Partida Rol por web

Zackarias aún está esperando una posible respuesta del Steven reflejado en el charco cuando ve claramente como, reflejados también en aquel charco, invertidos por el efecto óptico del agua, Mathew y Ciara avanzan hacia donde se encuentra Steven.
Este está de espaldas, mirando algo a través de la puerta-cristalera número 2. Mientras las imágenes reflejadas de Mathew y Ciara, que llevan cada uno de ellos una pequeña sierra quirúrjica idéntica a la de Duarte, avanzan dirigiéndose hacia Steven.
Zackarias se gira para ver que sus dos compañeros siguen detrás de él, están en ese estado taciturno y semi-ido que algunos de los portadores de cruces ya habían mostrado. Sus sombras no están.

Veo el reflejo de Steve en el agua y cómo Zackarias se acerca hasta el charco de agua, en cualquier otra situación llamaría loco a alguien que se encontrase hablando a un charco, pero dada la situación cualquier cosa era probable "Como por ejemplo que algo reflejado sobre un charco tenga impacto en la realidad." 

Rápidamente me lanzo hacia delante y agarro la espalda del mono azul del cura, pego un fuerte tirón para alejarlo del charco y llevarlo hacia el interior del almacén -¡Ciara! grito mirando a la mujer -¡Aléjate, ignora el reflejo! sigo gritando, Zackarias sólo había mirado el agua durante unos segundo y ya empezaba a mostrar los signos de los durmientes. No sabía que estaba pasando pero en este momento tengo algo bastante claro -No se qué o quién nos estará mostrando esas imágenes, pero puedo apostar que no es para nuestro bien. Vamos al interior, alejémonos del agua ¡deprisa!

Cuando me había acercado hasta Zackarias había podido ver fugazmente mi propio reflejo en el agua y no tenía ninguna intención de saber qué es lo que pasaba a continuación. Centro mi vista en la puerta del almacén mientras me acerco poco a poco hasta ella "Ignóralo, no lo mires, no es real."

Mathew aparta de un tirón al reverendo del borde de aquella agua y cuanto reflejaba, justo en aquel momento ve -tan deprisa que las imágenes se le formarían luego- como su “yo” reflejado en aquel charco desaparece, es dificil saber que sucede a continuación una vez Mathew abre aquella puerta de una patada y ambos entran dentro, como preveyendo que algo siniestro iba a ocurrir.
Ambos ven, desde el marco de la puerta, la figura de Ciara. Continua en el mismo estado observando a la nada. Se escucha un grito que claramente asociais con Steve, despues del mismo hay una subida enorme de la temperatura, como si hubiesen teletransportado al mundo entero dentro de un horno encendido por demasiado tiempo.
Veis, recortado por el marco de la puerta, como si de una viñeta de comic se tratara, como una explosión de agua hirviendo, de “metralla” formada por gotas de agua hirviendo, alcanza el cuerpo de Ciara lanzándola hacia atrás.
La temperatura se normaliza, solo para preceder al principio de un terremoto.
El almacén esta lleno de enormes pilas de varillas plateadas que se elevan hasta el techo. Todas estas empiezan a desmoronarse, estas se estrellan contra la puerta ya cerrada.
Mathew y Zackarias estan en el Hall, gracias a los reflejos del segundo, agazapados contra Ciara -esta con la barbilla rojiza, prácticamente en humo, por una salpicadura, pero poco más, cortesía por lo visto de aquel uniforme- esperando que aquel terremoto -que ya lleva segundos zarándeando el mundo- se detenga. Aunque...¿Tenéis la seguridad que vaya a hacerlo?¿O de que toneladas de piedra y hierros no se os vengan antes encima?

Cuando muevo a Zackarias veo que en su pecho luce otra cruz de plata, al parecer que la siesta no le ha salido gratis. Levanto la vista y veo a Ciara mirando el agua con la mirada perdida "¡Mierda!, ¿es que aquí no conocen aquello de <La curiosidad mató al gato> ?" Vuelvo a mirar el pecho de Zackarias, él esta inconsciente... con un rápido movimiento le retiro la cruz del cuello y me la guardo en el bolso contrario a la mía, prefiero saber cual era cual.

El reverendo se había sentido bastante frustrado al saber que aquellos colgantes servían para encerrar almas humanas, "No creo que tenga la necesidad de saber que a él también le ha aparecido una de esas cosas".

Aunque aquello podía sonar bien de cara a la galería, en mi interior sabía que esa no era toda la verdad "¿Servirán para algo las cruces aquí abajo?" Si era así no pensaba perder aquella oportunidad "Lo siento Zackarias, pero pienso salir de aquí. Y tranquilo, si no me sirve para nada será toda tuya".

En ese momento un estallido me arranca de mis pensamientos "¿¡EL LAGO ESTALLÓ!?". Mi cara en ese momento tenía que ser para sacarle una foto y, por si aquel geisser interior no era suficiente, un segundo después de clamarse al agua todo comenzó a temblar -¿Que narices está pasando aquí?

