Partida Rol por web

Crónicas de Á: Tomo 0 - El Amanecer -

Alexandris, el Concilio

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02/11/2010, 12:58
Jeldhor, el errante

Gran resolución, epica. No me molesta en absoluto haber perdido a los ejercitos de los Vandrer, a no ser que este turno me lleguen 20 ejercitos de dragones claro.

Si, Vandrerfán estaba excesivamente militarizada, en contra de lo que yo queria hacer en principio, pero por el mismo concepto no podia hacer mas ciudades de los Vandrer y corria el riesgo de que los barrieran militarmente de una forma miserable, los Vandrer son Vandrerfán, y tenia que defenderla, asi de simple, ahora han quedado muy monos.

Como ha dicho Willen, kohiri y vurmak estan muy descuidados, voy a ahcer 2 ejercitos en Vandrerfán par que no quede desnuda y dedicar toda mi atención a los hijos pródigos lo que queda de la partida, lo poco que queda

En ningún momento pretendí alterar la esencia de la muerte, aunque si me hubiera gustado reconstruir el camino mas alla del camino, a estas alturas ya no podre

 

De nuevo felicitar a Willen por la resolución de la batalla

 

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02/11/2010, 13:22
Director

Sobre el camino fuera de la muerte, convengamos que se cerró por un capricho de Yoonel, pero con el tema de los corazones (y luego entre él y Knhoss, con el altar de resurrección) queda claro que la huella de Jeldhor fuera de la Llanura es utilizable ;)

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02/11/2010, 13:24
Director

Y gracias, Jeldhor... creo que fue el único post en condiciones que escribí en toda la partida XD

La verdad, para llevarme piropos no estoy a la altura, el trabajo lo han hecho todo ustedes.

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02/11/2010, 13:44
Knhoss

Pues yo también he decidido (le he consultado a Shiwk al respecto y ha estado de acuerdo) que los tvus también estaban demasiado militarizados, así que de la llanura volverán 4 ejércitos de todos los que fueron, para que sumados con los que hay en Thervoru en este momento, cada ciudad tenga uno y listo :)

Cuando quieran, ponemos los post de la batalla final (yo ya lo tengo hecho pero estaba esperando por si queremos ponerlos todos juntos para que quede más bonito, como cuando hicimos el ataque :D)

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02/11/2010, 13:48
Ghiskhaft

Yo aun no lo tengo :S

Despues de comer me pongo a ello ^^ Y despues hago lo de la secta XD

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02/11/2010, 13:54
Jeldhor, el errante

yo lo hago esta tarde, si quereis lo pondré por aqui para verlos todos juntos antes de postearlos

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02/11/2010, 13:55
Knhoss

Ok, ahora cuelgo el mío ^^

Cita:

Y despues hago lo de la secta XD

Ejem, al final no se bien que es lo que te traes entre manos, pero como te dije antes, cuentas con la bendición de Knhoss para hacer lo que sea XD

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02/11/2010, 14:00
Knhoss

Frío. Silencio. La muerte se siente en la piel.

Pocos quedamos en pie. Pocos de los miles que llegamos a este lugar maldito que nos ha quitado todo lo que teníamos. Pocos volveremos a casa hoy.

Mi espada está rota. Mis manos y mi cuerpo, cubiertos de la sangre de mis amigos, de mis hermanos. Lo hemos conseguido, aunque la victoria nos ha salido muy cara.

No sé cuanto tiempo hemos estado combatiendo. Mi cuerpo siente que ha sido una eternidad. Es lo malo de pelear con seres que no tienen voluntad, que carecen de emoción. Nada los detiene. Ni la sed, ni el cansancio han hecho mella en los ejércitos del dios dragón. Solo nuestra determinación y la superioridad numérica ha inclinado la batalla a nuestro favor. Pero a un coste muy alto.

Muchas vidas se perdieron hoy. Vidas de tvus, vandrer, har-ail, vurmak, sekaar, kohiri... seres nobles y valientes han dado su vida por una paz duradera en Albur. El precio ha valido la pena.

He visto la noche teñirse de rojo. He sentido un frío helado en los huesos al recordar los tiempos del velo. He vivido la desintegración del palacio de huesos. He llorado la muerte de todos aquellos que sucumbieron junto a él. Hemos acabado con el mal, pero éste casi acaba con nosotros.

Ya llega Vandrerfan portando a los supervivientes. ¡Volemos! Debemos apurarnos los que quedamos si queremos regresar.

Es tiempo de dejar la muerte atrás. Es hora de volver.

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02/11/2010, 16:28
Aildor

Escribiré algo yo también. Lo que no me cargaré ningún ejército Har-Ail porque cada uno representa una faceta de la raza... xD 

 

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02/11/2010, 16:32
Ghiskhaft

Los Sekaar blandian sus miembros como poderosas armas,
lanzaban gigantescos cascotes como proyectiles, rodando sobre los
esqueletos, aplastandolos...

