Partida Rol por web

Su mente es caótica, no sabes si le han hecho o no algo más. Lo único que notas es que está casi inconsciente y siente dolor, mucho dolor. Ves imágenes inconexas de cómo lo golpearon, lo intentaron interrogar con la técnica de la toalla y el cubo de agua...pero no puedes ver si le hicieron algo más.

La situación no me está gustando, y lo mejor es que ponga a mi hermano a salvo en Portugal...lejos de este golpe de estado y lejos del peligro.

- Creo que esto no me está gustando demasiado...os he ayudado a salvar al general pero no debo nada más a nadie así que lo mejor que puedo hacer ahora es poner a salvo a los míos y luego ayudaros en lo que pueda... - miro para el otro tecnificado y le comento - ...¿te vienes o te quedas?

No me costó introducirme en la mente del general, pero ver algo claro en esta era otra cosa. Aquello era demasiado caótico y todo lo que conseguía percibir era dolor y el modo en el que este se había producido; además de que el hombre se encontraba casi inconsciente.

Al abrir mis ojos vi cómo Josu enviaba los distintos objetos por diferentes portales, lo que sin duda era una gran idea, pronunciándome cuando este terminó de hablar.

- A simple vista no veo nada raro, pero su mente es demasiado caótica ahora mismo. – compartí con los demás con gesto afligido, aún abrumada por lo que había visto. – Deberíamos irnos ya de aquí, el general debería descansar, y si podemos darle algo para sobrellevar el dolor, mejor.

Elvira manifestó entonces que no vendría con nosotros, pues debía poner a salvo a los suyos antes de continuar ayudándonos. Preguntó a mi jefa si le acompañaría, y miré a esta expectante.

Cuando mi jefa nos comunicó su decisión, ayudé a cargar al general y entré por el portal que Josu había abierto, debíamos darnos prisa.

Hay algo extraño, no se exactamente que podria ser, la voz de Elvira hace que vuelva al mundo real. La verdad es que desconecte hacia un rato y no escuche las nuevas ideas de Josu con respecto a lo que fuera.

La comprendo, tiene un hermano y yo tengo a Roberto que no se donde esta. 
-Te acompaño, tengo que ver si ha aparecido alguien. Trabajando para quien trabaja creo que puede estar en el mismo peligro que el General, bueno como ha estado. 
Adele si me necesitais mandame una llamada e ire, pero me preocupa Roberto y mas con muchas cosas que hemos pasado.

Mi mente se mueve entre varios momentos de mi vida, de nuestra relacion, del dolor, de la desesperacion, de la esperanza que este bien

Tanto Atta como Dragoon emprenden el vuelo y el resto quedáis solos en el ruinoso edificio. Parece que el grupo empieza a desmembrarse, algo normal teniendo en cuenta que casi todos tenéis personalidades fuertes e ideas diferentes. Pero el grueso del equipo continua unido y deciden ir a través del portal creado por Josu.

En un abrir y cerrar de ojos estáis en la cabaña de Valladares, la diferencia de temperatura es bastante alta ya que aunque luce el sol podéis ver que la tierra está cubierta por una pequeña capa de nieve. Con las llaves podéis abrir perfectamente la cabaña y entrar a calentaros un poco.

Hay suficiente leña para mantener un fuego alto durante días y según os ha indicado el teniente hay comida y agua de sobra, por lo que no pasaréis hambre.

Parkour e Inezumi llevan al general a una de las habitaciones y lo acuestan. Tras quitarle los zapatos y la ropa, notan que tiene fiebre...por lo que lo tapan ligeramente y buscan si hay algún medicamento. Por suerte hay un botiquín bastante completo con antifebriles por lo que tras darle uno lo dejan descansar.

Parkour decide ayudar a encender el fuego pero Josu ya se ha adelantado. Hay una chimenea en lo que parece que puede ser el salón y una lareira en la cocina, encendéis las dos para ambientar la palloza.

