Partida Rol por web

Desesperación

La actriz

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07/12/2007, 11:53
Director

Al desnudarte para vestirte, adviertes que la venda cubre completamente tu torso, desde el cello, en el que se abre un poco, hasta casi la cintura. Tus formas son bastante atractivas, pero el apósito las difumina en considerable medida.

Terminas de vestirte, sin mucho inconveniente, ni interrupciones, para descubrir que, efectivamente, las ropas tienen unas ominosas manchas negras y húmedas, bastante recientes, que parecen haberse producido desde el interior de ellas hacia afuera y chorreado hacia abajo. La sustancia es algo similar a limo o barro, por lo que puedes advertir, y deja unos extraños surcos amarillos en sus bordes, donde la mancha acaba.

- Tiradas (2)

Tirada oculta

Tirada: 1d100
Motivo: idea
Resultado: 81

Tirada oculta

Tirada: 1d100
Motivo: idea
Resultado: 5

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10/12/2007, 09:17
Ilona Vanzetti (1907) / Virginia Toshack-Lyndhurst (1906)

La mujer acabó de vestirse lentamente, con con reverencia y cuidado extremos. Reparó una vez más en aquella extraña sustancia que manchaba sus ropas, sustancia que parecía haber surgido de sí misma, de su propio cuerpo, pero que ni remotamente se asemejaba a la sangre o a cualquier otro indicativo de vida.

Bastante preocupada volvió a palparse el pechó, allí donde las vendas cubrían algún tipo de herida. ¿Qué le había pasado? No recordaba haber tenido un accidente, pero era probable, puesto que no recordaba nada.

Se le ocurrió que quizás alguien pudiera más adelante informarle sobre el origen de la extraña sustacia, así que decidió guardar una muestra de ella. Arrancó una hoja de la libreta que tenía en su bolso y formó con ella un pequeño saquito, tomó un poco de aquella desconocida sustacia y la introdujo cuidadosamente en su interior. Posteriormente realizó varios dobleces al saquito de papel para evitar que su contenido se extraviara.

No sabía lo que le había ocurrido, ni qué hacía en aquella habitación, pero decidió seguir adelante con su curso de acción.

Poco a poco, primero las cosas más sencillas...

Una vez se hubo vestido, dedicó unos minutos a peinarse y maquillarse. Que de momento no supiera ni quien era no era motivo para salir al exterior hecha una desgracia. Mientras se arreglaba notó que siempre le había gustado cuidar su aspecto. Si no estás bien, al menos aparéntalo. No costaba trabajo estar guapa y para ella su belleza era algo más que simple apariencia. Abría puertas.

Tras maquillarse y peinarse, se puso unas gotas del perfume que llevaba en su bolso... ¡ni tan siquiera recordaba su aroma! Resultaba frustrante. A continuación se anudó el pañuelo de seda y se dirigió hacia la puerta.

El siguiente paso, en su lista de tareas sencillas, sería probar si la puerta estaba abierta.

Poco a poco... la osuridad iría cediendo. Era una esperanza, un rezo quizás.

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10/12/2007, 20:01
Director

Accedes a un pasillo pulcro, anodino y con olor a desinfectante, que parece extenderse hacia el interior desde el frontal del edificio. Un buen número habitaciones dobles se alinean en esta zona de aspecto hospitalario, que se divide en pasillos similares más adelante.

El pasillo desemboca en una recepción clínica, actualmente vacía. Frente a esta se extiende una especie de sala de espera-descansillo, de aspecto amplio, adornado por dos amplias puertas de doble hoja. De la más endeble y acristalada llega un leve olor a comida rancia, que hace dar un par de vueltas a tu estómago. La más recia parece ceder paso al jardín que observaste desde la ventana.

