Partida Rol por web

Born Under a Bad Sign [+18]

I - A Hell of a Ride

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03/09/2021, 21:58
Darius DeQuinn

Darius escuchó a la jovencita hablar sobre Maggie Mae. Puso gesto serio y asintió.

Parece que Maggie Mae era una persona muy sabia. Y una gran cocinera. Lo siento por tu pérdida, chiquilla. Por Maggie Mae —dijo Darius chocando ligeramente su cuenco con el de la joven a modo de brindis antes de dar otro sorbo de caldo.

La jovencita respondió que le gustaba cabalgar y que su caballo era uno de sus mejores amigos, pero que no sabía cuáles eran sus virtudes.

Bonito nombre, Chester. Y si todavía no sabes cuáles son tus virtudes, no te preocupes, lo iremos descubriendo en Deadwood, mientras me enseñas los trucos que sepas hacer con Chester y yo te enseño algunos que puedo hacer con Freedom, mi buen amigo caballuno —le dijo con un guiño.

Escuchó a la joven manifestar cierto pesar por pérdidas pasadas. No había una señora Marston, no había una madre. Quizás los tiros iban por ahí.

Bienvenida al club, chiquilla. Yo perdí a mis padres siendo un niño más jovencito de lo que tú eres ahora, ¿sabes? Ahora, ya que me lo preguntas, voy a Deadwood para ver a un viejo amigo, un viejo amigo que conoció a mis padres.

Por supuesto, Darius no iba a entrar en detalles sobre la horrible forma en que había perdido a sus padres ni sobre quién era ese amigo.

La joven le extendió un gracioso meñique para sellar una especie de pacto de amistad. Darius sonrió divertido ante aquella graciosa ocurrencia, mientras agarraba el pequeño meñique de la encantadora joven con su propio y enorme meñique.

Muy bien, Maddie. Trato hecho. Llámame Darius y trátame de tú. Sellado y oficial ante el notario de nuestros dedos meñiques, chiquilla.

Después de sellar su pacto, terminó de vaciar el cuenco de comida. En ese momento, observó que la mujer mexicana se llevaba su mano al revólver mientras miraba a la oscuridad, más allá del círculo de luz formado por la hoguera. Darius tenía su escopeta junto a él y preparó su mano sin llegar todavía a agarrarla, pero listo para hacerlo en caso de necesidad. Sin embargo, no le quitó ojo de encima a Maddie, por si fuera necesario protegerla y le hizo un gesto serio y silencioso a Marston, como llamando su atención al respecto.

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04/09/2021, 17:49
Dr. Klaus von Heizinger

Von Heizinger parecía inspirado aquella noche.

Con dramático gesto y declamando con una tonalidad ligeramente más grave de la que correspondía a su germánica voz, remató el largo chiste que venía cociendo desde hacía diez minutos con una narración procelosa en desopilantes detalles de índole sexual sobre la legendaria enemistad entre un trampero de Montana y un oso de manto pardo que parecía tener un don para darle esquinazo a pesar de que el trampero no reparaba en gastos para dar muerte al animal:

Y entonces el oso dijo... ¡Jijiji! El... ¡Ijijiji! El oso dijo... Hoy tú no has venido a cazarrrr, ¿ja? ¡JIAAAAAJIAAAJIAJIAAAAAAAA! —El médico estalló en una estentórea carcajada que a buen seguro reverberó en toda el área al tiempo que su rostro enrojecía y las lágrimas restallaban en sus ojos.

Las prostitutas, agraciado público, se desternillaron a coro, encandiladas por el verbo ingenioso y travieso del alemán. Incluso la madame rio por lo bajo mientras exhalaba vaharadas de su cigarrillo. El escocés tuvo que disimular la risa porque su esposa pensaba que el doctor Von Heizinger era un chalado que ofendía a Dios Todopoderoso con su humor soez y excéntrico.

Cuando Madison le ofreció un cuenco, el doctor le dio las gracias con efusividad.

Aaaah, Fraülein Maddox, mi más joven y prrrrometedora cliente, grrrracias por este cuenco de sopa caliente lleno de trrrropezones de dudosa prrrrocedencia... —dijo con la más radiante y torcida de las sonrisas, siempre techada por su teutónico mostacho. —Oh, qué exquisitez. Me siento diez años más joven. Hum. Hum. Esto debe serrr un poco de tendón, ja. —alzó un dedo y se retiró un pedazo de carne que se le resistía, arrojándolo entre los matorrales. —Mi paladarrr es algo sibarrrita, mi querrrida Maddie. Perrrdón.

>> ¡Oh, perrro qué ven mis ojos! La pequeña jovencita intimando con el buen Darrrius. —el doctor se aproximó a ambos y dio una palmadita a Darius en la espalda. —Hombrrre fuerrrte y rrrecto, joven Maddie, el que tienes ante ti. Prrresumo de llamarrrle amigo, ja. Herr Darrrius, ¿tendrrría un momento, bitte?

Madison intuyó que el doctor y el enorme negro tenían algo de qué hablar, pero lo cierto es que Von Heizinger no dio mucha opción a la pequeña a que se quedase con Darius escuchando la conversación.

Ese Von Heizinger era un tipo elegante y sutil. Sabía cómo conseguir las cosas con una vulpina sonrisa.

Notas de juego

Maddie, escoge:

Dejar a Von Heizinger y a Darius hablar a solas. Cero riesgo. Cero diversión.

O bien, intentar escuchar de qué cuchichean. En tal caso, narra cómo te aproximas a ellos y haz una tirada de Astucia. Puedes usar alguna habilidad perceptiva, si la tienes.

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04/09/2021, 18:17
Madison Maddox
- Tiradas (1)
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04/09/2021, 18:28
Director

Von Heizinger tenía una habilidad innata que Darius conocía bien. Podía pasar por ebrio entre risotadas y acentos impostados cuando, en realidad, estaba sobrio y con el índice en el gatillo de su amado rifle Krag. Y es que si bien Darius era una fuerza de la naturaleza impetuosa e ingobernable, el doctor era sibilino, artero y calculador hasta extremos que rozaban la paranoia. De algún modo que Darius solo atisbaba a intuir, Doc iba por delante siempre. Decía que en su negocio era esencial para cobrar.

