Partida Rol por web

Vuestra conciencia regresa paulatinamente a vosotros, haciéndoos tomar conciencia de vuestros propios cuerpos, con mayor o menor dificultad. Parpadeáis varias veces tratando de habituaros a la luz que se filtra entre los árboles, sentís la hierba y la tierra bajo vosotros, mientras intentáis hallar memoria de quiénes sois o qué hacéis aquí, sin éxito. El viento arrastra columnas de humo por el cielo, y siguiéndolas hacia abajo, os percatáis de que estás relativamente cerca de un barranco, y a no mucha distancia se puede apreciar una ciudad, en la que algo grave debe de estar sucediendo para que emita tanto humo.

Al momento en el que miráis alrededor, os encontráis con otras 3 personas, ¿extraños? Sí, pero no del todo. No sólo parece que estáis todos en una situación muy similar, sino que tenéis un cierto reconocimiento hacia los otros, una cierta familiaridad que no reconocéis.

El más grande de todos, y presumiblemente el más viejo, es un hombre que ronda los 40 años. Tiene una poblada barba negra y es alto, además de que tiene un físico bastante desarrollado.

La siguiente es una muchacha de pasados los 20, aunque no por mucho, posee una mirada dura y una piel curtida, sobre todo en sus manos. Su melena castaña aparece desordenada, lo que no es de extrañar cuando os acabáis de levantar del suelo, y viste ropa sencilla y cómoda, pero algo basta.

El tercero por edad es otro hombre, éste más cerca de los 20, y más que su altura, belleza física o cualquier otro rasgo, lo que más llama la atención es que tiene un ojo de color marrón mientras el otro es de un violeta casi irreal. En seguida notáis que éste ojo violeta no es una simple anomalía, puesto que al contrario que el ojo marrón no muestra pupila, además de que parece brillar un poco en su zona central. No tardáis en imaginaros que es un ojo electrónico. Por lo demás, también es fuerte, aunque no se lo ve tan preparado como al más veterano.

En último lugar, la más joven del grupo es otra muchacha, de largo pelo rubio y unos extraños coleteros en forma de calavera. Es realmente bella... o lo sería si no diese algo de repelús. Con diferencia parece la más débil físicamente del grupo, aunque no podéis evitar preguntaros qué hacéis junto a una niña.

En seguida, cualquier pregunta que os podáis hacer queda silenciada, enmudecida por un repentino silbido. Apenas alcanzáis a alzar la vista y registrar el trazo que los misiles han dejado en el aire cuando un potente resplandor se eleva del centro de la ciudad, seguido por otros dos estallidos. El estruendo, aún a esta distancia, es como un gran trueno, y la luz llega a molestar. El aire de la onda expansiva os golpea el poco, pero ya muy debilitado por la distancia.

La cabeza parecia dar vueltas ¿O era el resto del mundo? Daba igual, la pregunta era mas bien ¿Donde estaba? Aunque todavia habia una pregunta mas interesante ¿Quien era? Solo recordaba que se llamaba Lenore... o al menos eso creia.

Al poder enfocar un poco mas los ojos ve que no esta sola, que esta acompañada, aunque por alguna extraña razon reconoce los rasgos de las personas no logra ubicarlos en su memoria. Mas bien, no logra ubicar nada de su memoria ¿Eso ahi abajo era una ciudad? Mas bien parecian las ruinas de una.

Parece que tenian problemas, pero ya tenia ella bastante con los suyos. Bueno una vez revisados los alrededores con un golpe de vista tenia que revisarse a si misma ¿Dolores? No, por lo menos apreciables. ¿Heridas? Nada... ¿Miembros? Enteros...

Un vistazo a sus compañeros le indico que tampoco parecian sufrir heridas, pese al desconocimiento de sus identidades estaba extrañamente tranquila teniendolos al lado, asi que hora de ponerse manos a la obra.

Ramas, piedras, cristales... todo podia ser util, aunque hubo algo que interrumpio su busqueda, un silbido penetrante la hizo seguir la trayectoria de 3 misiles que se dirigian a la ciudad. Tuvo que taparse momentaneamente los ojos con una mano debido a la luz.

Fuego... grandes cantidades de fuego, el tizne de los edificios. La escala de colores a negro... negro profundo, fin de los colores, como fin de las vidas que hubieran en las cercanias.

Si el resto dirigieran su mirada a Lenore la verian fascinada como un niño que ve un espectaculo de payasos. Aunque tambien puede que no tuvieran tiempo de ver el embelesamiento de la muchacha ya que tras un par de segundos volvió a la busqueda de material.

