Partida Rol por web

El sauce gris se dividia en dos plantas y el sotano. 

Al sótano solo tenía acceso el personal del lugar, era allí donde se almacenaba el alcohol y el resto de suministros. 

La planta baja no era más que una taberna amplia, con mesas circulares y sillas completamente dispares entre si. 

En la planta superior se encontraban las habitaciones tanto de alojamiento como de "servicio". 

Llegó a la taberna y subió directamente a su habitación a cambiarse de ropa y maquillarse un poco, sobre todo para disimular las ojeras y dar un poco de rubor a sus mejillas. Cuando terminó se dirigió a ayudar a Irina.

- Los parroquianos están a punto de llegar, ¿crees que necesitaremos subir más bebidas del sótano?

Asintió

- Yo me ocupo - se ofreció

Bajó directa al sótano

Mientras limpiaba distraídamente la barra no dejaba de pensar en las palabras del sacerdote. Como llevara a cabo su intención de prohibir el alcohol o decidiera imponer el toque de queda a los aldeanos significaría la ruina de la taberna, y eso no lo podemos permitir.

El hilo de sus pensamientos se rompió al oír las voces procedentes del exterior, con un suspiro soltó el trapo con el que limpiaba, recompuso el escote de su vestido e intentó poner la mejor de sus sonrisas, los primeros clientes estaban a punto de entrar y había que atenderlos como se merecían. Mientras tanto Irina volvía del sótano con varias botellas entre sus brazos.

Entra en el lugar abriendo la puerta con brío, empujándole con la mano para uqe se cierre tras él. Sin fijarse quien más está ya allí se acerca a la barra como de costumbre ocupando el sitio en el que le gusta beber.

-Cerveza... antes de que la prohíban, maldita sea. 

Sean tardó un ratito en llegar al Sauce gris, pues se había parado a entablar conversación con algunos, aún así cuando se dirigió hacia allí lo hizo con pasos rápidos, entró en el local y echó un rápido vistazo por ensima a la sala, para después dirigirse a una mesa y pedir que le sirvieran, con la mirada busco lo que esperaba encontrar y cruzar las miradas, quizá tenía noticias para él...

Sean tardó un ratito en llegar al Sauce gris, pues se había parado a entablar conversación con algunos, aún así cuando se dirigió hacia allí lo hizo con pasos rápidos, entró en el local y echó un rápido vistazo por ensima a la sala, para después dirigirse a una mesa y pedir que le sirvieran

Había permanecido hasta ahora a la entrada de la taberna, finalmente se decidió a pasar y subió directamente a las habitaciones. 

- Jajajajaja... tranquilo Elliot, que no creo que nuestro querido párroco lo vaya a prohibir ahora mismo. -Natalie deja la jarra de cerveza delante del verdugo y con una sonrisa mientras le coge cariñosamente la barbilla sigue hablando con él.- Además... me imagino que tú, como buen chico que eres, nos avisarías con bastante antelación de los planes del cura, ¿verdad encanto?

Al ver a Sean entrar dejó de prestar atención a Elliot y fue directa hacia la mesa donde se había sentado el comerciante. Le pasó cariñosamente la mano por la cabeza y le besó con suavidad en el cuello mientras le susurraba al oído.

- Vaya, vaya... así que el niño malo se arrepiente de sus travesuras y necesita asistir a misa... ¿o es que ahora buscas otro tipo de faldas? -Natalie vio por el rabillo del ojo a Kadar dirigirse directamente hacia el piso de arriba.- Menudo hombre, me da muy mala espina, no me fío nada de él. -Comentó dirigiéndose a Sean para, acto seguido, ponerse seria.-  Bueno a ver... que tengo más cosas que hacer que perder el tiempo contigo, ¿qué quieres que te sirva?

Murmura algo a las palabras de Natalie y acto seguido toma un trago largo de su jarra.

-Como me prohíba la cerveza ya puede ir buscándose otro verdugo... por cierto, ¿de que va el tipo nuevo?

