Partida Rol por web

Grande fue la sorpresa del tosco humano al ver y oir a Ishaya, tenía bien sabido que el enano jamás se disculpaba con Sicarius por el simple hecho de que siempre tenía razón. Estaba resentido y aturdido, pero no podía negarse a una orden de su hermano mayor, le respetaba demasiado. Así que con paso firme se dirigió hacia el interior de la casa. No dijo nada, solo agachó un poco la cabeza como muestra de aceptación de las disculpas y, también, para disculparse un poco.

una vez en el interior de la casa se detuvo para esperar a Ishaya, estaba acostumbrado a entrar junto a él.

Ishaya entró junto a Sic con una sonrisa de oreja a oreja. Ya estaba todo en su sitio.

Bueno chicos, creo que ha llegado el momento de decidir nuestros próximos movimientos. En mi opinión creo que tenemos que ir todos juntos a donde quiera que se decida. Miraos los unos a los otros.... Ahí está nuestra fortaleza, en nuestra unidad, en la sinergia de nuestras habilidades. Sí, Jarik, separándose las posibilidades de fracaso aumentan de forma intolerable....Cuando alguno de nosotros falta flaquea nuestra fuerza. Debemos permanecer unidos.

El clérigo recorrió los rostros de cada uno de sus hermanos posándose finalmente en Kendra.

Querida hermana, el mejor sitio en el que puedes estar es el que te dicte el corazón.... Pero para mi ese lugar es junto a tus hermanos.

Lyria se había enfrentado a su hermano, no con intención de terminarlo de desestabilizarlo, ni con intención de separar el grupo, sino todo lo contrario, no quería que el grupo que formaban sus hermanos se fisionara, ..., estaba dispuesta a separarlo por unos momentos para que la tensión reinante se diluyera y de esta forma conseguir acercar posturas posteriormente, ..., sin embargo sus palabras hicieron un efecto en su hermano Ishaya que Lyria no esperaba, ..., sus palabras habían despertado al Ishaya de siempre, al hermano que más admiraba, al pilar del grupo, al único capaz de unir a la variopinta familia. En unos momentos habia conseguido unir de nuevo al temperamental Sic.

Con unos ojos que demostraban el profundo respeto que tenía hacía su hermano Ishaya, y que le agradecía que hubiese solucionado perfectamente la tensa situación, reparó en su otro hermano Sic, se acercó disimuladamente hacía él y le susurró:

- Estás bien? - Se mostró igualmente preocupada.

Entró al lugar en el que todo el grupo estaba reunido y se apoyó en una pared con los brazos en cruz. Estaba dispuesto a escuchar, pero de momento se reservaba sus opiniones para si mismo. Ishaya hizo un discurso digno de un capitán antes de una importante batalla levantando la moral de cada uno de ellos. Luego Lyria le preguntó por su estado de animo. Sicarius continuó de brazos cruzados y con la espalda apoyada en la pared, ese iba a ser su estado de ánimos, cerrado en banda y solo reaccionando a las ordenes.

No se dignó a responder a Lyria, eso delataría debilidad y Sicarius debía demostrar fortaleza y entereza.

Kendra miró a Ishaya. Parecía que el enano volvía a tomar el control de la situación tras el estallido del siempre impetuoso Sicarius. Había que mantener la calma, sobre todo si como parecía el grupo se enfrentaba a un grupo sectario de nigromantes como la Senda Susurrante.

- Pues entonces iré con vosotros. Todavía poseo habilidades que pueden seros de ayuda.- afirmó la muchacha con un gesto de pura determinación. Y estaba en lo cierto. Si las cosas no habían cambiado excesivamente, Kendra poseía conocimientos en magia, pues durante su larga estancia en Ardis, Petros se preocupó de que su hija estudiara con los mejores magos de la antigua capital del Principado Inmortal. Los caminos de Ustalav eran ciertamente traicioneros, y lo que el profesor menos deseaba era que su niña estuviera indefensa ante cualquier hostilidad que pudiera aparecer.

Lyria se llevó una decepción. Aunque no le debería de sorprender proviniendo de Sic, tenía la vana esperanza que empezase a reaccionar en vez de encerrarse más en sí, pero estaba visto que un río no se puede desviar con una simple piedra, y menos si el río no pone nada de su parte y se dirige inexorablemente hacia la catarata que simboliza su precipicio interno.

