Partida Rol por web

gira sobre sí mismo y golpea al zombie , intentando ayudar a sus compañeros en acabar con aquel ser de una vez por todas.

Laura tampoco queda atrás. Reúne sus fuerzas y vuelve a blandir el cuchillo abriendo los ojos más que puede, para al menos darle...

Perico está tan colocado que carga contra el zombie con su resultona calva por delante creyendo ser un toro en mitad de una corrida, gritando sin parar. Un toro tambaleante y estúpido, al parecer, ya que antes de que pueda reaccionar el pútrido torero le ha esquivado con un simple giro de cadera... Pero él continúa su carrera hasta estrellarse contra el burladero, que le devuelve a la realidad con un feo chichón y dejándole por los suelos.

El combate se iba alargando poco a poco y no parecía haber ningún claro vencedor por el momento. El vago recuerdo de humanidad que restaba en el cadáver andante luchaba interiormente por expulsar de cualquier manera a los invasores de su eternamente tranquilo hogar dejando escapar su rastro mediante un brillo de aversión en las pupilas de la criatura. Molesto por el continuo asalto de los aparentemente débiles compañeros del musculoso hombre en el que se había concentrado hasta el momento, gira rápidamente su cuello hacia Miguel, al que intenta propinar una dentellada que esquiva a tiempo. El técnico, por su parte, trata de lanzar un contraataque rápidamente, pero los nervios le traicionan y el cuchillo pasa casi rozando a JA.

El portero de discoteca logra finalmente alcanzar al zombie con uno de sus potentes movimientos golpeándole a diversas alturas del cuerpo, pero lo único que saca de ello es un fétido y pegajoso vómito que surge de las fauces del muerto cuando le golpea en el estómago y va a parar al torso del fortachón. Lo mismo sucede con una patada de Francisco Morientes, que golpea al enemigo a la altura de la cadera sin herirle aparentemente. Eso sí, en este caso, no se vierte ningún asqueroso fluido visceral.

Mientras, Laura sigue tratando de hincar su pequeño cuchillo al muerto viviente, pero está tan rodeado por sus amigos que es incapaz de encontrar un resquicio por el que poder atacar sin miedo a cortar a quien no debe.

Me rasco mi nuevo y flamante chichón. ¡Adios! ¡que castañazo que me he dao!. Bueno, por seguir intentandolo... Quizás estaría bien probar eso que vi el otro dia en la tele. Me levanto, y me dirijo corriendo hacia el zombie. Recuerda Perico san, dar cera, pulir cera- AAAAAAAAAAYYYYYYYYAAAAAAAAAA -grito mientras lanzo una patada voladora contra el zombie

Laura sigue blandiendo su cuchillo con los dientes apretados. Grita como una histérica y acuchilla al zombie.

J.A. sigue golpeando con mala saña al zombi, con los golpes más duros que conoce, y le arrea una manta de ostias digna del hijo de Chuck Norris

Lanza una patada al aire nuevamente, está claro que pelear no es lo suyo.

Miguel se pone en una posición que ha visto en la tele cuando su padre veía las olimpiadas y estaban echando esgrima en el momento justo que él pasaba por el salón.

Intenta insertar varias veces el cuchillo de cocina, muy diferente al florete de los deportistas, en el cuerpo de esa cosa, pero estaba claro que Miguel no era como esos de la tele, porque el cuchill apenas se acercaba a su enemigo.

El zombie, harto del prolongado combate, se abalanza sobre el bueno de Miguel Villalba y le atrapa entre sus garras llenas de polvo, ceniza y restos de carne maloliente, mirando a sus compañeros con una sonrisa victoriosa. Antes de terminar su horrible carcajada, baja a la velocidad del rayo hasta el cuello del técnico, que muerde con deleite mientras trata vanamente de librarse de la presa.

JA no podía soportar ver a su amigo de la infancia como una marioneta indefensa en las manos de aquel burlón titiritero que le miraba con una mueca juguetona, dejando resbalar la sangre de su compañero desde sus colmillos hasta el suelo, donde se ennegrecía al empaparse de polvo. Con un grito de rabia, levantó la pierna izquierda hasta la cabeza de la criatura, que apartó con facilidad. Pero ese no era el golpe... tomando impulso con la otra pierna, el portero de discoteca saltó rápidamente y le golpeó a la altura de los riñones, pero para su sorpresa, nada ocurrió. Ni siquiera crujieron sus huesos, era como si fuera inmune o algo por el estilo.