Al salir de la Iglesia, se gira de nuevo hacia Thomas.- Si sois tan amble de portarme esto. Gracias.- A la vez que le ofrece unos tarros que despiden un olor entre desagradable y dulzón.- Es para las chicas, evitará que sus "vicios" propaguen algo más que el pecado.

El problema -dice de nuevo Dessie, continuando la conversación mantenida en el interior de la Iglesia, a la vez que se dirige a paso vivo hacia la taberna.- es que quemar a todos los pecadores solo lleva a la desolación y a la rebelión. Lo sé bien. Coincido plenamente con lo que dijisteis en la Iglesia, a tenor del sermón de Patrick. Tomar medidas tan drásticas y severas no ayudará a que los descarriados vuelvan al redil y se rediman de sus pecados; al contrario, las ovejas descarriadas huyen aún más del fuego de la hoguera.- Se para y se quita un trozo de barro que se le había incrustado en las botas.

Fijaos bien. La toga de Patrick está tan inmaculada que nunca se manchará del barro de su propio pueblo. No. Si Patrick entra en el Sauce será para quemar herejes, y siendo que en el pueblo apenas somos dos centenares de almas, eso significaría llevarse por delante media villa.- Señalándole los ungüentos que porta.- Nuestro Señor Jesús se mezcló entre las putas, vivió con ellas y las curó, pero tuvo suficiente temple como para no pecar con sus piernas. Ése es el ejemplo a seguir. Los ungüentos que lleváis, aparte de curar, también portan el bien más preciado que todo hombre puede desear... La esperanza. Esperanza de poder redimirse.

Escuchaba atentamente las palabras de la hermana con algo de escepticismo, ella termino hablando algo sobre la hoguera y que en mis manos tenia ungüentos que al parecer llevaban ''esperanza''. -Esperanza?.- Me pregunte yo, elevando uno de ellos hacia mi rostro para verlo mejor -Como es que esto puede ser esperanza? Que planea hacer con estas cosas?.- Me preocupaba un poco las intenciones que podria tener la hermana en el Sauce.

-Esperanza, la esperanza no se lleva en un pequeño ungüentos hermana, la esperanza solo habita en el corazon de las personas que aunque sean puras o oscuras, mantienen vivos sus deseos.- Ya estabamos bastante cerca del Sauce -La esperanza es algo que la humanidad nunca debe perder.No vale la pena luchar por una humanidad que no tienen esperanza en ella misma.- Esa era la razon que me impulsaba a descubrir este misterio, salvar a la gente de su propia oscuridad, para que mantengan la esperanza.

-No dejare que nadie le quite la esperanza a este pueblo.-

Miraba fijamente esos ungüentos, preguntandome si habria una manera para saber que demonios eran esas cosas.

Dessie tiene  Inteligencia  10 y Sanación/hierbas 4. En los tarros no lleva nada del otro mundo; unguentos y cremas hechos de hierbas que alivien enfermedades venéreas o de zonas genitales comunes, como infecciones urinarias o vaginales, escozores, etc.

Debo entender que a las prostitutas, hasta ahora, nadie las ha atendido, siendo siempre señaladas como personas "non grata". La intención de Dessie es acercarse hasta el Sauce y ofrecer sus servicios a las prostitutas como sanadora para empezar a establecer un cierto vinculo con ellas.

Desde el punto de vista de la lógica de la monja, ella piensa que los servidores del diablo seguro que frecuentan el Sauce, y si cuidar a las prostitutas le facilita obtener información, mejor que mejor. Si, además, por el camino consigue "redimir" alguna pues eso que se gana.

La monja mira con clara admiración al joven acólito, sorprendida de que una persona de su edad sea capaz de tener tales pensamientos tan profundos y de su lógica.

Estáis en lo cierto, joven. La esperanza reside en el corazón del Hombre.- Ya a las puertas de la taberna, se para y se gira hacia Thomas.- Pero al igual que el alma necesita de la Fe para alimentarse, la esperanza también debe cuidarse, si no se marchita.