No. Lyria no se enfadaría por eso con su hermano, aunque se mereciese los "mil y un improperios", aunque sí dejó escapar un suspiro revelador, lo suficientemente elevado para que sólo Sic se diese cuenta, de que no iba a volver a insistir hasta que él no se decidiera a dejarse ayudar.

Dejó pasar el tema, y volvió a adelantarse para dirijirse al resto de sus hermanos, votando una posible acción:

- Supongo que lo mejor será visitar primero al padre Grimburrow. De esta forma tendremos una visión más formal del estado de la situación. Luego podemos pasar por la taberna de Zolkar. Así también podremos tomar algo.

Dejó el turno a sus hermanos para que opinasen lo que considerasen lo mejor.

También podríamos empezar por ir a la taberna primero. Si se alarga la charla con  el padre Grimburrow, puede que entremos a la taberna cuando estén los parroquianos comiendo al medio día... Si primero vamos a hablar con Zolkar, es más probable que no haya mucha gente... 

La mente de Jarik trabajaba sin descanso intentando ver entre las distintas opciones. Aún así, Podía ver por la postura de Sic que continuaba enfadado,aunque Ishaya daba por zanjadas las hostilidades...

Mientras sus compañeros expresaban sus opiniones, Erodel recogía su capa, que estaba colgada en uno de los butacones del salón donde habían cenado y desayunado. En el mismo momento que se le iba poniendo, habló:

- Estoy con Jarik. A lo largo de mi vida he pisado muchas tabernas y posadas, y si algo se de ellas, es que allí se puede recabar toda clase de información, si se sabe como preguntar y a quién hacerlo. Con eso, seguro que vamos mejor preparados para interrogar al sacerdote local... eso creo yo, amigos.

Cuando acabó, se caló la capucha, ocultando así su cansada expresión, y se halló dispuesto a salir en cuanto se decidiese a donde irian.

Sicarius, una vez se había pronunciado parte del grupo dijo:

Ir a la taberna me parece bien, tal vez nos convenga un trago también...

Dicho ésto, giró su cabeza hacia Lyria y se tocó la punta del ala de su sombrero. Su rancio carácter le impedía mostrarse abierto y comprensivo la mayoría de veces, pero el guerrero no olvidaba a quien le debía respeto y algo de cariño, no obstante su gesto fue leve pero supuso que Lyria y su avispada inteligencia captarían el mensaje.

Tras ésto, Sicarius volvió a encerrarse en su caparazón de ásperas sutilezas de troll amargado.

Decidido entonces, iremos primero a ver a Zolkar. Aunque internamente seguía prefiriendo ir a ver cuanto antes al hermano Grimburrow, se regocigaba por dentro al escuchar las opiniones de Erodel y Sic, el primero porque había entrado en la dinámica de la peculiar familia, y el segundo porque a su manera daba por zanjado el momento de tirantez.

El grupo salió de la mansión guiado por Kendra con un objetivo claro, la posada de Zolkar Elkorid. Según las palabras de la muchacha, el bueno de Zolkar era su mejor amigo en Ravengro, pues simpre estaba dispuesto a recibir a Petros con un vaso de "fatasma líquido", una bebida dulce y refrescante cuya receta es un seceto para los habitantes de la pequeña localidad.

Junto a la compañía de la chica, llegaron hasta la bifurcación inicial, pero en esta ocasión Kendra señaló el camino de la derecha como el que les llevaría hasta la plaza mayor, y ciertamente no se equivocaba pues sólo unos minutos más tardes, los Vengadores de Pharasma hicieron acto de presencia en la misma. Se trataba de un emplazamiento bastante amplio rodeado por múltiples edificios de los cuales destacaba la Casa de la Villa. En el centro una marquesina de madera vetusta y deslustrada permanecía vacía.

Los lugareños miraban con rostro de desconfianza a los integrantes del grupo, pues estaba claro que tanto el robusto Sicarius como los artilugios de Jarik los contagiaba con un sentimiento de terror demasiado grande como para manener u cruce de miradas. Así a su paso, la gente huía presas del descontrol corriendo hasta sus casas y cerrando puertas y ventanas a calicanto. Nadie quería permanecer en la calle, e incluso los niños exclamaban: - ¡¡Malachai!! ¡¡Malachai!!- al adivinar la silueta de Erodel entre ellos.

