Partida Rol por web

Para ser sincero, andaba más preocupado observando el extraño bocadillo que me había pedido la chica que escuchándola, pero, es que tenía hambre, y cuando así era, me costaba concentrarme. Finalmente me decidí, sin duda había comido cosas con mucho peor aspecto, y cuando mordí y tragé, me sorprendió lo bueno que estaba, así que di otro bocado, alzando la vista justo en ese momento...

Efto esfta buenísi...

No terminé la frase, me quedé mirando a la joven con expresión confundida.

¿Qué demonios le pasa?

Seguí su mirada hasta la tele, para ver que era lo que la había impresionado tanto, y por fin me enteré un poco de que iba la pelicula, y aunque no era especialmente bueno captando emociones, no hacía falta ser muy listo.

No jodas que es su novio.

Uno no se ponía así por un amigo, ni siquiera por un hermano, bueno, tal vez, pero apostaría más por novio que otra cosa.

Tranquila puta mierda, con lo bien que se estaba portando vamos, tienes que calmarte me levanté de la silla y fui hasta el otro lado de la mesa, ayudándola a levantarse con delicadeza, no quería que llamaran la atención más de la cuenta salgamos al coche no era momento de hablar de eso allí, porque aventuraba una discusión. No iba a dejar allí mi comida, así que con habilidad, lo envolví en la servilleta y dejándola sola unos instantes, me acerqué a pagar, dejando un billete de veinte euros sin preocuparme por el cambio.

Fuera del local y un poco apartados de la puerta, la miré más pausado, no sabía bien si darle un abrazo, alejarme, esto no era de mi competencia, así que opté simplemente por colocar un brazo en su hombro en una salomónica decisión.

No sé bien de lo que hablas, tendrás que contarme más.

No es que me importara, pero hablar seguro que le ayudaba a tranquilizarse.

La tarde empezaba a dar sus últimos coletazos, no falta mucho para que se haga de noche. Si antes por la carretera pasaban pocos coches, ahora incluso menos. No parece una carretera con demasiadas indicaciones de ningún tipo.

Isabella se dejó hacer, como una niña pequeña que va hacia donde le indican o le ordenan, el suelo temblaba bajo sus pies mientras salía de aquel salón – Gracias a dios que he entrado en él y lo he visto – la sien le palpitaba con fuerza mientras la voz de White se le antojaba lejana y hasta inoportuna, no quería mantener la calma, quería gritar, correr, saltar... todo menos quedarse como si nada hubiese pasado allí dentro.

Se separó del hombre, de su contacto, sacudiendo los brazos mientras seguía negando con la cabeza, enredando ambas manos desde la frente a la cabeza, mirando al suelo, y girando sobre sí misma, alejándose de él un rato, de espaldas y mirando a la carretera que se alejaba.

Está bien, luchando contra ellos.... a lo mejor se acuerda de mí.

Las lágrimas habían cesado, una extraña paz comenzaba a apoderarse de su alma, volvía a su ritmo cardiaco poco a poco. Había que reconocer que había sido una buena idea salir, pese a que no quisiera, el aire fresco le estaba sentando de maravilla.

Las manos estaban en sus caderas cuando se giró, con una expresión mas entera, el chute de adrenalina iba pasando, de hecho comenzaba a sentirse cansada, como si hubiera corrido una maratón, o incluso dos. Tenía que dar explicaciones, no le importaba, seguramente sería bueno, así tenía una excusa para intentar ordenar sus ideas.

He reconocido al hombre que hablaba, es Miguel -Tragó saliva, había dicho su nombre dos veces después de demasiado tiempo – estuvo conmigo encerrado en ese bloque.

¿Qué más podía decir de él? ¿Lo bueno que fue?, ¿o lo valiente? ¿Lo guapo? Le resultaba tremendamente difícil encontrar las palabras que formarían las frases que podrían contar la experiencia que compartieron. Cogió aire, haciendo un esfuerzo sobrehumano por intentar ser concreta y coherente.

Cuando huíamos del bloque los únicos que conseguimos vivir: él, dos personas más y yo, nos rodearon y nos dieron a elegir: o moríamos a balazos o nos quedábamos dentro de ese sitio con la memoria borrada. Yo fui la única que decidí morir – Tenía el vello erizado, como si estuviese en aquel paisaje nevado, como si volviera a vivir todo aquello...- En realidad no me mataron, eran balas de fogueo, la jefa me dijo un montón de paranoyas y que me dejaba vivir si no hablaba nunca de ellos, que me escondiese y “fuese buena” - Enfatizó las dos últimas palabras con los dedos delas manos haciendo unas comillas – o sino lo mandaría expresamente a él a matarme. Huyendo de aquello fue cuando me encontrastes tú y tu compañero.

