Partida Rol por web

El agreste valle

Aventura | 3. La hechicera de las montañas

Cargando editor
20/05/2014, 22:57
Morgan, alias Shea

Cuando acabaron con las tareas autoimpuestas ambos grupos estaban con las manos sucias y cansados; Morgan y Códice de amontonar piedras encima de los cadáveres, y el resto de rebuscar por el carro en busca de alguna pista, el único que estaba fresco era el mestizo de elfo que había estado vigilando las inmediaciones para que nadie los pillase con la guardia baja.

Entre los medianos y el elfo oscuro reconstruyeron lo que posiblemente había pasado, fueron emboscados mientras dormían, pensó la guerrera escrutando los alrededores y agradeciendo la noche anterior de buen descanso; se acercó al carromato y a pesar de estar vacio no era fácil de mover, cuanto menos de volcar... Y las flechas no conducían a ningún lugar, al menos por sí mismas. Por suerte, quizás la tan mentada suerte de los medianos, Benen encontró una peculiar daga de oro y gracias a los dioses los acompañaba el saber hecho persona en la figura de Rivoel, pues éste en cuanto vió la inscripción de su empuñadura supo a quién pertenecía; o mas bien quienes tenían armas grabadas con esos emblemas, los pumas negros, se repitió para sí la guerrera pero el nombre no le decía nada, y cada vez nos adentramos mas en las montañas, pensó con negatividad.

- Lo primero que deberíamos hacer sería alejarnos de este lugar de muerte, - dijo Morgan cuando Rivoel comenzó a elucubrar planes - lo segundo buscar un sitio para pasar la noche y algo que llene nuestros estómagos, y lo tercero - calló un momento y miró directamente a cada uno de los compañeros a los ojos - contarme qué es lo que estamos haciendo realmente y a qué nos enfretamos; ir a la batalla sin saber del enemigo es como mear a ciegas, te salpicarás y no será agradable.

Cargando editor
21/05/2014, 13:49
Ladfiena Correestepa

Tal y como hacía de mas pequeña al meterse en las madrigueras de cualquier animal Ladfiena se metió debajo del carro, uno tras otros saco todos los objetos que habían en el lugar dejándolos en un montón al salir se encontraba embadurnada de barro de arriba a abajo y con una necesidad de baño claramente presente.

Atendió a los planes de sus compañeros, esas charlas aburridas y largas que se dedicaban a exponer diferentes puntos de vista -¿y porque no vamos a comprar el libro? Códice puede decir que busca libros genealogicos para una biblioteca-

 

- Tiradas (1)
Cargando editor
21/05/2014, 17:03

El puma y los pumas negros.

No es del todo claro las verdades y los hechos de esta organización y su líder, operan en las sombras y lo hacen muy bien, no dejan cabos sueltos y sus miembros son muy leales. Pero entre rumores, historias y habladurias hay algunas pocas cosas que se pueden saber con certeza:

El líder se hace llamar el puma, por su mascota leal y domesticada, un felino de las montañas de color negro (bastante raro para su especie). Él mismo creó la organización hace varios años, cuando el valle era ocupado por los Zhents. Traficaba abiertamente con esclavos y objetos robados sin ninguna represalia debido a sus amistades con Zhentarims influyentes.

Una vez Randal Alba tomó el Valle, el puma fue uno de los pocos que no huyó y se quedó operando en las sombras, en cataratas de la daga. Pero luego vio una magnifica oportunidad de expandir su negocio trasladándose a Qark. Dicen que el verdadero líder es él y el alcalde elegido no puede hacer mucho para frenarlo.

Se dice que el puma viene desde lejos, desde Athkatla, en el lejano reino de Amn. Tiene tez morena y acento fuerte y marcado, pero jamás aparece en público.

'Uno no busca a los pumas negros, ellos lo encuentran a uno' es lo que se suele decir de ellos.

Cargando editor
21/05/2014, 18:17
Códice [PNJ]

Después de oficiar un breve ritual funerario en torno a los cuerpos cubiertos de cascotes, el hermano Códice se reunió con el resto de sus compañeros junto al carro. Los medianos, el bardo y Lance habían reunido algo de información acerca de lo ocurrido en el lugar. Los Plumas Negras, los Pumas Negros... Creo que empiezo a ver un patrón.

—Deberíamos... —comenzó.

¿Deberíamos qué?, le interrumpió una voz dentro de su cabeza. Ibas a proponer ya “avisar a las autoridades”, ¿eh, cobardica? ¿No te das cuenta de que tendríais que explicar lo del libro y responder a muchas preguntas para las que no tenéis más que una historia increíble de búhos que se convierten en diablillos y elfas con alas viviendo en lujosas cuevas en medio de las montañas? Además, en el mejor de los casos, ¿os ayudarían de todas formas? El mestizo reflexionó: Lord Escudodecuervo, seguramente no, y lord Alba estaba demasiado lejos para avisarle sin arriesgarse a perder definitivamente el libro. Para su propia sorpresa, Códice se descubrió de acuerdo con Rivoel: debían ir a Qark de inmediato. La idea de dividirse en parejas le pareció inteligente. Cuando Morgan exigió aclaraciones antes de seguir adelante, Códice comenzó a articular una respuesta, pero entonces Ladfiena hizo su propuesta.