El tiempo parecio detenerse...
Una violenta explosion sacudio la Llanura de las Almas...

Alrededor todo era oscuridad y destruccion...
Ruido, golpes, gritos... Poco a poco se apagaron...

La onda expansiva arrastro consigo a las livianas criaturas de hueso, y
pedazos de la ya maltrecha por la batalla edificacion...

Las criaturas de roca, firmes al suelo del que nacieron, soportaron el
vendaval...

Por las aberturas que quedaban entre los desperfectos, se veia el campo
de batalla, lo que instantes atras era alfombra de cadaveres, ahora era
paramo desierto y desolador... En el cielo, Vandrerfan recibia a los
supervivientes, mientras seguia su camino hacia la luz, fuera de aquel
lugar de tinieblas, por un futuro de paz en Albur...

Como flecos, lenguas de piedra alcanzaban la isla flotante, desde los cuerpos de los Sekaar, para huir de aquel lugar...

No mirarian atras, no pisarian jamas ese suelo de nuevo, pero no olvidarian nunca lo que alli sucedio, al igual que todos los que regresaban a casa...

Notas de juego

Esto es lo mio, no es gran cosa, pero si somos 4, tampoco voy a excederme ^^

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02/11/2010, 16:46
Knhoss

Cita:

Escribiré algo yo también. Lo que no me cargaré ningún ejército Har-Ail porque cada uno representa una faceta de la raza... xD

Tampoco es que tuvieras tantos XD (a los tvus le sobraban demasiados XD)

Shiwk, lo bueno, si breve, dos veces bueno. El relato, así está perfecto ^^

 

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02/11/2010, 17:28
Aildor

Uf, yo creo que me estoy excediendo demasiado... En un rato lo cuelgo... xD

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02/11/2010, 18:02
Aildor

Fuego, sangre y destrucción. Un torbellino de violencia sacudía el asediado templo de las almas. Miles de grifos llenaban el cielo, obstruyendo el paso de la luz del sol. Se alzaban como una nube negra de tormenta, y caían sobre el enemigo con la fuerza de la justicia.

Las runas de divino castigo ardían sin parar, los esqueletos no hacían más que arder ante la fuerza de los hijos de Aildor.

Efres se vio confundido en medio del campo de batalla. Pertenecía a la Orden de los Caballeros Blancos, los defensores de la justa raza. Su espada no estaba bañada en sangre, pero había matado por segunda vez a muchos muertos. Los Har-Ail batallaban con ferocidad, sin dar tregua al enemigo. Sus armas llameantes centelleaban en el aire, dejando detrás de sí estelas ardientes. Cercenaban miembros esqueléticos al compás de una extraña danza que sonaba en todas sus cabezas. Sus corazones latían como uno solo, ahí radicaba su fuerza. La unión hacía la fuerza.

El caballero se mostró sorprendido cuando un enemigo le atacó por detrás. Pero en ese momento la runa de protección que llevaba consigo se activó y proyectó a sus espaldas una pantalla de luz. Del esqueleto sólo quedaron cenizas, que se esparcieron por el blanquecino polvo del desierto, que poco a poco se teñía de carmesí. Comprendió que no podía detenerse, que no podía vacilar. Esa era la batalla definitiva, la batalla por la justicia de Albur. Seguiría hacia adelante y daría castigo a los injustos. Alzó su arma y rugió feroz, se lanzó contra el enemigo mientras su blanca capa ondeaba en el aire.

Salem se encontraba en la retaguardia, dirigiendo el combate. Había desplegado a los Paladines de la Llama al frente, y había sido una buena idea. Los esqueletos no habían esperado el renovado poder de la justa raza. Desde que atacaron Ovidia se confiaron, ahora debían pagar por sus injusticias ante el fuego purificador. Los Jinetes de la Esperanza se lanzaban en picado contra la ciudad enemiga, penetrando en ella y abatiendo sus defensas. Pronto todo acabaría.

Pero algo salió mal, el ejército Har-Ail comenzó a retroceder cuando los esqueletos los embistieron con una fuerza desmedida. Por alguna extraña razón habían recuperado las fuerzas cuando más mermados parecían. No iban a dejarse ganar tan fácilmente. Sus cuerpos de hueso ya no podían sentir, ni sufrir. Sólo quedaba odio en ellos, y no necesitaban nada más para luchar. Salem comenzó a ponerse nervioso, y dejó de escuchar los susurros de su padre.

Mirlat se encontraba en la vanguardia. Había acudido al combate junto a los Paladines de la Llama. Los ejecutores con sus ígneas guadañas al rojo vivo habían destruido la mayor parte de las fuerzas enemigas. Ellos solos ya constituían una gran parte de la fuerza ofensiva de la justa raza. Pero su pasión por la batalla no fue suficiente. Mirlat y sus leónidos comenzaron a retroceder, éste notaba como algo perturbaba a su padre.

