Partida Rol por web

Después de esa noche Ladfiena volvía a ser la pequeñaja dicharachera que conocieron en aquella taberna, importunaba a todos con preguntas de lo mas variopintas, acompañaba a Rivoel en sus cantos desafinando y perdiendo el ritmo no pocas veces pero eso no quitaba la sonrisa de su boca, la pobre lechuza tampoco se libro de una interminable lista de preguntas sobre la magia, transformarse y cosas similares.

Códice y Fewyhn eran los únicos que parecían no molestarse con la verborrea de la pequeña, a Códice le preguntaba sobre los dioses, los milagros, como se usaba el símbolo, si hablaba con los dioses, a Fewyhn sobre su tierra natal y, cosa menos habitual, sobre como usaban la magia.

Cuando tuvieron a la vista su destino la lechuza se marcho y ante las palabras de Códice sobre el dinero - ¿y si usamos esto?- aparto la tela que le servia de vestido, de haber sido una mujer de generosas curvas el grupo habría observado los atributos de Ladfiena sin dejar nada a la imaginación, afortunadamente la mediana no era de generosas curvas ni había mucho que imaginar, en su lugar las miradas se centraron en un bonito broche de oro que Ladfiena llevaba colgando - algo tiene que valer ¿no?-

Sin prestar demasiada atención a nada de lo que ocurría a su alrededor, Benen permanecía sentado mirando hacia el infinito. Sus ojos, prácticamente vacíos, parecían carentes de energía, de luz o de cualquier atisbo de vida. Algo había en ellos que mostraba una enorme preocupación. 

Devoró la comida con avidez sin prestar demasiada atención al ritmo del laúd. Hacía tiempo que no probaba una comida como aquella, pero aún así no terminaba de sentirse del todo bien consigo mismo y con lo que le rodeaba. En ese instante, empezó a reirse a carcajadas con algo que solo el parecía entender.

-Cincuenta.-Susurraba para si mismo.-Cincuenta monedas de oro. Jajajaja. 

En ese momento, el baile de la mediana lo sacó repentinamente de sus cavilaciones y por unos minutos sus ojos brillaron de sorpresa e incredulidad. Aquella mediana no era corriente, sin lugar a dudas. Era bueno saber que tenían a alguien así en el grupo. Solo esperaba no acabar como la vez anterior.

Tras una noche de sueño algo más tranquila que las anteriores, el mediano se sentía reparado, pero su equipo distaba mucho de ser el de siempre. Decididamente tendría que hacer algo para mejorar eso... cumplir la misión de la dama no parecía tan mala opción. Nunca fué demasiado buen artesano y, aunque no era tarde para remediarlo, no sería buen aprendiz.

La mañana siguiente comenzó con un largo paseo más tranquilo que los anteriores. En esta ocasión la ¿Lechuza? los guiaba, así que estaban relativamente a salvo. No sabría decir cuanto tiempo caminaron o dónde estaban, sin embargo no era algo que le preocupase demasiado. La dama que los habia contratado parecía una buena mujer. 

Cuando el grupo calculó el oro que poseía, lo único de valor parecía ser el broche que portaba la mediana.

-Estas también pueden valer algo.-Dijo sacando su recientemente adquirido arsenal de tres dagas. Todas ellas eran de factura orca, pero perfectamente funcionales, por lo que suponía que, aunque fuese un puñado de piezas de cobre, algo podrían sacar.-Si hubiera posibilidad de que un herrero las fundiese de nuevo, probablemente de estas tres saldrían seis de mi tamaño, o bien podrían hacérseles algunos arreglos para que valgan algo más. Literalmente es cuanto poseo, aunque tengo la honda que me fabriqué y puedo apañarme con ella si es preciso vender estas dagas.

Hizo una pausa seria. Sabía que todas sus posesiones no valían los materiales de que estaban hechas, y eso lo entristecía. Sin embargo, había maneras de rentabilizarlas.

-De todos modos, es posible que pudiésemos obtener una comida caliente y algo de oro en una taberna.-Dijo sin levantar la mirada de sus armas.-Seguro que Rivoel puede contar o cantar nuestra historia adornándola un poco para sacar alguna moneda y algo de comer, y es posible que Ladfiena pueda, si está de acuerdo, bailar para obtener algo más. Se que es degradante y que a lo mejor no os gusta, pero es lo más fácil que se me ocurre dentro de la ley. 