Un hombre parece haber entrado recientemente por esa puerta. Lo mas destacado del caballero es su porte aristocratico. Es un hombre bajo y muy delgado, y por su aspecto se le supone mas cerca de los treinta que de los cuarenta . Algunas canas destacan sobre el fondo negro de su pelo , que es liso y esta cortado a la moda . Su ojo izquerdo, color miel, muestra un brillo de vitalidad.

Al igual que tú, va arreglado al estilo de principios de siglo. Un negro abrigo "Chesterfield" cubre sus hombros, abriéndose a los lados para mostrar un apagado traje de cachemir, del que asoma una blanca camisa de vestir de popelín. Una ambigua corbata de seda oscura ciñe su cuello, en contraste con un blanco pañuelo que pugna por respirar fuera del bolsillo del pectoral de la chaqueta. Un par de calcetines negros enfundan sus pies en unos zapatos de vestir "Oxford".

Lo más llamativo es su ojo derecho, que no puede apreciarse, debido a un rudimentario vendaje improvisado, que le cubre el mismo y parte de la cabeza. Parece sufrir de una fuerte inflamación bajo el vendaje, y te llama poderosamente la atención advertir leves manchas oscuras en dicho apósito.

El hombre te observa con complicidad, y sin demasiada sorpresa.

Notas de juego

Pasas a la escena 1A. Puedes decir/hacer allí lo que te plazca, como si fuera esta misma escena, a partir de ahora.

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09/02/2008, 19:00
Director

Exhausta de tantas emociones y deprimida por la situación, apenas tienes fuerza ni para cambiarte. Para tu consternación descubres que el armario está cerrado, y eso acaba con tu paciencia: la habitación puede esperar a mañana. Ahora no tienes fuerzas ni para cambiarte, y mucho menos para desnudarte; solo pensar en volver a ver las vendas y ese tatuaje te da nauseas.

Desesperanzada, decides echarte a la cama tratando de abandonarte en un profundo sueño del que preferirías no despertar. Para tu consternación, conciliarlo te cuesta horrores, dando vueltas y revueltas en la deteriorada y cochambrosa cama.

Entonces finalmente el mundo se apaga y tu entorno es un manto de oscuridad sólida durante lo que te parece una eternidad. Te sientes como encerrado en tu cuerpo, en una asfixiante sensación de no ser tú mismo. Algo te está moviendo; sientes los golpetazos a los lados, como un traqueteo continuado... ¿un temblor? Sí, tal vez un temblor. Entonces el traqueteo aumenta.

Las páginas del diario de Patrick, explicando tu terrible realidad, parecen haberse quedado suspendidas en el aire como una niebla acechante y misteriosa que nubla tus pensamientos. Las palabras se repiten en tu men te como un disco de vinilo rayado. ¿Cuándo terminará esta angustia? No sabes si podrás soportarlo mucho más. Tratas de aislarte de la cacofonía, y entonces distingues una voz; una demasiado familiar. Quiza ni siquiera es un sonido, sino palabras en tu mente. ¡Sí! ¿Podría eso ser un recuerdo? Quien sabe. Analizas las palabras; las masticas y las degustas. Te sientes como si te hablaras en segunda persona, como un desconocido cualquiera dirigiéndose a otro, sin nombres ni detalles:

Qué excitación. El último viaje que hice era mucho más tranquilo. Estábamos los cuatro sentados en el salón, en un lado alargado de la mesa. Yo me encontraba entre el carrito del camarero y la adivinadora. El tren entró en un túnel, se originó un alboroto y cuando el tren. salió del túnel de nuevo podíamos ver algo, la vlctlma ya estaba muerta.

Entonces la voz interior comienza a cambiar. Se hace grave y se sale de ti, rodeándote... agitándote.

El traqueteo se vuelve abrumador y consigues escuchar un pitido lejano también. Todo es terriblemente desconcertante. Tus ojos se abren de sopetón a una oscuridad menos densa: dos literas, una mesita de madera con un taburete pequeño, una ventana de guillotina invertida, y un pequeño armarito cierran un conjunto poco decorado, y más funcional que atractivo. Una puerta insertable en la pared da cierta intimidad al reducido cubículo, trabajando estrechamente con la persianilla que filtra un poco de luz nocturna sobre la habitación. Todo el conjunto se mueve como un demonio, ladeándose con un traqueteo incesante, solo mitigado por el pitido lejano, más estridente, si cabe.

