Partida Rol por web

 Amanecéis en Lugo, concretamente la furgoneta está situada en el aparcamiento de la estación de tren. Habéis dormido muy bien, demasiado bien...cosa que os extraña pero como os despertáis sin pesadez alguna no dais mayor importancia.

¡TOC!¡TOC!¡TOC!¡TOC!¡TOC!¡TOC!

Escucháis que unos nudillos golpean la puerta trasera de la furgoneta. Al poco tiempo escucháis una voz, parece la de un chico joven. Rafael la reconoce al instante...

Sigue golpeando tranquilamente la puerta trasera del vehículo mientras intenta despertaros:

- A ver dormilones...ya va siendo hora de que despertéis... 

Al abrir la puerta podéis verlo bien. Es un chico joven, de unos veintipocos años. Viste con unos pantalones vaqueros algo deshilachados y una sudadera negra, no lleva puesto ropa de ningún color estridente y su atuendo bastante normal en los chicos de esa edad.

Nada más abrir la puerta os comenta:

- Bennet nos llamó anoche...nos contó lo del tren...la picoleta dio por cerrado el asunto...le echaron la culpa a una chica alcohólica o algo así...dice Bennet que le deis las gracias a Torrens...

Dicho esto se da media vuelta y os indica que lo sigáis. Os señala un Volvo familiar que está pilotado por otra persona, un hombre de mediana edad con ligera barba y rostro serio.

Soy el primero en reaccionar tras los golpes escuchados en los portones traseros de la furgoneta en la que nos hemos desplazado.

Tras abrir las puertas, aparece ante mi un chaval de no demasiados años. No obstante, si forma parte del personal de la misión, he de suponer que ha sido adecuadamente evaluado. Aunque claro, tras los ejemplos de evaluacion que he podido comprobar, no es que me quede excesivamente tranquilo tras esta reflexion.

Cuando el joven expone la tapadera que se les ha ocurrido a nuestros contratistas, me permito sonreír levemente mientras salto al suelo desde la trasera de la furgoneta.

Pues desde cierto punto de vista, no deja de ser una explicacion adecuada sin duda. Tirando de mi maleta, me aproximo al joven y tras intercambiar un apretón de manos, digo.

Richard Turnner. Encantado de conocerte.

Tras la presentación, me encamino hacia el nuevo vehículo que diviso, mientras mis compañeros van bajando de la furgoneta. Una que vez que llego hasta el Volvo, guardo en su trasera la maleta en cuestión y me dirijo al asiento del acompañante. Cierro la puerta una vez que estoy dentro y tras echar una mirada a nuestro conductor me limito a añadir.

Esperemos que finalmente el viaje resulte tranquilo. Seria un cambio agradable tras el incidente del tren.

El conductor del vehículo no dice nada, simplemente se limita a levantar la cabeza a modo de saludo. Uno a uno entráis en el coche, hay espacio suficiente para todos ya que es un Volvo familiar pero los de atrás vais un poco apretados. Cuando estáis todos dentro inicia la marcha y el conductor comienza a hablar. 

- Buenos días... - su tono es seco y su cara es seria en contraste con su compañero que parece más risueño - ...el señor Bennet me ha comentado el incidente sufrido y me ha pedido que les recuerde que deben actuar con discreción. Según la información de la que disponemos, un agente de la Senda Roja interceptó a Jaime Torrens en Madrid y lo siguió hasta la cafetería. Su misión era robar el dossier informativo y nada más.

Gira a la derecha y sube por una cuesta que da a la Ronda de la Muralla, que es la carretera que bordea la vieja muralla romana que rodea el casco antiguo de la ciudad de Lugo.

- Seguramente ahora sus superiores deben estar valorando la información, no creemos que les llame la atención aunque al ver que estamos interesados es posible que envíen a un agente a esta zona. Por lo tanto deberán andar con los ojos bien abiertos y tener cuidado de llamar la atención.

Tras rodear la muralla gira de nuevo a la derecha y se para cerca de un edificio de color blanco. Podéis ver la bandera española ondeando en una terraza y al lado la gallega y la que debe ser la de la ciudad. Un rótulo indica que es la Comisaría de la Policía Nacional.

Se gira para veros mejor y os dice:

- Seoane será vuestro chófer y os esperará aquí para llevaros a la casa franca. Ahora tenéis una reunión con un inspector que os dará algunos detalles del caso no reflejados en el dossier. Cuando terminen la reunión hablaremos, hemos recibido algunos paquetes que son para ustedes.

