Partida Rol por web

  Un tanto atemorizado, el bardo se adentró en el abandonado edificio. Sin ni siquiera un mísero puñado de trigo que moler, estaba claro que no iba a hacer uso del molino y al parecer, las personas que allí encontró tampoco. Al ver al anciano, el bardo pareció entender que nada malo podía sucederle y Rivoel escuchó con atención el discurso del alcalde. Al principio mostró cierta desconfianza, mirando hacia todos lados esperando el mortal  asalto de algún asesino. Pero conforme se iban sucediendo las palabras y explicaciones, la desconfianza del bardo fue desapareciendo. No fue hasta que el anciano regente terminó toda su explicación, que el carismático y educado Rivoel, haciendo una elegante reverencia, empezó a hablar en los siguientes términos: Estimado Bontier Almadura y acompañante, para mí es un placer conocerle. Mi nombre es Rivoel Docanto y le hablo en nombre del grupo de aventureros al que pertenezco, LOS COMPAÑEROS DE LA PLUMA BLANCA  -pronunció el bardo solemnemente mientras con un elegante gesto dejó entrever por un momento la pluma blanca que poseía- Le agradezco enormemente la información que me ha facilitado. Por lo visto han tardado menos de lo que usted piensa en ofrecernos ese trabajo. Y a decir verdad, está muy bien pagado. Pero no ha sido El Puma, sino  Vizco el semiorco ¿ Qué sabe sobre él?

~~el alcalde arqueó las cejas para responder -Ese semiorco es un malnacido, ejerce el orden en Qark mediante el miedo y la intimidación. Es pagado y tiene el beneplácito del Puma para mantener el pueblo bajo su sometimiento y vigilancia. Pero sin el puma, ese Vizko no sería más que un cachorro asustado que saldría corriendo del pueblo inmediatamente..

Entiendo entonces que Vizco ha hablado en nombre del mismísimo Puma...

Nos complacería mucho poder ayudarle a liberar a Qark del yugo al que El Puma les tiene sometidos. Sin embargo hay algunos detalles más que me gustaría conocer. ¿Por qué nadie ha podido acabar con El Puma todavía? ¿Qué le hace pensar que nosotros podremos hacerlo? En caso de que como dice,  tengamos una oportunidad ¿Cómo reconoceremos al verdadero Puma si por lo que sé nadie lo ha visto? Además no creo que esté sólo. Seguro que tiene hombres fieles junto a él que lo defienden, a parte de la mascota que por lo que cuentan siempre le acompaña…¿Cuántos son? ¿Tienen algún líder destacado aparte de Vizco? ¿Les conoce alguna debilidad que podamos aprovechar?  Y si consiguiéramos acabar con él ¿Sus seguidores en Qark no buscarían venganza y nos matarían posteriormente?  ¿Tiene pensado algún modo para ponernos a salvo? ¿No sería mejor capturarlo y llevarlo ante el mismísimo Randal? ¿De qué manera podría vos ayudarnos en ese cometido? ¿Qué está dispuesto a prestarnos para asegurarnos la victoria contra El Puma, algún objeto, arma o artefacto que podamos utilizar contra él, magia quizás…? Porque no vaya usted a pensar que somos unos héroes consagrados  que hemos salido victoriosos de mil batallas… más bien somos principiantes en eso y cualquier ayuda que nos ofreciera sin duda sería vital para poder terminar con el sagaz y cruel Puma.
Y refiriéndonos ahora al trabajo de la limpieza de la mina ¿Qué clase de bestia debemos derrotar?  ¿Tendríamos que adentrarnos mucho en la cueva, días enteros quizás? ¿Qué papel juegan esos orcos aquí, por qué no han acabado ellos con la bestia o la bestia con ellos? ¿Conocen al líder de los orcos y saben cuántos son?
En caso de que todo fuera  bien y saliéramos victoriosos de la mina, seguro que lo hacemos llenos de heridas y seríamos incapaces de poder derrotar ni a media docena de corderos ¿Podría ofrecernos algún modo de poder recuperar nuestras heridas para así poder enfrentarnos a El Puma en condiciones?
Créame que no le pido estas cosas por interés ni egoísmo, sino porque sinceramente creo que lo que nos pide es una noble y necesaria empresa, pero que no tiene término medio. Será la vida de El Puma o la nuestra. Y si es la nuestra, quizás tarde en tener otra oportunidad de encontrar a un grupo de aventureros lo suficientemente locos como para enfrentarse al líder del gremio de ladrones más temido de todo Daggerdale.