- Hemos logrado arrebatarles al general, eso nos hará ganar tiempo e impedirá que encuentren a la chica... - dice confiado Parkour - ...pero seguimos estando en una posición bastante mala, aunque podemos movernos rápido gracias a tus portales por lo que les será muy difícil cogernos...¿Alguno tiene un plan en mente para ver cómo resolvemos esto? Ya sabéis que no soy mucho de esperar...

Las cafeteras express tenían asuntos que atender, de modo que nos quedaríamos sin ellas durante una temporada. Tenía que reconocer que habían resultado muy útiles, con sus cañones y cachivaches, y ese detector chungo de la Robocop.

También la pin up, pero a ninguna de las tres se lo pensaba decir.

Los que quedábamos nos trasladamos al "piso franco" que nos había facilitado Valladares, que resultó ser una acogedora cabaña rodeada de nieve, que no costó caldear haciendo un poco de fuego. Con el general acostado y medicado, me dediqué a buscar en los armarios, llenos de comida de fácil conservación. Mentalidad militar. Apartando las latas, comencé a desesperarme hasta que descubrí lo que estaba buscando.

Una botella de licor.

Tomé asiento en el sofá, me encendí un cigarro sin soltar aquella botella y me aflojé la corbata hasta deshacer el nudo, poniéndome cómodo. Ya había puesto sobre la mesa algunos vasos y un cenicero.

Si te aburres siempre puedes hacer... eso que hacéis los deportistas. Entrenar. Así te cansas un poco, y de paso me canso yo de verte. -Le dije al saltimbanqui, sirviéndome un vaso de licor y echándome hacia atrás en el asiento- Por mi parte, no tengo ni puta idea de cómo arreglar tanta mierda junta. Se supone que es Valladares el que controla de ésto, y el que sabrá cómo andan las cosas, si tenemos apoyo o dónde golpear. -Di una calada al cigarro, echando la cabeza hacia atrás para expulsar el humo hacia el techo- Lo único que se me ocurre ahora mismo es tratar de seguir con el plan de acabar con Ángel Negro, para arrebatarles uno de sus activos importantes. Pero sería complicado de cojones...

Me extrañó que mi jefa terminara marchándose también, pero comprendí que lo hiciera al temer por el bienestar de su prometido. Al menos había dejado abierta la posibilidad de pedirle ayuda si las cosas se complicaban.

Josu nos llevó hasta la cabaña que Valladares nos había dejado para escondernos durante unos días. Hacía frío en el lugar, incluso el suelo estaba cubierto por una fina capa de nieve a pesar de lucir el sol, pero en cuanto entramos y el detective encendió el fuego pudimos entrar en calor.

Parkour e Inezumi se encargaron de acostar y atender al general, mientras yo me ocupaba de hacer un barrido mental por la zona, tratando de averiguar si había alguien cerca de aquel lugar. Al terminar de hacer aquella comprobación me senté en uno de los sillones, llevándome un instante la mano a la frente mientras suspiraba, estaba preocupada, y no tenía nada claro cómo íbamos a salir de aquella. Tras ello vi a Josu rebuscar en los armarios, poniendo sobre la mesa algunos vasos y un cenicero antes de sentarse en el sofá con una botella que había encontrado, poniéndose cómodo. El detective parecía necesitar una copa, lo que no era de extrañar con la situación en la que nos encontrábamos.

Me dolía algo la cabeza, y al escuchar a Parkour preguntar qué haríamos para solucionar todo aquello, sentí que ese dolor se acrecentaba. Josu le sugirió entrenar si se aburría antes de servirse aquella copa, afirmando después que no sabía cómo solucionar todo aquello, pero terminó sugiriendo continuar con el plan para dejar fuera de juego a Ángel Negro.

Apenas les miré mientras hablaban, habiendo terminado por agachar la mirada, apoyando mi cabeza en una de mis manos. Me sentía superada por la situación. Quería ayudar, pero realmente no sabía cómo hacerlo.

- Valladares dijo que tendríamos noticias suyas pronto. – le recordé a Josu, levantando la mirada nuevamente. – No sé si podré ayudar con lo de Ángel Negro, pero si puedo hacer algo contad conmigo. – añadí con decaimiento, arrimándome al borde del sillón para tomar la botella y servirme algo de licor, bebiéndomelo de un trago antes de acomodarme nuevamente contra el respaldo.

