Partida Rol por web

Despues de decidirlo a suertes, dejando el destino de vuestras vidas en manos de una sola moneda y el capricho del azar, algo no poco habitual en la sociedad en la que os encontrais. Decidis que es hora de dejar el libro en alguien que luego pueda devolver a las manos de su propietario en tiempos mejores ¿Pero quien?¿Y a estas horas nada menos? Curiosamente, la respuesta viene rapido, el "Gremio del Sagrado Viaje".

Eckhart, recordando algo que escucho hara tiempo ese nombre entre su corte mientras investigaba, aunque no era dificil, todo el mundo habia oido hablar de ellos, ya que habian sido una pieza fundamental en la guerra civil. En aquellos tiempos, donde las cortes se manejaban en un terreno plagado de rivales en una ciudad dividida entre bandas, solo unos pocos podian viajar por ella sin peligros, los miembros del gremio, o sagrados mensajeros si vamos a llamarles por su nombre formal, eran una Titulacion neutral que se encargaban de actuar como un servicio de correos para cualquiera que requiriera sus servicios. Si tenias que enviar un paquete o un mensaje a un conocido, pero no podias acceder a el o confiar en mortales, ellos se encargarian de que llegara a su destino seguro y sin intercepciones, ya se, siendo taboo atacarles en pleno servicio. Hay rumores sobre que cobran alto por sus servicios, pero algunos afirman que vale la pena, diciendo que incluso la corte de Invierno uso de ellos para transportar un cargamento de droga por la ciudad, los mas exagerados aseguran que con el precio adecuado, pueden ser contratados como asesinos, siendo el "envio" una prueba de la muerte del objetivo. Sea como sea, se diria que van mas alla de simples mensajeros o chicos de recados.

La direccion que Eckhart ha obtenido entre sus recursos, es la "golondrina azul", un motel alojado cerca del borde de la ciudad, junto a una autopista, alejado del centro y demas zonas urbanas, lo cual agradeceis, ya que en vuestro estado, lo ultimo que quereis es pasearos cerca las cortes, y que Verano os arreste para haceros pagar por lo de Luke. Quizas era intencionado, el lugar es bastante discreto y tranquilo, perfecto para hacer negocios fuera de ojos ajenos, quizas por ello residia vuestro misterioso Mensajero. O eso esperais, ya que nadie por aqui se muestra viniendo sin dobles intenciones. El ruido de parejas torturando colchones y compartiendo vicios, es ensordecedor

Os plantais delante de una puerta, la habitacion 3, donde esta vuestro objetivo. El timbre esta roto, con lo cables asomando y amenazando con quemaros a chispazos.

 Frente a la puerta estamos, llevando el libro y aun poco convencido llamo cuatro veces a la puerta.

Aun no me convence que esto sea una buena idea...

Caminaba por el lugar con paso tranquilo y seguro, su vieja espada dentro del abrigo largo por si había problemas, su paciencia en el filo de la navaja y la presión del tiempo en su hombro. Oía las palabras de Elías, y no pudo menos que sonreir, ¿Qué más podía decir ya? No mucho, realmente, pero era mejor que dejar un incómodo silencio. Si la muerte se acercaba en forma de Anora, Trueno, Jeremiah o incluso Dios que así fuera, pero no se rendiría manso, ya no era un convicto de los Otros, era un hombre libre, mejor aún, un hombre que ya no era un prisionero... Que sabía luchar por su libertad, y eso amigos mios, no se lo arrebatarían sin luchar.

- Hemos pasado el Umbral de Buena idea y Mala idea, con mayúsculas, ya todo se reduce a elegir el menor de dos males y rezar por que después de luchar veamos un nuevo amanecer. Has sido muy valiente involucrándote en esto, y ha sido un placer hacer equipo contigo... - Le dedicó una sonrisa ladeada de las suyas, como cuando pensaba y estaba en otro lugar mentalmente.- Espero que sobrevivas a todo lo que se nos avecina.

Al tocar la puerta, Elias y sus compañeros pueden oir tras la puerta, lo que mejor se puede describir, un coro de angeles dirigidos por el mismisimo Dios en toda su gloria, justo cuando el Diablo acaba de crear el primer pecado original, un fundamento filosofico que refuta su exitencia, y golpearle en la espinilla repetidas veces, al mismo tiempo.