—¿Y por qué iría nadie a buscar libros a un lugar como Qark? —se atrevió a criticar—. ¡Resultaría menos sospechoso tratando de comprar seda de Calimsham en la granja más cercana! —Reflexionó unos instantes.— No obstante, buscarnos una excusa para visitar el lugar me parece buena idea...

Pero Morgan tiene razón: deberíamos alejarnos de aquí, montar el campamento y prepararnos para pasar la noche. Podemos darle vueltas a nuestra excusa más tarde, o incluso por el camino1. Entonces se enfrentó a la mirada inquisitoria de la mestiza:

—Morgan —comenzó, incapaz de encontrar una forma más educada de dirigirse a ella sin ganarse un puñetazo—, preparémonos primero para pasar la noche. —Miró a los demás como pidiendo disculpas de antemano antes de decir lo siguiente.— Entiendo que no quiera seguir adelante sin alguna que otra respuesta, así que tiene mi palabra de que responderé sus preguntas cuando nos hayamos puesto a resguardo2.

Notas de juego

Esta es mi forma de decir:

1 Decidamos qué hacer ahora y resolvamos el tema de la excusa en el off topic, que permite conversaciones más ágiles debido a que no está sujeto a los límites de la dramatización. Podemos suponer que lo discutimos de noche, alrededor del fuego.

2 Lo mismo para las preguntas. Además, así tienen tiempo los personajes para decirle a Códice que se calle o para discutir qué decirle exactamente a Morgan.

Cargando editor
21/05/2014, 23:37
Morgan, alias Shea

No bien la guerrera acabó de hablar, Ladfiena hizo una propuesta un tanto alocada y, algo raro en él, Códice fue quien le puso los pies en el suelo; Morgan elevó un poco las cejas con gesto asombrado, no lo había oído dirigirse a nadie elevando la voz. Para cuando quiso reponerse el clérigo se dirigió a ella con un tono totalmente distinto, e incluso cambió su forma de tratamiento; asintió con una leve inclinación de cabeza a sus palabras y su promesa.

- Mejor que avanzar hacia lo desconocido sería retroceder, creo recordar que hace no mucho hemos dejado atras un lugar fácilmente defendible.

Cargando editor
22/05/2014, 01:19
Rivoel Docanto

Tras la búsqueda de pistas llegaba el momento de las conclusiones. Después de saber gracias a Benen cómo sucedió la emboscada, Rivoel delató a los causantes gracias a una daga dorada que encontró el mediano perteneciente a los malhechores.

Rivoel la examinó con detenimiento y al poco dijo:

He oído hablar de Los pumas negros. Se llaman así por que su líder se hace llamar El Puma y tiene como mascota uno de estos feroces animales de color negro. El Puma fue aliado de los Zhentarims y se dedicaba al tráfico de esclavos y objetos robados. Tras la llegada de Randal al poder, no tardó en instalarse en Qark, donde es el verdadero dueño y señor. Al parecer viene del sur, del reino de Amn y los pocos que lo han visto cuentan que es de tez oscura y marcado acento.

"Uno no busca a los pumas negros, ellos lo encuentran a uno..." es lo que se dice sobre ellos.

Creo que deberíamos dirigirnos directamente hacia Qark  campo a través, en línea recta justo hacia el norte llegaremos allí. Y quizá sea un buena idea entrar sin más y llamar la atención si lo que queremos es contactar con ellos. Nadie posee una daga bañada en oro así como así. Pienso que esa daga dorada debe ser de algún cabecilla importante o del propio Puma. Podríamos intercambiarla por el libro...

 

 

 

 

Cargando editor
22/05/2014, 11:01
Códice [PNJ]

Códice reflexionó en la propuesta de Rivoel mientras se ponía a caminar hacia el lugar señalado por Morgan*: no le convencía la idea.

-Señor Docanto... -comentó, indeciso, acercándose al bardo-. ¿No es...? No sé... ¿No es un poco arriesgada su idea? -preguntó con humildad-. Quiero decir: ¿por qué aceptarían esos bandidos negociar con nosotros? No tenemos dinero, sabemos que han matado a tres hombres... ¿No les sería más fácil... "deshacerse" de nosotros... y recuperar su daga? ¿No deberíamos tratar de llamar menos la atención en Qark...? -Pensó unos momentos, dando los últimos toques a una idea que se le había ocurrido unos momentos atrás-. Usted habló antes de una mina en proceso recién abierta y en proceso de limpieza... ¿No sería mejor idea pretender que sólo somos unos aventureros que quieren sacar tajada de la empresa? -Miró al resto de sus compañeros-. Al fin y al cabo, si llegan forasteros a Qark en estos tiempos será con esa intención, ¿no creéis?

Notas de juego

* Entiendo que nos movemos, aunque no sea en esa dirección.

Cargando editor
29/05/2014, 00:02

El plan al llegar a Qark aún era incierto, todos tenían sus propias ideas y sus propios aportes, todos bienintencionados pero algunos más realistas que otros. Pero ya habría tiempo de discutir con más calma, lo cierto era que todos estaban deacuerdo en partir cuanto antes a Qark, utilizando la ruta más rápida: A través de la llanura, con las altas montañas y los imponentes picos amenazando sobre los hombros izquierdos.