Él y yo... estuvimos todo el tiempo juntos, ayudándonos entre tantísima locura y muerte, nos apoyamos mucho y bueno... para mí fue la persona más especial con la que compartí todo ese horror -Se había ruborizado un poco, lo cual no le sentaba mal en comparación con la palidez que había tenido durante los últimos diez minutos.

Me encantaría verlo y saber que está bien, -que sabe quién soy, lo que vivimos juntos – que también consiguió escapar de esos animales.

No había mucho más que contar, ya habían pasado cinco años, la joven había cerrado puertas que no quería volver a abrir, no se lo planteaba, ni siquiera con Miguel, que con el paso del tiempo más que un recuerdo agradable era doloroso para ella, quizá si lo encontrase podría cambiar a bonito. Se frotó los brazos, comenzaba a tener frío, ya era septiembre y al ponerse el sol la temperatura había descendido bastante.

La miré con cierta preocupación, sabía que no era un momento fácil para ella, quizás por eso envolví el bocadillo de manera mucho más eficiente para que no se desmontara y la seguí con la mirada mientras se alejaba buscando la forma de afrontar las cosas. Cada uno tenía su estilo, y no iba a juzgar el de los demás, y mucho menos el de una mujer a la que acababa de conocer.

Me moví un poco más hasta sentarme el capó del coche robado, lo que me recordaba que debería mantenerlo apartado de sitios visibles, y la llegada del anochecer nos obligaría a buscar un sitio para pasar la noche, aunque el propio coche era una opción más que viable, sobre todo sino llegaban a Málaga.

Por fin regresó dispuesta a hablar y aparentemente más calmada.

Estaba serio, prestando sincera atención, pues podía revelar cosas que afectaran a la misión que me atañía. No pude ocultar mi sorpresa cuando contó lo de su elección, no era lo habitual, de hecho había que ser valiente y estar en paz con un mismo para aceptar la propia muerte. La respetaba por eso, y la veía desde una nueva perspectiva, y ahora entendía que el miedo que tenía de que la cogieran no era porque pudieran matarla, sino por lo que pudieran hacerle. Lo que pasa es que yo no era muy bueno expresando emociones, por lo que probablemente mi expresión no hubiera variado mucho.

Quizás nunca llegó a escapar y todo esto no sea más que un truco especulé es muy raro que me hayan enviado precisamente a mi a protegerte, ¿qué probabilidades había? es posible que yo sea una de las pocas personas capaces de ubicar el sitio donde te recogí, y tú la aparentemente única superviviente de lo que fuera que sucediera nunca creas en las casualidades ahora estamos juntos y somos más fáciles de eliminar no sabía lo que hubiera hecho si Mike hubiera estado en peligro, no sabía si hubiera sido capaz de tomar la decisión más fría y sensata.

Quiero creer que si.

¿No te resulta raro que precisamente sea hoy el día en que ese hombre sale a la "luz" después de tanto tiempo?

Ladeé ligeramente la cabeza e intenté mostrarme comprensivo.

Entiendo que quieras buscarlo, no sé si es tu novio o algo así, pero tienes que comprender que no tenemos ni idea de por dónde empezar, y que si yo te estuviera buscando, tendría muy vigilados a todos tus personas cercanas sabía que aquello no le iba a gustar, pero parecía un riesgo innecesario.

Le tendí la chaqueta que todavía llevaba bajo el brazo, y es que ni por un momento se me había pasado la cabeza dejar nada nuestro en el coche sin estar nosotros dentro del mismo.

Isabella frunció el ceño nada más empezar a hablar White, parecía que se hubiera propuesto cortar su buen rollo, una de las pocas veces que era tan intenso desde hacía cinco años. Se cruzó de brazos,sin dejar de mirarlo fijamente, le costaba prestar atención a lo que decía, no le molaba lo más mínimo, pero no podía negar que sus razonamientos no iban descaminados, como mínimo tenía que tenerlos en cuenta.

