Partida Rol por web

Hubísteis de deshacer vuestros pasos, abandonando de nuevo el pueblo para llegar hasta el exterior. Teníais de nuevo las murallas frente a vosotros y ya sólo quedaba rodearlas, en busca de la posible entrada. Por fortuna, Lady Elona conocía la hubicación aproximada y eso os permitió localizar el escondido acceso entre malezas. Una trampilla que se podía reconocer con facilidad pues había sido abierta recientemente, librándola de la tierra que la cubría para ocultarla.

Ese acceso permitía bajar unos escalones hasta un pasadizo creado bajo tierra, que se tornaba oscuro cuando la luz se perdía a los pocos metros. Siguiéndolo, estaba claro que pasaba, en un largo trayecto, bajo todo el pueblo, hasta que ascendía de nuevo, permitiendo alcanzar una puerta escondida en una chimenea.

Lady Elona la abrió y entrásteis entonces en lo que era el salón del castillo, el cual aún conservaba parte de su mobiliario, aún bien conservado aunque cubierto por una fina capa de polvo. Había sido abandonado recientemente y nadie se había atrevido aún a desvalijarlo, atemorizados por las historias de maldiciones y vampiros. Los rumores habían hecho un buen trabajo custodiando el lugar otrora lleno de vida.

A esas historias, quizá se sumarían pronto unas nuevas, de fantasmas, pues pronto se escuchó una voz infantil, cuya procedencia aún desconocíais.

- ¿Vinísteis a jugar?

Dijo la voz, que inequívocamente correspondía a la misma fantasma que habíais conocido la noche anterior. La niña rió, al parecer encantada con la idea.

- ¿Puedo volver a llevármelo?

Preguntó inocentemente. No podíais verla y eso ayudó a incrementar vuestro nerviosismo. Lady Elona tomó su espada.

- ¿Quién sois?

Inquirió al aire, pero no hubo respuesta, sólo una sonrisilla traviesa.

A estas alturas mi enorme espada ya era una extensión de mis brazos pues no pensaba soltarla por nada del mundo. No quería ni imaginarme qué era lo que podíamos encontrar en aquel lugar, pues si ya habíamos visto zombis y vampiros, ya no podía imaginarme nada normal que echarme a la cara.

- Mira que no había más posibilidades de que nos saliera algún salteador de caminos o algo así... No, tenemos que pararnos para meternos en algo que ya empiezo a creer que nos daba un poco igual. - Ya empezaba a dudar sobre si estábamos haciendo lo correcto o no con aquello.

Apenas habíamos dado unos pasos por aquella enorme sala cuando la voz de una niña me hizo ponerme tensa y entonces recordé a la única niña a la que había escuchado hablar últimamente, la amiguita de Dante del bosque.

- Ahora no te lo puedes llevar o volveré a hacer que tengas que irte como lo hice en el bosque. - Amenacé con la esperanza de que aquello sirviera para detenerla. - Venimos a ver a tu... ¿señor? ¿Sirves al vampiro?

No sabía si intentar razonar con un fantasma iba a servir para algo, pero bueno, tenía que intentarlo, igual nos ahorrábamos pasar otro mal rato. Además, si no conseguía volver a espantarla si hacía falta, la cosa se pondría fea, porque no sabía cómo dar espadazos a algo intangible.

Por fin nos adentramos en el pasadizo, en las profundidades del castillo. Quizás podríamos acabar con el vampiro y seguir con nuestro camino. Yo no creía que los dioses nos pusieran estas cosas en el camino, sino que cada uno se hacía su propia historia... y nos había tocado ayudar a aquel lugar o ser responsables de lo que pasara.

Avancé cerca de mi prometida, ella era el mejor escudo contra los no-muertos y cuando el fantasma apareció, pudo hablar con él. Igual sacábamos algo de información o nos decía como hacer que llegara a la otra vida y no se quedara anclada a esta como les pasaba a los fantasmas. O eso creía que les ocurría. 

Mientras ella actuaba así, hablé bajito con Lady Elona —Es un fantasma que nos encontramos en el bosque antes... es posible que sirva al vampiro, con suerte podremos darle paz también. 

Curiosamente, después de verlos en acción, confiaba en todos mis compañeros. 