Cuchicheos y rumores bastante difíciles de discernir. Susurros apagados por miedo a la represalia. Eso era los que el grupo había conseguido  con su enfrentamiento el día anterior...

Únicamente un perro viejo, desgarbado y bastante mal alimentado se acercó hasta Lyria en busca de alguna carantoña.

- Tranquilos... Se llama Río Viejo. Es un perro sin dueño...- Sonrió Kendra mientras lo acariciaba. - Parece que le gustas Lyria.- afirmó la muchacha

Miedo? Ellos solo se habían defendido de la turba de gente que les habían asaltado... y nadie había muerto...

No entendía a este pueblo del infierno. Pero el no era nadie para decirles que no tuviesen miedo. No sabían como controlar los sentimientos. Pobres diablos!!

Miro al viejo perro. Les estaba mirando sin tapujos, sin miedo. Tendió la mano, sabiendo que su olor no era el más indicado para estos animales de olfato fino... la pólvora los hacía recelar...Pero, no pudo refrenar el impulso, pues parecía que era el único ser cuerdo de este pueblo...

Lyria se agachó para acariciar al perro y le mostró una sonrisa mientras le rascaba el cuello. Aunque la escena fue un pequeño respiro en la tensa situación, no podía menospreciar el hecho de que todo el pueblo estaba en su contra por culpa del enfrentamiento de ayer.

- Me pregunto si alguna vez podremos ser bien recibidos en este pueblo. - Hizo una pausa mientras seguía acariciando al perro. - La desconfianza es una puerta cerrada a los problemas, pero también puede ser un muro infranqueable a las ayudas.

Tenía gracia lo que acaba de decir, teniendo en cuenta su propia naturaleza. Pero uno de los mejores profesores a la hora de enseñar las peculiaridades de la vida era el espejo de la realidad que tenía ante sus ojos. La propia gente de Ravengro era un profesor de los problemas que podía acarrear la desconfianza, ..., y Lyria se encontraba delante, viendo ese espejo.

Erodel se echó atrás la capucha, revelando su hermoso rostro infantil, coronado por su mata de pelo de fuego, y rematado por aquellos ojos de jade que brillaban cuan era necesario. No le importaba que lo viesen, y aún menos que lo denominasen con aquel nombre, Malachai. El ERA Malachai, o lo había sido, como otros lo habían sido antes que él. El niño pelirrojo había cometido actos inenarrables bajo aquel nombre en otro tiempo. Había asesinado a hombres, a mujeres, a ancianos, y también a niños, si, a niños como el había sido. Había mutilado, destripado, incinerado, acuchillado y ahorcado a docenas de personas en nombre de creencias antiguas que otros hacían valedoras de tales vilezas. Las había cometido sin temor alguno, ni remordimiento ninguno. Erodel NUNCA había sentido MIEDO, pues durante mucho tiempo, ÉL fue el miedo. Que aquellos aldeanos lo recordasen, pues a buen seguro les serviría de algo a sus amigos. No se mostraba ante el populacho con orgullo, pero tampoco con vergüenza. Y a pesar de desconocer aquel mal que la gente denominaba MIEDO, ahora, junto a Ishaya y los demás, Erodel Iomestri, también conocido antaño como Malachai, se sentía a salvo.

Ishaya sonrió ante el comentario de Lyria, estaba madurando... Desde que salieron de Ardis su hermana estaba progresando rápidamente en su aversión hacia los demás, daba consejos, opinaba, tomaba la iniciativa... Definitivamente la niña se había hecho mujer ante sus ojos y él casi no se había dado ni cuenta.

La reacción de los lugareños era lógica tras los incidentes de las Restlands, pero había algo más que pesaba sobre el imaginario popular de Ravengro.... Quizás las investigaciones de Lorrimor habían provocado que la Senda Susurrante actuase en contra de aquellos inocentes para lanzarlos contra padre.... Quizás....

Quizás cuando los libremos del veneno maligno inoculado por la Senda...

Ishaya avanzó con una sonrisa amable en el rostro, el gesto suave desprendía comprensión hacia aquellos pueblerinos supersticiosos y maleables que se habían dejado llevar por las falacias de algún vocero del cónclave oscuro que operaba en la zona. Caminó con seguridad hacia su destino, sosteniendo la mirada a todo aquel que lo mirase, sin desafíos, solamente una mirada amable....