Cogió la chaqueta sin apartar sus grandes ojos de él, y se la puso sin rechistar.

Pero si los que me protegen son los otros que los que nos puteaban, ¿cómo iban a saber de ti, eso implicaría que son medio colegas.... ¿No es más fácil que te hayan mandado porque sabían que te reconocería y no saldría huyendo por patas?

Suspiró, había abierto los ojos enormemente cuando dijo la palabra novio, nunca se había planteado algo así, -No era mi novio...- entre otras cosas porque -sólo estuvimos allí dos días...- aunque fueron los más largos e intensos de toda su vida, pero volvió a ruborizarse, que desastre, recordando el momento en el que se le había declarado, sin pensárselo dos veces aunque tuviese un tiro en la femoral. 

Se había puesto triste otra vez, ante la posibilidad de que fuese una trampa para ella, la verdad es que podía llevar más razón de la que iba a reconocerle: eran despiadados y cualquier artimaña les valía para conseguir sus objetivos. Pero ella iba a luchar contra esos argumentos con todas sus fuerzas.

A lo mejor ha salido a la luz porque por fin tienen movidas graves allí que le han permitido escapar -Susurró, pues no lo tenía nada claro, aunque una bombillita se encendió en su cabeza con lo que había planteado -Sería una excelente noticia que ellos no me tengan localizada, pero no sé, los que te mandan a tí tenían clarísimo donde encontrarme.

Frunció el ceño, otra vez de mala hostia, -Vámonos, comienza a hacer frío, es mejor que continuemos y ya vemos donde pasar la noche...

Se obligó a no calcular cuanto tiempo hacía que no dormía con un tío cerca. Ya tenía bastantes cosas poco halagüeñas en las que pensar.

La chaqueta era ligera, de cuero fino pero suave al tacto. Desprendía un ligero olor a limpio, quizás jabón, y es que no la había utilizado prácticamente desde que la llevó a lavar tras aquella desafortunada pelea en el Frew, bueno, desafortunada sobre todo para el otro. Prácticamente le quedaba como un vestido.

Es posible que tengas razón con el motivo por el cual me enviaron a mí, pero no podemos desechar la idea de que de alguna manera pueden tener relación sopesé un momento lo que sabía de todas formas hay algo que no me cuadra en todo esto miré la chica y abrí el coche para que pudiéramos ir dentro, ahora conduciría yo y es el hecho de que te dejaran marchar sin más y ahora quieran matarte, no tiene sentido, estoy seguro de que quieren algo más de ti, pero de momento no tengo ni idea de lo que puede ser que yo estuviera aquí podría tener algo que ver.

Vale, no es tú novio no iba a discutir, la forma de ruborizarse hablaba por ella, que dijera lo que quisiera y si, los que me a mi me enviaron sabía donde estabas arranqué el coche mientras pensaba lo que me lleva a que tal vez nos necesiten juntos por algún motivo, quizás para que descubramos algo que ellos no son capaces me encogí de hombros demasiado para darle muchas más vueltas, yo sólo tengo que mantenerte a salvo, y eso incluye que no te secuestren le sonreí, era su día de suerte.

¿Cuánto falta para Málaga?

Pregunté la chica, cuyo nombre verdadero desconocía.

Por cierto, ¿cómo te llamas? Era curiosidad, más que nada, porque podía llamarla Paula, o Lidia, pero no le gustaba mucho usar nombres falsos ¿o cómo quieres que te llame? simplemente para tenerlo claro no creo que seas de las que le gusten que las llamen "nena" o "preciosa" añadí divertido.

El tacto de la chaqueta era agradable, sonrió cuando cerró la cremallera arriba, a modo de silencioso agradecimiento, pero nada desdeñable, pues era simplemente que su mente estaba muy lejos de los convencionalismos sociales.

No sé si fue una decisión, más bien puede que fuese una ida de pinza de la jefa. Nos quedamos solas después de que me dispararan de mentira, y me dio a entender que me perdonaba la vida porque yo prefería morir a poner a mi hermano en peligro - Se encogió de hombros mientras negaba con la cabeza, cinco años después no entendía la suerte que había tenido, pero daba las gracias todos los días por ello.

No quería hablar de Liss, de su amenaza, pero visto lo visto, que pudiera ser que estaban más unidos que por un simple contrato de protección, decidió darle más datos, mortalmente seria de nuevo – Cuando me fui me dijo: No existimos. Nunca estuviste aquí. No hagas que me arrepienta jamás de esto. Si lo haces enviaré a Miguel a matarte - Paso su mano por la nuca, para separar el pelo que se había quedado metido en la prenda que le había dado White.