También, a última hora de la noche, a los camareros o a los parroquianos se les cae de vez en cuando alguna moneda. Si estamos atentos puede que encontremos algo.

-Y también puedo vaciar alguna bolsa desatendida si la cosa se tuerce.-Pensó el mediano sin darle demasiada importancia. 

-Rivoel, ¿Puedo preguntarte algo en privado?-Apostilló acercándose.

La actitud y el ánimo del guerrero habian mejorado cuando habian llegado a Fuertenuevo, pues se sentia de nuevo como en casa en aquel asentamiento, al fin y al cabo en las ciudades se sentia mas a gusto, rodeado de gente y al servicio de la guardia...ya habia pasado mucho tiempo en las montañas y era hora de regresar a la civilizacion...

Hablare con el capitan de la guardia y tratare de conseguir su ayuda...mientras ustedes vayan a la taberna y averiguen lo que puedan con relacion al carromato...luego se dirigió a la mediana...No te preocupes, no venderemos tu valioso broche, seguro agradecemos tu gesto, pero por ahora conservalo...ya veremos como salir de este aprieto...

Aún tenía muchos pensamientos inquietantes rondado en su cabeza, y se encontraba algo confundido con lo que pasaba, pero a quien acudir?? no conocia muy bien a sus compañeros...y dudaba que le sirvieran como guía moral...si tan solo estuviera su capitan con el..seguro le habría aconsejado sabiamente. En ese momento se acordó de su destacamento y sus compañeros jinetes...también se acordó de aquel viejo sacerdote que predicaba en el pueblo, con quien su capitan sostenia largas conversaciones...sera posible?? // pero es un semiorco...// pero ha demostrado tener un buen corazon, cordura y sabiduria...// pero no parecer tener mucha experiencia...//pero parece confiable...

Su cabeza pensaba rapidamente y se debatia en si debería darle confianza al semiorco.. pero sus inquietudes le llevaron a que finalmente se adelantara para caminar junto a el, abordandolo un rato un poco lejos de los oidos de los demas..

Ehm...la incomodidad del guerrero era muy evidente, incluso para los otros compañeros que caminaban atrás...como se dirige al sacerdote??...habia escuchado que le decian hermano códice, así que esto hizo...Hermano Códice..necesito liberar mi mente de los pensamientos que se la estan carcomiendo por dentro, como un gusano carroñero devora los cuerpos de las bestias....Se paso la mano por la parte posterior de su cabeza, algo apenado...no conocia muy bien al clerigo y habian cruzado pocas palabras....

Resulta que...ehm....en realidad me perturba todo este asunto del extraño libro y de la hermosa dama que nos rescató...no se que pensar...que te dice tu diosa, a la que tanto oigo que invocas?....consideras confiable realizar la busqueda del libro y entregarlo a la dama?? o debemos indagar primero con los sabios magos...o sacerdotes, que conozcan la historia entorno al libro y que poder tiene....aun mejor, deberiamos ir con la guardia del valle de la daga...debo informarles..no estoy seguro....Que opinas tu de todo esto?

Claramente las dudas del guerrero se manifestaban en su forma de hablar y en su lenguaje corporal...tenia la mirada hacia el piso...

Mientras caminaban hacia el poblado, los aventureros todavía discutían qué hacer: Códice había propuesto pedir audiencia con lord Escudodecuervo de inmediato, y Lance parecía apoyar la idea, pero Benen parecía más partidario de visitar la taberna y confiar en sus propios medio para sacarse las castañas del fuego. ¿Tendrá problemas con la justicia? Códice no se oponía a eso, sino que pensaba que las dos aproximaciones eran compatibles y complementarias, pero también pensaba que, si tenían suerte y el señor de la villa les creía y les ayudaba, iban a tener mejores resultados en la taberna. Respecto a los demás, algo le decía a Códice que el drow seguiría al mediano y la mediana iría tras él. Extrañamente, Rivoel no se había pronunciado todavía, y Klain, para variar, era un enigma. Antes de que Lance se acercara a él para hablar en privado, Códice explicó que, más allá de la audiencia, no tenía mejores ideas para salir adelante que sus compañeros (especialmente, Benen), que confiaba en su ingenio (el de ellos) y que, por tanto, apoyaría lo que se les ocurriese.

Códice agradeció internamente la confianza del guerrero, quien hasta el momento se había mostrado bastante distante, y especialmente elusivo con el propio mestizo. Habla mientras camina.