Lo primordial era buscar algo con lo que poder hacer fuego y algo con lo que poder frabricar un arma. Un palo, un trapo, un cristal y un alambre vendrían de miedo para una lanza...

¡Joder! ¡La puta que parió...!

Jana se tapó los ojos cruzando un antebrazo ante su cara y girando el cuerpo. La luz... La cabrona luz... ¿Dónde estaba? ¿Qué...? Se incorporó quedando sentada aún tapándose la cara, sentía los músculos abotargados ¿A qué olía? Abrió los ojos, aunque no del todo, con ellos medio entornados y la cara arrugada en una mueca típica de quien recién despierta y aún no sabe dónde está o con quién, miró alrededor, al principio solo distinguiendo siluetas y aquel olor, el humo... Poco a poco el mundo se fue aclarando y sus ojos enfocaron. Había otras personas allí, tirados en el suelo ¿Dormidos? ¿Muertos? Uno de ellos estaba de pie y la miraba. Uno... No joder, una... Una cría... Una pequeña hija de puta como una aparición, tanto que Jana incluso dudó de si estaba allí de verdad o era un sueño ¿Estaba soñando? Se pasó una mano por el cabello castaño revolucionado, undió los dedos en él y se dio un leve tirón. Sintió el dolor, estaba despierta. 

Un sonido en el cielo la obligó a olvidarse de la niña y alzar la vista, un fuerte silbido que reconoció por las películas bélicas que había visto. Y (Oh, mierda mierda mierda) allí atravesando el firmamento vio lo más extraño de todo, aquello que la dejó paralizada como a un puto conejo deslumbrado por los faros de un camión en la carretera. Aquellos rastros de humo blanco... Que eran, eran... Antes de que tuviera tiempo de reaccionar, el enorme estruendo de una explosión no tan lejos como le hubiera gustado, acompañado de un fogonazo de luz, la hizo encogerse de nuevo sobre sí misma poco antes de que la onda expansiva llegase hasta ellos levantando tierra y hojas por doquier. 

"Oh, no mierda" Fue lo único que pudo pensar " No no no no Mierdamierdamierda"

Lo primero al despertar es el olor de tierra y vegetación demasiado cerca de la faz. Y sueño, modorra... aunque no se trata de un lecho muy cómodo. Es consciente entonces de que no está en una cama precisamente. ¿Qué mierdas hago en el... ? Entonces mira a su alrededor y algo alarmado se incorpora sobre sus cuartos traseros mientras abre y cierra la mano derecha y se acaricia ese mismo brazo con la izquierda. Parece que responde bien. Tampoco siente ningún dolor ni magulladura de buenas a primeras.

Mira entonces a su alrededor más inmediato. El hombre ese... demasiado mayor para mi gusto, pero su cara me suena. Echa cuenta entonces también del par de féminas cuyas caras también ha, como mínimo, visto antes. Le hacen gracia las pintas de la muchacha de pie, rubia... ¿gótica? Siempre le cayó en gracia la gente así. ¿Quién es...? Y la otra chica joven, con ese aspecto duro y curtido...? No siente que deban preocuparles, sin embargo el humo de la ciudad sí es algo que tensa cada uno de sus músculos. ¿Espera, qué coño ha pasado, dónde estoy y porqué no recuerdo nada?  La inquietud se acentúa ante el silbido de los misiles. Jooooder... No puede evitar incorporarse tras el estallido de luz en la lejanía en un acto reflejo, cubriéndose el ojo derecho con una mano en el momento de la explosión.

Espera unos instantes a que amaine la detonación y la onda expansiva desaparezca antes de pronunciarse al resto del grupo. Quizá no debería dejar ver su ignorancia tan pronto, pero permite a la sensación de familiaridad imponerse a la lógica y lanzar al aire una primera cuestión:

-¿Y vosotros sois...?

Sentía el gusto del hierro en la boca, era un gusto demasiado bien conocido para mi, pero no entendía por que.

Olía también vegetación, pasto, tierra mojada, acaso había llovido? Sentía el cuerpo húmedo y pesado, acaso había llovido o era su transpiración?

Me senté y froté el cuello, me dolía por la posición, estaba claramente contracturado, como si hubiese pasado demasiado tiempo acostado, sus manos ásperas rozaron su piel y le dieron un leve escalofrío, pero en ese instante el sonido lo hizo mirar al cielo, ignorando a los demás que se habían levantado a su alrededor.

La luz, el calor de la onda de aire que los alcanzó y el sonido hicieron se cubriera la cara como si estuviese por recibir un ataque, hasta que noto que nada pasaba, fue entonces cuándo escucho al chico y se puso de pie, sacudiendo la ropa que llevaba puesta.