Los evidentes signos de que la trampilla había sido abierta recientemente no hicieron más que alimentar las sospechas de que el barón había estado allí, ¿quien más podría haberse metido en aquel nido de perversidad? Siguiendo a los demás en la retaguardia, bajé las escaleras y el pasadizo hasta el salón del castillo.

La voz aniñada me hizo dar la vuelta. Era la voz deel fantasma de la niña que había poseído a Dante la noche anterior, pero no se la veía por ninguna parte.

- La ladrona de prometidos - dije frunciendo el ceño - no vinimos a jugar, y mantente alejada de mi Dante si no quieres convertirte en humo espectral - me coloqué frente a mi prometido con el bastón en alto como advertencia - secundo la pregunta de Elizabeth, ¿estás con el vampiro? ¿Es él el amo al que querías llevar a Dante como comida?

Entramos en el castillo, pero no esperaba escuchar de nuevo la vozde la niña del bosque. Sentí un escalofrío recorriendo mi columna vertebral, un latigazo que me hizo abrir los ojos de par en par. Vampiros, zombies, fantasmas... y matrimonio. El sueño de toda dama, pensé con sarcasmo mientras sujetaba con firmeza mi espada.

No dije nada, pues mis compañeros ya se habían adelantado a preguntar lo que muchos temíamos y sospechábamos. 

" Oh mierda, la niña fantasma " Pensé a la desesperada al escuchar la voz espectral de la pequeña. Estoque en ristre y con magia en la otra mano me preparé para luchar, pero al parecer la pequeña solo queria volver a "jugar". Doug estaba a mis pies temblando de miedo por la presencia de la fantasma. Aun así no reculaba. Estaba impresionado. 

Al igual que Adeline no añadí nada mas, Ya estaba todo preguntado y dicho. 

Se escuchó la voz de la pequeña. Sonaba apagada, como proyectada desde otra sala.

- Para ver al amo o a la ama hay que venir de noche, ¡maleducados! ¡fuera de aquí!

La niña pareció enojarse por vuestra falta de tacto, ¡venir a visitar a un vampiro durante el día! Estábais todos a ciegas, sin saber dónde localizar a la jovencita, hasta que ésta hizo acto de aparición, súbitamente. Atravesando la misma chimenea de la que habíais venido, se lanzó hacia la clérigo, sabedora de que era ella la que la había ahuyentado la vez pasada. La pequeña figura inmaterial se adentró en el cuerpo de la mujer y ella sintió que sus miembros se entumecían y perdía el control sobre ellos. Tuvo que hacer acopio de fuerzas para tomar el control de sus manos y sus pies, prohibiendo al alma en pena dominarla. La fantasma retrocedió entonces, incapaz de apresar el cuerpo de Elizabeth, y se quedó flotando a un metro, con expresión frustrada.

- ¡Déjate dominar, tramposa!

Le increpó.

- ¿La ama? - un sentimiento de inquietud embargó mi corazón, ¿acaso había otro más? El cometido se nos complicaba a ada momento y aún no habíamos encontrado siquiera a un sólo superviviente ni al barón. Comenzaba a pensar que no conseguiríamos nuestro objetivo.

Quedamos a oscuras con la voz de la niña flotando en el aire y gritándonos enfadada que nos fuéramos.

- Forzar a alguien a que te acompañe es de peor malaeducación, niña, te recuerdo que invitaste a ''cenar'' a mi Dante sin preguntarle - la respondí con voz enojada yo también.

Con un rápido movimiento, levanté una mano y a su alrededor aparecieron una serie de luces danzantes que iluminaron el lugar. Miré alrededor buscando a la niña fantasma. Entonces, la vi saliendo del cuerpo de Elisabeth y dirigí las luces hacia ella, interponiendo las luminosas esferas entre ella y la clérigo.

- Aléjate de Lady Elisabeth, parásito - la amenacé. Sabía que las luces no le harían daño, pero puede que la asustaran un poco.

La niña salia del cuerpo de Elisabeth! A pesar de mi sorpresa, desenvainé mi estoque al instante. Al parecer la cleriga estaba bien, porque la pequeña fantasma se quejaba de no haber podido poseerla. - Estás bien? - Le pregunté a Elisabeth sin apartar los ojos de la fantasma. Si fuera algo aterrador me lanzaria a luchar para defender a la mujer, pero era una niña, aunque fantasma. No podia atacarla así. Se me partiria el corazón de luchar contra una niña. Tal vez pudiese convencerla de que nos ayudase... Si conseguia resolver sus asuntos pendientes pasaria al otro lado no?