Mi querrrrido amigo, he estado pensando en lo que me comentaste a tu rrregreso de tu asalto a la Colina Solitaria y a su criadero de pumas. —comentó con su ironía habitual.

Nuestrrro mudo y común amigo, el señor Malone, vale una pasta gansa, perrro parrrece tener una arrrdiente aliada en esa explosiva latina. ¿Crees que forrrmarán una sociedad como la nuestrrra? —preguntó mirando de soslayo a la señorita Deck al tiempo que su mostacho parecía cobrar vida propia y se agitaba movido por un breve pero lascivo impulso. —Al cincuenta por siento salimos a 1.000 dólarrres a mayor glorrria de la ciudad de Cheyenne. ¿Y bien? ¿Cómo lo hacemos? ¿Prrrefieres atraparrrrlo ahora, o cuando aumente el precio con nuevas e insospechadas felonías? Muerrrto el cazador que le seguía la pista, podemos suponerrr razonablemente que la competencia ha menguado. ¡Jijijiji! 

>> No te juzgarrría si prefirieses esperarrr, y lo sabes. Business is business.

Doc siempre pensando en la inflación.

En otrrro orrrden de cosas, tu descrrripción del cadáver y sus circunstancias parrrticulares me han hecho recordarrr a un hombrecillo, Edward Tillinghast, alias Eddie La Zarigüeya. Tenía unos ojos bastante grrrandes e inquietantes, si me preguntas. Encaja bien con el muerrrto y era conocido por serrr un temible francotiradorrr... Aunque ese muñeco de tiza en su espalda... Hmmm... Resulta desconcertante...

Doc parece hacer memoria, pero no consigue hallar respuesta al interrogante que le sobrevuela como un buitre.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Que no se diga que no lanzo decisiones de calado desde el minuto uno ;-D

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04/09/2021, 18:31
Dr. Klaus von Heizinger

Escuchas a Von Heizinger decir a Darius esto:

Mi querrrrido amigo, he estado pensando en lo que me comentaste a tu rrregreso de tu asalto a la Colina Solitaria y a su criadero de pumas. —comentó con su ironía habitual.

Nuestrrro mudo y común amigo, el señor Malone, vale una pasta gansa, perrro parrrece tener una arrrdiente aliada en esa explosiva latina. ¿Crees que forrrmarán una sociedad como la nuestrrra? —preguntó mirando de soslayo a la señorita Deck al tiempo que su mostacho parecía cobrar vida propia y se agitaba movido por un breve pero lascivo impulso. —Al cincuenta por siento salimos a 1.000 dólarrres a mayor glorrria de la ciudad de Cheyenne. ¿Y bien? ¿Cómo lo hacemos? ¿Prrrefieres atraparrrrlo ahora, o cuando aumente el precio con nuevas e insospechadas felonías? Muerrrto el cazador que le seguía la pista, podemos suponerrr razonablemente que la competencia ha menguado. ¡Jijijiji! 

>> No te juzgarrría si prefirieses esperarrr, y lo sabes. Business is business.

Doc siempre pensando en la inflación.

En otrrro orrrden de cosas, tu descrrripción del cadáver y sus circunstancias parrrticulares me han hecho recordarrr a un hombrecillo, Edward Tillinghast, alias Eddie La Zarigüeya. Tenía unos ojos bastante grrrandes e inquietantes, si me preguntas. Encaja bien con el muerrrto y era conocido por serrr un temible francotiradorrr... Aunque ese muñeco de tiza en su espalda... Hmmm... Resulta desconcertante...

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04/09/2021, 18:34
Jake Marston

El crujir de las ramas te alerta y te giras con rapidez felina, por acto reflejo.

Marston te devuelve la mirada con una media sonrisa.

Perdón, Miss. No quería asustarla. ¿Permite? —se disculpa mientras señala un tronco solitario a tu vera.

Como ya constataste en su momento, Marston parece hecho de otra pasta.

Tiene usted los reflejos de una pantera. —dice con media sonrisa mientras da un trago a su cuenco, mascando el hueso de pollo que se niega a hundirse en el mejunje.

Marston permanece muy atento a tu mirada, a tus gestos. Es el tipo de hombre que sabe leer los silencios. Sus ojos se deslizan hacia Maverick, tu socio y compañero de fatigas.

Su socio parece nervioso. Igual que usted. Somos muchos para una manada de lobos. Y ese viejo, Lynch, no duerme. Es un búho. —comenta prestando hipnótica atención al crepitar del fuego.

Notas de juego

Retrotraigo un poquito tu mensaje para darte conversación con Marston ;-)

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04/09/2021, 18:43
Director

Notas de juego

Os dejo contestar a todos una vez más y si Mav no dice nada, avanzo yo con Lynch ;-D

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04/09/2021, 20:36
Darius DeQuinn
Sólo para el director

Cuando Von Heizinger y Darius se separaron para tener unas palabras acerca de la información que le había compartido anteriormente, el jinete negro se dio cuenta de que aquel viejo zorro ya estaba pensando en hacer caja rápidamente.

Doc, no pierde usted el tiempo —le respondió con cierta complicidad—. No le quepa duda de que esos dos funcionan en sociedad. Y, seguramente, una peligrosa.

Darius miró disimuladamente y con desconfianza hacia el taciturno Malone, quien estaba apartado del grupo.

Pero ya sabe que ahora mismo tenemos otras prioridades en Deadwood. —Suspiró—. Mantengamos un ojo en esa pareja, eso sí. No me fío de ellos, Doc. Por lo que dice ese bando, Milton es experto en estafar. No hablamos de un simple asesino o ladrón, sino de alguien con habilidades para el engaño. Posiblemente sea muy astuto. Una víbora peligrosa. Esperemos. Y observemos. Más por precaución que por ganancia. Por el contrario, creo que Marston... Yo no pongo la mano en el fuego por nadie salvo por usted, Doc, pero parece un hombre de fiar.

