Partida Rol por web

Las palabras del clerigo habian tranquilizado al guerrero y la llegada a Fuertenuevo habia mejorado su estado de ánimo, haciendo que charlara mas con sus compañeros y discutiera con ellos los planes de esta nueva aventura...Agradeció a Benen por la invitación a comer y dejó un rato sólos a sus compañeros para ir a cruzar palabras con los guardias y a entrenar con ellos...volvia a sentirse como en casa.. lo unico que le faltaba eran sus armas y su armadura, lo cual esperaba conseguir pronto con la ayuda del Lord.

Al regresar a la taberna con sus compañeros, se dió cuenta que las cosas podian agravarse por la presencia del drow, pero afortunadamente fueron llamados a la audiencia con el señor escudodecuervo.

Al llegar a la sala de audiencias, Lance recordó que en numerosas ocasiones le habia tocado solicitar audiencias a los señores de las villas que visitaba, como parte de su trabajo en la guardia de la bruma..si tan solo no hubiera tomado ese atajo...de seguro no estaria en aquel lugar, sin armas y sin vestiduras. A pesar de esto, caminó junto a sus compañeros y escuchó las palabras de Alonso, las cuales le parecieron bruscas y secas. cuando terminó, se proponía a hablar pero de inmediato la mediana empezó a soltar las palabras rapidamente, lo cual dejó al guerrero sorprendido de la cantidad de palabras por minuto que ella podia pronunciar...esperaba que el Lord no hubiera entendido mucho de aquella rafaga que se desprendia por su boca, pues no era muy cortes expresarse de esa manera...

Afortunadamente el Bardo saltó a callar sutilmente a la mediana y a hablar de manera mas educada, como correspondia dirigirse a los señores de las grandes ciudades. agradeció en ese momento la presencia de él en el grupo y dejó que el continuara hablando y narrando lo necesario para conseguir la ayuda de Alonso. Mientras tanto agarraba por el hombro a la mediana para evitar que lanzara un nuevo ataque verbal.

Alonso no pudo evitar hacer un gesto de fastidio ante la vomitada de palabras de la mediana, se sintió confundido y mostró un gesto de enfado pensando que intentaban hacerle perder el tiempo con mentiras. Rivoel enseguida se dio cuenta de la situación e intercedió para arreglar como mejor podía la situación.

-Momento! -Interrumpió a Rivoel en el momento en que presentaba a su grupo. -Eres Klain?, Klain Robleoro? -Su gesto cambió enseguida a una sonrisa amplia en medio de un rostro cargado de años de amargura.

 -Yo ser Klain Robleoro. Yo reconocerte como consejero de guerra. Yo ser fiel a Randal en guerra.

-Maldito Enano -Dijo cortesmente EscudodeCuervo -Siempre has apestado, pero nunca tanto como ahora, no te reconocí sin tu libro que llevabas a todos los lugares. ¿Que haces con estos mercenarios?¿Dejaste la vida solitaria atrás y seguiste la senda de alquilar espadas?. 

Klain negó con la cabeza mientras un ligeramente ofendido Rivoel aprovechaba el silencio para continuar su relato.

A medida que avanzaba con las palabras Alonso se mostraba cada vez más interesado, mesándose la barba e interrumopiendo con ocasionales ¡Ohh, vaya!-

-Veo que no son mercenarios cualquieras. Si hemos recibido noticias del puente de la serpiente, pero hace ya un par de Dekhanas en que se convirtió en un pueblo fantasma en el que solo viven alimañas y depredadores de bosque. Los habitantes originales fueron acobijados por Hondonada de Anathar y no quieren regresar a su hogar por miedo. Randal no ha hecho nada a respecto pero no me meto en sus asuntos, suficiente tengo con mantener las criaturas lejos de esta villa. Lo del monasterio también lo sabía, los monjes no volvieron y los exploradores informan que ahora es una guarida de Ogros y orcos.

Tosió fuerte y con ganas hasta que escupió una flema tan verde como un cubo gelatinoso -Lo del castillo de la daga me deja desconcertado completamente, eso si es nuevo. Pensé que Randal había priorizado su retoma, pero si los orcos llegaron primero, me temo que no mucho se pueda hacer, el castillo es inexpugnable y cada orco combatiente que luche dentro de sus murallas, valdrá al menos por cuatro hombres de armas que intente tomar el castillo mediante el asedio -Dijo mientras hacía cuentas estratégicas, reviviendo sus años como comandante y consejero de guerra.

-Pues amigos mios, han llamado mi atención por completo!. Si ese era su cometido lo han logrado. Son bienvenidos de hospedarse en los barracones del fuerte en la muralla inferior, me encargaré de que tengan las armas que necesiten, la ropa, la comida y todo lo que necesiten.

Llamó a uno de sus criados y rugió ordenes para enviar un mensajero a Cataratas de la Daga y a que alistaran agua caliente para el grupo de héroes al igual que les matara un cerdo para comer. Se volteó de nuevo al grupo y con una sonrisa amplia siguió. -Mañana partiremos cuando los primeros rayos del sol se asomen, descansen bien que mañana me servirán como escolta hasta Cataratas de la Daga! -Parecía emocionado por su encuentro con Randal Alba. -Klain, tú te quedas aquí en el fuerte conmigo, hay mucho que hablar!

El resto, puede retirarse!

Momento. -Se frenó antes de que se retiraran. -Tú querías algo aparte? -Le preguntó a la Semiorca -También servirás de escolta mañana!

¿Rechazarán la propuesta de Alonso y desatarán su furia?¿Seguirán las instrucciones y escoltarán a Alonso hasta cataratas?¿Huirán (dificil que no se den cuenta) de la villa en medio de la noche dejando a Klain atrás? ¿Qué harán ahora?..... Es su turno!

Durante las presentaciones del grupo, llevadas a cabo por el elfo, Escudodecuervo pareció reaccionar al reconocer uno de los nombres; el que habló fué el enano, bueno mas que hablar dijo monosílabos cargados de un fuerte acento de su idioma natal, se notaba que no estaba nada habituado a hablar el común.

Después de la pequeña interrupción, el elfo llamado Rivoel, empezó un relato de captura, torturas y escape; habían conseguido mucha información gracias a sus vivencias, y por lo que contaba el Valle de la Daga estaba amenazado desde todos los puntos, no solo desde las agrestes montañas. Al final el borracho de Helm va a tener razón, pensó la guerrera rememorando las frases oídas en la taberna.