—Señor Brazolargo, creo que no tiene nada de que avergonzarse —dijo lanzando una mirada amistosa a su cabizbajo compañero—: hubo un momento en el que incluso yo desconfié de nuestra alada salvadora y su misión, pero, como ya les dije antes de partir de allí, creo firmemente que lo que vimos en aquella cueva, el milagro que se obró en torno a nuestra compañera mediana, no puede haber sido otra cosa que una señal que algún dios o alguna diosa del Bien, quizás la propia Chauntea, nos ha enviado para hacernos entender la bondad y la importancia de nuestra empresa. —Cuando Lance le miró de nuevo, el mestizo tenía la mirada perdida en los bosques y las cosechas.— Esa es la manera en la que hablan los dioses, señor Brazolargo... Por lo demás —dijo volviendo a mirar al guerrero con una sonrisa—, ¡no tengo línea directa con los planos celestiales! —Soltó una breve risotada y lanzó una mirada a Lance, como diciendo "¡qué gracioso soy!".— Sé que, si estuviéramos haciendo algo malo, mi Señora me lo haría saber, me mandaría una señal... —Ahora mira al suelo, pensativo.— Pero ha sido al contrario, y no sólo por Ladfiena: en mis oraciones, no he dejado de notar en todo momento el calor de Su mano protectora. —Vuelve de nuevo a mirar al frente.— Eso no quita que no debamos tratar de informarnos tanto como podamos acerca del objeto de nuestra búsqueda, ¿no cree? —pregunta al guerrero mirándole de nuevo al rostro—. Probablemente, lord Escudodecuervo no sepa nada del secreto del libro, pero no perdemos nada por preguntar. En todo caso —finaliza dando una palmada de ánimo en la espalda de su compañero—, tengo también la firme convicción de que, una vez lord Alba sea avisado, lo mejor que podemos hacer usted y yo será tratar de encontrar ese libro.

El mestizo sonaba confiado y optimista: quizás tenía motivos racionales para ello. Quizás sólo era el estado de ánimo normal de aquellos que tienen una fe inquebrantable en los dioses.

~~El bardo, tras escuchar las propuestas comenta que nadie nos tomará en serio con este aspecto y la presencia de  orco y Elfo oscuro no nos beneficiará en una primera impresión. Pedirá ayuda a Lafdiena para confeccionar una vestimenta decente con la manta y después de asearse en el rio, se acercará en solitario (o con la mediana si así lo desea) a pedir audiencia al ilustre Escudocuervo.  Disculpará su aspecto en todo momento y Utilizará su simpatía y buenas palabras para conseguir verle, contando que fueron asaltados por orcos y que tiene que informarle de un peligro que se cierne sobre la población, además de entregarle un objeto de gran valor y que por tanto sólo lo hará en persona. (por supuesto, Rivoel va desarmado).  Una vez ante él o algún consejero importante, explicará con más detalle el asalto y secuestro sufrido y le hablará de las intenciones de un orco, apoyado por nigromante, por hacerse dueño y señor del valle. También sobre los hobgoblins de Puenteserpiente.  No nombraré a Shaibar ni al libro. Le digo que tenemos cuentas que rendir con los orcos y sobretodo volver en busca de una paladina, que quedó atrás en la huida. Para lo cual necesitamos nuevas armas y armaduras y su hospitalidad, sobre todo por la presencia de un semiorco y medio elfo oscuro que nos acompañan, hombres de bien y ligados a nuestra causa. A cambio le ofrecemos lo único que tenemos para poder pagar de algún modo su ayuda (la joya), además de tener la completa seguridad de  que en el momento que ajustemos  cuentas con los orcos y encontremos a nuestra compañera, nos tendrá a su disposición para cualquier noble servicio  de buen fin que precise. 
Conseguido esto,  Será momento de obtener  la información sobre el carro con el mayor disimulo posible en la posada o lugares que pudieran visitar sus protectores, como alguna tienda de abastecimiento si la hay, cuadras….
Rivoel está totalmente en contra de poner en riesgo la fama del grupo utilizando malas artes como el robo y le advierte a Benen que no cuente con él para nada de eso.
Si la opción de Puenteserpiente falla, el bardo se dirigirá a la posada e intentará conseguir también ropas, equipo y hospedaje para todos a cambio de la joya y una buena actuación esa noche. Se compromete a anunciarla por todo el pueblo para asegurar que la taberna se llene y así también las arcas de su dueño.

