Partida Rol por web

El Enemigo Interior de Xixón

Altdorf y su extraña gente

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29/04/2010, 20:16
Director

Día 3 - Aubentag, 26 del mes Jahrdrung (actualización)

Mientras nuestro variopinto grupo descansaba en la última posada de camino a Altdorf, a la hora de la cena, la puerta de la posada Seven Spokes se abrío para mostrar dos figuras familiares, Felix y Rudiger. La sorpresa fue grande, mas aun cuando Magnus había estado toda la cena taciturno, callado y, lo mas extraño, bastante pálido. Durante una breve charla Rudiger explico el motivo de su presencia, Heyronimus, su mentor, le había encargado, a modo de castigo, ir a por sus "lentes" y devolverlas.

Para Felix, que el estudiante le dijera si le acercaba como al resto de compañeros, fue la gota que colmó el vaso; ya fue duro el ver como se marchaban la primera vez, su corazón casi le estalló, (jamas había sentido tanta excitación por aventurarse en lo desconocido) y lo de Rudiger era el último empujón; vendió su barca al compañero Jarl (que les transportó amablemente hasta el linde del camino), recogio sus escasos pertechos y partieron a la busqueda de sus compañeros, solo les sacaban medio día de ventaja.

Asi fue como todo el grupo paso la noche, recordando viejas charlas de la taberna, como si hiciese un año desde su partida, aunque solo fuera anteayer; cuanto cambia la percepción del tiempo cuando sales de la rutina, que avidez por descubir!

El amigo Magnus seguía nervioso, tras el fugaz descanso de la distracción, volvió a sus asuntos; no quería que le viese, rezaba a todos los dioses por que no le reconociera, por lo que, cuando oyo que había que llevar las lentes de vuelta a Delberz, tomo la decisión; era arriesgado ir por los caminos, pero el está acostumbrado a vivir en la naturaleza, el solo podría evitar encuentros desagradables escondido en la maleza, mucho mejor que si fueran todos juntos. Asi que sin dilación y un poco apresurado, recogió las lentes y salio a paso ligero por la puerta. En su mente, una imagen, el mayordomo personal de von STRASSE, de camino a Altdorf, en la misma posada, demasiado pronto le golpeó su pasado, aun no esta acostumbrado, aun no está preparado...

 

Día 4 - Marktag, 27 del mes Jahrdrung

Eran las primeras horas de la tarde cuando divisarón el perfil caracteristico de la gran capital, Altdorf; con su Palacio Imperial dominando desde las alturas, seguido por la colosal Catedral Mayor de Sigmar y la famosa Universidad con sus torres azuladas. Llegaron la plaza central de Altdorf, la famosa Königplazt, donde los carruajes dejaban sus pasajes, estaba atestada de gente, mozos portanto equipajes, charlatanes y pregoneros anunciando sus posadas, los propios viajeros y, como suele pasar en estos lares, algun que otro ratero esquivando las miradas y apropiandose de bolsas indebidas.

La primera sorpresa de la llevo Doble K, cuando al girar la cabeza se encontro con un enorme mostacho pegado a una cara que solo podía ser la de Frank Reutor, viejo camarada de mil batallas y por quien daría gustosamente un brazo, o dos, tampoco tenian por que ser SUS brazos, claro; pero las risas eran seguras. Doble K se despidió momentaneamente de sus compañeros, tenía algo que celebrar, otro viejo amigo de la XIII Compañia estaba vivo!

Entre tanto, para perplejidad del grupo, un tio aparentemente normal, comenzó a hacerle señas extrañas a Pelagio, el "notyetfamous" (aun no famoso) cuentacuentos; mientras con una de las manos, abierta, se tocaba la oreja con el pulgar, los dos primeros dedos de la otra, frotaban, en circulos, la punta de su nariz. Al principio fue discreto, pero cada vez que esperaba respuesta, nuestros amigos, estupefactos, callaban. Despues del cuarto intento Pelagio "desperto" y con un elegante, pero recio, corte de manga  les contesto. Desafortunadamente ellos no entendierón que ese era el simbolo correcto y se alejaron, metiendose por una de las puertas de las casas de la plaza; no sin antes hablar con el que parecía el portero, un hombre alto y medio embozado.

Después de encontrar una posada para pasar un par de noches nuestros amigos decidieron que había que investigar acerca de la herencia, y a la vez enterarse, como no, del motivo de su partida, la llamada del Principe von Tassenink. Aunque de ambas cosas solo recibieron malas noticias, ya que el principe había partido hace mas de un día y medio y del apellido de la herencia nada encontraron en la biblioteca.