Entonces Alonso, que durante el relato por fin había mostrado verdadero interés, pasó a relatar lo que él sabía; después de toser y expulsar una flema del mismo color que la piel de la bastarda llegó la sorpresa, parecía que no sabían lo de la toma del castillo y por la historia que Morgan conocía y las mismas palabras del señor de la villa, iba a ser una tarea muy difícil el volver a recuperarlo.

Al final tomó la decisión de alojar y equipar al variopinto grupo, para que le sirviesen de escolta hasta Cataratas; mañana partirían para informar a Randal Alba. Despidió a todos y la guerrera pensó que por no haber hablado antes que el grupo se le había pasado la oportunidad; ella no iba a interrumpir, sabía que los poderosos no se tomaban bien que una bastarda hablase cuando no tenía la palabra, por lo que se dispuso a retirarse; por suerte antes de marchar Escudodecuervo se detuvo y le habló directamente.

- Sí señor, - hizo una inclinación de cabeza como le habían enseñado desde bien pequeña que se hacía cuando hablabas con un superior - Morgan a su servicio. Pedí audiencia con vos por si mi brazo podía seros de utilidad en alguna situación, si queréis que sea parte de la escolta mañana, así será.

Ella quería llegar a la capital del Valle y qué mejor forma de presentarse que escoltando al señor de Fuertenuevo, aunque hay algo que... en fin el camino era el que quería tomar, lo demás ya se vería. Se acercó a los que serían sus compañeros de viaje, los miró desde arriba gracias a la altura que le daba su herencia paterna y les habló con su voz profunda.

- Lamento las penalidades que tuvisteis que pasar en manos de esos salvajes, y lamento la pérdida de vuestros compareños. - en su voz, hablando un perfecto común, se podían entrever dos cosas: conocía perfectamente el idioma, síntoma de haber sido instruída en él por alguien muy versado en ello; y, a pesar de la correcta dicción, tenía un acento que todavía no se había borrado de su entonación - Si no os es demasiado duro, me gustaría saber mas detalles sobre lo que os ha ocurrido; dicen que los malos recuerdos se van en buena compañía.

La intervención de Rivoel había sido brillante y Códice se alegró de haberle dejado a él la tarea de hablar. En cuanto a la información que compartió con ellos Escudodecuervo, Códice encontró extraño que Puente de la Serpiente hubiera sido abandonado, se entristeció al conocer en lo que se había convertido el monasterio de los Quebrantados y recibió con preocupación el pesimismo del guerrero acerca del Castillo de la Daga, pero lo que más llamó su atención fue saber que los ponteños se habían refugiado en Hondonada. ¿Cómo van a pasar el invierno? Códice rezó por todos ellos y por su maestro.

Por lo demás, el fraile recibió con enorme alivio que Escudodecuervo no sólo les creyera, sino que incluso conociera personalmente y recordara a Klain y les ofreciera ropas y pertrechos. Sin embargo, su decisión de que el grupo le acompañase en su viaje a Cataratas le pilló totalmente por sorpresa: ¡no podían faltar a su palabra a Shaibar! ¡El Valle corre un grave peligro si no encontramos el libro antes que ese Ighnomer! El apuro de la situación, sumado a la turbación que le producía la atención de la hembra mestiza, hizo qué Códice sólo pudiera dedicarle a Morgan unas atropelladas palabras de disculpa antes de avanzar unos pasos hacia el trono y decir:

—¡Esperad, señor! —rugió nervioso—. Disculpadme, pero... ¡No podemos acompañaros!

Cuando hubo conseguido la atención del hombre, Códice se dio cuenta de que no había pensado qué iba a decir después: ¡en la taberna no habían contado con aquello! Es más: habían decidido no tocar el tema ante Escudodecuervo y dejar las preguntas para una vez terminada la audiencia. ¿Cómo decirle ahora que no podían ir con él porque debían encontrar ese carromato? Miro a sus compañeros en busca de ayuda, titubeante, pero entonces se le ocurrió: no tenía por qué mencionar el libro.

-Señoría... —Entonces se dio cuenta de que estaba siendo irrespetuoso, por lo que puso de inmediato una rodilla en tierra y bajó la vista.— ...agradecemos de corazón vuestra ayuda y vuestra confianza, pero no podemos ir a Cataratas sin descubrir qué ha sido de ciertas personas: por lo que sabemos, planeaban viajar en carromato desde Puente de la Serpiente al monasterio de los Quebrantados hace... —...tantas semanas como habían estimado Benen y Shaibar, explicó Códice.— No sabemos si consiguieron salir de Puente de la Serpiente antes de que el enemigo asolara el lugar, pero no podemos dar toda esperanza por perdida. —Códice sabía lo que podía estar pensando Escudodecuervo.— Señoría: sé que el bienestar de la mayoría es superior al de unos pocos, pero también sé en lo más profundo mi corazón que mi divina señora quiere que encontremos a estas personas y, en virtud de mis votos, no puedo rechazar este deber. 

Técnicamente, no es mentir... ¿No?

Rivoel comenzó a hablar justo después de que lo hiciera Códice, sin apenas dejar reaccionar al anfitrión. 