El bardo escuchó con atención las respuestas que el alcalde le iba dando  y cuando obtuvo de sus palabras la confianza suficiente Rivoel añadió:
Verá buen hombre, créame si le digo que  lo que pide es una noble y justa empresa y que sin duda nos encantaría poder ayudarle. Pero como podrá adivinar nosotros no hemos venida a Qark por este motivo. Vamos tras un objeto de gran valor para nosotros y que en su búsqueda, una pista nos ha traído hasta aquí ¿Podría usted decirme si alguien aquí es conocido por poseer una insignia en una preciosa daga bañada en oro? Le aseguro que si nos ayuda a conseguir lo que andamos buscando  podrá pedirnos lo que desee… Seríamos capaces de matar a El Puma y a diez más como él si fuera necesario… 

La conversación se daba con afanes entre ambos interlocutores mientras el mediano seguía observando inquieto.

-Al puma nadie lo ha podido derrotar porque nadie ha podido dar con él, es muy meticuloso con sus cosas y siempre tiene cuidado cuando actúa. Se le reconoce fácilmente por su piel morena y u acento sureño, como bien dices siempre está con su mascota, un puma negro. Confío en que ustedes puedan acabar con él porque es la única opción, es nuestra única esperanza. Solo es aguardar el momento indicado para poder lanzar el golpe. Nadie sabe cuantos son exactamente, algunos trabajan directamente para él y otros simplemente se les paga por información, también contrata mercenarios de vez en cuando para tareas más complicadas.

Con su muerte, sus seguidores de confianza se pelearán entre sí por el poder y cuando terminen, habrán quedado tan débiles que mis hombres de confianza podrán lidiar con ellos, al menos eso espero. Si logran capturarlo y traerlo con vida, pagará por sus actos ante el mismo Lord del Valle, pero no creo que se deje coger con vida, pienso que preferirá morir antes de pagar por sus atroces crímenes.

En cuanto a la ayuda, bueno, quizá tenga algo guardado en algún baúl, objetos valiosos de mis épocas como consejero y que ya no utilizo, una espada debo tener y algunas pociones, las puedo dejar aquí mismo en el molino, en este lugar oculto. -Dijo señalando una piedra de la pared que estaba suelta. -Y es que después de esta noche no quiero que me vean con ustedes, las cosas estarán allí mismo desde mañana al ocaso a cambio de tener su palabra, señor Rivoel. Es un precio pequeño para pagar por este favor tan grande que le harían a este buen pueblo, le pagaría con algunas monedas también, pero no creo que pueda reunir más de 800 monedas de oro en total, la mayor parte del dinero ganado van para los bolsillos de ese rufián.

En cuanto a la mina, es una bestia negra la que habita en el interior, verás, eso solía ser un puesto de avanzada de los Enanos del antiguo imperio de Tethyamar, pero empezaron a excavar y encontrar vetas de plata debajo. La mina no es muy grande aunque parece un laberinto, la bestia negra duerme en su lecho, en el lago subterráneo. No creo que tarden más de un día en dar con ese bicho. Desconozco si los bichos y la bestia tienen algún tipo de pacto o si están en constante guerra, solo sé que los orcos existen en el puesto de avanzada y que la bestia habita debajo, en la mina, se desconoce el número de orcos, pero los exploradores y rumores hablan de docenas que salen cada ciertos días de cacería en los alrededores.

Es muy noble lo que dices, Maese Rivoel, si están dispuestos a arriesgar sus vidas, el pueblo de Qark estará eternamente en deuda con ustedes. Nuestra esperanza descansa sobre su lecho.

A medida que conversaban, Rivoel analizaba los gestos y palabras del Alcalde, parecía estar diciendo la verdad, fue cuando Rivoel se aventuró a preguntar lo suyo.

