Partida Rol por web

-La Sombra es un reflejo oscuro de nosotros mismos. Lo único que busca es destruirnos, arrojarnos al Olvido, a la Nada. Ten mucho cuidado con ella y no creas ni una palabra de lo que te dice. A veces puede revelarte cosas que no quieres creer, sobre ti mismo o sobre otros... Es duro, pero llega un momento en que te acostumbras. Un poco.

Al escuchar su pregunta sobre la materia prima fantasmal, Alberto dijo:

-Son almas. Todo lo que ves que no es un reflejo del pasado son almas. Las monedas, las armas de los legionarios, las vigas, los ladrillos. Son almas de incautos que han sido capturados y martilleados hasta convertirlos en objetos útiles. Por eso los zánganos como Dolores son un bien oculto. Con un alma se pueden hacer cosas útiles... y un alma perdida y loca como la suya no va a intentar escapar.

-¿un reflejo oscuro? eso dice el, nos quiere engañar, quiere que confíes en el y no en mi. Todo lo que dice son mentiras- la voz habla con tranquilidad, como si comentara el tiempo

Escucho asombrado a Alberto pues aunque creía que ya nada podría asombrarme descubro que aún tengo capacidad para la sorpresa. 

Almas.

Esa sencilla palabra que tan poco significado tiene en vida ahora se convierte en clave de todo. La pobre mujer que renueva su sueño o pesadilla una y otra vez es simplemente carne de cañón en cuanto cualquier aprovechado la descubra. Si aún está aquí este Alberto no debe ser demasiado malo, no lo suficiente para negociar con nadie su venta.

La voz regresa para confirmar con su negativa cuanto acabo de oír y eso se refleja en mi cara que luce una sarcástica sonrisa difícilmente comprensible para nadie mientras pienso la respuesta:

Tu puedes hacerme daño . . . si te dejo. Aprenderemos a convivir ¿eh? No puedes salir de aquí, no puedes hacerme nada que no acepte hacer y si me obligas quizá aprenda a no escucharte. Tranquilita o descubriré como librarme de ti, apuesto a que Dolores no sufre esa sombra.

Miro a Alberto fijamente, pensativo tras sus revelaciones. Le sonrío y más erguido, más firme y más tranquilo de lo que he estado dese que . . . morí, le hago un gesto para que me acompañe.

En ese caso olvidemos lo del café. Pero al menos podemos pasear y te escucharé gustoso. ¿Hay alguien más por aquí en nuestra bizarra situación aparte de Dolores? Quizá podríamos constituir un auténtico club de los poetas muertos. ¿Cuál era tu especialidad aquí?

-Estudiaba medicina, pero no te preocupes, conozco la película. No suelo tener mucho contacto con la gente de fuera. De vez en cuando ayudo a algún wraith que busca refugio. Como tú, supongo. Nadie me molesta y no molesto a nadie. Es la mejor manera de hacer las cosas. Si quieres sobrevivir en este lugar, lo mejor es que te ocupes de tus asuntos inacabados. Dicen que es el único modo de trascender. Esto es una especie de... purgatorio para almas en pena. Nuestro castigo está aquí, dentro de nosotros. Tenemos que acabar con lo que nos retiene en el mundo y así podremos... pasar a una mejor existencia -explicó Alberto.

¡No jodas!

Me sale solo, sin poder evitarlo. Toda la vida siendo ateo convencido y ahora que estoy muerto me tengo que oír esto de una existencia mejor. 

A ver si a estas alturas voy a tener que buscarme un sacerdote para que me comulgue o me de la extrema unción. Aunque todo tiene un aspecto más bien sórdido. Esclavos, materia prima, estructura de poder . . .

Pero aquí hay mucho más, sin duda. ¿Qué fue esa especie de sueño que tuve donde aparecía Claudia? Una vez más miro a Alberto fijamente, interesado en su compañía, en su información y además en su amistad. Me está aportando sinceramente, lo noto. Y sin pedir nada a cambio. Eso no es tan habitual en el mundo, ni de los vivos ni creo que en el de los muertos.