Parkour para evitar aburrirse se puse a inspeccionar los alrededores, en cambio su amiga Inezumi prefirió quedarse en la casa descansando. Encontró que el teniente tenía una pequeña biblioteca (una estantería) repleta de clásicos de la literatura. Las horas de ocio estarían ocupadas.

La casa disponía de un pequeño televisor que Parkour encontró en lo que parecía un sótano para guardar cosas, y de una radio que estaba perfectamente operativa. 

Por las noticias que escucháis podéis ver que la situación en España se está poniendo fea, se ha bajado el toque de queda a las 20 horas todos los días de la semana y se han suspendido las clases durante al menos 15 días. De vosotros no hablan al menos, aunque hay incidentes con metahumanos a lo largo y ancho del país.

-. SALTO DE 10 DÍAS EN EL TIEMPO .-

Tras estar un rato fuera de casa regreso, la situación es la misma. Todos están tranquilos y a resguardo del frío. El general aunque había recuperado algo, volvió a recaer para consternación de todos. La fiebre no era alta, pero seguía teniendo unas décimas. Seguía medio inconsciente, sin periodos de lucidez de momento. 

- El perímetro está tranquilo, no hay nadie en varios kilómetros a la redonda. Vi bastantes nubes negras, creo que va a descargar de lo lindo...¿El general ha despertado? Si no mejora es posible que tengamos que ir a una farmacia a ver si hay algo más fuerte para que se recupere rápido...tuvieron que hacerle algo en la cabeza...no me puedo imaginar qué clase de tortura utilizaron...

De Valladares todavía no se sabía nada, sólo que en las noticias al menos no se había indicado su captura.

- ¿De Valladares tampoco se sabe nada no?

Los días en aquel lugar se hacían interminables. Pasaba casi todo mi tiempo atendiendo al general, cocinando y limpiando, incluso cuando había poco que limpiar; mientras imploraba para mis adentros que el teniente se pusiera en contacto con nosotros.

Sentí la tentación de ser yo quien le hablara en más de una ocasión, pero sus órdenes habían sido más que claras, y no quería cometer el error de contactar con él mientras alguien leía su mente. Esperaba que estuviera bien y que todo estuviera saliendo como tenía planeado.

Me encontraba sentada en el sofá, cambiando de emisora de radio, cuando entró Parkour. Nos informó de cómo estaban las cosas en el exterior, preguntando después por el estado de Saavedra.

- Sigue medio inconsciente. – le informé, llenándose de angustia mi rostro cuando hizo mención a lo que tenía que haber padecido aquel hombre. – Mejor no lo imagines… No es nada agradable. En cuanto a la farmacia, me parece buena idea. Supongo que Josu podría acercarnos a alguna.

Entonces el chico preguntó sobre Valladares, ante lo que negué con la cabeza.

- Nada. Todavía nada. – lamenté, dejando la radio y dirigiéndome al frigorífico a por un poco de agua.

Llevaba ya diez días en aquella cabaña junto a mis compañeros de celda, y la idea de colgarme del techo usando la corbata como soga empezaba a parecerme una salida aceptable. El general había recaído, y ninguno de nosotros sabía exactamente cómo cuidarle. Joder, el tío necesitaba un buen hospital, pero era más seguro para él quedarse en aquella casucha. Qué ironía. Parkour se dedicaba a entrenar y hacer rondas. Parecía un puto militar. Era útil, pero me cansaba sólo con verle. Al menos su amiga no hacía ruido, y se dedicaba a leer. Adele… no estaba muy seguro de lo que hacía. A veces atender a Saavedra, otras veces oír la radio… Poco me importaba. Por mi parte, había hecho mía una sección del sofá y tenía la postura cogida. Valladares había demostrado tener buen gusto para el licor, y ser tan previsor con él como con el resto de cosas, así que había logrado alargar aquellas botellas casi tanto como el tabaco.

Aunque ambas cosas se estaban terminando.