"Verá buen hombre, créame si le digo que  lo que pide es una noble y justa empresa y que sin duda nos encantaría poder ayudarle. Pero como podrá adivinar nosotros no hemos venida a Qark por este motivo. Vamos tras un objeto de gran valor para nosotros y que en su búsqueda, una pista nos ha traído hasta aquí ¿Podría usted decirme si alguien aquí es conocido por poseer una insignia en una preciosa daga bañada en oro? Le aseguro que si nos ayuda a conseguir lo que andamos buscando  podrá pedirnos lo que desee… Seríamos capaces de matar a El Puma y a diez más como él si fuera necesario…"

En ese preciso momento, el mediano se sobresaltó y corrió hacia el alcalde -Alguien viene, debemos irnos de inmediato.

El alcalde asintió y se dirigió a toda prisa a una trampilla secreta, escondida entre sacos de trigo y barriles, quizá fue por ahí desde donde entró. -La daga de oro es un objeto muy común entre los hombres de confianza del Puma, los maleantes que trabajan directamente para él, poseen una! Después de acabar con el puma, yo podré ayudarles en cualquier cosa que necesiten, se los prometo.

Finalizó diciendo cuando la mitad de su cuerpo ya estaba bajando las escaleras bajo la trampilla. -Y por favor, no intenten seguirme, no se aventuren en este túnel y no lo utilicen nunca, se los pido!

Siguió avanzando y desapareció  toda prisa, el mediano lo siguió.

De inmediato, Rivoel sintió un escalofrío que le recorrió el cuerpo. Tomó aire y salió fuera del edificio, si algún enemigo se aproximara, era mejor estar afuera, donde sus compañeros y vigilantes pudieran verlo.

Al salir del complejo, viste un par de sombras, una mediana y una pequeña, de inmediato supiste que los que se aproximaban eran sus compañeros y el mediano los había visto, aún cuando intentaban ocultarse en las sombras...

Esperaron un rato y la poca paciencia del Drow lo conllevó a acercarse al edificio para saber que pasaba, entre las sombras intentaban ocultarse mientras se acercaban al edificio con la intención de saber que pasaba allí adentro, pero justo antes de alcanzar el molino, una figura salió del molino, una figura conocida.

 -Vámonos ya a la posada, aquí no hay nada más que ver.

El cielo empezaba a aclarar mientras los compañeros esperaban en un intranquilo sueño a Rivoel y compañía.

Sonó la puerta de la habitación: Los que habían partido habían regresado intactos, era hora de compartir lo que había hablado con el Alcalde de Qark.

Rivoel entró en la habitación. Parecía algo nervioso, pues en el rostro no se le reconocía su  semblante alegre de siempre. Pronto sabrían por qué. Iba a empezar a hablar cuando paró por un momento, se acercó a la puerta, la abrió y se asomó al pasillo para asegurarse de que ninguna oreja indeseable les escuchaba. El bardo volvió a su sitio y tras carraspear un poco  pronunció en voz baja:

   Compañeros de la pluma blanca, si no me ha mentido, cosa que no creo, acabo de verme con el alcalde de Qark, Bontier Almadura es su nombre. Fiel a la familia Alba desde bien joven, sirvió a los padres de Randal primero y después a él durante la ocupación Zhent. Por sus servicios y fidelidad fue recompensado con el cargo que ocupa aquí en Qark, aunque para él es más un castigo. A pesar de eso será fiel a los Alba mientras viva.

Me ha contado lo poco que sabe sobre El Puma. Que es moreno de piel, con acento sureño y va siempre acompañado de su feroz puma negro. Ejerce un gran poder en Qark atemorizando a sus habitantes y valiéndose de su poder para controlar gran parte de la riqueza que aquí se genera.Se rodea de la peor calaña para cumplir sus planes, que no son otros que hacer y deshacer a su antojo con crueldad todo lo que en Qark sucede. También me ha dicho que es muy inteligente y que a pesar de su maldad, es un hombre de palabra…
Vizco es uno de sus secuaces, un títere a las órdenes y deseos de El Puma. Tiene su beneplácito y le paga para que se encargue de tener a toda la población atemorizada con sus amenazas e intimidación, para poder así vigilar y someter a todo el pueblo. Pero sin el Puma, el semiorco no es nadie.
La organización es amplia y El Puma tiene varios hombres de confianza que suelen distinguirse con una daga bañada en oro.  Aunque si no fuera por él, se matarían entre ellos, pues rivalizan por ser su antecesor.
Sobre la mina de plata de los orcos tan solo sabe que no es muy grande, pero parece un laberinto. Está habitada por decenas de orcos que ocupan una antigua fortaleza enana y debajo, en un lago subterráneo, habita la conocida como bestia negra, de la que nada más me ha podido decir.

