Partida Rol por web

El aldeano, cambiando ya su rostro por uno de preocupación, le contestó a la hermana Kerri...."yo..yo la ví meterse entre los árboles, creo...creo que andaba, señora...". El hombre parecía extrañado y algo asustado por momentos, pues las preguntas de la hermana empezaban a escamarle. "El resto de aldeanos me han contado lo mismo...la criatura ataca de noche preferentemente, aunque nadie la ha llegado a ver, pero deja grandes destrozos, tanto materiales como animales. Ruego a Freya que podáis ayudarnos, buenos señores."

Al ver alejarse al resto, Kerri decidió seguir al grupo tras tranquilizar al aldeano, pues se estaban adentrando en el bosque y se había quedado sola...

Arue había visto con claridad el rastro, aunque a decir verdad, no era complicado de seguir. También se dio cuenta que Rash seguía el rastro con muy buen tino.

Pronto dejasteis la granja atrás, siguiendo el rastro, un rastro claro de algún tipo de animal grande. Definitívamente, esto era de un oso, uno grande, eso sí. El animal se adentraba en el bosque, el cual pasaba de un terreno terroso a un terreno pedregoso, piedras sueltas en su mayoría, como si hubieran machacado grandes trozos de cantos y los hubieran esparcido por el suelo, con matorrales aquí y allí, árboles por doquier, aquí se hacía más complicado andar en sigilo, pero las huellas eran claras y fáciles de seguir. Apenas unos veinte minutos de caminata, Arue se fijó en un camino forestal que cruzaba el bosque, un camino practicado sólo por guardabosques y venados, el cual, el susodicho oso, seguía de forma paralela, entre los árboles.

El sonido del bosque era todo lo que os rodeaba a vuestro alrededor, vuestras pisadas contra las piedras, el resoplar de vuestros alientos....podíais respirar el verdor del lugar, la savia de los árboles y el dulce nectar de los frutos del bosque, que llegaban a vuestras fosas nasales sin esfuerzo, tal era la riqueza de la naturaleza en ése sitio.

El rastro os llevó hasta un claro, donde había una cabaña de madera y un trozo de tierra removida donde se apreciaban varias tumbas. En el claro, donde las pisadas del plantígrado se perdían, habían tantas que confundieron rápidamente incluso a Arue. La exploradora sabía que el Oso había ido hasta allí, pero pronto se reveló inútil el intentar vislumbrar qué dirección habría tomado una vez dentro del claro.

La cabaña tenía un gran agujero en uno de sus costados, donde la pared parecía haber cedido hacia dentro.  El techo, de una agua, tenía una chimenea en uno de sus lados, y en el lado que podíais ver desde donde estábais (donde estaba el agujero), había también tres ventanas, cerradas con postigos de madera.

Por el resto, parece que la paz reina en éste lugar....

Antes de llegar al claro ya hubo algunas cosas extrañas: ¿qué significaba que el oso hubiera evitado el sendero forestal? ¿Era natural aquel silencio? Pero, sobre todo: ¿qué oso, por grande que fuera, podía partir a una vaca -¡o tres!- por la mitad?

Un rato después, las cosas se habían vuelto más extrañas. Groland, ensimismado, observaba la cabaña por entre los helechos. “¿Habrá entrado ahí?” A juzgar por la profusión de huellas en el claro, sobre la que Flowright les había llamado la atención, Groland había elucubrado una teoría: el edificio era antiguo y había sido ocupado durante generaciones por una familia o un individuo (de ahí el pequeño camposanto), hasta que el oso lo había hecho suyo (arramplando con la puerta), para usarlo como guarida. “Muy inteligente, oso... Lástima que tengamos que eliminarte”, pensó distraidamente el guerrero sin poder evitar una leve sonrisa que anticipaba la batalla.

—¿Está ahí dentro...? —susurró, para sí, para todos y para nadie.

No se movió: ya de por sí no era el más sigiloso del grupo, pero es que encima llevaba su armadura, su escudo, iba entre la maleza... Definitivamente, no era el más indicado para acercarse a mirar. En lugar de eso, se concentró en afinar el oído y observar la escena: por ejemplo, los restos del muro derribado... ¿Había crecido vegetación en ellos o parecía un destrozo reciente? Las tumbas, ¿parecían cuidadas o abandonadas? La casa en general, ¿mostraba signos de uso o de abandono? ¿Eso que había visto había sido un movimiento o sólo su imaginación?

