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Dragon Age: Las Cenizas de la Ruina

20. La Expedición

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19/02/2014, 22:41
Tal'vashoth

—¡Nehraa Koslun... !—exclamó Tal'Vashoth con el ceño fruncido pero los ojos como platos, mirando lo que había ocurrido abajo—. ¿Y sigue siendo mi pueblo el raro por encadenar a los sarebaas?

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19/02/2014, 22:41
Narrador

La sala empezó a inundarse de una niebla grisácea y un intenso olor a carne quemada. Aquello te hizo toser y cubrirte la boca con las manos pero, cuando te asomaste, el espectáculo era dantesco: Un área de varios metros, redonda, en el suelo de abajo estaba totalmente achicharrada y aún con algún que otro rescoldo llameante esparcido aquí y allí junto a dos docenas de bultos calcinados. 

Barriste la zona rápidamente con la vista y localizaste a Parholl paralizado a mitad del camino de bajada, mirando aquello con la boca tan abierta que no te habría extrañado que se le huibiese caído la barba al suelo en aquel preciso instante. En cuanto a Sarkee...

Estaba en la escalera. Junto al soldado herido.

Valérica se sacudió las manos, miró al qunari y a Park alternativamente durante unos segundos, retándoles con ello a decir algo más sobre la desgracia que eran los magos. Como nadie dijo nada, alzó la barbilla satisfecha y luego simplemente se puso a andar tranquilamente hacia el camino de bajada.

Como si no hubiese ocurrido nada fuera de lo común.

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24/02/2014, 22:05
Sarkee Hierroardiente

¡Por las bragas de la Paragon Branka!—escuchaste toser a Sarkee abajo mientras sacudía los brazos tratando de apartar el humo—. ¡Vale! ¿Qué puñetas ha sido eso y quién ha sido el gracioso? ¡Voy a darle un beso primero y un puñetazo después!

Por supuesto estaba más que agradecida de haber salido de semejante atolladero pero el susto que le había dado una bola de fuego salida de ninguna parte había despertado las dotes innatas para refunfuñar sobre algo imbuidas en la sangre de todo enano.

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28/02/2014, 01:38
Trasus

Trasus se toqueteó el cabello hasta que estuvo seguro de que no se había prendido fuego. Un hombre tenía derecho a cierta vanidad, y su densa cabellera ondulada era el suyo. Una simple chispa perdida hubiera bastado para provocar el desastre, echando por tierra meses de cuidados. Se sacudió el hollín de la frente y volvió a asomarse por el extremo del promontorio.

Ni uno solo de los engendros había sobrevivido a la súbita deflagración. Qué lamentable desperdicio. Desgraciadamente, era la única manera de asegurar la supervivencia de todos.

—¿Es más peligroso que un puñado de gaatlok, Tal’vashoth? —respondió al kossith.

No iba a negar que conocer de primera mano el poder que podía invocar un mago en un instante, esa capacidad de destrucción, era perturbador. Y Trasus sabía lo bastante sobre la magia como para entender que esa bola de fuego estaba lejos de las más terribles herramientas a disposición de los magos. ¡Cuánto daño podía causar un ser inmoral, o amoral, con semejante poder! Pero también entendía que no era más, y probablemente era incluso menos, que el que esa misma persona podría causar con un tipo de poder más mundano.

Guiñó un ojo al kossith y descendió hasta el campo de batalla, sorteando los cadáveres carbonizados.

—Magnífico trabajo, cielo —felicitó a Valérica, cuando pasó a su lado—. Has ahorrado mucho dolor, cuanto menos, a nuestros compañeros. Y lo saben, aunque dudo que lo admitan.

»Oh, y deberías haberte visto —añadió, en voz baja, acercando los labios a una de las orejas de ella, oculta por la capcucha—. El baile de luces y sombras en tu rostro, mientras conjurabas las llamas, ha sido hermoso, mesmerizador incluso.

Sarkee y su compañero habían sobrevivido. Solo su orgullo había sido dañado. Por la reacción de la enana, había estado a punto de perder el control de sus esfínteres.