Por supuesto, eso suponía que pasaba bastante tiempo fuera de juego. La somnolencia se adueñaba de mí con facilidad, gracias a esa mezcla de alcohol y autocompasión. Todo había salido tan condenadamente mal, que sólo me mantenía la esperanza de que, en algún momento, podría devolverle a esos capullos una buena hostia mística. Y eso, a pesar de saber que mi poder no era gran cosa comparado con lo que tenía por delante. Tendría que mejorar mis hechizos, potenciarlos, pero no contaba con un maestro ni ningún texto antiguo que me ayudase. Sólo me quedaba seguir esperando.

Claaaaaaro… Podemos ir luego de compras, en plan familia feliz. –Repliqué desde el sofá, sarcásticamente- Vamos a la farmacia, al estanco, a la licorería… No se, ¿queréis también ir a por trapitos nuevos? Yo estoy cansado de ver las mismas ropas todos los días… -Añadí entre dientes, antes de dar un nuevo trago a mi copazo- Pero mejor después de la hora de cierre, que sale más barato. Mientras tanto, podemos seguir haciendo una mierda.

Alcé el vaso de nuevo y le di un nuevo trago al licor.

Pasan un par de días más y la situación sigue igual de aburrida. El general sigue con fiebre pero se mantiene estable. Todo parece seguir igual hasta que un día escucháis a una persona acercarse a la casa al anochecer, va directo hacia la puerta y llama a esta con fuerza.

Parkour abre y se encuentra al teniente Valladares, está más delgado y se ha afeitado el bigote y teñido el pelo para pasar más desapercibido.

Entra en la casa y parece tener algo de frío, algo normal porque afuera hace bajo cero sin dudarlo.

- Perdonad la tardanza, tuve que dar muchos rodeos para evitar que me encontraran. Se han tomado en serio encontrarnos, están utilizando a muchos agentes. - hace una pausa y os pregunta por su viejo amigo - ...¿Qué tal está? Sé que lo habéis rescatado...esa acción escoció bastante porque detectasteis los bichos que iban a usar para encontraros...¡Enhorabuena! - os felicita.

Se sienta en una silla y os echa un vistazo.

- Os veo bien...puede que algo aburridos por la cara de Daniel... - se da cuenta que acaba de decir el nombre de Parkour, que pone mala cara pero parece no importarle - ...de Parkour. Creo que los hemos localizado, sabemos donde se encuentra al menos a Kruger. He contactado con María y Atta. Atta está fuera de España, me pidió que la avisara aunque es posible que no pueda asistir. María al parecer no tiene problemas, me ha comentado que te dijera Adele que ha localizado a su prometido y que ambos están a salvo escondidos en una finca en La Mancha. Nos ayudarán en la acción final, pero antes os tengo que preguntar ¿queréis llegar hasta el final o huir? Puedo sacaros del país sin problemas...

Doce días, ¡doce putos días! llevábamos allí metidos. Lo único que debería ir en docenas eran los huevos en la caja, joder. Habíamos conseguido antibióticos para Saavedra, así como algo de ropa limpia y otros enseres necesarios, como alcohol y tabaco, en una noche tranquila paseando por un pueblo lejano a través de portales. Sin embargo, el general no había mejorado demasiado.

Finalmente, hubo un movimiento fuera. Parkour se apresuró a ver quién era, mientras los demás permanecíamos alerta por si había que actuar. Por mi parte, la mejor estrategia si la cosa se torcía me parecía largarnos de allí, pero no dio tiempo a saber qué opinaban los demás, y trasladar  Saavedra podía llegar a ser un problema. Por suerte, no fue necesario.

¡Por todos los infiernos! ¿Y el bigote? -Exclamé al ver aparecer por la puerta a Valladares, con el bigote afeitado y el cabello teñido- Los sacrificios que hay que hacer por el país...

El teniente comenzó bien, disculpándose por habernos hecho esperar aquella puta eternidad. Al parecer, aquellos cabrones estaban movilizando mucha gente para dar con nosotros, lo que me hizo sonreír porque no dejaba de ser buena señal en el fondo. Además, el viejo ya sabía que habíamos rescatado a Saavedra, felicitándonos por ello. De hecho, el viejo incluso sabía demasiado, pues conocía hasta el detalle de los rastreadores que le habían puesto al general, y que la Moulinex había detectado antes de llevárnoslo.