Mientras caminas por el bosque, embriagado por los olores y sonidos del mismo, van pasando los minutos y te das cuenta que te has adentrado mucho en el mismo, de hecho, de que estás prácticamente al borde de un claro con una cabaña en él, cuando de repente te viene a la mente una de las clases de Maese Fuzzblell, instructor de Bestias Mágicas...."La criatura mide más de dos metros, su cuerpo está lleno de pelo y de plumas a la vez, normalmente de colores marronáceos, o gris oscuro, es muy agresiva y se comporta de forma errática, aunque astuta, no teniendo un patrón claro de definir. Su principal "modus operandi" es establecer una madriguera confortable, a resguardo, y posteriormente atacar a todo lo que se mueva para saciar su hambre. Tiene la forma de un oso, el cuerpo de un oso, y las garras, la resistencia y la fuerza de un oso, un oso muy grande, pero ésta magnífica bestia-mágica, cuyos orígenes nos son desconocidos aún hoy en día, tiene la cabeza y la fiereza de una madre búho defendiendo a sus crías. Su pico, lleno de dientes puntiagudos, es un poco menos peligroso que sus grandes garras...pero lo más peligroso de ésta criatura es el abrazo mortal que puede darte. Si te coge, date por muerto. De hecho, los pocos que han sobrevivido al ataque de una de éstas criaturas han declarado con temblores la mirada malsana y llena de fiera locura que les ha dirigido con sus ojos inyectados en sangre antes de cargar contra ellos....y ésto señores...es un Oso-Búho."

Un escalofrío te recorrió la espalda cuando te diste cuenta que el agujero de la pared medía algo más de dos metros, mientras palpabas con la mano la enorme pluma marrón que tenías en el bolsillo....

Durante todo el trayecto por el sendero del bosque, Rashaniel parecía tener la cabeza en otra parte. De vez en cuando extendía una mano para acariciar una flor de brillantes colores, o acariciaba suavemente un arbusto de hojas anchas como panes. Pareciera como si estuviera recitando un discurso en voz baja, porque el murmullo de su vocecita acompañó a los aventureros mientras caminaban hasta llegar al claro. 

Con los brazos en jarras, miró la escena, cuadrando algo que sólo él podía ver. Extendió el pulgar y el índice formando un ángulo para medir el agujero de la cabaña, y se rascó la cabeza haciendo cálculos. Luego sacó algo de su túnica, que resultó ser una pluma de gran tamaño, y torció el gesto.

- ¿Cómo era...? - dijo para sí - El acento de ese hombre era horrible... ¡ah, sí! ¡Un Oso Búho!

Parecía contento de haber recordado su nombre, pero luego se puso lívido de repente mirando a la casa.

- Chicos... chicoschicoschicoschicoschicoschicos - dijo, bajando la voz y llamándolos agitando los brazos - Creo que es un Oso Búho... es muy peligroso... ¡e inteligente!

Brand saco su arco con movimientos silenciosos con una mano mientras dejaba la otra libre, preparada para usarla para cojer una flecha o usar un hechizo.
 

Alcanzo a mis compañero, y caigo en la conclusion que no es la Manticura que buscabamos, aun asi es peligroso y debemos tener cuidado. saco la espada de Freya y el escudo y me preparo para lo que pueda pasar.. colocandome a la derecha de la casa esperando que nos habramos en abanido. Por lo que indico con un gesto a Groland el otro estremo de la casa y luego a mi al lado contrario.

Groland pretendía estudiar el terreno antes de hacer ningún movimiento: incluso pensaba dejar a la rastreadora que hiciera el primer acercamiento, aprovechando su destreza. En esas estaba cuando percibió un movimiento a la derecha del grupo. "¿¡Una emboscada...!?", maldijo. No tuvo tiempo de decir esta boca es mía, porque al dirigir su atención en esa dirección descubrió para su sorpresa que se trataba de... ¡La impulsiva hermana Kerri! Una blasfemia en la lengua de Cormyr murió entre sus dientes: su plan, al garete. Otros quizá habrían permitido que la aasimar se metiera sola a la boca del lobo y comprobara en sus carnes lo que era ser partida a la mitad como una vaca, pero ese no era el estilo del hombretón: lanzándole frenéticos GESTOS PARA QUE RETROCEDIESE y rodeando las tumbas por el otro lado, Groland se internó unas yardas en el claro.