-Señor Alonso Escudocuervo, en primer lugar muchísimas gracias en nombre de todos. Sabía que podíamos contar con vos. Vuestra generosidad y confianza será   doblemente recompensada. Sin embargo, tal y como dice mi compañero Códice, espero que entienda una cosa: Desde que los aquí presentes nos unimos, tengo la convicción de que el destino no nos ha enlazado por casualidad. Llevamos semanas con la muerte en los talones y sin embargo no es capaz de alcanzarnos. Pienso que estamos predestinados a formar un  grupo de héroes y como tal, tenemos que dejar que el destino nos guie, sin que nada ni nadie nos desvíe de nuestro camino. Ese camino nos ha traído hasta aquí, pero ahora quiere que nos dirijamos a otro lugar. El Puente de la serpiente debería ser nuestro próximo objetivo  si queremos seguir los pasos que el destino nos manda. Andamos tras la pista de unos viajeros. Encontrarlos nos sería de mucha ayuda para poder combatir a los orcos y solo sabemos de ellos que pasaron por el puente hace más de una decana, casi coincidiendo con la llegada de los Hobgoblins a ese lugar. ¿Por casualidad no daría usted cobijo a una pequeña comitiva de unos 4 hombres que viajaban en un carro?
 Le aseguro que estaríamos encantados de ser su escolta, pero le ruego nos libere de ese honor para dejar que sea el destino el que siga marcándonos el camino. Además (sonrío mientras  acaricio la cabeza de Lafdiena), todavía no estamos preparados para visitar al Ilustre Randal Alba. Antes debemos aprender a comportarnos en un ambiente cortesano... Por eso Le ruego vuelva  a confiar en nosotros y nos permita seguir nuestro camino, que sin duda está unido al futuro del valle de la daga.
Dejo unos instantes esperando la reacción de Escudocuervo.  Rivoel se había percatado de las miradas entre Códice y la guerrera de su misma raza. Por la forma de hablar de la "chica" de piel verde, entendió pronto que había sido educada como humana desde niña. Pensó que 2 brazos más (y los suyos parecían fuertes), les vendrían bien. El bardo pronunció: mi señor, si esta guerrera desea ayudar, nosotros estaríamos muy agradecidos de que nos acompañase, pues los orcos a los que tenemos que enfrentarnos están bien pertrechados y sus armas nos vendrían muy bien.

Pase lo que pase Rivoel será el primero en asearse y vestirse, tras lo cual, mientras el resto se lava,  irá al pueblo a obtener información sobre  los viajeros del carro, si se hospedaron allí, cuántos y cómo eran, Qué animal/es tiraban del carro, si dejaron algún mensaje para alguien... Principalmente en la posada, pero visitando algún otro sitio que pudieran pasar por el camino cruzando el pueblo.

“-Klain, tú te quedas aquí en el fuerte conmigo, hay mucho que hablar!””

¿Intuyo que hay alguna posibilidad de que Klain se quede con Escudocuervo mientras nosotros nos vamos?  En ese caso, propongo que los brazos de Klain sean sustituidos por los de Morgan. Ya que Klain es uno de nuestros mejores guerreros y no podemos prescindir de él.

Las manos de Rivoel posadas en sus hombros ejercían una ligera presión semejante a un masaje que le relajaba, Ladfiena llego incluso a cerrar los ojos en varias ocasiones deleitándose con el contacto mientras el semielfo explicaba la situación a Alonso, tal era su ensimismación  que apenas se fijo en la semiorca o en lo que hacia el resto hasta que Alonso dijo que les daría todo lo que necesitasen, los ojos de Ladfiena se abrieron de repente  -¿nos enseñaras magia? quiero poder transformarme en animales y otras criaturas- con una amplia sonrisa esperaba que el señor de fuertenuevo le confirmase que en breve sería una gran maga

Benen permaneció callado toda la conversación. Estaba claro que los demás, sobretodo el bardo, tenían mucho más don de palabra del que él tendría jamás, así que decidió mantenerse al margen y dejarle hablar. 

La orca sería, pese a su raza, una buena incorporación al grupo. No era muy aficionado a lo orcos o semiorcos, y las experiencias recientes no habían ayudado en ese sentido, sin embargo Códice había demostrado que podían ser de fiar... Posiblemente fuera el mismo caso. El tiempo lo diría.

Cuando el anfitrión ofreció lo que quisieran no pudo evitar sonreir. La suerte volvía a sonreir a Benen Bajorrama. Estaba claro que a algún dios le caía bien. Unos segundos después, la voz de Ladfiena lo sacó de sus pensamientos. Magia, pedía Magia. Benen no sabía si era ingenuidad o genialidad. Sin embargo no pudo evitar sonreír.

No pudo creer la buena suerte que tenian!...y todo gracias al enano (y obviamente al buen bardo)...al parecer no es cualquier enano...puede que sea alguien importante despues de todo...pues era amigo del señor de Fuertenuevo...lo importante ahora es que habian conseguido la ayuda que querian sin entrar mucho en detalles ni revelar la identidad de quien los habia embarcado en aquella mision...la alegría habia hecho que el guerrero soltara el hombro de la mediana, lo que automaticamente hizo que lanzara de nuevo su ataque con palabras...y esta vez solicitando magia...como lo habia hecho con Shaibar...de inmediato el guerrero volvio a cogerla por el hombro, haciendola retroceder un poco...

Al rato, el semioroco cayó en cuenta de algo que por la emoción el guerrero habia olvidado: el carromato!!!...claro que debian empezar por ahi si querian dar con la ubicacion del libro...y de inmediato el bardo adornó las palabras del clerigo, con su típica delicadeza para evitar que el señor de Fuertenuevo entendiera erroneamente lo que decia el semiorco...Lance, al igual que Benen permaneció callado, esperando la respuesta de Alonso, y con ansias del cerdo que habia mandado preparar..y por supuesto que con las ganas de irse a la armería a vestir, tal como se ansía ir a un árbol cuando la vejiga está a punto de reventar....

El Lord de Fuerte Nuevo soltó un bufido ante el ofrecimiento de la espada de Morgan -Buahh, otra vende espada, que sorpresa!- Dijo con tono irónico evidenciando su desprecio a los mercenarios. -Algo surgirá, algo surgirá! -Respondió en un susurro más para si mismo que para la Semiorca.

El Semiorco empezó a hablar con su gruesa voz, sus palabras eran educadas, pero lo que dijo no gustó en lo absoluto a EscudodeCuervo, su rojo e iba enrojeciendo con cada palabra que despedía Códice. ¿Cómo podía ser posible que unos renegados aventureros se negaran a una petición que para muchos es considerado un honor?, se dejó llevar por sus emociones y confió su seguridad en unos aventureros recién llegados para que lo escoltaran a Cataratas con noticias nada alentadoras. Pero se había equivocado, los egoistas estaban rechazando su petición.

Iba a abrir la boca para rugir maldiciones pero antes que se le escapara la primera palabra intercedió Rivoel, en tono amistoso y sonriente empezó a explicar la situación sin revelar los detalles más específicos, su tono y sus explicaciones lograron aplacar la furia que se había despertado en el veterano guerrero.