Cada vez que damos pan al hambriento o agua al sediento, le estamos dando esperanza.- Señalando los tarros que porta añade.- Hasta ahora las únicas personas que se han preocupado de las putas son los clientes que las utilizan o el párroco, quien las incrimina como pecadoras irredentas, amenazándolas con el ostracismo. Creo que ha llegado la hora de que alguien se apiade de ellas e intente velar por ellas.- Recogiendo los tarros que llevaba el acólito, le confiesa.- Las medicinas que portáis en los brazos aliviarán sus enfermedades y malestares del "servicio" que ofrecen. En cierta manera es el pan y el agua que necesitan y que nadie, hasta ahora, se ha parado a ofrecerles.

Ya con la mano en el pomo de la puerta, la monja nuevamente se para, girándose hacia el acólito, lo mira con una profundidad y seriedad digna de una madre orgullosa de su hijo.

Debo confesaros que he disfrutado gratamente de esta conversación. Había oído de vuestro intelecto, y puedo dar crédito a tales rumores. Quizàs, en otra ocasión, podría mostraros nuevas sendas para servir al Señor. Sendas que no están abiertas a todos y que solo unos pocos están autorizados a usarlas por la Santa Madre Iglesia. Tengo el sueño ligero, así que cualquier velada estáis invitado a mi humilde morada.

Dicho esto, sin esperar mucha respuesta, la monja se introduce al interior del Sauce.

Después de salir de la iglesia y caminar un poco decido volver al sauce gris, al fin y la cabo, cuanto menos se este solo en los tiempos que corren mejor. Entro y todo esta mas o menos igual decido comer algo antes de subir a mi habitación y pensar Llamo a quien lleva la comida para que me traiga algo de lo que este cocinando para hoy, veo como diversos personajes del pueblo ya han entrado y están haciendo sus cosas saludo a algunos y espero la comida. A veces te puedes sentir tan sola por las obligaciones sociales que te hace plantearte si quienes no las observan son mas fáciles.

- A ver Sean, ¿te decides de una vez o qué? -Natalie estaba empezando a perder la paciencia.- Tengo más clientes, por si no te habías dado cuenta, y tú no tienes la exclusividad sobre mí, así que espabila un poco. -Parecía que el comerciante se lo tomaba con calma.- No estoy para bromas ni para perder el tiempo, así que cuando sepas lo que que quieres avisa, ya vendrá cualquiera de las chicas a atenderte.

Y dicho esto dio media vuelta enfadada dirigiéndose de nuevo a la barra, justo a tiempo de oír la pregunta del verdugo.

- No lo sé Elliot, es un hombre extraño y muy serio, no sé qué pensar de él. Lo único que te puedo decir es que no debo ser su tipo. -Se encogió de hombros mientras le servía algo de comer.- ¿Y tú no has oído comentar algo sobre él a tu jefe o a nuestro querido cura?

Encogió los hombros ante las pregunta.

-No demasiado...

Luego se dirigió a con una sonrisa. 

-Señora Braiden... ¿os apetece tomar algo? Invitó cordialmente.

La monja entra justo después de la Señora Braiden y, adelantándose a ella, en voz bien alta y clara dice .- Acepto la invitación, Señor Crowley.-

Con los pies embarrados y la cara sonrojada del frío del exterior, Dessie se dirige a la mesa donde está el verdugo, sentándose pesadamente en una de las sillas y dejando unos pequeños tarros sobre la mesa.- Por favor, Natalie, serías tan amable de traerme algo caliente. Estos viejos huesos ya no me permiten muchos trotes sin que los mime de tanto en tanto.

Entonces, como quien ha olvidado algo muy importante, se gira de nuevo a Elliot. A menos, claro está, que tengáis reparos en invitar a una dama con la que no vayáis a yacer.- dice, sonriendole y guiñándole un ojo- En fin -añade, mientras se frota fuertemente las piernas para entrar en calor- deberíais brindar, antes de que el párroco os permita beber solamente leche de cabra.