Partida Rol por web

A pesar de que en una situación normal nunca hubieras invadido la intimidad de Gabrielle de esa forma, o al menos eso crees, te ves obligado a buscar alguna pista en las escasas páginas que han quedado enteras en su diario, centrándote sobretodo en las últimas.
La mayoría que siguen completas están llenas de garabatos, dibujos y algunas poesías, todas bastante melancólicas y referentes a amores imposibles, aunque de vez en cuando hay alguna más positiva.

Las partes escritas de sus propias vivencias no te aportan nada nuevo: El temor que le inspira Baal cada vez que se cruza con él, lo poco que le gusta ir de compras cuando hay mucha gente por la calle, el consuelo que le ofrece Roman por ser igual que ella a pesar de ser algo extravagante, la adoración que le inspiras... Sin embargo en una de las páginas arrancadas consigues distinguir partes sueltas de frases, apenas un par de ellas. Menciona las maletas y después indica que primero debería hablar con "A". Es lo único que puedes leer ya que el resto del texto ha sido sustraído.

La labia de Baal causa su efecto demoledor en los agentes, incluso en el impetuoso agente Brook. Ahí quedó demostrado la verdadera fuerza de Baal, su verdadero poder. Para el daeva el poder no reside en ser letal con un arma, ni en la capacidad de lucha...el verdadero poder reside en la capacidad de poder manipular a la gente. En eso y en el dinero. Y Baal poseía las dos cosas...

-No se preocupen agentes. Cuando vuelva me pondré en contacto con ustedes.-se despide amablemente con una sonrisa mientras vuelve a entrar dentro de la casa, cerrando la puerta tras de sí. Ya no estaba la sonrisa en su cara.- Ya está. Con esto habremos ganado unos días de tiempo...- comenta seriamente con la vista fija en el pasillo, y hablando realmente para el que quisiera escucharlo.- ¿Dónde está Toxic?. Tengo que hablar con ella para saber cómo ha podido ser tan estúpida como para dejarse seguir por dos agentes del FBI- dice entre dientes visiblemente cabreado.

Desde luego sólo quedan estúpidos en este refugio...A este paso no tendrán que preocuparse por el príncipe para morir...ellos sólos se buscan sus propios problemas...menos mal que...

Me mantengo ofuscado y en silencio durante todo el tiempo. Voy esperar unos minutos antes de aparecer de nuevo, prefiero que se alejen lo suficiente para que no corra peligro. En ese tiempo medito acerca de todo esto.

Nos tienden una trampa...nos obligan a matar a otro vampiro...me encuentran los agentes del FBI que llevan mi investigación...demasiadas coincidencias...me da que tenemos a alguien que nos quiere ver realmente muertos....es demasiado extraño qe me encontraran...cubrí bien mis huellas...no salgo en las fotos...y estos llegaron a donde vivo...no puede ser...

Baal seguramente flipará un poco cuando al girarse no me vea pero mejor así, lo prefiero a que los agentes decidan entrar o mirar de nuevo...sobre todo si Toxic ha salido por detrás...si ellos hablan con ella puede que decidan entrar en la casa...

Baal cierra la puerta con cautela y normalidad, girándose con una actitud más furiosa y normal en él, sencillamente la real. Quizá lo único que consiga es enfadarse más al percatarse de que ya no hay nadie allí, de nuevo han vuelto a dejarlo sólo para que se encargue de solucionar lo que otros han complicado.

El daeva empieza a caminar, pero apenas lleva dos zancadas cuando Odín hace acto de presencia en el recibidor, con su habitual ropa extraña, de otro país, quizá incluso de otro tiempo.
-¿Dónde están todos?- pregunta extrañado mirando de reojo el pasillo antes de volver la vista a Baal -¿Os habéis vuelto a pelear? A veces parecéis niños discutiendo por un juguete nuevo...- comenta con un tono algo exasperado, mirándose los pies medio hundidos en uno de los charcos resecos de sangre.