-Bien, pues que no se diga que Ser Alonso EscudodeCuervo, Descendiente directo de la gran heroína Corina EscudodeCuervo, regente absoluto de Fuerte Nuevo, caballero Honorario de los caballeros del Alba y capitán retirado de la comitiva del señor no tiene palabra. Si desean seguir su camino, así será. Aún permanece en pie mi oferta de suministrarles ropaje, armas, armaduras y estancia en los barracones. 

No estaba emocionado ni alegre, pero no iba a expulsarlos ni a declinar su oferta, era más de lo que podían esperar después de rechazar ser su escolta.

Ante el comentario de la mediana, EscudodeCuervo la miró con su único ojo desconcertado. -¿De qué hablas? ¿No soy mago? - Se limitó a responder antes de hacer gestos con sus manos para que se retiraran del lugar de inmediato.

-Parece que ha salido trabajo para ti, semiorca -Dijo bruscamente en tono ligeramente despectivo -Irás con ellos lejos de aquí, yo no doy cobijo a todos los viajeros que llegan  fuerte nuevo -Se volvió a Rivoel -Y no me se todas las caravanas que pasan por aquí, quizá en la sonrisa del goblin puedan conseguir algo más.

Mientras todos se iban, Klain cumplió con lo que le pidió Alonso y se quedó, mientras dejaban las puertas alcanzaron a escuchar las palabras que el Ser le decía al Enano. -No irás con esos errantes, ¿Verdad Klain?  El honor nos llama, la batalla por el castillo se aproxima y tú y yo tenemos un deber con nuestro señor, ¿No fallarás, verdad? Será como en los viejos tiempos amigo, lucharemos hombro  hombro y veremos caer a la escoria orca.

El Enano vaciló durante unos instántes, y con voz dubitativa sentenció -Klain acompañar a EscudodeCuervo, Klain ayudar a señor Randal Alba.

Las puertas se cerraron y no escucharon más.

Afuera un criado los esperaba para escoltarlos durante la estancia en Fuerte Nuevo. -Seré su guía mientras permanezcan en esta villa, mi nombre es Paike, son órdenes del señor que sus invitados siempre estén escoltados por mi. - No había forma de rechazarlo, por más que quisieran, el joven seguiría insistiendo. Además, viendo como se habían puesto las cosas en la posada, era mejor ir acompañados de un lugareño.

Los llevó directamente a las barracas y les mostró las camas de colchón de paja en las que dormirían, les brindó ropaje. No había muchos hombres del tamaño de Códice, aun cuando le entregaron las prendas más grandes, el clérigo parecía embutido como una salchicha de ternera. Con sus uñas largas como garras rasgó aquí y allá y acomodó ciertas partes para no verse gracioso, sin embargo una burla inocente de la mediana se ganó.

Luego los llevó a la armería -No hay muchos guerreros medianos! -Y buscó entre los arrumes de armas arrinconados en una esquina y logró encontrar cosas hechas para medianos o gnomos. Al final pudo complacer las peticiones de todos los héroes que ahora vestían relucientes armaduras y empuñaban buenas armas, dejando atrás las oxidadas espadas orcas.

Cuando salieron de la armería, el cerdo ya se estaba cocinando encima de una fogata en el centro del vallado inferior. Tomaron camino hasta la sonrisa del Goblin, la taberna ya estaba atestada de campesinos, pescadores, leñadores y pastores. Miraron renuentes a los aventureros, pero al ver con quién venían volvieron a sus asuntos.

Las cerveza las iba pagando Paike mientras Rivoel se mezcló entre la gente y empezó a relatar historias y entonar cánticos, se movía como pez en el agua e incluso llegó a ganarse los aplausos de la gente y un par de monedas de cobre, habló con el posadero y los lugareños mientras el resto del grupo permanecía en la mesa bebiendo un poco.

Al rato Klain llegó solitario a la posada y se sentó en la mesa.

 -Tener que irme con Randal, mañana Klain partir a Cataratas de Daga, Klain tener que cumpplir con deber. -Era extraño, muy extraño, pero en los ojos apagados del Enano se alcanzaba a vislumbrar tristeza y melancolía, y no era para menos, a parte de su pajarraco que había huido y a su ratón que aún conservaba, no había hecho lazos de amistad tan fuertes como los que compartía especialmente con Códice, Ladfiena y Fewyhn. -Ir a Cataratas, pero cuando terminar, Klain volver a buscarlos. Klain prometer por Robleoro! Ser más fácil buscarlos si avisar en taberas donde ir!. -Era ingenuo, pero estaba determinado a cumplir con lo suyo. Después de cumplir con su deber, el Enano volvería a reunirse con sus amigos y cuando eso sucediera, nada podría separarlo de ellos, quería seguir con ellos. A pesar del sufrimiento vivido, se sentía muy a gusto.

Rivoel volvió a la mesa con una sonrisa y guiño el ojo, haciendo saber que tenía información pero que no la compartiría con Paike estando presente. 

Fue el momento de partir, regresaron al fuerte cuando el cerdo ya estaba listo, Comieron junto al destacamento de guardias de Fuerte Nuevo y Klain, EscudodeCuervo no hizo acto de presencia y ordenó que le llevaran la comida a la torre. Entrada la noche, Rivoel explicó sus hallazgos, cuando los oídos indeseados estuvieran fuera de alcance:

El carromato en particular había pasado por Fuerte Nuevo, intacto. Fueron los integrantes de la caravana quienes advirtieron de la situación en Puente de la serpiente y los Hobgoblins. Lograron pasar tras pagar unas monedas de oro y algunas provisiones. Su destino era el monasterio de los quebrantados. llevaban provisiones de comida y telas especialmente, algunas botellas de vino también. Pero la lengua de un borracho es más larga que sus brazos. Llevaban otra cosa consigo: Un libro.
Un tal Haladar Bosquelado de hondonada de Anathar, pagó muchas monedas de oro por llevar ese libro al monasterio aparentemente para que le hicieran una o varias copias. Lo llamativo fue la gran cantidad de monedas que el conductor del carromato, el hombre las mostró y eran cientos!
Eso fue hace ya tres Dekhanas y del carromato no se volvió a saber nada desde que partió al monasterio, solo iban dos guardias escoltándola y el conductor y dueño. No se sospecha de su desaparición y los lugareños creen que con esa cantidad de monedas el hombre pudo haber dejado el carro en el monasterio y haber tomado rumbo directamente a Cataratas de la Daga a tomarse un buen descanso.

