Partida Rol por web

Agaché la mirada, bufando desesperado por las cartas con que me había tocado jugar. Rafa se atrevía a afirmar que no había amenazado, ¿de verdad era tan cortito de miras? Con su aspecto, enseñando aquellas garras y soltando perlas como aquella, era una puta amenaza con patas. ¡Claro que había visto cosas más raras que él! Y mucho más jodidas, pero eso no venía al caso. El saltimbanqui ya estaba bastante alterado sin necesidad de meterle en pleno rodaje de Razas de Noche.

Aunque en el fondo iba a dar lo mismo. Volví a alzar la mirada hacia ninguna parte, incómodo, agitando la mano ante mi rostro como si apartase una mosca molesta. Era la voz de Adele en mi cabeza, indicando que el tío no atendería a razones y que necesitaba descargar su frustración para poder pensar.

El día mejora, ahora soy un puto saco de boxeo... -Farfullé. La telépata, o lo que fuera, decía que crearía un campo de fuerza "cuando pudiera", lo que me hizo preguntarme por qué no lo había hecho ya. No sabía cómo funcionaban aquellos rollos, sólo sabía que en mi caso no debía resultar tan complicado- ¿Algo para que se desahogue? Creo que tengo una idea, sí... -Pensé, creyendo en sus indicaciones de que podríamos hablar mentalmente con algún tipo de conexión que ella controlaba. El atleta sacaba una especie de granada, y esa me sonaba de mi juventud, de las manifas independentistas que me pillaron de fiesta cuando era joven. Oh, sí, los beltzas lanzaban esas mierdas entre las pelotas de goma, granadas de humo- ¡Vale! ¡¿Lo quieres por las malas?! ¡¡Perfecto!! -Le increpé, situándome frente a Adele mientras arrojaba el cigarro al suelo y trazaba sellos místicos invisibles en el aire con los dedos, para finalizar señalando a Rafael con el pulgar- ¡¡MISIFÚ, TODO TUYO!!

Esperaba que el hombre lince acaparase su atención, al menos entre nosotros tres. Para ello, además de levantar el escudo místico alrededor mío, con lo que protegía también a la morena, alcé desde el suelo de la azotea un muro ficticio, de dos por dos metros, que surgió rápidamente para componerse aparentemente del mismo material de la azotea, como si tuviera la capacidad de moldear la materia a voluntad. Con un obstáculo haciéndonos de falsa cobertura, el ansioso preferiría ir a lo seguro, a por el "monstruo con garras", que asumí estaba físicamente más preparado para enfrentarse a él. Sin embargo, tampoco pretendía dejarle sólo ante el peligro, por eso junto a la ilusión del muro creé también la estampa de un agente del equipo alfa, un puto SWAT español, dándole el alto fusil en mano desde su espalda, como si acabase de acercarse a él sigilosamente.

Una bomba de humo, parece que no lo va a dejar facil y por encima la chica dice que guarde las uñas. mis sentidos y agilidad creo que podrían ayudar a inmovilizarlo pero prefiere que se desahogue... es facil de decir cuando ellos dos se esconden y es previsible que al que van a golpear es a mi...

Mi apariencia va cambiando a una más horrible si cabe a una verde arrugada y poco a poco aparece a mi alrededor un fuerte caparazón de tortuga el saltimbanqui ese podía pasarse el día golpeando el caparazón sin hacerle un rasguño.

¿No puedes inmovilizarlo con uno de ese abra cadabras tuyo? Sería más rápido y menos cansado para él... Comento

Dejé de echar un vistazo a todo lo que había encontrado en internet cuando María comenzó a hablar de nuevo. La verdad es que toda la información que me estaba dando era nueva para mí, no conocía absolutamente nada de eso, pero claro, yo normalmente trabajaba en lo que mi empresa me decía que hiciera y no en cosas como nazis creando metahumanos...

- ¿Así que lo que estamos persiguiendo es a un nazi chiflado?

Puse cara de circunstancia sin poder evitarlo.

