Partida Rol por web

Caminos por decidir [Finalizada]

2. Malas intenciones

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23/03/2010, 23:57
Johannes Zimmerman

Johannes se calma un poco tras las palabras de sus compañeros pero sigue molesto con la actitud del miliciano. Aun así, decide que no merece la pena entrar en una pelea y que lo mejor es descansar. Se vuelve hacia sus compañeros, no sin antes clavar la mirada en su tocayo, y dice:

- Sí, marchemos a descansar si estas buenas gentes a bien lo tienen. Seguro que en la posada del pueblo nos pueden ofrecer algo de pitanza caliente.

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24/03/2010, 22:10
Director

La actitud orgullosa de Johannes no favorece a los aventureros, pues acaba de llamar ingratos a los aldeanos mientras Eldarendil se zafa de malas maneras de las manos de los curiosos. El ambiente se caldea. Lo que empezaban siendo murmurllos acaban siendo gritos y palabras mayores. Hugo, más preocupado de su estómago que de otra cosa, procura apartarse discretamente del barullo hasta una distancia prudencial desde donde observa el asunto. Wolfgang interviene para quitar hierro al asunto y relajar los ánimos, pero sus palabras son malinterpretadas. Ha querido decir que el militar no es un hombre palabras, y ha acabado diciendo que no es un hombre de palabra, que no cumple sus promesas y que no tiene honor. No precisa de más palabras, alza su puño contra Johannes, como objetivo más cercano. Un ágil movimiento impide que el golpe acierte sea así, y pronto los vecinos separan a los dos hombres. Aún así el militar estira su mano, en un movimiento semejante al zarpazo de un oso.

¡Dejadme! ¡Lo mato! ¡Los mato a todos! ¡Os voy a partir la cabeza!

Intenta desembarazarse de la media docena de hombres que retienen, con visible esfuerzo, la furia del gigante. En estas llega un hombre de ropas elegantes y porte nobiliar, implorando a la calma a grandes voces. Su actitud imperativa consigue que todos se tranquilicen y relajen las actitudes. Pese a todo Johannes aún intenta lanzarse sobre los aventureros mientras avanza unos pasos. Los vecinos nuevamente se lo impiden.

¡Soy el alcalde y os ordeno que os tranquilicéis! ¿Qué está pasando aquí?

En un momento se le comunica que el grupo de exploración se ha encontrado con los aventureros, resumen brevemente lo ocurrido,  lo que les han dicho sobre la torre y la trifulca del pueblo. El resumen es más o menos objetivo. El alcalde se gira a los aventureros.

¿Qué les trae a mi pueblo?

- Tiradas (2)

Notas de juego

Os tengo que "ignorar" a algunos. Lo siento, es que son conversaciones paralelas.

¿Ankara?

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24/03/2010, 23:51
Rainer Clausewitz

¡Esto es inaudito! grita Rainer señalando con su mano al hombre agresivo. ¿Acaso reciben asi normalmente a sus heroes? ¡les hemos traido sana y salva a la mujer! ¡¿no deberian estar agradecidos?!

Increible... susurra mientras mira al hombrecillo que dice ser el alcalde. Le observa con detenimiento mientras conversa con él.

Buenos dias nos de Sigmar hoy... veniamos solo de paso cuando fuimos atacados y tuvimos que guarecernos en una torre abandonada.... de hecho hablabamos con sus hombres de purgar de esas ratas el lugar o  bosque alrededor... pero no se si merecen la bendicion del Lobo para esta tarea visto lo visto...

Notas de juego

I am here :D

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25/03/2010, 01:15
Wolfgang Bach

Por fin alguien que no parece que quiera tratarnos a patadas -comento al ver al alcalde. Como yo no estoy en medio del combate, me escurro hasta el alcalde, para decirle- Buenos días tenga usted, noble señor. Mi nombre es Wolfgang Bach, y este es mi grupo de compañeros. Entraría en detalles y presentaciones, pero no soy dado a repetir palabras, aunque lo haré gustoso si así me lo pide. Ciertamente, somos viajeros. Anoche, dada la tormenta que hubo, tuvimos que buscar refugio. Por la zona encontramos una torre, que, al parecer, estaba abandonada. Cual fue nuestra sorpresa al descubrir que no era así, y, en mitad de la noche; una especie de criaturas de aspecto ratonil nos atacaron. Entraría en detalles de lo sucedido, pero quizás sea mejor no hacerlo con tanta gente. Sintiendolo mucho, no soy dado a hablar en público, y tras ver el resultado de nuestra pequeña charla de antes, si quiere detalles se los daré con mucho gusto en privado.