El viento soplaba en contra y con ligereza, la capa de Sicarius se apartaba de su cuerpo como los lugareños del grupo. Todo el arsenal del guerrero estaba a la vista y éste sujetaba con fuerza la empuñadura de Descanso Eterno mientras que con el pulgar le daba pequeños golpes al pomo. Andaba con paso firme, mirando de un lado a otro con la cara cubierta por las sombras proyectadas por el sombrero calado con excesiva presión. Desafiante, orgulloso del pánico que causaba entre los cobardes, orgulloso de ver que habían escarmentado y satisfecho por toda aquella pantomima ceremonial que ensanchaba su ego de guerrero implacable. 

El grupo se detuvo unos instantes, un chucho se había acercado a Lyria y todos podían observar como ese grupo que pisaba con la fuerza de un ejercito demoledor desprendía por unos instantes la paz y serenidad que solo los druidas son capaces de mostrar en su comunión con la naturaleza. En ese impás Sicarius cambió su postura, ahora había soltado la empuñadura de su magnífico espadón para deslizar su mano al gatillo de su ballesta de repetición y cruzarla delante en posición de vigilancia. Miró una vez más por todo el perímetro, más como advertencia que como precaución. Entonces, de manera casi lenta, como recreándose en el cuadro mostrado, el bravucón guerrero torció su cuello y esputó un salibajo de tamaño similar al desagradable ruido que hizo al salir.

Prosigamos

Imperó. Le gustaba la escena tal y como se planteaba, pero el estar ahí parados rascándole las garrapatas al perro más pulgoso de la región no aportaba nada a su misión.

El perro corrió en círculos alrededor del grupo, ladrando y moviendo de forma insitente su ralo rabo. Sin duda era de los pocos habitantes de Ravengro que se alegraba de la llegada de gente nueva. Kendra oteó entre los edificios y señalo uno de madera de un par de pisos. Un gran cartel de letras rojizas y doradas inscribía el nombre del lugar: "El Demonio Sonriente".

- Esa es la posada de Zolkar.- comentó Kendra señalando el lugar - ¡¡Vayamos!!- aprestó la muchacha al tiempo que Río Viejo ladró como si entendiera de lo que allí se estaba dialogando. Acto seguido, comenzó a seguir a la joven Lorrimor, pues sabía que se dirigía a la posada y que tal vez hoy podría llenar el buche.

Lyria se recreó agachada en el suelo, aún y cuando Rio Viejo se había ido de su vera, con la sana intención de exasperar a Sic, pero sin prestarle la más mínima atención y obviándolo deliberadamente.

Con gran parsimonia se alzó de nuevo y comenzó a dirigirse hacia el edificio siguiendo a su hermana Kendra.

Esta vez estaba de acuerdo con Sic. Mejor empezar las pesquisas pertinentes lo antes posible.

Aunque veia los esfuerzos de Ishaya por parecer que no les afectaba, estaba seguro que por la cabeza de todos pesaba la sombra de la secta....

Así que mejor no dar demasiado que pensar a esas gentes. A más tiempo que estubiesen fuera, más opciones a que pasase algo desagradable.

Creo que Sic tiene razón... Mejor entrar y empezar con esto...

El grupo cruzó la plaza con paso decidido y sin prestar mucho detalle en aquello que les rodeaba. Quizás, aquel no era el efecto deseado que les hubiera gustado despertar en los lugareños, pero para algunos, tampoco era algo que les quitara el sueño. Para algunos de ellos, lo más importante era vengar la muerte de su mentor...

Cuando Sicarius llegó hasta una pequeña escalinata de tres peldaños de madera, Río viejo se sentó sobre sus cuartos traseros, mientras su húmeda y jadeante lengua, salpicaba el suelo de espesa saliva. No quedaba menor duda, de que el perro era más inteligente de lo que a simple vista su patética apariencia evocaba. Al lado de la puerta, escrito sobre una pizarra con tiza, se podían leer los platos del día: filete de vampiro, bolas lupinas de carne y sopa de cadáver.

El guerrero subió y cruzó las puertas abatibles (tipo saloon del far west) y en el interior de la acogedora taberna miró a un lado y a otro. se encontraba vacía en ese momento, y tan sólo su dueño, el rechoncho Zolkar limpiaba un vaso de cristal con un paño blanco sin prestar mucha atención a la entrada...