- Que te ocurrió, pequeña? - Le pregunté usando un tono paternal (lo mejor que pude) - Fueron los amos quienes te mataron y te ataron a este mundo para que no descansases en paz? Podemos ayudarte? - Aun tenia el estoque en la mano y no dudaria en defenderme si me atacaba, pero tampoco estaba en una postura de ataque, solo alerta. 

Lo de "amo a ama" no sonaba nada bien. Allí no había un vampiro, sino que había dos y eso era todo un problema, porque nuestros enemigos más fuertes se acaban de duplicar como por arte de magia. En ese preciso momento tuve una idea, aunque antes de poder girar la cabeza y preguntar nada, la cría fantasma trató de poseerme. Por unos instantes, noté un frío que me hizo incluso estremecerme, pero mi voluntad ( lo que comunmente todo el mundo conocía como mi testarudez ) fue más fuerte que la criatura.

- Como vuelvas a intentarlo con alguien te hago hacer otras cuantas millas. No te voy a avisar una tercera vez, así que pórtate bien.

Menos mal que no tenía sobrinos, no sabía si se me iban a dar demasiado bien los niños.

Eso sí, mientras los demás trataban de razonar con un fantasma, si es que eso era posible, miré a Elona.

- Lady Elona. ¿Vuestra madre sigue viva o ha fallecido? - Si su padre había desaparecido y allí había una mujer, aquello era una posibilidad.

Espectacular, Amo o ama...  dos de ellos. No me dio tiempo a alarmarme mucho porque la criatura intentó poseer a Elisabeth. Pero mi prometida (todavía me estremecía al pensar en ella así) demostró ser más cabezota que nadie y no permitió que la criatura la poseyese. 

Phillipe siguió interrogando a la criatura, si no nos decía algo más, deberíamos tener que ponerle paz, en el fondo era otro muerto viviente, ¿no?. Ahora que sabíamos que había dos vampiros, debíamos llegar a ellos cuanto antes. Como llegara la noche acabarían con nosotros sin duda. 

Observé con horror cómo la niña intentaba dominar a lady Woodgate. Apreté los dientes, dispuesta a actuar de ser menester, mas la clériga no sucumbió al intento de posesión. Sin embargo, al igual que a mis compañeros, que la niña espectral nombrara a una "ama", me provocó un escalofrío. Observé que mi prometido intentaba usar su labia para empatizar con el fantasma, pero ho fruncí el ceño y miré con dureza a lady Elona.

-Nombrasteis a una sacerdotisa, si mi memoria no me falla, milady- dije, esperando equivocarme. Si teníamos que enfrentarnos a un señor vampiro y a una sacerdotisa que juegue con fuerzas oscuras... no, no quería pensar en ello.

Recordar como aquella criatura le había controlado la mente generó en Dante el rechazo. Se sentía humillado por haber caído, apretó los labios conteniendo un estallido de rabia, haber sido vencido por el fantasma una vez le hizo ser cauto.

Se colocó junto a su prometida esgrimiendo sus espadas, alerta. Tampoco es que tuviera demasiadas opciones contra un fantasma, pero no iba a dejar que esa aparecida tocase un pelo a Katarin. La ironía era que ella tenía más posibilidades de hacer algo que él, algo que Dante no iba a admitir.

¡Atrás criatura! No volverás a hechizarnos con tus artes. no pudo evitar soltar la perorata, pero diantres.. él era un caballero y su prometida podía estar en peligro.

La pequeña fantasma no pareció temer las luces de Katarin.

- No trates de confundirme. Vosotros no habéis sido invitados, ¿no conocéis las normas de la buena educación? ¡Marchaos de aquí, vamos!

La niña al ver que su ataque había fracasado, gruñó frustrada y trató de alejarse, flotando hacia el suelo. Intentaba marcharse de allí, con la ventaja de que no podríais reaccionar a tiempo. Su figura se esfumó y todo se quedó en silencio. No había respondido a ninguna de las preguntas de Phillipe.