Al siguiente día, códice hablaría con el clérigo local.

¿Tomarán rumbo hacia el monasterio?¿Irán a puente de la serpiente a desvelar el misterio de los Hobgoblins?¿irán a hondonada de Anathar para hablar con el tal Haladar Bosquelado?¿Partirán hacia Cataratas de la Daga para informar lo sucedido?.......

Es su turno.

Cuando Morgan oyó el bufido y las palabras despectivas de Escudodecuervo, tuvo que hacer uso de todo lo que había aprendido en su infancia y juventud, para morderse la lengua y agachar la cabeza; pensaba que ya no tendría que volver a sufrir situaciones así, pero estaba claro que fuese donde fuese siempre habría gente que la menospreciaría por un motivo o por otro. Con ojo atento se pudo apreciar como las mandíbulas de la mestiza se apretaban y su brazo se tensaba, pero de inmediato el llamado Códice se adelantó, se arrodilló, y empezó a decir que no podían hacer lo que Alonso les mandaba; Morgan prestó mucha atención a sus palabras, parecía que buscaban a algunas personas que iban a viajar al monasterio por las fechas en las que fué tomado, pues creo que debieron encontrar una bienvenida muy calurosa, pensó la guerrera recordando la brutalidad y el gusto por el fuego de sus ancestros por parte de padre.

Su mirada se trasladó del corpachón postrado al sillón que presidía la sala, pudo ver como una vena en el cuello del lord estaba palpitando bajo su piel de un tono más carmesí que la última vez que la había visto; vió como tomaba aire, seguramente no iba a ser nada bonito lo que iba a decir, pero antes de que saliese ninguna palabra de su boca el elfo volvió a tomar la palabra. Habló elocuentemente y con gran convicción, de cómo el destino les deparaba una misión y que tenían que seguir un camino diferente al elegido por el ilustre señor, tal era su verborrea que hasta Morgan estuvo convencida del elevado destino del grupo y por un momento deseó poder formar parte de algo así, después de todo había nacido en el año del Dragón por una razón, pero ella tendría que acompañar al lord a la capital.

Ya estaba rumiando su mala estrella cuando el elfo añadió unas últimas palabras, y pidió que también la relevase a ella de la misión de escoltarlo y que los acompañase; la mestiza escuchó las palabras de EscudodeCuervo, ante el apelativo despectivo que le dirigió sólo pudo resoplar por lo bajo, pues sabía que de nada serviría ninguna otra acción pero pensó que el tiempo ponía a todos en su lugar, conforme hablaba sintió una mezcla de alivio y pena, alivio por no tener que acompañar a ese hombre que hacía gala de tantos títulos que se le olvidaba que lo que importaba era el corazón del guerrero, y pena porque parecía que siempre había algo mas importante que llegar a Cataratas de la Daga. Parece que el destino me llama, suspiró con alivio cuando acabó, era cierto que ella vendía su 'espada' pero no era menos cierto que era libre para venderla a quien quisiera, y el lord de Fuerte Nuevo no se había ganado ni sus simpatías ni su respeto, no le apetecía nada ser su escolta; prefería acompañar a ese variopinto grupo en su misión de rescate de las personas del carromato, al menos parecía que ellos aceptaban a todos los seres, sin importar su aspecto, además así podría 'hacer ejercicio' y librar al mundo de un poco de escoria.

Cuando salieron y un criado les dijo que sería su guía Morgan se sorprendió, llevaba varios días en el pueblo y nadie la había tenido que acompañar a ningún sitio, bien es cierto que apenas había salido de la posada para tomar el aire en algun rincón de la plaza en el que poder tallar tranquilamente. Más que invitados parece que somos vigilados, pensó mientras se acomodaba el peso de la coraza en su cuerpo en espera de reanudar la marcha, en realidad le daba igual que alguien los acompañase; miró las camas que les brindaban y decidió que no había tanta diferencia con la de la posada. Esperó fuera pacientemente a que encontrasen prendas de vestir para todos, pero al ver al clérigo salir con algunas de las costuras rasgadas y escuchar el comentario de la mediana no pudo evitar que una sonrisa asomase a sus labios dejando ver sus prominentes dientes; cuando pasaron por la armería le echó un ojo al interior pero en realidad ella llevaba todo lo que necesitaba encima, aunque pensó que a lo mejor podía pedir algo ella también.

- Paike, ¿no tendrías una daga por ahí? - preguntó señalando el espacio vacío en su bandolera, una daga mas siempre venía bien.

Al salir fueron directos a la posada, nada mas llegar la guerrera se separó un momento para ir a informar al mercader que ya se habían solucionado los contratiempos en Puente de la Serpiente y que el camino hasta Hondonada era todo lo seguro que había sido siempre, por lo que no tenían falta de sus servicios y ella marcharía hacia otro lugar. Fué una buena tarde con el elfo, que era un bardo como no podía ser de otro modo dada su labia, cantando y animando a la clientela aunque Morgan bebió con mucha moderación, apenas una jarra de la cerveza aguada que servían, no le gustaba que el alcohol embotase sus sentidos, malos recuerdos... o mas bien malas consecuencias. Quien no compartió su moderación fué el clérigo, no se le puede reprochar después de lo que han debido de pasar, pensó Morgan viendo como disfrutaba del ambiente; tuvo varias preguntas a las que responder y ella también hizo unas pocas.

Contó que venía del otro extremo del Mar de las Estrellas Fugaces, que hacía mas de dos años que había salido del que era su hogar y que ponía su brazo al servicio de quien pagase por él cuando le hacía falta el dinero; dijo que allá en su tierra la llamaban Shea, ante la insistencia de la mediana aclaró que significaba honorable, pero no lograron que dijese el motivo del apodo; y también habló de que el año anterior había luchado en Cormyr contra las ordas de orcos y goblins que servían a un dragón rojo, por suerte o por pericia había sobrevivido para contarlo y ahora iba hacia Cataratas, para luchar al lado del señor del Valle, aunque antes se había enrolado en la escolta de un carro. Cuando Códice le preguntó a qué dioses rezaba se quedó callada un momento, recordando la presentación que hizo Rivoel encontró el nombre Khauntea y se acordó de los campesinos turm y de sus rezos a la deidad de las cosechas, le miró con una expresión indescifrable para el mestizo y respondió que no le gustaba estar atada a nada ni a nadie, dejó un corto silencio para ver su reacción y añadió que de encomendarse a alguno lo haría a Shóndakul, el Jinete de los Vientos. Por su parte les preguntó a todos cuáles eran los acontecimientos que los habían llevado a caer cautivos de los orcos, cómo habían logrado escapar, y quiénes viajaban en el carromato, ya que seguramente los tendrían que rescatar de algún sitio.