-Me llamo Leroy, y es todo lo que se...quienes son ustedes? Se me hacen levemente conocidos- el muchacho tenía un ojo extraño y por como se movía apostaría que una mano también, la joven llevaba el pelo enrredado y le daba un aire de desconfianza y la otra niña era de la mitad de su tamaño parada, con que clase de gente y donde había despertado?

La inspección de Lenore no le revela nada fuera de lo común. Por supuesto, siempre podía ser simple arrancar una rama para hacer bien un bastón o un garrote improvisado. También hay piedras por la zona, de distintos tamaños, todas ellas con bordes rugosos. No parece que haya desperdicios de la civilización tal como trapos, latas o similares.

Los que miráis hacia la ciudad al poco rato de la caída de los misiles, veis algún destello blanco en ella, pero no reconocéis la procedencia de los mismo, y éstos no son tan potentes como para cegaros.

Desde la zona en la que estáis hay dos posibles caminos, uno es seguir el borde del barranco y el otro es un camino entre los árboles, hace algo de curva y los árboles son densos, así que no estáis seguros de a dónde lleva. Por el aturdimiento es cuesta un poco percataros, pero os dais cuenta de que no es una simple senda de animales, el terreno ha sido pisado muchas veces y por muchos pies distintos.

El brazo derecho te molesta un poco, no entiendes por qué. Probablemente, piensas, será que el modelo no es muy bueno así que pesa más de lo normal, o algo así puede ser. Sin embargo, responde bien, así que de momento servirá.

Lenore habia colocado frente a ella las piedras y palos que habia encontrado tirados por ahi y los miraba con aire pensativo sin hacer caso al resto de la compañia.

Coge dos palos y los mira, hay quien recordara la pelicula de 2011: Odisea en el espacio. Deja uno de los palos ya agarra una piedra, la que comienza a frotar contra una de las puntas de las ramas.

Joder, si estuviera afilada esto seria mucho mas sencillo.

Descaradamente obvia la pregunta del hombre con heterocromia. Parece que esta haciendo algo de efecto ya que ha comenzado a formarse una suerte de punta al final del palo. Un vistazo al cielo le indica que aun queda algo de tiempo para la noche, tendran que buscar la manera de hacer fuego ¿Un mechero?

Su pregunta hace que se le cruce una medio sonrisa.

Eran demasiadas cosas a la vez. Demasiadas dudas, demasiadas preguntas.

Y demasiado miedo.

Jana miró los rostros de aquellos que estaban con ella, los dos hombres despertaron un poco antes de que la última explosión tuviera lugar. Parecían también desorientados, hacían preguntas y decían sus nombres. La propia Jana estaba total y absolutamente acojonada, no le importaba admitirlo, ni que se notara. No tenía puta idea de cómo había llegado hasta allí, no sabía qué pasaba en la ciudad ¿Les estaban atacando? ¿Quien? ¿Por qué? Buscaba dentro de su cabeza y no encontraba nada, estaba... ¿Cómo se decía? Am... Amne... Amnésica. 

El pequeño demonio rubio parecía tan tranquilo, se dedicaba a recolectar palos y piedras. Sin duda su pequeña cabecita ya había asumido lo que ella aún no llegaba a entender, a lo mejor no lo había asumido, simplemente lo había pasado por alto. Quizá eso era lo que todos debían hacer, ya habría tiempo para preguntas, para pensar, para hablar. Pero luego, cuando estuvieran a salvo y tuvieran algo con lo que defenderse. El color del cielo indicaba que no les quedaban muchas horas de luz. 

- Jana - Dijo clavando la vista en el hombre más mayor Ey... ¿Le conocía? Miró al otro, más joven, como de su edad, también le era levemente conocido pero no podía decir de qué. En cuanto a la niña... Hizo una mueca y bajó la vista a la tierra para buscar ella también alguna rama gruesa o una piedra contundente, al verse las manos reparó en que tenía el entorno de las uñas manchado de lo que parecía ser... ¿Qué? ¿Grasa? ¿Aceite? la negrura estaba incrustada en su piel, como si tener las manos limpias nunca hubiera formado parte de su vida. De pronto deseó un espejo para poder verse la cara. 

"Olvida eso" Se dijo con apremio y volvió a mirar al hombre de los ojos bicolor. Sonrió de lado con sorna.

