Partida Rol por web

EL BLOQUE III

CHRISTIANE

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24/10/2013, 00:49
Dietrich

El viejo médico asintió. No pretendía hurgar en ninguna herida, pero su preocupaba por su vieja amiga. Puede que incluso demasiado, incluso después de tantos años... Tenía que recordar que ya no era aquel chico a quién le contaba todos los secretos, ese era ahora su marido. Si de algo nunca había carecido Crhistiane, ni tan siquiera ahora, era de belleza y secretos.
Diedrich sonrió afablemente: Puede que me esté haciendo ya viejo y solo fuera un trozo de metal o alguna astilla. Sonó, más que creíble, complaciente.
Bien, yo mismo le hablaré a mi amigo de tu caso y ya te llamaré cuando tengamos fecha para la operación, ¿te parece bien?

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25/10/2013, 04:31
Christiane Volhard

-Dietrich, no seas condescendiente ni me tomes por tonta -dijo Christiane ante el tono de su amigo-. Ni me asustes. Estoy muy nerviosa. Ni siquiera sé cómo no me pongo a gritar de un momento a otro después de... de ese terrible atentado -Christiane temblaba afectada. El horror de aquella bomba simplemente explosionada para borrar todo rastro de una entrevista, sacrificando a inocentes, era algo que nunca olvidaría y que, de algún modo, nunca se perdonaría por más que, objetivamente, no fuera ni causa ni responsabilidad suya-. ¿Por qué dices que me han disparado? Es... es... ridículo -la mujer buscaba en el médico una confirmación. Ignoraba cómo una oreja destrozada podía ser un libro que describiera una bala y no otra cosa. Y ni siquiera podía imaginar que llevaba a pensar a Dietrich que ella pudiera ser objetivo de un ataque de aquel calibre y tomárselo con tal calma.

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27/10/2013, 23:31
Dietrich

Diedrich sonrió a su amiga. Eso intento, no asustarte. Tal como con mis pacientes. Pensó para sí mismo, pero sus nervios no afloraron al exterior. Las heridas de bala dejan su impronta, créeme. Al haberte alcanzado la oreja la herida aún es más redondeada, limpia y delimitada de lo que suelen ser las heridas por arma de fuego. Y por la curvatura de la herida sería un calibre considerable se guardó para él. Si ha sido un atracador deberías denunciarlo, dijo Diedrich para darle pie a pedirle ayuda, a decirle algo más sobre aquello, si eso es lo que deseaba, a sabiendas que si hubiese sido un atracador ya lo habría denunciado y para nada se lo hubiese escondido; Christiane quería consejo, o incluso ayuda, para un problema que no podía desvelar. Incluso lleno de arrugas, su corazón seguía bombeando viejos recuerdos, viejas decisiones equivocadas. Aquellos años en el extranjero le habían dado su licenciatura y su trabajo, le habían hecho quién era. También le quitaron a Christiane, su futuro con ella y hicieron desaparecer al hombre que debió ser. Y ahora Christiane estaba delante suyo, asustada y herida, y incluso así no podía dejar su maldita frialdad profesional.

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28/10/2013, 15:14
Christiane Volhard

Parpadeó varias veces, queriendo evitar las lágrimas que terminaron por aflorar. Dietrich confirmaba con su pulso científico la profecía de su contacto, algo que prefería no hubiera ocurrido, pues ello la obligaba a creer en el resto de cuanto le había dicho.