-Hay que limpiar esto, entre todos- añade lo último dando a entender que el daeva tampoco se libra de ése trabajo que, probablemente, considere ingrato. No pueden tener la casa así, nunca se sabe quién puede llamar, y nunca mejor dicho.

Es entonces cuando Quincey hace acto de presencia. Se acerca de forma sigilosa y cautelosa por el pasillo y se asoma al interior del recibidor con cierta expresión de enfado, relajándose al percatarse de que no sucede nada "anormal".

Correteas por la parte trasera y lateral del amplio caserón que es vuestro refugio para después aflojar un poco el ritmo, no es cuestión de que te vean corriendo hacia ellos cómo alma que lleva el diablo.
Interceptas a los agentes cuando apenas acaban de bajar los pocos peldaños del porche, y enseguida el más veterano retira su sombrero educadamente para saludarte.

-Srta. Miller... es un placer, la estábamos buscando. Él es el agente Brook y yo el agente Harbor- hace las presentaciones de rigor y el más jóven se limita a saludarte con un gesto de la mano antes de mirar hacia atrás con una sonrisa burlona.

-Parece ser que su "compañero" se equivocó con eso de las casualidades...- comenta mordazmente para después mirarte de forma concienzuda de arriba a abajo. Por un segundo llegas a pensar que busca "algo más" pero pronto te das cuenta de que su expresión es demasiado analítica para eso, sencillamente busca pistas incluso en tu ropa, así que esperas que no se dé cuenta de las manchas de sangre.

-Necesitamos hacerle unas cuántas preguntas acerca de la desaparición de unos muchachos de Miami...- empieza a explicar Harbor volviendo a ponerse el sombrero para después rebuscar en el interior de su abrigo y tenderte una foto, sin duda casera. Se trata de Bastian, le reconoces al instante, sentado junto a una joven aparentemente de su edad rubia y sonriente -¿Le suena alguno de ellos...?- te pregunta con presunta inocencia mientras deja que la evas bien.

Se acerca hacia el refugio y finge una repentina sorpresa con gran habilidad, dando un leve brinco al ver a los agentes.

¿Miller? Ah, si, soy yo.. bueno, no acostumbro mucho a usar ese nombre pero sí..

Un placer.-comenta distraídamente acariciándose el pelo y devuelve la mirada al agente más joven que la "escanea". Cambia sutilmente a una pose más provocativa, no para seducirlo pero si para ponerle algo más nervioso y que eso le haga distraerse un poco de su trabajo.

¿Desapariciones de muchachos? ¿en Miami? Bueno, claro, lo que quieran agentes.. pero yo nunca he estado en Miami - frunce el ceño, eso en realidad no era ninguna mentira- Por mi discoteca pasa mucha gente.. ¿es eso? Quizás los haya visto.. a ver. .-recoge la foto que le tienden y la examina torciendo los labios, fingiendo que hace memoria.

Pues no sé.. no me suenan de nada.

¿Quienes son?

"Hablar con A..."

Lo sospechaba. Estaba seguro de que uno de los motivos principales por los que alguien podría haber hecho todo aquello debía estar relacionado con Anastasia y alguno de sus enemigos. O tal vez con ella directamente. Por lo que parecía no me equivocaba.

Maldita bruja...

Estaba claro, pues, que mis pesquisas debían avanzar en aquella dirección, aunque no estaba muy seguro de hablar con ella directamente o enfocarlo de otra forma. Pero fuese como fuese, había, por desgracia, cosas más urgentes, por el momento. Antes de nada debía ir a alimentarme, pero no podía irme teniendo a aquellos agentes del FBI husmeando por la casa, así que hasta que no estuviera aquello solucionado no tendría libertad para irme. Con cuidado, pues, para no ser visto u oído por ninguno de los agentes, me asomé al recibidor para ver qué pasaba.

Tus sospechas parecen confirmarse y el odio se empieza a propagar cómo el fuego, pero sabes que Anastasia es poderosa y tiene recursos así que tendrás que ser bastante cuidadoso en cuanto a la forma de enfocar la situación. No puedes permitirte muchos errores si de verdad quieres que Gabrielle siga con vida pero te preguntas por cuánto tiempo la mantendrán así, si no es que ha muerto ya en algún oscuro sótano a manos de un desquiciado cómo Baal.

