Partida Rol por web

Entró en su casa y se cambió las ropas, dejando ver la bella mujer que era. Se puso su mejor vestido, tal y como su padre le había pedido y bajó las escaleras de su casa para dirigirse a su madre, a quien besó la mejilla antes de partir. El camino fue largo, pero entretenido por las vistas no le pareció mucho. No acostumbraba a mostrarse tal y como era, y mucho menos con vestido, por lo que miraba a todos lados constantemente, con las mejillas rosadas de la vergüenza.

Llegaba la hora de la verdad, se encontraba en aquel lugar, allí, donde debería pasar los días que hicieran falta, lejos de su casa, lejos de lo que había sido su hogar. Observó a aquel hombre, aquel que se encontraba a pocos pasos de ella. Escondió el mechón de cabello tras sus tímidas orejas y caminó hacia el, frenando a distancia prudencial y reverenciarlo allí mismo, con gracia y cortesía.

-Un placer conocerle señor, Daerya a su servicio.-

Esperó paciente a que el hombre contestase, antes de levantar cabeza irguiéndose, dejando atrás la reverencia.

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