Partida Rol por web

Al abrir el miniportal y activar el mechero no detectas ninguna presencia de magia. No hay ningún hechizo activo ni tampoco ninguna persona con capacidad de hacer magia al otro lado del portal.

Haces un barrido al abrir el portal. El general está aguantando aunque su sufrimiento es muy elevado, los que están con él son todos humanos. No hay ningún mutante entre ellos.

Al abrir el portal logras crear un campo telequinético, pero sabes que no es tan poderoso como el que los que has logrado levantar. Por tus conocimientos aguantare un cincuenta por ciento de lo que normalmente aguantan los tuyos.

Esperé pacientemente a que la morena lograse activar ese campo de fuerza que iba a representar su única protección en medio del tiroteo, ya que para ella no había equipo de su jefa ni nada. Era una pena, porque seguro que uno de esos trajes en plan soldado del futuro le sentaba bien, o al menos no iría haciendo el ridículo como una chica de póster de los años veinte.

Una vez todos listos, Parkour trató de hacer un resumen del plan, nervioso como estaba por comenzar cuanto antes. El tío no valía para estarse con el culo quieto, necesitaba acción cuanto antes. Le podía entender, yo también tenía ganas de ponerme a dar por culo a esos gilipollas, pero yo había estudiado mucho tiempo y la paciencia y el orden correcto de cada ceremonia formaba parte del currículum místico, así que estaba más acostumbrado a esperar al momento adecuado para hacer cada cosa. Y eso que no había sido nunca un alumno ejemplar, precisamente.

No exactamente. -Corregí al saltimbanqui, abriendo el miniportal y encendiendo mi mechero muy cerca de éste, llegando a atravesar el portal con la mano para comprobar la llama- El miniportal no lo abro en el interior de la sala, sino fuera de ella, al otro lado de la puerta. -Expliqué, observando cómo la llama del encendedor permanecía fija, tranquila, sin oscilación alguna. Una leve sonrisa se dibujó en mi cabeza, aliviado al saber que no había presencia de magia en la zona- Si lanzamos la granada de humo en el interior de la sala, no veremos a Saavedra y será muy difícil sacarlo. La granada es una distracción, para que esos capullos fijen toda su atención en la puerta de la sala. Abriré el portal en el muro contrario, a su espalda. Una pequeña ventaja que durará poco, así que será mejor que la aprovechemos bien. Rubita... -Aún con el mechero encendido, indiqué a Inezumi que arrojase la granada a través del miniportal, cerrándolo a continuación- ...adelante con el espectáculo.

Sonreí con picardía y apagué el mechero, guardándolo en el bolsillo de mi pantalón. Era la hora. Hice un enrevesado gesto con ambas manos, trazando un círculo en el aire, hasta que pude sentir la energía mágica creando aquel portal, con sus llamas crepitando alrededor del sello que había trazado. El portal se abriría en el muro contrario a la puerta de la sala, y con un poco de suerte eso nos dejaría a la espalda de quienes estuvieran allí, preocupados por el ruido del exterior y el humo que se filtrase bajo la puerta.

- Siempre que a nadie le dé por hacerse el guay. - Respondí a las palabras de Parkour, quizás por no responder al rubio, porque de hacerlo le hubieran tenido que sacar los ojos de la nuca de la hostia que le iba a dar. 

Por lo demás guardé silencio, porque no tenía ninguna paciencia y encima, estaban tensando demasiado la poquísima que me quedaba. 

Aunque alguno me hubiera llamado gilipollas momentos antes, me había quedado con el plan. ¡Pobre de mi neurona que la estaba haciendo trabajar de más! Así que cargué mis armas dispuesta a disparar cuando se abriera el portal de marras, eso sí, iba a esperar a ver qué era lo que tenía delante antes de disparar. No había disparado nunca sin saber si había algún inocente que pudiera resultar herido y no lo iba a hacer ahora porque un payaso hubiera diseñado un plan que incluía un ataque sorpresa. 

Dragoon se prepara también para realizar el ataque, ajusta sus repulsores y se prepara que llegado el momento que el mago abra el portal acabar con los que no fueran abatidos por el ataque de Atta.

- Lista... - dice tras preparar sus armas.