Pero de camino a sus pesquisas se encontraron con otro viejo amigo, esta vez de Felix, un viejo amigo compañero de trabajo, otro barquero del rio Reik como el; aunque a diferencia, mucho mas bebedor! Parecía mentira como una ciudad tan grande, la propia capital, podía albergar tanta cara conocida, aunque como comprobaron despues, también encontraron la cara menos agradecida de una gran ciudad.

Mientras tomaban unas pintas en la taberna de El Barquero (nunca destacaron los barqueros por su creatividad, ya se sabe), Jossef Quartin, el amable amigo de Felix, les ofrecio la posibilidad de contratarlos para descargar unos toneles en Bögenhafen, (la ciudad donde tienen que recoger la herencia), con motivo de la Schaffenfest, la gran feria anual de esta ciudad y bastante conocida por esta zona del Imperio. También les ofrecio la posibilidad de dormir gratis en la barcaza, pero declinaron la oferta, aun añoran las calidas camas del hogar.

Entre tanto y tanto, y entre pinta y pinta, pinto por la puerta un tio con pintas; Max Ernst su nombre, cuero negro su uniforme; una cicatriz dividía su cara, de pocos amigos, a fe mía! Sentose en el lugar mas oscuro de la zona, no sin antes realizar sus típicas chulerías, intimidando a los comensales de su futura mesa. Pero si eso apagó un poco el amigable ambiente tabernero, unas voces agudas y esperpenticas anunciaban, como luego paso, algo de jaleo. Cuatro armarios los protegian, dos jovenes nobles adinerados y con poco cerebro, armando jaleo, llamando chusma a los parroquianos, despreciando su dinero. Pidieronse unas jarras. Las bebieron. Las posaron de nuevo, y riendose con escandalo, hacia atrás las lanzaron, yendo a dar, por mal agüero, a nuestro amigo el barquero. Silencio se hizo, incluso ellos, todos, los armarios, el hombre de negro y los dos pijuelos...pero nada paso, orgullo pasajero que con el alcohol fue diluido.

Segunda jarra, zas, a otro compañero; otra vez silencio, otra vez que no respondieron; zas y zas, dos jarras mas y nada; afortunadamente nuestros compañeros tenáin mas sangre fría que los agitadores, pues no cayeron en la provocación y los niñatos, aburridos, al final, salieron.

Despues de este anodino parentesis, retomaron sus caminos, Josef a su barca y nuestros amigos a sus aposentos. Pero para sorpresa suya, no volvian solos, algo oyeron, algunos pasos los seguian. Preparandose para el encuentro, detras de una esquina, observaron como uno de sus perseguidores caia a plomo, justo despues de un zumbido, "zump", y otro cayó a su lado. Pasados unos segundos de cortesia, y viendo que no salia nada mas de la esquina se acercaron y comprobaron, para su alivio, que eran caras conocidas; la de los mismos de la plaza, la de los signos extraños, la de los cultistas; los que, como en el registro comprobaron, tenian tatuado una mano purpura sobre tu teta derecha; demasiado oscuro, demasiado de noche para asimilar tantos enigmas.

Día 5 - Backertag, 28 del mes Jahrdrung

Y la mañana no trajo nada bueno; Josef se acercó a la taberna para darles el aviso; a la noche, dos jovenes nobles muertos, los guardías les buscan! Afortunadamente, con sigilo y perspicacia nuestros compañeros terminaron sus pesquisas y con Josef partieron, en la barcaza, camino a su próximo destino, Böguenhafen. El viaje era por el canal, hacia la pequeña villa de Weissbruck, dos días tranquilos.

Días 6 - Bezahltag,  29  del mes Jahrdrung

Jornadas tranquilas a bordo de la barcaza, de nombre Berebeli, y gratos recuerdos para nuestro amigo tileano.

Días 8 - Konistag, 30 del mes Jahrdrung

Weissbruck, ciudad minera, creciendo cada mes gracias a los nuevos pozos; el mineral atrae dinero, el trabajo atrae a obreros, y nuestros compañeros atraen a otro personaje, un figurante hasta el momento, la figura embozada y alta de la plaza principal de Altdorf; que también les observaba, cerca del puerto, con una gran ballesta a sus espaldas. Trataron de seguirle y al cabo de unas cuantas pesquisas, lo encontraron. Estaba junto a dos rudos mineros hablando, cerca de una taberna. Con gran habilidad y a hurtadillas, a sus espaldas se pusieron y obtuvieron una valiosa información; Adolphus, el personaje embozado, ordenaba que nuestros amigos fueran vigilados, ellos y su barca, por si se movian o marchaban.

Alertados del posible peligro todos se reunieron, y por precaución, esa noche no habría taberna, ni cama caliente; la pasarían a la otra orilla del rio, a salvo de miradas indeseadas, pero..estarían salvo de peligros? me temo que eso lo descubriremos en la próxima aventura.