No te preocupes, no tengo intención de molestarte ni hacerte daño. Ni tampoco a Dolores. Primero tendré que descubrir por qué estoy aquí o al menos cuantos porqués hay para que esté aquí. Alguno de ellos lo tengo claro pero . . . quizá haya más.

Me topé con un par de personas que parecían dispuestas a colaborar, al menos una fue educada, una muchacha que tenía un tío en la Ciudadela. El otro . . . bueno, el otro llegó a la vez que yo y me produce sentimientos encontrados. Es posible que aparezcan por aquí. Dijeron que iban a investigar la Ciudadela, a ver si conseguían de algún modo sacarnos del supuesto estado de proscritos.

Le miro con interés ahora, a ver que me dice sobre la Ciudadela aparte de los comentarios que ya hizo.

-Una vez muertos no hay mucho que nos retenga en nuestra moralidad anterior. ¿Quién va a juzgarnos? Además, este lugar tiene sus propios peligros. Entiendo que la Jerarquía intente proteger a los suyos en la Ciudadela, pero el uso de almas inocentes para rellenar los agujeros de sus muros... Es demasiado. Pero tampoco te equivoques. Esto no tiene mucho que ver con la religión. Ya ves que no hay Dios, ni San Pedro, ni juicio divino. Sólo estamos aquí, pasando el rato, viendo morir a las personas que amamos e intentando solucionar lo que creemos que aún tiene solución. Lo que hagamos, para bien o para mal, es cosa nuestra. Algunos se meten en política y buscan el poder que no tuvieron en vida, pero casi siempre significa pasar por encima de otra persona. Lo siento, pero no...

Al mencionar la existencia de otros que intentaban derrocar el sistema o, al menos, salvarse dentro de él, Alberto frunció el ceño.

-Si han ido solos a la Ciudadela y son novatos me temo que no van a tener demasiado que hacer. Lo mejor es alejarse y buscarse un buen lugar donde pasar el tiempo...

Se me ocurren muchas ideas pero como siempre mis neuronas corren más que yo, incluso estando muerto. Imágenes de anarquía, rebelión, grupos libremente asociados, asambleas de fantasmas y bonitos discursos revolucionarios empiezan a pasar por mis ojos.

Aterriza, lo primero que hay que hacer es establecer una base.

Oye, si localizo a estas gentes y han conseguido salvarse ¿te parece bien si les invito a venir aquí? Creo que si somos más tendremos más posibilidades de protegernos. No digo muchos pero . . . algunos más sí. Por cierto, ¿hay más como nosotros por aquí por la universidad aparte de Dolores?

Con esta nueva información recupero las ganas de empezar a moverme. La cuestión es definir un territorio donde no se acerquen los grupos fuertes y bárbaros. Pelearán por lugares prolíficos como hospitales o lugares de accidentes pero tiene que haber muchos perdidos solitarios. Eso espero. 

-A nosotros no creo que nos hicieran nada, pero Dolores... Mira, soy un poco protector con los desvalidos. Dolores está aquí y no puede hacer nada más que morirse. Para cualquiera que la encuentre, es como una veta nueva en una mina agotada. Preferiría que no atrajeras atención. Pero bueno... tengo algunos contactos renegados. Hay un chico, Miguel, que de vez en cuando me pide algo de ayuda. Refugio o reliquias que me encuentro. A veces es un poco bravucón, pero no es mal tipo. Se preocupa por los que no queremos adherirnos a la Jerarquía. Si quieres puedes hablar con ellos sobre los otros muertos. Hasta entonces he estado solo y no me importaría tener algo de compañía, pero de ahí a convertir la universidad en un fuerte...

Reflexiono las palabras de Alberto. De todos modos ni siquiera sé si alguno de ellos volverá y a mi no me apetece en absoluto acercarme a la dichosa fortaleza a averiguar que ha sido de ellos.

Bueno, no te preocupes. Puede que vengan a buscarme simplemente o que no aparezcan nunca.