Os internasteis más en el claro, intentando afinar vuestros sentidos. La cabaña, ciertamente, parecía tener mucho, mucho tiempo. De hecho, Groland constató que era una cabaña muy, muy vieja, por los restos de moho y telarañas que habían en algunos tablones que podía ver colgando de la pared de madera agujereada. El guerrero tenía la sensación de que nadie había pasado por allí durante mucho tiempo, aquello parecía totalmente abandonado. Incluso unas cuantas gruesas enredaderas trepaban por una de las esquinas de la casa, en lo que sería seguramente un peso extra que con tiempo, tumbaría la casa. El silencio rodeaba el claro, nada se oía, excepto vuestras respiraciones y las palabras de Rash. Los ojos de Groland se desviaron hacia las tumbas, que parecían abandonadas, como todo el lugar, hacía tiempo. 

Pese a las advertencias de Rash, Jerinor avanzó en línea recta hacia la casa, arco en ristre, como Arue, vigilando alrededor, y Fendrin, con el arco cogido de malas formas, andaba detrás de Jerinor mirando nerviosamente a todos lados, pisando ramas y tropezando con piedras en su avance torpe. 

Nada se movía a vuestro alrededor....

Groland había avanzado unos pasos tratando de hacerse notar por la clériga cuando oyó pasos detrás de él: Jerinor y Fendrin también habían decidido avanzar armas en mano. Decidiendo que la cosa ya empezaba a desmadrarse, el guerrero se movió hasta la guerrera y le cogió del brazo.

—¡Nos estamos precipitando otra vez! —susurró, tratando de poner énfasis en esas dos últimas palabras. No quería sonar autoritario, pues sabía la clase de reacciones que esa actitud despertaba en alguna gente, pero sin duda lo sonó—. Si hay algo ahí dentro, tenemos que hacer que salga... ¡No ir a buscarlo! —explicó. Nada más decirlo, chistó a Fendrin.— ¡Ey...! ¡Granjero! ¡Alto! ¡Y dile a la loca esa que se detenga! —añadió señalando a Kerri.

Una vez hecho esto, Groland afinó el oído de nuevo, atento a cualquier sonido procedente de la casa. “¿Cómo podemos hacer que salga?”, se preguntó mientras. Su mente se fue directa a los frascos de aceite: si aquella cabaña destartalada era la guarida habitual de la bestia, tal vez fuera como un nido lleno de materiales mullidos, apestosos... e inflamables.

Había seguido el rastro con facilidad y agilidad, pero a decir verdad no era necesario: Rash parecía poseído por algo, siguiendo el mismo rastro con la misma facilidad y sin mediar palabra con el restro. ¿Desde cuando era el mago un experto en esto? Pero había algo que me intrigaba todo el camino y que no sabía si Rash había entendido también: toddo apuntaba a un oso, pero los osos no cazaban vacas, y menos las despedazaban. 

Al llegar al claro y cuando las pisadas se perdieron tras el ceme terio y la cabaña, me paré en seco. No, no era un oso, era imposible que lo fuese. Algo olía a chamusquina. Preparé mi arco e intenté ver qué podía ver en la zona o la cabaña misma y quise avisar al resto de mis sospechas cuando, para variar, la bibliotecaria se acercó sin más. ¿ Cómo podía ser tan estúpida? ¡Y no era la primera vez! Entonces, mientras Kerri se alejaba con Jerinor y Fendrin tras ella (¿ellos también, en serio?), Rash susurró unas palabras que me aclararon que al menos había alguien con sentido común y que mis sospechas no eran únicas. Lo único es que no creía haber visto nunca algo así y eso no era bueno.

Mientras Brand también se mantenía en posición, Groland fue a por los imbéciles que se habían adelantado. Con suerte les hacía parar antes de que fuese tarde, pero con lo ruidosos que eran siempre...

- Rash - susurré de manera tan tenue que bien podría haber sido el viento - ¿Qué sabes de los osos búho?