Darius escuchó las palabras acerca de Tillinghast, la Zarigüeya.

Le puedo asegurar, Doc, que este hombre tenía unos ojos grandes e inquietantes. Muy inquietantes. Y se notaba que estaba apostado en la colina para abrir fuego como un francotirador. Bien podría ser ese Tillinghast. Pero… —Se detuvo pensativo un segundo—. Pero quien quiera que le haya dado boleta debe andar tras Milton. Y no parece llevar muy bien que alguien le haga competencia. Así que yo que usted me andaría con cuidado.

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05/09/2021, 13:01
Danna Deck

Si en algo destacaba Danna Deck era precisamente en tener los ojos bien abiertos y los oídos preparados, sobre todo cuando el sitio donde descansaba era desconocido y considerado como inseguro. El hecho de haber escuchado una detonación en la distancia implicaba que no se encontraban solos, y una caravana jaleosa, con el buen doctor haciendo desternillar de risa a las putas, era un reclamo de kilómetros a la redonda.

Las ramas de alrededor crujieron y la fémina se giró con rapidez y el revólver en la mano, apuntando a Marston, el cual se disculpó ante la joven, pidiendo permiso para acompañarla. 

Me está probando. Comprueba cómo soy de rápida, y quizás quiera sacarme información. Buen elemento está hecho.

- Oh, por supuesto, la compañía siempre viene bien - Miró su revólver y tras sonreír deliciosamente lo guardó - Disculpe, señor Marston, es la fuerza de la costumbre. Estuve un tiempo sola y tuve que mejorar mucho para asegurarme la supervivencia. A veces cuando duermo lo hago con un solo ojo, y con el otro controlo de que nadie se me acerque... - Lo comentó como si fuera casual, aunque quizás fuese una advertencia para no ser un blanco fácil en caso de intento de robo pues, ¿aquel tipo de ganaría la vida de manera honrada?

Va camino a Deadwood. Evidentemente no.

Danna miró al hombre a los ojos, se la veía segura de sí misma. No parecía temer a Jake, pero intuía que estaba escondiendo algo y la muchacha, curiosa de por naturaleza, estaba deseosa de saber qué es. Marston le resulta agradable a Deck, atractivo incluso, pero no entraba en el juego de tontear con él de forma vulgar, siendo respetuosa en los espacios, pero a la par, encantadora, como si quisiera hacerse notar como una mujer decente y casadera, quizás de las pocas disponibles en esa parte del mundo. Era una técnica sutil para atraer varones que no buscasen polvos rápidos, a veces así conseguía atenciones de varones honrados y respetables más que de golfos pistoleros.

- Tu hija cocina muy bien, el caldo es delicioso y se hace agradable con el frescor de la noche tomar algo caliente - Dijo la bonita mujer no apartando su mirada del hombre, comprobando que la mirada de Marston se dirigían hacia Maverick, haciendo el comentario de rigor, que aparentaba estar nervioso.

- Es normal estar nervioso en un sitio como este donde nunca se sabe qué tipo de peligros pueden salir por el camino - Comentó Danna sin preocuparse demasiado de las palabras de su acompañante - ¿Siempre estudia tan bien a las personas o solo lo hace conmigo? Me da sana curiosidad si me trata de manera especial - Una risa femenina y dulce escapaba de su garganta - Somos muchos para una manada de lobos, pero bien sabemos que los perros salvajes no disparan y alguien en la lejanía sí lo hizo. Por cierto, ¿qué encontraron en su excursión? ¿Hubo algo que les preocupase? Ambos volvían muy serios en su regreso y tardaron... Posiblemente encontrasen algo.... ¿Me equivoco?... - La muchacha rompió la distancia por unos instantes, alargó su mano hacia los cabellos del hombre y retiró un mechón que se posicionaba en la frente - Así mucho mejor, debía incomodarle... - Tono de voz bajo, definitivamente la mujer empleaba con mesura sus armas de mujer. Sutileza, dulzura, encanto, miradas, sonrisas y nada de comportamiento soez. Todo esto sumado a que solía asearse, buscaba de manera circunstancial, que los varones se fijasen en ella y, si no era el caso, al menos la tratasen con mucha más cercanía.

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05/09/2021, 15:32
Maverick Malone

El saber que no eran indios o que si lo eran no eran ellos el objetivo tranquilizó levemente a Malone, ya que desde luego parecía que algo había aunque no sabían el qué. La pequeña Madi demostró temple enfrentándose al guía para tratar de evitar dejar atrás a su padre. Era algo curioso pero razonable. Una niña pequeña sola en este mundo duraría muy poco. 

Danna proponía avanzar siguiendo las indicaciones del guía, aunque luego rectificó apoyando a la pequeña, haciendo un comentario para tratar de evitar llamar la atención. Asintió a su guiño como respuesta, le seguiría el juego, aunque desde luego esperaba que no se retrasaran mucho. Estar en aquel lugar después de aquel disparo es algo que no le agradaba en lo más mínimo. 

Finalmente llegó la noche, después de que los dos valientes insensatos regresaran con el resto del grupo. El viaje tenía bastante intranquilo a Maverick así que optó por quedarse un poco alejado de la hoguera mientras cuidaba de tener las armas preparadas. Se adentraban en terreno desconocido e inhóspito donde detrás de cada recodo del camino una amenaza desconocida se podía presentar. 

El relacionarse con la comitiva sería trabajo de Danna. Malone se sentía intranquilo, un extraño cosquilleo en la nuca que le impedía relajarse. Escuchó el sonido de una pisada. Con una mirada acerada hacía donde estaba reunida la gente en la hoguera su primer instinto fue desenfundar el revolver y amartillarlo - ¡¿Quién va?! - Dijo lo suficientemente alto como para que los de la hoguera le escucharan por encima del jolgorio general. 

- Tiradas (1)

Notas de juego

Off: Perdón por el retraso, el día 1 empecé curro nuevo y me ha resultado un poco caótico. Pero ya está todo ok. 

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06/09/2021, 16:55
Dr. Klaus von Heizinger

Von Heizinger escuchó con atención el razonamiento de Darius, asintiendo ocasionalmente. El doctor tenía un dicho que solía recordar a su camarada cuando comía fruta, en particular, manzanas.