Josu abre un minúsculo portal fuera de la sala, Inezumi desliza su mano con la granada y la suelta. Puede atisbar que empieza a soltar mucho humo y en ese momento Josu cierra el primer portal y abre a continuación uno justo detrás de los hombres que custodian al general.

En el momento de abrirlo, podéis observar que hay seis hombres armados custodiándolo...dos de ellos parece que están examinando la puerta que al abrirla deja paso a una espesa nube de humo negro. Los otros cuatro se quedan en retaguardia pero son lanzados contra la pared que tienen enfrente tras los ataques de Atta y Dragoon. Los otros dos que estaban fuera preguntan gritando:

- ¿Quién va?

Ninguno parece que quiera entrar en la sala donde ahora yacen cuatro compañeros y un general esposado a una silla. Es el turno de Adele para atraerlo con su telequinesis y luego cerrar el portal. La operación de salvamento está saliendo bien de momento, aunque es temprano para cantar victoria.

Todo parece salir a pedir de boca, cuatro soldados fuera de combate y dos acojonados que no quieren entrar en la sala. Parece que la misión de rescate va a terminar en cuestión de segundos. Pero algo te da mala espina, y parece ser que a María también.

Escuchas la voz de María en tu cabeza, sin que el resto escuche:

- Atta, escanea la sala...me parece que está siendo demasiado fácil...

Algo de todo aquello no me gustaba. Era como si de repente se hubiera extendido dentro de mí un mal rollo muy raro y eso siempre solía significar problemas gordos. Sí, puede que hubiera gente que a aquello lo llamara intuición femenina, pero a mí sólo me servía para saber que se avecinaba un mal rollo de cojones. 

- Sí - la respondí también mentalmente - aquí hay gato encerrado. 

Entrecerré los ojos y antes de mover ningún sólo músculo del cuerpo, allí donde me quedara, busqué por los alrededores a ver qué era lo que había que me producía esta sensación tan fea. 

- Sabía yo que a mí me lo estaban vendiendo muy barato... 

En la silla donde está esposado el general notas que hay dos sensores, uno en el respaldo y otro en el asiento. Además notas otro sensor que emite una señal cerca de su pecho, en el traje.

Emiten señal GPS o eso interpreta tu CPU central. Claramente lo han "cableado". Parece que su intención era que os lo llevaseis para luego poder localizaros, hay que deshacerse de esos "bichos" antes de que os puedan causar problemas.

Finalmente logré desplegar aquella especie de escudo protector, pero podía notar que era diferente. Se me antojaba más débil que en otras ocasiones, pero no había tiempo para continuar intentando que aquella protección se desplegara como de costumbre.

Parkour intentó hacer un resumen del plan, ante lo que Josu comenzó a hacer algunas correcciones para que todo quedara claro y a hacer no sabía qué con su mechero tras abrir el portal. Aproveché aquellos instantes para tratar de percibir lo que sucedía dentro de la sala. Cerré mis ojos y me concentré, notando pronto lo que el general estaba sufriendo, debíamos darnos prisa.

- No sé cuánto aguantará. – informé a los presentes al abrir los ojos, antes de mirar a mi jefa. – No hay ningún mutante con Saavedra. – afirmé con convicción.

Josu indicó a Inezumi que lanzara la granada y el plan siguió su curso. Cada uno de los miembros de aquel peculiar equipo se ocupó de su parte, hasta que llegó mi turno. Me concentré en el teniente, tratando de traerlo hacia nosotros para ponerlo a salvo, pero en seguida noté que algo no iba bien. Cerré mis ojos con fuerza un segundo y sacudí mi cabeza, antes de volver a mirar a aquel hombre que tanto estaba padeciendo. Con mis ojos entrecerrados, volví a tratar de traerle al otro lado del portal, sintiendo en seguida que esa vez todo iba como debía.

¿En qué momento se iría todo a la mierda? Porque estaba claro que algo pasaría, no era capaz de recordar la última ocasión en que algo me había salido bien, si es que eso había pasado alguna vez, así que ya lo esperaba de antemano.