Rivoel dejó de hablar y tras tomar  aliento dijo 

Tan solo quiere de nosotros que acabemos con El Puma. Sencillamente, que lo matemos, nada más... 
 

Y tras respirar un poco el bardo prosiguió

  Supongo que gracias al mediano que le acompañaba, el que me entregó la nota, ha podido saber que nos ofrecerían el trabajo de limpiar la mina. El hombre tiene el convencimiento de que si aceptamos, bien antes de entrar o bien al salir, nos veremos con El Puma. Nadie más tendrá la oportunidad de tenerlo tan cerca. Por eso nos suplica que aprovechemos cualquiera de esos dos momentos para acabar con él. Está seguro de que una vez eliminado, sus secuaces se matarán entre ellos por obtener el poder. Además nos ayudará en todo lo que le pidamos. Nos recompensará con unas 800 monedas de oro y su lealtad eterna. Y nos ayudará en este cometido  cediéndonos algunas pociones  y su espada, que ya no usa porque su edad ya no se lo permite.
Y bueno creo que eso es todo  ¿ Qué me decís? Tenemos que hacerlo , verdad....?
 

El oscuro se quedó en silencio unos segundo. Claramente Vizco era un secuaz, lo pudo ver desde que se le enfrentó. Un hombre de ley no era tan altivo y además que un hombre de sus característica y pasional no se templa o controla. Eso sólo lo hacía el miedo... El puma tenía que ser un digno rival, poder intimidar a tantos secuaces y mantener orden a semejantes malhechores...

El drow se quedó unos segundos callado, esperó que hablase Códice. Le interesaba escuchar su opinión. Aunque era tan asqueroso como los orcos, a menudo poseía reflexiones interesantes. Eso es lo que le hacía ganar su respeto.

Un ronquido como un trueno procedente del camastro del hermano Códice informó a Fewynh de que su espera sería en vano: como Códice ya había explicado durante los viajes del grupo y como, por lo demás, todos sabían por cultura general, la práctica de la magia -incluso por parte de los clérigos y druidas- era algo espiritualmente agotador, por lo que el fraile necesitaba seguir tan a rajatabla como pudiera un régimen de sueño bastante estricto si quería poder usar sus poderes. No obstante, previendo que el grupo querría discutir la información obtenida por Rivoel tan pronto como este volviera, Códice había explicado brevemente sus opiniones antes de que los responsables de esta misión se fueran, empezando por dejar claro que entendía que, cuando volvieran, tomasen decisiones sin él: "¡Nuestra empresa es demasiado importante y urgente para esperar a que me despierte!", había exclamado imprudentemente.

También había comentado lo que esperaba que Rivoel pudiera sacar de su cita, si es que no era una trampa: información sobre las lealtades de la “fuerza del orden” Kraum, información sobre la verdadera situación de la mina y su peligrosidad, información sobre el libro y algún compromiso de ayuda por parte del alcalde. De todo aquello, ciertamente habían descubierto la verdad sobre Kraum y cierta información sobre la mina, además de obtener la ayuda del alcalde. Adicionalmente, ahora sabían mucho más sobre El Puma, su organización y el alcalde, cosa que obviamente Códice celebraría cuando se lo contaran. Sin embargo, como se había ocupado de dejar bien claro, nada era tan importante como encontrar información sobre dónde está el libro y pensar un plan para hacerse con él. Era cierto que cualquier hombre honrado en su situación debería ayudar al alcalde, pero... ¿De qué servía matar al Puma si mientras tanto el libro partía hacia las manos del brujo Ighnomer? Cuando Códice se despertara y descubriera que no habían avanzado en este aspecto, se iba a sentir ciertamente apenado.

Tras la larga exposición del bardo, se hizo un silencio en el que cada uno ordenó sus pensamientos, hasta que pococ a poco todos fueron poniéndolos en común.