Tomo un poco de aire, que falta me hace, y prosigo- El caso es que, durante nuestro combate, encontramos al pequeño mediano y a la mujer herida. Les atendimos como mejor pudimos, intentando sanar sus heridas, aunque nuestro métodos, como simples viajeros que somos, no son más que curas rudimentarias. El caso es que, una vez llegado el alba, salimos de allí como pudimos, y decidimos continuar el camino, en busca del lugar más cercano, para que alguien pudiese atender a Hilda, que es la herida en cuestión. Aunque, como podrá ver, no ha sido la única herida en el combate. Tuvimos que luchar valientemente esa noche, aún así, logramos escapar de allí.

Una vez relatada la batalla de la torre, prosigo con los hechos- Cuando, por fin llegamos aquí, pensabamos que Sigmar nos había sonreido. Pero cuan grande fue nuestro disgusto al ver que no había sido así, y la gente del lugar nos ha tratado de un modo similar a las ratas. Espero que al menos usted nos trate mejor, solo buscamos un lugar donde descansar de nuestras heridas por un tiempo, y retomar nuestro camino.

Aunque -Y, con esto, espero poner punto final a mi discurso- Si tiene algo que discutir con nosotros, me gustaría que fuese en privado. Viendo como hemos sido recibidos sin hacer daño a nadie, no nos gustaría que nos volviese a pasar. Y, si durante nuestra llegada, nos hemos saltado algún tipo de protocolo del lugar, o hemos ofendido a alguien con nuestras escasas palabras, les pedimos nuestras más sinceras disculpas, ya que no era ni mucho menos nuestra intención...

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25/03/2010, 21:20
Hugo Montespino de Casanueva

Hugo va a hablar cuando el señor alcalde hace acto de presencia para poner calma en la situación y saber lo que ocurre allí, sin embargo, el humano mostachudo toma la iniciativa, y habla antes que el vivaracho mediano, explicando lo ocurrido y hablando sobre quienes son con sumo detalle.

Lo deja hacer sin interrumpir y escucha lo que dice. Siguen siendo desconocidos para Hugo, de modo que presta atención por si dice algo que él no supiera ya y así saber más de aquellas personas que lo habían salvado la noche anterior.

Cuando termina Wolfgang termina de hablar, Hugo confirma sus palabras:

-Señor alcalde, dice soy Hugo, Hugo Montespino de Casanueva. Cenamos anoche juntos, cuando llegué al pueblo, ¿Recuerda? Hasta donde yo sé, estos hombres dicen la verdad sobre lo que ocurre aquí y lo sucedido con Hilda.

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26/03/2010, 00:55
Johannes Zimmerman

Johannes, aun en guardia por el intento de agresión del miliciano, no puede evitar que una sonrisa se dibuje en su rostro cuando escucha a Wolfgang. Como es habitual en él, las palabras brotan de su interior como un torrente infinito de sonidos en el que hay de todo: disculpas, sucesos ocurridos, cortés etiqueta...

- El alcalde parece un hombre razonable. Seguro que Wolfgang le convence de que no queremos ningún mal. - piensa, tranquilizándose hasta que posa la vista en el hombre de la milicia aun sujeto por los aldeanos. - Calma, Johannes. Recuerda lo que decía Max: "Nunca llames la atención de un guardia". Aunque ya es demasiado tarde para eso. A este tipo no le caimos bien desde el principio, pero ahora no podremos dar un paso en falso sin que esté ahí para zancadillearnos.

Las palabras del mediano, sin embargo, no le resultan tan gratas. Aunque confirma la historia de los aventureros, no lo hace con demasiada convicción.

- "Hasta donde yo sé...", ¡pero será...! Si no hubieramos entretenido a las ratas se lo habrían zampado como un bollo tierno. A él y a la maldita Hilda. Por lo menos nos ha "apoyado". - el ladrón evita lanzar una malhumorada mirada al halfling. Tal y como estaban las cosas el miliciano bien podía decidir que tenían a Hugo bajo amenza si le daban cualquier excusa.

Johannes por fin decide añadir su pequeño granito de arena:

- Como bien dicen mis compañeros sólo hemos intentado hacer lo correcto. Pero estamos agotados por las experiencias de anoche y si hemos sido descorteses en algun momento, por favor, acháquenlo al cansancio. Desde luego casi no me mantengo en pie. - dice y en verdad el aspecto de Johannes es lamentable: ropas sucias de barro y sangre, rajadas allí donde le hirió el virote envenenado, tez pálida y bolsas bajo los ojos. Continuó dirigiendose esta vez a sus compañeros. - No sé vosotros, pero lo que más deseo ahora es algo de comer y una buena cama para descansar.

