Partida Rol por web

Lo había superado, pese al cansanció había encontrado la manera de moverse y superar sus límites, como le habían enseñado en el ejército. Seguía sin gustarle la idea de ir subido en una lata por encima de tanto agua, pero al menos estaría distraído haciendo lo que mejor se le daba, cazar blancos.

Aquello había sido una odisea, y solo fue un entrenamiento. Malek miraba los cadáveres con visible gesto de disgusto y preocupación en el rostro, pero nada se podía hacer con ellos, nada más allá que musitar el salmo del último adiós para que sus almas encuentren el camino de vuelta con el todopoderoso. Tras escuchar la explicación, Malek respiró con fuerza y miró a los suyos - se viene una misión peligrosa - comentó de manera un poco absurda, pero realmente, no sabía muy bien que decir, le daba muy mala espina todo el asunto de navegar, y sin mencionar las minas - rezaré para que no se les allá olvidado ninguna mina - les dijo a Korl y Assir en voz baja, pero no se rio, lo dijo totalmente en serio.

Empapado, Van Horst se había agenciado una manta térmica de algún lugar y tiritaba intentando entrar en calor.

Al escuchar al instructor, se levantó y sacó un paquete con varitas de lho sólo para descubrir que se habían echado a perder con tanta agua. Lo arrojó al muelle -bueno, supongo que es tan buen momento como cualquier otro para dejarlo- murmuró, casi para sí mismo mientras seguía al resto de la comitiva hasta aquellas extrañas embarcaciones.

Quelle baignoire!

Todavía húmedo del anterior ejercicio, contemplo el transporte con aprensión. Parece sólido, sí, pero no me hace mucha gracia viajar así empaquetados como una vulgar ración de campaña. Especialmente los que además vamos con animales vivos. Sospecho que estos marinos venidos a más no han tenido en cuenta las necesidades de nuestro regimiento...o de esos nuevos soldadotes acorazados. 

Con preocupación, comento a Sir Henry: Sire, ¿cree usted que las aves cabrán bien ahí dentro?

Definitivamente el agua no era su medio. ¡Y no debería serlo para ningún caballero verdadero! Al fin y al cabo tenían piernas y no aletas como un pez o cualquier otro engendro. Iba en contra de su propia naturaleza, del lugar que ocupaban y debían ocupar en el mundo. El problema es que de aquello, en esa ocasión, podía llegar a depender su supervivencia y la victoria en las batallas venideras. Por ello aprendería, porque era su deber hacerlo, y todo sus reproches se limitarían, en principio, a alguna que otra mirada cargada de desagrado ante el contacto con un elemento que no era el suyo.

- Lo desconozco, señor Deschamps - respondió cuando le preguntaron. - Ni siquiera sé si su intención es que vengan con nosotros, aunque si quieren aprovechar nuestra habilidad y fuerza, probablemente lo hayan tenido en cuenta. Después de todo somos caballeros, jinetes. Usarnos como simple infantería sería desperdiciarnos aunque, de hacerlo, entiendo que tendrán sus razones.

Vorgen seguía sin ver muy bien cual iba a ser su papel en todo aquello. Estaba claro que parecían querer mandarle junto con aquellos hombres al frente y eso no le molestaba, estaba deseando poder tomar un papel más activo en aquella guerra. ¿Pero que hacía en aquel entrenamiento? ¿Acaso querían que viese que si la barcaza se hundía más de la mitad de aquellos soldados moriría sin poder remediarlo? 

Se acercó al vehículo para evaluar sus capacidades defensivas, buscando como mejorar la cobertura que este ofrecía a los soldados que había en el interior y evaluar como de útiles serían durante un desembarco bajo fuego enemigo. 

-No va a ser un paseo, no... En fin, hemos preparado algunas cosillas para que se preparen, ahora que se han medio familiarizado con la sensación de nadar con chaleco. Los tiradores, sigan a LeMer, hasta ese muelle de allí. Hemos preparado un ejercicio de tiro en mar para que se familiaricen con todo ello. El resto, conmigo-explicó el instructor, dividiendo en dos a los presentes.

Los que siguieron a LeMer, es decir, los Acechadunas, se vieron subidos a una embarcación similar a aquellas en las que iban a navegar, pilotada por el propio infante de marina, que pasó a explicarles sucintamente el ejercicio: se iban a dedicar a dar vueltas por el puerto, y habían diseminado por él boyas camufladas. Debían identificarlas y dispararles con sus rifles, que por supuesto habían hecho traer hasta aquel lugar. 