Rivoel intuía que el libro había pasado por las manos de El Puma y que o bien estaba en su poder o ya lo habría vendido a algún coleccionista o ricachón. Eso si no lo había robado por encargo para el brujo. En cualquier caso le parecía imprescindible hablar con El Puma para averiguar el paradero del libro y parecía condición indispensable para eso aceptar el trabajo. Pero A Rivoel le incomodaba mucho la idea de cumplir con los deseos del alcalde, pues dentro de sus pensamientos nunca estaba el de  matar a alguien y menos a sangre fría. Pero por lo que le había contado el alcalde sobre El Puma, era mejor que gente como él no existiera, porque era un criminal que tenía atemorizados  a todos los ciudadanos de Qark a base de intimidaciones y amenazas que a veces cumplía para demostrar su poder. Así que si alguien se atrevía a enfrentarse a él, Rivoel le ayudaría a conseguirlo.

Después se quedó a  escuchar las opiniones del resto de compañeros y resolvió algunas dudas o preguntas que surgieros sobre la información obtenida en el encuentro con el alcalde. Tras eso el semielfo se acercó al pueblo y  se mezcló entre los lugareños en busca de historias sobre la bestia negra que habitaba la mina de plata de los enanos. También intentó dar con alguien que vendiera telas y botellas de vino, por si tuviera relación con los asaltantes del carro. Justo para comer volvería a reencontrarse con sus compañeros para ver si  habían decidido algo  y acercarse a por las pociones si es que  iban a ser necesarias.

Antes de la hora prevista para la reunión, todos se levantaron y Morgan no fué una excepción; cuando marcharon no volvió a la cama, si no que se pertrechó con sus armas y abrió la ventana de la habitación. A pesar de no estar enfocada en la dirección adecuada esperaba que de haber jaleo le llegase al sonido y poder llegar a tiempo. Por suerte nada ocurrió hasta que un sonido en la puerta hizo girar la cabeza a la mestiza, por ella entraron los tres que habían partido. Formaban un grupo extraño, una mediana tan curiosa como solo lo puede ser un mediano; y dos elfos, uno de piel negra y larga cabellera blanca y el otro de cabellos negros y piel pálida, tan opuestos como la noche y el día.

En cuanto hubo comprobado que estaban 'a solas', el bardo les relató lo que había hablado con el alcalde y ella guardó silencio rumiando sus palabras - Hombre de palabra... - eso era un dato muy importante, a lo mejor podían sacar provecho de su 'honor'. Que Vizco era uno de sus secuaces, había saltado a la vista de todos desde el primer momento, nadie se autodenominaba 'la Ley' en un pueblo controlado por un cazique sin el consentimiento de éste. - La daga es de uno de sus hombres de confianza, me pregunto cuánta confianza le merecería si supiese que va por ahí haciendo encargos y delatándose a él y a toda la organización - El siguiente punto fué mas peliagudo, decenas de orcos no serían fáciles de abatir y mas si el lugar era como un laberinto en el que ellos sabían moverse; definitavamente, lo de purgar la mina quedaba relegado a un plano muy lejano - en otro momento -.

- ¡TAN SOLO! Menos mal que solo quiere que acabemos con el hombre que estará mejor custodiado de todo el lugar, si llega a querer la cabeza de un dragón... - Meneó la cabeza y se quedó pensando en cuál era el siguiente paso a dar.

- Mi opinión es que le deberíamos pedir a Vizko una cita con el Puma, la excusa se la dejo pensar a Rivoel, - sonrió levemente y los dientes de su mandíbula inferior fueron claramente visibles dándole un aspecto... extraño en el mejor de los casos - y una vez en su presencia le decimos que dentro de su organización hay alguien que lo ha traicionado y lo quiere derrocar; no ganarse su favor, si no sustituirlo. La información de quién es, a cambio de información por su parte, es un trato justo. Por supuesto, nuestro enfoque es que ese alguien dejó la daga aposta para llamar la atención sobre este lugar, quien no tenga la daga es el que busca 'su sillón'; nuestro interés por el libro es porque somos enviados de la familia Bosque... bosqueloquesea, nada mas nos importa.