Emprendieron el viaje de inmediato, con alguna que otra "buscadita" rápida en la zona con la esperanza de tener suerte y encontrar otra pista que afirmara la teoría de los pumas negros o que la refutara. Y por qué no, quizá encontrar algo de valor perdido o dejado atrás, como aquella daga bañada en oro.

Pero no fue así. El sol ya se ponía tras las montañas y solo tuvieron un par de horas de camino.

El camino se hacía algo pronunciado y ondulado por la cercanía con las montañas, pero el clima, ligeramente frío era el apropiado para evitar los molestos mosquitos que pululaban en verano, el otoño estaba en su apogeo pero extrañamente era más cálido de lo habitual. Con el cielo aún gris, distinguieron aquella figura alada sobrevolando la cabeza de los viajeros, muy alto como para distinguirlo pero con semejanza a un buitre solitario o un águila gigante.

Se habían detenido para buscar refugio cuando una columna de humo llamó la atención, con precaución se acercaron al origen del mismo y para sorpresa, un macizo molino de 3 plantas de altura se alzaba junto a una estructura, estaba ubicado en un lugar fácil de defender.

El grupo se acercó con la esperanza de una noche bajo techo y algún plato caliente, al saludar sobre las puertas, media docena de hombres armados salieron a investigar. Tras un intercambio de palabras precedidas por Rivoel, el grupo logró ganar la suficiente confianza como para que les permitieran ingresar a la estructura.

Era una casa bastante grande, con una sala de estar bastante amplia y con una enorme chimenea. Ese cómodo lugar era donde pasarían la noche, cálido y cómodo. La suerte estaba de su lado y el viaje había empezado bien, eso fortalecía la moral y animaba  seguir. Los molineros los invitaron a compartir mesa junto a sus hijos y sus mujeres, les gustaba la compañía externa y ciertamente Rivoel y Ladfiena resultaban de lo más entretenido para ellos.

Un caldo aguado y con apenas carne y la cerveza más aguada que habían probado sabía bueno en medio de la espesura salvaje. ¿Cómo han podido aguantar tanto sin que hubieran arrasado el molino?, entre cervezas e historias, los molineros dijeron que le pagaban tributo a una banda de orcos a cambio de 'seguridad', ellos sabían que confiar en orcos no era prudente y por eso estaban bien armados, pero hasta el momento los orcos habían respetado la tregua.

Luego de una noche de buena diversión, los héroes se encontraban reunidos en la sala de estar mientras el resto de molineros ya se había ido a la cama, buenas personas sin duda alguna, no pidieron nada a cambio!

Aun cuando no lo hayan pedido, esta gente podría necesitar algo de ayuda con esos orcos merodeadores ¿dejarían en espera el viaje a Qark y ayudarán a esta buena gente? o ¿partirán apenas salga el sol dejando esta gente atrás? Llevan varios años viviendo así, y quizá logren sobrevivir algunos más y ciertamente se negarán rotundamente a ir con ustedes a un lugar más seguro ¿A hacer qué?... Es su turno.

Notas de juego

Mañana posteo de nuevo, pero no es obligación postear, quizá solo para pasar la noche.

Bueno amigos,

La buena noticia es que ya estoy en vacaciones así que puedo postear todos los días a casi cualquier hora.

Las malas son dos:
- Ya me queda una semana, así que no habrá un viaje con complicaciones hasta Qark
- Nuestro amigo Juandaris (Lance) me pidió darse de baja en la partida.

Cargando editor
29/05/2014, 11:00
Morgan, alias Shea

Al final retomaron el camino que seguían, todavía les quedaban un par de horas de luz y quisieron aprovecharlas avanzando; Morgan se mantuvo en silencio mientras Rivoel y Códice intercambiaban opiniones respecto a la mejor forma de presentarse en la pequeña población, sabía que iban tras el libro pero no tenía ni idea de cuán importante era, ni para quién, y eso era información muy valiosa si querían estar preparados ante cualquier ataque por parte de quién lo tenía ahora.

Estaban en Marpenot y sorprendetemente, dado que a Morgan le habían dicho que en esa época ya hacía frío en esas latitudes, se podía respirar un ambiente no cálido pero sí acogedor; la guerrera estaba mirando el cielo, y preguntándose si eso también sería percibido por el paladín como una señal de que las cosas no iban bien, cuando se fijó en un ave grande que parecía tener un especial interés en ellos, estaba por comentarlo a los compañeros cuando distinguió humo. Bajó la cabeza para comunicarlo pero parecía que no había sido la única en darse cuenta, al final resultó ser un molino bien defendido, en el que fueron bien recibidos gracias al elfo y su labia pues con dos pieles verdes y una negra no todos los admitirían en su casa y menos compartirían su comida.

Entre Rivoel y Ladfiena amenizaron la cena y los compañeros se enteraron de que sus anfitriones pagaban a unos orcos para mantenerse al margen de los conflictos, deberíamos hacer algo al respecto, pensó la mestiza pero se mantuvo como durante todo el trayecto, callada y pensativa. Después de que sus anfitriones se despidieran, y con el ánimo enrarecido por la información que le ocultaban los compañeros; Morgan se decidió a narrar la epopeya de la que había tomado los últimos versos el día anterior, lo prometido es deuda, y ante la perspectiva de que fuese su última noche juntos no quería dejar una deuda pendiente. Carraspeó un poco para aclarar la garganta y bebió un buen trago de la cerveza aguada que le quedaba en el vaso; su mirada recorrió las caras de los Compañeros de la Pluma Blanca, ¿podía decir ya que era uno de ellos? Se encogió de hombros mentalmente y comenzó a hablar.

