Partida Rol por web

Mientras os acomodáis lo más tranquilamente que podéis con vuestras cartas la cuenta atrás llega a su fín, escucháis un tremendo zumbido procedente del pasillo y notáis como durante unos segundos la temperatura de los dormitorios se eleva diez grados. Luego la puerta se abre por si sola.

-Subió la temperatura o me lo pareció -dijo Pedro, dejando de mirar los naipes-. La puerta -mencionó ante algo que debía ser evidente para todos-. Ese calor, ¿pudo proceder de fuera? ¿Del pasillo? -volvió a mirar su mano, asi como si hubiera olvidado sus preguntas-. ¿Saben algo de esa pinche energía?

Al viejo reverendo se había quedado sin respiración ante aquella subida de temperatura. Era como si hubiesen abierto las puertas del infierno durante unos segundos, para luego cerrarlas.
Ha sido...como si estuviésemos dentro de un enorme microondas y lo encendieran durante un momento. Miró al mexicano y negó con la cabeza. No se que ha sido eso pero si la H.energía se comercializa por ¿será porque es segura no? Parecía preguntarse a sí mismo en voz alta, y si su voz carecía de algo, era de seguridad en su propia teoría

Poco después de que se abra la puerta, volvéis a escuchar la voz pregrabada de la cuenta atrás. Esta vez con total claridad:
Protocolo de seguridad concluido. Detectado malfuncionamiento en: Sistema eléctrico C1,C3,C5 y C7. Consecuéncias:
Sistema de renovación de oxígeno: deshabilitado.
Sistema de reabastecimiento de alimentos: deshabilitado.
Sistema de opertura de cápsulas dormitorio: deshabilitado.
Caída de este sistema de ayuda: Inminente.
Se detectan fallos respiratorios en: Litera Dos y Litera Cuatro en Dormitorio Menos Uno.
Se detectan fallos respiratorios en: Litera Tres en Dormitorio Menos Dos.
Se detectan fallos respiratorios en: Litera Dos y Litera Tres en Dormitorio Menos Dos.
Se detecta fallo respiratorio en: Litera Dormitorio de zona de seguridad.
Se detecta fallo respiratorio en: Litera Dormitorio de zona psiquiátrica.
Protocooooo protocooo..... ctuación man....al. Introooo....ción códii...ción codiii...8943...Cai...fintiva de...stema de ayuuuu.....-ffffth-
Después vuelve a reinar el sepulcral silencio.

-Mire padre, el petróleo también se comercializa. Y la energía nuclear. Todo tiene peligro y dudo que esta pinche energía sea distinta -dijo Pedro con un encogimiento de hombros-. Y firmamos demasiados papeles como para no pensar otra cosa. Pero bueno, siempre hay cosas peores.

Pedro calló cuando la voz enlatada empezó a sonar de nuevo. Su rostro se volvió duro y sus ojos brillaron negros.

-¡Mis güevos! ¿Cuál es el pedo? Me tienen hasta la madre -dijo en español, poniéndose en pie y arrastrando la silla en su movimiento-. ¿Quién es el pendejo que construyó esto? Pos no dijeron que el aire se jodió -miró a un lado y a otro antes de coger la silla y ponerla en el hueco de la puerta de acceso al pasillo-. Ahorita no quiero quedarme encerrado. Pero por suerte nadie se metió en su litera, ¿verdad? -tras aquello se fue hasta su taquilla y tecleó el código y usó su tarjeta, esperando que se abriera.

Pilni barajó las cartas, las repartió y de repenté la temperatura del cuarto se disparó unos 10 grados. El cura tuvo la comparación adecuada mientras que el chico se ocupaba de levantarse para asomarse al pasillo y luego adentro, asintiendo con calma a lo que hacía Duarte

-Reverendo, será bueno que haga lo mismo- Dijo mientras se iba a su taquilla e intentaba sacar sus cosas. No había nada realmente útil para ayudar con el problema, pero nunca se sabía qué podía salvarlos. -Creo que hubo uno que se acostó... Da igual. Lo que me preocupa es lo de los fallos respiratorios...- Al terminar con la taquilla se dirigiría a a revisar cada litera, sólo asomando la cabeza en las abiertas y golpeando la puerta de las cerradas.

El padre asintió ante las palabras del hispano. Incluso las minas son peligrosas hoy en día, y los mineros siguen descendiendo a la oscuridad de las... la voz pregrabada cortó su frase. El lenguaje y cuanto decía, era bastante técnico pero creyó entender cuanto decía aquella voz electrónica antes de quedar muda.
Esta es la planta menos uno ¿no? Entonces...¿hay dos personas aquí ahogándose ahora mismo? Preguntó nerviosamente mirando a los demás.
Se dirigió rápidamente a las literas sin saber demasiado que hacer. Nadie le había explicado nada y si ellos sabían que hacer, no sería el quién les hiciera perder el tiempo.

Los paneles de las puertas están activos pero no responden ante los códigos pregrabados para abrirlas. Solo os muestran la palabra -error- escrita en digitos numéricos. En ese momento veis como vibra la puerta de Mathew. No escucháis golpes ni gritos desde el interior de su litera, pero por la manera de vibrar de la puerta de su compartimento debe estar golpeándola desesperadamente.
De la puerta de la litera del joven de color, aquel que apenas había hablado, ningún indicio de vida.

Pedro gruñó ante la taquilla que no se abría y reprimió el básico ramalazo de furia que brotaba en él y que le ordenaba golpear aquel aparato inútil. Se giró hacia los otros y pudo comprobar que no solo era la suya sino que todas las taquillas permanecían obstinadamente cerradas.