Y calló, había hablado demasiado y tampoco las tenía todas consigo con el plan, pero las alternativas que se le ocurrían la llevaban a dos lugares: o con sus huesos dando contra el suelo y la vida escapando de sus dedos prematuramente, o perdiendo el tiempo matando orcos, que era un buen deporte, pero les hacía llegar demasiado tarde para recuperar el libro y se desataba lo que tenían que impedir que se desatase.

No creo que haga falta pedirle ver a El Puma. El alcalde está convencido... por algo será... de que si aceptamos el trabajo nos llevarán ante él.

El hermano Códice permaneció dormido mientras sus compañeros discutían qué hacer a continuación. Incluso siguió durmiendo durante la mañana, mientras sus compañeros llevaban a cabo sus investigaciones: necesitaba ese descanso y así se lo había explicado a los demás antes de acostarse. Esperaba que lo entendieran. Su intención era despertarse para el mediodía, cuando podría reunirse con todos los demás y ponerse al tanto de lo que había conseguido Rivoel por la noche, de lo que habían decidido juntos y de los avances que realizasen por la mañana, si es que hacían alguno, así como dar sus opiniones al respecto.

Después de comer, Códice planeaba preguntar con tacto al posadero "dónde podría un tipo aficionado a los libros encontrar algún viejo tomo sacado de las minas enanas o cosa semejante" y emplear toda la tarde en seguir las pistas que consiguiese.

-Ohh vaya, esto cada vez está más enredado -Mucitó por lo bajo el mediano -Sin embargo, sigo en la posición de viajar a primera hora con Lance con rumbo a cataratas de la Daga.

La idea de tener tantas monedas al alcance le hacían reconsiderar la opción de quedarse, pero prefería tener pocas monedas en su bolsa de cinto y conservar la cabeza, que ser un cadáver adornado de monedas. Todo ese asunto le traía muy mala espina y sí lo hizo saber varias veces, aún cuando cayera en oídos sordos. ¡Malvados pidiendo ayuda para liberar una mina y gente buena rogando por el asesinato!, El mundo cada vez era más loco y Benen prefería enfrentarse a ese mundo solo.

Completamente solo.

El cielo aún permanecía oscuro, parecía como si nunca fuera a asomar el sol por el Valle mientras discutían con respecto a lo que había hablado Rivoel con el Alcalde y el paso a seguir. Códice permanecía inmovil, arrojando ronquidos voraces y el cuerpo de todos los héroes empezaba a pasar factura, el viaje había sido agotador y no habían descansado aún.

Decidieron dormir un rato y discutir al siguiente día, cuando la mente y el cuerpo estuvieran más frescos.

Las horas transcurrieron en un tranquilo y cómodo sueño reparador, todos, incluyendo Lirian durmieron como un dragón en su guarida.

Era cerca de la solana (mediodía) cuando empezaron a llegar uno a uno a la sala común, allá ya estaban el tabernero y sus ayudantes haciendo labores cotidianas.

Mientras comían el mismo caldo de la noche anterior acompañado de pan rancio y queso, dio lugar a una emotiva despedida entre el grupo que quedaba en Qark y los que partían (Lance y Benen), les había cogido el día, pero estaban determinados a llegar cuanto antes a Cataratas, ignorando las advertencias y consejos de esperar al siguiente día para viajar.

Cuando la despedida terminó y la pareja había marchado en dirección de oriente, el tabernero se acercó a la mesa de aventureros y con su peculiar voz les habló.

-Mu' temprao en la mañaá se acercó la Ley, dijo que no poia reunirse ehta noche con ujtedes, que tenía ajuntos que atender. Como buena fe, lej dejó pago laj tres comidas de hoy y la noche en la pojada, mañana vendrá temprao!

El sol se posaba aún en lo alto del cielo y todo indicaba que ese día no daría lugar a la reunión, tenían el día libre para hacer lo que les pareciera, buscar información, infiltrarse en los pumas o ir de paseo a las montañas a cazar gigantes. Era su decisión, aunque viendo como los forasteros eran tratados, lo mejor sería permanecer unidos y quizá fuera mejor no salir en todo el día, pero son aventureros que viven de aventuras ¿No?, lo que vayan a hacer es su decisión....... y su turno!