Despues de unos segundos, la puerta se abre, y veis una mujer medio-adormilada echada sobre el borde de la puerta, mirandos con mala gana. Lo primero que os pilla vuestra atencion es que no lleva ropa interior, sino un bikini y una camisa blanca encima, no parece el atuendo ideal para dormir. Despues de eso su alta estatura y el color de su pelo, rubio, parece extranjera, quizas perteneciente algun lugar frio junto al mar. Y luego estaba su tatuaje...

-¿Disculpad, os puedo ayudar en algo?

Hay algo en los acentos de las personas, un acento marca murcho a la hora no solo de hablar, sino de comunicarse, y muchos idiomas habian sido apaleados con el acento de los locales, hasta crear idiomas diferentes que en su origen eran uno solo, y lo peor de todo, es que era contagioso, un americano que sabia ingles, podia ir a los lugares mas profundos de Inglaterra, y volver a America con algo inescrutable llamado "Ingles de la tierra madre". Si la mujer que estaba en frente vuestra habia estado en algun lugar, se podia saber que de su acento, que era un pais donde habian sustuido las cuerdas vocales por algo mas sostificado y potente, y ademas que no tuviera la mania de conformarse con solo un rango entre 80 y 1100 herzios.

Sin inmutarse por el sonido de la voz de la mujer (bien, quizá sí se inmutó un poco), Andrew esbozó la mejor de sus sonrisas, lo que no significa una sonrisa muy buena que digamos y respondió.

- Necesitamos hacer un envío... Sentimos lo intempestivo de la hora, pero ya sabe usted como son estas cosas... Er... ¿Señorita?

-Silence, Derelict Silence, por favor. Y si, ya se como son estas cosas, para mi desgracia.- Bostezo de mala gana mientras se llevaba una mano a la boca, o el viento resoplo con fuerza en una calida brisa marina, costaba notar la diferencia.

La mujer se dio media vuelta, entornando la puerta a medias para tener un poco de privacidad mientras registraba en sus cosas, aunque si estais atentos, por la rendija obteneis una vista de su espalda desnuda. Estaba tatuada por gran parte de ella, con lo que parecian plumas, formando un par de alas. Cada vez que parpadeais los ojos o apartais la vista de la imagen, se vuelve un poco distinta, cambiando el contorno y la posicion, si fuera posible, diriais que se mueven.

-Vale, aqui teneis.- Comento Derelict, mientras abria la puerta de nuevo con unos papeles en mano.- Estos son los formularios a rellenar, escribid en ellos vuestras solicitud, entregadlo mañana en la oficinas del gremio, los revisara el jefe maestro, y creo que para el lunes aceptaran vuestro paquete.- Dijo en un rapido tintineo, dandole los papeles a Andrew para que los cogiera sin mas, y pasando a cerrar la puerta. Diriais que esta como loca por perderos de vista- Bueno, un placer y todo eso, pero mañana tengo que madrugar. Asi que si me disculpais, me vuelvo...

No teneis hasta mañana para enviar el formulario, ni aun mucho menos el lunes para libraros del libro. Si quereis deshaceros de el, seria recomendable que eviteis que la puerta se cierre ante vuestras narices.

Muy probable que fuera una Perdida en el sentido faerico de la palabra, pero algo en su voz me llamaba la atencion. Sin mencionar el no apartar la mirada de su cuerpo en especial de aquel tatuaje.

La puerta estaba a punto de cerrarce, por lo que solo me abalance contra la puerta para usar mi cuerpo como traba. Este... siiii, vera...

Si hay una ley de la narrativa que marque el destino a los faericos, entonces las puertas habrian tenido su capitulo dedicado, y como Elias descubriria al intentar interponerse, y poner la manos entre el marco y la puerta, tenian cierta obsesion compulsiva con todo lo relacionado a dedos, sobre todo si estaban rotos.

Por suerte para Elias, el golpe no fue muy fuerte, solo lo suficiente para ponerle roja la piel de la mano, incluso el chillido asustado que dio Derelict fue peor que el propio golpe, los dedos se podian curar con el tiempo, de los timpanos no se habla tanto.