Estás en la litera inferior de alguna especie de habitación minúscula y móvil, vestida en ropa de cama. Instintivamente te llevas las manos al pecho y das un respingo cuando descubres que no hay nada allí. Ni cerdas, ni vendas... ni siquiera puedes ver un tatuaje ominoso en tu escote. Alarmada tanto como aliviada sales de la cama para comprobarlo mejor, y tu investigaión confirma tus sospechas: vistes un bonito picardías de satén y no hay manchas negras en ninguna parte.

¿Un sueño? Tal vez... pero ¿cuál de ambos? Todo era tan real... todo es tan real...

- Tiradas (1)

Tirada oculta

Tirada: 1d100
Motivo: idea
Resultado: 97

Notas de juego

Te avanzo un poquito, porque todo va a acabar igual más o menos tarde, y lo demás es supérfluo. Aquí tendrás un respiro y más acción.

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19/02/2008, 10:34
Ilona Vanzetti (1907) / Virginia Toshack-Lyndhurst (1906)

En esta ocasión Ilona no permitió que el aturdimiento o la confusión dominaran sus actos. Decidió tomar las riendas por una vez y actuar. Se vistió lo más rápido que pudo y guardó en sus ropas los documentos que había encontrado, así como el billete de tren y el dinero que pudo hallar.

Por un momento, la idea de buscar en la estancia algún tipo de arma u objeto contundente se le pasó por la cabeza, pero la desechó al poco, consciente de que aunque llegase a encontrar algo le faltaría la fuerza de ánimo necesaria para enarbolarlo.

Así pues, se dirigió a la puerta de la habitación y salió a lo que suponía sería el pasillo de un tren.

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19/02/2008, 23:36
Director

Accedes a un pasillo traqueteante, que se abre frente a ti a un yermo paisaje nocturno. Observando por las lúgubres ventanas no te cabe lugar a duda de que te encuentras en un tren a plena velocidad, quién sabe hacia dónde.

La extensión izquierda de este pasillo de tren termina en una puerta sobre la que se lee: "vagón-restaurante". Junto a esta puedes observar primeramente una pequeña y simple puerta de bisagra hacia afuera, en la que reza: "revisor". Tras esta hay otra pequeña puerta de bisagra hacia afuera con el anagrama: "WC", y una hilera de tres puertas insertables en la pared, con los números 26, 25 y 24, en ese orden desde el inicio del pasillo. Descubres que has salido por la 26 de entre ellas, antes de girarte hacia la derecha y ver las otras dos y una puerta de separación abatible en ambas direcciones, perpendicular al pasillo (posiblemente dando acceso a más compartimentos).

El pasillo está, por otra parte, vacío.

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20/02/2008, 23:01
Director

Apenas acabas de entrar en el pasillo, cuando dos mujeres y un hombre aparecen desde la puerta marcada como vagón-restaurante, con aire cómplice:

La primera es una mujer joven, rondando los treinta, y de estatura media con el pelo largo y negro, piel oscura al igual que sus ojos. Aunque parece occidental quedan evidenciados sus rasgos de ascendencia gitana (tipo rumanos o húngaros). Su cuerpo muestra signos de alguna enfermedad que la haya debilitada durante su infancia. Delgada y de rostro cadavérico, su piel muestra signos de llagas, sarpullidos, pústulas y quemaduras. Algunas de sus marcas se diría que forman signos místicos. Va arreglada según los canones de principios de siglo, con ropa funcional y algo gastada, sin mucha preocupación por la moda.