El elfo callaba ante los comentarios de Morgan. Se daban muchas cosas por supuesta y sus rivales podrían ser más peligrosos de lo que se temían, necesitaban mucha información. Quizás pudiera echar un ojo por el pueblo, explorar y ver lo que allí se cocía. Su mente no dejaba de pensar en Y si...
Y si el PUMA era un orco y si su intención es controlar la mina y el libro que allí se esconden?
Y si el PUMA no sabe donde esta el paradero del libro y se lo revelan de una forma torpe?
Y si los orcos que quiere limpiar Vizko son el PUMA y sus amigos convirtiéndose así en el líder?
Y si...y si... y si...
Su cabeza no dejaba de contemplar todas las posibilidades mientras bebía y comía. Su rostro se encontraba como una estatua, serio y mirando al infinito. Se rascó la cabeza, se cepillo su pelo y dijo Me voy... en un tono casi inaudible luego hizo unos signos a  ladfiena que nadie entendió excepto ella. 

Si quieres acompáñame

Mientras el grupo hablaba Ladfiena se entretenía mirando las sombras o mas bien la falta de ellas, por algún motivo desde que rezo a la luna todo estaba mucho mas iluminado, menos sombras, menos oscuridad, incluso se atrevería a decir que no había oscuridad, no como la conocía, le parecía extraño, pero le gustaba.

Cuando Fewyhn salió de la estancia ella asintió y corrió detrás suyo ¡¡hasta luego!! dijo alegre como solo ella sabía

Había dormido como cuando era niño, de un tirón y sin levantarse en toda la noche ni siquiera para mear. Cuando abrió los ojos pudo percibir por la intensidad de la luz en su costosa habitación que el sol se encontraba alto en el cielo. Bueno, con lo que me ha costado dormir aquí, bien vale aprovechar la cama hasta estas horas... - Pensó al incorporarse para lavarse en la palangana y quitar las legañas de su hinchada cara, marcada con los pliegues y las costuras de los remiendos de las sábanas de lino. Vació su vejiga en la bacina que se hallaba bajo su cama y abrió las ventanas para ventilar la habitación de los gases que le sobraban en el cuerpo y que no había tenido más remedio que expulsar. Una vez equipado con todas sus pertenencias, que no eran muchas, todo hay que decirlo, salió de la habitación sin otra cosa en mente que llevar algo sólido a la boca. 

El sonido de su caminar pausado descendiendo la escalera y un par de bostezos, los cuales permitían distinguir su campanilla desde más de diez yardas, fueron la presentación matinal que Lirian dedicó a todo aquel que se encontraba  en el salón comunal. El ver a casi todos los aventureros que había conocido la noche anterior ocupando la misma mesa donde habían conversado, se alegró en parte, ya que eso significaba que el trabajo en las minas, y más concretamente la recompensa, aún estaba al alcance de la mano. Aliviado por el hecho de que el drow se alejase y tras él la inquieta mediana que tan nervioso le ponía, se acercó tímidamente a tomar asiento. Asió con sus sudorosas manos una silla por el respaldo y la retiró de la mesa con sumo cuidado evitando llamar demasiado la atención. Como prácticamente no los conocía y viendo que algunos levantaban la mirada al verle llegar, no le quedó más remedio que saludar. - Bu bu buenos días. - Dijo dedicando la mejor de sus sonrisas. ¿Haaan descansado?. 

Aprovechando que el posadero se había acercado a informar de que La Ley no se reuniría con ellos esa noche, señaló con la mano un plato de sus compañeros de mesa dando a entender que quería lo mismo. Ya que no parece que haya nada mejor... - Por otra parte la noticia no le sentó demasiado bien teniendo en cuenta que sus ahorros se esfumaban al ritmo que Orejudo devoraba la alfalfa. Otro día durmiendo allí y sin dinero que engrosase su bolsillo le haría tener que mendigar un trabajo, y para ello hacía falta hablar mucho y más si cabe en ese maldito pueblo de gentes hostiles. Al menos la comida es gratis... Si no me la como toda puede que incluso tenga para más de un día. - Se consoló a sí mismo. 

Hinchando sus pulmones, cogiendo impulso y tras repasar mentalmente varias veces la frase, se lanzó a ello. ¿Ya han han decidido algo sooobre las mi mi mi... miiinas? - Preguntó al fin.