Son los gusanos los que han de tenerrr cuidado conmigo. ¡Jijijijiji!

Y era cierto.

Bajo la impronta de hombrecillo despreocupado y sonriente se ocultaba un cazador inmisericorde. También despreocupado. Y también sonriente. En esos aspectos, la verdad, era muy fiel a sí mismo. Y es que, como el doctor recordaba a menudo, él era austríaco, no alemán. Y la diferencia, en sus propias palabras, era esta:

Un alemán podrrría decirte que una situación es serrria, pero que no hay que tomarrr medidas desesperadas. En cambio, ante una situación desesperada, un austríaco siemprrre dirrrá que no hay que tomárrrsela en serio. ¡Jijijijiji!

Aunque médico de formación, Von Heizinger siempre había tenido un particular entusiasmo por la caza, así que el oficio de cazarrecompensas le pareció una evolución natural de lo que para él venía siendo una afición desde su más tierna infancia. Nunca entregaba a un forajido vivo. Su seña de identidad era un balazo a la testa con su arma insignia, un fusil de largo alcance Krag-Jorgensen que a ojos de Darius se asimilaba a un pariente para el doctor.

Bien, amigo Darrrius. Dado que eres mi socio, confiaré en tu crrriterio y en tu desarrollado olfato de cazadorrr. Vigilaremos a ese parrr de truhanes y, llegado el caso, cobrrraremos la recompensa, ¿ja? —dijo alegremente mientras ofrecía la mano al negro. —¡Apostemos por la inflación! ¡JIJIJI!

Pareció quedar pensativo cuando Darius mencionó su teoría sobre la muerte de Tillinghast.

Pobrecillo. Eddie Tillinghast era un tipo simpático. Te habrrría caído bien. Aunque nunca sabrrrías con qué ojo te estaba mirando. Bizqueaba un poco, ¿ja? Un tirador diabólico, sin duda. El que le ha dado el finiquito debía ser hábil... Hummm... Un muñeco de tiza dibujado en la espalda... He oído eso en alguna parte...

Notas de juego

Fin de la conversación con Doc.

Pronto, más ;-D

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06/09/2021, 17:12
Jake Marston

Marston sonrió eludiendo tu mirada cuando comentaste sus hábitos nocturnos. Casi pareció comprender lo que subyacía en tus palabras.

Sí, se le da bien... —replicó con cierta parquedad refiriéndose a Maddie, a la que buscó con la mirada. —¿Dónde diablos se habrá metido esa cría? —se preguntó con cierto enojo.

Las preguntas de Danna le devolvieron a su lado.

Presto atención al entorno, Miss. Como usted. Nada más. Espero no resultarle incómodo. —dijo disculpándose con su singular galantería y una sonrisa sincera. A todas luces, tenía cierta gracia esquivando torpemente tus preguntas.

Al apartarle el mechón de cabello negro de la frente te mantuvo la mirada un instante, lo suficiente para añadir:

En tiempos lo tuve más largo. Cuando empezó a incomodarme le pedí a Maddie que me lo cortase. Casi me rebana una oreja, pero supongo que la práctica hace al maestro, así que la dejo hacerlo cada cierto tiempo. —se pasó su robusta mano por el cabello antes de recolocarse el sombrero. —Supongo que me gusta vivir mirando al peligro a la cara.

Acabó su caldo al tiempo que entornaba la mirada y oteaba la oscuridad circundante.

¿Qué encontramos el señor DeQuinn y yo? Poca cosa, Miss. Un cadáver. Quizás un robo. Quizás un ajuste de cuentas. Solo Dios lo sabe. Solo Dios lo sabe.

Ladeó el rostro y con un gesto te hizo mirar en dirección hacia Maverick.

Parece que tenemos compañía. Atenta, Miss.

Notas de juego

Te lo pongo en privado.

Me gusta fomentar la paranoia xDDDDD

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06/09/2021, 17:27
Director

Lynch y Malone fueron los que dieron al alto a la figura solitaria que trastabillaba entre la espesura al abrigo de la noche. Delante de ellos se toparon con un tipo delgado, con el cabello alborotado y el rostro agrietado por diversas heridas y pequeños cortes. Tenía la piel de un blanco lechoso, con una aureola morada alrededor de las cuencas de los ojos y los labios cuarteados, evidenciado una agónica sed carcomiéndole la garganta.

El hombre, más un cadáver que un hombre, parecía delirar presa de un vívido y febril sueño. Envuelto en lo que parecía un pañuelo de tela muy sucio, sostenía algo entre sus manos, a la altura del pecho, con tal fuerza que parecía querer apresarlo por miedo a que escapase de su abrazo.

Con todo, no fue su tambaleante y maltrecha estampa la que hizo estallar en un alarido de terror a Leah, Jenna y Annabella, del carromato de las meretrices. 

Fueron las dos largas astas negras que emergían de su espalda y que atravesaban su pecho de lado a lado, revelando las afiladas puntas ensangrentadas de dos flechas.

Aquel hombre debía estar muerto y, sin embargo, caminaba, resignado a morir según los designios de Dios.

Los ojos de la serpiente... Los ojos de la serpiente... Los ojos de la serpiente... los ojos de la sssserpiente...

Notas de juego

Todos, tirada de Astucia (admito percepción o derivada) MUY difícil (-50%), salvo Maverick (-25%).

Si alguno la pasa, premio.

Vosotros diréis cómo actuáis. Los secundarios hablan en último lugar ;-)

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07/09/2021, 00:17
Darius DeQuinn

Mientras todavía escuchaba las últimas palabras de Doc, Darius escuchó el grito de Malone dando el alto. A continuación, de la oscuridad surgió aquel hombre cadavérico y malherido, con dos flechas atravesándole la espalda.

Doc —dijo sencillamente, con un movimiento de las cejas. El austríaco entendería que aquella era una llamada a usar sus dotes. Innecesaria, seguramente, pues Doc siempre iba por delante.

