Partida Rol por web

Isabella mira a Dorsey y abre la boca para rechistar, pero por una vez no lo hace. La situación ya es demasiado complicada como para ponerse a discutir con aquel hombre, más aún cuando solo él -por lo visto- había intentado salvar a la soldado.
Está bien- dice como quién da su brazo a torcer en una discusión pero sin cambiar de parecer y empieza a subir por los escalones.

Por la escotilla que había desaparecido Lerman este vuelve a mostrar su rostro.
-Esto está despejado -dijo a la pareja-. No hay luz, así que si no disponemos de una linterna, mal vamos. Id subiendo, os echaré una mano.
Tu has conseguido posicionar con bastante comodidad a Elena entre tu cuerpo y la escalerilla, la has atado bién por debajo de los homoplatos y dirías que está lo bastante segura. También bastante insconsciente, un hilillo de sangre roja se le dibuja desde el nacimiento del pelo.

Haces las cosas bien, con tiempo, no se trata de colgar un cuadro, sinó de salir ambos con vida.
Ibas a empezar el ascenso cuando Elena abre los ojos, y tose, aún está mareada pero ella misma se coge a uno de los barrotes. Cierra los ojos mientras va cogiéndose con más fuerza.
Estoy...estaré bien. Lo... lo siento. Puedo yo sola

Al final Lerman no era tan valiente como pretendía demostrar. Todos se necesitaban, por lo menos de momento, y ayudar a Elena podía salvarles la vida más adelante, aunque eso nunca podría saberse. White había actuado por instinto, y solía confiar en él para las situaciones complicadas, se le daba mejor eso que elaborar planes.

Recupera fuerzas, no te caerás, y sube solo cuando estés segura.

No podía dejarla subir primero, ya que hacer demasiados malabarismos en aquella escalera no era aconsejable.

¿Llevas linterna?

Le preguntó a Elena antes de seguir. Si la respuesta era afirmativa, la cogería, y sino seguiría hacia arriba, pues él no llevaba ninguna consigo.

De una manera u otra, continuó con su ascenso, permitiéndose la licencia de disfrutar del culo de Isabella, que seguía siendo magnifico, y es que, ¿qué era la vida sin los pequeños placeres? La situación era de lo más jodido, ¿quién iba a reprocharle nada? si había que caer, mejor hacerlo con pensamientos agradables en la cabeza.

-Rápido, no tenemos todo el día y el tiempo corre en nuestra contra -dice Lerman desde arriba a los que aún estaban en la alcantarilla-. Moveos.

Elena asiente ante la pregunta de la linterna, indicándole con la barbilla un bolsillo de los pantalones militares.
Gracias, me recuperaré en unos instantes, si váis reconociendo el terreno mejor que mejor y... lo siento. Se siente estúpida, su error podía haberla matado; peor aún: haberlos matado a todos.
Isabella a la que ve que empiezas a subir te imita. No puede evitar decirle a Elena:
-Me alegra que te hayas salvado. Que ella no hubiera intentado salvarlo no significaba que no se alegrara de ver a la soldado con vida, las situaciones excepcionales creaban aliados igual de excepcionales.