Al sentarse en el coche comentó lo que sabía por el momento del lugar en el que se encontraban – Estamos cerca de Marbella, que tiene muchísimo movimiento de gente de dinero, creo que ahí llamaríamos la atención para mal -Le entraron ganas de sonreír, pero no lo hizo, los dobles sentidos graciosos ya no tenían cabida en su vida – Podríamos ir a Calahonda, está un poco después, pero yo no he estado nunca allí, supongo que habrá habitaciones en algún hotel.... O conducir toda la noche, me da igual.

De un portazo cerró la puerta tras ella, mirándolo, seguía pensando en como localizar a Miguel, en que maldito papel tendría en aquel embolado o sí sería el de víctima, como ella... pero se quedó bloqueada con lo siguiente que dijo, apartó inmediatamente la mirada, para dejarla en su ventana, fijamente, sopesando lo que sabía de él, lo que ya había confiado, si de verdad quería hablar de aquello... su cabeza iba a toda velocidad mientras observaba en silencio como cambiaba el paisaje al aumentar la velocidad, se había cruzado de brazos, con fuerza sobre su vientre.

Cuando pasaron algo más de cinco minutos, finalmente, contestó - Me llamo Isabella, Isabella Pars.... pero no me llames así nunca -No lo miró, seguía observando la oscuridad, había hablado con tono neutro, pero al terminar pasó una de sus manos por la mejilla derecha, apoyando entonces la cabeza en el cristal, con las mandíbulas tensas y apretadas.

Estaba claro que no íbamos a sacar ninguna conclusión sólo especulando, pero era algo así como una especie de tormenta de ideas y puede que alguna cosa de la que habláramos luego se acercara a la realidad. Aunque también era posible que no, pero me gustaba ser optimista, ¿por qué no?

Me parecía bien el plan de parar en el pueblo ese de nombre raro, lo de conducir toda la noche no me apetecía en absoluto, y es que por muy fuerte que estuviera, los viajes largos siempre terminaban afectándome.

Pararemos donde dices.

Cuando estuvo tanto rata callada pensé que le había pasado algo, pero al ver que lo hacía era simplemente ignorarme, procedí a dar unos cuantos bocados de mi bocata, pues el hambre no se pasaba sola, todo lo contrario, aumentaba. Para cuanto obtuve su respuesta ya casi me lo había terminado.

Disminuí la velocidad y la miré de reojo, pues no era cuestión de estrellarnos.

Sólo te faltan las gotas de lluvia golpeando el cristal para ser la imagen perfecta de la desolación A pesar de mis palabras la encontré hermosa, quizás por primera vez desde que nos conocimos la miré desde esa perspectiva Dziva usé el nombre la "diosa" para referirme a ella, me recordó a ella con ese triste y confuso perfil, y es que algo tenía que quedar en mi después de haber pasado toda mi vida en África.

Sonreí es posible que pienses que no me tomo las cosas en serio, o que no veas salida para tu situación lo del bocadillo quizás no haya ayudado a que confiara en mi seriedad, pero que le iba hacer pero estás viva, y de momento a salvo, y tienes la suerte de que estoy contigo, lo que aumenta notablemente las posibilidades de que todo eso se solucione, así que, intenta relajarte un poco o no va a ser falta que envíen a nadie a por ti ella misma terminaría volviéndose loca.

Y si me dieran un dólar por cada amenaza que he lanzado y no he cumplido, me habría retirado hace tiempo.

Mucha gente buscaba amenazar e intentar acojonar, pero sólo eran palabras.

Isabella se giró a mirarlo cuando escuchó la palabra “desolación”, con evidente cara de enfado que contrastaba con la sonrisa de White.

¿De dónde han sacado a este imbécil?

Frunció el ceño y volvió a la posición de la ventana, mordiéndose la lengua para no mandarlo a la mierda, mejor hacer como que no existía. Le costó trabajo.

Reprimió un suspiro, no tenía nada de lo que avergonzarse, pero no quería parecer una blandengue. La había cabreado bien con el comentario, y encima echándose flores con lo segura que estaba gracias a él, que pesado por dios. ¿Acaso se creía que había sido por suerte por lo que había llegado hasta Tarifa cinco años después de encontrarla medio muerta?