Era un espía de la hostia, el tío, el James Bond español, aunque también cometía sus errores.

¡Dani! ¡Encantado de conocerte al fin, chaval! -Me burlé al conocer el nombre real del saltimbanqui, dejándome caer en el sofá. Entonces me puse tremendamente serio- Saavedra está con fiebre, y lleva bastante ya así. Le hemos dado antibióticos y está estable, pero debería haber mejorado, digo yo. Tampoco entiendo mucho. -El viejo había localizado al puto Kruger, y eso nos ponía en marcha, supuse. Había contactado con las dos electrodomésticos, pero una de ellas estaba fuera y no podríamos contar con ella. La otra, la jefa de Adele, se había escondido con su chico pero se ofrecía a ayudar. Entonces el teniente nos preguntó si estábamos dispuestos a seguir hasta el final, como si tuviéramos otra opción. De hecho, nos ofreció esa otra opción: sacarnos del país. Me le quedé mirando, con molestia, tan sólo un instante, antes de suspirar- ¿Huir? Si fuera de los que huyen me habría pegado un tiro hace años... -Renegué, pasando por mi cabeza la idea de que quizás habría sido una mejor opción. Cogí la cajetilla de tabaco de la mesa y me encendí un pitillo, entrecerrando los ojos cuando el humo me dio de lleno en ellos al dar la primera calada- Tampoco es que en el extranjero fuera a tener una vida mejor que esta mierda, de todos modos. Estar jodido es la única vida que voy a tener, prefiero pelear aquí y, si la palmo, que sea por algo bueno. Lo mismo ese hijo de puta de arriba se apiada y no me deja ir al infierno. -Supuse encogiéndome de hombros.

- Si está con fiebre es mejor no moverlo. Si todo va según lo previsto recibiremos asistencia médica cerca del amanecer. Una médico de confianza se encargará de él, y nosotros nos moveremos mientras ella se encarga de él. Tengo otro refugio preparado, aunque este es más céntrico al estar en la capital. - dice Valladares - ...desde ahí planearemos el asalto a la base de Kruger, está en un viejo sanatorio mental...el Sanatorio de la Marina.

Reconocéis ese nombre porque fue uno de los que sugirió María, pero al final decidisteis abrir el portal en otro sitio abandonado. Si no hubiera sido toda una sorpresa aparecer en medio de la base de los neonazis.

- El elemento imprescindible para que se salgan con la suya está ya fuera de su alcance, aunque seguramente utilizará lo que pueda para ganar tiempo. Han desaparecido varios metahumanos, en las noticias lo indican como resultados de tiroteos entre las fuerzas del orden y enemigos del estado...pero están dándoles caza. Al menos puedo confirmar quince desapariciones que conociéramos. Avisé a todos los que pude y mis hombres dieron el máximo pero no todos pudieron escapar. - dice con cierto pesar.

Josu parecía volverse más desagradable con cada día qué pasaba. Entendía que estuviera amargado encontrándose allí encerrado, pero todo estábamos en las mismas circunstancias, y con esa actitud sólo empeoraba las cosas. Al menos había terminado accediendo a llevarnos a algún lugar donde poder conseguir medicinas y otros enseres, y aunque el general no había mejorado, al menos se mantenía estable.

El día en que Valladares se pondría en contacto con nosotros por fin llegó, personándose en aquel refugio con un aspecto bastante distinto al que solía tener. Cuando Parkour abrió la puerta el teniente pasó dentro, disculpándose por la tardanza y preguntándonos por cómo estaba su amigo, felicitándonos además por su rescate.

El detective, que se había dedicado a hacer bromas hasta ese momento, se puso serio para explicar cómo se encontraba el general. Me quedé en pie mientras ambos se sentaban, dirigiéndome a Valladares antes de que comenzara a ponernos en situación.

- ¿Quiere tomar algo? No queda gran cosa, pero… - miré entonces a Parkour. - ¿Y tú? ¿Te traigo algo? - pregunté antes de dirigirme hacia la zona de la cocina.