Klain entró cuando ya llevaban y buen rato, se sentó a la mesa e informó que se marcharía con Alonso, su cara denotaba tristeza y añadió que cuando acabase con su deber junto a Randal Alba, iría a buscarlos. Códice le devolvió la promesa y tuvo una ataque de 'amiguitis', propiciado por el alcohol y las experiencias vividas supuso la guerrera, ya que a ella no la incluyó en la ronda de abrazos.

- [Idioma Enano, los que no lo sepan que cierren los ojos (algún día aprenderé a poner texto en "spoiler" ;)] Que vuestro viaje sea corto y provechoso maese enano, seguro que sería un placer luchar a vuestro lado. - viendo los esfuerzos que hacía el enano para hablar el común, Morgan se dirigió a él en su idioma natal.

Por fin el elfo volvió a la mesa y marcharon hacia la fortaleza para cenar y dormir, el grupo estuvo acompañado por los guardias del lugar con los que, después de alguna mirada torva, compartieron relatos de batallas y bromas. Cuando ya todos se fueron a hacer sus quehaceres o simplemente a dormir y sólo quedaban ellos, el elfo les contó lo que había averiguado del carromato con los parroquianos de la taberna.

- ¿Por qué tanto dinero por un libro? - preguntó en voz alta Morgan extrañada; pero Códice ya estaba, entusiasmado como llevaba toda la noche, haciendo los planes para el día siguiente - No, gracias, pero es que yo no me veo en esa ceremonia. - declinó amablemante el ofrecimiento de asistir.

El fin de la audiencia con lord Escudodecuervo resultó satisfactorio para Códice: no sólo habían conseguido desvincularse de los planes del gobernante, sino que lo hicieron sin incurrir en su ira y conservando la ayuda que se les había ofrecido. Ciertamente lord Escudodecuervo no parecía haberse quedado muy contento con el trato y sí con una pobre idea del grupo, pero era más de lo que Códice había esperado.

Códice entró en las dependencias de la milicia confiado en que volvería a vestir como una persona decente: grande fue su desilusión cuando vio las calzas y la camisola que le ofrecían, de ninguna forma aptas para él. Tengo que adelgazar un poco, se dijo socarrón, aceptando con resignación la cruz de ser un medioorco. Cuando finalmente salieron de los barracones, Códice llevaba un saco de arpillera (probablemente antiguo hogar de un montón de patatas) por camisa protectora, un camisote de mallas encima (sorprendentemente, de su talla) y un tabardo con la insignia y los colores del Valle de la Daga cubriendo el conjunto. Seguía llevando la manta por faldón, pero al menos pudo empalmar dos cinturones para amarrarlo todo bien. No encontró botas de su talla, pero sus pies ya se habían acostumbrado a andar desnudos. En resumen: algo ridículo, pero funcional.

Fuera como fuera, Códice de pronto se sentía mucho más optimista: de nuevo bien pertrechados, las probabilidades del grupo de cumplir la misión (y sobrevivir) habían aumentado exponencialmente. ¡La Diosa provee!, pensaba. En la taberna compartió este recién adquirido estado de ánimo con sus compañeros, bebió, se divirtió con las canciones de Rivoel y trató de conocer mejor a la nueva integrante del grupo, que resultó llamarse “Morgan”. Qué nombre tan bonito, pensó el mestizo, embobado.

Cuando apareció Klain para despedirse, un Códice achispado por los efluvios del alcohol correspondió a su promesa poniendo por testigo a su diosa de que él también le buscaría cuando todo acabara. También propuso sendos brindis por su compañero enano (“¿¡Qué digo 'compañero'...!? ¡Amigo!”) y por todo el grupo que acabaron con Códice abrazándoles a todos (incluido el drow, pero no Morgan, que no estaba tan borracho), presa de un lacrímogeno ataque momentáneo de exaltación de la amistad.

Finalmente, en los barracones respondió de este modo a la información obtenida por Rivoel:

—¡Entonces todo está claro! —exclamó sonriendo mientras masticaba un enorme trozo de cerdo—. ¡Debemos partir hacia las montañas! —El libro estaba en el carromato, el carromato había pasado por Fuertenuevo: todo lo demás (es decir, la misteriosa carga de oro) era accesorio.— Lo cual me recuerda una cosa: mañana antes de marcharnos me acercaré al pequeño panteón que tienen en el pueblo para compartir la hora de rezos matutinos con el servidor de Lathander encargado y pedir la bendición de la Diosa... Si os apetece, podría hacer la ceremonia para todos.

Rivoel hace una reverencia y asintiendo con la cabeza se retira poco a poco, llevándose consigo a la mediana y haciendo un disimulado gesto a sus compañeros para que salgan de la habitación. En su “huida” del salón dice: Mil gracias de nuevo  Ilustre Alonso Escudocuervo, el destino le recompensará este gran gesto de benevolencia que ha tenido con nosotros. 
Cuando Klain les comunica su decisión, el bardo se acerca a despedirse de él y de su pequeña mascota diciendo: Serás parco en palabras pero grande en hazañas, de discurso escueto, pero de corazón inmenso. Me diste una lección que nunca olvidaré. Hasta pronto. Y cuida mucho de nuestro generoso anfitrión.
Ya en la posada Rivoel se sentía como en casa, se notaba en su cara que la sonrisa eterna que le habían visto durante el viaje había sido una mera estratagema  para que nadie perdiera el ánimo y todos se la creyeron. Lo entendían ahora que veían al bardo no solo sonriente, sino con un brillo en los ojos que no le conocían y que sin duda atraía la atención de todos los clientes ( y clientas...) de la posada. Muy complacido por haber servido a los que ya consideraba grandes compañeros, no olvidaba que sin ellos se habría convertido en sopa de semielfo. Por eso se dedicó por entero a conseguir toda la información que pudo sobre el carro. Una vez ganada la atención en la posada, el bardo quiso complacer también a Alonso Escudocuervo y en medio de todos los lugareños, entonó unos agradecidos versos en su honor:

Noble apellido  Escudocuervo

por su linaje con orgullo lucido,

de entre todos la gran Corina

su personaje más conocido.