Dicho esto baja del coche y Seoane toma el volante.

- Bueno...ahora es mi turno... - dice sonriendo - ...el inspector se llama Iñigo Buenaventura, tiene su despacho en el primer piso. Estaré aparcado aquí para llevaros luego hasta la casa...si tenéis algún problema dentro no podremos ayudaros... - esto último lo dice seriamente - ...Podéis dejar las maletas y el equipo y por favor... - os mira fijamente y hace una leve pausa para remarcar lo que va decir a continuación - ...no se os ocurra llevar armas encima...

Dejo todas mis armas en el coche junto al tal Seoane. Incluso dejo el cuchillo que suelo llevar en la bota para las emergencias, no se si tendrán detectores de metales en las comisarías españolas pero realmente tras lo sucedido en el tren anoche prefiero no correr ese riesgo y más cuando nos acaban de avisar.

Nada más bajar del vehículo me acerco a la ventanilla del piloto y le digo a Seoane:

- Cuídalas...y si le pasa algo a alguna de mis pequeñas...te lo haré pagar...

Dicho esto me acerco a la verja que rodea a la comisaría y enciendo un cigarrillo esperando a que el resto baje. 

He parloteado de camino a la comisaría:

-Tengo agujetas y la lengua como la suela de un zapato. Necesito una ducha. Con las prisas, me dejé mi walkman y mis cintas en el tren. Lástima de walkman, me lo compré en tercero de BUP. Así que ya estamos en Lugo… Qué nochecita, qué viajecito. Ni en un tebeo de Ibáñez.

Salgo del coche para despedirme cordialmente de Cástor y serenar a Foster:

-Seoane es buena gente, Alan. Ya le debo dos favores.

“Miss Brennan, ¿cómo se encuentra? ¿Le salió chichón?

Todavía tengo curiosidad por saber qué impresión causó en la inglesa nuestra huida del tren, transportados por el caballero mecánico.

Tras bajarme del Volvo una vez que hemos llegado a nuestro destino, compruebo que la cerradura del porta equipajes en donde he dejado mi maleta, esta convenientemente cerrada. Solo entonces, vuelvo a donde se halla Seoane y abriendo mi cazadora, le entrego mi Glock.

El chaval se limita a agarrarla y a asentir en silencio. Dando media vuelta, me encamino tras mis compañeros y puesto que ya estamos todos reunidos, tras cruzar una mirada con los presente, y sin prestar demasiada atención a la conversacion que se va desarrollando, entro en el edificio de la comisaria buscando las escaleras para acceder al primer piso.

La cara de Brennan reflejaba claramente su disgusto, aunque nadie sabría entender qué era lo que irritaba a la doctora. Podía ser un conjunto de muchas cosas, desde haber descubierto una tecnología armamentística en manos de un militar sin experiencia cientifica hasta que intentasen tomarle el pelo diciéndole que un muchacho asiático capaz de desdoblarse como una célula mediante mitosis le había robado unos informes... ¡que además no eran del todo imporantes!

Estaba cabreada, y eso se notaba por el silencio mostrado hasta ahora. Ni siquiera quería protestar una vez más por lo ilógico de su situación, ella era ciéntifica dedicada al estudio, a perseguir criminales, no pertenecía a un grupo táctico de operaciones especiales. Se sentía como uno de esos mercenarios que se contrataban para hacer trabajos sucios. En muchas culturas, había toda una sociedad secreta detrás, con sus jerarquias y sus leyes. Pero no le gustaba ir en contra de la ley, y a su parecer iban pisando la línea de lo legal con mucha facilidad. Lo peor es que no podía ir a la policía. Y sentía la necesidad de llamar a su compañero. En cuanto estuviera a solas y consiguiera un teléfono, lo llamaría.

- Estoy bien, señor Tierno - respondió con su tono habitual. - No he sufrido ninguna fractura en el parietal, aunque necesitaría una radigrafía para asegurarme de que no tengo ninguna fisura. Eso podría matarme en cualquier momento... Yo no llevo armas - le dijo al chico mientras continuaba hacia delante. - No sé si es que no me entendieron cuando me contrataron, pero yo soy científica, no soy militar y parece que esta misión se basa exclusivamente en un choque de fuerzas - empezó a decir, no la escuchaba nadie ya, era un rumor de fondo, pero ella siguió hablando como si nada. - No entiendo como alguien de mi nivel continúa en una misión exclusivamente militar...