-¿Atracador? Dietrich, te he dicho lo que ha ocurrido. Estaba tomando un café con una conocida en Lützowplatz. Nos despedimos y me fui a tomar un taxi. De pronto estalló el infierno. El taxi que había detenido me protegió -su relato era entrecortado, nervioso, sincero. No mentía en aquella exposición aunque se guardara parte del relato, algo que ni su buen amigo ni nadie más podría descubrir. En medio de aquella tragedia, ella era una víctima más, un objetivo prefijado. ¿Qué ocurriría ahora, cuando se supiera que no la habían asesinado como se suponía que tenía que ocurrir? ¿En qué riesgos pondría al resto de su gente, a su entorno más inmediato?-. Cuando vi que estaba herida supuse que era consecuencia de... Y ahora me dices que alguien me ha disparado -enterró su rostro entre las manos que aferraban nerviosas un pañuelo, dejando que la tensión se aflojara con un llanto silencioso-. No digas nada de esto a Helmut. No quiero que se asuste. Por favor -pidió cuando los sollozos se fueron debilitando y recuperó parte de su control. Las manos, temblorosas, tomaron las de Dietrich-. No sé por qué ha ocurrido nada de todo esto. Ni siquiera puedo creer que haya ocurrido -se frotó la frente, entrecerrando los ojos-. Me duele la cabeza y me siento terriblemente cansada. Necesito irme a casa y descansar. Gracias por atenderme, Didi -dijo recurriendo al viejo apodo de su juventud-. Un día de estos deberías venir a cenar a casa. ¿Mañana, a las seis y media? -su voz era cansada, pero la invitación era sincera-. Posiblemente sea más persona que hoy.

Notas de juego

Planes futuros: ir a casa y ver el contenido del pendrive en privado. Tu pie, con Dietrich como viejo amigo y alguien aparentemente fiable, quizá dé para hablar con él de algo. Un poco sobre la marcha, pero para que tengas en mente opciones o alternativas e hilos de los que tirar.

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30/10/2013, 00:56
Director

Notas de juego

Cuando quieras retomar la escena del "dia siguiente" te sigo con Dietrich ;)

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31/10/2013, 20:54
Christiane Volhard

Christiane, acompañada por Helmut, se despidió de Dietrich. Helmut dijo que le llamaría al día siguiente para arreglar los asuntos de la minuta y Christiane aprovechó la ocasión para insistir en la cena del día siguiente. Cuando salió al exterior, agradeció el fresco ambiente que alivió su acaloramiento. Se sentó en la moto de paquete y abrazada a su marido, como si de una joven pareja se tratara, se dirigieron a su casa.

Helmut le aconsejó se duchara y descansara un poco, mientras él se encargaba de la cena, cosa a la que Christiane aceptó agradecida. En su habitación, se desvistió rápidamente, dejando la ropa sucia a un lado, manchada de sangre, y pasó al baño contiguo. Se dio una breve ducha que la hizo sentir nuevamente limpia, aunque el peso del recuerdo de lo vivido aquella tarde volvió con fuerza a ella.

Envuelta en una toalla, se frotó vigorosamente el pelo con otra hasta que su lesionada oreja protestó. Se puso un camisón y cubierta por una bata, recogió el bolso del suelo y su portátil del vecino escritorio y se sentó en la cama. Desconectó la conexión wifi, arrastrada por cierta sensación paranoica, y tras sacar el pendrive del bolso lo insertó en la ranura correspondiente.

Tras ello aguardó a que los archivos o carpetas contenidas en el mismo se abrieran a sus ojos.

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04/11/2013, 16:00
Director

Cuando abres el contenido del pen, dentro hay varias carpetas, una se llama "Formulas", en su interior hay un .doc y un .pdf llenos de las mismas. Su propio planteamiento, la manera en que están realizadas...decir que son matemáticas avanzadas es quedarse cortos.
La siguiente carpeta se llamaba "Nombres": la abres y dentro hay un ejecutable .exe, lo pulsas con mano temblorosa y un pequeño programa se abre en una pequeña ventana. Es una aplicación sencilla, solo un fondo azul con el abecedario en blanco. Pulsas una letra y te aparecen nombres cuyos apellidos comienzan por la misma letra. Los hay desde completos desconocidos hasta famosos políticos, actores, eclesiásticos. Pulsas en cualquiera de ellos y te sale todos sus datos. Cuando fueron contratados, sus familiares, todo con fotos y documentos firmados y escaneados.
Otra de las carpetas pone H-Energía. Dentro hay un montón de carpetas: "Principios","Estudios","Resultados","Planes","Medios"... todas llenas de documentos guardados como Sinnombre1, Sinnombre2, Sinnombre3...
Por último otra carpeta llena de subcarpeta llamada "Pruebas": dentro hay también un sinfín de carpetas: "Contratos","Subcontratas","Materiales","Fotografías","Conversaciones"...
Luego, aparte de estas hay otra carpeta que pone "Christiane", dentro solo hay un Leeme.Doc.
"Querida Cristiane, si lees esto es que has sobrevivido. En la carpeta de nombres, tal como imaginas, estará el de tu hija. Allí te pondrá su dirección. Es una imformación que deberás plantearte como usar. Hagas lo que hagas, y aunque no sea nadie para pedirtelo, me gustaría que contactases con Wikileaks. Ellos son los pocos que tienen una infraestructura suficiente para intentar algo con esta información. El contenido de este pen no deja ser guardado ni enviado, así se hizo para controlar toda la información que contiene. Una vez se lo des, esta carga habrá desaparecido. Espero que tengas suerte con tu hija, si estás viva tienes muchas más oportunidades de lo que creía, porque te aseguro que esa tiradora nunca falla. Gracias por todo."