Una gran explosión llenó la llanura, que como una tormenta feroz se llevó por delante a los esqueletos, convirtiéndolos en polvo. Pero no salieron dañados los Har-Ail, las runas de su padre los protegieron levantando una brillante cúpula plateada.

Cuando cesó el vendaval la llanura se sumió en un sepulcral silencio. Allí donde habían estado sus enemigos ya no quedaba nada. Todos y cada uno de los Har-Ail que habían sobrevivido lo sabían en el fondo de su corazón. Se había acabado, por fin. La balanza volvía a encontrarse en equilibrio.

Subieron en sus grifos y ascendieron volando a Vandefrán. No gritaron de alegría, no vitorearon a sus magníficos héroes, ni siquiera se cantaron canciones acerca de tan gloriosa gesta.

No había felicidad entre las filas de los Har-Ail. Se habían enfrentado a la mismísima muerte, habían ajusticiado a los esqueletos, se habían enfrentado a un dios.

Pero no es tarea de los mortales desafiar a los dioses. Restablecer el equilibrio había sido duro. Habían ido a la guerra. Muchos honorables hermanos habían dado su vida por aquello en lo que creían.

Lo único que hicieron los Har-Ail fue guardar silencio en nombre de los caídos.

 

“Nuestras leyendas no hablan de una gloriosa victoria, si no de aquellos que se enfrentaron a la muerte por la justicia de Albur.”

Efres Da-Ghari, Caballero Blanco de Alharei

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02/11/2010, 18:19
Knhoss

Pues nada de que te has excedido... el relato ha quedado muy bueno y emotivo ^^

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02/11/2010, 19:57
Jeldhor, el errante

Leyendas de los Vandrer. Las Lagrimas de Vandrerfán

Reannon Falaris, Eutharkos y señor de la tormenta descendió a lomos de Vingiloth su fiel montura Asthur sobre las hordas de esqueletos, los cascos de Vingiloth reventaban los cráneos de los esqueletos formando nubes de polvo blanco de hueso con pequeños relampagos como diminutas tormentas a su paso, el brazo de Reannon le dolia mientras descargaba una y otra vez el peso de su espada sobre sus enemigos.

El y los Jinetes de la Tormenta defendían la entrada al Templo de Yoonel mientras el grueso de las fuerzas lideradas por el anciano Enrico Remon atacaban el corazón del mal, aunque le hubiera gustado dirigir el ataque la misión de defender las puertas era tan importante como la otra

Mientras pensaba esto escucho el grito de su hermano Innaz que pasaba cerca con su carro de guerra, levanto su mano para saludarlo con voz potente, tenían motivos para estar satisfechos ya que la batalla iba bien, los esqueletos eran guerreros torpes que caían como la hierba de verano y menos numerosos de lo que esperaban, al parecer no se habían recuperado aun de su fallido ataque a la ciudad flotante

Abrió la boca pero un sonido atronador ahogo sus palabras, de repente todo a su alrededor se lleno con el polvo blanco de la llanura y una potente onda de choque lo tiro al suelo junto con Vingiloth, minutos después fue capaz de levantarse aunque el polvo aun dificultaba la visión de la llanura llenando sus ojos y pulmones. Vingiloth estaba muerto y tuvo que quitárselo de encima. Conforme el polvo se fue posando la imagen se hizo aun peor, de los esqueletos no quedaba nada, el polvo de sus huesos se había unido a la llanura que defendieron, pero por doquier se estendían los cuerpos de los Vandrer y sus aliados muertos por la explosión, los Hastur también habían muerto por la terrible oleada de muerte y los carros de guerra de los Vandrer descansaban inmóviles lastrados por los cuerpos muertos de sus pasajeros y bestias.

Sintiendo un terrible dolor en su corazón Reannon reunió carro tras carro cortando las riendas que los unían a los Hastur, monto en uno de ellos, junto al cadaver de su hermano e hizo que flotaran suavemente de vuelta a la ciudad, donde al menos algunos de los guerreros caidos en la batalla recibirían el funeral que merecían.

Con lagrimas en los ojos contemplo como el Templo maldito se derrumbaba sobre si mismo, última victima de la batalla de la llanura de las Almas

Cuando sus aliados volvieron a la ciudad, por sus propios medios o con los carros de transporte de los Vandrer, contemplaron el racimo de carros vacios que lentamente seguía a la ciudad errante y creyeron que la misma ciudad lloraba a los caidos de ese dia

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02/11/2010, 20:17
Jeldhor, el errante

creo que ahora mi mensaje deberia ser el último

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02/11/2010, 20:21
Knhoss

Guau, que lindo ha quedado el texto Raangar...

Bien, en qué orden vamos los demás? que les parece?

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02/11/2010, 20:28
Ghiskhaft

El orden de los demas me es indiferente XD como querais...

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02/11/2010, 20:31
Knhoss

Bueh, veamos que dice el dios de la justicia :D

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02/11/2010, 21:15
Aildor

A mí tampoco me importa mucho... Como queráis... xD