Después, Darius se acercó rápidamente a aquel hombre y lo agarró de los hombros para sostenerlo y mirarlo a la cara. A esa cara agrietada y fantasmal.

Agua. Rápido. Traigan agua a este hombre —dijo, echando una mirada rápida por encima de su propio hombro.

Entonces, sus ojos se dirigieron a lo que aquel hombre llevaba en el pecho, envuelto en una tela de aspecto mugriento, algo que debía ser muy valioso para que no lo soltara aun en el estado en que se encontraba. Lo miró con la intención de saber qué había ahí dentro.

Notas de juego

Lo siento por la brevedad. Ser el primero en actuar tiene sus contras :P

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07/09/2021, 13:45
Danna Deck

A pesar de que Marston estaba hablando con ella, se notaba que no quería apartar la mirada de Madison, buscando visualmente a la cría a cada instante, lo que hizo sonreír a Deck. Ciertamente le recordaba a su propio padre.

- No me resulta incómodo que esté pendiente de mí, señor Marston - Le miró con encanto - Está claro que así voy a sentirme mucho más protegida que lidiando yo sola con el entorno - Comentó normalizando la sobre atención que le dedicaba, la cual en cierta medida, a Dana le iba bien. Era mejor que la tuvieran presente, pues la joven se mostraba siempre más abierta que Malone, siendo el rostro bonito que representaba a la pareja.

El gesto de apartarle un mechón del rostro había sido un acto arriesgado. Algunos varones rehuían ante la presencia femenina, pero Jake no era un cobarde, dedicándole una mirada más larga, mantenida en el tiempo. Dana la sostuvo para que la profundidad y el brillo de sus pupilas fuera algo digno para que recordara.

- Si en algún momento precisa que le corte el cabello y quiere asegurar su oreja y cuello, siempre puede contar conmigo - Comentó la mujer de buena fe - Tengo experiencia de sobra en esos menesteres, podría incluso enseñar a Madison para que no sea una actividad de riesgo - Dana se mostraba amable, dispuesta y sobre todo confiable, rompía las distancias con facilidad, como si quisiera llevarse bien con los nuevos vecinos de Deadwood.

La seriedad de Deck se hizo presente cuando su interlocutor habló de la presencia de un muerto en las colinas. La muchacha hizo un gesto con la boca, como si en el fondo, esperase algo de eso.

- Un tiro y un muerto. Ciertamente no estamos solos, menos me preocupan los coyotes... - Indicó la fémina suspirando cuando Marston le hizo un gesto hacia su compañero, Maverick, mientras afirmaba que tenían compañía. Dana hizo aparecer su revólver en una leve fracción de segundo. Sobraban las palabras.

Danna Deck se levantó del suelo, revólver en mano y se acercó despacio hacia el hombre que se aproximaba. Nunca adelantaría a Malone, siempre cubriéndole, poniéndose a su derecha en un ángulo de 45 grados, tal y como tenían apalabrado, el que quedase atrás siempre debía cubrir, y estar en una posición visible para ejecutar buenos disparos.

Fue así cómo la mujer miró aquel hombre cubierto de heridas y cortes, con un blanco que aventuraba una prematura muerte. Sus ojos tornaban un mirar morado y sus labios evidenciaban necesidad de líquido vital. Sostenía algo a la altura del pecho y aunque Danna no parecía saber qué era, preparó su revolver por si debía disparar. Aunque en su interior algo le decía que no era peligroso, estaba más muerto que vivo.

- Está perforado con flechas... - Susurró la mujer pestañeando. ¿Cómo seguía vivo ese hombre en tales condiciones? - ¿Los ojos de la serpiente?... 

Danna pensó que el varón tenía alucinaciones. Magnánimo sería pegarle un tiro. Arriesgado también y rogaba porque nadie lo hiciera. De lo contrario alertarían de su posición.

Aunque ya deben saber de que estamos aquí. ¿Seremos los siguientes? Malditos indios...

Darius se acercó al hombre para atenderlo. Danna dejó de prestarle atención para fijarse alrededor, por si quizás alguien les espiaba desde la distancia y cubierto por el manto de la noche. No sería ella quien llevase agua, tampoco la primera en ver el objeto escondido por el cadáver andante. Ella vigilaba los alrededores y la posición de Malone, su compañero, su socio, su amigo.

- Tiradas (1)
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07/09/2021, 17:25
Madison Maddox

Madison estaba distraída cuando sintió la voz de Malone surcar la oscuridad como un estallido. Su mirada se deslizó por instinto al lugar del que procedía el movimiento. El intruso tenía un aspecto grotesco. Las heridas de su cara contrastaban intensamente con el tono mortuorio de su piel. Los gritos de las mujeres rasgaron la noche consiguiendo que la chica diera un respingo. El desconocido tenía un pie en la tumba. De repente recordó el disparo que habían oído aquella tarde. Ni su padre ni Darius le habían contado lo que habían encontrado en su expedición. Nunca le contaban nada. Ni siquiera le habían contado cómo había muerto su padre. Su mundo había saltado por los aires de la noche a la mañana y ella había tenido que recoger los pedazos y seguir adelante. Y, sin embargo, los adultos aún creían que tenían que protegerla ocultándole información aunque lo único que conseguían es que su imaginación trabajara con un ritmo frenético. ¿Guardaría aquello alguna relación? 

Lentamente Madison se movió hacia el fuego como si su calor pudiera protegerla de aquella visión que acababa de irrumpir en su improvisado campamento rompiendo el ambiente distendido que había reinado como un frágil cristal. El silencio cayó como una pesada losa mientras aquel hombre de aspecto moribundo avanzaba inexorable. 

Agua. Rápido. Traigan agua a este hombre —

La voz de Darius resonó con con fuerza en el claro y pareció sacarla de un trance. Con gesto hábil cogió el tronco de la hoguera que había usado a modo de antorcha cuando fue a buscar el agua y un cuenco lleno del preciado líquido. Sin decir palabra se aproximó al moribundo. No creía que el agua pudiera ayudarle. Nada podría, pero tal vez le sirviera de alivio. — Señor, ¿puede oírme? Está usted herido. Debería tumbarse. Déjenos ayudarle. 