Por un momento me ha entrado la prisa pero me estoy empezando a dar cuenta que no tengo ninguna prisa. Por primera vez puedo tomarme esta no vida con calma. Me basta con ir pasito a pasito. Primero Alberto y yo hablaremos largo y tendido. Quizá con el tiempo me vaya de aquí o quizá a él le interese ampliar su círculo, ya veremos.

Me parece bien lo que dices sobre Dolores, no dejaré que la vean. Y sí, me gustará hablar también con ese Miguel. Por cierto, ¿qué son esas reliquias de las que hablas?

-Nosotros no podemos tocar los objetos de los vivos a no ser que sean destruidos. Cuando se rompe algo al otro lado, viene aquí. Cuanto más importe a la gente y más emoción tenga, más dura. Nosotros no podemos Forjar nada, así que dependemos de lo que nos encontramos por ahí -respondió Alberto.

Voy adquiriendo información poco a poco, retazos que conformarán un cuadro completo algún día pero hay que indagar cada nuevo descubrimiento como si fuera un niño tratando de comprender el mundo.

Entonces los basureros serán lugares muy frecuentados, en ellos se hallarán muchos objetos rotos. Incluso aquí se pueden encontrar al transitar tanta gente, seguro.

Los escasos recuerdos que guardo sobre mi muerte vuelven a mi al pensar en lugares que sufren una devastación repentina. Pienso en cosas que he tenido que tirar con gran sentimiento de pérdida como esa camiseta de Arconada que era de mi padre y que me regaló. La manché de tinta y para no ser castigado tuve que tirarla a escondidas pero lo sentí tanto ...

¿Se comercia con ellos?

El trueque es tan humano como la prostitución y más antiguo todavía. ¿Por qué no habría de encontrarse aquí también?

-Sí, pero la moneda principal es el óbolo. Está hecho con almas, también. Casi todo lo que usamos los fantasmas se forja en una Ciudadela usando almas de materia prima. Eso es lo que querrían hacer si cogieran a Dolores: llevarla a una fragua y convertirla en silla, o en cortina, o en ladrillo... o en moneda... Este lugar es hostil, pero aquí estamos seguros. Tienes que tener cuidado y no cabrear a los legionarios. Si vas a lo tuyo te dejarán en paz... creo.

Asiento una vez más, absorbiendo cuanto me dice Alberto. Lo malo de este juego de pregunta - respuesta es que cada nueva contestación provoca más dudas, muchas. Pero hay que seguir una línea así que paso a otra cosa.

¿Cuántos grupos o ciudadelas conoces? En el primer momento unos  . . .  unas gentes muy feas nos capturaron y encadenaron. Nos llevaron a una ciudadela donde pretendían forjarnos y nos encerraron pero escapamos.

Ocurrió algo, uno se volvió loco allí y cuando entraron los guardias les atacó, les quitó un arma y nos atacó a varios. De pronto me encontré cayendo y luego . . . nada, una pesadilla. Hasta que volví a aparecer, lejos.

El recuerdo de la pesadilla es doloroso.

-Sólo he estado aquí, pero creo que en casi todas las ciudades grandes hay una Ciudadela grande. Y sobre cómo escapaste de la Forja... creo que se trataba de un Tormento. Cuando recibimos tanto daño que deberíamos morir, pero no podemos porque ya estamos muertos, se nos traga un agujero a la Tempestad y tenemos una pesadilla. No sé exactamente cómo funciona: yo sólo he pasado por eso dos veces. Pero es espeluznante. Nunca vuelves siendo el mismo... -respondió Alberto-. Por eso yo tendría cuidado con exponerme al daño. Estamos muertos y no podemos morir, pero hay destinos peores que la muerte...

¿Destinos peores que la muerte? Es difícil imaginarlo pero la pesadilla que viví se puede aplicar perfectamente como el "botón de muestra". Ese es un tema que prefiero dejar para más adelante, reservaremos la Tempestad y el Tormento para cuando me sienta más afianzado. Aún necesito aferrarme a lo material para entender lo que me rodea.