- Si no hay inconveniente y como os prometí, - su mirada vagó del adusto rostro de Benen, al siempre sonriente y positivo Rivoel - os voy a contar una historia. No sé quién la escribió, pues su nombre se perdió en un antiguo incendio junto con el manuscrito original, pero gracias a los maestros oradores - hizo una leve inclinación hacia el elfo - es una gran obra de dominio popular.

Cerró los ojos un momento, poniendo en orden las estrofas, y cuando los abrió su mirada se perdió en la oscuridad de uno de los rincones de la sala mientras comenzaba el relato con lenta cadencia:

No ha salido el sol y ya me hallo despierto,

el camastro extraño nada ha tenido que ver;

la noche ha transcurrido tranquila,

parece que el mundo aguanta el aliento;

pero los sueños eran inquietos,

parece que mi cuerpo anhela la contienda.

 

Ya no aguanto estar tumbado,

me levanto y me preparo;

primero mis ropas cómodas,

que han de guardar la piel;

después la armadura prestada,

que ha de guardar mi cuerpo.

 

Todo mi ser arde en deseos de empezar;

blandir la espada con gracia y soltura,

para eliminar a un enemigo mas;

elevar el escudo con rapidez y elegancia,

para protegerme de un tajo mortal.

Ser aclamado por las gentes, como su adalid y salvador;

ser envidiado por los compañeros, como el mejor.

 

Han dado la orden de atacar y avanzamos,

codo con codo, escudo y espada, hacia la victoria;

gritos enardecedores y salvas de júbilo,

resuenan en nuestras gargantas ufanas.

En el primer choque de espadas,

ya han caído quienes iban a mi lado;

cerramos filas los que quedamos,

y seguimos con el arma golpeando.

 

Gritos, relinchos, chocar de las armas;

es la música de la guerra, es la oda de la libertad.

Avanzar, cortar, proteger la cabeza;

es el ritmo de la lucha, es vivir un poco mas.

Sangre, muerte, ojos secos de lágrimas;

es lo que queda, es el precio que se ha de pagar.

 

El sol hace tiempo que subió a lo alto,

a mis espaldas un reguero de cuerpos dejo;

muchos eran mis enemigos,

caidos por enfrentárseme, caidos por mi filo;

otros son de mis amigos,

caidos por protegerme, caidos para mi hastío.

 

Ya no hay gritos de ánimo,

todo a mi alrededor enmudece;

ya no hay amigos que me envidien,

todo se llena de caras sin vida;

ya no hay sol que me ilumine,

toda mi luz la he perdido en el camino.

 

Mi boca está reseca,

no hay agua capaz de saciarla;

mi lengua se ha quebrado,

no hay nada que pueda curarla;

sólo una parte de mí está húmeda,

mis manos manchadas de sangre.

 

Mis ojos están resecos,

no hay agua que mane de ellos;

mi cuerpo se ha quebrado,

no hay cura para su herida;

sólo una parte de mí está a salvo,

mi alma que se eleva hacia el cielo.

 

El retorno al hogar es el retorno ansiado;

multitudes gritando mi nombre,

niños corriendo tras mi estela,

ancianos aplaudiendo a mi paso,

doncellas ofreciéndose a ser mias,

reyes regalándome lo que pida.

 

Abro los labios ajados,

y trago con la lengua rota;

miro con los ojos tristes,

y me inclino con cuerpo tenso;

extiendo las manos mojadas,

y dejo salir las palabras.

 

"A veces, cuando canta el metal,

sobran las palabras;

a veces, cuando habla el corazón,

el oro no vale nada;

a veces, cuando el espíritu se eleva,

la vida parece vacía."

ANGHARA.

Al finalizar parpadeó varias veces, como saliendo de un trance; había pensado en indagar un poco mas sobre la misión que tenían, ahora que los 'amigos' que iban a rescatar estaban muertos era claro que ese no era el objetivo, pero después de la narración necesitaba un momento. Se quedó en silencio, contemplando las llamas en su danzar, viéndolas perseguirse unas a otras en un baile sin final, eterno... Al final levantó la cabeza y se decidió a dirigirse a Códice para tomarle la palabra dada y averiguar qué pasaba en realidad.

- Hermano Códice, - empezó con la voz pausada y mirándolo de cerca - creo que este es un buen momento para que me contéis por qué es tan importante ese libro detrás del que vais. - en su cara se podía leer "sí, es mas que evidente que buscáis el libro" - Y saber quién lo quiere sería muy beneficioso para calcular el potencial que puede desarrollar para obtenerlo.

Con mirada tranquila se quedó a la espera de la contestación prometida por parte del clérigo.

