alivio al poder respirar de nuevo con libertad.

-Parece que estáis todos mucho más animados eh...- comenté con la frente y el ceño algo arrugados por la preocupación mientras las puertas se abrían y ambos salíamos del Raptor.
Sin duda debía ser positivo que los pilotos ahora estuvieran animados y con energías, pero por desgracia estaba claro que se debía al pequeño colocón generado por los estimulantes y temía que cuando cesara el efecto se vinieran abajo de forma demasiado contundente o acabaran volviéndose adictos, eso sería terrible... pero por el momento no parecía que hubiera más remedio que seguir con esa medida desesperada.

Miré alrededor y distinguí a varios de los pilotos riendo, felicitándose y hablando exageradamente alto. Era una situación de lo más surrealista bajo mi punto de vista pero ellos ni se daban cuenta.

-Crash, espero que no tomes otra dosis para el siguiente ciclo- dejé clara mi opinión y le miré de reojo pero enseguida abandoné el hangar en dirección a mi habitación para descansar un poco. Por desgracia no había demasiado tiempo, ni siquiera para hablar.

Starbuck bajó del Viper con un salto, ágil y coordinado muy a pesar del cansancio que invadía todos y cada uno de los nervios de su cuerpo. Se quitó el casco sin decir nada, meneó la cabeza para despegar el cabello de su frente, y observó. Contrariamente a lo que solía hacer, ésta vez observó sin intervenir, los movimientos acelerados y eufóricos de sus compañeros, antinaturales; escuchó sus voces alteradas, con aquella felicidad artificial en sus venas que les impedía sentirse realmente contentos por lo que había sucedido. Y la verdad era que, pasando el primer momento de alegría por la forma en la que se había dado el combate, a Starbuck la situación no le causaba la mínima gracia. Dentro de ella, su instinto ardía quemándole toda posibilidad de alegrarse: sabía, de alguna manera, por algún motivo, que lo que había sucedido no era si no el aviso de que la próxima vez, o quizás la otra próxima vez, las cosas les serían totalmente adversas.

- ¡Disfrutemos, pero, a no relajarse! - gritó, mientras caminaba alejándose de su Viper - Hemos vencido, sí, pero, ¿quién dice que esto no es una maniobra pensada para que nos confiemos la próxima? ¡No bajemos la guardia por haber conseguido la victoria! - y luego de las últimas palabras, sonrió abiertamente - Aunque lo hayamos hecho muy bien esta vez.

Se dio la vuelta, y le hizo un gesto de camadería a Boomer que se alejaba. Echó una mirada a su alrededor, y se mantuvo totalmente erguida a pensar que de pronto la adrenalina parecía haberla abandonado. A cada paso que daba, dirigiéndose a la salida, más cansancio parecía posarse sobre sus hombros, hundiéndola en el suelo hasta hacerle casi imposible caminar. Apuró el paso, para no dejar que nadie encontrara la evidencia demasiado notoria. Traspasó las puertas con la cabeza en alto, con los ojos ardiendo de decisión.

Una vez fuera, en la soledad, se apoyó en una pared y se permitió sentir aquel cansancio de muerte. Sin embargo, en vez de quedarse compadeciéndose por su irremediable molestia, Starbuck se irguió otra vez y se dirigió con paso rápido a los baños. No había podido apoyar la cabeza antes, pero lo haría unos minutos ahora. Luego, por supuesto, de meter la cabeza en agua bien fría para mantenerse lo más cuerda que pudiera.