- Entonces ¿crees que los alemanes estaban buscando eso en el convoy? Que los había enviado el Lars ¿ese?

De todas maneras, el tío ya tendría que ser un vejestorio, aunque claro, quizás hubiera probado con él alguno de sus experimentos y nos sorprendía...

- Sí, estamos persiguiendo a un nazi chiflado...pero muy peligroso lamentablemente. - hace una pausa para contestar a la segunda pregunta, ya que el general le comentó el contenido del convoy y no era el arma metahumana - No. En el convoy sólo iba armamento y los restos del proyecto Islero: la bomba nuclear española. Lo que querían era el material radioactivo enriquecido. Al parecer vale mucho dinero en el mercado negro...pero no creo que quisieran usarlo para ganar dinero. Una fuente radiactiva muy grande puede ser usada para muchas cosas...pero también puede ser rastreada y me da que tu hermanito es capaz de configurar tus tecnoimplantes para rastrear esa fuente... - sonríe y te dice - ...yo puedo ajustar mi armadura pero es mucha área que cubrir porque seguramente estén bajo tierra o en algún lugar donde se pueda camuflar esas medición residual radiactiva...debemos dividirnos en dos la comunidad de Madrid y buscar cada una en sus sectores...y no será nada nada fácil encontrarlos...¿te apuntas?

La transformación de Rafael empieza justo antes de que comience la acción...una ráfaga telekinética de Adele hace saltar el bote de humo de las manos de Parkour sorprendiéndolo al ver que algo invisible empuja el bote y lo aleja de él haciendo que se precipite al vacío. Debido a ello también pierde la mochila que cae al suelo, era algo que Adele no esperaba conseguir pero su éxito logro hacer que perdiera también el arsenal que llevara allí. Aunque la mochila no cae a la calle y queda en la azotea.

Parkour se va a lanzar hacia vosotros cuando de pronto ve a un policía darle el alto y cómo un muro se levanta por arte de magia entre la pareja formada por Adele y Josu y él. La situación parece ponerse peligrosa.

Duda unos segundos...pero parece lanzarse hacia Rafael (ahora la tortuga mutante ninja) ya que es el único blanco que ve claramente y lo que parece la única maldita salida que le queda en esa azotea ya que ahora hay un muro y un maldito policía armado hasta los dientes dándole el alto. Debe estar muy desesperado para lanzarse contra una tortuga que hace un momento era un hombre-lince.

Empieza a correr hacia él a toda velocidad preparando seguramente un ataque. Pero no le ataca....de un impresionante salto lo supera y logra saltar a la azotea que tenía como objetivo...si ahora mismo estuviera en unos juegos olímpicos había batido el récord de altura y de distancia al mismo tiempo...y Valladares decía que sólo era un artista marcial.

En cuanto aterriza sale corriendo hacia la 

Antes justo de empezar el combate veis a una joven embutida en un traje negro en la azotea del edificio desde el cual saltó Parkour para encontrarse con vosotros. Parece estar compinchada con él ya que podéis ver que lleva en sus manos varios shurikens que seguramente usará contra vosotros...

Valladares dijo que estaba sólo pero parece que no es así...¿os habrá mentido en algo más? ¿Se habrá equivocado?

No tenía duda de que sería peligro, a fin de cuentas, la mayoría de los chiflados lo eran ¿no? Sobretodo, si juntábamos las palabras "científico" y "nazi" en la misma frase.

Escuché la propuesta sin decir nada, a fin de cuentas, a estas alturas María ya sabía que no era del tipo de mujeres que daban demasiada conversación.

No me apetecía demasiado, la verdad. Todo estaba lleno de militares y seguro que cada dos por tres iba a tener dando explicaciones de por qué estaba por ahí. Encima, no iba a poder volar sin riesgo a que me volaran por los aires y además, iba a trabajar por al amor al arte, que la última vez que lo había hecho, aquel alemán me había "meado en la boca".

Estaba pensando y si ganaba alguna cosa por hacer aquello, pero si volvían a darme una paliza como aquella, seguramente no fuera a ganar ni siquiera paz interior.