El plan era sencillo, basado en la sorpresa y la velocidad, y esa era mi única esperanza. Que todo sucediera tan rápido que no diera tiempo a cagarla, que pasase lo que pasase sucediera demasiado tarde para jodernos. El portal se abrió a la espalda de seis capullos, dos de los cuales dejaban el cuarto para ver qué pasaba fuera. ¡No lo podía creer! ¡La distracción funcionaba! Robocop y el Inspector Gadjet se encargaron de los otros cuatro en un abrir y cerrar de ojos, mientras yo mantenía mis manos dirigidas a los bordes del portal, listo para cerrarlo cuando fuera el momento adecuado.

Y ese momento dependía de ella.

La miré de reojo, preocupado. Adele estaba concentrándose, pero los dos saltimbanquis también me preocupaban. Si tardábamos más de la cuenta, no descartaba que alguno de ellos tuviera la brillante idea de saltar al otro lado a pesar de mis advertencias.

Vamos, morena... -Mascullé apremiándola, preparándome por si era necesario tomar yo mismo cartas en el asunto. ¿Qué sucedería si su poder le fallaba, como había estado sucediendo con el escudo? Igual debía crear un segundo portal, justo bajo Saavedra. Prisionero, silla y mesa podrían caer por él y aterrizar donde nos encontrábamos...

Adele se concentra y aunque su primer intento no logra atraer al general, el segundo sí. Justo cuando recuperáis al general y la silla a la que está esposado el detective se encarga de cerrar el portal, ahora estáis a kilómetros de distancia de los hombres que tenían prisionero al general.

El general parece estar bien, a pesar de haber sufrido torturas. Podéis ver que presenta heridas por rozamiento en las muñecas por estar esposado y también en tobillo y cuello. Seguramente le hayan golpeado por lo que es posible que tenga alguna costilla fracturada pero a pesar de todo ello parece estar bien aunque semiinconsciente.

Parkour e Inezumi no han tenido que intervenir al final, y Atta y Dragoon realizaron un buen trabajo neutralizando a los enemigos sin que pudieran atacaros. La planificación de Josu y el poder de Adele para "arrastrar" al general han hecho posible esta pequeña victoria.

- Sabían que íbamos a venir a por él y nos lo han dejado preparado. Hay un sensor en el asiento de la silla, otro en el respaldo y otro en su ropa, por la zona de su pecho. 

No parecía ir a explotar nada así en un primer momento. 

- Parece que emiten señales GPS. Parece que les gustamos más nosotros que su preso. - Al menos, sabían que nosotros podríamos darles bastantes más quebraderos de cabeza. 

Claro que cuando estaba diciendo todo esto ya nos estábamos largando. 

Claramente ya iban a saber a dónde habíamos ido, así que me acerqué al general y revisé los sensores a ver si había peligro alguno, pues lo más sencillo sería aplastarlos y convertirlos en pequeña basura que no sirviera para nada. 

Notas una leve interferencia, pero no logras adivinar todavía cuál es el motivo de la misma. Tus sensores pueden estar desequilibrados o verse afectados por algo más.

Los sensores están emitiendo la señal en tiempo real. Son sofisticados, sin duda marcadores militares del ejército español. Atta ha detectado tres, dos en la silla y otro en la ropa del general.

Eliminarlos es sencillo, con pisarlos dejarán de emitir aunque hay otras formas de utilizarlos sin necesidad de destruirlos, sobre todo ya que ahora saben donde estáis. ¿Cuánto tiempo tardarán en llegar ahí vuestros enemigos?

Cerrar el portal me dejó una sensación de... ¿vacío? No estaba acostumbrado a que nada, nada absolutamente, saliera bien a la primera. No sin pagar un alto precio. Pero, misteriosamente, todo había terminado tal como se había planeado. Me quedé mirando al infinito con los labios torcidos, enarcando una ceja.

No podía ser tan sencillo...

Y no lo era. La minipimer comenzó a hablar, y me giré a comprobar lo que había descubierto. Claro, eso era, una trampa para dar con nosotros... Emisores GPS que delatarían nuestra posición. Venían a por nosotros.

Soltad sus esposas y quitémosle la ropa. -Indiqué desprendiéndome de mi gabardina para cubrirle con ella, no queriendo correr el riesgo de que hubiera algún sensor más que hubiera evitado el escrutinio- Mandamos todo a otro sitio para que den vueltas buscando, y nosotros nos largamos de aquí. Adele, ¿es posible que le hayan metido algo en la cabeza? Compruébalo, ¿quieres? Los demás vigilad, podrían aparecer en cualquier momento si tienen medio de teletransporte...