- Tiradas (1)
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08/09/2021, 08:20
Dr. Klaus von Heizinger

El doctor Von Heizinger se aproximó al herido al tiempo que alzaba los brazos y agitaba las manos, apartando y espantando a los curiosos, que a decir verdad, eran pocos. Las prostitutas se habían encargado de retirarse a una distancia prudencial por iniciativa propia. La mayoría eran muy jóvenes y aún impresionables frente a la dureza de un mundo impredecible. También pasó a un discreto segundo plano el matrimonio escocés, aunque en este aspecto al padre se le veía dividido entre una morbosa curiosidad y su deber de cuidado hacia su devota mujer, Lorraine, y su pequeño retoño.

Dejen paso a un prrrofesional. Vamos, vamos, Damen und Herren. Guten Abend, amigo. —saludó cortés el doctor mientras asentía aprobador al gesto de Madison, tomando el cuenco lleno de agua y ofreciéndoselo al desconocido. —Beba despacio, ¿ja?

El doctor examinó las heridas en silencio, hasta que sus ojos repararon en lo que el extraño sostenía entre sus dedos agarrotados.

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08/09/2021, 08:29
Director

Brillaba en la oscuridad con un halo violáceo, tenue y sobrenatural.

Mal envuelta en el pañuelo deshilachado, relucía una piedra de un tamaño algo más grande que el puño de un hombre robusto. Era de un negro abisal, como si le hubiesen arrebatado un pedazo a un eclipse lunar, en apariencia insondable, pero si se observaba con detenimiento, vetas púrpuras palpitaban en su interior.

De un modo extraño, la roca era lisa, esférica y muy pulida. Demasiado perfecta para haber sido extraída con un pico de la pared interna de una cavidad subterránea. Era preciosa a la vista hasta rebasar el concepto de hipnótica, casi como una gema desconocida hasta entonces, aparecida de la nada en manos de aquel extraño malherido.

Según era observada por los allí presentes con fascinada atención, se produjo un fenómeno curioso en el silencio reinante.

Darius evocó un mundo libre en el que los blancos y los negros cohabitaban en paz y armonía. No había esclavitud. No había racismo. Solo... hermandad.

Madison vislumbró el rostro de su padre, uno que creía olvidado, en el horizonte de un extenso trigal sonriéndole, asegurándole que no se iría jamás de su lado.

Danna perdió momentáneamente la visión, solo para reparar en que unas manos curtidas le cubrían el rostro. Se trataba de su hermano Manuel, que reía a carcajadas tras gastarle aquella broma inesperada.

Maverick se vio a sí mismo casado con una mujer a la que no conocía de nada y a la que no había visto en toda su vida, al frente de una granja en una llanura solitaria. Sus dos hijos jugaban, persiguiéndose entre el ganado que pastaba plácidamente. Era feliz, no debía nada a nadie.

De modo súbito, las visiones, antes anhelos, se tornaron suplicios. Tan vívidos que parecían reales. ¿Lo eran?

Darius se encontró ante un largo pasillo flanqueado por cadalsos. Era una fría noche y un aguacero caía sobre la tierra, enfangando sus penosos pasos en aquel terrible tránsito entre cadáveres. De las horcas pendían cuerpos inertes, todos negros, los cuervos dándose un festín con sus ojos aún frescos. A la izquierda, mujeres. A la derecha, hombres. Todos idénticos. No le costó distinguir el rostro desfigurado de su madre a la izquierda, ni de su padre a la derecha. Cayó de rollidas presa de un frenesí homicida. Darius quiso gritar y estallar de pura cólera, pero su corazón empezó a agitarse con violencia en su pecho cuando una antorcha emergió en la lejanía, desafiando con su lengua de fuego a la cortina de agua. El hombre que la sostenía, un jinete que se erguía incólume sobre un bayo color crema, esbozó una media sonrisa lobuna y rió con el único ojo que le quedaba posado sobre Darius.

Negro hijo de puta... Volvemos a encontrarnos.

Retumbó un trueno para celebrar el encuentro de los viejos conocidos. Y a espaldas del tuerto, una legión de encapuchados con túnicas blancas se dispuso en formación, todos provistos de antorchas, grilletes y sogas, listos para cargar contra Darius, allí en pie como un ejército de un solo hombre negro.

Su némesis le señaló con un dedo enguantado, él incapaz de moverse en aquel barro devorador.

Hombre negro... —dijo con ácido desprecio. Luego esbozó su sonrisa cariada, señalándose a sí mismo. 

...Infierno blanco.

* * * * *

Maddie vio tornar el rostro de su padre en una mueca sombría, una sonrisa demente, y una galopada feroz arrasando el trigal hacia ella. Al principio, quiso pensar que era el ímpetu de su progenitor queriendo volver a verla, pero su rostro... sus ojos... No. El viejo Maddox tenía la sonrisa del Diablo. La alcanzó en un pestañeo y desmontó de su corcel con agilidad.

¡Papi ha vuelto a caza, pequeña zorra! ¿¡Qué tal si me muestras un poco de respeto!?

*WHIPLASH!*

El bofetón estalló en la cara de Maddie como si proviniese del oleaje de un embravecido mar en día de tormenta. La joven cayó a plomo al suelo, solo para encontrarse a su padre sobre ella, sus colmillos retorcidos babeando sobre su rostro con un amargo olor a alcohol al tiempo que le arrancaba la camisa.

¡Vaya, vaya...! ¡Pero si estás hecha toda una mujer! ¡Estás de enhorabuena, mocosa! ¡Hoy vas a probar a un hombre!

Su risa taladró sus tímpanos, pero no más que el estallido seco que la cortó de raíz. Sangre caliente y pedazos de carne y hueso llovieron sobre su rostro. Un peso muerto cae sobre la pequeña Maddie, un desecho que antes llamaste padre. Y a unos diez metros de ella, una sombra acechante aguardaba entre el trigal, su diestra sosteniendo un Colt humeante, ardiendo en deseos de vaciarse sobre el cadáver.

Su rostro es misterio, velado por un sombrero negro.