Por otro lado, no tenía tampoco mucho que hacer y si me quedaba en casa me iba a aburrir como una ostra, pero tenía mis dudas de que aquello fuera a ser suficiente para el lío en el que me iba a meter y sabía que iba a acabar cabreada y con ganas de reventarle a alguien la cara como llevaba pasando desde que todo aquello había comenzado.

- Supongo que no tengo nada mejor que hacer. - Respondí, pues esa era la verdad, pero vamos, sonó a comentario bastante neutral. - Puedo hablar con mi hermano a ver qué dice, pero si en algún momento me llaman por trabajo tendré que dejar lo que esté haciendo e irme.

Me preparo para recibir el golpe cuando el chico pasa por mi lado y se limita a saltar. Maldigo entre dientes.

Ves por eso prefería mi forma de gato. Digo intentando detener mi transformación en tortuga para mantener mi forma de lince para poder perseguir al parkour con sus propias armas. 

Salto a la misma azotea aun a mitad de la transformación esperando mantener lo suficiente de lince como para conseguirlo y poder seguirlo.

En cuanto el muro se alza, dejo de ver a Parkour, aunque para entonces ya había asistido al modo en que la granada de humo salía volando y su mochila se quedaba tirada por ahí. No podía sino aplaudir las habilidades de la pin up, metafóricamente hablando. Lo de aplaudir, claro. Desconocía si algún tipo de conjuro podría permitirme hacer algo parecido a aquello, pero quizás valdría la pena investigarlo un poco.

Torcí el gesto al ver a Rafa volver a cambiar, dejando atrás su aspecto de lindo gatito en favor de... ¿una concha? ¿En serio? ¿Una tortuga ninja? La aparición de Parkour por el lateral del muro me sorprendió, pero más que pasara de pegar a Rafa para seguir corriendo. ¿Cómo es que no quería pegar a Rafa? Si daban ganas de soltarle un bofetón cada vez que abría la boca...

La hostia puta... -Mascullé boquiabierto al verle saltar como si le tuvieran enganchado con cuerdas en una peli de chinos. Nos dejaba atrás, pasaba de nosotros y de nuestras jetas- Ah, no, y una mierda...

Tracé dos círculos en el aire, uno con cada mano, hice un gesto con ambas para unirlos y luego los empujé hacia delante. Los sellos serían invisibles para todos menos para mí y quienes compartían mis conocimientos, pero el portal que se abrió era perfectamente visible, y se veía que daba a la siguiente terraza, delante del saltimbanqui, interrumpiéndole el paso.

Si preferís las rubias podéis quedaros. -Les dije a los otros señalando la otra azotea, por la que aparecía una mujer de negro con antifaz y estrellas ninja de esas. ¿Amiga del vengador de pizzeros? Posiblemente, pero no pensaba perder el tiempo con ella. Corrí por el portal y me planté delante del chico, recuperando el aliento. Joder, fumar pasaba factura- Tío, eres un puto dolor de muelas, ¿quieres hacer caso de una vez? Estamos en el mismo bando... -Le dije mientras trazaba un sello en el aire, señalando la puerta de la azotea con la intención de crear la ilusión de que la puerta desaparecía, engullida por la pared.

El detective se situó frente a mí, desplegando sus habilidades para tratar de confundir al chico, mientras Rafael se convertía en una especie de tortuga. Mi intento de librarnos de lo que llevaba en la mano salió mejor que bien, pues también se vio privado de su mochila, mientras que el muro creado por Josu también parecía surtir efecto. Sin embargo, a pesar de que todo apuntaba a que Parkour se dirigiría a por el presentador, esto terminó por no ser así.

Saltó a otra azotea, tratando Rafael nuevamente de cambiar para seguirle, mientras que Josu también abría un portal a donde el chico se dirigía; invitándonos a seguirle a menos que quisiéramos quedarnos allí, en el punto de mira de la mujer rubia que llevaba aquella especie de estrellas ninja en las manos. Al verla, traté de desplegar aquel campo protector, pero nuevamente fallé.