Cargando editor
29/05/2014, 15:02
Rivoel Docanto

Tras un corto camino, Los Compañeros de la Pluma Blanca se dirigieron hacia una línea de humo en el horizonte, que resultó llevarles frente a un molino. Rivoel y Lafdiena se encargaron de que el grupo fuera bien recibido y se quedaron allí a pasar la noche. La cena fue amenizada por las canciones e historias del bardo. Los moradores del molino contaron que estaban tranquilos porque a cambio de unas monedas, un grupo de orcos los respetaba y defendía de ataques mayores.

Cuando el grupo se quedó solo llegó la hora de conversar a solas. Rivoel era partidario de continuar el viaje sin perder ni una sola hora. Si la gente de aquí había pasado todo este tiempo sin problemas con los orcos, mejor no intervenir y que siguiera siendo así.  Si algo funciona... por qué cambiarlo?

Cargando editor
30/05/2014, 12:34
Códice [PNJ]

La intención de Códice había sido buscar un sitio cercano donde hacer campamento, pero al final el grupo había decidido aprovechar las horas del ocaso para llegar a Qark lo antes posible. No tardaron en llegar al molino. ¡Tu mano nos protege, Gran Madre!, se dijo el clérigo cuando les invitaron a cenar y a hospedarse. Esto, por otro lado, no le sorprendió. Así es la gente del campo, pensó con admiración. La Diosa obra por ellos.

Su optimismo se vio enturbiado al enterarse de la situación precaria en la que estaba esa gente. No obstante, esta vez no se dejaría llevar por su corazón, como en las cuevas, donde Abrahel y Beleg... ¡Lo primero es el libro!, se interrumpió. Sabía que sus compañeros estarían teniendo el mismo conflicto, por lo que decidió sacar el tema cuando estuvieran solos.

Sin embargo, cuando estuvieron solos, Morgan se le adelantó para declamar la canción que Beren y otros le habían pedido. Códice se apresuró a escuchar -¡la Diosa sabe cuánto le gustan las viejas historias!-, pero su entusiasmo no tardó en desaparecer: la canción, aunque impecable en su factura, no trataba de otra cosa que de sangre, muerte y guerra. Aquello le entristeció y le hizo volver a pensar en Beleg, en Abrahel y en todos sus fieles del Valle de la Daga que, por entonces, todavía lloraban a sus seres queridos perdidos en la guerra contra el Zhentarim. No necesitaba recordar la condena de la guerra que se hace en las sagradas escrituras chaunteanas. La guerra es un horror... Por suerte para el mestizo, la canción no duró mucho y Rivoel no tardó en sacar el tema de los orcos. El frío análisis del bardo no convenció al clérigo, pero tenía sus propias razones para estar de acuerdo.

—En todo caso —intervino—, y aunque me cueste aceptarlo, nuestra empresa actual es más importante.

A continuación se volvió hacia la guerrera y prosiguió en voz baja, temeroso de que hubiera oídos indiscretos en el molino.

—Lo prometido es deuda —comenzó, inclinándose hacia Morgan—. Como bien ha deducido,... —Titubeó: le resultaba incómodo no conocer apellido alguno de la mestiza.— ...vamos tras un libro: el libro de familia de los Bosquelado, de Hondonada de Anathar... De ahí la propuesta de plan de la señorita Correestepa —indicó, señalando a la mediana—. ¿Por qué es importante este libro...? —Miró a las brasas del hogar, pensativo: quería ser prudente en sus revelaciones. Tras unos segundos, volvió a mirar a Morgan.— Por lo que sabemos, un arcanista* que trabaja para el caudillo orco de las Colinas va tras él. —Volvió a meditar sus siguientes palabras.— Este hombre es el que destruyó el monasterio, en su búsqueda del libro. El libro guarda poderosos secretos... —Duda.— Magia. Es un arma. —Tragó saliva, incorporándose de nuevo, midiendo sus palabras.— No debe caer en manos de ese hombre ni de su señor.

Si esto es suficiente para ella, no hay por qué decir más.

—Y creo que con esto ya he contestado a su segunda pregunta... ¿No?

Los esfuerzos del fraile para revelar sólo lo necesario eran patentes, pero también su actitud honesta. Era evidente que estaba dispuesto a responder a las preguntas de Morgan hasta donde pudiera, si es que ninguno de sus compañeros decía nada.

Notas de juego

No te cortes si quieres seguir preguntando, Anghara. (Ni los demás, si queréis apalizar a Códice.) Si vemos que Kamro decide avanzar (tampoco te cortes en eso, máster), te lo contesto en estilo indirecto en mi siguiente post.

(* Digo "arcanista" porque no recuerdo si era mago, hechicero, brujo o qué, o si lo sabíamos siquiera, pero sí tengo la impresión de que al menos supimos que era un usuario "profesional" de magia (no como un bardo) y no uno de magia divina.)

Cargando editor
30/05/2014, 15:11
Morgan, alias Shea

La guerrera escuchó con atención las palabras del sacerdote, parecían ser ciertas pero había demasiadas pausas, el nigromante orco... eso significa muchos recursos en su mano, pensó ante la mención del caudillo; asintió cuando Códice acabó la explicación y le preguntó de vuelta, y después de un corto silencio para poner en orden sus pensamientos decidió seguir indagando en las lagunas.