Empiezo a entender como funciona esto pero ¿es posible manipular la materia real? Quiero decir la de los vivos. O influir de algún modo en ellos y en sus cosas.

Tengo la certeza casi absoluta que si mi grito pudo ser oído por el destinatario de otros modos se podría interactuar. Y tengo intereses en ello, como casi todos los fantasmas supongo por lo que explica Alberto. Sería cuestión de encontrar alguno cuyos intereses no estén muy alejados de los nuestros, eso bastaría para comenzar. Me gustaría poder relacionarme con alguien más.

-Se puede, sí, pero es complicado. Y además, está prohibido por la Jerarquía. No se puede interferir a través del Manto -explicó Alberto-. Eso no significa que no se haga, desde luego...

Contengo con esfuerzo y discreción una sonrisa lobuna que amenazaba con escapar desde mi cerebro e instalarse en mi faz.

Así que es posible al fin y al cabo. Todas esas historias de fantasmas, ectoplasmas, misteriosos movimientos de objetos, sucesos inexplicables y toda esa parafernalia del "más allá" podría tener una base en esto.

¿La Jerarquía? ¿Quién compone la Jerarquía esa? Y antes que se me pase, antes dijiste algo de alimentarse o algo parecido. ¿Qué querías decir con eso?

Mientras le tenga ocupado proporcionando explicaciones más difícil es que vea mi interés en el mundo de los vivos. Ahora que sé que es posible manipularlo solo queda descubrir el cómo y a qué coste.

-Todos somos la Jerarquía, según ellos. Todos deberíamos ser parte de ellos. En realidad, todo es por culpa de Caronte, o algo así. No lo sé muy bien, es historia antigua. Básicamente te mueres y, según de qué haya sido, entras en una legión o en otra. Los legionarios son los soldados que habrás visto patrullando por todas partes. Tienen armas forjadas que hacen bastante daño. La Jerarquía quiere aplastar a los Renegados y viceversa. Yo, personalmente, preferiría no meterme en medio... aunque los Renegados tienen mi respeto.

Sobre la alimentación, el único modo que tenemos de sustentarnos es absorbiendo Pathos. Es... no sé muy bien cómo explicarlo. Sentimientos. Sentimientos que nos importan y que, cuando vemos en otros, podemos absorber.

Adopto esa mirada que a Alberto no le dirá nada pero que si la viera Claudia reconocería al instante.

Aquí tengo tiempo, tengo un desafío, un campo de trabajo prohibido, un espacio para practicar y con un poco de suerte alguna ayuda. No he desaparecido tras la muerte y debe haber algún motivo. Varios, probablemente. De hecho se me ocurren algunos y continuar con cierta idea más allá de la vida parece uno completamente válido.

Asiento a sus palabras interesado.

Bueno, será interesante descubrir más sobre este mundo de lo no vivo. Pero ahora creo que necesito tiempo para asimilar todo esto, para adaptarme. Y de paso para descubrir otro punto de vista sobre este lugar que ya pensaba que conocía bastante bien.

Si no te importa daré un paseo, supongo que podré encontrarte después por aquí.

Alberto asintió con la cabeza. Carlos se alejó de la universidad lentamente, sintiendo que algo de sí mismo se quedaba detrás. ¿Ese era el sentimiento del que hablaba Alberto, la cadena que ataba a los wraiths con sus grilletes? Y de ser así, ¿tendría más? Sí, Carlos lo sabía. Amaba demasiado a Claudia como para que no fuese su Grillete. Había muerto en la flor de la vida: le quedaban demasiadas cosas por hacer.

Ahora que ya era de día y estaba en libertad, Carlos podía observar las cosas con más detenimiento. Los vivos, tan separados de su mundo como el agua del aceite. Tan brillantes, tan vitales, tan luminosos. En aquel mundo de sombras sólo podía observarlos. ¿O no? ¿Podría llegar a desarrollar sus habilidades para poder reencontrarse con Claudia? ¿Habría alguna manera de lograr cerrar sus capítulos abiertos? ¿Tendría la oportunidad de realizar sus sueños incluso en la muerte?

Carlos tendría que verlo.