* * * * *

Danna quiso preguntar dónde había estado todo este tiempo, dónde estaba padre, qué había sido de ellos. Fue entonces cuando Manuel le explicó que no tenía nada que temer, que ahora eran libres, para siempre. Danna no entendió qué quería decir su hermano, y pronto reparó en que el rostro de Manuel tenía un tercer ojo a la altura de la frente. Un orificio perfecto del que manaba salvaje la sangre y que bañaba por completo su viril rostro. Danna retrocedió, aterrada ante la visión de su hermano con el cráneo destrozado por la parte posterior.

No tengas miedo, hermanita. Él lo hace rápido y sin dolor. Todos los que llevamos su marca no sufrimos... nunca más.

Manuel señaló entonces su chaqueta, y ahí, dibujado con tiza blanca, un rostro infantil, apenas un garabato, sonreía con candor a Danna Deck.

Un bonito cadáver para mi colección. —dijo alguien a su espalda. Se giró como una exhalación, y aún así, fue lenta.

*BLAM!*

Estaba muerta, pero para su horror era consciente de lo que pasaba.

Se reveló una verdad incómoda.

El Segador era un hombre blanco, incluso lívido, y su guadaña era una semiautomática de plata.

¿Entiendes... el CONcepto... del hada de los dientes? —preguntó con cierto histrionismo, sin que Dana tuviese el más mínimo sentido de qué significaba aquello. El hombre, un vaporoso rostro fantasmal a sus ojos, negó con la cabeza. —Los forajidos hoy día tienen una formación lamentable... Pones un diente bajo la almohada, y el hada te paga un dólar. Es un buen negocio, ¿no crees? Sobre todo porque el diente, querida, no tiene por qué ser tuyo. ¡JAAAAJAJAAAAAAA! —la risa gangosa del tipo te hiela el alma, pero nada comparado con las hambrientas tenazas que dirige a tu boca.

* * * * *

Maverick alza su sombrero y comprueba que anochece. Es hora de acostar a los niños. Solo hay un problema: ¿Dónde están los niños?

Decide comprobar el granero, donde les ha visto jugar con los animales todo el día. Registra con ahínco el lugar, pero nada. Angustiado, resuelve preguntar a su mujer, pero al salir del granero, todo un ejército de sombras federales armadas hasta los dientes esperan con sonrisas de diamante brillando en sus rostros de ceniza.

Es usted un tipo escurridizo, Mr. Milton—dice una voz.

El arma queda a un océano de distancia en su cadera, pero lo intenta.

Falla.

*BLAM! KA-BLAM! PAW-PAW! BLAM! KA-POW!*

Una tormenta de plomo destroza el cuerpo de Maverick, que aún se aferra al último hálito de vida justo para mirar el ánima de una escopeta de doble cañón que escruta su proyecto de cadáver con avidez.

¿Dón... Dónde es... están mis... hijo... sssss? —pregunta notando la ingravidez recorrer su cuerpo.

Ahora saben la verdad, Mr. Milton. No le acompañarán en este viaje.

Maverick quiere decir algo, algo importante, pero la escopeta se le adelanta.

*KA-POW!*

Silencio.

Notas de juego

Todos, lanzad 1D100

Todos tenéis un 50% de quedar alterados por esta visión (?).

A nivel interpretativo, tenéis cierta libertad.

A nivel jugable, vuestras tiradas serán un poquito más difíciles durante la siguiente escena.

Os dejo hasta el viernes, que esto requiere movimiento.

Van a pasar cosas... ;-D

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08/09/2021, 17:32
Darius DeQuinn

Advertencia:
Este post tiene descripciones duras, crudas y sangrientas. Que no se diga que no he avisado.

No supo bien cómo ocurrió. No sabía, en realidad, si estaba ocurriendo o si eran imaginaciones suyas. Al ver esa piedra envuelta en tela, algo se abrió en su mente como un baúl polvoriento en lo alto de un desván abandonado. Casi le pareció sentir una mano invisible que lo tentaba a mirar ahí dentro y descubrir el cumplimiento de un anhelo imposible. Hermano, parecía decirle una mano sin color o, quizá, que contenía en ella todos los colores.

Pero, de pronto, esa mano era una mano blanca como la leche, que lo agarraba del cuello y lo obligaba a hundir su rostro en las tétricas profundidades de ese baúl de su mente. Se vio sumido en una oscuridad profunda, en una oscuridad a través de la cual sólo adivinaba a ver a sus padres colgados y sus cadáveres profanados por las aves carroñeras, mientras el cielo se rompía sobre ellos con una tormenta.

«Mas yo soy gusano y no hombre; oprobio de los hombres, y despreciado del pueblo. He sido derramado como aguas, y todos mis huesos se descoyuntaron; mi corazón fue como cera, derritiéndose en medio de mis entrañas».

Brotó silenciosamente, no de sus labios sino directamente de su pecho, ese salmo aprendido, e incluso le pareció ver durante una milésima de segundo al reverendo Jackson rodeado de aquellos encapuchados, al reverendo Jackson entre las llamas tras la puerta de la iglesia, consumiéndose como si fuera su propio corazón ardiente, mientras escuchaba aquella voz: «Negro hijo de puta». One Eye.

Ya no fue su pecho, sino su cabeza la que explotaba en latidos incesantes de cólera homicida, en latidos que, con cada nuevo golpe, parecían bombear su sangre más allá de su cuerpo, en un frenesí que parecía trascender su propia materialidad física.

Al ver aquella horda de perros racistas y asesinos, recordó el intestino del patrón. «Sí, patrón», vociferaba mientras lo destripaba. «Sí, patrón, ¿se encuentra bien ahora, patrón?», mientras seguía sacando aquel intestino que adornaría su propio cuello hasta la aldea más cercana, como un preciado trofeo de guerra.

Desde el empapado y enfangado suelo, con las rodillas medio hundidas en un charco de barro y sangre, en su cólera infinita, con los ojos y la boca desorbitados por la furia, quiso saltar sobre One Eye, quiso destriparlo a él también. «Pero a ti te colgaré de tu propio intestino, hijo de Satanás. ¿Dónde estabas cuando Chickpea Creek fue purificada con vuestra sangre?».