El familiar se despidió no sin antes recalcar: -Mi señora siempre vigila, siempre! -Miró hacia el cielo y de repente se desvaneció a la vista de los presentes.

Luego de discutir durante unos instantes sobre la mejor forma de abordar la entrada al pueblo, decidieron seguir la marcha. Un cuerno proveniente de la torre del fuerte sonó cuando el grupo se acercaba no tardó mucho en hacer presencia 4 guerreros armados montados en corpulentos caballos de batalla -Somos la comitiva del señor*, Exijo saber quienes son y que desean hacer en estas tierras -Dijo uno amenazando con su lanza corta. El Clérigo se adelantó y junto a Rivoel intentaron explicar quienes eran y lo que había sucedido. Al principio se pisaban las palabras ya que ambos voceros no se habían puesto deacuerdo en que decir y que no, pero al final Rivoel tomó las riendas y expuso la verdad de su historia, omitiendo detalles importantes como el libro y la hechicera hermitaña.

Bastó para convencer al miembro de la comitiva de que Alonso debía escucharlos, parecían noticias importantes aunque el aspecto y las razas de los integrantes del grupo dejara mucho que desear. - El señor EscudodeCuervo no se encuentra en la villa, salió a las inmediaciones y volverá al ocaso. Pueden seguir a Fuertenuevo si así lo desean, permanezcan siempre a la vista, serán llamados cuando el señor así lo decida.

La audiencia ya estaba pactada, pero debían esperar unas cuantas horas y deambular por el pueblo. Los viajeros entraron como si nada, ante la mirada curiosa de los habitantes, se alejaban lo que más podían de ese esperpento Elfo de piel Negra, su temor era evidente frente a Fewyhn. No así con Códice, al parecer los semiorcos eran más comunes en esta villa y estaban acostumbrados a ellos. Sin embargo la forma de vestir (muy lligera) y el olor que desprendía Klain ayudaban para que la gente no se atreviera a acercarse.
El pueblo estaba formado por edificios de madera casi idénticos y solo distinguieron una posada y un templo.

Códice se dirigió a hacer sus plegarias al templo y para su fortuna había una imagen de Chauntea. Se arrodilló y empezó a hablar con su deidad, mientras el resto del grupo se dirigía a la taberna a ver que podían conseguir. Habían pocos clientes a esa hora y fueron recibidos por un hombre delgado que en lugar de mano izquierda tenía un muñón, se presentó como Marcos pero era mejor conocido como 'el mocho'. -En que les puedo servir amigos extranjeros. -Dijo con un respingo a causa del olor nauseabundo de Klain. El grupo se miró entre si y no pidieron nada, solo benen sacó sus dagas y dijo que era lo único que poseían para pagar. -Son dagas en muy mal estado, cuanto crees que pueden valer señor mediano? -Dijo en tno brusco, ciertamente Benen y el resto del grupo sabían que las dagas no podían valer más que unas cuantas piezas de plata. -Bueno jehmmm -Masculló el hombre. -Las tres dagas pagarán una comida y una pinta de cerveza para cada uno. -Era más de lo ue esperaban así que el grupo aguardó con ansias el caldo servido con pan duro y queso que les trajo Marcos, junto a una cerveza aguada para pasar la comida, justo en ese momento entró Códice a la posada y acompañó la comida, sirvieron un plato más para él. Comieron como si de un banquete se tratara mientras todos intentaban calcular el precio del broche de oro, Códice insistía en que su valor era de unas 150 monedas, su superior, el hermano bistro tenía uno similar y había pagado esa suma por él, pero el resto insistía en que su valor estaba por encima de las 200 monedas. Fuera lo que fuera, era un buen dinero al menos para comprar ropa decente y provisiones.

La posada se empezó a llenar poco a poco, pero la mesa de los recién llegados parecía una isla en medio del mar de la luna, el ambiente se ponía algo tenso para el grupo. Era claro que para los lugareños, esa clase de extranjeros (Fewyhn) no era muy bienvenida en la región, pero justo antes de que pudiera estallar una discusión o algo peor, unos guardias aparecieron en dirección al grupo -El señor ha llegado y ordena que hagan acto de presencia en la sala de audiencias inmediatamente. -Una orden, seguro que no cayó nada bien en más de un integrante, pero accedieron a ser escoltados hasta el fuerte.