Notas de juego

Hay muuucha información en el pen, eso es lo que sacas de un vistazo rápido...

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05/11/2013, 00:24
Christiane Volhard

Las pupilas de Christiane bailaron de una carpeta a otra y como un ciego tanteando con un bastón, el puntero del ratón fue abriendo una y otra carpeta, casi indiferente, incapaz de asimilar todo aquello en el breve y casi furtivo vistazo que estaba echando a las tripas de aquel entramado de absurdos. Cual espía de una guerra fría hacía ya mucho acabada, en sus manos se encontraba un enigma que escapaba a su comprensión y cuya existencia ni siquiera sospechaba. Poco más que una profesora y ama de casa, todo aquello le venía grande. Muy grande.

Pero su mirada quedó atrapada de la carpeta nominalizada a su nombre. Aquel "Christiane" pareció despertarla. Cliqueó y leyó la breve carta a ella dirigida. En ella, un favor otorgado y uno solicitado. Su hija y aquellos que serían capaces de desentramar aquel contenido abstruso cuyo precio había sido muy elevado.

Un sollozo rompió en la garganta de la mujer y como un dique incapaz de soportar más tiempo la presión, Christiane rompió a llorar. La congoja, el dolor, la frustración encontraron la grieta que se abrió totalmente bajo las oleadas de emociones irreprimibles. Minutos después, agotada, con los ojos enrojecidos e hinchados, se sonaba ruidosamente y se secaba los ojos.

Habían sido demasiadas cosas, demasiado dolor, demasiadas respuestas. Extrajo el pendrive y apagó el portátil. Aquella noche necesitaba descansar. Su cerebro abotargado no daba más de sí. En aquel momento, la voz de su marido anunció que la cena estaba lista. Sí, era lo que en verdad necesitaba. Olvidar por un momento todo, volver a ser Christiane Volhard. Y mañana pensaría, decidiría. E intuía que, por desgracia, su vida iba a cambiar de forma que, hiciera lo que hiciera, nunca habría una vuelta atrás.

Miró el pendrive. Mostraba un pequeño orificio en su carcasa de plástico. Se quitó la fina cadena de oro que colgaba de su cuello e introdujo la misma por el agujero de aquella memoria artificial que acababa de marcar su destino. Cuando la sintió sobre su pecho, suspiró. Helmut volvió a llamarla.

Descendió las escaleras a la planta inferior. Allí estaba Helmut, su ancla a lo cotidiano, abriendo una botella de vino blanco. Seguramente un Riestling, su favorito. Y descubrió que estaba deseando emborracharse. Mañana sería otro día.

Notas de juego

No sé si querrás hacer algo o no como master en este contexto. Si no, tras la cena se acostará, pondrá su despertador a las siete, se ausentará del trabajo alegando enfermedad y se dedicará a estudiar el pendrive. Pero ya lo rolearé en base a tu respuesta.