-¡Qué mierda! -acabó farfullando.

Pero no hubo tiempo a más. Una súbita vibración hizo que volviera la cabeza hacia las literas. Frunció el ceño y su mirada negra recorrió la media docena de sarcófagos hasta que vio aquella de la que parecía proceder la vibración. No había sido consciente de que nadie se hubiera acostado, pese a lo pequeño del cubículo. Pero la prueba de que sí, estaba allí.

-Nos fregaron, manitos -exclamó, antes de acercarse en un par de zancadas a aquella puerta. Ni siquiera sabía quién estaba dentro. Solo sabía que estaba vivo y que aquello se parecía demasiado a morir enterrado vivo. Sus manos palparon la superficie. Ni siquiera sabía la clave y sin la tarjeta de quien estuviera dentro de nada servirían sus esfuerzos si no echaban mano de la fuerza física. Aquella no era forma de morir. Cualquier hombre merecía un respeto al abandonar este mundo y hacerlo sin aire y en la oscuridad hizo que a Pedro le recorriera un escalofrío-. Ayúdenme, tenemos que sacarle al tipo -dijo al tiempo que miraba alrededor buscando algo que pudiera servirles. 

Con los pelos más alborotados todavía debido al "chispazo" que me dio la puerta me levanto renqueneante. Me acerco a las literas junto con mis compañeros mientras meneo el brazo arriba y abajo intentando en vano que el dolor desaparezca. Estár descalzo tampoco ha ayudado mucho, o quizas sí, no entiendo mucho de electricidad... Estoy algo confundido.

Me acerco al panel de las cabinas, tecleando aunque ponga error.

- Dijeron algo de un código manual, 8943- lo tecleo a ver si hay suerte, o si falta algún número que quedó incompleto pruebo al azar los que faltan-.

Duarte y Nao Shen se ponen manos a la obra, rápida y meticulosamente. El tiempo es aire, y no podéis permitiros errores.

El reverendo se arrodilla en el estrello pasillo entre las taquillas, donde no molesta a aquellos jóvenes. Y se pone a rezar para que sus manos, movimientos y pensamientos sean certeros.
También reza por aquellos que se han quedado encerrados, por que Dios les de fuerzas y los mantenga asalvo.
Porfavor Señor, guialos a todos ellos. Guíalos en esta oscuridad para que sepan traerlos de vuelta.
Sus palabras apenas eran un susurro.

-¡¿SOMOS LA UNO?!- Su actitud relativamente calma de inmediato lo hizo saltar hacia el panel, oyendo lo que los otros hacían miró la puerta cerrada y luego a sus compañeros, habían cinco cifras y ya habían utilizado el 5 -Uh... ocho... Nueve... Cuatro... Tres...- El chico iba presionando los números, dudando al presionar el último, girándose, dando un par de giros con su dedo sin mirar el teclado y presionando un número al azar

Pedro no recordaba nada de un modo manual, pero el amarillo parecía convencido de ello. Y cuando se puso a ello en una de las cabinas, lo que Pedro vio es que tenía razón. Antes siquiera de poder reaccionar, el indio ya estaba junto a la otra cabina y el padre rezaba. Aquella situación en la que no podía hacer nada le enervaba. Todo se jugaba a un número, como si aquel fuera un mal casino de Las Vegas.

Se retiró medio metro para no agobiar a nadie con su presencia y cruzó los dedos a la espera de los resultados, deseando silenciosamente suerte en la apertura de aquellas dos cabinas.

La verificación de la primera litera iba aún por un triste 40% cuando Kamanda introduce su tarjeta en el lector de aquella litera y introduce el susodicho código, pulsando un último número al azar.
Todos esperáis ansiosos, observando aquellas dos cuentas atrás:
41% ,42% ,43% ,44% ,45%...
1% ,2% ,3% ,4% ,5%...
El ritmo cardíaco de todos sube en intensidad así como vuestras pulsaciones... los segundos se hacen eternos hasta que a Duarte, durante un segundo se le acaba la paciencia y lanza un furioso golpe al techo maldiciendo en español y parece romper alguna cosa bajo el falso techo metálico. Algo eléctrico a raíz del calambrazo que recibe, y también porqué la luz dentro de aquella sala parpadea durante unos segundos en el que las cuentas de los paneles de las literas "saltan" al 100%, abriéndose las dos taquillas. Así que, Pilni también debía de haber pulsado el "5".
Un golpe "de suerte" a quizás una caja eléctrica, puede que un temporizador mal ubicado al diseñar el sistema...puede que un milagro.
Aún no podéis ver que hay dentro de ellas, pero que se han abierto dejando entrar el aire a sus ocupantes, eso es seguro. ¿Estarán aún vivos?

Con la mano adormecida por la descarga y el golpe, Duarte, con un exabrupto aún colgando de sus labios, vio cómo las puertas de las cabinas que sus compañeros de cubículo habían manipulado se abrían permitiendo el paso del aire a su interior. No hubo sonido alguno, y fuera lo que fuera que estuviera antes golpeando una de las puertas haciéndola vibrar ya no se movía. Ni sacaba ruido alguno. 

Se acercó a la que había manejado el amarillo y poniéndose en cuclillas, metió las manos dentro, palpando su interior para encontrar unos hombros o una cabeza o una prenda que le permitiera sacar a quien fuera que estuviera dentro al exterior, como si de un parto poco halagüeño se tratara. 

-Muévanse y saquen al otro wey de esa pinche cabina -dijo con voz rasposa.