Pasaron por el vallado inferior donde habían 4 estructuras grandes de madera, de uno de ellos salía bastante humo y el sonido inconfundible de las fraguas evidenciaban el uso que le daban, otro era un establo con una docena de caballos. Otro podía ser las barracas a juzgar por los guardias que salían de ella a interceptar al grupo.
Cruzaron el puente de madera para llegar al vallado superior, donde una estructura maciza se erigía 3 pisos de altura. Al entrar por el par de enormes puertas de madera maciza, entraron al salón de audiencias, muy modesto, pero bien decorado con tapices en las paredes y candelabros colgados del techo.

Antes de entrar les pidieron dejar las armas a un lado. Accedieron, pero el ingenioso Benen logró colar su honda haciéndola pasar como una manilla y coló un par de piedras cogiéndolas con los dedos de sus pies, por si acaso. Dentro del recinto, aparte de Lord Alonso, se encontraba una Semiorca Con una larga trenza en el cabello con aspecto fiero y guerrero.

-Sean Bienvenidos, mercenarios -Dijo seca y bruscamente el regente de Fuertenuevo con cierto grado de ironía en sus palabras, dirigiéndose a la Semiorca que se encontraba esperando audiencia desde hacía un par de días y al grupo recién llegado.

-Que noticias traen y que quieren de mi? -Dijo sin siquiera fijarse en la apariencia de los recién llegados, harapientos vestidos con no más que una manta que los cubría, y un olor nauseabundo que provenía del Enano. Ciertamente era un hombre de pocas palabras, brusco y tosco. Tomó asiento y espero la respuesta de los siete.

A diferencia de anteriores veces, y también de tantas otras veces después, en esta ocasión Códice no dijo ni pío. De hecho, el fraile procuró mantenerse un poco detrás del bardo: en la taberna, después del lío que había montado con los guardias, echando a perder una gran oportunidad de dar una imagen de grupo serio y cohesionado, él y Rivoel habían acordado que sería el segundo quien hiciera de portavoz ante Escudodecuervo, pues un mestizo orco difícilmente tendría la simpatía de aquel señor famoso por sus victorias contra los zhents. Así, esta vez el clérigo, en lugar de abrir fuego con su habitual arsenal de alabanzas y disculpas, mantuvo la boca cerrada y tan sólo se ocupó de que su hermoso símbolo, obra de Lafiena, luciera bien visible colgado sobre su pecho: no quería que hubiera ninguna duda de en qué bando estaba.

A la expectativa de lo que fuera a decir el bardo, Códice se puso a rezar a su diosa para que inspirara elocuencia a su compañero y confianza y sentido del deber al señor del pueblo. Si no conseguían su ayuda, tendrían que vender el colgante que Ladfiena (muy probablemente) había robado a Shaibar, y a Códice eso no sólo le disgustaba, sino que sabía que valía menos de lo que pensaban los demás. (Códice reprobaba el robo pero, dadas las circunstancias, no iba a malgastar sus fuerzas discutiendo con el pequeño diablillo ajeno a toda convención social que era la mediana.)

En esto pensaba cuando, de forma inconsciente y fortuita, Códice centró su atención en lo que había creído que era una mujer: ahora que se fijaba, no era una humana pura raza... ¡Sino una semiorca! El clérigo se removió en su sitio, pues para un sangreverde como él sólo había una cosa más incómoda que encontrarse cara a cara con un ser de la estirpe monstruosa y asesina de su madre... Toparse con un igual. En efecto: contemplar a alguien como él era enfrentarse a su desgraciada realidad, ser dolorosamente consciente de cómo, por educado y piadoso que fuera, siempre le verían sus vecinos y paisanos. Sólo los más cercanos conocían (y creían en) la historia del padre Bistro, quien aseguraba saber que la unión entre los padres de Códice había sido por amor.

Volviendo a aquella sala, Códice estaba bastante sorprendido, y no porque fuera la primera vez que veía a un semejante, ni porque fuera hembra, y desde luego no porque su oficio fuera (aparentemente) la guerra, pues ese era el camino habitual de los de su condición en el mundo de los hombres... No: lo que más le sorprendía era que, esta mestiza en particular... ¡Era muy atractiva! De hecho, para cuando se quiso dar cuenta, Códice ya se estaba atusando la barba que tanto le había crecido durante aquellas semanas de aventura. Al momento, volvió a poner la mano en su costado.

