Arquea las cejas. Se arranca la camisa. Sólo pantalones.
- Ropa lista. Ven, ratoncito. Pobrecito... No sabe la salida de la madriguera. El gato J te enseñará.
Echa a correr. Sin mirar atrás. Rumbo: salida.
En caso de que Héctor se quede atrás, o me llame por lo que sea, paso tres kilos de él. Ahora sólo quiero salir. Ya no tengo curiosidad, porque no se escucha nada :( xDDDD
Tras un breve suspiro, Héctor se lanza a correr detrás del loco. Su salvador había resultado ser de lo más extravagante, pero aún así había sido su salvador, y eso merecía cierta confianza.
Se sobreentendía que corría detrás de él, pero por si acaso xD. No es ninguna queja, pero el ritmo de posteo se ha ralentizado; es normal? he hecho algo? xD
PD: quiero unas botas! y un arma!! :P
Aquella variopinta pareja no tardó mucho en salir del edificio que servía como nexo a la prisión y sanatorio de Terrasanta tras cruzar unos pocos pasillos que J había encontrado. Al abrir la doble puerta de madera que llevaba a la calle, la escena que encontraron fue desoladora:
El caos se había apoderado de la ciudad y parecía que lo había hecho en especial en aquella zona. Debía haber decenas de cadáveres siendo devorados por al menos un centenar de zombies que los destripaban sin ningún miramiento. Parecía haber un par de guardias vivos pero cuando volvieron a mirar habían sido superados por aquellos engendros no-muertos.
Justo a la entrada, donde ellos estaban, había dos cadáveres de lo que debían ser guardias del edificio, pues portaban una cimitarra cada uno y una simple cota de malla. Además, algo más lejos de la calle en la que se encontraban vieron a nada más y nada menos que una especie de perros gigantes, de la altura de un hombre, que arrollaban y masacraban a una serie de ciudadanos de la ciudad. Pudieron contar ocho de ellos.
Tirada oculta
Motivo: Cantidad Type-012
Tirada: 1d6
Resultado: 5(+3)=8
Quitando estos días que he estado parado yo, la cosa se frenó porque estábamos esperando que postearas algo, la verdad es que no suponía que le seguías (yo, como persona, no lo habría hecho, puto demente xDDDDDDDDD).
-Por los once Reinos Santos...
Héctor observó apesadumbrado el panorama que se extendía ante ellos. Toda aquella muerte sin sentido le resultaba repugnante, pero tomó rápidamente la determinación de que se abriría paso a través de cualquier cosa que le impidiera salir de esa ciudad.
-No me gusta el aspecto de aquellos perros- dijo, dirigiéndose a su singular acompañante,- y creo que a los gatos tampoco les caen muy bien. Pienso que deberíamos esquivarlos y encontrar alguna manera de llegar a la muralla de la ciudad, intentando evitar a la mayoría de no-muertos.-
-"Espero que este tipo no haga ninguna estupidez; y ahora lo siento mucho, muchachos, pero yo lo necesitaré más que vosotros."-
Con cuidado para hacer el mínimo ruido, el ex-cautivo mete de nuevo en la prisión los cuerpos de los guardias para poder usar su equipo. -¿Quieres?- dice, ofreciéndole a J una de las armaduras.
Si está razonablemente usable voy a coger la ropa de uno de los guardias para no ir vestido de preso. Voy a quedarme con las dos cimitarras, y a ponerme la armadura. Si J no quiere la segunda armadura pues la envuelvo en tela/ropa para que no traquetee y la llevo en algún tipo de mochila improvisada que pueda hacer de tela (uso mis dotes fabricantes si es necesario). Nunca se sabe cuando puede venir bien una segunda armadura.