- No... no... no... - Rashaniel imploraba con las manos extendidas hacia sus compañeros, rogando que no se acercaran a aquel lugar. Si sus sospechas eran ciertas, aquella era una tarea para todo un batallón, no para un grupo de aventureros cuyo ego estaba demasiado hinchado tras derrotar, no sin apenas morir en el intento, a un grupo de orcos y un ogro. Pero un Oso Búho era harina de otro costal. Se movió, alejándose de sus compañeros, mientras se apoyaba en un árbol intentando ver si la criatura estaba en la destartalada casa, y le explicó en voz baja a la semidrow lo que sabía - Bueno, el nombre es bastante descriptivo: imagina un oso de más de dos metros, incluyendo sus afiladas garras, cubierto por pelo y plumas por igual. Pero lo más escalofriante es su cabeza. Es la de un ave, como un búho. Su pico tiene dientes afilados, y sus ojos desprenden un aire de maldad. No son criaturas salvajes a las que puedas asustar, ¡son inteligentes!

Se aferraba a su báculo, pero era evidente que lo hacía porque temblaba.

- ¡Ah! Uno de mis tutores decía que lo imprescindible era que no te agarrara. Así es como cazan: te "abrazan" y luego te devoran. ¡No tenemos que acercarnos ahí!

Kerri, empezó a bordear el cementerio con la intención de llegar al borde de la casa, y una vez allí, si alguien se ponía al otro extremo y conseguían que lo que hubiera allí saliera,(si es que estaba), podrían atacarle por detrás o los flancos, así que miro al hueco, observo con cuidado y escucho lo que pudo hasta que escucho la palabra "loca" de la boca de Groland, eso hizo girar su cara como un rayo, y ponerla de mal humor, tanto que mirándole avanzo aun mas, mientras hacia con las manos gestos, que poca gente no instruida en libros de estrategia de señales comprendería. apuntandose a si y despues a la esquina, doblando su mano y colocando su dedo en el lateral oculto, haciendo lo propio con groland y marcando la otra esquina con un previo arco hacia esa esquina, y despues señalando a los demas y marcando el centro del cementerio. para por ultimo poner las manos en forma de embudo y mover la cabeza como si gritara hacia la casa.
Mi andar me llevo hacia unos arboles que ostruian la vision de la entrada, quizas eso me ocultara de lo que hubiera dentro, si es que estaba dentro.

Tanto Jerinor como Fendrin se clavaron en el sitio al escuchar los susurros apresurados de Groland, mirando con preocupación hacia adelante, hacia la casa, incluso el granjero dio un par de pasos hacia atrás, atemorizado por el tono del guerrero. La mirada de Jerinor no se apartaba del agujero que había en el costado de la casa, con el arco semi-tenso, dispuesta a disparar en cualquier momento. Arue, mientras intentaba recordar algo sobre esas bestias mencionadas por Rashaniel, vigilaba la casa también, andando con cuidado al lado del semi-elfo. Rash desgranaba entre temblores la información de la que disponía, con una expresión que rayaba entre la preocupación y el verdadero miedo. Parecía realmente preocupado y su mirada iba de un lado a otro, sabedor que la bestia a la que se enfrentaban era algo más que una simple bestia.

Brand, el más retrasado del grupo, seguía observando a su alrededor, sin dejar de intentar descubrir si había algún enemigo oculto, pero lo único que parecía fuera de lugar, era la presencia del grupo en aquel lugar olvidado de la mano de los Dioses.

Fue entonces cuando Kerri, que andaba con todo el cuidado del que era capaz enfundada en su armadura y con el escudo y la espada en las manos, escuchó la palabra "loca" de los labios de Groland. Frunciendo el ceño, avanzó decidida hacia la casa, realizando una serie de gestos que sólo un entendido en artes de la guerra podría interpretar. Tras dar un par de pasos, chapoteó en algo, mirando hacia el suelo se dio cuenta que era sangre. No era suya, si no que provenía de algún punto entre los frondosos arbustos justo delante de ella, donde los árboles formaban un dosél de ramas y hojas que tapaban la parte norte de la casa. Alzando poco a poco la mirada, vio entre las ramas un par de ojos brillantes, rojos, que la contemplaban con algo parecido entre la furia y la locura...