- ¿Y cómo saben todo eso? Es decir, como saben que Ul Makum es quien destruyó el monasterio en busca del libro y que el libro es un arma mágica. - su ceño se frunció y el aspecto que le dió a su cara esa expresión no fue nada atractivo - Si no recuerdo mal estaban capturados en las cuevas cuando eso sucedía.

Cargando editor
30/05/2014, 18:57
Códice [PNJ]

Códice miro con cierta tensión a sus compañeros antes de decidirse a seguir.

—No... No, Morgan, verá: no es Sok Ul Makum quien anda detrás del libro... —Tragó saliva y volvió a mirar a sus compañeros.— Hay... otro individuo.

Códice se tomo su tiempo antes de continuar. Ya había decidido por el camino qué contarle a Morgan por el momento y qué no, pero no estaba seguro de su decisión: todo parecía indicar que era una hembra honrada, pero no podía estar seguro de ello, no sin ver el aura de la guerrera, algo que podría haber hecho si hubiera rezado esa mañana a Chauntea pidiéndole ese don*. Pero no lo había hecho y ahora, como en el camino, se reprochaba el haber sido tan confiado. Ya no estoy entre granjeros inofensivos... Soy un imprudente. Tendría que esperar: esa noche tocaba tener fe y hablar, pues corrían el riesgo de que Morgan les abandonase. Finalmente, se decidió. Respiró hondo y miro de nuevo a sus compañeros:

—Ya que se ha prestado a ayudarnos por puro altruismo, creo que merece saber la verdad. —Se volvió hacia la semiorca.— Morgan: lo que voy a revelarle es algo que sólo sabemos los aquí presentes, aunque no se trata, en sentido estricto, de un secreto. —Pausa.— Mis compañeros y yo no huimos de nuestros captores sin ayuda: una hechicera nos ayudó. Una hechicera que, gracias a sus artes, había descubierto el peligro que crece en las Colinas y, en particular, los planes de un humano, un tal Ighnomer, que se ha aliado con el caudillo orco y pretende encontrar y usar el libro de los Bosquelado para sus propios fines malignos. Nuestra benefactora y patrona, la hechicera, cree que impedir el éxito de este Ighnomer es clave para la supervivencia del Valle y nosotros... —Y echó un rápido vistazo a los rostros de los demás antes de seguir.— ...confíamos en ella.

Respiró hondo de nuevo, dio unos segundos a la guerrera para asimilar la información.

—Quizás se esté preguntando por qué no le contamos todo esto a lord Escudodecuervo... —Se encogió de hombros.— Temimos que esta historia le pareciera absurda y nos tomara por unos locos, ignorando nuestras advertencias acerca del ejército de monstruos que se está reuniendo en el Castillo de la Daga. —Suspiró, pensativo.— Si hicimos bien, juzgue usted misma. —Pausa, esta vez reflexiva.— Es más: si ahora que conoce la historia decide no acompañarnos, lo entenderé, pero...

...si trata de ir contra nosotros, tendrá que asumir las consecuencias. Códice no se atrevió a decir estas palabras: no sabía si realmente se tendría el valor de hacerlas valer. Sabiendo que el final de sus discurso había sido algo violento, pero sin saber qué más decir, el mestizo se apartó de Morgan de nuevo y se reclinó contra la pared.

Notas de juego

* "Detectar alineamiento".

Aclarar que el chamán orco Sok Ul Makum es, en términos técnicos, un clérigo (y nigromante), no un "arcanista".

Cargando editor
30/05/2014, 21:10
Rivoel Docanto

Rivoel escuchó con atención a Morgan. Quedó impresionado no solo por la belleza del poema, sino por la sinceridad y entrega con la que en que la guerrera lo recitaba.  Tras eso la mestiza quiso saber y el silencio lo invadió todo por unos instantes. Después de varias miradas entre los miembros del grupo, Codice empezó a contar  nuestro interés por el libro. Pero esto no sació la curiosidad de la guerrera, que quería saber más. Códice dudó por unos instantes y Rivoel asintió con la cabeza dándole al sacerdote el consentimiento que necesitaba para contarle el origen de nuestra historia sin sentirse demasiado culpable.

Cuando Codice terminó, el bardo en tono susurrante a la vez que magnánimo y misterioso, se dirigió a Morgan diciendo: 

Ya conoces nuestra historia, a la vez que nuestro secreto.  Ahora que sabes cual es muestra motivación y  cometido, deberás decidir si quieres acompañar a Los Compañeros de la Pluma Blanca...

 

Cargando editor
30/05/2014, 23:01
Morgan, alias Shea

La mirada que dedicó el mestizo al resto de compañeros le indicó a Morgan que estaba a punto de escuchar La Verdad, o al menos parte importante de ella; alzó las cejas con la primera revelación de que había todavía alguien mas involucrado en la busqueda, pero esperó sin decir nada a que el clérigo volviese a hablar, dedicó una frase al los compañeros y comenzó a contar el resto de la historia. Con cada palabra que añadía la expresión de la guerrera iba cambiando, pero dados sus rasgos era difícil saber sus pensamientos; cuando Códice calló un momento lo aprovechó para poner en orden sus siguientes preguntas, cada vez había mas incógnitas, pero antes de formularlas él volvió a hablar.