El resto del pelotón de instrucción, incluidos los muchachos de hierro, avanzaron hacia otra zona del puerto tras recoger su equipo, una especie de dique seco donde habían "estrellado" unas cuantas de esas embarcaciones. 

-Esto debería tener poco riesgo. Su labor es subirse a las mismas, cerraremos las puertas y, cuando demos la señal, las abriremos y harán desembarco de combate. Básicamente, tienen que ser rápidos y cubrirse con lo primero que pillen, les cronometraremos. Somos conscientes de que ustedes no tienen ahora sus aves de monta, pero durante el despliegue tendrán sus propios transportes con las mismas... Y supongo que simplemente tendrán que salir a la carrera montados. En general, cuanto más rápida y eficientemente lo hagan, más probabilidades tendrán de tomar la cabeza de playa. 

El vehículo es simple y efectivo en su función, una herramienta con un propósito. No está hecho para ser bonito, y probablemente tampoco sea muy duradero ni de la mejor calidad. Sin embargo, sí detectas algunas cosas que podrían potenciarse, con materiales y tiempo, como la creación de aspilleras para los tiradores, o un refuerzo frontal que se compense adecuadamente para no escorar la embarcación o hundirla. 

No me sería muy difícil mejorar estos vehículos añadiendo unas aspilleras y un refuerzo frontal compensándolo adecuadamente para no hundir la lancha. Debería aportar la suficiente protección para reducir las bajas antes de llegar a la costa. - dijo el marine hablando directamente con el instructor. 

El marine se montó en la lancha junto con el resto de soldados, era un tanto cómico verle ahí de pie varias cabezas por encima del resto. Se colocó en una esquina para no entorpecer la salida de los demás. Cuando abrieron las puertas para el desembarco, Vorgen colocó su enorme Bolter pesado y lo embrazó quedándose inmóvil y listo para abrir fuego. - ¡Vamos! ¡Vamos! ¡Vamos! ¡El archienemigo nos están disparando maldita sea! ¡Muévanse! ¡Tomen esa playa! En el nombre de aquel que se sienta en el trono de Terra. ¡Arriba y a por ellos! - dijo a viva voz dando ordenes como se tratase de un sargento de instrucción. 

Subido a aquella estructura visualizó el horizonte, tomo un poco de aire y despejó de pensamientos su cabeza. Pero algo no iba bien, el agua le había sentado fatal y ahora le iban a marear con estas maniobras.

Escuchaba algún tiro a su alrededor, pero él sólo podía pensar en que todo le daba vueltas, es cierto que la sensación no fue tan fuerte como la primera vez que estuvo en unas maniobras aéreas pero, lo suficiente como para quedar en completo ridículo.

A pesar de todo, al menos ahora tocaba algo que si se le daba bien a Malek. Se preparó en la embarcación, pero antes buscó el mejor lugar posible según su experiencia para poder disparar desde ahí. Una vez la encontró, se mantuvo firme y atento. Llevó el arma al hombro mientras iba oteando la mar buscando los objetivos a los que debía disparar. En cuanto vio uno de ellos, enfiló su arma hacía el mismo, siguió con la mirada donde debía disparar mientras su hermana le iba indicando susurrando a su oído para no sobresaltarlo, la velocidad del viento y la distancia. Entre los dos, lograron determinar la mejor posición, pero Malek mantuvo el dedo en el gatillo hasta que se sintió confiado, compensó la velocidad del pequeño navío y cuando la mar permitió ver con mayor claridad, contuvo el aire antes de presionar el gatillo para disparar.

Mi mirada recorre los vehículos y no son precisamente lo que imaginaba. Pensé que iríamos sobre alguna clase de embarcación grande, con armamento para eliminar la resistencia que nos encontremos a nuestro paso, para finalmente desembarcar sin resistencia enemiga cercana. La imagen que veo me deja claro que iremos rápidamente y rezándole al Dios-Emperador por no ser objetivo de los disparos, muriendo la gran mayoría en el trayecto y desembarcando sin ninguna clase de fuego de cobertura.

"Nuevamente, como me ha parecido ver durante toda esta guerra, el éxito no se definirá por ser mejores que el enemigo sino simplemente por ser un número mayor de los que ellos puedan matar."

