Partida Rol por web

Tras pasa la noche durmiendo en la dura cama de la celda, te levantas algo dolorido de la espalda cuando una voz te despierta. Se trata del sheriff Gerard

 - ¿En qué lio te has metido esta vez, minino? - dice el hombre dándole una calada a su pipa de fumar. A continuación te muestra un papel - Tenía este informe sobre mi mesa, donde se dice que esta noche te han pillado tratando de colarte en la Iglesia. Y que te has resistido a la autoridad - el sheriff exhala el humo de su pipa, el cual se mete entre los barrotes de tu celda con un desagradable olor a hierva reseca - Imagino que habrá alguna explicación razonable para esto, ¿verdad? Ya es la segunda vez que te traen aquí arrestado y se me está empezando ha agotar la paciencia...

Pasáis el resto de la noche durmiendo, unos más cansados que otros.

Las primeras luces del alba se cuelan por la ventana de vuestra habitación y el ruido de un par de clientes en el piso de abajo os termina de espabilar.

En el exterior la niebla sigue siendo densa aunque, de forma perezosa, comienza a levantarse poco a poco.

Con los ojos hinchados, posiblemente por dormir muy poco, o por haber llorado por la noche, toso cuando me llega la bocanada de humo, y comienzo a hacer aspavientos con una mano para ahuyentarlo.

-Cof, cof... Señor sheriff, simplemente hice lo que usted pidió... se hacía de noche, las campanadas del toque de queda sonaron, y necesitaba refugiarme en algún sitio. -saqué una uña y me rasqué detrás de una oreja- y el sitio mas cercano era la iglesia, y en ese momento, llegaron los guardias, me tiraron a los perros, y claro, todo el mundo sabe que los gatos y los perros no nos llevamos bien. -me golpeé la oreja como si tuviese algo dentro- y me pusieron nervioso, y me arrastraron por todo el camino. Yo hice lo que ordenasteis, nada mas. -me quedo pensativo- ahora la señorita Mirra estará preocupada por mi, debería ir a avisarles de que me encuentro bien.

El sheriff frunce el ceño ante tu explicación

- El toque de queda se dio al caer la noche, cuatro horas antes de que sonaran las campanadas de medianoche. A ti te pillaron vagando por los alrededores de la iglesia a la una de la madrugada - acerca su cara de enfadado a los barrotes de la celda - ¿estás insinuando que estuviste cinco horas, ¡cinco! - comenta con la palma de la mano derecha abierta, estirando los cinco dedos - vagabundeando por las calles de Barovia y eludiendo a mis patrullas?

Pongo mis dos manos ne mi pecho y bajo la cabeza mientras cierro los ojos, luego me los froto con fuerza, y l digo entre sollozos:

-Yo no tengo la culpa de desorientarme con facilidad, snifff, me perdí, y ese fue el único sitio que encontré para meterme, snifff. Y me tiraron a los perros, snifff.

Seguía frotándome los ojos, mientras de vez en cuando lanzaba alguna mirada al sheriff.

- Escuchame bien, gato, quiero que me digas ahora mismo toda la verdad si no quieres que...

El sheriff se ve de repente interrumpido con la llegada de uno de los guardias. El hombre llega corriendo, con el terror reflejado en su cara.

- Señor... ha aparecido... otra... otra víctima - dice jadeante - ha sido encontrado en... en la iglesia, señor. Tiene que venir a verlo, deprisa.

Gerard te mira furioso - Eres gato muerto - dice de forma tajante antes de irse con el guardia que acaba de llegar.

Un revuelo comienza a formarse en el piso de abajo y desde la ventana podéis observar como varias personas corren calle abajo, en dirección a la plaza del pueblo.

Trago saliva dificultosamente, y abro los ojos como platos al escuchar la nueva muerte, y justo de donde yo venia aquella noche:

-¡Yo no soy un asesino! -grito al sheriff - mientras me agarro a la puerta de la celda y la zarandeo.

¡Qué no sea por el gato! No puedo creer que al final haya conseguido dormir algo. Pero el cansancio pudo finalmente conmigo al final de la noche. Recojo mis cosas y comienzo a movilizar a mis compañeros. Hay que averiguar qué está pasando ahí abajo.

Como seaa ese maldito gato seré yo mismo quien le de caza... -afirmé tomando mis armas y echando un vistazo a mis marionetas que seguramente se habrían ya despertado-. Sin dilación alguna bajé hasta el piso de abajo y le pregunté al tabernero que qué pasaba, que a qué venía tanto revuelo.

¿Qué pasa aquí? -pregunté preocupado-.

Descendéis hasta el piso de abajo y el posadero os mira sorprendido

- ¡Vosotros! ¿Cómo es que estáis aquí si anoche cerré la puerta? - pregunta a Boront y Shivan mientras echa una mirada acusadora a Mirra - No se qué está sucediendo exactamente, pero ha aparecido otro cadáver. En la iglesia. La gente no se quiere perder el espectáculo y se están aglutinando en la plaza para verlo.

Shivan simplemente le hizo una mueca al posadero.

- No ha de haber cerrado bien la puerta entonces, la encontramos abierta cuando llegamos. - Dicho esto procedió a escudriñar el salón en busca de algo que pudiera comer mientras salían a ver que era todo ese revuelo, ya que aun estaba hambrienta por no haber tenido oportunidad de comer bien el día anterior. - Quizás debería de buscar un cerrajero para que vea lo de su puerta.

Bueno -digo, desviando el tema intencionadamente-Nosotros también tendríamos que ir a echar un vistazo a la plaza.
Si queremos saber qué está pasando en este lugar, no podemos dejar que la pereza nos venza.
¡En marcha!
Ya se desayunará cuando sea posible.
Lo primero es encontrar al minino y ver quién es la víctima de hoy.

- Con la que está cayendo por las noches, me extraña mucho que no cerrara la puerta... - dice el posadero, rascándose la calva y empezando a dudar de sus propias acciones la noche anterior.

Shivan observa a su alrededor en busca de comida. Lo único que encuentra es una fuente llena de frutas, que está en la barra, y un vaso de leche fría y galletas en una de las mesas.

Cuando salís de la posada, encamináis vuestros pasos hacia la plaza de Barovia. Un grupo creciente de aldeanos se está congregando y observan con espanto la torre de la iglesia.

Gerard y sus hombres hacen baldíos esfuerzos por intentar descolgar un cuerpo que se haya en lo alto de la torre de la iglesia. El cadáver está literalmente clavado en la torre de madera y presenta evidentes síntomas de descomposición. La gente está horrorizada y se respira una creciente sensación de desasosiego

Pues anoche llamé, señor Duncan -dije-,  me abrieron la puerta. En fin, ahora le contamos... -dije esto último corriendo hacia el lugar del revuelo, con mis compañeros-.

¿Habrán atrapado a ese "segador" o habrá alguna vícitma más? -pensaba mientras movía mis piernas lo más rápido posible-.

Justo cuando llegaron al lugar shivan se cubrio el rostro con su capa, intentando que el holor no le afectara como la imagen del cadaver en el lugar. - Eso no es natural - Dijo refiriendoze al estado del cuerpo - Parece que lleva clavado allí dias.

Mientras tanto tambien se puso a observar sus alrededores en busca de algo fuera de lo comun.