Maldita sea…

Seguí a Josu a través del portal, presenciando cómo continuaba tratando de hacer entrar en razón al chico. No lo creía aún posible, pero quién sabía, a lo mejor…

Mientras hablaba, me permití cerrar los ojos un brevísimo instante, tratando de concentrarme. Entonces sí, lo noté, el campo surgió a mi alrededor, protegiéndome a mí a quien estuviera cerca.

- Intenta relajarte, por favor… - le pedí con amabilidad. – Mi compañero tiene razón. – dije en referencia a las palabras de Josu, que si bien se alejaban mucho de mi estilo, no podían ser más ciertas. – Estamos del mismo lado, te ayudaremos. – añadí con firmeza.

- No hay problema, pero recuérdale a tu hermano que hay una amenaza nacional en potencia. Es mejor que todo el mundo tenga la información necesaria, yo he alertado a mis equipos de seguridad y los trabajadores de mi empresa evitarán desplazamientos por la ciudad y en las sedes secundarias he limitado el acceso al personal imprescindible. - le comenta a la tecnificada. - Pues espero que tu hermano no tarde mucho en ajustar tus sensores. En cuanto lo haya realizado avísame y quedaremos aquí para dividirnos Madrid y realizar el barrido.

A duras penas Silvestre logra alcanzar la azotea, por suerte había mantenido lo suficiente de lince antes de realizar el salto...si no habría hecho un buen cráter en el suelo de la calle aunque poco daño se haría con ese caparazón.

La ilusión de Josu fracasa de manera espectacular, ya que en lugar de tapiar la puerta casi la señala como si fuera la única salida de la azotea. Antes de abrir la puerta se gira al escuchar las palabras de Adele y Josu, se ha frenado porque ha querido porque realmente con la velocidad y ritmo que llevaba sería imposible detenerlo.

En la azotea donde estabais antes aterriza un nuevo actor, en este caso actriz. Adopta una posición defensiva pero no ataca aunque podría atacar a cualquier de los cuatro...

Parkour abre el pico y decide entablar conversación con vosotros.

Mira primero a Josu y le contesta:

- ¿Dolor de muelas? Joder y eso que apenas me conoces... - sonríe y mirando a Adele os dice - ...es posible que estemos en el mismo bando. No digo que no...pero el tío feo ese...no mola mucho - ahora mira claramente a la mezcla de tortuga, lince y persona que es Rafael. - ¿Podrías, por favor, volver a tu forma humana? Además ya habéis comprobado que no estoy sólo...y ella no es la única que viene a ayudarme... - comenta.

Detrás vuestra la rubia del antifaz os mira fijamente. En sus manos posee un par de shurikens, asiente en cuanto Parkour la nombra.

- Ella es mi amiga la justiciera de Madrid, también conocida como Irezumi. - la presenta y luego añade mientras se sienta en el suelo pensativo - ...hay algo que no me cabe en la cabeza...¿cómo coño sabíais que yo iba a venir aquí? Cuando os vi la verdad pensaba que erais neonazis aunque por pintas no colaba...pero cuando empezasteis con vuestros trucos ya me quedó claro que no aunque estaba todavía bastante cabreado...pero ahí saltó mi curiosidad...y bueno puedo permitirme unos minutos hablando con vosotros...porque veo que sois pegajosos de cojones...

La justiciera guarda los shurikens. Parece que la situación se ha calmado al menos de momento...

- Bien iré hasta allí ahora. - Total, mi hermano siempre estaba dispuesto a trabajar, fuera la hora que fuera. Era de esas personas que vivían para la ciencia. Sí, era un empollón aburrido, pero era mi hermano y lo quería como tal.

Me iba a marchar cuando me di cuenta de que íbamos a tener un problema para hacer aquello.

- Ahora que me doy cuenta... No podemos volar sobre la ciudad si no queremos que alguien piense que somos algo a lo que disparar. Creo que va a ser un trabajo muy lento...