—Confío en que no le des un puñetazo, —Trasus arrugaba la nariz, protegiendo su olfato del olor que emanaba de los cuerpos quemados, y su voz había adquirido una tonalidad nasal—, pero ese beso quiero verlo.

»¿Os encontráis bien? —preguntó, cuando llegó junto a ella—. ¿Qué ha sido de los demás?

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03/03/2014, 15:54
Tal'vashoth

El kossith te miró con una expresividad que sólo las piedras podían imitar. Aunque lejos de hacerlo con mala cara, casi parecía que estuviese cerciorándose de que lo que acababas de decir no era una broma.

Por supuesto—dijo con toda la naturalidad del mundo, es más, hasta se encogió de hombros—. El gaatlok sólo estalla cuando y como desea quien lo maneja. No tiene capacidad para destruir por si mismo.

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03/03/2014, 15:57
Bachiller Valérica

Si Valérica lo oyó, lo ignoró flagrantemente.

No obstante, cuando la felicitaste en voz baja, inclinó la cabeza para ocultar el rostro en la penumbra del perfil de su capucha. No supiste si fue para disimular la risa por el comentario o por el contrario se trataba de un gesto de pura timidez porque no la escuchaste emitir un solo sonido.

Ya os lo dije... —musitó al cabo de varios segundos.

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03/03/2014, 16:34
Sarkee Hierroardiente

¡Trasus! ¿Cómo demonios has logrado arrastrar el culo hasta aquí sin que te lo arranquen de un mordisco?—Sarkee alzó las manos al verte aunque a pesar de la frase la conocías lo suficiente como para entender que aquella era su peculiar forma de alegrarse de ver a alguien—. Y te has traído nada menos que al patán de mi hermano mayor. Eso le da doble mérito a la cosa.

Park gruñó algo en su idioma cruzándose de brazos aunque Parholl acudió enseguida a ver si su hermana estaba bien... deteniéndose instantáneamente cuando ésta le mostró una de las hachas en un genuino gesto de "hazme parecer debil y te doy con esto en la cabeza". Acto seguido miró a Valérica ceñuda y largamente. No parecía estar por la labor de darle un puñetazo a un mago.

O las dos cosas o nada, así que me temo que no hay trato—concluyó a tu chascarrillo sobre el beso. suspiró sonoramente y se dejó caer en las escaleras, sentándose por primera vez desde a saber el Hacedor cuánto.

Sarkee: Amsitad (+7)

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03/03/2014, 17:38
Guarda de Expedición

El tevinterano encontró algo en una cámara sellada, ahí detrás—masculló el enano herido señalando el edificio que estaban defendiendo. Viste que la herida consistía concretamente en un tajo que se había abierto camino por una de las juntas de la armadura en ell muslo pero no parecía que fuese algo de vida o muerte—. Estaba estudiando unos dibujos en la pared totalmente seguro de que eran una especie de pista cuando escuchamos la algarabía fuera. No tengo ni idea de dónde salió esta manada de cabrones pero al menos puedo decir que mis compañeros enviaron al menos a cinco de ellos cada uno de vuelta al infierno antes de caer.

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03/03/2014, 17:59
Sarkee Hierroardiente

Algún explorador debió vernos el alguna parte y los demás seguramente estuvieron congregándose durante la siguiente hora en torno a este agujero de mala muerte sin que nos percatásemos—gruñó Sarkee—. Lo cual es todo un logro si tenemos en cuenta lo que debe costar ocultar su indescriptible aroma floral.

Te miró.

Cierto, ¿por qué no se enviaron refuerzos en cuanto empezamos a tardar? Llevamos dos horas sudando sangre aquí—preguntó—. ¿O es que también os emboscaron?

Park cambió el peso del cuerpo de pierna con incomodidad mientras dirigía un profundo ceño al suelo. La certeza de haberse equivocado en algo era una cosa que no le sentaba nada bien a los hijos de la roca y eso lo sabías bien.