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29/03/2010, 11:23
Rainer Clausewitz

¡Y mucho sabes pequeñin! le suelta Rainer a Hugo al interceder entre ellos y la aldea.

Si... comer y dormir... y tal vez vender nuestro animal de carga... es demasiado "pesado"... ¡Ja ja ja! rie solo el ulrita mientras mira a las gentes congregadas a su alrededor, preocupado por la superioridad numerica.

Ni que fueramos un espectaculo mediano...

Busca entre los pueblerinos al jefe de la milicia que los encontro en el camino y se aproxima afable hacia él mostrando algunas coronas de oro.

¿¿Ninguno de tus hombres estaria dispuesto a venderme su escudo?? Tras los ultimos acontecimientos se torna imprescindible para atravesar caminos.

Notas de juego

Jo Master, podrias haber permitido que hubiera comprado el Escudo antes de partir... o al principio de la partida si tenemos en cuenta la cagada de las Rodelas... :X

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29/03/2010, 15:22
Eldarendil

El elfo contiene la rabia, que le provoca la situación protagonizada por el miliciano, apretando los puños y dientes.

Aunque está bastante nervioso, las palabras de Wolfgang parecen calmar los ánimos. Eldarendil asiente muy convencido cuando Bach pronuncia la última parte de su discurso. Ya que el alcalde parece ser el único con el que poder mantener una conversación civilizada.

¿Descorteses nosotros?- Piensa al escuchar las palabras de su compañero Johannes.- Pero si no hemos hecho más que ayudar sin esperar nada a cambio  y siempre intentando ser respetuosos. Cosa que ninguno de estos aldeanos puede decir. Desde luego, mucho tienen que cambiar las cosas para que preste mi ayuda con el problema que tienen con las ratas.

-Sí, yo también deseo comer algo y descansar – Espetó de forma áspera y seria.

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06/04/2010, 09:48
Rijkeston

¿Han dormido en la torre? ¿No vieron los avisos? -tembloroso se pasa la mano por el pelo, que no es mucho pero mantiene largo para disimular los huecos- ¡Esas sucias ratas...! ¿Y vieron algo? ¿Su guarida? ¿Cuántos eran? Señor Montespino, claro que le recuerdo, tenemos su caballo y sus pertenencias. Temíamos por su vida. ¡Oh, sí, comer! ¡Por supuesto! ¡Señora Fredts! ¡Ah! Está usted aquí, lléveles a mi casa y deles queso, aceitunas, leche, pan, creo que hay algún lomo de cerdo, no sé que coman cuanto quieran. No sé, cocíneles algo. Yo voy a ver a Hilda...iré después.

El hombre se sacude el polvo de la capa y un poco el barro de los zapatos, se pasa nuevamente la mano por el pelo y le susurra algo al jefe de la milicia, quien obediente, y enfadado, entrega su escudo y se marcha.

Tenga señor sacerdote, un escudo y guarde su dinero, son mis invitados en el pueblo. Vayan a reponerse, después hablaremos.

 

Notas de juego

Volvemos.

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06/04/2010, 11:08
Rainer Clausewitz

Rainer recoge el escudo y lo alza con el brazo izquierdo, golpeando el cielo varias veces antes de sonreir al Alcalde.

Muchas gracias. El Gran Lobo seguro que le continuara protegiendo mi buen amigo por esta donacion a su Iglesia.

Saca un puñal y lo trabaja, dandole un aspecto mas "ulrita". Casi podeis una cabeza de lobo grabada. Busca en sus pertenencias con ansia hasta que saca algo pequeño. Un colgante metalico similar al que lleva al cuello Rainer.

Todavia tengo que ofrecerlo a mi señor en sagrado rito pero seguro protegera mi vida de los embates de los Poderes Ruinosos. Tome esto... es lo minimo que puedo ofrecerle.

Notas de juego

¡siiiiii! xD

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06/04/2010, 21:09
Hugo Montespino de Casanueva

-Me alegro de volver a verle señor alcalde, la de hoy ha sido una noche muy dura y su hospitalidad nos hará mucho bien. Le dice el halfling al alcalde del lugar. ¡Es una alegría volver a estar entre gente buena y no ha mercede de monstruos nocturnos!

Y que tienen comida como para hartar al halfling más hambriento piensa Hugo sintiéndo como su estómago vuelve a quejarse por la falta de alimento.

