Partida Rol por web

El fin de Terrasanta

El comienzo de la Yihad

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26/06/2012, 00:52
Valeria Argos

Hacía tiempo que no se veían, por lo menos seis meses. La última vez que se habían cruzado había sido en Helenia. Valeria había insistido en llevarla a montar por las praderas y había disfrutado de ello como una chiquilla. Después de aquella semana juntas, había sido difícil separarse, pero estaban acostumbradas. Tenían oficios opuestos y grandes responsabilidades sobre sus hombros.

Valeria le echó los brazos al cuello y se concentró en abrazarla. No había mucho tiempo, pero podían permitirse aquello. Un perro lloriqueó bajando por las escaleras y olfateó las botas de Kai. Se apoyó en sus piernas buscando una caricia, pero Valeria le dio una orden:

-Sentado, Belphegor. -El pastor alemán obedeció sin dudar, pero levantó las orejas y miró a Kai suplicante mientras su lengua colgaba de entre sus belfos. Aquel era el perro que Valeria había rescatado en Yirath y que había adiestrado para que fuese su compañero. Adoraba a Kai y siempre se acordaba de ella. Para Bel, Kai era una más de su manada.

La inquisidora chascó la lengua y miró a la maestra en armas con cierto disgusto.

-Tengo que pedirte algo. Hay un alto inquisidor en la ciudad, Azriel. Me ha pedido que viniera a buscarte. Yo no sabía que estabas aquí hasta que me lo ha dicho. Me ha prometido que no va a tomar medidas contra ti esta vez. Necesita un favor personal...

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26/06/2012, 01:06
Dikaia Berenice

Kai se agachó un momento para rascarle a Belphegor detrás de las orejas. Miró hacia arriba a Val:

-Lo promete, ¿eh? -dijo con sorna. Suspiró, volviéndose a levantar-. Y sí, supongo que necesita un favor -dijo gesticulando para abarcar todo el espacio a su alrededor, indicando el desastre monumental que había presenciado en la calle-. ¿Ya saben lo que ha provocado todo esto? Hace menos de una hora que ha empezado -dijo señalando con la espada hacia la puerta.

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26/06/2012, 01:16
Valeria Argos

-Creo que no lo sabe -afirmó Valeria cruzándose de brazos-. Estábamos aquí por otra cosa cuando ha empezado de pronto. Sospecha de alguna de las sectas terroristas contrarias a la Iglesia, o a grupos mercenarios. La verdad es que no lo sabemos, pero la cosa está muy complicada. Hay mucha gente ahí fuera y si no hacemos algo...

Evitó decir las últimas palabras. Valeria detestaba la idea de que la gente muriese por culpa de aquellos sucesos sobrenaturales. Para eso servía la Inquisición, para librar al mundo de las amenazas mágicas. Siendo una adolescente había peleado demasiado para hacerse un hueco entre los agentes de la élite como para abandonar algo en lo que solía creer. Ni siquiera la deserción de Kai había logrado que Valeria abandonase la Inquisición. Entre otras cosas, Valeria prefería saber dónde se encontraban para poder alertar a la celsius si la cosa se ponía fea.

-Escucha, no tengo ni idea de para qué te quiere Azriel, pero si vamos a tener que salvar este sitio, prefiero que sea  tu lado.

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29/06/2012, 03:57
Dikaia Berenice

Kai suspiró y miró al techo, rascándose la nuca con aire pensativo. De todos modos sabía bien cual sería la respuesta. Aunque no le hiciera ninguna gracia, sabía que colaborar era lo más inteligencia teniendo en cuenta las circunstancias. Además, era incapaz de decirle que no a Val. Gruño, y tras un momento dijo:

-Está bien.

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03/07/2012, 23:51
Valeria Argos

Valeria le tomó la cara entre las manos y sonrió agridulce. Tocar a Kai era como cumplir un sueño largamente anhelado, pero las circunstancias impedían que pudiesen disfrutar de su compañía. El peligro, por otro lado, era sólo un añadido. Habían aprendido a luchar en el Monasterio de Caedus y habían convivido con la muerte desde muy jóvenes. Sabían que, por ser especiales, tendrían que enfrentarse a amenazas mayores que el resto de inquisidores.

-No quiero verte tan seria. Sonríeme un poco, ¿vale? Todo va a salir bien.

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10/07/2012, 19:01
Director

La pareja cogió uno de los túneles que había en la parte baja de la casa y que Valeria había descubierto con las indicaciones de Azriel. El túnel les llevó un poco más al sureste de la ciudad y encima de ellas escucharon todo tipo de ruidos. Desde golpes a gritos, pasando por gruñidos de todos los tipos imaginables.

Cuando llegaron abrieron la trampilla que les dejó en otra casita, esta vez más pequeña, donde Azriel y Valeria se habían separado. Llamaron al Alto Inquisidor pero no se encontraba allí, así que sólo Abel Cristo sabía dónde podía haberse metido. Tampoco había ningún tipo de nota o marca por el lugar que les diera alguna pista. Observaron por una de las ventanas del piso superior: había varias callejuelas en aquel bloque de casas, pero algo que sí pudieron observar es que hacia el oeste de donde se encontrabas había mucho ruido y podían ver recortadas figuras de bastantes de aquellos zombies. No tenían claro cómo de buena idea era acercarse por allí aunque ésta vez al menos eran dos.

Notas de juego

Cuadrante 46

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17/07/2012, 20:03
Dikaia Berenice

Kai miró una vez más a su alrededor, golpeando el pulgar contra la empuñadura de la espada que llevaba enfundada. Estaba claro que allí no podían quedarse, y aunque no sabía si salir a buscar al Alto Inquisidor daría frutos, sabía que se encontraría mejor fuera que dentro. No podía quedarse quieta.

-Hace bastante tiempo que no luchamos juntas -dijo desenvainando la espada y señalando con la cabeza hacia la ventana-, ¿qué tal si salimos ahí fuera y vemos qué tal se nos da? -giró el rostro para mirarla, seria, pero había el comienzo de una sonrisa en su expresión.

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24/08/2012, 21:41
Valeria Argos

-¿Bromeas? ¡Lo estoy deseando! -contestó la daevar con una gran sonrisa mientras preparaba la nodachi y comenzaba a cargar ki-. Lo peor de que te hayas ido es no poder estar contigo en cada batalla. He aprendido a luchar sola, pero...

Valeria le echó una mirada cargada de significado. Cuando eran poco más que unas mocosas y ella sufría por su debilidad, Kai a menudo recibía cortes y golpes por ella. Valeria jamás había dejado de agradecerle aquello. Había ayudado a que confiase más en sus puntos fuertes y a olvidarse de los débiles, y sin ella nunca habría podido superar la prueba del Desierto negro. La había apoyado para que Valeria se convirtiese en una Inquisidora adulta. Lo único que la daevar lamentaba era que, después, Kai se desentendiera de la organización. Aquello había alejado su presencia y complicado sus destinos. Al menos la fortuna continuaba enredándolos de vez en cuando.