Francisco se había quedado aturdido y un tanto desesperado al ver cómo el cadáver viviente había soportado con tan pasmosa indiferencia el potente golpe de Jose Antonio. Sin saber muy bien lo que hacía y con pocas esperanzas, trató de patearle a la altura de los tobillos, pero el cuerpo de Miguel se interponía en su camino y finalmente se detuvo en seco.

- ¡HUAAJAAJAJAAAAAJA! -la tenebrosa y espeluznante risa del anfitrión retumbaba por toda la casa, resonando en las cabezas de cada uno de los turolenses y espantando a la fauna que se había ido asentando en ella a lo largo de los años, que echaba a correr despavorida- O-ouuught... plruuuf-la carcajada fue cortada en seco (nunca mejor dicho) por un navajazo de Laura, que gritaba con una histriónica voz de pito debido a la frustración liberada y celebraba su golpe con una desquiciada risotada. Esta vez, la sangre que empapaba el cuello de Miguel era la del "hombre" que le sujetaba, procedente de una hemoptisis debida al súbito y preciso bisturí de la aspirante a arquitecta.

- ¡KIAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!-el grito del alucinado de Perico fue lo último que escucho el desprevenido y doblado por el dolor muerto viviente, que finalmente se había granjeado una auténtica muerte, venida a pies del toxicómano que todavía no se podía creer lo que acababa de conseguir.

El cuerpo sin vida del engendro explotó expulsando chorros de sangre y vomitivos jugos gástricos, salpicando con la mezcla ácida al victorioso grupo, las paredes del pasillo y las dos puertas que quedaban a cada lado. Los huesos se redujeron a cenizas y mientras las muecas de asco de los compañeros destapaban sus rostros cubiertos con sus manos, una horrible nube rojiza con un rostro humano apareció de entre el polvo... Era horrible, parecía que nunca iba a terminar, ¡se trataba del zombie al que acababan de matar!.

- ¡LAAAARGAAAAAAAOS DE AQUÍ! ¡ARDERÉIS EN EL INFIERNO CONMIGOOO! ¡NADIE SE ACERCARÁ A SARA HIJOS DE PUTA OS MATARÉEEEE! -el alarido era tan chirrioso y espeluznante que casi hizo explotar los tímpanos de todos, causando un gran trauma entre los presentes mientras el vaporoso, monstruoso e intangible defensor del hogar cogía fuerzas para lanzarse de nuevo sobre los presentes.

Francisco apunto está de echar a correr al ver toda aquella escena tan irracional, pero no podía abandonar a sus compañeros justo en este momento. No, no era el momento de salir huyendo como un cochino jablí, así que permanece en su sitio muerto de miedo temblando. Queda callado un par de segundos hasta que reacciona y se lanza hacia la masa de vapor. Maldito bastardo muérete ya!!!

Laura se queda paralizada por el shock. Intenta mantener la calma haciendo un gran esfuerzo por no salir corriendo.

Dios mío...

¡ADIOS QUE ALUCINE! -digo mientras empiezo a correr como un poseso

- ¡Déeejanoos en paaaz! -exclama JA mientras se echa para atrás y se cubre el rostro con las manos, con las lágrimas a punto de brotarle de los ojos debido al shock y a la desesperación.

- ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAH SOCOOOORROOOO! -chilla a pleno pulmón Miguel, traumatizado por lo que acaba de ver. Para cuando el grupo quiere darse cuenta ya ha puesto pies en polvorosa sin dejar rastro...

Echas a correr como alma que lleva el diablo... Aunque quizás esa expresión encajaría mejor con el horror que acababas de vislumbrar hacía unos segundos. Atravesando un número indefinido de puertas, entrando y saliendo, escuchando el crujir de la madera podrida a tus pasos... ¡Demasiado podrida!