Creo recordar que estamos en el cuadrante 36. ¿Qué es el edificio grande que hay a caballo entre el 35 y 36? ¿Y entre el 25 y el 35 que parece una iglesia? Intento buscar muy rápidamente en la entrada de la prisión a ver si hay algún mapa de la ciudad que podamos arrancar para llevarnos, y si es posible pues uso mis conocimientos de historia para saber donde estamos y la ruta más rapida para salir de la ciudad.
Y ahora, una pregunta chorra... En un foro queda muy guay el nombre de J, pero ¿cómo se pronunciaría? ¿Jota? ¿Jay? ¿GGGG (dejándose la garganta en el proceso)?
Sonríe. Observa la muerte. El ratón habla. El gato no escucha. Fija sus ojos. Perros. Monstruosos. El gato no teme al perro. Hoy no.
El gato ríe. Se lanza al perro. Más sangre.
- ¡Vaaaamos, chicoooo! - A un perro. - ¡Coge estoooo! - Risa.
Patada en la mandíbula. Doble.
Motivo: Guan quic
Tirada: 1d100
Resultado: 59(+240)=299
Motivo: Oder quic
Tirada: 1d100
Resultado: 98(+240)=338
Motivo: Open quic
Tirada: 1d100
Resultado: 33
Jota, sin más xD.
299 en el primer ataque y 371 en el segundo.
-"¡Chiflado estúpido!, no me voy a suicidar por seguir a un loco"- piensa Héctor mientras entra de nuevo en la prisión con los cadáveres para coger su equipo a cubierto y con tranquilidad.
Héctor entró en el interior del edificio de nuevo mientras se colocaba la armadura del guardia. Le quedaba algo estrecha pero valdría al menos para no andar al descubierto contra aquellas cosas. Cogió una de las cimitarras mientras otra se la ataba al cinturón e hizo un fardo para improvisar una mochila. Buscó en la entrada del edificio pero no había ningún mapa y los guardias tampoco parecían tener nada así.
J se lanzó contra aquellos monstruos destrozando parte del cuerpo muerto de uno de ellos con sus golpes y patadas, que se giró para enfrentarse a su contrincante. Éste lanzó varias descargas con sus garras al aire, acertando una de ellas al tao y haciéndole un rasguño en el pecho que empezó a escocerle al instante.
Entonces algo pasó por su cabeza y su mente se quedó en blanco, paralizándose. Vio una especie de sala, perfectamente cuadrada y de grandes dimensiones. En ella, había varias mesas de trabajo con útiles de cristal cuyos nombres no creía saber. En ella, varias personas con batas blancas parecían estar trabajando en algo. Si él estaba en aquel sueño, visión o lo que fuera no podía moverse ni ver nada de él, como si fuera un fantasma. Pero entonces, alguien se giró para clavar sus ojos en él, una mujer de pelo rubio y gesto adusto. Le dijo algunas palabras que escuchó como un susurro.
- ...eph...ero...arok...sto...able... - no pudo entender más. Parpadeó dos veces, volviendo a la realidad. Pudo ver aquello menos borroso. Su mente se calmó ligeramente. ¿Qué había cambiado?
Tirada oculta
Motivo: Ataque a J (-319 daño)
Tirada: 1d100
Resultado: 44(+160)=204
Tirada oculta
Motivo: Ataque a J 2 (-407 daño)
Tirada: 1d100
Resultado: 74(+160)=234
Motivo: Cuantos zombies te van a partir el ojal
Tirada: 1d4
Resultado: 1
Motivo: Def 1
Tirada: 1d100
Resultado: 9(+145)=154
-16 pv, Jotita linda. Ahora actúa un poco menos loco :P
Pensándolo mejor, y en vista de la situación de la ciudad, Héctor se colocó la segunda cota de mallas. Era incómodo, pero estaba entrenado para ello.
-"Espero que el loco no se haya dejado matar"- piensa mientras se asoma a la puerta, buscándolo.
Vale, pues eso, me pongo la segunda cota de mallas (en la ficha está contado) y me asomo:
Caso A: J está muerto/agonizando/devorado por los chuchos/desaparecido. Pues me voy lo más discretamente posible a rodear el edificio por el norte para dirigirme a la iglesia. Mi intención es tratar de salir por la muralla norte.