La verdad es que no se estaba preguntando eso precisamente, había estado en aquella sala con aquel hombre y si hubiesen dicho algo al respecto estaba segura que las cosas habrían sido muy diferentes; la amenaza velada la tomó desprevenida, no tenía al clérigo por una persona así y él se alejó como si tampoco estuviese de acuerdo con lo que había dicho. Iba a hablar pero entonces la suave y atemplada voz del bardo sonó en su oído, lo miró a los ojos, estaba totalmente convencido de que la sorprendente historia era cierta; miró al resto de integrantes y vió la misma determinación en todos los rostros, había preguntas para las cuales quería respuesta pero la decisión ya estaba tomada y así lo hizo saber.

- Os acompañaré. - sentenció, volvió a mirar al mestizo y por último al elfo - Tengo mas preguntas y dudas, pero evitar que el libro caiga en malas manos es una misión que acepto con gusto y haré todo lo que esté a mi alcance para conseguirlo, gracias por confiar en mi.

Todavía les quedaban varios días para llegar a su destino y por el camino podría preguntar por las dudas que tenía, esa noche había sido suficiente pues tenían que descansar, quizás sea la última noche de descanso seguro que tengamos.

Notas de juego

Por cierto, si Códice quiere saber el apellido de Morgan quizás debería preguntar. Ya veremos lo que le responde... ^_^

Cargando editor
31/05/2014, 02:06
Benen Bajorrama

-Fascinante, un poema maravilloso.-Rió el mediano.-Una lástima que se perdiera el manuscrito original. En fin. Seguro que Rivoel puede componer piezas similares... o podrá hacerlo conforme su experiencia crezca.

El resto de la velada se pasó con morgan decidiendo si les acompañaba o no. Afortunadamente se inclinó por lo primero. 

-Me alegro de tenerte cerca.-Dijo el mediano.-Cuantos más, mejor. ¿No?

Cargando editor
31/05/2014, 06:31
Sólo para el director

El resto de la noche transcurrió sin mencionar cosas adicionales, todos estaban algo cansados y uno a uno fueron cayendo en un profundo y acogedor sueño.

El siguiente día llegó y el sol se alzó brillando en el horizonte, 

Cargando editor
11/06/2014, 22:46
Fewyhn Drazth

El semidrow frunció el ceño. Toda aquella verborrea era innecesaria y ahora había una orco en el grupo. Otra más.. si seguían así tendrían toda una horda. Por un segundo miró a Morgan y bufó Seguro que pasará. Cada vez se veía menos en ese grupo y cada vez sentía engañado. Era su parte más oscura la que le llamaba a pensar cosas horripilantes y se hallaba fantaseando y disfrutando. Para luego reprimirlo todo cerrando los ojos. Cuando los cerraba con fuerza podía ver dos esferas azules que le miraban. Un pelo rubio que caía y el rostro pálido de su madre... En sus sueños le pelo se volvía plata a un rumbo acelerado, la piel se quebraba en miles de arrugas y los ojos azules como el mar se tornaban en un gris vacío sin vida. Veía a su madre consumirse en su velo blanco, hasta que el velo volaba de sus brazos y la tierra aria le acogía en sus senos.

Vamosss... dijo sin decir nada acerca del poema que acababa de recitarse.

Cargando editor
22/08/2014, 22:43
Morgan, alias Shea

Al amanecer del siguiente día, después de una noche de descanso reparador, Morgan se levantó con buen ánimo y realizó sus habituales tareas matutinas que consistían en unos cuantos ejercicios para desentumecer los músculos después de varias horas de inactividad, y en el ritual de deshacer, desenredar y volver a hacer su larga trenza.

Se despidió de la familia que los había acogido para pasar la noche, con un cabeceo de agradecimiento y puso sus pasos rumbo al norte; cuando ya llevaban un rato de caminata silenciosa, y el sol comenzaba a calentar, decidió que era un momento tan bueno como otro cualquiera para exponer las dudas que le quedaban. - Bueno en realidad mejor ahora que no mas cerca de nuestro destino, no vaya a ser que haya ojos y oídos espiando mas adelante - pensó antes de coger aire y poner en palabras sus pensamientos.

- Maese Códice - dijo llamando la atención del mestizo, pues había sido quien se había ofrecido a resolver sus dudas, pero lo hizo en voz suficientemente alta como para que cualquiera que quisiese pudiese responder - Me preguntaba si podría iluminar las dudas que suscitó la revelación de ayer. - era mas bien una pregunta de cortesía y sin esperar apenas respuesta continuó acompasando sus palabras al ritmo de su avance para así no cansarse en demasía - Yo os digo las zonas oscuras y ya me aclaráis luego el panorama. Lo primero es sobre ese libro misterioso que hemos de recuperar, ¿los Bosquelado saben de las propiedades del libro? y ¿sabéis cuáles son exactamente los poderes que tiene? lo digo por si nos pueden hacer algo a nosotros con su ayuda o si nos podemos defender con él de alguna forma. - en su cara una mueca de concentración recordando todo lo que quería decir - La hechicera que os ayudó, ¿cómo es que sabe todo eso y porqué no viene con nosotros? si es tan poderosa como parece, sus habilidades seguro que nos vendrían muy bien y - frunció ligeramente el ceño como molesta por algo - ¿por qué confiais en ella si apenas la conocéis? - dió un resoplido que no se supo si fué por algún pensamiento o por el esfuerzo realizado al estar hablando en subida y continuó - Por otro lado ese tal Ighnomer, ¿sabéis dónde está? ¿en el Castillo de la Daga o puede que esté en Qark? y muy importante ¿os reconocería a alguno si os viera? No es plan de pensar en alguna excusa para nuestra presencia en la villa y que luego alguien reconozca a alguno y se vaya todo al traste; yo puedo afirmar que es muy improbable que conozca a alguien de allí y de ser así no supondría ningún problema mi presencia, que hay del resto.