Fewyhn parecía volver a su habitual modo de vida. La imagen de la angélica diosa le producía bastante resquemor Bruja... ya podía habernos dado algo de dinero... Ni siquiera ropa. Tenía que haberme comido a su lechuza. pensaba mientras entraba en el pueblo. Las habituales miradas ya se convertían en una constante en su vida. Ganas tenía de probar su puntería con la ballesta, pero el gordo del semiorco seguro que ponía el llanto en el cielo... No menos su angelical Lothar. Una mirada a Ladfiena le hizo recordar su brillante actuación la pasada noche y eso le dio una cálida sonrisa para comer y cerrar el pico durante toda la comida. Fewyhn estaba cansado de ser tan pobre y de haber perdido su maravilloso arco. Una ballesta no era tan buena como su arco... Fue con el resto del grupo a ver a "Escudocuervo" y obviamente se quedó en silencio... Ya le hubiese gustado a él decir unas cuantas cosas bien dichas, pero en vez de eso... se quedó con los brazos cruzados con la mirada fija en aquel curioso personaje.

Sabiendo que iban a ser recibidos por el señor del lugar, tras la comida, Rivoel pidió un cubo y tras invitar a sus compañeros a que le acompañaran, salió al riachuelo a lavarse y asearse. Cuando terminó volvió con el cubo lleno de agua para que lo usaran aquellos que no habían salido. "Es más que aconsejable si queremos dar una buena impresión..." Argumentó el bardo.

Cuando los ánimos de los lugareños empezaban a caldearse por la presencia del oscuro, Rivoel empezó a cantar una alegre tonadilla para desviar la atención de los campesinos,  tenerlos entretenidos y que no se fijaran en Fewyhn. Sin embargo el bardo no estaba en su mejor momento y empezó a desafinar de tal modo que ahora era el objetivo de las miradas y burlas de los clientes de la posada ( al menos su objetivo se cumplió y de qué manera).  Justo cuando empezaban a increparle, apareció la guardia y los salvo de una pelea segura.

Después de dos días de insoportable espera por fin había sido llamada para la audiencia con EscudodeCuervo, estaba casi atrapada en el pueblo de Fuerte Nuevo y tenía que encontrar algo que hacer. Por un lado la caravana con la que viajaba no había podido llegar a la ciudad, se quedó con un eje partido a cosa de un kilómetro del pueblo; tardaron toda la tarde en hacerle un apaño y cuando ya caía el ocaso por fin pasaban junto a las primeras casas, el herrero les dijo que tardaría media dekhana en tener el eje nuevo por lo que la caravana no podría moverse de ahí en ese tiempo. Por otro lado la desolación en la villa de Puente de la Serpiente no presagiaba nada bueno para viajar en soledad por los caminos, demasiada suerte había tenido ya y no quería tentarla exponiéndose a ir a Cataratas de la Daga en solitario. Por lo que había tomado la decisión mas sensata, pedir una audiencia con el señor del pueblo para ver si había algo que podía hacer, de forma remunerada claro.

Asintió con una mueca que pretendía ser una sonrisa amistosa al muchacho que le trajo el aviso, pero dada la premura con la que desapareció no lo había conseguido; eso de que al sonreir se le saliesen por entre los labios los incisivos y los caninos no quedaba muy bien en una sonrisa amigable, más bien parecía una forma de echar a la gente que le molestaba. Se encogió de hombros, pues ya nada podía hacer por el chico y por sus prisas. Recogió los útiles de trabajo que había estado utilizando y, poniendo todo en su sitio, se encaminó hacia el fuerte silbando una conocida tonada de su tierra, para algo sí que sirven estos dientes, fué su pensamiento antes de ponerse cantar mentalmente.

Cuando llegó la hicieron pasar de inmediato a una gran sala que estaba vacía, se quedó en un lado de la estancia esperando la aparición del señor Alonso, pues ese era el nombre de pila de EscudodeCuervo; ese nombre hizo que se acordase de una vieja historia en la que un tal Alonso, ilustre caballero donde los hubiese, se enfrentaba a un sin fin de enemigos para rescatar a su amor, la bella Dulci... Sus pensamientos se vieron sorprendidos cuando la puerta por la que ella había entrado se abrió de nuevo para dejar entrar a un variopinto número de 'seres' vestidos con ¿sacos?; no tuvo tiempo de mas pues el señor de la villa entró y con aire discipliente pidió por sus demandas.