Caso B: J está ganando la pelea. Pues me lanzo a echarle una mano con ataques en área (con "alcance incrementado" pillo a los 8 perros y tal vez lo bastante para hacerles doble daño). Una vez liquidados, le indico que me siga en dirección a la iglesia para pirarnos de allí. NUNCA le doy la espalda xD.
En cualquier caso, siempre estoy ojo avizor buscando armas. ¡Nunca se tienen suficientes!
Héctor salió del edificio enfundado en una cota de malla que parecía algo pequeña para su gran tamaño y observó a Jota frente a dos de aquellos grandes perros zombie, completamente quieto y con los ojos en blanco y un rasguño sangrante en el pecho de poca gravedad.
Ahora no puedo mirar tu ficha así que no hago tiradas por ti, tira tú el ataque y ya resuelvo cuando pueda. Te aviso de que los otros 6 están algo más lejos así que sólo puedes pegarle a los dos con el ataque de área si aún quieres hacerlo.
Héctor se lanza hacia los perros para proporcionar apoyo a J. Describiendo un amplio arco con la hoja golpea a ambos perros con su cimitarra.
-J, estás herido y ellos son más. ¡Vámonos de aquí!-
Motivo: Ataque en área
Tirada: 1d100
Resultado: 55(+150)=205
205 en el ataque en área, 215 en caso de que pueda aplicar el bono de carga.
Al final pude ponerme la segunda cota de mallas?
Y el no poder ver la ficha era por causas tuyas o porque no pudieras descargarla? es que esa es una duda que aún no he podido responder, y es si se puede seguir bajando cosas de mi carpeta pública de dropbox teniendo el ordenador apagado.
Algo despierta.
Mira a su alrededor, confundido. Las voces se han ido. No lo entiende, pero se siente mejor. Es más... persona. Un largo sueño le nublaba. Pero ya no. Mira a Héctor. Recuerda su actitud en la prisión. ¿Es un pinchazo de vergüenza? Sonríe. Es vergüenza. Siente vergüenza. Es el sentimiento más bonito del mundo. Vergüenza, por fin. Asiente, conforme.
Pero vuelve a la realidad, súbitamente. Mira los perros. Aprieta los puños.
- Puedo hacerlo. - dice.
No tiene muy claro a quién. Quizás a Héctor. Quizás a sí mismo.
Perdona por la espera, Héctor, pero entre las vacaciones, que se me fue la olla totalmente, y que soy un petardo en general, no te había posteado. Por mí, recuperamos ritmo.
Ah, y ahora uso alguna coma, Mus. Celébralo xDDDDD.
En el momento en el que J habló, aquellos no-muertos se quedaron mirando, paralizados... y se dieron la vuelta, echando a correr.
-¿Qué... qué acaba de suceder?- Héctor estaba desconcertado, pero rápidamente sacudió la cabeza- Es igual, no quiero saberlo... Bastantes cosas raras pasan ya. Tú, no me preguntes por qué pero he vuelto a por tí, y llevo deseando ir al norte desde que salimos de la prisión. ¿Me acompañas?.-
Héctor no se fiaba, y no pensaba darle la espalda ni un instante; hasta el mayor demente podía tener un instante de lucidez. La palabra clave era instante.
Estoy escribiendo desde el móvil, a ver si todo funciona como debe.
El plan es ir hacia la iglesia del norte como llevo intentando desde antes de las vacaciones de J xD
Sonríe cuando los perros echan a correr. Él lo había hecho. Sólo él. Estaba orgulloso. Cosas buenas. Cosas buenas por fin.
Cuando Héctor se dirige hacia él, encoge los hombros. Asiente, resignado.
- Vale.
Le da igual. Está sintiendo. Sólo está concentrado en eso. Todo lo demás no importa.