Su mirada se paseó un instante por los compañeros en busca de las anheladas respuestas pero regresó de inmediato al frente para seguir con paso firme su camino.

Notas de juego

Hago todo el tocho de preguntas para aligerar la ida y venida de post, a ver quien es el alma caritativa que me contesta  n_n

Cargando editor
23/08/2014, 13:28
Códice [PNJ]

Códice, sumido como estaba en sus pensamientos, no atendió al momento. De hecho, llevaba bastante callado desde que había terminado de oficiar una escueta ceremonia para celebrar la llegada del día, a la que todos pudieron asistir. También había hablado cuando el grupo se había despedido de los habitantes del molino, momento que había aprovechado para dedicar a sus anfitriones barrocas expresiones de agradecimiento y buenos deseos, pidiendo para ellos los favores de su deidad y prometiendo no olvidarles en sus oraciones. Pero, después de aquello, y salvo alguna que otra breve observación sobre la maravilla de la naturaleza que les rodeaba, Códice había permanecido bastante callado y pensativo. Quizás fuera cosa de la caminata: al fin y al cabo, pese a todas las aventuras y desventuras que habían vivido, seguía estando bastante gordo. No era un atleta, eso desde luego.

Pero cuando cayó en la cuenta de que alguien reclamaba la atención -y que ese alguien era Morgan- no tardó un segundo en responder. Lo curioso es que lo hizo con cierta timidez: estaba claro que no conocía las respuestas tan bien cómo habría querido.

-La verdad... No sé mucho acerca de las cuestiones que me pregunta, Morgan, pero le diré lo que sé... Quizás alguno de nuestros compañeros sepa algo más. -Respiraba con fuerza, pero era obvio que el ejercicio le vendría bien.- Del libro, por ejemplo, sólo sabemos que es semilla de grandes poderes y que ese hombre malvado, Ighnomer, sabe hacerlos germinar. No sabemos si los Bosquelado conocen su secreto, aunque podemos deducir que, de haberlo sabido, quizás habrían tomado más precauciones...

Ladeó la cabeza brevemente, como dando a entender que no creía que fuera una cuestión muy importante. En ese momento, tropezó con una piedra y casi se cae, pero con la ayuda de Morgan finalmente no pasó nada. Unos segundos después, continuaba.

-Respecto a nuestra patrona... -La piel parduzca y velluda de su cara se puso colorada.- Es un misterio, se lo confieso: no sé cómo sabe exactamente lo que sabe, pero es obvio que su magia es fértil y frondosa. Si la hubiera visto, entendería nuestra confianza: es hermosa, ¡que la Diosa me perdone!, como un majestuoso manzano y su voz es como el rumor del viento entre la cebada. -Era evidente la devoción en las palabras del clérigo: la mujer, fuera quien fuese, le había impresionado.- Sus razones tendrá para no venir, pero sé que tiene un ojo vigilante sobre nosotros y su mano nos protege, como nos protegió en las colinas, cuando nos salvó de la muerte.

Por un momento pareció que se ensimismaría de nuevo, quizás recordando a la hechicera, quizás a los compañeros caídos, pero no tardó en proseguir con las respuestas.

-En cuanto a esa mala hierba, Ighnomer, sólo le vimos en las colinas, justo antes de escapar, pero sé que era él porque oí como el chamán orco pronunciaban su nombre. -Aquello pareció traerle de nuevo malos recuerdos. Los apartó de su mente para seguir con su explicación. Miró directamente hacia Morgan.- Una plaga en sí mismo, puede creerme: se veía a la legua. -Luego volvió a mirar hacia el camino.- No sabemos dónde está, aunque sabemos dónde estuvo: ¡él y sus secuaces fueron los jabalíes que destruyeron la viña de los Quebrantados! -La ira había aflorado, pero pudo reconducirla.- Así que, sí: quizás nos reconozca si nos ve... -Se encogió de hombros.- Sólo la Gran Madre sabe. Pero, bueno: conozco a bastante gente en los valles... ¿Usted conoce a muchos mestizos como yo... como nosotros, que sirvan a la Señora de la Cosecha? Sólo nos queda fingir, confiar y rezar.

En la voz de Códice se notaba que había pensado mucho en aquello: no era fácil ser discreto cuando eres un clérigo chaunteano medioorco. Para terminar, exclamó:

-¡Y no me llame “maese”, por favor: sólo soy un simple siervo de Chauntea! -Rio.- 'Hermano' está bien... -Dejó de sonreír.- Y cuando entremos en Qark, mejor ni eso.

Notas de juego

¡Bien por los tochos! Aceleran bastante, creo yo.

He subrayado las expresiones pintorescas de Códice para que no se entiendan literalmente: él habla así.