Partida Rol por web

Nunca le hagos a la última copa
ni al próximo bar...

Joaquín Sabina, Whisky sin soda.

Voltea a mirar al escuchar la puerta crujir... cuando noto que es el madero no hago ningún gesto para llamarlo la atención y vuelvo a mirar a Maca
-Hay esta
Pegando un suspiro largo y profundo

La Maca levanta su copa en dirección a Domingo. Va un poco tocada.

-¡Eh, Domingo! ¿Ya no estás de servicio no? ¡Deja que Braulio te saque una copa!

Domingo entró en La Perdida. El día había sido duro y el ver a los muchachos le reconfortaba, aunque no supiera precisar porqué.

- Sí, me vendrá bien una copa. Por lo menos así sabré porque la cabeza me da tantas vueltas.

Se sentó en su banqueta de siempre y miró a Braulio. Esa mirada valía para que el viejo Braulio supiera lo que debía ponerle.

- Y bien, ¿qué tal la tarde? ¿encontrasteis a Tolito? Por cierto, ¿os habéis desecho del argentino?

-El argentino se ha ido a casa, a estudiar la libreta, a ver si ve algo. Pero antes estuvimos con Tolito- aclara Maca- parece que el abuelo estaba metido en algo muy chungo, magia negra tío. El Tolito nos dijo que él no sabía quien lo había matado, y que a nosotros tampoco nos convenía investigarlo.- la Maca se puso un cigarrillo en los labios.- Pero tío, ¿como no vamos a investigarlo? Joder, lo encontraron en una pared del cementerio, colocado como en una carta del Tarot, como un ritual o algo.- se enciende el pitillo con cuidado y exhala.- Así que el vagabundo nos ha dicho que si queremos saber más tenemos que ir a ver a un pez gordo. Pero no te va a gustar Doming, es un mafioso, un  narco...- da otra larga calada- Eso es casi todo, resumiendo, ¿la investigación de la poli ha dado algún fruto?

Las palabras "magia negra" abstrajeron a Domingo unos instantes.

- Eh! Si, magia negra. ¿No iras a decir que crees esas bobadas? Mucha gente se divierte haciendo creer que los hechos no son tal y como se nos muestran pero, por experiencia, no ha habido ni un sólo caso en mi carrera que no se haya resuelto de una manera racional - el hombre se quedó pensando unos instantes dándole un largo sorbo a la copa que Braulio le había puesto sobre la barra - ni te imaginas la gente que juega a ser "mago" y dibuja en su mente esas historias que estamos acostumbrados a ver en ciertas películas. Créeme Maca, al final todo tendrá sentido ... créeme.

En algunas ocasiones Domingo había empezado a creerse esas historias de fantasmas que tanto le gusta a la gente contar, pero rápidamente su sentido de policía le hacía volver a la realidad y encontrar (o inventar) una explicación lógica a cada hecho.

- ¿Un pez gordo? ¿Un narco, dices? - chasqueó la lengua - ¡pues estoy yo como para narcos! ¡Maldita mi suerte! - dijo en un tono bajo.

Parecía que esos hijos de puta iban a estar metidos en todo y esta vez no iba a ser diferente:

- Ciertamente, Macarena, la tarde no ha dado mucho de sí. Javier ha quedado en hablar con los de homicidios por ver cómo van ellos. No se, si te soy sincero estoy un poco perdido con este tema.

-Joder Domingo, pues no se si será verdad o no, pero alguien que si que se lo creía le ha hecho eso a mi abuelo. Oye, y ahora que me acuerdo. Encontramos una foto, del yayo, el Tolito y otro tipo un tal... Jan Reve, ¿Igual tu puedes encontrarlo? Aunque suena a extranjero.- da otra calada- Mejor hablar con ese tipo antes que con el Portugues- dijo despreocupada- vamos, digo yo.

Domingo estaba dando otro largo trago a su copa cuando oyó "el portugués" en boca de La Maca:

- ¿El portugués dices? ¿No me jodas que el mafioso con el que hay que hablar es ese?

Domingo estaba claramente alterado, no estaba claro si eran nervios o un monumental cabreo lo que irradiaba pero estaba claro que algo le había alterado. Dió otro largo trago a la copa y acabó vaciandola:

- Braulio, por favor - dijo señalando la copa.

Braulio, como siempre, sirvió otra copa sin meterse en la conversación, pero cuando volvía hacia la barra miró su viejo reloj de pulsera, un Rolex auténtico que le había dejado en herencia su padre.

- Va siendo tarde... Estoy seguro de que la Maca encontrará locales donde podáis tomar las últimas copas.- dijo sin sutileza alguna pero con ton

Domingo levantó la copa indicando a Braulio que estaba terminando.

- Si, Braulio, tienes razón, es tarde ya para estar aquí como jovenzuelos - dijo mientras apuraba la copa - podemos irnos si quieréis - dijo mirando a los muchachos.