Esperé antes de marcharme a ver si se la había ocurrido alguna idea para solventar esto, porque a mí desde luego, no me hacía ni pizca de gracia que intentaran dispararme continuamente y vamos, últimamente aquel parecía ser el pasatiempo de los que poseían algún tipo de armamento.

Una leve sonrisa, tiene razón, pero no tengo todas las cartas sobre la mesa en este momento. Saco mi movil y marco un numero de los contactos de mi memoria.

-General Saavedra, soy María. Voy a hacer lo que le comente en la comida que hemos tenido, necesitare veda para dos tecnificados que recorrerán la zona buscándolo.

...De acuerdo...sí, no creo que haya problemas, le daré la señal para que no les disparen...le tendré informado

Cuelgo y la miro - Tenemos permiso de los militares, solo necesitarán una señal para poder saber que somos nosotras. ¿Se te ocurre alguna forma de avisarlos?

Fruncí el ceño un instante, antes de poner los ojos en blanco, al comprobar lo sumamente mal que me había salido aquella ilusión. Los ladrillos a ambos lados de la puerta parecían doblarse y combarse, produciendo la impresión de generar flechas que indicaban la necesidad de seguir aquella dirección. Era como si le invitase a adentrarse por ella. Chasqueé los dedos y la ilusión se desvaneció, aunque ya meditaba a toda velocidad cómo lograr una alternativa, dado que bien conocía el problema que aquel tipo de ilusiones incontroladas generaban. La mente de Parkour se negaría a creer en ellas más, durante un tiempo al menos, de modo que engañarle de aquella forma se escaparía de mis posibilidades.

Pero había otra forma de impedirle cruzar aquel umbral.

No fue necesario, en cualquier caso. El artista del Circo del Sol parecía haber escuchado algo, al fin. Curiosamente, daba la impresión de que compararle con un dolor de muelas era lo que más le había llegado. Eso pareció, cuando le vi sonreír. Al fin se planteaba que realmente estuviéramos en el mismo bando, incluso a pesar de Rafael.

¡Hey! No te puedo quitar la razón, el tortuga-lince ninja da mal rollo. -Le di la razón, alzando las manos y mostrándole las palmas mientras me encogía de hombros- Creo que TODOS agradeceríamos que adoptes una forma más "normal", Rafa. Y tú, Parkour, puedes decirle a tu colega la rubia que venga, si quiere. Cuantos más, mejor, así no tenemos luego que repetir todo lo que digamos. Es una idea, vamos...

La propuesta incluía a aquella mujer de las estrellas ninja, pero si había más ayuda de sus coleguitas justicieros en camino, podían unirse. Ya con unos cubatitas y algo de música, aquella azotea podía quedar de lo más chillout para una fiestecita.

Vale, lo de neonazis es culpa mía. -Entoné el mea culpa, golpeándome el pecho con la palma de una mano mientras agachaba ligeramente la cabeza- Sabía que ibas a por esos cabrones, y pensé que ponerte uno delante era una buena forma de atraer tu atención. No era el plan más elaborado del mundo, pero corres como un puto atleta jamaicano, así que tiempo tampoco había... -Me disculpé- Me llamo Josu Bergara, investigador privado... -Saqué la cajetilla de tabaco, mostrándola- Ninguno fumáis, ¿verdad? No, claro, todos sois unos sanos de la hostia... Estoy haciendo un trabajito extraoficial para la pasma. Son ellos los que sabían que venías, hay un dron por ahí intentando seguirte. -Dije alzando la mirada por si lo veía sobrevolando los tejados. Me llevé un pitillo a los labios y encendí el mechero para prenderlo- Tienen una redada en marcha y no quieren que se la revientes, ¿sabes? Bueno, en realidad decían que no querían que te hicieran daño esos hijos de puta con sus pistolitas, pero tú quédate con la versión que más te convenza. El caso es que nos han pedido que te disuadamos de entrar ahí a tu bola. -Di una larga calada, exhalando el humo lentamente- Personalmente, creo que los Hombres de Harrelson esos las van a pasar putas. Por mucho que diga su jefe, no creo que estén preparados para lo que debe haber ahí dentro, así que te propongo algo. -Caminé en su dirección, sacudiendo el cigarro para dejar caer la ceniza acumulada. Al llegar hasta la posición del tío, le miré a los ojos- ¿Por qué no recuperas tu bolsa de juguetes, esperamos a que el comando de "profesionales" entre pegando tiros, y les salvamos el culo? -Propuse, guiñándole un ojo con media sonrisa en mis labios.