Mientras iba a por algo para beber, escuché cómo el teniente relataba cómo estaban las cosas, haciéndome llegar además un mensaje de mi jefa. Me resultaba raro que se refiriera a ella como María, así como que Parkour ahora fuera Daniel, pero era normal que con lo que se estaba alargando y complicando todo aquel entuerto terminaran saliendo algunos secretos a la luz.

Pensar en aquello me llevó a mirar Josu, recordando aquella nota que me había pasado días atrás.

- A ti no te pregunto porque ya conozco la respuesta. – le dije al detective, posando un vaso frente a él y dejándole al lado la botella; continuando repartiendo el resto de los vasos entre los demás. – Haz los honores. – le susurré a Josu al terminar, guiñándole un ojo antes de sentarme, dejándole a él la labor de servir aquel licor.

Cuando Valladares compartió que mi jefa nos ayudaría en la acción final, no imaginé que añadiría lo que dijo después. ¿Marcharnos? ¿Así sin más? ¿De verdad eso era una opción? No lo creía.

Josu en seguida se negó en rotundo, volviendo a lamentarse por aquella vida que llevaba y la cual detestaba. A menudo se portaba de manera desagradable, pero había veces en las que el detective llegaba a darme lástima.

- Yo también me apunto, quiero ayudar, y no se me ha perdido nada en el extranjero. – dije seria, antes de mostrar una sonrisa. - Además, cada vez tolero mejor a Josu, no creo que encuentre a nadie más capacitado que yo para trabajar con él. – bromeé.

Valladares comenzó a contarnos entonces cómo procederíamos, informándonos de dónde estaba la base de Kruguer y de que desde su refugio en la capital podríamos planear el asalto. Curiosamente, la base de ese malnacido estaba en uno de los lugares propuestos anteriormente por mi jefa para ejecutar el rescate de Saavedra. Por fortuna no habíamos terminado apareciendo en mitad de la base de esos indeseables, y es que aquello podía haber acabado muy mal.

El teniente también nos hizo saber que su sobrina estaba fuera del alcance de esos tipos y que estos se estaban dedicando a cazar metahumanos, habiendo desaparecido al menos quince. Valladares había intentado que todos los que conocía pudieran escapar, pero no todos lo habían logrado.

- Esto de ser un metahumano sólo tiene ventajas… - apunté con ironía. - ¿Y qué sabemos de los hombres de Kruguer? ¿Gargantúa sigue preso?

¡La hostia puta! Habíamos estado jodidamente cerca de cagarla a base de bien, con dos cojones... Teníamos un cincuenta por ciento de posibilidades de meternos de lleno en la boca del lobo, incluso más si hubiéramos decidido huir de una de las localizaciones a la otra en caso de estar en problemas. Si fuera creyente, en el sentido de creer mínimamente en que el cabrón de los cielos moviera alguna vez en su eterna existencia un puto dedo para ayudar a nadie, diría que habíamos recibido una ayudita.

Pero no, había sido suerte. No había otra explicación.

Valladares estaba ya movilizando sus recursos, no tendríamos que cuidar más del general ya que iba a venir alguien a ocuparse de ello. Estaban haciendo desaparecer metahumanos, pero al menos lo que necesitaban se les había escapado. Algo era algo.

Adele le ofreció una copa al jefe, preguntando también a Parkour. Enarqué una ceja al verla partir hacia la cocina, sin haberme preguntado a mí. Resoplé, trazando un círculo en el aire con un dedo y dibujando antiguos pictogramas en su interior. Al instante, un tipo elegante de raza negra apareció de las sombras de mi espalda, acercándose a mí con dos vasos de licor en las manos.

¿El señor quiere tomar algo? -Preguntó con una voz grave y llena de seguridad.

No, no te preocupes Geoffrey. -Le respondí, sin siquiera mirar a la ilusión que, por puro aburrimiento, había creado- Estoy bien así.

¿Está seguro? -Insistió- Contamos con una amplia y exclusiva carta de licores...

Lo se, pero estoy charlando con una ilusión, así que debo estar volviéndome loco de tanto tiempo encerrado en este lugar.