-Pero... ¿No va a venir con nosotros? Pregunta antes de añadir sin esperar respuesta alguna Bueno, sí es mejor que primero vea a Hilda, es la que más ha sufrido esta noche y todavía se encuentra muy grave por culpa de los monstruos que nos sacaron de la cama. ¡Espero no tener que volver a pasar por algo así en la vida!

Hugo camina hacía la señora que el alcalde a mencionado y a la que ha ordenado acompañarlos hasta su casa, y le dice a Rijkeston.

-Estaré esperándolo para ponerle al corriente de lo sucedido.

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07/04/2010, 00:01
Eldarendil

¿Avisos?- Pensó el elfo.- ¿A caso había algún aviso advirtiendo que la zona está plagada de hombres-rata? Seguro que la culpa es nuestra por, en medio de la lluvia y siendo acechados, no habernos dado cuenta.

Las atropelladas preguntas del alcalde no hacen mucha gracia a Eldarendil que, cansado por la noche sin apenas descanso y bastante molesto por el trato recibido, sólo piensa en descansar tranquilo y reponer fuerzas.
El gesto hospitalario del que hace gala el alcalde, regalando el escudo a Rainner, deja cuanto menos sorprendido al elfo.

Quizás me haya precipitado juzgándolo, parece que no todos los habitantes de la aldea son unos desagradecidos. –Piensa, aún sorprendido.

-Sí, desde luego descansar y comer algo nos vendrá bien.

Eldarendil hizo una pequeña reverencia con la cabeza en señal de agradecimiento por la invitación. Después se acercó a Rocinante para guiarlo hasta la posición de la señora Fredts.

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07/04/2010, 01:10
Johannes Zimmerman

- ¡Al fin un poco de amabilidad en este agujero! - piensa Johannes - El alcalde parece un tipo sensato... y con dinero, a juzgar por el banquete que nos ofrece.

Con gestos cansados y movimientos lentos el ladrón responde cortésmente:

- Gracias, Herr Rijkeston. Nos salva usted la vida.

Fueron pocas palabras, pero Johannes no se ve capaz de hablar más y deja el resto en manos más hábiles, o mejor dicho en bocas, como las del halfling que no tiene problemas en rivalizar la verborrea de Wolfgang.

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07/04/2010, 01:14
Johannes Zimmerman

En pocos y breves gestos Johannes se comunica con Wolfgang.

- Este es el momento, mientras el clérigo llena su panza. O puedes interceptar al alcalde cuando venga de camino a su casa.

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07/04/2010, 18:58
Wolfgang Bach

Rápidamente, contesto a Johannes- No, ahora el alcalde tiene prisas. Sería demasido inapropiado interceptarle ahora. Sería mejor cogerle luego. Además, sería demasiado sospechoso que me separase del grupo ahora. Mi conversación con el alcalde, tendrá que esperar...

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07/04/2010, 23:18
Director

El alcalde entró en la iglesia. Los aventureros, acompañados por la señora Fredts, mujer mayor con aspecto de ser sirvienta de profesión, y un pequeño grupo de curiosos llegan hasta la casa del alcalde. Un enorme caserón de madera con espacios ajardinados. Bien cuidada llena de todas las comodidades de la vida burguesa, ¡incluso cristales! Bancos y sillas de madera y piedra y faroles de aceite. Algo descuidada la pintura, eso sí.

En el interior de la casa la comodidad quedaba a la vista mullidos sillones, cuadros, candelabros, libros, retratos, tapicesz, alfombras e innumerables muebles. Papeles aquí y allá en cada mesa o silla, llenando los suelos y amontonados casi hasta el techo. Dos hombres, manchadas las manos de tinta recorrían el lugar llevando tal o cual papel.

También es el ayuntamiento, pronto vendrá el Graf Von Straus y hay que ordenar este desastre. Pasen a la cocina, ¿desean comer algo en concreto?

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08/04/2010, 23:54
Hugo Montespino de Casanueva

El halfling ya conocía el lugar. La cena en casa del alcalde de la noche anterior había sido reálmente deliciosa y le resultaba imposible olvidar algo así, de modo que no se detuvo a contemplar el edificio con ojos pasmados por la calidad de los cristales de las ventanas, o por lo trabajadores que utilizaban la propia casa del alcalde como ayuntamiento del pueblo, no.

Él fue directo a la cocina, antes incluso de que se lo digeran.