Agustín que estaba siguiendo con la mirada a ambos cuando cambiaba de rol en la conversación de locutor a receptor y viceversa... cuando Braulio apareció pidiéndoles que se retiraran apuró un poco su trago, pero no demasiado, y terminó la poca cerveza que quedaba en el, se levantó de la mesa, buscó sus lentes colgados en el cuello de su musculosa y se los puso.

-A donde vamos ahora?

-¿Tienes el coche?- le preguntó la Maca a Domingo- Podemos acercarnos algo más al centro, Carabanchel por la noche me pone los pelos como escarpias. Allí conozco algún local tranquilo donde podemos charlar.

Recogió sus cosas en el bolso y se puso de pie mientras enciendía un cigarrillo y le pasaba otro a Agustín. Otra cosa no, pero bares... la Maca conocía a patadas.

Domingo asintió con la cabeza, metiendo las manos en los bolsillos en busca de las llaves del coche que tenía aparcado en la puerta como habitualmente.

- Si claro, ahí lo tengo. Dejemos a Braulio descansar por hoy. Buenas noches Braulio - dijo mientras dedicaba un amable gesto al regente del bar.

Caminó decidido hacia su coche sin dejar de darle vueltas al asunto del portugués; no podía tratarse del mismo.

- Macarena, has hablado de un tal portugués, ¿qué sabes de el? - dijo mientras abría la puerta del vehículo.

La maca salió del bar tras Domingo y se puso a su altura cuando le formuló la pregunta.

-¿Del Portugués? Que es un narco de los gordos y que al parecer tontea con este asunto de la magia negra en el que estaba metido mi abuelo. Poca cosa. Los que parecían conocerle eran el argentino y mi primo. Al parecer el argentino ha tenido alguna movida con él, no parecia que tuviera muchas ganas de encontrárselo. ¿Que me cuentas tu de él?

La Maca se abrochó la chaqueta subiéndose el cuello para protegerse del frio.

Mientras hablaban se subieron al Seat Málaga que Domingo tenía aparcado cerca del bar. La Maca se sentó delante, en el asiento del copiloto, mientras Agustín se acomodaba en el asiento trasero. El viejo policía, tras escuchar las indicaciones de su acompañante, partió en dirección al centro por las desiertas calles nocturnas de Madrid. Continuaban conversando en el coche.

Aceptó el cigarro que le ofrece Maca y le hizo un gesto con la cabeza y una sonrisa en su rostro agradecido... lo enciendió con la misma llama que usaba Maca
Caminaba a la par de los dos y aun en silencio, cuando se subió al coche, se sentó detrás del asiento del conductor, y se froto un poco los brazos, una musculosa no es muy caliente en estas noches frías

Domingo miró por el retrovisor al guaperas de Agustin:

- No me extraña que tenga frio, no se puede andar con esas pintas en estas noches - pensó mientras encendía la calefacción de Seat Málaga y negaba con la cabeza.

Miró a Maca:

- Tu dirás donde vamos - dijo dedicando una sonrisa nerviosa a la Maca.

Seguía dandole vueltas a lo mismo. Ahora había otro actor más, el portugués.

- Macarena, ¿estas segura de eso? Quiero decir, ¿estás segura de que el Gallego estaba metido en un secta de esas que dicen adorar a ... ya sabes, esas sectas de locos que se tatúan simbolos extraños en el cuerpo? - la imagen del Gallego colgado de la pierna regresó a la cabeza de Domingo.

-Yo no he dicho que estuviera en una secta. Pero en alguna movida chunga estaba metido, eso está claro.- La Maca miraba por la ventanilla e indicaba a Domingo- Gira a la derecha. Oye, ¿y que pasa con el Portugués? Al final no has contado anda. ¿Que sabes tú de él?

Giro el coche a la derecha y se encogió de hombros:

- Realmente no se mucho más que tu sobre él. Esta tarde he tenido una historia con uno de sus hombres y, ciertamente, no me gusta nada - dijo acabando con un chasqueo de la lengua - pero bueno, déjalo, quizá sean cosas de viejo - dijo con una falsa sonrisa dibujandose en su rostro.

El coche entraba en una zona de marcha del centro de la ciudad. Pese a que era un día de semana había bastante gente por las calles: la movida Madrileña continuaba en pleno auge. Las pintas iban desde los clásicos pijos a los punkys de aspecto más radical, una verdadera fauna suelta en la jungla de asfalto. La Maca señaló un local bastante tranquilo en el que a estas horas se podía charlar, el Torre de Babel. Era un sitio a medio camino entre una cafetería animada y un pub tranquilo, pero contaba con zona en la parte superior donde la música se escuchaba más suave y se podía estar en unos sillones rosas enormes y bastante confortables.

Domingo enfiló hacia un parking cercano y descendieron a la oscuridad bajo tierra para aparcar mientras seguían charlando.