El temblor se detiene al cabo de unos minutos.
Os encontráis los tres agazapados, juntos como mendigos en medio de una tormenta. Donde antes había agua, solo hay niebla y vapor. Podéis ver la puerta del almacén a vuestra derecha y la puerta por la que entrasteis a la izquierda. Delante vuestro todo se difumina ante aquella niebla. Podíes ver la silueta de las otras puertas de cristal, pero poco más.

El reverendo despertó en el suelo, conciente de que no había llegado a dormirse. por mucho que le gustase pensar que la locura del agua, las varillas y todo lo demás fueran parte de un sueño no lo eran. Eran parte de aquella realidad absurda, destrozada y demencial que estavan viviendo.
Gracias Mathew, dijo al chico que le había salvado la vida. No se, no se que me ha pasado...
Observó aquella niebla que cubría la mitad de aquella estancia, de aquel hall que servía de unión entre los habitáculos de trabajo.
¿Porqué de ahí?¿Porqué salía de ahí el agua?¿Que buscaba Steven?¿Porque se había quedado mirando hacia el interior de una de aquella especie de celdas de trabajo?
Zackarias se levantó pesadamente, quería respuestas, quería respuestas ya. Buscó en el suelo hasta encontrar su linterna, y se adentró en aquella niebla.

Ciara era la imagen de un maniquí defectuoso, abandonado en el suelo. Su piel ridículamente pálida y perfecta le conferían ese aspecto casi artificial, y sus ojos, que apenas parpadeaban, no correspondían en su expresión al dolor y el pánico que debería sentir. Se había quedado mirando su reflejo, ¿qué haría con esa sierra? ¿Sería por fin verdugo, y no víctima? 

Pero no. Ahí estaba, tirada como un despojo en la escalera del infierno. Su melena negra se había ensuciado aún más de lo que ya lo había hecho en el paraje nevado. Se quedó lívida unos instantes y luego dirigió la mirada hacia Matthew, como si le conociera de toda la vida y le hubiese visto hacer algo horrible. Luego miró al cura, y se incorporó con movimientos espasmódicos, pero sin dejar de mirar a ambos. Ni se acercó la mano a la barbilla.

Y de pronto sonrió, y en lugar de un maniquí sin vida parecía una muchacha incluso bonita, afable.  

- No me encuentro bien -dijo, sin más, como lo más natural del mundo- creo que debo volver a la enfermería.

Ciara abandona el Hall se vuelve, poco a poco, hacia la enfermería. Como una autómata mete la tarjeta y se adentra en la oscuridad de los pasillos, con su linterna y una sonrisa.
Zackarias desaparece en la niebla, y Mathew se queda allí solo, el único puente de unión entre los dos que se habían separado y los que habían entrado en el almacén.

Ambos, Duarte y Steven, entráis a aquel espacio, la barra americana cuelga del techo hacia abajo, en la zona de pared que acota esta barra veis una multitud de armarios. Empezáis a abrirlos y encontráis multitud de vajilla rota: platos, vasos... y tenedores y cuchillos en perfecto estado, quizá solo un poco sucios. Seguis buscando y encontráis algunos botes de sal y azucar vertidos, pero hay unos seis embases de sal y azucar en perfecto estado. De comida en ese grupo de armarios solo encontráis kelloks y cereales de almuerzo. Además de esto encontráis cazuelas, paellas y diversos elementos para la cocina, mecheros e incluso un pequeño hornillo de gas que por el peso debe estar medio lleno.
Os dirigís a el grupo de neveras. Hay un par de ellas en el suelo, abiertas y vacías. Las demás tocan en el suelo pero están a medio camino de este, aún medio sujetas por cables eléctricos. Tres de ellas aún sueltan algún calambrazo por los cables. Las otras están completamente muertas, apagadas y vacías. Os acercáis a las tres que aún sueltan chispazos, las puertas están cerradas con esparadrapo para evitar que se abran. En un rápido e incómodo vistazo para que lo que hay en el interior no se vierta veís que en una de las neveras hay fruta, leche y queso. En la otra carnes, embutidos y pescado y en la tercera nevera está hasta los topes de conservas de todo tipo.

Seagal aún seguía con los ojos desorbitados por la proposición de Alex para ducharse juntos. En su mente se lo había pedido a él, y solo a él... El ver a Shan Mei viva había devuelto parte del antiguo Steven, aunque solo parte, así que cuando Duarte se lo llevó con él se quitó rápidamente las fantasías de su mente, aunque la expresión de atontado aún se reflejaba en sus ojos desmesuradamente abiertos y en que constantemente tropezaba con las vigas. Aunque bien visto, ambas cosas parecían venir de fábrica en él.
Con bastante torpeza tiro de una de las neveras “muertas” hasta arrancarla totalmente de los cables. Luego la abrió como si fuera un armario y descargó allí todo lo que llevaba en la mochila, en su mayoría objetos y medicinas sacadas de la enfermería.
Tras eso se desanudó las botas que le colgaban del cinturón y se las puso. Si se cortaba con alguna de las bombillas rotas del suelo la herida resultante podía volverse realmente fea por los polvos que contienen estas.
Allí sentado anudándose los zapatos por encima de los pies (apuntó mentalmente: buscar calcetines) le preguntó a Duarte ¿Te parece bien si la cargo de conservas?