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05/11/2013, 00:57
Director

Notas de juego

Vía libre a rolear lo que quieras, no añado nada por mi parte ;)

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05/11/2013, 22:55
Christiane Volhard

Tititi-tititi-tititi

La alarma hizo que Christiane se revolviera en la cama. En medio del sopor de la duermevela la mano se alargó para detener el molesto sonido. Pero tan pronto como hizo el gesto, se sentó en la cama, totalmente despierta y acuciada por los recuerdos de la víspera. Miró al lado vecino del lecho, vacío, muestra de que Helmut ya se había despertado y probablemente ya se habría marchado de casa, fiel a sus tempranas costumbres.

Se frotó el entrecejo, donde un molesto dolor de cabeza daba sus incipientes golpes.

-Maldito vino -maldijo en honor al Riestling de la víspera y que había bebido alegremente. Se bajó de la cama y descendió a la planta baja, a la cocina, donde el café recién hecho por Helmut aún conservaba el calor y lo llenaba todo con su aroma. Abrió un cajón y sacó un par de analgésicos que tragó con ayuda del café. Miró por la ventana, donde la luz del amanecer iluminaba los jardines de las casas contiguas y el propio. Un cielo azul, completamente distinto del gris de la jornada anterior, completaba el cuadro. Se sirvió una segunda taza, larga, y salió al porche y sentada en las escaleras del mismo, bebió lentamente, dejándose llevar por la tranquilidad del momento.

Diez minutos después, regresaba a la casa, hacía una llamada al trabajo y subía al dormitorio. Se duchó con rapidez y se vistió, asegurándose de llevar al cuello el pendrive. Recogió su portátil y salió de la casa. Sacó del garaje su bicicleta y se dispuso a pedalear hasta una cafetería situada a veinte minutos. Por alguna extraña razón sentía que lo que debía hacer, no debía hacerlo en su hogar, sino alejada de él.

Cuando llegó, se sentó en una de las muchas mesas libres y tras pedir un té y un brioche, se dispuso a trabajar en la que sabía sería una ardua labor de investigación. Asegurándose de no estar conectada al wifi del local, introdujo el pendrive, y comenzó una sistemática revisión de las muchas carpetas. La primera en ser visitada fue la de su hija.

Notas de juego

Como comentas, la información debe ser mucha. La intención de Christiane es la de ser metódica e intentar ver lo máximo posible (es decir, lo que me dejes). Ya me dirás cómo nos organizamos que tampoco quiero saturarte.

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06/11/2013, 00:15
Director

Notas de juego

Oki, tranquilo, haré alguna actualización quizás cada dos días, pero intentare que valgan la pena -que sean de peso vamos xD- para no aburrirte!!

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10/11/2013, 23:12
Director

Con el corazón lleno de una mezcla de esperanza y temor a partes iguales te pones a leer aquel expediente:

Encuentras el nombre de tu hija, solo hay escrito un discreto: consultar Saskia Krumm. Una vida contenida, escupida, desangrada, en ese “consultar”.

Consultas Krumm, Saskia.
K. V. civil. Reciclada tras su estancia en el bloque original. Demostró una inigualable sangre fría, grandes habilidades de supervivencia y una psique cuasi inquebrantable. Fue el único elemento reutilizable de aquella cosecha.
Operaciones realizadas:
Lobotomía. Resultado: éxito a nivel tabla rasa.
Cirugía Fácial: Estructura ósea variada en un 80%.

Saskia Krumm:
Entrenada como agente de campo: Tiradora.
Nivel de confianza: 90%.
Nivel de éxito en anteriores operaciones: 100%
Seguimientos:5/5
Anulaciones:15/15

Contacto:
Habitual:
Cocinero del restaurante Chino Gran Muralla a trabes de las galletitas de la suerte.
Urgente:
Móvil... cuando vas a leer el número de móvil unos finos dedos aparecen sobre la pantalla del portátil y luego empujan suavemente la pantalla hasta que te cierra totalmente el portátil como quién cierra un libro.
Delante tuyo hay una chica que te pregunta con voz glacial, pero también nerviosa, ¿Quién eres tú... te mira la oreja destrozada pero no dice nada, prácticamente lo hace como una confirmación de algo. Tu en cambio sí sabes quién es ella, su estructura de la cara es más redondeada, incluso aunque te duela podrías decir que está incluso más guapa. Su hubiese llevado algún tipo de gafas jamás la hubieses reconocido, pero aquellos ojos tienen una carga imposible de definir... Son unos ojos que ya pensabas que jamás volverías a ver: Son los ojos de tu hija.