Os dejáis de charlas y entráis en la comisaría. Os indican cortésmente la dirección para llegar al despacho del Inspector Iñigo Buenaventura. Un oficial os acompaña hasta su puerta y os indica que esperéis que actualmente está atendiendo una llamada del alcalde de la ciudad debido al miedo a que un loco asesino ande suelto.

Al cabo de unos cinco minutos, el inspector sale a la puerta para pediros que entréis en su despacho.

Es un hombre de mediana edad con bigote y algo canoso. Un semblante serio pero a la vez amable, no tiene pinta de ser natural de la ciudad y al comprobar su forma de hablar veis que habla con un acento diferente al oficial que os acompañó.

- Perdonen la espera tenía que atender una llamada muy importante...si hacen el favor de entrar y sentarse podremos comentar el caso que les ha traído hasta esta ciudad...

Se muestra amable y claramente se le ve necesitado de ayuda. Su despacho es sencillo, tiene un crucifijo y una foto del Rey Don Juan Carlos I presidiendo la pared (cosa normal en edificios gubernamentales). Un par de plantas alegran el despacho aunque una de ellas está más muerta que viva. 

Hay cuatro asientos para que os podáis poner cómodos aunque no tienen pinta de ser sillas cómodas ya que son algo toscas.

- Espero que su viaje haya sido agradable... - dice cortésmente mientras os vais sentando.

Una vez que somos recibidos por el inspector en cuestión, pasamos a su despacho y por mi parte, tras sentarme y escucharle, respondo.

Interesante seria una palabra mas adecuada para definirlo sin duda.

Dicho esto, observo la cara de nuestro interlocutor. Decididamente, no parece que la llamada que comentaba antes, le haya supuesto una buena noticia. Pues su semblante esta algo crispado. Tras unos segundos de silencio, me limito a añadir para iniciar una conversacion seria.

¿Hay algo en lo que podamos ayudarle, inspector?

Brennan se comporta como si los seres humanos fuesen instrumentos adecuados para tal o cual fin (“Qué estirada, debería darse una oportunidad, improvisar, qué sé yo.”) A Mariña, por lo poco que he visto de camino, parece el lugar idóneo para relajarse (“Puede que ella baje la guardia lo suficiente como para sonsacarle acerca de ese caso del Destripador...")

Una vez hice teatro en el colegio, hacía de paje, y lo pasé fatal. Meterse en el papel de un empleado de Alonso e Hijos me está acalorando. Me he presentado antes de tomar asiento y he pedido un poco de agua.

El inspector tampoco está en su mejor momento; no me extraña, es un forastero en una tierra singular que soporta el peso de siete crímenes brutales, aparte de dos muertes indeterminadas (“Mira, es posible que ahí sea necesaria la inglesita: re-examinando esos dos cadáveres que, según Bennet, lo fueron negligentemente.”)

Turner ha tomado la palabra. A mí me está fastidiando el estómago, que con tantas peripecias de interés ni hemos cenado ni desayunado, y ando famélico.

El subinspector parece bastante atento y ve la cara de hambre de Rafael. En ese momento os dice muy amablemente:

- Seguramente no hayan desayunado...y yo tampoco así que si no les importa pediré que nos traigan unos cafés y algo de bollería... 

Parece un señor muy simpático aunque por los gestos notáis que ha sufrido mucha tensión estas últimas semanas debido a este caso. Llama por teléfono a la que parece ser su secretaria y le pide que traiga café y bollería para todos los presentes.

La secretaria no tarda ni cuatro minutos en entrar por la puerta y dejaros los cafés y bollos para todos. Es una chica bastante maja que os mira de manera curiosa sobre todo al señor Turner que destaca por ser muy pelirrojo.

- Les agradezco que hayan venido a ayudarnos...el alcalde cree que ha sido un loco escapado del psiquiátrico de Caldas de Rey pero mi instinto me dice que no...

Saca un dossier y os lo enseña. Son anotaciones personales escritas por él sobre el caso. Les echáis un vistazo y veis que están más detalladas que las autopsias que os entregaron.

- Algunas de las cosas que aparecen ahí no están en los informes, una autoridad mayor que yo me sugirió que no especificase esos datos por miedo a causar el pánico entre la población...

En el dossier se detalla que algunos cadáveres (los más recientes) fueron mordisqueados por una dentadura aparentemente humana. En una de ellas aparece unas signos extraños, en un alfabeto diferente al latino.