Yo eso de que lo mandaran a otro lado para que dieran vueltas le veía lagunas y lo dije en alto, aunque esta vez sin querer buscar bronca o responderle como se merecía la mayoría de las ocasiones, simplemente pensando en nuestra seguridad. 

- Tampoco deberíamos quedarnos aquí. En cuanto vayan al punto donde lances los GPS y vean que no hay nada van a volver al punto anterior, que es este. Estando aquí los GPS, a menos que no haya algo que no deje salir señales, ahora mismo tienen un mapa con un puntito exactamente donde estamos. 

Claro que siempre se podía hacer de otro modo. 

- Siempre podemos dejar aquí esto e irnos nosotros a otra parte. 

Me encogí de hombros, como si aquello fuera lo más lógico, pero bueno, la lógica cuando había mutantes cerca tampoco era algo de lo que una pudiera fiarse siempre. 

Me alegré al ver que todo había salido bien y el general estaba a salvo, pero aquella alegría se esfumó en seguida con la revelación de Elvira. Aquello no había sido más que una trampa para nosotros, tratando de localizarnos mediante unos GPS que habían colocado en la silla y en Saavedra.

Josu nos dio instrucciones, queriendo evitar que nos dejáramos algún otro localizador sin detectar antes de marcharnos, y me preguntó sobre la posibilidad de que hubieran introducido algo en la cabeza del general.

- Supongo que es posible. No he notado nada antes, pero lo comprobaré. – respondí a su petición, pronunciándose entonces Elvira. – No creo que nadie pensara en quedarse aquí, ¿por qué habríamos de hacerlo? – pregunté con extrañeza, a lo mejor se me estaba escapando algo. – Siempre será mejor darles un segundo lugar en el que buscar, y cuanto más lejos de aquí mejor. Pensad que a menos que cuenten con alguien capaz de teletransportarse, tienen que llegar primero hasta él, y eso requiere tiempo. Voy a comprobar la mente del general, daos prisa, por favor. – les pedí a mis compañeros.

Volví a cerrar mis ojos momentáneamente, ayudándome a concentrarme en el interior de la mente del general. Su dolor me abrumó unos instantes mientras me introducía en su cabeza, pero en seguida me centré en lo que había en esta, quizás pudiera obtener alguna información que nos fuera de utilidad.

Dejando en el suelo mi propia gabardina, ayudé a desprender al general de su ropa, juntándola en un montón a un lado. Elvira hablaba de hacer cosas obvias, como si necesitásemos que nos recordase que teníamos que respirar, de modo que no le hice demasiado caso mientras continuaba con la tarea.

Ehm... Si, claro, gran idea... -Respondí de forma ausente, guardándome otro tipo de comentarios que evidenciarían aún más el sarcasmo.

Adele se mostró conforme con escrutar la mente del general por si habían insertado en ella alguna sorpresa, y mostró una idea que iba un paso por delante de la de la cafetera expreso al pensar en largarnos y dejar aquello allí, pues la pin up prefería enviarlo todo a un segundo lugar a donde mandarles a buscar. Lo que no sabía era que yo iba otro paso más por delante de ambas.

Cogí el montón de ropa en cuanto Saavedra estuvo cubierto con mi gabardina, y haciendo un gesto rápido, abrí un portal ante mí, cuyo destino se encontraba muy al sur, al máximo que mi dominio de los pliegues espaciales me permitía. Arrojé la ropa y cerré el portal, abriendo otro debajo de la silla, por el que cayó precipitándose muy al norte de nuestra posición, a similar distancia. Lo cerré y repetí la operación con la mesa, dejándola caer al este a gran distancia, para hacer por último lo propio con las esposas.

Bien, si nadie más tiene nuevas brillantes ideas, y si estamos seguros de que la cabeza del general no guarda cosas raras, propongo que nos larguemos de aquí... -Indiqué, ejecutando el sortilegio con el que abrir un portal que nos llevase lejos de aquel lugar, al piso franco que Valladares había dispuesto para nosotros.