Notas de juego

Saskia Krumm

Va vestida con leggings negros y una camisa deportiva rosa claro con manga larga. Ropa de factura sencilla pero buena, tejidos que abrigan y a la ven transpiran por el sudor: parece una chica tan normal como cualquier otra.

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12/11/2013, 20:49
Christiane Volhard

La taza de té humeante se mantenía suspendida en el aire mientras los ojos de Christiane corrían de izquierda a derecha y de arriba abajo el breve informe acerca de su hija. Su boca se había entreabierto en un gesto de horror ante términos como cosecha, lobotomía o cirugía facial y su mano, incapaz de mantener la taza por el subito temblor, la depositó sobre la mesa. Sentía la mirada borrosa por lágrimas a punto de desbordarse ante el horror que se le mostraba, ante la sistemática destrucción a la que había sido sometida su hija para transformarla en otro ser, en un monstruo, en una asesina. Y pese a todo, su hija.

Ciega al resto de cuanto ocurría a su alrededor, no vio a la mujer entrar en la cafetería, no la vio aproximarse a su altura, situarse frente a ella. Apenas alcanzó a ver su mano cerrando el portátil, pero cuando alzó la mirada la vio a ella a través de las modificaciones efectuadas. Podrían haberla operado mil veces, convertirla en un hombre y hacer que su piel fuera negra, pero aquellos ojos, aquella mirada solo pertenecían a alguien que ella conocía muy bien. A aquella muchacha nacida de su vientre. A Katrina.

-¿Quién eres tú?

¿Cómo saber cuál es la forma de reaccionar adecuada? A posteriori el ser humano se complace en rememorar una misma escena mil y una veces, hallando soluciones magistrales, formas elegantes y efectivas para resolver cualquier situación. Christiane simplemente se llevó las manos a la boca, sus ojos fijos en los de su hija en una mirada donde se mezclaban el shock, unas gotas de miedo y un amor infinito. Las lágrimas prometidas brotaron, silenciosas, sin que ningún gemido las acompañara. La congoja atenazaba dolorosamente la garganta de Christiane que era incapaz de hablar.

-Katrina -musitó finalmente, retirando las manos de su boca y que se entrelazaron nerviosamente entre sí-. Soy tu... -incapaz de soportar aquella presión en su pecho, incapaz de soportar el escrutinio, incapaz siquiera de vivir, la cabeza de Christiane se inclinó rompiendo el contacto visual. Las lágrimas cayeron libremente sobre el mantel desde su nariz, mojándolo-. Soy Christiane. Soy tu... madre.

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15/11/2013, 00:20
Saskia

Algo cercano al asco se dibujó en sus ojos ante tu muestra de afecto, es su respuesta ante lo que ella considera una insufrible muestra de debilidad.
Es factible. Dice, como si hubiese encontrado una respuesta razonable a una duda. En mi informe dije que acabé con la persona que se había reunido con Liss y había recuperado ese pendrive te dice sin apartar sus ojos de los tuyos, que a la vez, son los suyos. A estas horas ya sabran que es mentira, ya habrán enviado alguien a solucionar el error. Saskia maldecía interiormente el cadaver de Liss, no sabía que la enfurecía más, que la hubiese considerado tan debil de no disparar a aquellos ojos... o que hubiese tenido razón. Incluso aunque solucionase el error dijo friamente mirando a aquella mujer que afirmaba ser su madre ya nunca confiarán en mí. Estoy muerta. Al igual que tu. Tocó con un dedo el pendrive. Dime, ¿nuestras muertes han valido la pena?

