Partida Rol por web

Lerman asintió al gesto del soldado en cuanto al modus operandi. Sin emitir palabra alguna, y solo con gestos aprendidos y asimiliados por todos ellos de forma natural durante su carrera militar y que constituían un segundo idioma, reafirmó el silencio necesario así como el estado de alerta. Después procedió a las órdenes. Tras abrir la puerta, Ehfront y él entrarían en primer lugar abriéndose rápidamente en abanico, espaldas contra pared, y dejando espacio para que entraran los dos soldados restantes. De no haber problemas, Isabella les seguiría.

Todo ello bajo los ecos de los golpes contra la puerta de aquella furia desatada de caos cárnico que habían dejado atrás.

Tom abre la puerta de una patada y os desplegáis en el interior. Rápidamente evaluais la habitación: habitación diáfana, suelo de cristal resistente aunque agrietado. Las grietas se incrementan cerca de un agujero en el cristal, cerca del cual y en línea hay dos soldados del bloque que no conoceis y una operaria, todos ellos armados. Estos estan encabezados nada más y nada menos que por Aaron, una de las personas más buscadas por Jhonson. Véis asombrados que la "linea" formada por los tres hombes de Aaron (un soldado, una soldado y una operaria) señalan directamente a Jhonson, el cual, a su vez, les apunta a todos desde un par de metros de distancia. Queda claro que lo único que impide que se disparen es que Aaron está en medio, por lo cual entendéis que Jhonson lo quiere vivo. Con vuestra entrada Jhonson os grita que los matéis y corre a ponerse a salvo tras el Nexo, no sin recibir en plena carrera un disparo de escopeta del soldado desconocido que le vuela la mano izquierda. Una vez a cubierto Jhonson grita desquiciado que los matéis, aunque no especifica si a todos, ya que si quisiera a Aaron muerto lo hubiese matado él mismo.
Todos los soldados se ponen en tensión y quitan el seguro, van a disparar siguiendo las ordenes de Jhonson.

La mirada de Lerman observó y su analítico cerebro evaluó. Dos soldados desconocidos, una operaria, Aaron y Johnson, este último herido de gravedad y ordenando la muerte de los allí reunidos con una voz en la que percibía dolor y lo que vislumbró como un asomo de temor por su propia vida y constató como una histeria impropia en alguien de su supuesta posición. Un gesto de desprecio se pintó en su rostro tallado en piedra. Era evidente que en su carrera por salvarse lo único que le había preocupado era hallar un parapeto donde salvaguardar su pellejo. No le preocupó en absoluto. Era lo que debía hacerse en una situación de clara desventaja y frente a un enemigo armado y que contaba con la presencia del señor Aaron al frente de los mismos. Aquello último era lo único que necesitaba saber y lo que en verdad contaba.

Ignoraba las identidades de los presentes salvo la única realmente importante y que estaba allí, frente a él. El resto no pasaba de ser una pequeña cohorte que a todas luces lo protegía. Y eso también bastaba para Lerman. Él era el hombre del señor Aaron. Johnson, un simple advenedizo que había aprovechado la situación para dar un golpe de estado interno en el Bloque con la aspiración de obtener el poder de quien había erigido todo aquello. Quienes protegieran a aaron, contaban con su gracia. De momento.

-¡NO DISPARÉIS, SOLDADOS! -gritó alto y claro a sus hombres-. ¡EN ABANICO A LO LARGO DE LA PARED! -el suelo agrietado ofrecía escasa seguridad y no estaba dispuesto a jugársela-. ¡SEÑOR AARON, SOY YO, SAMUEL LERMAN! ¡VOSOTROS, BAJAD LAS ARMAS! -gritó una vez más, esta vez a los desconocidos.

El kaos se desata. Las balas vuelan desde ambos lados cuando el sonido de aquel monstruo golpeando la puerta da el pistoletazo de salida. Los dos soldados más jóvenes disparan, uno de ellos a quien ataca a Jhonson, alcanzándole en la espalda. El otro dispara a Aaron aunque una chica asiática al moverse se lleva para sí el diparo. Las chicas del otro grupo también disparan... En el momento que Lerman grita alto el fuego podrían haber sucedido muchas cosas, pero aquellos hombres, seguramente los más preparados que se podría encontrar en el mundo a día de hoy, siguen las ordenes de Lerman incluso sabiendo que van a recibir un disparo.
Así que los tres soldados se colocan en posición de "atravesar ciénaga", con el arma hacia arriba indicando rendición, con la mano libre se cubren el rostro ya que la cabeza es su punto débil. Que cumplan órdenes no hace que sean estúpidos.
Así que algunos de ellos reciben disparos en esta posición...hasta que solo es escucha a Aaron y ha Lerman gritar que dejen de disparar. Tras eso el único movimiento es el de uno de los hombres de Aaron peleando con Jhonson cerca del Nexo. Seguramente todos los presentes menos los no pertenecientes al bloque saben que aquel desconocido, por jodido que esté Jhonson -o puede que más aún, al encontrarse acorralado- está practicamente muerto.
Entonces llega la preunta de Aaron:
Lerman ¿has conseguido las formulas?

El infierno se desató a su alrededor. El extraño grupo que acompañaba a Aaron disparó contra ellos, dejando claro que eran enemigos de Jhonson o que simplemente no eran soldados. Su inexperiencia en el modo de operar así parecía demostrarlo. Sus hombres por contra y tras unos primeros disparos de respuesta habían actuado como loq ue eran. Soldados profesionales y leales a su liderazgo, un liderazgo apenas estrenado pero rápidamente ratificado. Cuando salieran de aquella si es que salían, él mismo se encargaría de su promoción interna y de tenerlos a su lado.

Mas en aquel momento, solo las palabras de su jefe eran las prioritarias, frente a cualquier otro pensamiento o hecho. Ante su pregunta, respondió rápidamente y en voz alta.

-Sí, señor. O eso creo.