Guiados por el runrun de los motores y el rumor de las conversaciones, tus pasos acompasados te llevaron atravesando el hangar abandonado hacia el hangar de estribor, donde vipers y raptors eran conducidos por los técnicos hasta su lugar de estacionamiento. Parecía que la euforia de haber tenido un combate relativamente fácil se había contagiado a todos los pilotos, ya que donde quiera que mirabas veías hombres y mujeres sonrientes, palmeándose el hombro y bromeando en voz excesivamente alta, de aspecto bien distinto a los habituales rostros demacrados y cenicientos. Sí, ojeras y bolsas seguían estando allí, así como también las barbas a medio crecer y los pelos grasientos y sujetados de cualquier forma, pero todos los pilotos sin excepción tenían los hombros derechos y miradas brillantes y despiertas, lo cual resultaba bastante extraño.  ¿Habría pasado algo de lo que no habías sido informado? Mientras te dirigías hacia uno de los especialistas para informarte de la situación, por el rabillo del ojo viste cómo Boomer descendía del raptor y se dirigía a paso vivo hacia la salida del hangar. Tenía una expresión pensativa y el ceño ligeramente fruncido y en ningún momento desvió la vista por lo que, a pesar de los escasos dos metros que os separaban, parecía no haberte visto.

El momento pasó y sin que la llamases Boomer continúó su camino y en unos segundos desaparecía por el pasillo hacia el interior de la nave. Viendo que te acercabas, el especialista Vireem, que había quedado al mando en tu ausencia, se volvió hacia ti cuando te acercaste y sonrió débilmente.

-Creo que les han dado algo, Jefe, están un poco demasiado contentos ¿no?-susurró haciendo un leve gesto en dirección a un grupo de pilotos que lejos de irse a descansar a toda prisa habían formado un corrillo y no paraban de comentar la batalla en voz alta y alterada.

-¿VISTEIS AQUEL GIRO DE NARCHO? POR LOS DIOSES ESTUVO POR LOS PELOS...

-¡ESO NO FUE NADA! EL QUIEBRO DE STARBUCK RAYÓ EN LO IMPOSIBLE PERO GRACIAS A ELLA SIGO AQUÍ...

Enarcando levemente una ceja Vireem carraspeó y señaló hacia los vipers pulcramente alineados en los que se afanaban tus hombres. Silenciosos, demacrados y bostezando técnicos y especialistas contrastaban vivamente con el grupo de pilotos que, en cuestión de quince minutos, parecía haber vuelto a la vida. 

-Está todo en orden, Jefe. Ha sido un combate bastante bueno y sólo hay que hacer las revisiones de rutina antes del próximo-te informó sin necesidad de que le preguntases. A continuación la señal de llamada resonó desde el altavoz por todo el hangar.

-"Capitán Adama, capitán Adama..acuda a puente"

-Gracias Vireen. Tan pronto como el número de hombres disponibles lo permita pide un grupo de voluntarios en mi nombre y mándalos al hangar de los Mark VII para sustituir al equipo que está allí. - tras decir esto se giró y volvió junto a los hombres y mujeres que se afanaban por conseguir hacer de aquellos montones de chatarra unas herramientas útiles para acabar con el enemigo.

Cuando llegaste junto a ellos, tu equipo se había puesto manos a la obra y, tras desmontar el panel de comunicaciones de los vipers, comentaban en voz baja lo que debían de hacer. Al ver que te acercabas, Socinus se volvió hacia ti para informarte.

-Hemos llegado a la conclusión de que, dado que el principal problema es el Programa de Navegación que se les instaló poco antes del ataque, la mejor solución desinstalarlo sin dañar el resto del sistema e instalar el programa antiguo. Es menos completo y sobretodo menos automático pero servirá igualmente-añadió encogiéndose de hombros-sin embargo pienso que va a llevar tiempo, hay que modificar parte de la electrónica para poder adaptarlo. Digamos que estos Mark son demasiado..."nuevos"-a pesar de su cansancio el especialista esbozó una débil sonrisa.

Justo cuando abrías la boca para contestarle la voz de Cally te interrumpió.

-¡Jefe! Mire...-girando hacia la dirección que indicaba descubriste a Boomer andando por el fondo del semivacío hangar. En primer momento no notaste nada extraño, pero entonces te diste cuenta de por qué la voz de tu compañera tenía ese tono tan extrañado. El rostro de Sharon, a pesar de tener los ojos abiertos, tenía una expresión medio ida, los ojos clavados en ningún punto en particlar, y parecía que estaba diciendo algo aunque desde donde te encontrabas no pudieras oirlo. A pesar de la distancia que os separaba estaba claro que la Teniente estaba caminando en sueños.