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15/11/2013, 15:22
Christiane Volhard

La asepsia de aquella joven que era su hija, aquella expresión, que no sabía determinar exactamente, a caballo entre el asco y el desprecio fueron como una bofetada para la afectada Christiane. Se enjuagó las lágrimas, se recompuso el pelo en un gesto eternamente femenino y absolutamente inútil y su boca adoptó un rictus seco y duro. Dejó de lado preguntas acerca de cómo la había localizado o qué interés tenía en ella y se limitó a responder.

-Esa es una pregunta a la que deberás responderte tú misma. Yo no morí ayer. No he muerto hoy. Soy un cadáver andante desde el día en que dejé de saber de ti, desde el día en que me comunicaron tu muerte, Saskia Krumm. Valora tú misma tu suicidio -dijo dejando caer el alias de su hija sobre la mesa-. Respecto al pendrive, ignoro su precio. Pero reconozco su valor -ni siquiera intentó retirar el pendrive y mantenerlo bajo su poder. Sabía que ella podría arrebatárselo con absoluta facilidad-. Y ahora dime, de mujer a mujer, de hija a madre -una sonrisa amarga se dibujó en la boca de Christiane-, ¿por qué has fracasado?  ¿Por qué desviaste tu disparo en el último instante?

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17/11/2013, 23:19
Saskia

Saskia miró a aquella mujer con gesto huraño, pero tras unos segundos de silencio le respondió, Saskia, ya has elegido, ahora sé consecuente. Fui la mejor de mi promoción, ascendí como la espuma en L-Bloque dado mis habilidades. De hecho decían que era tan buena porque mi cuerpo recordaba que ya había pasado por todo el adiestramiento... ya que estuve en coma una semana y perdí la memoria en una misión por lo que tuve que volver a empezar de cero. Mis padres me ayudaron a recuperarme, se preocuparon por mí pero yo...nunca lo hice por ellos. Jamás pude sentir apego por ellos, no entendía porqué. Aquella frialdad que no sabía de donde nacía era la base sobre la que cimenté quién soy, que nadie me importase. Mi carrera, mis superiores, L-Bloque, mis padres. Todo tan correcto, tan conveniente, tan... perfecto. La joven se sienta delante de su madre. Lo vi cuando ya había pulsado el gatillo, fue como si tus ojos, enormes en aquella mira telescópica, me disparasen a mi. Apenas pude reaccionar, no se como, y desviar lo suficiente el disparo. Saskia tras mirarle la oreja destrozada devuelve la mirada a Crhistiane. Lo que vi en tus ojos...fue la certeza de una mentira. De la mentira de mi vida. Y yo la duda apareció en ella, al fin un sentimiento humano no se que pretendo con esto. Para mi eres una desconocida, no puedo quererte se calló para sí misma, dándose cuenta de que quizá estaba siendo cruel, cuando lo único que no quería era darle esperanzas ¿de que? Pero...te creo. Eres de verdad. Puede que seas lo único de verdad en mi vida Tras decirle esto Saskia no sabía si estaba siendo egoista, fría, distante...Lo único que sabía abrazar era la culata de su rifle.

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18/11/2013, 20:45
Christiane Volhard

Su frialdad, su asepsia, las palabras no vertidas le dolieron como puñales retorciéndose en su corazón. Eran ya años buscando una verdad, un reencuentro y los dioses, crueles siempre, le habían concedido su deseo. Ante ella tenía a su hija biológica, pero ¿qué quedaba en ella de Katrina más allá de un ADN con una personalidad reconfigurada? Y l averdad también dolió. De otro modo, más sordo, despertando un odio que crecería cone l tiempo y posiblemente nunca la abandonaría hacia quienes le habían arrebatado a Katrina y en su lugar habían dejado a Saskia.