La segunda parece la típica modelo rubia: cara de ángel, cuerpo de "femme fatal", voz musical, ropa provocativa... Va arreglada con un bonito conjunto a la moda de principios de siglo XX, de precio indeterminado e impecablemente elegido.

En el hombre, una piel suave y tersa, viste una altura considerable y una complexión fibrosa. Su rostro es algo atípico, de cabeza alargada y ojos negros y pequeños, nariz chata, orejas grandes, boca fina... todo ello perfectamente cubierto por una tez ligeramente morena, y muy lisa, sin imperfecciones. La cabeza queda coronada por una fuerte y sana cabellera, morena, lisa y brillante, que cae hasta la altura del cuello, cubriendo ligeramente su cara. Además, lleva un tupido bigote a la moda, que junto con unas espesas cejas arqueadas le dan un aire misterioso, y en cierto modo atractivo. Sin embargo, esta aparente armonía en seguida se ve estropeada por algo que llama mucho la atención. Alrededor de su cuello, un extraño bulto, alargado, con forma de herpes, desciende desde la nuca, girando por el lado derecho y perdiéndose en su pecho. Tiene un color ligeramente rosado, y parece una enorme cicatriz, o una marca de nacimiento, que hace que el traje le quede ligeramente retorcido, como si tuviese la espalda algo jorobada. Por lo demás viste con un smoking barato y muy común, más en la línea de la mujer mayor.

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21/02/2008, 08:05
Anna Vanzetti

La mujer más mayor se teacerca como si te conociera de toda la vida, te abraza y pregunta con un leve tartamudeo:

- Que...que...querida ¿cómo estás?

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21/02/2008, 09:30
Ilona Vanzetti (1907) / Virginia Toshack-Lyndhurst (1906)

Ilona observa con recelo a los recién llegados y no consigue evitar que un gesto de desconfianza se dibuje a gruesos trazos en su rostro. Con cierto tacto, sin movimientos bruscos, pero de forma decidida crea un espacio entre ellos, dejando unos metros de distancia a modo de aro salvavidas invisible que le permitan reaccionar ante cualquier eventualidad.

-¿Quiénes sois? – son las únicas palabras que consigue articular. No obstante su voz no suena ácida sino más bien confusa.

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21/02/2008, 21:50
Fátima Sacco?

-¡Querida! ¡Qué alegría verte! ¿cómo te encuentras?- dice la mujer joven, tocándote el brazo con una sonrisa, justo antes de que te apartes y pronuncies tu pregunta.

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22/02/2008, 22:08
Gianni Vanzetti

Detrás de las mujeres, Gianni se dirige hacia la nueva dama, a la que tiene por su sobrina, dispuesto a abrazarla.

-¡Ilona!-Su entusiasmo inicial se ve truncado al observar la reacción de la joven. -Dios mío... no puede ser, Ilona ha tenido otra recaída.-dice el hombre con el ceño fruncido en un gesto de preocupación, tras tu retirada

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25/02/2008, 08:39
Ilona Vanzetti (1907) / Virginia Toshack-Lyndhurst (1906)

Ilona retrocedió hasta que su espalda quedó alineada con la pared del pasillo y las ventanas del tren. Mantenía una mano alzada ante sí, tratando de ahuyentar por igual a hombres y fantasmas.

-¿Una recaída?... pero... no puede ser... debo estar soñando... - con la otra mano se sujetó, para evitar acabar en el suelo, a la barra horizontal que corría elegante bajo los ventanales, las piernas le temblaban y un sudor frío comanzaba a tomar posesión de su frente -. Tuve una recaída, pero... estaba en la universidad... la mutación... esos hombres...

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26/02/2008, 00:55
Fátima Sacco?

Cuando la mujer joven oye lo de la recaída, mira preocupada al hombre durante unos segundos. Acto seguido se gira de nuevo hacia ti:

-¿no te acuerdas querida? estuviste conmigo en la enfermería de la universidad, antes de aparecer aqui

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26/02/2008, 00:56
Anna Vanzetti

LA señora intenta acercarse de nuevo con los brazos extendidos.

