Partida Rol por web

Finalmente los kasrkin consiguieron acabar con el último de aquellos traidores, aunque fuera golpeándole entre varios con las herramientas de trinchera. Por fin, aquella línea defensiva estaba asegurada. 

El piloto, tras asegurarse de que no había más enfrentamientos, aceleró y volvió por el lugar por donde había venido. 

El último de los traidores cae muerto mientras el campo se llena del humo que sale del destrozado blindado. El combate ha terminado por lo tanto y hemos vivido un poco más para así seguir sirviendo a Cadia y al Emperador. Miro la pistola láser que tengo en la mano, que debe ser desencasquillada y que perdió todas las municiones que tenía, lo que la hace igual de inútil que si la tirase al suelo.

Miro a Titus y al resto del pelotón, los que han sobrevivido y le hablo:

 - "Creo que has tenido suerte, como siempre. No ha sido fácil pero lo hemos conseguido. Debemos mantener la posición hasta que nos den nuevas órdenes. Carga tu arma y mantenla a punto."

Intento desencasquillar mi arma, para así poder guardarla. Consigo, después de un poco de trabajo, sacar la batería en mal estado, dejando la pistola utilizable pero descargada. Entonces, recuerdo los cadáveres de los hermanos de batalla caídos y me dirijo a donde están, viendo si puedo conseguir algo de munición o algún arma que utilizar a distancia larga, considerando que solo me queda para una ráfaga de mi bolter pesado.

Parecía que todo había terminado, al menos de momento. Y era hora de aprovechar esos momentos de paz, así que el sanitario se puso en movimiento, empezando a revisar las heridas de sus compañeros.

-Todos los heridos, levantad la mano, por favor-dijo, mientras iba preparando el instrumental. 

El sargento, tras tomar aire, indicó a Avia que empezara a manipular el vox para contactar con el mando de la operación.

-Mando, aquí el sargento Brick, del 38º de Kasrkin, informando del estado de la trinchera. Hemos repelido el ataque, aunque hay que lamentar múltiples bajas. 

Sigurd se reconfortó cuando por fin eliminaron los últimos elementos traidores de su sección. Dio con complicidad un par de palmadas en el casco a Muna, con media sonrisa, como único signo de celebración.

Tras repeler un ataque, el reglamento sugería hacer recuento de heridos y de bajas, y preparar las armas para otro posible asalto, así que eso hizo. Ya que aún correspondía a Tirren encargarse de los heridos, imitó a Marcus y comenzó a contar camaradas caídos y a recuperar y separar del barro de la trinchera el equipo recuperable.

—¿Cuántos han sido, Marcus? ¿Cuántos hermanos han dado hoy su vida por el Emperador?

Lo preguntó sin ningún ápice de sentimentalismo. Todos estaban ya acostumbrados a perder familia y amigos. Lo único que le preocupaba era que quizá los caídos de hoy hubieran podido marcar la diferencia en otro asalto mañana de haber sobrevivido.

El vox tardó unos momentos en responder, antes de escucharse la voz del Lord General Marius Hephaestus.

-Recibido, 38º. Aseguren la posición y aguarden nuevas órdenes. 

Busco pertrechos mientras veo que Sigurd se acerca a realizar lo mismo, una sabia decisión en este momento de calma antes de una nueva tormenta. Cuando me pregunta, le contesto sin mirar:

 - "Yo conté cuatro hermanos muertos, Hermano Oberon."

Mis palabras no son muchas pues sé que Sigurd es un hombre de acción y acostumbrado a la pérdida de hermanos. También sé que es algo común pero no es algo que me tome a la ligera. Siguen siendo mis hermanos y lamento todas y cada una de las pérdidas.

Las órdenes eran claras: aguantar hasta que se dijera lo contrario. Por suerte, los chicos ya se habían puesto a ello, y poco a poco la trinchera se iba adecentando. 

-Quiero esa escoria fuera de mi trinchera-dijo el sargento, señalando a los enemigos caídos-hay que quemarlos, no pienso aguantar su presencia más que lo imprescindible. Agrupad a nuestros muertos también, habrá que prepararlos para su vuelta a Cadia. 

Los kasrkin obedecieron inmediatamente las órdenes, como no podía ser de otro modo con los hijos predilectos de Cadia. Apilaron los cadáveres traidores como si fueran sacos de arena, sin ningún cuidado por su estado, mientras que llevaron los cuerpos de los caídos del regimiento con reverente respeto, o recuperaron sus cognomen cuando no había mucho que transportar. 

¿Director, qué equipo pude rescatar de los cadáveres aliados?

La ingrata tarea de tratar con los cuerpos seguía siendo realizada por los duros hombres de Cadia, sin mucho intercambio de palabras u opiniones entre ellos, lo cual era comprensible dado como se había saldado aquel primer encuentro entre los rebeldes herejes de aquel planeta y ellos. 

Frente al cuerpo de uno de mis hermanos caídos, al registrarlo, encuentro el equipo que lleva y le saco los cargadores de pistola láser sin utilizar, así como su carabina láser y cargadores. Sé que el Adeptus Munitorum considerará como grave la apropiación de aquellos pertrechos, pero el Imperium es defendido por los vivos y las armas no se disparan solas, así como de nada sirven las pistolas si no se disparan.

Guardo los cargadores y pongo la carabina en mi espalda pues, como ya no me queda casi munición de bolter pesado, esa será mi arma para detener a los traidores y cuidar la posición.

Ayudo con los cuerpos, tal como el Sargento nos ordena, para así despejar la zona y así prepararnos para lo que fuese que las hordas del Caos deseen lanzarnos encima.

Brick fue supervisando como se aplicaban sus órdenes, mientras se mantenía vigilante ante nuevas amenazas. No podía decir que hubieran mantenido la trinchera de manera muy efectiva, dada la cantidad de pérdidas, pero al menos habían aguantado, y eso ya era algo. 

La cosa seguía tranquila en el frente, después de la victoria de los kasrkin. Todos seguían cumpliendo su función, y poco a poco la trinchera volvía a estar todo lo presentable que un agujero fangoso podía estar. Probablemente algunas labores adicionales serían necesarias, como el rellenado de sacos, y repaso de algunas secciones de trinchera, si no su reparación o reconstrucción completa. 

La cosa seguía tranquila, y todos seguían enfrascados en las labores necesarias para adecuar de nuevo las posiciones a lo establecido, o vigilando la posible llegada de nuevos enemigos. No había tampoco mucho más que decir o hacer al respecto, así que ejecutaban aquel trabajo casi en silencio, salvo algún comentario ocasional. 

El vox que llevaba Avia a la espalda crepitó en ese momento, filtrando un pedazo de conversación.

-... Sí, han sido eliminados... No habrá que preocuparse más por eso... Señor, ¿cuando...?-se pudo escuchar, con fuertes subidas de estática, que finalmente acabaron con aquel fragmento. La voz no era reconocible, parecía más bien un soldado. ¿De qué estaría hablando? ¿Sería una transmisión del enemigo?

Tiempo después el vox volvió a encenderse, pero esta vez era una transmisión del alto mando. El ataque había sido rechazado en todos los sectores, y se ordenaba a los implicados en el combate que se retiraran a segunda línea a descansar, reemplazados por refuerzos. 

En vuestro caso, esos refuerzos no tardaron demasiado en llegar, y pronto pudisteis volver a vuestros camastros, tras la correspondiente revisión de equipo y cumplir los trámites adecuados.