Esta mujer siempre tenía ases en la manga, era como los magos de la tele pero en menos divertido claro.

- ¿Cómo se llamaba ese mago con pintas de heavy? - No me acordaba y eso que me había tragado muchos de sus programas en uno de esos canales minoritarios.

Antes de llegar a decir nada recordé su cara, pero el nombre no me salía ni a patadas.

Dejé de darle vueltas a mis chorradas mentales y me centré en la conversación.

- Pues no sé. Pueden preguntar por radio antes de disparar ¿no? Podemos dejar una frecuencia abierta para el ejército.

Era una buena idea, aunque los militares tenían la mala costumbre de disparar primero y preguntar después.

Asiento -Me parece bien, mantendremos una de las frecuencias abiertas. La 45-98.20 y se la mandare al General, nos podran localizar alli y podremos avisarles antes de que nos disparen. 

Me doy la vuelta para ir a mi laboratorio para coger algunas cosas - Ten cuidado, estaremos en contacto por si ocurriera algo antes de reunirnos. Voy a recalibrar mi armadura tambien. 

Creo que deberia avisarle a Roberto que puede que pase un par de dias fuera de casa, pero con su trabajo no creo que se de cuenta. Ojala este bien.

Asentí cuando dijo las frecuencias en cuestión y las anoté. No pensaba abrirlas ya, a fin de cuentas, era tontería. Cuando nos pusiéramos a ello lo haríamos.

- Bien. Te aviso cuando esté lista.

Comencé a andar hacia la salida, pues me tenía que llevar mi coche.

- Hasta luego.

La verdad es que mi coche estaba prácticamente nuevo, pues lo usaba muy pocas veces. En realidad, estaba segura de que nadie que pudiera volar lo usaría demasiado, pero bueno, por el momento no tenía más remedio.

- Quizás debería tener una moto en vez de un coche. Sería más molón.

Parkour finalmente pareció acceder a hablar con nosotros, mientras su amiga enmascarada saltaba a la otra azotea. Las maneras del detective parecían haber llamado su atención, lo que no era de extrañar, pues ambos debían tener más o menos la misma delicadeza y educación. El chico nos puso al día sobre su amiga, mientras explicaba el por qué de ceder a hablar con nosotros; no sin dejar antes claro lo nervioso que le ponía Rafael. Lo cual no era de extrañar.

El investigador aprovechó la oportunidad del tirón, hablando al chico en su propio idioma. Le expuso la situación, dándole más información de la que debíamos darle, lo que me hizo enarcar una de mis perfiladas cejas en un primer momento. Sin embargo, pronto me relajé. No sabía exactamente qué estaba pasando, pero estaba claro que Valladares ocultaba demasiadas cosas, y el chico tenía derecho a saber.

Sin embargo, cuando Josu se acercó más a él, proponiéndole que cogiera sus cosas para que cuando los agentes entraran lo hiciéramos nosotros también, me vi obligada a intervenir.

- ¿Entrar ahí? ¿Es que te has vuelto loco Josu Bergara? – dije acercándome a ambos, riñendo al investigador como si de su madre o mujer se tratara. - ¿Inmiscuirnos en una misión oficial te parece la mejor de las opciones? ¿De verdad? – continué, hasta que al ver su gesto no pude evitar llevarme una mano al rostro. – Lo piensas hacer de cualquier forma, ¿No es verdad? – dije mostrando de nuevo mi cara, con resignación. – Está bien, pero como le pase algo al chico olvídate de esa andrajosa gabardina tuya… Y de algo más.