- Ilona, so...so...soy Anna Vanzetti...tu tia.

Notas de juego

Próximo post me lo pones en la escena 2B.

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23/04/2008, 20:26
tren, medico, Dr. Mendelhelm

Tras la marcha de Pietro llamas a la puerta de la enfermería. Tienes que insistir un par de veces antes de que te conteste nadie, pero por fin te abre el Dr. Mendelhelm, con cara de sueño:

-Gutten tag, señorita Vanzetti. ¿En qué puedo ayudarla?- pregunta el médico desperezándose.

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26/04/2008, 09:05
Ilona Vanzetti (1907) / Virginia Toshack-Lyndhurst (1906)

-Disculpe que le moleste doctor. No pude evitar escuchar su conversación con el señor Sacco y noté que usted no quiso alterarle ni preocuparle dándole nuevas sobre el horrible asesinato cometido en el tren. - comenzó Ilona tratando de ganarse al buen doctor -. Una medida muy sensata por su parte, déjeme que se lo diga. No obstante desde ese momento no he dejado de darle vueltas y más vueltas. ¿Quizás haya descubierto usted algo? ¿Hay algún indicio o pista que esclarezca los hechos?

Ilona hablaba con su voz inocente de niña buena, pero poco a poco, conforme iba desgranando las frases, se iba acercando al doctor.

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26/04/2008, 15:14
tren, medico, Dr. Mendelhelm

El médico parece escuchrte con atención, evidentemente no solo por tus palabras. Sus ojos aprovechan esuivas miradas más allá de las utilizadas en una clase de anatomía básica. Entonces, sintiendo el leve momento de silencio tras tus frases, trata de llenar el vacío:

-Sí, bueno, comprendo el interés que tienen en saber los resultados, aunque debería de esperar a comentárselos a la policía. Aunque... por ser usted; será nuestro secreto, ¿de acuerdo?- dice el doctor haciéndote pasar a la consulta.

En el interior huele a formol y desinfectante, posiblemente para conservar el cadáver y evitar el olor a muerte:

-Verá, yo no le he dicho esto, porque resulta que usted lo leyó por casualidad al venir a pedirme la aspirina.- explica poniéndote una pastilla blanca en la mano, acercándose mucho más de lo debido, mientras te gira la preciosa cara hacia un papel sobre la mesa. En él puedes leer las anotaciones informales previas a un informe de autopsia, mientras sabes a ciencia cierta que él está comprobando la turgencia de tu escote:

La víctima ha sido apuñalada justo después de las 7. Con tres cuchilladas asestadas por tres personas diferentes; dos cuchilladas con un ángulo de su lado izquierdo y una cuchillada con un ángulo derecho. Ha ocurrido en el salón del vagón. Todos los pasajeros estaban presentes.

- Tiradas (1)

Tirada oculta

Tirada: 1d100
Motivo: Persuadir
Resultado: 57

Notas de juego

Apúntate una crucecita en persuasión.

Su turno, mylady.

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27/04/2008, 11:46
Ilona Vanzetti (1907) / Virginia Toshack-Lyndhurst (1906)

-Por supuesto Doctor Mendelhelm, será nuestro secreto - Ilona respondió sumisa, representando su papel y pestañeando repetidamente -. Ahora si me disculpa, el día de hoy ha sido agotador y necesito descansar. Espero verle mañana doctor.

La joven se despidió cordialmente, dejando una puerta abierta a repetir el encuentro al día siguiente. Quien sabe, quizás volviera a necesitar de él y lo mejor era alimentar sus espectativas.

Notas de juego

¿por qué será que el nombre del médico éste, Mendelhelm, me recuerda a mi al doctor Mengele?

BRBRBRBRBR... ¡que tusto!