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03/03/2014, 18:05
Parholl Hierroardiente

Parholl te miró ceñudo, en tu mano estaba sacar a relucir la negligente cabezonería de su hermano o taparla. Aunque con aquel gesto te estaba dando también a entender lo que él pensaba al respecto.

Si no lo había dicho aún, era porque tal vez quería ahorrarse el capón (con guantelete) que le propinaría la enana por responder en tu lugar.

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05/03/2014, 19:04
Trasus

Las familias eran algo hermoso, demasiado hermoso para él. Por eso Trasus no sabía de la suya desde hacía un lustro. Por eso, además, no tenía la menor intención de ponerse de parte de ninguno de los hermanos Hierroardiente, si podía evitarlo. Era responsabilidad de los tres enanos resolver sus propios problemas y limar sus propias asperezas.

—¿Y privaros de la oportunidad de lidiar con todos esos engendros tenebrosos por vuestra cuenta? —cuestionó, con fingida seriedad—. Creía que se consideraba una grave falta de etiqueta en la cultura enana.

Miró entonces a los dos supervivientes de hito en hito.

—Lamento la pérdida de vuestros compañeros. Sus espíritus fortalecerán la Piedra —aseguró, sin necesidad de fingir seriedad en esa ocasión —. ¿Se encuentra expedito el camino hacia esa cámara sellada?

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07/03/2014, 17:23
Sarkee Hierroardiente

Parholl soltó un largo suspiro de resignación pero no abrió la boca. Sarkee por su parte, miró al cielo (bueno, al techo de la caverna)

Claro. Porque nosotros somos de la nobleza... —resopló señalando hacia atrás con el pulgar. Estaba sudando y resollando como un caballo de carga pero parecía importarle un ardite—. Y sí, el mago estaba allá atrás cuando se montó la fiesta. La primera docena se la ventiló él solo como quien dice pero se estaba agotando. Como era el único al parecer capaz de abrir esa puerta, decidimos encargarnos nosotros del resto. Si vais a entrar, cuidado de no tropezar por el pasillo.

Park: Park recordará eso.

Parholl: Parholl recordará eso.

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11/03/2014, 01:27
Trasus

A Trasus, los engendros tenebrosos le resultaban mucho más interesantes que las cabezas de bastón, por mucho que fueran mágicas. Presumiendo que el hallazgo tuviera relación con el bastón que, según Park, buscaba Sila. Pero los engendros tenebrosos estaban muertos, y la anatomía no era su área de estudio, por lo que se disponía a hacer una visita al querido maestro, dejar que los guerreros se recuperaran y los hermanos se repartieran collejas.

—Una dama de tu belleza y carácter, querida, no necesita pertenecer a la nobleza para ser noble —sentenció, guiñando un ojo a la enana—. Voy a comprobar en qué anda metido Sila. Nos veremos más tarde.

Pasó entre Sarkee y el otro enano superviviente, dejando atrás a los demás, para que se ocuparan de los cadáveres, o descansasen, o hicieran lo que les apeteciese. A todos, salvo a una:

—Valérica, cielo, ¿vienes? —llamó a la maga.

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16/03/2014, 13:31
Sarkee Hierroardiente

Park te lanzó una mirada incendiaria pero por algún motivo cerró el pico. Motivo que, sabiamente dedujiste, era que acababas de salvar su pellejo de la solemne somanta de puntapiés por parte de la bota de Sarkee.

Descuida, hay que estar loco para querer pertenecer a la nobleza de Orzammar—respondió la enana por su parte, soltando una carcajada de buen humor—. Me siento más feliz con un hacha en cada mano y cuellos de engendro que rebanar a tiro.

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16/03/2014, 13:31
Bachiller Valérica

Valérica miró un instante al mayor de los Hierroardiente y esbozó una sonrisilla de autosuficiencia

Por supuesto—dijo antes de seguirte.

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16/03/2014, 13:31
Narrador

Os introdujísteis en el edificio.

Si algo tenían de particular los Caminos de las Profundidades era que, aparte de polvorientos y peligrosos, estaban oscuros, tremendamente oscuros... aunque los enanos habían hallado un método muy ingenioso para solucionar aquello: Lava.