Se había quedado muda, tanto por el grupo que había entrado como por la actitud del señor, cuando un olor indescifrable llegó a su nariz; tuvo que contener la respiración durante un momento, en el campo de batalla eran normales los olores así pero no estaba preparada para sentirlos en esa sala. Cuando centró sus sentidos de nuevo uno de los integrantes se había adelantado un poco y estaba empezando a hablar, se fijó en él y se dió cuenta de que un par de ojeras de punta sobresalían por entre su cabello; de inmediato miró de reojo al resto de la comitiva e hizo un repaso de las razas que la integraban. Aparte del elfo que estaba hablando había un humano y un enano; dos que por su altura y complexión debían ser medianos; lo que no podía ser otra cosa, por la forma de sus orejas y el color de su piel ya que no había visto ninguno, que un elfo oscuro; y, sus ojos se agrandaron durante un instante, un mestizo al igual que ella.

Vió como se llevaba la gran mano a la crespa barba que le crecía en el mentón y se dió cuenta de que, a pesar del estado lamentable en el que se encontraba, tenía buenos modales; cuando la mano descendió su mirada se centró en el símbolo que colgaba de su cuello, una hermosa talla de madera con forma de rosa pendía de un basto cordel de tela, para hacer algo tan hermoso se ha de tener un gran corazón, pensó antes de volver su atención a las palabras que pronunciaba el elfo.

No es mucho lo que puedas sonsacar del hombre entre tu cabeza, aparte de sus rasgos de personalidad (descritos en su ficha) y de que sirvió como mano derecha de Randal Alba durante la guerra contra la ocupación Zhent.

Sin embargo, su apellido proviene de la gran heroina local Corina EscudodeCuervo, una aventurera que luchó valientemente junto a los Enanos de Tethyamar. No logró su objetivo de repeler a los invasores y la guerra culminó con el destierro de los Enanos, pero son legendarias sus proezas durante la guerra. Por su espada pasaon cientos de cabezas orcas y se ganó el afecto y agradecimiento eterno de los Enanos.

La mediana se movía por la taberna de un lado a otro hasta que los lugareños hartos de poner la mano en su bolsa "por si acaso" empezaron a decirle de muy malos modos que se apartase, la cosa no sentó demasiado bien a su amigo Fewyhn que inmediatamente salio en defensa de la pequeña lo cual no ayudo mucho ya que tampoco era persona grata entre los foráneos, el ambiente se caldeo rápidamente y apunto estuvieron de llegar a lar armas si un grupo de guardias no les avisara de la llegada de su anfitrión.

Una vez en la sala miro a la semiorca, en nada se parecía a las mujeres orcas de las cuevas, a pesar de su aspecto contaba con esa mezcla entre animal, felina y noble.

Cuando Alonso pregunto la mediana sin cortesía alguna ni buenos modales ni seguir el plan establecido (que ni tan siquiera había prestado atención) empezó a hablar casi atropelladamente -hay un ejercito de orcos reuniéndose, nos capturaron y torturaron pero logramos escapar escondiéndonos en las cuevas hay un nigromante entre ellos mato a muchos prisioneros y teníamos que avisarte porque Códice dice que es nuestro deber avisar a las autoridades, codice es el semiorco, es muy bueno sirve a chauntea- por fortuna la mediana vio las miradas de reproche que le dirigían sus compañeros antes de contar mas profundamente lo que había sucedido

Poco o nada esperaba encontrar Benen que lo sorprendiese, pues se había hecho a la idea de que Rivoel no aprobaba sus artes.-Veremos cuando el grupo necesite abrir una cerradura lo que opinan de mis artes.-Había pensado sonriendo.-En fin.- La gente no pensaba como él y eso era un hecho, pero tampoco iba a dejar que aquello lo amargase. Después de todo, el grupo podía tener sus ideas y él las suyas. Lo que pensasen los demás no le había detenido nunca.

Pensando en sus cosas, el mediano se sentó en la taberna y comió lo que sus armas habían conseguido. -Espero encontrar nuevas dagas pronto.-Dijo sonriendo.-Estoy acostumbrado a luchar con ellas y la honda no será igual. En fin. Ya iremos viendo.  Por ahora que aproveche. Seguro que hemos comido cosas peores. Y ya sabéis la bendición de los Turmianos, ¡Que no vengan más de los que estamos!-Decididamente el ambiente de taberna le había hecho sentirse algo más cómodo y alegre. Sin embargo no podía evitar ver como el gentío miraba a Fewyhn.