Niego con la cabeza dudando si los altos mandos están pensando bien lo que hacen o si simplemente nos mandan como ganado al matadero sin intenciones reales de ganar esta guerra.

El ejercicio comienza y nuestro deber es desplegar rápidamente para así ver el tiempo que nos toma salir de los transportes y comenzar la batalla. Mis pensamientos están en las malas condiciones de transporte y en el como todo en Sélica parece ser mediocre cuando realizo mi desembarco, el que no es ni de cerca lo que debería ser. Al fin y al cabo, cuando piensas que solo la fortuna te mantendrá vivo si es que es el deseo del Dios-Emperador, no importa demasiado que tan bien lo hagas.

Estaba visto que no era su día. Ahmed había subido a la barcaza junto a sus compañeros pero durante la primera vuelta que dieron por la zona fue incapaz de avistar ninguna de las boyas que aquel instructor había mencionado.

Si las minas estaban igual de ocultas lo iban a tener jodido para detectarlas y reventarlas antes de que explotaran junto a los barcos y los hundieran.

- No me fastidies... - masculló para sí y para los que estaban cerca. - Tiene que haber otra manera de detectar esas minas. -

Maldita sea, seguro que me habría ido mejor si me hubiesen asignado a los tiradores.

Correr era una cosa, correr por la playa otra, y correr por la playa cargado con todo el equipo tras haber desembarcado y con el mareo propio del vaivén producido por el oleaje, otra cosa muy distinta. Paul avanzó como un pato mareado por la arena y más que cubrirse cayó frente a un obstáculo antitanques falso situado a muy poca distancia de la orilla... -Alístate en la Guardia, dijeron... verás mundos, dijeron... alguien debería explicarle a estos merluzos que somos infantería, no marines...

No estaba saliendo como esperaba, un entrenamiento tan básico como debía ser un desembarco había terminado en convertirse en un pequeño problema, uno que la avergonzaba a ojos del Emperador. Demasiados errores cuando nunca había podido permitirse ninguno. Tocaba seguir entrenando hasta que aquello se convirtiera en algo tan sencillo como lo era respirar, ya que por el momento estaba cometiendo todos los errores posibles. Era demasiado lenta.

El agua iba a ser la protagonista de aquellos entrenamientos y bien poco consuelo era que tras el viaje contaran con sus monturas para el combate. No temía la muerte, pero que no la temiera no significaba que Sir Henry fuera un inconsciente o que disfrutara con los riesgos cuando eran innecesarios. Aunque este no tenía por qué ser el caso.

El desembarco era necesario, no albergaba la menor duda, pero la idea de que su vida dependiera de variables tan diversas y tan ajenas a él como la habilidad de los extranjeros para localizar y detonar a suficiente distancia las minas que pudieran encontrar en su camino era algo que no le entusiasmaba. Igual que no le entusiasmaba que en los retos que tenía por delante su capacidad para el nado jugara un papel tan importante...

Aún con el ardor traqueal de haber alojado agua en dónde no debiera, Moham continuó el entrenamiento. Demasiado bien había salido su primer contacto con el agua como para que durase mucho.

Mejor ahora que en la línea de fuego - pensó con resignación. Al menos su gesto había animado a su gente a tan inverosímil entrenamiento.

Subió a la extraña embarcación aún con los ojos llorosos por haber tragado agua, ni siquiera en condiciones normales gozaba de una buena vista como era propio en su mundo natal, por eso había optado por orientar sus habilidades al cuerpo a cuerpo, protegiendo a sus compatriotas allí dónde solían flaquear su mayoría.

Levantó la cabeza y trató de mantener los ojos abiertos, le resultó imposible, apenas era capaz de divisar el resto de embarcaciones por lo que, lógicamente, ni siquiera levantó su rifle en el gesto de apuntado.

-¡Harrumph!-gruño, molesto al tener que practicar aquello sin montas. 

Revólver en mano, cuando la compuerta vuelve a abrirse trato de correr a toda velocidad hacia una esquina que me pareció lo bastante grande para proteger a un jinete. Pero, quizá por las prisas, me tropiezo al salir con el borde de la barcaza y trastabillo contra el suelo. Enseguida, avergonzado, trato de seguir corriendo. 

Esto no pasaría si tuviéramos nuestras monturas. ¿Qué clase de inútil venido a más ha organizado estos ejercicios sin considerarnos?