No todas estaban operativas pero en la zona que había explorado vuestra expedición habías podido observar con fascinación sendas canaletas a ambos lados de los senderos, canaletas estrechas de un palmo que, en lugar de llevar agua como suele llevar una canaleta, lo que llevaban era la misma lava de las profundidades de la tierra. Aquello hacía el tránsito ya no sólo un poco menos helador teniendo en cuenta que estábais a tanta profundidad sino que lo iluminaba todo con un éxito más que notable. Por un momento te preguntaste si aquello continuaba funcionando conforme uno se adentraba más y más hacia las profundidades de los Caminos... ¿Podían los engendros ver en la oscuridad?

Fuera cual fuera la respuesta, era un sistema que no se mantenía en el interior de los edificios ya que los enanos jamás supusieron que sus thaigs iban a ser invadidos por una horda de criaturas de pesadilla. Los edifícios supuestamente se debían iluminar con las lámparas de aceite y las velas de toda la vida. Lámparas y velas que habían desaparecido por completo en aquél thaig abandonado por lo que tuviste la sensación de adentrarte en el mismísimo olvido. Aquel pasillo era tan oscuro que la negrura parecía sólida.

Justo cuando pensabas en salir afuera de nuevo a reclamar una antorcha, Valérica levantó una palma creando una esfera de luz blanca sobre ella. Las sombras producidas crearon un efecto teatral realmente tétrico en el rostro de los presentes (tanto en ella por el hecho de llevar capucha como en el qunari por el hecho de estar mirando aquel fenómeno con cara de quien mira a una aberración de otro universo)

Tras cruzar dos antesalas considerablemente grandes, empezaste a escuchar el murmullo de alguien que parecía andar pensando en voz alta. Pronto divisaste una silueta familiar, la silueta familiar de tu maestro Sila que parecía estar observando un pedazo de tablilla incrustado en el suelo y que en su día debió ser una especie de muro o mojón que había lucido algo. Lo estudiaba con absoluta "concentración acelerada", como si el tiempo fuese oro o algo así. Delante de él sólo había un espectador: la estatua de piedra tamaño natural de un enano que sostenía en alto un martillo de guerra.

En el suelo había otra media docena de engendros liquidados.

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16/03/2014, 17:02
Sila Tavarius

Valérica apagó la luz pues en la propia estancia el tevinterano había dejado suspendidos varios globos flotantes que iluminaban la estancia. La aprendiz no había querido ir abriendo la marcha sino que había preferido que se ocupasen de ello los enanos por si había alguna puerta que tirar a cabezazos... o algo así.

Algo debió escuchar Sila puesto que en ese instante se volvió hacia vosotros con un movimiento eléctrico, apuntándoos con su bastón de tal modo que sentiste que bien podían estar apuntándote con un arma de asedio.

Por suerte os reconoció.

¡Trasus!—exclamó con desconcierto. Aunque notaste también alivio—. Por las ocho esferas, ¿qué estás haciendo aquí? ¿Y dónde están Sarkee y los demás?

AL FIN puedo adelantarte... Dios que agonía.

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29/03/2014, 23:37
Trasus

Por alguna razón, todos los demás, con excepción de Sarkee y su compañero de fatigas, decidieron pegarse a su espalda y entrar en el viejo edificio tras él. La probabilidad de que un nuevo grupo de engendros tenebrosos apareciera allí era escasa, así que no les pidió que se quedaran atrás. Al contrario, los dejó pasar, para que le hicieran de escudos enanos, por si acaso.

Trasus estuvo a punto de tirarse al suelo cuando encontraron a Sila, en la tercera habitación del complejo, enfrascado en la observación de un fragmento de tablilla. El mago se volvió hacia el grupo, el ceño fruncido y el batón apuntando hacia ellos. Si no lo hizo fue porque su mente reconoció la futilidad de tal acción antes de que sus reflejos pusieran su cuerpo en marcha.

No hubo que lamentar más muertes —claro que, muerto Trasus, no hubiera tenido ocasión de lamentar muerte alguna; ni siquiera la suya—. Sila se dio cuenta de que no eran engendros tenebrosos y bajó el bastón. Su rostro adoptó una expresión de sorpresa y alivio cuando se dirigió a ellos.