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27/04/2008, 23:27
Director

Con un escalofrío recorriéndote la columna, sales de la tétrica enfermería del Dr. Mendelhelm, dirigiéndote hacia la biblioteca, donde encuentras a Pietro curiosamente sentado con el Sr. Rodman, el jefe de tren.

Notas de juego

A la escena 2C de nuevo.

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19/05/2008, 01:15
Director

Una punzada recorre tu cabeza como una descarga repentina; un agudo dolor negro, con una absoluta sensación de desamparo. Sientes el abrumador empuje de recuerdos que invaden tu cabeza... de puro vacio. Nada queda impreso en tu memoria, que se presenta como un pesado libro en blanco... unicamente una terrible sensación de desamparo y frustración... desesperación en la soledad de tu mente.

Aun asi, todos los aconteimientos anteriores resurgen en tu mente con inusitada fuerza; un tren reciente, una estancia anterior en Arkham... sigues sin recordar quién o qué eres, o incluso que estás haciendo aquí... pero recuerdas claramente otra persona... otro cuerpo... otras vivencias... y tú eras esa persona, ese cuerpo y esas vivencias no hace ni dos minutos... ¿o tal vez si? ¿cuánto ha durado la oscuridad?... te sientes en el yugo de otro cuerpo... tal vez de otra vida... pero sigues siendo tú (¿sigues siendo tú?)... y la desesperación se abre paso, por un instante, en los verícuetos de tu mente... ¿cuánto más podras soportar?

¡Oh, cielo santo! ¡Otro cuerpo! Esas manos te resultan desconocidas. ¿Las tuyas? ¿Una de esas horribles mutaciones quizá? Parecen humanas, pero...

Los lejanos golpes en la oscuridad vuelven a tu cabeza más cercanos que nunca... cada vez más apremiantes; más nítidos... TOC-TOC-TOC... ¿Acaso no fue la puerta?...TOC-TOC-TOC-TOC... telegrama para usted... ...TOC-TOC... ¿me escucha?... TOC-TOC-TOC... ¿necesita ayuda?...¿se encuentra bien? Se lo paso por debajo de la puerta... Un sonido deslizante a nivel del suelo y unos rápidos y ligeros pasos que se alejan; luego, el silencio.

Los sonidos redibujan tu entorno, y ahora distingues claramente el familiar cuarto. Alguien al otro lado reclamaba tu atención. Junto a la puerta, un sobre blanco deslucido espera a que alguien lo recoja. en el matasellos se ve claramente un símbolo oficial de oficina de correos, en la que se lee ARKHAM U.S. MAIL.

Estás sobre la cama... una demasiado familiar como para desear recordarla. Inmediatamente a la izquierda de la cama (para alguien tumbado en ella) hay una pequeña mesilla de madera vieja, con un burdo cajoncillo con pomo de color broncineo apagado. Sobre esta reposa una medio vacia (¿o tal vez medio llena?) lampara de aceite apagada. junto a la mesilla, a apenas un brazo extendido de la cama, hay un robusto armario de doble hoja a juego con la mesa, con sus puertas fuertemente asidas por una fria cerradura de hierro colado. A los pies de la cama, junto a la ventana, un escritorio abandonado, flanqueado por dos toscos cajones, espera vestido en colores caoba. A su derecha e inmediatamente seguida del armario, una puerta (caoba también) con una simple cerradura de la que sobresale una llave, vigila el acceso.

Al mirarte ves una mujer arreglada según los canones de principios de siglo. Viste un abrigo de piel de zorro, entallado, bajo el que se vislumbra un vestido de reps francés, envuelto en una chaqueta de terciopelo con guarnición de piel. Un par de medias de seda envuelven sus piernas hasta sumergirse en un par de zapatos parisinos de tacón de aguja.un gorro ajustado de terciopelo remata la figura, suavemente maquillada. Unos guantes de piel cubren sus manos hasta medio antebrazo, combinandose con un coqueto bolso de mano de seda.

Notas de juego

Sorpresa, sorpresa... XDDD.