- He preguntado a un grafólogo sobre esos signos y me indican que es alfabeto cirílico, la palabra es Strigoi. Es una palabra eslava que significa bruja.

Se muestra serio y prosigue:

- No creo que esto tenga que ver con brujería o algo parecido, el asesino es real y realmente listo. Nadie ha logrado verlo todavía, eso indica que lo realiza de noche o aleja a las víctimas de algún modo. Lo de esa palabra seguramente sea para llevarnos por otro camino y pensar que es un loco fugado...

Leéis el dossier detenidamente y llegáis a la conclusión que las víctimas no tienen nada en común. Un hecho os llama la atención, en Ribadeo hay dos casos separados por un sólo día de diferencia. Uno de ellos no aparecía en el dossier que os entregó Bennet. Pero las fechas son muy similares. Veis que las autoridades indicaron que fueron ataques animales, en cambio el subinspector indica en lápiz que fueron homicidios.

Cuando Juddith recibió los informes se sintió cómoda. Enseguida los acaparó como si no hubiera nada más para ella y se distrajo de los últimos acontecimientos haciendo lo que mejor sabía: estudiar una escena del crimen.

- Subinspector, soy la doctora Juddith Brennan - de nuevo pensaba que su fama la precedía, pero en cualquier caso el inspector no necesitaba haber oído hablar de ella. - Soy especialista en medicina forense, así que me gustaría tener acceso a los cuerpos para estudiar las heridas. En los informes que leí anteriormente se habían pasado muchas cosas por alto y en estos informes todavía hay cosas que no se han estudiado del todo. ¿Se puede acceder a las escenas del crímen? Si es el caso, me gustaría poder visitarlas para estudiar las anomalías que encontré anteriormente, porque cualquier detalle pasado por alto puede ser crucial en una investigación, aunque principalmente mi trabajo consiste en estudiar los huesos de los fallecidos.

- Las escenas son completamente accesibles para ustedes y por desgracia para todo el mundo...todas las escenas del crimen menos una están ubicadas en zonas boscosas o áreas recreativas. La única en una estancia cerrada es la del párroco de A Proba do Brollón y el Vaticano nos ha cerrado el acceso ya que han enviado a un par de investigadores...al parecer ese párroco podía ser un santo y se le atribuyen varios milagros...

Toma una pausa para beber un buen sorbo de café y prosigue:

- Los cuerpos han sido entregados a las familias salvo el del párroco...ahora mismo se encuentra en el anatómico forense de Lugo donde se le realizó la autopsia...pueden intentar que los curas les dejen ver el cuerpo pero deberán hacerlo ustedes solos...por eso contacté con el señor Bennet...me cerraron todas las vías de investigación de un plumazo... - os mira fijamente a todos y añade  con un deje de desesperación - ...sé que los crímenes los ha cometido una misma persona, sé que no es un loco fugado del psiquiátrico de Caldas ni que fueron los lobos que capturaron durante este último mes...es un ser despiadado que no duda en matar a cualquiera que se cruce en su destino...

Escribe en una hoja de su libreta una dirección.

- Estas son las señas del anatómico forense, seguramente esté custodiado por los hombres que envió el Vaticano...no hemos podido casi no ver el cadáver por culpa de ellos... - notáis en su fondo un resentimiento grande hacia ellos - ...espero que ustedes tengan más suerte y realmente me da igual lo que hagan con ese hombre...pero por favor les imploro que si pueden hacer algo por alejarlo de personas inocentes les ayudaré en todo lo que me sea posible...

Sus palabras parecen sinceras. Realmente quiere que ese asesino deje de matar a cualquier precio.

- Le ayudaremos en lo que nos sea posible...¿suele haber mucha vigilancia en el anatómico forense? - le pregunto al subinspector. 

Es posible que nos tengamos que colar en el edificio para poder echarle un vistazo al cadáver. Si es así no será algo legal y tendremos que lograr que la doctora tenga tiempo de sobra para realizar su trabajo.

Ante la pregunta del capitán Foster el subinspector responde:

- Suele haber un par de policías de uniforme vigilando la entrada y otros dos que hacen rondas cada dos o tres horas. Hay alguna cámara de vídeo controlando los accesos...por lo demás no tiene mayor vigilancia...realmente no la tiene porque nadie suele ir a robar a ese sitio...

Algo normal a no ser que seas un ladrón de cadáveres o te pirre el material científico y médico.