—Mi trabajo, por supuesto —respondió Trasus—. Siguen fuera, descansando. Sarkee y otro, y uno más que llegó hasta el campamento. No sé cómo se llamaban, pero guardia enano uno y guardia enano dos debería bastar por el momento.

No preguntó al maestro por lo que estaba haciendo. Si no le había confesado el que, suponía, era el verdadero motivo de la expedición, no iba a tener reparos en seguir ocultándolo. Confiaba, sin embargo, en que el lugar en el que se encontraban fuera más abierto.

Lo primero que le llamó la atención fue la estatua. Los enanos solo hacían ese tipo de representaciones en honor a las figuras casi divinas de los paragones. Esculturas de tamaño varias veces superior a los de los modelos, talladas directamente en la roca de las cavernas. Eran parte de la Piedra, y ser modelados de ella era una muestra de respeto. La que se encontraba en la sala, sin embargo, era inusual, única hasta donde llegaba su conocimiento. Representando a nadie a tamaño natural.

—¿Alguna vez habéis visto una como esta? —cuestionó a los hermanos Hierroardiente sobre la curiosa figura. Quizás las casas nobles encargaran copias en bronce de las estatuas de sus paragones ancestros. O quizás es un enano transmutado en estatua.

Mientras esperaba la respuesta de los enanos, se agachó junto a la tablilla que tanto interés parecía despertar en Sila.

—Magister… portal —leyó las únicas palabras que permanecían legibles en su superficie—. No cabe duda que el conjunto es interesante. Necesito mucho más para comprenderlo, me temo. Si me explicas qué estás buscando aquí, Sila, es incluso posible que pueda ayudarte.

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01/04/2014, 16:18
Parholl Hierroardiente

No es un Paragon—dijo Parholl, confuso por el peculiar hallazgo—. Y ya no por el tamaño sino por... bueno, literalmente. No es ningún Paragon conocido, es simplemente la estatua de un enano cualquiera. ¿Qué demonios pinta esto aquí?

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01/04/2014, 16:32
Sila Tavarius

Intentaba averiguarlo, pero había demasiada presión en el ambiente—comentó Sila mirando ceñudo la tablilla mientras se mesaba la barba. El mago había suspirado con una mezcla de alivio y resignación al comprender que el peligro había pasado y que, pese a que algunos miembros de la expedición habían muerto, se habían salvado otros tantos—. Si hay algo que jamás asociaría con la magia, es un enano. Y si hay algo que asociaría con la magia nada más pronunciar la palabra, es un magister. Una combinación curiosa sin duda.

Se agazapó de nuevo junto a la tablilla, observando la superficie, aunque al parecer lo único que consiguió fué descifrar las msmas runas que tú.

—Obviamente es la clave de algo pero está demasiado dañada. Sin poder leerla me temo que he llegado a un punto muerto.

Supuestamente, aquí venía insertado un puzzle.

No obstante, vamos a echar mano del railroading anteriormente mentado en el off para unirte al grupo lo antes posible así que pido disculpas adelantadamente por la vagoneta en la que te vas a subir. Procuraré que no sea muy horrorosa... (Dios, me siento sucia recurriendo a este sacrilegio narrativo)

Por lo pronto, puedes rolear tú mismo el modo en que Trasus descubre que esas dos runas pueden pulsarse y que son las únicas conservadas en buen estado porque están encantadas. Al pulsarlas, iluminarán el resto que hay por toda la tablilla y podrá leerlas bien pero le da la impresión de que es una "sopa de letras". Están desordenadas sin ton ni son.

A partir de aquí, descubre que hay más que pueden pulsarse y que, al hacerlo, giran. Siguen un patrón y es que sólo lo hacen las que mencionan los nombres de las Gloriosas y Exaltadas Marchas. Finalmente, terminas haciendo que formen la silueta del Solar, el emblema de la Capilla. Puedes narrar lo que quieras también del extraño hallazgo.