Mucho trabajo.

No tenía ganas de hablar, así que no lo hizo, siguió reconcomiéndose otro poco, su monotema odiado y perenne, demasiado tiempo con la misma cantinela para cambiarla de repente, máxime cuando parecía que el mundo entero se veía afectado por los mismos de su pesadilla particular. No abrió la boca hasta que reconoció donde estaban.

Es la próxima salida...-Capullo. Un cartel atestiguó la afirmación tres kilómetros después. La chica se incorporó, frotándose los brazos, el pelo le caía sobre la cara, algo aplastado, así que pasó su mano hacia atrás para apartarlo y darle algo de volumen. Sus ojos estaban secos y serios, y no lo miraban.

El reloj de la radio decía que eran las diez menos cuarto. La carretera era buena, poco a poco empezaron a verse las farolas de pueblo, seguramente recién activadas. Isabella miraba sin curiosidad ninguna, solo buscaba las palabras “Hostal” u “Hotel” centrada en la misión de encontrar un lugar donde descansar. Al poco de llegar a la zona habitada encontraron la típica señal múltiple que señalaba a varios lugares para pecnortar en distintas direcciones, a ella le daba exactamente igual uno que otro.

Ya estamos cerca de muchos, podemos dejar el coche e ir andando.

No dije nada, no tenía muy claro a que venía esa cara de enfado, pero preferí ignorarla, terminar mi bocata y limitarme a conducir, sino quería conversación no la tendría, él ya se había esforzado en ser amable e intentar animarla.

Desde ahora vería al White aburrido y profesional, a mucha gente le gustaba, lo que debería darme que pensar, pero no me gusta comerme la cabeza con esas cosas, pues tendían a deprimirme, y cómo el mundo ya era lo suficientemente cabrón para eso, prefería centrarme en el sabor de la comida o una cama caliente.

Lástima que sea de noche, este sitio tiene buena pinta.

Ahora había pasado a fijarme en el paisaje, y aunque habían que tenido que coger una carretera más transitada para acceder al área de hoteles, dudaba mucho de la eficiencia de la policía para ponerse a buscar un coche de mierda robado con la que parecía estar cayendo. Salí por donde me indicaba la señorita “ahora no hablo” y busqué un lugar discreto para el coche. Según había dicho esta era una zona turística, así yo no llamaría excesivamente la atención.

Bolsa al hombro, y como siempre, un vistazo a mi alrededor, necesitaba un buen ángulo para vigilar el coche por la mañana, antes de acercarnos, por si acaso lo hubieran descubierto, y cuando me sentí satisfecho, nos dirigimos hacia un hotel con buena pinta, vistas a la playa. Resultábamos mucho más creíbles como una pareja de turismo, así que, ¿qué clase de tío llevaría a una chica a un antro? No, además, era mejor disfrutar de la paga, que luego guardarla para que te maten por unos pavos en un callejón era una putada de las gordas.

Ese estará bien.

Cuatro estrellas, con pinta de limpio y de los que seguro que te daban de desayunar en un buffet. La dejé que ella pidiera la habitación mientras yo hacía mi trabajo asegurándome de que nadie nos hubiera seguido y localizando rápidamente las salidas de emergencia.

El hospital tiene las cinco estrellas ganadas a pulso. Solo de entrar y ver sus colores claros y ocres, los enormes sofás, las habitaciones anchas y iluminadas, os entra más sueño. Junto a la mesita de entrada donde hay depositados dos jarrones de flores, encontráis doblado un diario. En la portada, como no, noticias sobre L-Bloque.

Nuevo Director general para la multinacional con mayor crecimiento mundial.
...tras la desaparición de su director general Aaron Jenkins...
...aparece muerta la subdirectora Liss Jenkins en una explosión en un famoso bar de Berlín...
...tras varias votaciones T. Johnson ha sido elegido como director general de L-Bloque...

Isabella entró con expresión tranquila, directa a la recepción, con su mochila a la espalda e intentando aparentar ser la típica persona joven que no tiene ninguna preocupación y que está encantada de la vida.

Hola, buenas noches, una habitación doble por favor – Supuso que no querría que durmieran en cuartos diferentes, para poder salvarle la vida como tanto le gustaba decir. Rebuscó en la mochila su nueva identificación, desenvolviéndola dentro de la mochila, y la sacó para tendérsela al recepcionista. Su hermosa cara reflejaba una sonrisa cándida.