-Perdone mi falta de educación y exceso de entusiasmo, pero traigo más hambre que el perro de un ciego y mi barriga gruñe como un troll en celo. Les dijo a los allí presentes, luego cuando le preguntaron respondió Pues veamos... queso, membrillo, leche, unas tortitas, magdalenas, algún bollo para hacer sitio a todo eso primero... ¿Tienen huevos? Sí, supongo que sí, pues unos huevos fritos y algo de embutido, lo que sea, para darle cuerpo al alimento del estómago, que siempre viene bien. Zumo para acompañar... hummm, ¡Aah! y no se olviden de unas cuatnas alcachofas, creo que uno de estos hombres tiene especial predilección por las mismas.

El hambre y la característica glotonería de los halflings hizo acto de presencia en Hugo que no pudo reprimir su instinto, aunque no pareció hacer intento alguno.

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09/04/2010, 00:39
Eldarendil

El elfo se aseguró de que de Rocinante se había quedado en un lugar seguro, de la propiedad del alcalde, antes de entrar a la casa.
Sin duda alguna la estancia parecía digna de alguien perteneciente a la clase alta. Aún así Eldarendil no se sorprendió mucho, ya que para él la comodidad y el lujo se basaban en otras cosas.

El elfo se limitó a escuchar, con cara de circunstancia, toda la serie de alimentos que Hugo demandó. Estaba seguro de que con todo aquello que había pedido, podían haber comido durante semanas.

-Yo me conformo con cualquier cosa que esté cocinada, señora Fredts –Dijo de forma muy amable y tranquila.

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09/04/2010, 04:53
Johannes Zimmerman

- Para ser un pueblo perdido lejos de la civilización - pensaba Johannes mientras se acercaban a su vivienda - el alcalde se gasta un buen caserón. Mala cosa, ostentar lujos entre tanta humildad llama la atención de indeseables. Como yo, jeje.

Johannes siguió al halfling, que por la naturalidad con la que se desenvolvía debía conocer el camino. Quedó demostrado cuando entró a la casa y corrió al a cocina como si fuera la suya. O eso o era un descarado. A Johannes le hacía gracia el pequeño.

- Pues... - comenzó a responder cuando la sirvienta les preguntó sobre la comida. No le dio tiempo a decir más, el halfling tomó la delantera y pidió comida para todos y más. Acostumbrado a la pitanza de las tabernas barrio-bajeras de Altdorf, esto le parecía una comida de reyes. Decidió que el mediano sabía lo que hacía. Incluso había pedido alcachofas, ese bocado exquisito del que Wolfgang siempre hablaba. Durante su convalecencia en la torre Johannes tuvo visiones del verde alimento, y desde entonces le había quedado cierta obsesión por ellas. ¿Sería hoy el día que probaría tan esquivo manjar?

- Y cerveza para bajarlo todo, señora. - añadió. No tenía nada en contra del zumo y la leche, pero quería algo que le calentara el cuerpo y no sólo le diera ganas de mear.

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10/04/2010, 17:56
Wolfgang Bach

Por supuesto que queremos alcachofas. ¿Realmente tiene alcachofas?. Vaya, ¡Que sorpresa! -Cuando digo esto, empiezo a coger carrerilla, emocionado ante la idea de comer ese delicioso manjar de Altdorf- A ser posible, me gustaría que estuviesen cocinadas al estilo de la parte oeste de Altdorf, usted ya me entiende. Tal vez sean las alcachofas más deliciosas que he probado nunca. Sí, tal vez sí. No sé cual será sus secreto, pero desde luego hacen unas totalmente deliciosas.

Mientras esperamos tan sucuelento manjar, dejad que os cuente algo sobre las alcachofas. Mejor dicho, dejad que os cuente lo que sé sobre la alcachofera, la planta de la que nacen... -Dicho esto, me aclaro la garganta, y empiezo-  La alcachofera es planta perenne que puede llegar hasta los cuatro metros de envergadura, que vuelve a brotar de la cepa todos los años, pasado el invierno, si el frío no la hiela antes, claro está. Echa un rosetón de hojas bastante hermoso, con pocas o ninguna espina. Las hojas tienen color verde claro en el haz y en el envés están cubiertas por unas fibrillas blanquecinas que le dan un aspecto pálido. Tanto el rabillo de la hoja como la vena principal tienen costillas longitudinales muy salientes. Cuando la planta entallece echa un vástago más o menos alto, rollizo, pero también costilludo y asurcado con cada vez más escasa hojas. En lo alto de él, y en algunas ramas que surgen laterales traen unas cabezuelas muy gruesas, las alcachofas, cubiertas de numerosas brácteas coriáceas, en la base de las cuales está lo tierno y comestible. Al florecer, endurecen mucho las dichas brácteas y no se pueden aprovechar para comer, aunque no rematen en espinas como la de los cardos.

Decidme, después de esto... ¿No se os hace la boca agua?