-Es curioso.-Pensó.-Donde yo vengo habrían pasado de él y atacado a códice... en fin. Cada tierra tiene sus demonios. Eso si, en ninguna miran mal a los medianos. Somos la mejor raza de Faerun.

En esa divagación, entraron en su busca los hombres de Alonso.

-Mira, Fewyhn, tu aspecto nos ha conseguido una audiencia.-Pensó sin llegar a decirlo. El elfo era muy temperamental.-Adelante pués.-Se limitó a contestar.

Tras la presentación, durante la cual guardó silencio, y las palabras de la mediana, sonrió de oreja a oreja.-Me encanta.-Pensó. Alguno de sus compañeros la miraría con recelo, pero el no podía dejar de sonreír. Si había querido decir aquello, bien dicho estaba.

Rivoel rio tímidamente mientras se acercaba a Ladfiena cuando ésta soltaba su discurso de carrerilla y casi sin respirar. Se colocó  justo detrás de ella y puso sus manos sobre  los hombros de  la mediana mientras le daba unas palmaditas de forma cariñosa. Cuando la pequeña terminó el bardo pronunció sonriendo:  Bien pequeña, siempre tan espontanea. Permítame   Alonso Escudodecuervo, señor de Fuertenuevo, darle algunos detalles más.  Me gustaría agradecerle que nos haya recibido y espero  Disculpe nuestra apariencia, que sin duda fue mejor antaño, pero lo que tenemos que contarle lo explicará. Rivoel Docanto, ( reverencia al canto)  quien os habla, lo  hace en nombre de ( y  presento a cada uno de mis acompañantes señalándolos tras pronunciar su nombre): El hermano Códice, ferviente sacerdote de Chauntea; Ladfiena Correstepa, bondadosa y alegre mediana con grandes dotes de… espontaneidad; Fewyhn Drazth, medio elfo de piel oscura pero de corazón limpio; Benen Bajorrama, astuto  mediano;  Klain Robledeoro, explorador  enano antaño a las órdenes de Sir Randal Alba y Lance Brazolargo, sargento de la Guardia en el valle de la bruma.
Somos un grupo de aventureros que llamados por los rumores del resurgir de razas malvadas, acudimos al valle de la daga a ofrecer nuestra ayuda por el bien de sus gentes.  Fuimos atacados  cerca de Cataratas de la daga por un nutrido y bien organizado grupo de orcos. Nos apresaron y maltrataron durante días. Éramos más entonces, pero las torturas fueron tan salvajes que algunos no pudieron resistirlas (digo compungido ). Por suerte logramos escapar entre túneles y cavernas hasta que finalmente aparecimos en las montañas, desde donde hemos llegado hasta aquí de esta indeseable guisa. Pudimos saber que un rey orco llamado Vhazror está cobrando fuerza en el castillo de la daga. Apoyado por el nigromante Sok Ul Makum, está empezando a formar un ejército de orcos con el que no tardarán en poner en serios problemas al valle entero. Nuestra intención es volver allí cuanto antes, pues queremos impedir que eso suceda, además de que una paladina compañera nuestra quedó atrás en la huida y debemos salvarla. También hemos podido saber que los orcos arrasaron el monasterio de los quebrantados y que unos goblins tomaron Puentedeserpiente.  Ante todos estos  terribles acontecimientos no podemos permanecer impasibles y nos vemos en la obligación de intervenir. Pero no podemos hacerlo con las pocas y andrajosas armas que pudimos arrebatar a los orcos en nuestra huida. Por eso esperamos que tenga a bien proporcionarnos  lo necesario para  poder volver  a por  nuestra compañera y acabar con las aspiraciones de Vhazror y  su ejército.  No se deje influir por nuestro aspecto ni por la raza de alguno de los presentes, pues le aseguro que no se arrepentirá de haber confiado en nosotros.  Pienso vivir para, como bardo que soy,  contar nuestra aventura en la que sin duda su generosidad brillará por encima de cualquier batalla, lucha o victoria.  Y no dude de que, cuando los orcos hayan sido exterminados,  sabremos cómo agradecer su  magnificencia. ( nueva reverencia al canto).