Mientras esperaban la llave y todo lo demás giró la cara hacia el diario que había al lado suyo en la mesa baja, apretando los dientes para no liarla expresando sus emociones y cediendo a sus impulsos, quería coger el diario y salir corriendo de allí a leerlo inmediatamente y a fondo.

Disculpe.... - miró el nombre que aparecía en su tarjeta de identificación- Pedro, ¿puedo subir el periódico a mi habitación? Lo devolveré en cuanto lo lea.... - sonreía de forma pícara – Después del día que llevo, darme un baño relajante leyéndolo sería maravilloso -Miraba al tipo con la cabeza ladeada y ojos lánguidos, sin perder la expresión alegre.

Si me ha imaginado bañándome, está hecho: me lo da fijo.

Desde que no era actriz había practicado el triple todos esos engaños, y se le daban mucho mejor, que tu vida dependa de ellos hacen que te esfuerces mucho más. -Se lo agradeceré eternamente -Asentía suavemente corroborando aquellas palabras, mientras lo agarraba con una mano, como si ya le hubiese dicho que sí, tampoco era nada del otro mundo lo que pedía.

Por cierto... este hotel no utiliza H-energía ¿verdad? Es que están diciendo cosas tan raras de ella por la radio que una ya no sabe de qué fiarse -Mantenía la cordialidad pese a ser un tema que le producía pavor, pero no pensaba dormir con eso cerca, desde luego que no.

El recepcionista se ruborizó ante Paula, aunque lo medio disimuló muy bien.
Claro señorita, a estas horas no creo que nadie más lo pida. Luego escuchó la otra pregunta. Ah, la verdad es que no tenemos, aunque hemos pedido que nos lo instalen, en un par de semanas lo tendremos. Claro que hablan muy mal de la nueva energía, pero esta claro que son mentiras para darle publicidad negativa. Aún debe haber mucho dinero por medio y muchos intereses de que el petróleo no desaparezca ¿que mejor manera de perpetrarlo influyendo miedo hacia la energía que pretende desbancarlo? Luego negó con la cabeza Y todos esos montajes extraños de muertos alrededor de vehículos...podrían haber hecho algo más creíble la verdad. Le pasó la llave, la 204,El servicio es 24 horas, ante cualquier requerimiento llamen al timbre y acudiremos.

Observé divertido su interpretación, se le daba bien, de eso no había duda, joder, si hasta casi me daba un poco de miedo. Yo estaba seguro de que sería incapaz de hacer eso que estaba haciendo, no tengo ni la paciencia suficiente, o quizás no sea cuestión de paciencia, el caso es que jamás podría realizar ese tipo de interpretaciones, iba en contra de mi naturaleza.

Lo que si que no entendí fue la mención a esa energía, ¿qué coño pretendía? Ahora seguro que se acordaba de ella si alguien llegaba a preguntarle, aunque, bueno, seguramente también lo habría hecho sin esa pregunta, y cómo estábamos en "época de silencio", pues lo dejé correr.

Eché una ojeada al periódico sin muchas, y esperé a que hubiera terminado los trámites para seguirla y montarnos en el ascensor en dirección a la habitación. Tampoco allí abrí la boca, estudiaba el clásico mapa que había en todas las plantas para ver cómo estaban distribuidas, me salía de manera instintiva.

La verdad es que el hotel estaba de puta madre, y la habitación que nos dieron también. Amplias camas dobles, un baño con hidromasaje, una terraza con vistas preciosas a pesar de no estar demasiados altos, espaciosa y con todo tipo de comodidades, así sí se podía trabajar, y es que era mucho mejor que ir a cualquier lugar perdido de la selva. Dejé la bolsa sobre una de las camas, saqué la pistola y la puse mucho más accesible por si acaso la necesitábamos.

Esa mujer señalé en el periódico que ella llevaba la noticia que hablaba sobre la muerte en un bar de Berlín de Liss Jenkins es la que me contrató para protegerte indiqué a la chica sin demostrar emoción alguna.

Ahora está muerta, así que técnicamente, mi contrato ya no tiene validez con nadie, si el patrón muere, el contrato se anula, así son las cosas.

Y con su muerte mi contrato se anula.

Esperaba que entendiera lo que eso significaba.