- Leroy, amigo, creo que hablo en nombre de todos si digo que estamos igual o casi igual de alucinados que tú, pero me parece que ella - Hizo un gesto con la barbilla hacia Lenore- Está haciendo lo mejor que podemos hacer antes de que anochezca o de que salgan en nuestra busca o... lo que sea, buscar algo con lo que defendernos y largarnos de aquí cagando leches.

A mí también me suenan vuestras caras. -Sentenció Txo mientras se levantaba y andaba desorientado un par de metros observando donde cojones estaban. Se acariciaba el brazo derecho, pues aunque no tenía ni idea de por qué, le molestaba un tanto y lo sentía más pesado de lo normal, sin embargo parecía responder correctamente.

Era esa sensación de familiaridad lo único que le impedía no salir corriendo o dudar de sus palabras. Seguramente era cierto que tenían tan poca idea como él... excepto la niña, que aún no se había pronunciado.

-Jana y Leroy, ¿eh? Encantado de nuevo, supongo.- El camino que estaba a su lado parecia haber sido bastante transitado no hacía mucho. Trató de identificar por la forma de las huellas si los pasos en general iban o venían.- No tenéis ni idea de donde estamos, ¿Verdad? Niña, di algo, no tengas miedo, yo soy Txo. -Le dijo con tono que trataba de ser amable aunque no podía evitar transmitir un ligero nerviosismo debido a la situación en general.

Buscaría alguna rama que pareciese resistente después de identificar la dirección de los transeuntes.

-Txo y Jana y una niña zombie...me gustaría decir encantado, pero ahora mismo solo me interesa saber que pasa aquí-

Me levanté y me limpie la ropa, di un paso hacía atrás y luego otro pues casi perdía el equilibrio y me llevé una mano a la cabeza corroborando que todo estuviera bien.

Miré hacía el fuego y tragué saliva.

-Tienes razón en que no podemos quedarnos aquí y que la niña esta haciendo algo útil, no sabemos quienes somos ni porque estamos aquí pero por alguna razón nos conocemos, lo primero que necesitamos es armas, lo segundo es alejarnos de aquí, una vez hecho eso podremos buscar lo tercero, que es un refugio donde pasar la noche-

Comencé a buscar un palo que pudiera usar como garrote y una piedra grande por si acaso, tanto para arrojar como para usar como arma a corta distancia si el garrote se rompía.

-Lamento no ser tan agradable, pero mientras antes muevan el culo, mucho mejor-

Lenore le alcanza una de las "lanzas" improvisadas a Txo al tiempo que le mira como analizandole.

- Me llamo Lenore.

Se gira hacia Leroy.

- Y no soy una zombi, aunque supongo que te gustaria que te diera un "mordisquito"

Ladea la cabeza de manera siniestra, mira a Jana.

- ¿Nos vamos?

Mientras hablaban, Jana los observaba, les conocía, de eso no había duda, todos se conocían ¿De qué? No tenía ni idea, pero lo único que tenían en esos confusos momentos eran sus nombres y la sensación de familiaridad. No era poco, al menos no se odiaban, no todavía. 

"Tenemos que mantenernos unidos" pensó para sí misma "Tenemos que ser un equipo o no sobreviviremos" Ignoraba de dónde venía aquella idea, pero allí, solos en aquel lugar rodeado de bosques, lejos de la ciudad y con misiles  volando sobre sus cabezas y explotando no tan lejos de donde se encontraban, Jana estuvo segura de que Txo, Leroy y Lenore eran lo único que le quedaba aparte de sí misma, tendría que cuidarse y cuidarlos si no quería quedarse sola. 

Los ojos de la niña se posaron sobre ella y un escalofrío la recorrió.

"¿Nos vamos?"

Asintió y miró hacia el camino.

- Nos vamos - Dijo suponiendo que todos estaban de acuerdo con aquella decisión.

Cuando recibe la lanza de la mano de Lenore comenta con su mejor sonrisa:

-Wow, gracias preciosa. Lenore, qué nombre tan bonito. -Era una gran muestra de confianza dar un arma a alguien a quien no conoces de nada, que solo te resulta familiar, siendo una niña y estando dejos de cualquier ser querido... partiendo de la base de que ella tampoco recordaba nada. Además, era el primer regalo que le hacían desde que tenía memoria. Así pues, aquel gesto de confianza despertó un sentimiento de cariño hacia la niña, a la cual ahora veía con otros ojos, así como una sensación de seguridad que no hubiese imaginado antes de tomar el arma. Sopesando la lanza empezó a pasársela de una mano a otra haciendo un pequeño baile exhibición. -Je, creo que se me dan bien estas cosas, muchas gracias de nuevo. -Con la confianza renovada continuó.- Vale, movemos. ¿Hacia dónde queréis ir? Personalmente seguiría la dirección de las huellas. Quizá quienes fueran estaban equivocados, pero si iba una mayoría alguna razón tendrían... Quizá huían de la ciudad y ahora podríamos encontrar algo entre los restos, quizá si han lanzado misiles en la ciudad es porque hay algo peligroso allí que sería interesante evitar.