Finalmente abandonas la habitación de tu ghoul, avanzando con sigilo y cautela hasta el recibidor y asomándote a él. Puedes ver a Baal y Odín hablando acerca de limpiar todo ese estropicio, la puerta principal ya está cerrada y no hay rastro de los agentes, de Toxic ni de Bastian.

Al darse media vuelta y descubrir que estaba hablando sólo, en vez de con los dos que se suponía que lo estaban cubriendo, comienza a cabrearse todavía más. ¿Dónde narices se habian metido ese par de cobardes?. Al final resultó que lo habían dejado sólo contra el peligro. Por suerte sus habilidades diplomáticas estaban a la altura de su belleza. En ese momento apareció Odín, como siempre muy puntual después de haber pasado el peligro.

- ¿Todos?...Ni idea. Aqui el único que ha despachado a esos del FBI he sido yo, mientras los demás os escondíais como ratas. Tiene narices la cosa.- responde realmente cabreado con la situación. A su modo de ver ya le debían una. Entonces llegó la gota que colmó el vaso. La mera proposición de limpieza le parecía una ofensa directa. Toda la no vida había tenido sirvientes que limpiaran todo y por que esta vez se hubieran llevado a los ghoul la cosa no iba a cambiar.- ¿Limpiar?. ¡Je!. No me hagas reir. Que lo limpie la que ha traido al FBI hasta aqui. O "Calzonazos Mc Quincey", así puede rememorar la afición de su amada.- se burla señalándolo directamente cuando se asoma medio acojonado por el pasillo. Mientras dice esto avanza con cuidado de no pisar la sangre de los charcos, hasta que se coloca al lado de Odín.- O tú, que tienes una gran habilidad para desaparecer en los momentos críticos y volver a aparecer cuando ya ha pasado todo el peligro.- le espeta con enfado mirándolo directamente a los ojos muy serio. Parece que el Daeva se estaba despachando a gusto.- Yo ya he hecho bastante salvando el culo a esta cuadrilla...- añade con desdén mientras sigue su camino por el pasillo para ir directo a su habitación...

El agente Brook continúa observándote en silencio y se toquetea un poco la corbata, algo incómodo, pero su rostro deja claro que no eres precisamente el tipo de mujer que le gustaría de verdad. Quién sabe si quiera si ya estará casado... aunque eso no suele suponer mucho contratiempo.

-Bastian Mark y Sarah Parrot- responde diligentemente Harbor recuperando la fotografía que te ha tendido hace apenas un segundo -Srta. Miller, supongo que sabe que mentir a cualquier agente de la ley es un delito penado, ¿verdad?- comenta a modo de aviso mientras arquea una de sus cejas, momento en el que es interrumpido por su joven compañero.

-Así es, y tenemos varios testigos que aseguran que la vieron junto a este chico la noche del... "accidente" con el furgón policial. No me diga que no sabe de qué le hablo porque en Chicago no se habla de otra cosa- su tono es mucho más impaciente, incluso algo desdeñoso. Bajo su punto de vista "te ha calado" y no será fácil convencerle de tu presunta inocencia.

-Si nos da una pista sobre el caso Mark... tal vez podríamos hacer la vista gorda con su implicación en tan grave asalto...- propone el agente Harbor con una ligera sonrisa condescendiente. De nuevo otro trato sobre la mesa, parece una espiral que no vaya a terminar nunca...

¿Varios testigos eh?

Me chantajean sabiendo lo del furgón? Muy grave tiene que ser lo de Bastian para que olviden lo otro..¿qué hago? si digo que le vi estare reconociendo que estuve allí.. no hay pruebas graficas, solo ese testigo que no durará mucho..

Claro que he oído lo del accidente.. vi algo por las noticias.-elige cuidadosamente sus palabras- ¿Así que dicen que le vieron por allí? Bueno, es posible que le viera por Chicago, veo a muchas personas en mi trabajo.. pero si yo fuera él ahora mismo estaría intentando abandonar por lo menos la ciudad, incluso el país. Es un tipo que se mueve rápido.