Pero hay un gran hombre que  

por todos es aquí sabido, 

D.Alonso  lleva por  nombre

y su historia aún no se ha escrito.

Pues el destino le reserva

un importante capítulo,

que se escribirá con letras de oro

y en todo el valle será leído.

Será contado en mil fiestas

por todo bardo entendido.

Os lo asegura Rivoel  Docanto

del que hoy lo habéis oído (reverencia al canto).

Tras el poema se sienta junto a Paike y le dice: - le prometí a tu señor que todos sabrían de  él y su benevolencia. Sirva este poema como inicio de la que será su gran historia. Yo me encargaré de darle gran fama allá donde vaya.  Y tras eso El bardo le preguntó al sirviente por algún lugar en el pueblo en el que pudiera conseguir algo de lana sin cardar, quizás algún pastor del lugar... 

En la posada, aprovechando que Códice estaba más que simpático, sacó risas a todos bromeando con su aspecto diciendo frases como:  Posadero, aquí tienes el mejor embutido del valle!!!! Una colecta por favor, nuestro amigo  lleva la misma ropa desde los 7 años!!!! Aunque era evidente el tono jocoso y de inocencia, Rivoel pronto se dedicó a cantar, tampoco quería que nadie se  burlara de su buen compañero.
Tras obtener la información deseada de los lugareños y hablar un poco con Paike, el bardo se interesó  por Morgan. Pero al ver el interés de Códice por aquella Hembra y notar una mirada de “odio” hacia la simpatía innata del bardo, Rivoel dijo:

- Tranquilo amigo mío, creo que estoy en clara desventaja. Me faltan varios palmos por todas partes y una buena mata de pelo  para poder hacerte algo de competencia .
En la cena, el bardo volvió a recitar el poema de Alonso Escudocuervo para que fuera escuchado por sus guardias también. Cuando estuvieron solos, Rivoel empezó a contar lo que había descubierto sobre el carro y sus ocupantes. Quiso dejar de hablar cuando se dio cuenta que la recien conocida Morgan estaba entre ellos, pero ya era demasiado tarde. Pensó que en el fondo, si les acompañaba, estaría vigilada y en minoría. Además, parecía de fiar y su intuición nunca fallaba.
Rivoel comenta:... un grupo de bandidos pudo enterarse de la gran cantidad de oro que había en el carro y lo asaltaron antes de llegar al monasterio. Por eso los orcos no se hicieron con el libro. Deberíamos partir cuanto antes por el camino de las montañas. Si el carro es tan grande como cuentan,  en algún momento lo veremos , o parte de él o algún signo evidente de su paso.
Y otra cosa, como estamos predestinados a ser un grupo de leyenda, no podemos ir por ahí sin un nombre que nos identifique. ¿ Qué os parece LA COMPAÑIA DE LA PLUMA BLANCA…

Lo que Morgan contó a los compañeros sobre sí misma no hizo más que incrementar su atractivo a ojos de Códice: ¡la chica era fascinante! De tierras lejanas -¿Thesk, Turmish, Aglarond...?-, afín a un dios antiguo y olvidado, con un enigmático sobrenombre, partícipe en épicas batallas... Para ganarse su atención, Códice trató de contar las vivencias por las que había pasado el grupo: cómo él, Ladfiena, Fewyhn, Klain y otros dos compañeros habían partido de Cataratas para dar caza a un chamán orco y cómo habían sido capturados en el proceso; cómo habían conocido a Lance, Benen y Rivoel y perdido a Beleg durante el cautiverio y cómo habían escapado cuando les trasladaban; cómo habían vagado en la oscuridad del subsuelo del valle hasta salir a la superficie... ¡en las montañas!, y como habían llegado, finalmente, hasta Fuertenuevo. No reveló nada sobre Shaibar o su misión, pero tampoco fue capaz de camuflar el rastro de esas verdades “silenciadas”: podía ser un orador muy capaz, pero era mal narrador, y la timidez no contribuyó a mejorar su relato. Cuando Rivoel se metió con su ropa y bromeó sobre él y Morgan, Códice se sintió abochornado: sabía que el bardo no tenía mala intención, pero no quería que Morgan se percatase de su interés o le viera como alguien ridículo. En consecuencia, adoptó una actitud más reservada, al menos hasta que el alcohol hizo su efecto y apareció el enano.

Por la noche, todo estaba olvidado, y recibió de buen humor la ocurrencia del bardo:

-Lo de "la Pluma Blanca" suena bien -opinó, recordando la pluma de Shaibar y a los Plumas Negras de las cavernas-, pero eso de “la Companía”... No sé... -No tenía una idea mejor, pero “la Compañía” le sonaba muy marcial, quizás muy solemne.- ¿Qué tal “los Compañeros”? Los Compañeros de la Pluma Blanca... -Eso le sonaba mucho mejor. Su imaginación ya vagaba por su cuenta.- Incluso podríamos hacer un juramento... ¡En muchas historias de héroes hay un juramento!

Aunque al principio se había sentido reacio a aceptar la épica que Rivoel trataba de venderles, Códice estaba cada vez más dispuesto a comprarla. Nadie podía culpar al bardo: era su trabajo.

El mediano salió de la sala con una sonrisa. Gracias a los dioses, el clérigo y el bardo habían salvado la situación. No le apetecía andar de escolta del tal Escudocuervo por ahí, por mucho que les diese armas y armaduras nuevas. Al parecer, el robo y el sigilo no eran las únicas formas de conseguir cosas... debía estar atento a esas opciones.

Al salir de la sala, el mediano siguió al guía hacia la sala donde debían pertrecharse de armas. Tras un rato de búsqueda, encontró un puñado de dagas y un camisote de mallas. Se colocó la armadura y comenzó a ponerse las dagas por el cuerpo, unas cuantas a la cintura, una en cada muslo, en los brazos... Parecía una chatarrería, pero los dioses sabían que era feliz. Con aquellas dagas seguramente podría acabar con más de un enemigo. Sonriente y algo más adecentado se encaminó a la posada.