Lady Elona había entrado tras vuestro.

- ¿Porqué preguntas por mi madre? Ella falleció hace varios años, sí. ¿Qué haremos ahora? Esa fantasma puede atacarnos en cualquier momento.

Había tanto silencio en el lugar, que un grito lejano resonó y llegó a ser escuchado por Elizabeth y Phillipe. Para el resto, pareció un simple efecto del viento pasando a través de una rendija.

Has escuchado lo que parecía el grito de un hombre, pero no se puede localizar bien.

Si teníamos en cuenta que nos estaba diciendo que a ver si conocíamos las normas de buena educación una fantasma que se dedicaba a invadir los cuerpos de los demás, sus palabras eran cuanto menos, raras. De no ser porque había desaparecido la hubiera dicho que es muy hipócrita por su parte lo que había dicho, aunque luego quizás tuviera que explicarle lo que era eso.

- Si vuelve a aparecer trataré de hacer lo mismo que en el bosque. Confiaba en conseguir algo de información, pero ha sido inútil. - Exceptuando el hecho de que ahora sabíamos que había dos vampiros y no uno.

Miré a lady Elona cuando me dijo que por qué la preguntaba aquello.

- Curiosidad. Los vampiros son personas muertas ¿no?

No las tenía todas conmigo con aquella afirmación, pero para mí que tu cuerpo moría antes de convertirte en uno de ellos.

- Y si a eso le sumamos que tu padre ha desaparecido...

En aquel momento, apenas terminé mis palabras, escuché un grito y me di cuenta de que Phillipe también lo había escuchado.

- Vamos... tenemos que ir... hay alguien gritando. - Sin pensármelo siquiera, me encaminé hacia el lugar del que me parecía que provenía aquel grito.

Maldita niña fantasma. Esperaba poder conseguir algo de ella. Tal vez informacion o incluso ayuda. No solia encontrarme con una mujer que se resistiese a mis encantos y eso me frustraba un poco. Vi entrar a Elona, pero me importó poco porque escuché lo que me apreció una voz de hombre gritando. Era tan debil que no estaba seguro, pero la expresion de Elisabeth me confirmó que si habia ocurrido. Ella se encaminó hacia algun lugar para llegar a aquella voz, pero le pedí que se detuviese. 

- Lady Elisabeth, estas segura de donde venia el grito? - Le pregunté directamente. - Espera un momento, por favor.

- Doug! - Llamé a mi fiel mastin, que vino a mi lado, aunque estaba un poco acobardado. Tenia las orejas gachas y el rabo entre las piernas. Me arrodillé frente a él y le acaricié la cabeza. - Buen chico. Tranquilo. Esa niña mala ya se ha ido. - Intenté tranquilizarle. - Has escuchado el grito tambien, verdad? - Era tonteria preguntarle, tenia mejor oido que todos nosotros juntos. Al hacerle la pregunta levantó las orejas y puso cara de atención. - Puedes llevarnos hasta él? - Le pregunté muy serio, y acto seguido se puso a husmear y escuchar con atención. 

Doug paseó por la habitacion confuso. Era curiosio verlo asi. Al final mordió un palo de madera que encontró y me lo trajo. Era increibe! Pensaba que queria jugar! Le agarré el palo y me lo gaurdé. - Cuando salgamos de este lugar. - Le prometí al chucho acariciandole detras de las orejas. 

- Lo siento. A veces es mas listo que el hambre, y a veces mas tonto que una piedra. - Me disculpé con Elisabeth, a quien empezaba a creer que le caia mal. - Busquemos a la antigua, no? - Y la seguí de cerca, con mi estoque en la mano. 

La niña de poca ayuda nos sirvió y seguía pensando que lady Elona continuaba guardando algo que pudiera ser fundamental. De pronto, Elisabeth y Phillipe parecieron escuchar algo, por lo que deduje de sus palabras. -¿Un grito?- pregunté cuando los vi dispuestos a explorar aquello que mis oídos no habían captado. Sin pensármelo, me situé junto a mi prometido y apoyé una mano sobre su hombro, antes de mira a lady Woodgate.

-Os acompañaré- dije, apartando la mano del hombro de Phillipe y mirando al resto, por si íbamos todos o, por al contrario, alguno quería explorar otra zona del castillo.