¿Quizá deberían centrarse en carreteras y aereopuertos, no?

Sonríe inocentemente, invitándoles a que sigan su investigación por otros cauces. Sonaba bastante logico que un fugitivo estuviera a punto de largarse de nuevo.

Creo que el peligro ha pasado...

En ese momento aparezco, justo cuando Baal se marcha. Me encuentro frente a frente con Odín.

- Buenas Odín...menuda noche ¡Eh!...el ambiente está un poco alterado...

Acto seguido saco mi móvil y me dispongo a subir a mi habitación a hablar con Milford pero antes le hago una pregunta a Odín mirando al suelo lleno de sangre.

- ¿Conoces a algún limpiador de escenas del crimen?...creo que necesitaremos sus productos... -  hago gesto de tener que hablar por el móvil y añado - ...subo a hacer una llamadita y bajo en unos minutos ¿ok?

Espero unos segundos para ver si me dice algo Odín antes de subir a mi habitación.

Entré al recibidor con actitud seria, aunque la verdad es que no era para menos. En aquel momento lo último que necesitaba eran las bromitas de Baal, pero aún así ya estaba más que acostumbrado y aquel niñato mimado era lo que menos me preocupaba. Las de Bastian, por otra parte, tampoco ayudaban demasiado...

- Yo te ayudaré, Odín, tranquilo - me ofrecí (me iría bien para hablar con él y aclarar mis ideas) - Solo espérame un rato a que me alimente, no quiero arriesgarme a que me pase como antes.

Mi plan era alimentarme antes que nada y entonces ayudar a Odín con la limpieza. Con suerte conseguiría alguna pista sobre el ataque al refugio y sabría mejor qué hacer después...

-Me temo que no tengo ese tipo de contactos, tendremos que limpiar lo más esencial para evitar situaciones comprometidas y después ya nos encargaremos de los rayos ultravioleta y demás...- responde a Bastian con tranquilidad, dejando que se desvíe escaleras arriba mientras le sigue a un ritmo mucho más lento, deteniéndose en el umbral del pasillo para mirar a Quincey.

-De acuerdo, pero no tardes, debemos permanecer unidos. Será mejor que salgas por la puerta trasera- después prosigue, acelerando y ampliando sus zancadas hasta llegar a las escaleras, en las cuáles se detiene pudiendo ver en lo alto a Baal y entremedio a Bastian, aunque parece ignorar por completo la presencia de éste último. Su atención está completamente focalizada.

-¡DAEVA!- espeta sonoramente, algo extraño en él ya que habitualmente es el más sosegado y controlado de todos los presentes -Tu arrogancia y tu prepotencia te acabarán condenando, ya te avisé, ¿no es así?- le mira de manera fulminante y seguidamente se mete una mano en el bolsillo para mostrarle algo. Algo tan pequeño que ninguno alcanza a distinguir realmente qué es. Tal vez una cáscara de fruto reseco, un trozo de madera retorcido o algo por el estilo

-Que tu lengua se enrede con el zumbido de la verdad- sentencia de forma firme antes de dejar caer lo que sostenía entre sus dedos para inmediatamente pisarlo hasta convertirlo en simple polvo. Sonríe de forma algo maliciosa y sin más se retira de esa zona dejando que cada uno tome su camino.

Subo hasta mi cuarto para llamar a Milford. Tengo algo que comentar con él, sobre todo el porqué los agentes del FBI han logrado encontrarme si habían perdido mi rastro.

Mientras subo marco el número de su móvil para realizar la llamada.

Salí del refugio por la puerta trasera, por si acaso (suponía que debido al FBI) y con cautela, en dirección al lugar habitual: el hospital. Por suerte hacía ya mucho que me alimentaba allí, de manera que conocía perfectamente su funcionamiento, las rutas a seguir, los pacientes a escoger y hasta los horarios y los nombres de los guardias de seguridad. De hecho estaba seguro de que podría hacerlo incluso sin mis habilidades de ofuscación. Todo aquello era muy útil en momentos como aquél, cuando las prisas se imponían a lo demás. Fuí, pues, a lo seguro: un pobre chico que había caído en coma hacía ya unos años a causa de un accidente de tráfico y una mujer más mayor que padecía los últimos meses de una enfermedad incurable.