-Vaya, la cosa se ve mejor ahora, ¿eh?-Preguntó al grupo al salir.-Con esto seguramente seamos más capaces de hacer nuestro trabajo, ¿No os parece?

Caminó hasta la taberna con el resto del grupo y se sentó junto a Rivoel y los demás. 

-Seguramente si hay dos rastreadores con nosotros lo encontraremos con facilidad.-Dijo sonriendo.-Sin embargo me preocupa más lo que haya podido hacer desaparecer el carro. Aunque ahora mismo estamos mejor preparados para afrontarlo ¿Verdad? Por mi parte lo de poner nombres a grupos y hacer juramentos no es muy necesario... nunca he hecho un juramento que haya podido o querido cumplir. Pero haced lo que queráis, no seré yo quien os lo niegue. 

Nunca había tenido pretensiones de héroe. La épica no iba con él. Benen era la mano que se movía en la sombra, la daga que acuchillaba en la oscuridad, la muerte que acechaba en los callejones oscuros, no era un héroe y no quería serlo. Juramentos, estandartes y canciones no iban con él. Incluso consideraba que el que se conociera su nombre casi podía ser un fracaso... pero si el resto del grupo deseaba fama y gloria, no iba a ser él el único discordante.

-De todas formas.-Empezó diciendo.-Creo que eso deberíamos dejarlo para cuando hayamos conseguido algo significativo. Son muchos los grupos de aventureros con nombres altitonantes y dos escaramuzas a la espalda que sirven de hazmerreir en pueblos y ciudades. Primero recomiendo discreción, la épica podemos dejarla para después. 

Se que lo que hemos pasado dista de ser una escaramuza más, pero más de uno podrá entenderla así. Siempre hay gente con ganas de sacarle punta.

Códice, la palabra compañero viene de compañía y pertenecen a la misma familia. No hay compañeros sin compañía ni compañía sin compañeros. Si os gusta más así me parece perfecto. ¿ Y qué juramos, no parar hasta acabar con el rey orco, hasta conseguir el libro, ofrecernos lealtad por encima de todo.... y ese tipo de cosas...? 

A Benen le dice: Tener un nombre te abre muchas puertas y ahorra mucho tiempo y esfuerzos con desconocidos, autoridades y gentes en general. Se conocen las hazañas sean pequeñas o grandes y su forma de actuar. Eso es lo importante, lo que se hace. Sin nombre eres un más, pero nosotros no somos unos cualquiera. Lo sé y sabéis por qué. Nos será de mucha utilidad en las altas esferas y con el pueblo llano también. Yo lo veo tan necesario como vuestras armas y armaduras.

¿Cómo sabe que los orcos no tienen el libro? Y qué tiene de especial ese libro, esos eran los pensamientos de la guerrera mientras el bardo relataba lo que había escuchado, pero se cuidó de decirlos en voz alta; estaba claro que había algo que no le habían dicho, pero como acababa de conocerlos esperó que después de algunas horas mas en su compañía se lo contasen. Espero que no estén compinchados con los orcos... su elucubración se vió interrumpida por la última frase del elfo que llamó poderosamente su atención, ¿Qué diantres tiene que ver una pluma blanca con esto?; el clérigo estuvo de acuerdo con ponerse el nombre y añadió la sugerencia de ¡hacer un juramento!, van listos si piensan que voy a hacer tal cosa, Morgan resopló por lo bajo y asintió casi imperceptiblemente a las palabras del mediano, por ella podían hacerlo si querían pero que no contasen con esta guerrera.

- Estoy de acuerdo en que un nombre te puede abrir muchas puertas, - dijo rememorando días pasados - puesto que acabo de unirme a vosotros el nombre que decidáis me vendrá bien, aunque no sepa el por qué. Lo del juramento... - calló un momento tratando de encontrar unas palabras que no sonasen demasiado burdas, pero como no encontró nada mejor acabó diciendo la verdad lisa y llana - yo no lo haré.

La oratoria de Rivoel era muy buena y posiblemente podría convencerla de muchas cosas, pero nunca de hacer un juramento.

Al guerrero no lo habia dejado tranquilo el repentino cambio de humor de Alonso por las palabras de Codice, aunque sabia que el semiorco habia hecho bien en alejarlo de la busqueda para que no diera con el libro...solo esperaba que esto no fuera a perjudicar al grupo de alguna manera...

una vez en la armería, se armó como acostumbraba y a practicar con sus nuevas armas...afortunadamente el señor de fuertenuevo no les habia quitado su favor y les habia dado las armas...luego vino la comida y la bebida, en donde todos se empezaban a entonar por la cerveza y a soltar un poco mas la lengua, sin embargo no parecian caer en cuenta que andaban con una persona totalmente desconocida para ellos: una semiorca! que parecia un poco bravucona...pero al parecer para el clerigo parecia como si se conocieran de hace tiempo..al guerrero no le parecia conveniente contar la historia detras de la aventuira, al fin y al cabo la gruñona solo estaba buscando algo que hacer y solo estaria con ellos por un breve tiempo...luego se iria...

Aplaudo tu idea de nombrar a esta compañia, maese Rivoel, y que buen nombre se te ha ocurrido!!, al parecer tu habilidad social no solo se limita a tener una fina lengua para hablar o cantar!!...por supuesto que prestare juramento, y estare dispuesto a prestar servicio para esta empresa..y lo que el destino nos tenga preparado!..luego se dirigió a la gruñona - No os preocupeis, no tendras que prestar juramento alguno, al fin y al cabo solo buscas algunas monedas y no nos conoces muy bien -  (notó la mala cara de Códice) - y fue por otra jarra de cerveza.

Señor Robleoro, lamento mucho que no nos puedas acompañar, pues bien nos ayudo tu fuerte brazo cuando fue necesitado, y espero que nos veamos pronto...acompaña bien a Alonso y haz que tenga una buena opinion de nosotros!...
 

-Si así lo estimas, adelante.-Dijo el mediano algo más convencido por las razones del bardo.-No se me había ocurrido... como seguramente entenderás no estoy acostumbrado a "trabajar" dandome a conocer de antemano. Lo mío es más entrar y salir sin dejar rastro.

Sonrió de oreja a oreja acariciando el pomo de una de las dagas que acababa de adquirir.