-!Lo siento, no estaba prestando atencion¡- Se disculpo como pudo, mirando arrepentida al joven.-Tengo un poco de hielo ¿Quieres que te lo traiga?

La mujer parece cansada, pero tambien la notas nerviosa y desconfiada. No ves que este asustada, pero si notas cierta impaciencia por largar de su puerta, al grupo de desconocidos que han llamado a su puerta sin previo aviso de madrugada.

Lobo decide quedarse en un segundo plano mientras llaman a la puerta del motel. Observa el lugar con curiosidad e interés a sabiendas de que nunca está de más conocer un poco el terreno por si surgen imprevistos aunque lo cierto es que no hay mucho que ver, no es gran cosa. Después se centra en la interesante mujer, que por una vez no parece tener aspecto demacrado o de cabrona empedernida, y su rostro se vuelve la viva imagen de la decepción en cuanto ésta se limita a tenderles un montonazo de papeles y formularios inútiles.

-Uff... sí, me temo que va a necesitar hielo, parece que puede haberse roto algún dedo...- exagera, evidentemente, pero lo importante es que eso les dé más tiempo para convencerla y por eso Lobo empuja sin muchos miramientos a Elias para que entre en la habitación en cuestión, aprovechando la pequeña ventaja de que la recién conocida "angelita" parece albergar algo de compasión y preocupación ajena en su interior, cosa bastante rara -Verá srta. Silence, la verdad es que no disponemos de tanto tiempo, nos urge bastante este envío... Si pudiera hacer algo por acelerar el proceso le estaríamos muy agradecidos- dice entonces con la sonrisa más encantadora que es capaz de componer. No se le dan mal ese tipo de gestos pero sabe de sobre que la mujer que tienen delante tampoco es precisamente normal.

Mientras los demás tratan de convencer a la tal Silence para que nos acepte el paquete esta noche, yo cojo los formularios y los voy rellenando como buenamente puedo apoyándome en la pared para escribir. Cuantos más problemas tengamos resueltos, mejor.

La cara de Silence parece descompuesta cuando el grupo entra en su cuarto, arrepentida de haberse ofrecido por un momento, pero lejos de echaros, decide callarse las quejas e ir a la mini-nevera, a rebuscar entre las bebidas.

La habitacion parece la tipica de un motel, baño, tele, cama y, si tienes suerte, un maldito aire condicionado que funcione. Y aunque esta algo desordenada con alguna otra prenda de ropa y otra cosa mas, no habia nada interesante a excepcion del pequeño escritorio echado a un lado junto la cama. Hay un pequeño trofeo, junto el marco de una vieja foto, un hombre con barba poblado al lado de una pequeñaja rubia sujetando un pez enorme, o un pez enorme aplastando una cria, es dificil notar la diferencia.

-Aqui tienes.- Dijo dandole con cuidado a Elias, un pequeño pañuelo rodeando un par de cubitos.- Mirad, no se lo que os han dicho por ahi, pero son falsos rumores, ya no hago mas ese tipo de envios "urgentes".- Hablo seriamente, mientras fijaba la vista a Lobo, intentando parecer firme.- Ya no estamos en tiempos de guerra, y los miembros del gremio no podemos hacer envios sin el consentimiento del jefe y asegurarnos de que sean legales. La ultima que vez nos despistamos, se produjo aquel  "accidental" envio de aquel paquete que sonaba como un reloj a la oficinas de Verano, y desde entonces no nos han dejado pasar ni una.

Mientras Andrew sigue con el formulario, aunque, ahora que lo esta rellenando, la palabra "test" vendria a ser mas cierto.

"Por favor, rellene e indique en las siguientes casillas, cual es la motivacion del envio:

[]Negocios

[]Placer

[]Desprension de bienes materiales

[]Declaracion de guerra

[]No tengo motivaciones en la vida."

Echa un vistazo al "test" de Andrew, al escote de Silence y vuelve al "test" con un suspiro:

- Con eso si que quedaba yo en silencio... - Dijo por lo bajo, antes de seguir en tono normal.- Erg... Andrew, recuerda que empezó siendo una declaración de guerra, que pasó a ser un negocio, nos ha llevado a desprendernos de un bien, no nos queda más motivaciones en la vida y si ella nos hace el favor del envío y un strip tease para mí, será un placer. - Sonríe.- No te lo tomes a mal, Silence, es de modo amistoso.