El rugido se escuchó por todo el claro mientras un árbol caía al suelo, empujado por el enorme peso y fuerza de la bestia, que sobrepasaba de largo los dos metros y medio de altura sobre dos patas, y cuya envergadura dejaría a un guerrero fornido con armadura como un chiquillo a su lado. Del pico del animal colgaban los restos de carne de su última presa, una pequeña cabeza de gamo que goteaba sangre aún, salpicaduras de sangre le manchaban el pecho y garras, mientras salía entre las ramas, apartándolas sin esfuerzo y se acercaba a Kerri, que se había detenido en su camino hacia la casa, paralizada durante un momento por la impresión de tamaña criatura. La mirada de la bestia no era como la de un animal cualquiera, por un momento, a Kerri le dio la impresión que el pico de la criatura sonreía, mientras se acercaba con rapidez hacia ella, aunque a ella el tiempo le pasó con enorme lentitud. La garra derecha de la criatura se levantó y cayó como un rayo. Aunque la valiente mujer intentó interponer el escudo entre ella y la criatura, el golpe era demasiado fuerte, la garra demasiado grande. El ataque le impactó en el hombro. Todos vieron como un cuajerón de sangre salpicaba la tierra a la derecha de la clériga, mientras ella daba una vuelta sobre sí misma en el aire y caía al suelo pesadamente.

La criatura la observó durante un instante y se plantó a cuatro patas, agachando la cabeza para olerla. Una temblorosa flecha se clavó en el lomo de la criatura, que gruñó y levantó la cabeza, mirando hacia el frente. Fendrin temblaba de puro miedo, y su arco estaba sin flecha. El granjero retrocedió asustado cuando la criatura volvió a gruñir en su dirección, con una promesa de muerte...

- Malditaseamalditasea - dijo el joven semielfo tras ahogar una exclamación de sorpresa. Esperaba que la criatura estuviera en la casa, pero cuando salió de los arbustos tras atacar a Kerri, todo el supuesto plan se fue al garete. ¿Cómo se le ocurría a una bibliotecaria ir tan a la desesperada, por mucha espada sagrada que llevara encima?

Se obligó a pensar cómo deshacerse de la criatura. ¿Fuego? Si fuera un oso salvaje podrían atemorizarlo, pero se encontraban ante una criatura mágica, probablemente inteligente. Estaba diseñada para comerse aventureros crudos, y parecía ansiosa por continuar el plato de hoy con ellos. ¿La bolsa de maraña? Él la había comprado para impedir que la mantícora alzara el vuelo pero, ¿de qué serviría con una monstruosidad como aquella? Sacudió la cabeza: lo primero era lo primero, y eso era desviar la atención de la aasimar. Se había salvado por los...

Luego cayó en la cuenta. ¡Pelo! El osobúho estaba cubierto de pelo, quizás el aceite podría prender fácilmente en él...

- Necesitamos hacer fuego - murmuró a Arue, sacando un frasco de aceite de la bolsa y enseñándosela a sus compañeros.

Groland todavía estaba tratando de idear un plan cuando, de pronto, una figura gigantesca y horrorosa emergió de la maleza que rodeaba la casa y de un guantazo mandó a la clériga al suelo. Al guerrero se le puso la carne de gallina: la hermana Kerri... ¿Estaba insconsciente o... algo peor? Mientras Groland se recomponía del shock, un asustado (y temerario) Fendrin acababa de lanzar un flechazo a la criatura, atrayendo sobre sí mismo toda su atención. ¡No había tiempo que perder! El monstruo se preparaba ya para lanzarse contra su nuevo objetivo. ¡Debía actuar, si no quería que el granjero acabara muerto bajo las zarpas de la bestia!

—¡EH! ¡EEEH! ¡AQUÍ, MONSTRUO! —comenzó a gritar—. ¡AQUÍ! ¡VEN A POR MÍ!

Con el escudo bien colocado frente a sí y la maza alzada, el guerrero se internó paso a paso en el campo de tumbas y avanzó hacia el animal.

Moviendose hasta el lado de Jerinor, Brand prepara su arco y tras unos momentos para apuntar lanza una flecha hacia la bestia con mortal precisión, alcanzándola de pleno y haciéndola ulular rugir de dolor.