“Pero bueno: ¿a qué estas prisas?”, se extrañó el clérigo cuando Fewynh y Ladfiena se fueron después de haber pasado la comida bastante callados. Se encogió de hombros. “Vaya par...” Al fin y al cabo, Fewynh ya había manifestado su urgencia por investigar al Puma y a los Pumas Negros cuanto antes. Que Ladfiena fuera detrás no era ninguna sorpresa. Códice no podía desprenderse de cierto nerviosismo cada vez que la pareja se iba a hacer de las suyas, pero con el tiempo había aprendido a confiar en ellos. “Siempre que vayan juntos.”

Códice aún estaba comiendo cuando el aventurero norteño se acercó a ellos y se sentó a la mesa. De hecho, tenía la boca llena de zanahorias y caldo, de forma que sólo pudo saludar al recién llegado con un apretón, y eso después de soltar la cuchara de madera que sostenía con su zarpa derecha.

—¡Buenos días tengas, compañero! Aunque ya es un poco tarde para esos saludos... —De pronto, cayó en la cuenta: ¡habían faltado a su cita con Lirian al amanecer! El fraile mestizo tragó velozmente lo que tenía en los carrillos y se apresuró a pedirle perdón al aventurero. Casi se atraganta.— ¡Por la Santa Hoz! ¡No acudimos a la cita! Le pid-... Tienes que perdonarnos, amigo... —Pasó fugazmente la mirada por Morgan y Rivoel. Improvisó una excusa.— ...pero ayer fue un día muy duro, con tanto viaje...

“...y tanta aventura nocturna.” Justo después de la despedida de Benen y Lance (que no pudieron librarse de sendos abrazos del sacerdote), y después de que Códice realizara sus rezos matinales (con mucha culpa por hacerlos tan tarde), los restantes Compañeros de la Pluma Blanca habían estado comentando las informaciones obtenidas por el bardo y qué hacer a continuación. Parecía que todos estaban de acuerdo en aceptar el trabajo de Vizko, aunque sólo fuera para hacer tiempo y así poder seguir investigando al Puma, la mina, el paradero del libro y todo lo demás. El trabajo les permitiría además encontrarse con el Puma -Rivoel se aseguraría de eso-, con el que, llegado el caso, podrían negociar. El bardo quería, además, ayudar al alcalde eliminando al líder criminal, y la guerrera y el drow no tenían inconveniente, pero Códice se opuso, explicando que eso pondría en peligro su misión y que, en todo caso, lo que debían hacer con el Puma era llevarle ante la justicia. No llegaron a un acuerdo. Lo que todos tenían claro es que, de ser posible, no bajarían a esa mina. Parecía algo demasiado peligroso. El mestizo, además, no veía como eso les podía acercar al libro.

—Lo de las minas... —Códice dudó: no se sentía capaz de engañar al tartamudo. Procuró no mentir—. Le diremos a Kraum que sí, ¿verdad, bardo? Pero provisionalmente. —Recordó algo que había dicho la mediana y, adoptando un tono experimentado, añadió:— No somos unos suicidas: primero tenemos que explorar la zona, prepararnos... Esas cosas.

Al hablar de Kraum, el clérigo volvió a pensar en el mensaje que éste les había dejado. “Asuntos qué atender”, habían sido la disculpa. “¿Qué asuntos, señor Kraum? ¿Tal vez una reunión con sus colegas pumas negros?” Era una posibilidad interesante. “¡Sí! Y si descubrimos dónde se reúnen, podríamos espiarles y...” Códice se detuvo. Pestañeó. "Paso demasiado tiempo con el drow", reflexionó.

—Esta tarde deberíamos dedicarla a informarnos —comentó de pronto a sus dos compañeros. “¡Ahora es el momento de empezar a sembrar nuestro plan!”, se dijo, y adoptó una postura pensativa—. De hecho... Ya que estamos tan cerca de las ruinas de Tethyamar, tal vez... ¡Tal vez encuentre algún tomo antiguo por aquí! —exclamó con alegría, para que quien estuviera escuchando pudiera oirle. Se volvió hacia Lirian y se explicó sonriente.— Resulta que soy aficionado a los libros.