-¿Un strip-tease?¿Para ti?- Pregunto Silence mirando con una ceja alzada al oscuro.- Ni en tu sueños, "amigo".

Aunque se habia negado, su tono vibrabra con una pequeña melodia de campanillas y sonreia disimuladamente. No parecia ofendida o disgustada por la idea de Ekchart, que en otra ocasion podria haberle costado una bofetada, de haberlo hecho con menos gracia.

-Podria...podria haceros este favor, quiero decir, por uno mas, nadie tiene que enterarse y no creo que vaya provocar una guerra en Miami ¿No?- Dijo no muy convencida, apartando la vista hacia un rincon, pensando o recordando dentro de si.- Pero a cambio, necesito que vosotros me hagais otro por mi, uno grande, pero algo me dice que vosotros se os da bien este tipo de cosas. Necesito que encontreis algo por mi...- Se acerco hasta donde estaba el trofeo, y lo cogio entre sus manos.- Mejor dicho, a alguien.- Se corriguio a si misma, con el sonido de una cuerda rompiendose.

Lobo abre los ojos de par en par, observando a Eck entre desconcertado y sorprendido tras un comentario que bajo su punto de vista no venía al caso. Aún así parece ser que por suerte le ha caído en gracia a la mujer así que por una vez han tenido suerte -Ya estamos... ¿qué pasa con los favores desinteresados?- chasquea la lengua entre frustrado y molesto. Está claro que por mucho aspecto de angelito que tenga todos los Perdidos acaban siendo igual de interesados. Al final hasta resultan repetitivos.

-Bueno si se trata de una mole de cinco metros que tiene como afición machacar a quién le visite olvídate de eso. Si es alguien más normal supongo que tenemos un trato- fiarse a estas alturas de las peticiones de los demás sería absurdo así que primero decide esperar a que les cuente algo más sobre ese "alguien".

-Este es el favor desinteresado.- Replico la mujer de manera cortante.- Si me haceis este favor, no solo os hare vuestra entega urgente, sino que ademas no os cobrare dinero por el trabajo. Mejor oferta, no puede haceros. Ademas, no es un tipo peligroso, es solo...Bueno, digamos que ultimamente ha estado en mala compañia.- Suspiro con un suave triste nota de flauta.- Era mi amigo, un marchito llamado Ceryl Kingfisher que me ayudo a escapar de Arcadia, trabajaba para la corte de Invierno, bajo orden directa de Jeremiah, aunque nunca me dijo exactmante que hacia, solo que era ilegal. Hara ya mas de medio año, le ocurrieron una serie de extraños eventos durante una semana, luego...- Derelict dejo el trofeo, dando un golpe seco sobre la madera que retumbo por el cuarto.- Desaparecio, sin dejar rastro.

Eckhart estaba asintiendo lentamente hasta que entendió la frase completa. Un amigo desaparecido... ¿Estaría conectado esto con Lancelot? Seguramente no, pero no estaba de más preguntar el nombre del tipo. Además, si se ofrecía a hacerles el trabajo sucio, puede que más y gratis, ¿Quienes eran ellos para quejarse? Total...

- De Perdidos al Río, nunca mejor dicho. - Dijo para sí. Luego miró a Silence y respondió.- Encontraré a tu amigo y tú nos harás este favor tan especial. ¿Ves? Aqui todos somos amigos... Puedes confiar en nosotros. Ah! Y me llamo Eckhart.

Examino el test. Estaba a punto de marcar "declarar la guerra" cuando Silence dice "no creo que vaya a provocar una guerra en Miami". Leñes. En su lugar marco "no tengo motivaciones en la vida". Luego me rasco la sien con el bolígrafo. Si nos va a hacer el traabajo gratis, no creo que necesite que rellenemos el formulario, o lo que quiera que sea esto ¿no?

- Yo también soy de la corte de invierno, casi todo lo que se hace ahí es ilegal... ¿Qué eventos extraños le ocurrieron?