-Siéntate... por favor -invitó al tiempo que hacía un gesto hacia el asiento vecino-. No me siento cómoda hablando con alguien que me mira desde arriba -pese a todo tenía esperanza. Una mirada había bastado para despertar algo dormido. Quizá el tiempo, el contacto, el roce servirían ya no para devolverle a Katrina, pero sí para despertar lo suficiente de ella-. Entiendo que estás en peligro. Que ambas lo estamos. Y que no tenemos mucho tiempo antes de hacer algo. Veo que estabas en conocimiento de este pendrive. Y que quizás él sea nuestro único salvoconducto, nuestra única oportunidad de supervivencia -cuando su hija se sentó estiró una mano para coger su mano pero se detuvo en el último instante. Sentía que no reaccionaría bien. Su deseo como madre de abrazarla, de besarla, de acariciar su rostro debía ser refrenado. Saskia reaccionaría como una serpiente retrocediendo y psoiblemente, escupiendo su veneno. Podía esperar, aunque aquello la matara de frustración-. Sí, soy de verdad. Soy tu madre, tu pasado, un pasado que no recuerdas por que te lo arrancaron, nos lo arrancaron. Fuiste a ellos respondiendo a una llamada de trabajo. Y allí Katrina murió. Sé que te operaron para cambiar tu aspecto y que te... lobotomizaron -un suave jadeo acompañó a aquella sentencia-. Así nació Saskia. No sé más. Aunque intuyo que aquí dentro está toda la verdad, una verdad que debería ser conocida por todos. Ellos se creen... dioses. Capaces de hacer y deshacer, de arrebatarnos nuestras vidas. No sé quiénes son, ni por qué lo hacen. Pero quiero que paguen. Por lo que me hicieron. Por lo que te hicieron. Por lo que habrán hecho a tantos y tantos. Hace diez minutos ni siquiera sabía qué quería hacer con esto. Ahora quiero destruirlos -dijo con una mirada en la que ardía la pasión de un objetivo recién encontrado, de un deseo irrefrenable que colmaría lo que quedaba de su vida en la consecución de aquel fin.

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20/11/2013, 14:51
Saskia

No había flashbacks recordando viejas y alegres imágenes, ni la más mínima sensación de identificación con aquella mujer ni aquello que le decía.
Sí había rabia al reconocer la pérdida de aquella madre y la suya propia que eran la misma. Creo que a las dos nos han robado a Katrina le dijo a aquella mujer. Voy a marcharme a hacer unas llamadas y arreglar unos papeles. Cogeré algunas cosas y estaré aquí mismo esta tarde, a las cuatro. Esta vez fue ella la que cogió la mano de aquella mujer, de su madre. Había visto el intenta de la misma por hacerlo y Saskia decidió concederle con aquella pequeña señal de acercamiento todas las palabras que seguramente Christiane querría escuchar pero que Saskia no podía decirle, porque no las sentía.
Quiero que tengas en cuenta que si no vienes, seguramente en pocos días tendras un accidente. Nada extraño. Ocurrirá seguro, los que te quieren, tus amigos y otros familiares, aquellos familiares que te quieren y te corresponden, te llorarán sí. Pero seguirán viviendo. Se hizo el silencio, solo unos segundos. Si estas aquí a las cuatro, emprenderemos un camino incierto. Si sale bien, si les hacemos daños de algún modo...tus amigos y tus familiares empezarán a morir. Es el modus operandis estandard. Piensa antes de volver a sentarte en esa silla si te vale la pena perder a tu marido y a tus amigos...por la sombra de lo que una vez fuí.
Saskia separa las manos y se pone de pié, aún sin marcharse. Voy a hablar con unos contactos, creo que se a quien podemos llevar esa información, aunque tengo que asegurarme antes del camino más fácil de llegar hasta ellos. Eso es lo que voy a hacer ahora, no tenemos mucho tiempo antes de que empiece todo. De hecho, piensa para sí misma, empezó el mismo momento que Liss nos colocó sobre el tablero de ajedrez. Estamos en manos de la inteligencia y previsión de un cadaver.