Pero no podía moverse, no podía hablar. Estaba sometido a la quietud y al silencio. De nuevo. Como aquella noche en que One Eye vapuleó a sus padres hasta la muerte, delante de sus ojos, obligándolo a verlos morir a golpes antes de colgarlos como trapos y alimento de los cuervos. «¡No mires, Darius, no mires!», había gritado su madre agónicamente, desde una boca desfigurada, mientras los ojos del niño Darius se convertían en un manantial de dolor y rabia, hasta secar su alma.

Mientras sus rodillas quedaban paralizadas en el fango, sólo le quedó un grito desesperado, un grito que tampoco llegó a brotar de sus labios. Un grito que, en realidad, no fue un grito, sino el crujido de su pecho al romperse en pedazos por los recuerdos y el dolor, resonando en los valles de la desesperación y el abandono.

«Mas yo soy gusano y no hombre; oprobio de los hombres, y despreciado del pueblo. He sido derramado como aguas, y todos mis huesos se descoyuntaron; mi corazón fue como cera, derritiéndose en medio de mis entrañas». Palabra de Yahvé.

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09/09/2021, 16:24
Madison Maddox

La luz se reflejaba en los ojos de Madison otorgándoles un aspecto sobrenatural, como si se tratara de dos pozos negros en cuyo fondo algo pugnara por salir a la superficie. Podía sentir el aire fresco recorrer sus brazos y el cosquilleo del trigo maduro acariciando las palmas de sus manos. Un mar dorado e infinito que se agitaba plácidamente bajo un cielo prístino.

La joven sonrió al volver a ver a su padre, aunque su cara le resultaba extraña. Había algo que no encajaba con sus recuerdos. El hombre que la miraba tenía unos rasgos ligeramente diferentes. Más marcados. Más duros. Hacía ya cinco años que su padre había muerto y cada día su imagen parecía más borrosa e imprecisa. A veces le costaba incluso recordar el tono de su voz. ¿Llegaría a olvidarle algún día? ¿Se volvería su cara un borrón y su presencia una sombra en sus recuerdos? 

Este pensamiento pareció conjurar unas nubes negras y ominosas que, llevadas por un viento salido del mismo infierno, cubrieron el cielo en cuestión de segundos al tiempo que los rasgos de su padre se deformaban en una mueca dantesca. Su sonrisa parecía evocar toda la maldad del ser humano. Un olor nauseabundo llegó hasta la nariz de Madison. Aquel hombre olía a muerte y a corrupción. Los cascos del caballo retumbaban al golpear el suelo, aunque la chica parecía sentir cada retumbar en su interior. Todas las fibras de su ser querían correr, pero sus pies parecían pegados al suelo. 

La bofetada la lanzó con violencia al suelo. Un hilo de sangre se abrió paso por su oreja y descendió lentamente por su cuello, mientras la palpitación que sentía en su cara parecía seguir el ritmo de los cascos que continuaban retumbando en su pecho y en sus oídos. Con horror Madison vio la enorme figura de su padre cernirse sobre ella mientras su sombra parecía engullirla. 

— ¡TÚ NO ERES MI PADRE! — acertó a gritar mientras las lágrimas arrasaban sus mejillas. Las piedras le raspaban las manos y los pies descalzos mientras intentaba retroceder arrastrándose por el suelo. El terror le aprisionaba el corazón en el pecho. 

¡Vaya, vaya...! ¡Pero si estás hecha toda una mujer! ¡Estás de enhorabuena, mocosa! ¡Hoy vas a probar a un hombre!

Como si un gancho tirara de ella sintió que se desprendía de su cuerpo y aterrizaba en otro mucho más pequeño. Aún entre las sombras sus manos palparon la madera y el olor de los bidones tras los que estaba escondida. Un ojo pequeño y castaño se dilató ante la brillante luz de la hoguera que quedaba al otro lado. Varios hombres la rodeaban y se pasaban botellas, comida y mujeres. 

— ¡Por Charlie! ¡Porque su alma descanse por siempre entre putas y whisky! —.

Los hombres alzaron sus botellas, pero uno de ellos se acercó al fuego y escupió con furia. — ¡Y una mierda! Lo que le hizo a esa chica... — Un silencio denso como la brea pareció caer sobre los presentes. 

— Venga ya, viejo, solo era una india más. — contestó una voz salida de la nada y que hizo enfurecer al tipo que volvió a escupir con rabia. 

— Era una niña. ¡Eso es lo que era! Por mí ese cabrón puede pudrirse en el Infierno. — 

El recuerdo se desvaneció y los ojos de Madison se clavaron en los de aquel desconocido. Su risa cruel le perforaba los tímpanos y el alma. — Tú no eres mi padre — repitió con un deje de desesperación en la voz, aunque perdida ya toda convicción. Su padre era un héroe. Era un hombre valiente y bueno que había muerto ¿por qué? Nunca nadie le había contado cómo había muerto su padre. Y ella no se había atrevido a preguntar. Había querido saber. Y luego había enterrado aquel recuerdo en lo más profundo de su ser.

La semilla de una duda comenzó a arraigar en el corazón de Madison mientras un dolor punzante le atravesaba el pecho. El restallido del disparo pareció sacarla del trance. Sintió el peso muerto sobre ella. La sangre se le metía en los ojos y en la boca, pero no era su sangre. Era de él. Con el rostro pálido se levantó y observó a aquella sombra, agradecida de que hubiera disparado. Con todas sus fuerzas corrió hacia su Salvador. Estaba a punto de vislumbrar su rostro cuando sintió de nuevo el tirón a su espalda. Una fuerza sobrehumana la atrajo hacia su propio cuerpo que la recibió con una sacudida. 

Con el miedo supurando por cada poro de su piel, Madison observó la piedra que sostenía el desconocido. Movida por un impulso irrefrenable la volvió a cubrir con el paño para ocultarla a la vista y se alejó corriendo hacia las sombras que rodeaban el campamento donde se tumbó en el suelo y rompió a llorar desconsolada. 

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