Me retiraré entonces, señor... -Indicó el mayordomo imaginario, comenzando a desvanecerse en el aire como una pequeña nube de humo arrastrada por el viento.

Mientras se deshacía, di otra calada al cigarro. Adele regresaba de la cocina, sirviendo la bebida. Para mi sorpresa, dejó ante mí un vaso y la botella, dejando claro que no me había preguntado porque ya sabía la respuesta. La miré con el ceño fruncido, incómodo por tanta familiaridad.

Era como una solícita esposa de la vieja escuela, sacada de una película de los años veinte.

Cuando me descubrí pensando en si era así por haber padecido el maltrato de su marido o, por el contrario, lo había padecido precisamente por ser así, parpadeé y negué con la cabeza. Aquella era una línea de pensamiento sin sentido que no me interesaba. Más cuando estaba diciéndole algo a Valladares sobre lo bien que me "toleraba".

Vale, pero no te enamores mucho, guapa. -La esperé abriendo la botella y comenzando a servir- Cuando todo ésto acabe no me vais a ver el pelo más, tengo muchos marrones que atender. Igual entonces sí que me largo del país. -Compartí con todos, algo en lo que había tenido tiempo de sobra para meditar esos días- Ese asalto... ¿vamos a ser sólo nosotros o tenemos más ayuda?

- De los hombres de Kruger sabemos bastante. Ogro está en cuidados intensivos, Gargantúa está en Aquera y sabemos que algunos de sus colaboradores han desertado y huido del país. Uno de los metahumanos a los que cazaron es Varano, sé que Alaska y Decibelio están ahora en Suiza ya que se asustaron al ver la magnitud del ataque. Ellos se habían apuntado para varios robos en Madrid, no para un ataque terrorista a gran escala. - comenta con voz pausada - ...creemos que Ángel Negro ya no está trabajando para ellos, pero es una suposición no confirmada. Sabemos que han liberado a un piroquinético que es uno de los lugartenientes de Kruger junto con Boa. Además cuentan con Gavilán que es el mayor peligro. Contamos con cinco metahumanos, seis con Ángel Negro si aún sigue con ellos.

Valladares declina tomar algo, y sigue comentando:

- Para el ataque contaremos con ayuda, con mucha más de la que me esperaba la verdad. El GEOM nos ayudará prácticamente en pleno y dispondremos de algún operativo de TECNORED, además de ayuda de mis hombres que están ya preparando la operación. Si todo va bien, nos avisarán en 24 o 48 horas para realizar el ataque.

Toma aire, y añade:

- El golpe de estado encubierto que han llevado a cabo no ha salido como esperaban. Se ha sumado la cúpula militar y política pero con reticencias, sé de muchos que cuando vean que Saavedra no se ha sumado dejarán de obedecer órdenes de sus mandos. He contactado con algunos antiguos compañeros de armas y siguen fieles a la constitución, además están situados en puntos clave y llegado el momento el Rey se pronunciará a nuestro favor si es necesario. Por lo que cuando todo esto acabe, haremos una limpieza...y esa sombra se alejará de una vez...o eso espero. Entonces, ¿cuento con vosotros? Adele te enseñaré el piso franco en Madrid para que se lo muestres a Josu y nos abra un portal al mismo...

Enarqué una ceja, ligeramente boquiabierto, mientras el viejo relataba cómo estaban las cosas. Cuando huimos de la base, la verdad, creía que las cosas estaban mucho peor. Joder, creía que era un golpe de estado en toda regla, que habían tomado el control del país, del gobierno, de las fuerzas del orden y militares, de... todo. Pero al parecer los colegas de Kruger habían salido por patas al ver la que se estaba liando, y hablábamos de cinco o seis metahumanos, aparte de los políticos y militares que les seguían el juego y les darían la espalda en cuanto les vieran jodidos. Y nosotros teníamos ayuda del GEOM y de TECNORED. ¿Qué podía salir mal?

Pues nada, cuando queráis. -Dije poniéndome en pie, terminando de un trago mi copa- Adele, haz tu "magia" y yo haré la mía...