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25/11/2013, 20:09
Christiane Volhard

Ante la sentencia de su hija, un escalofrío recorrió su espalda. Su vida o la de aquellos que más amaba si el contenido de aquel pendrive veía la luz. Sintió una presión en la boca del estómago y unas irrefrenables ganas de vomitar. Palideció, pero se tragó la bilis y trató de mantener, una vez más, la compostura. Aquella no era una decisión ni fácil ni sencilla. Se encontraba ante un ultimátum. Responsabilizarse de la muerte de otros, de sus seres más queridos, o salvarlos a costa de su propia y vida y de la de otros muchos, víctimas pasadas, presentes y futuras de aquella organización cuyo futuro podía estar en sus manos.

El dilema moral estaba servido. Y necesitaba tiempo. Pero carecía de él. Hasta las cuatro de aquella tarde, momento en el que aquella desconocida a la que había parido, amamantado y querido sabría cual era su respuesta con algo tan simple como su presencia en aquella cafetería.

Cerró los ojos, para volverlos a abrir y asintió.

-Me lo pensaré -dijo poniéndose en pie y recogiendo el pendrive y el portátil-. Yo también tengo cosas que hacer. Hasta luego. O hasta nunca, Katrina -se dirigió a la puerta pero dudó y en el último instante volvió hasta ella-. Sé que no me conoces, que no me debes nada, que no sientes nada por mí. Ya no soy tu madre pero tú eres mi hija. Te he querido, te quiero y te querré. Y no habrán cirujías ni lobotomías ni nada que puedan cambiar eso. Quería que lo supieras. En su día, no tuve la opción de decirte esto mismo. No quiero volver a cometer el mismo error de nuevo -su mano acarició levemente la mejilla de su hija y una sonrisa triste se dibujó en la cara de Christiane. Tras ello, dio media vuelta y desapareció.

Notas de juego

1.- Tal vez no sea algo muy inteligente de hacer, pero gasto un bloque tratando de despertar recuerdos en Saskia de una vida anterior, retazos, escenas, vivencias junto a Christiane.

2.- Seguiré posteando lo que Christiane hace a continuación hasta que den las cuatro de la tarde.

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28/11/2013, 22:04
Christiane Volhard

Se subió a su bicicleta y deshizo el camino hasta su casa, la cabeza hecha un lío. Se le había planteado una ecuación de difícil, por no decir imposible resolución. Ella o los demás. Y siempre bajo el peso de que ella sería la responsable de sus muertes. Pero, ¿era así?

Recordó un ejercicio, un viejo dilema moral planteado en sus tiempos universitarios en uno de los módulos que estudió. Un alto cargo de un campo de concentración daba a elegir a un preso entre las vida de dos compañeros suyos. Si elegía, sobreviviría uno. Si no lo hacía, morirían ambos y sería responsable de sus muertes. En su memoria se revivieron los planteamientos, las argumentaciones usados por unos y por otros hasta que todo acabó con la solución ética, siempre fría y aséptica de un laboratorio sin emociones directas, y que no fue sino que la responsabilidad de las muertes, tanto idividual como dual, no correspondía al preso sino a quien ordenaba la ejecución.

Y Christiane supo entonces lo que debía hacer. Seguir operando, moverse rápido, intentar dar con aquellos que harían público todo, destruyendo el oscuro poder de aquella organización sectaria. Si todo se hacía de forma rápida y eficaz, tal vez fuera posible salvar a los suyos. Y no quiso plantearse otras posibilidades.

Escribió una carta rápidamente, dirigida a su esposo. Fue lo suficientemente larga como para poder exponerle cuanto había ocurrido de forma sucinta. Y cuál había sido su elección final. Rogaba su perdón y se despedía con amor.

Tras ello, fue a su habitación e hizo su equipaje. Nada voluminoso ni importante. Una mochila, la que siempre usaba cuando se iba de acampada con Helmut, y en su interior lo imprescindible. Recogió todo el dinero posible, algunas joyas por si necesitaba empeñarlas, el portátil, su pasaporte, aferró el pendrive colgado al cuello y miró en torno suyo, a la que había sido su casa durante tanto tiempo.

Fue su última mirada, su última oportunidad para arrepentirse, pero descendió las escaleras y montó en la bicicleta. Eran las tres y media la tarde. Llegaría con tiempo de sobra a la cafetería.