La niña zombie habló finalmente y le dio una lanza improvisada al muchacho antes de ser impertinente conmigo.

-No gracias, tiendo a reaccionar violentamente a los intentos de mordisco- a decir verdad no recordaba nada de eso, pero tenía esa sensación y por un momento sentí las manos sucias por algo líquido y espeso, además de escuchar un ruido sordo de algo rompiéndose.

Volví en mi tras ese pensamiento y me acerqué a mirar las huellas, tocando la superficie para calcular el tiempo de las mismas y luego ver hacía donde se dirigían.

-Quizás sea lo mejor, pero antes que nada, a armarse- dije apremiando al grupo.

Leroy encuentra sin problemas la piedra y puede conseguir un garrote no excepcionalmente grueso, pero que quizás aguante unos cuantos golpes. Comienza a analizar las huellas para dictaminar a dónde se dirigían y su antigüedad. Es imposible adivinar algo sobre sus dueños, pues en seguida se nota que son una buena cantidad y bastante antiguas y confusas. No obstante, aunque tampoco puedes adivinar a dónde llevan por la curvatura del bosque, lo que sí está claro tras meditarlo un poco es que deben de ser parte de una senda de caza. Por lo cual y tanto, dado que vosotros estáis en la espesura, ahora mismo, y cerca de un barranco, es probable que seguir la senda os pueda llevar a algún lugar con atisbos de civilización.

Las "lanzas" creadas por Lenore, en verdad, no son la gran cosa porque el tiempo que puede dedicar a ello mientras el grupo habla es relativamente escaso. Si el objetivo al que golpeas con la punta está quieto o cargando hacia ti y es algo con una piel relativamente blanda, podríais intentar hundírsela con cierto esfuerzo, suponiendo que la madera no sea tan quebradiza como para romperse antes.

Lenore comenzó a andar hacia el camino que habia señalado Janna. Su lanza mas bien parecia un estoque, no sabia por que, pero se sentia mas reconfortada de que fuera un tanto mas corta.

Y sin mas se adentro siguiendo las huellas.

Jana sabía que en toda expedición con un grupo de personas, hay dos posiciones estratégicas que deben ocupar los mejores entrenados o las personas más dotadas para ello, es decir, los más fuertes, observadores, los que mejor conociesen el terreno, etc. Se trataba de la cabeza y la cola de la formación. En aquel caso, ninguno sabía de las dotes de los demás (Ni siquiera conocían las de sí mismos) así que, en lugar de elegir a los más aptos para que encabezasen y cerrasen el grupo, la niña pasó a ser la primera, y Jana la siguió sin decir nada. Ocupar el primero o el último lugar del grupo no pareció ser un detalle importante en esos momentos.

La joven miró una última vez al cielo antes de adentrarse en la espesura del bosque, preguntándose qué estaría sucediendo y cómo habrían ido a parar allí. Las respuesta llegarían, esperaba. De momento solo cabía moverse y sobrevivir.

¡Bien, de excursión al bosque!. A veer que tipo de bosque és... -Piensa entusiasmado. Sinceramente, prefería la vegetación al barranco.

Se adelanta con paso ligero hasta estar a la altura de Lenore y le suelta: -¿Te gusta el helado de vainilla?. -Mientras juega con la lanza a andar haciendo equilibrios con la mano.

Miré de reojo al joven cuándo le pregunto eso a la niña y solo ladee la cabeza y comencé a avanzar más a prisa.

Los rebasé a todos y me coloqué adelante, bajando la velocidad.

-Txo, ve detrás con la niña, la niña delante tuyo y no la pierdas de vista, cubre la retaguardia- aferré el garrote y llamé a la otra chica- Tu! Muchacha, como era tu nombre? Ve detrás de mi, de esta forma avanzaremos para ver que nos encontramos, en un bosque puede haber animales, ladrones o cosas mucho peores, hay que estar atentos para saber donde demonios estamos y a que nos vamos a enfrentar, si alguien ve algo lo informa de inmediato, estando solos no debe haber secretos entre nosotros-

Esperé que se acomodaran y seguí avanzando, garrote en mano y mirando el suelo y los alrededores cada unos cuantos pasos, procurando tomar la ruta más segura.