De camino a casa tuve tiempo para pensar. La verdad es que, después de una intrusión en nuestro refugio tan descarada como la que habíamos padecido, no creía que mis compañeros se quedarían con los brazos cruzados, así que seguro que encontraría al menos algo de ayuda en mi búsqueda de los culpables y de Gabrielle. ¿Por qué no aprovecharla? Comportaba tener que "trabajar" con Baal, pero otra parte cuatro mentes pensarían mejor que una. O eso esperaba...

Regresé al refugio, con cuidado de no estar siendo vigilado, y entré también por la puerta trasera.

- ¡Odín! - dije alzando la voz para que me oyera desde donde fuera que estuviese - ¡Ya he vuelto!

Brooks da un pequeño respingo, como impulsado por un respingo, y sonríe triunfalmente.
-Así que es un tipo que se mueve muy rápido eh...- repite recalcando la palabra que para él ha resultado más importante. Incluso delatadora.

-Quizá la señorita tenga razón, hemos perdido bastante tiempo intentando dar con ella...- Harbor se mesa la barba, pensativo, mientras su joven compañero le mira estupefacto. Está claro que aunque tus argumentos no han sido de lo más ingeniosos tus encantos sobrenaturales sí han conseguido hacer mella en el veterano.
-No la molestaremos más por ahora... tenga mi tarjeta por si acaso- te la tiende y después se despide con una cálida sonrisa, levantándose un poco el sombrero antes de dirigirse hacia su vehículo.

Brooks le mira un momento para después centrarse en ti, algo malhumorado.
-Recuerde, srta Miller, que está implicada en un caso de investigación del FBI... no puede abandonar la ciudad sin consentimiento expreso. Buenas noches- te sonríe con sarcasmo y entonces sigue a su compañero apresuradamente. Probablemente acaben discutiendo...

Baal siente como sus músculos se contraen en tensión esperando que, lo que sea que le ha lanzado Odín, le haga saltar los sesos por los aires, o su traje comience a arder espontáneamente. Tras unos segundos "aguantando la respiración", se vuelve a relajar. Nada. No ha ocurrido nada. Pero el Daeva no es un vampiro imbécil. Sabe que Odín le ha lanzado algún tipo de sortilegio, pero no debe aparentar que eso le importa lo más mínimo, así que vuelve a sonreir con desdén y sin más da media vuelta rumbo a su habitación.

Baal no se podía tomar a la ligera las palabras de Odín. El hechizo que había lanzadoel nosferatu seguro que tenía algún propósito que no sería otro que joderle la existencia. Así que debía ir a partir de ahora con pies de plomo hasta descubrir que es lo que le había lanzado...O podría hacer otra cosa...

Quincey vuelve al Refugio tras varios minutos, con bastante mejor aspecto que cuando se marchó. Enseguida busca a Odín, aunque no tiene problema en dar con él en el recibidor, limpiando con cara de hastío el suelo encharcado de sangre.
Enseguida se gira hacia el joven mekhet y le "invita" con un gesto de su mano a coger otra fregona y ayudarle con el proceso.
Es incómodo, sucio y algo denigrante, pero está claro que tenéis que hacerlo... y al menos quizá aprendáis algo de humildad y precaución en el proceso.

Bastian no tarda demasiado en bajar las escaleras y llegar hasta el mismo lugar, mostrándose enseguida dispuesto a colaborar a pesar de que tampoco le haga demasiada gracia el asunto. Cuántos más seáis menos tardaréis en poder volver con vuestros asuntos importantes.

-Supongo que querrás encontrarla- dice repentinamente Odín mirando de reojo a Quincey y rompiendo el silencio que acompañaba la sesión de limpieza.