Ibas demasiado rápido como para reaccionar a tiempo... un sonoro chasquido te hizo caer un piso de altura hasta darte de bruces contra una robusta mesa de roble, dejándote aún más desorientado y hecho polvo si cabe, con un fuerte dolor en la espalda y unas migrañas terribles a causa de los fuertes momentos de tensión vividos recientemente. Te quedaste tirado en el suelo, sin energías, cansado, pero al mismo tiempo horrorizado... Tenías que salir de ahí, ¿pero por dónde? Estaba todo tan... oscuro...

Tras varias carreras en la oscuridad entre gritos de tus amigos y compañeros y de aquél endemoniado espíritu que se había manifestado ante vosotros, cruzándote con alguna sombra de vez en cuando y abriendo y cerrando puertas como un loco, llegaste a parar a otra habitación oscura en la que todavía no habíais estado y de la que no tienes ni la más remota idea de cómo has llegado.

Cerrando la puerta tras de ti y dejando resbalar tu espalda sobre ella hasta caer al suelo, respiras profundamente tratando de encontrar la calma de una u otra manera. Eso era real, muy real, no se trataba de ningún alucine... Cabreado contigo mismo, golpeas el suelo con un puño tras rebuscar en tu bolsillo en busca de una china inexistente. Al menos, el mechero seguía allí... Más sereno y haciendo un alarde de maestría, deslizas tu pulgar a la velocidad del rayo sobre la rueda del mechero, iluminando tenuemente la habitación.

Parecía una especie de macabro dormitorio infantil... Las paredes, pintadas de verde, estaban llenas de redondeles en los que la pintura se había despegado y manchas de humedad. Las telarañas crecían a sus anchas por las esquinas dando hogar a un buen número de arácnidos que miraban a Perico desde su tejido escondite. La decoración se resumía a un armario, una cama, una mesita de noche, un diminuto colchón de cuna y unas cenefas de conejitos que parecían burlarse del toxicómano mientras le miraban con sus orejitas dobladas y una macabramente exagerada sonrisa. El polvo inundaba la estancia filtrándose por tu garganta y haciéndote toser involuntariamente, todo parecía extrañamente vacío, como si hubiesen quitado algún mueble...

¡CRRRRR-CRRRFFFFPPPPPHAAAAARG!

De repente, un crujido de madera se escucha en toda la casa, seguido de un golpe seco y decenas de cascotes impactando contra el suelo. Tras unos segundos, un sonoro quejido ahogado por las lágrimas llega de un rincón de la casa "abandonada". Parecía... Miguel.

- ¡IIIAAAAAAAAAAAAAAHHHHG! -el estridente chillido del espíritu hizo volver a reparar en lo que tenían ante ellos a los miembros restantes del grupo que habían permanecido inmóviles tras el fuerte susto, ahora repetido una vez más. Por suerte, esta vez se trataba de un lamento definitivo, el último suspiro... El fantasmagórico recuerdo del anfitrión comenzó a descender rápidamente como si el mundo de los muertos le reclamara y tiraran de él todos sus miembros, volviendo su resistencia inútil.

Con un fuerte suspiro de alivio, relajáis vuestros tensos cuerpos agradeciendo a los cielos el instante de paz que os acababan de brindar y trayendo a la mente de los más creyentes un ángel de la guarda que parecía velar de ellos por el momento. Tras unos buenos segundos de silencio y centrando vuestras mentes únicamente en respirar pesadamente, os disteis cuenta de que no podíais estar así eternamente...

Se sienta en el suelo y se pasa las manos en jarra por la cara.

Se acabó, chicos... es el final. Sin decir nada más se levanta , da un beso a laura y una palmadita en el hombro a Jose Antonio. Vamos a buscar a la chica.

Francisco Morientes se agacha para recoger el mechero del suelo, que había perdido por el susto. Encendiéndolo con energías renovadas y extendiendo el brazo para poder iluminar cada rincón de la mejor manera que le es posible, vuelve a examinar el lugar en el que habían estado batallando agitadamente durante los últimos... ¿dos minutos? ¿cinco? ¿quince? La verdad es que ya había perdido la noción del tiempo...

Estaban en una pequeña bifurcación del pasillo principal, formando una especie de T apoyada sobre uno de los lados de su parte superior. Una puerta quedaba a su derecha, otra a su izquierda y la oscuridad del gran pasillo principal a sus espaldas.