Partida Rol por web

La estrategia que había planteado Hextor sirvió más bien de poco, pues tras la breve conversación pronto decidieron pasar a unos actos mucho menos pacíficos y mucho más bélicos. Por esa razón Hextor alzó la voz tratando de causar miedo a sus enemigos. Tres de los cuatro kóbolds echaron a correr en todas direcciones, pero ninguna de ellas fue hacia la cueva. El rey Héxtor había logrado asustarles con su magia, consiguiendo así quitar un problema de en medio. Mientras tanto, el arma flotante que había conjurado anteriormente, golpeó con fuerza al lobo, pero el cuadrúpedo aún se mantenía en pie.

A pesar de estar en campo abierto, pues todavía no se habían adentrado en la cueva, Fur decidió conjurar algo más de luz por si era necesario adentrarse en el interior. Khaine cargó contra el lobo, pero le puso tanta fuerza y energía en el golpe que descendió su precisión y erró en el golpe. Krugtan siguió a Khaine, pero una raíz sobresalía entre la maleza del suelo y terminó golpeándose el pecho contra el suelo. Finalmente, Nebiros acabó con el último de los kobolds que quedaban.

Y fue entonces cuando el lobo, malherido, solo y aún en pie, se quedó estático frente a los aventureros y de espaldas a la cueva y empezó a aullar. Era el sonido de alarma. O acababan pronto con él, o todos los que había en su interior terminarían saliendo para acabar con ellos.

Gruñó, mirando al lobo cara a cara mientras volvía a recoger su cadena con un movimiento fluido. Sus ojos eran dos rendijas que refulgían con el fuego de la ira, y sus brazos se tensaron impulsados por aquél sentimiento mientras, con la misma inercia con que recogía el arma, la elevaba sobre su cabeza con ambas manos y la dejaba caer sobre el ruidoso animal, buscando silenciarle a la vez que él mismo profería un grito de odio casi del mismo tono.

Hextor se mostró bastante irritado al escuchar al lobo aullar. Es que acaso sus allegados no habían entendido nada de nada? Matar al lobo antes de que diera la señal, sobre cualquier cosa, matar a todos los kobolds, menos al que había salido al encuentro con él. Estas y otros cosas pasaron por la mente del príncipe, mientras traba de silenciar, de una buena vez, al molesto can.

-Maten al resto y capturen a ese!- sentencia a los enemigos, mientras señala con su mano al que debían traer con vida.

Por su tamaño no era el mejor para intentar atrapar al kobold, pero era quien estaba más cerca de lograrlo, así que rápidamente se lanza sobre el e intenta hacerle  una presa, interponiéndome con su avance al interior de la cueva

- muy bien aya voy por mi tamaño es probable que no logre atraparlo, pero intetaré cerrar su camino para que no escape hacia las profundidades de la cueva

le dice a Héxtor antes de lanzarse contra el kobold

Héxtor fue claro en sus órdenes, Khaine actuó y decapitó al lobo antes de que siguiera aullando demasiado tiempo. Daba la sensación de que lo había conseguido, pues ninguna otra criatura pareció llegar el encuentro. Y Fur hizo un intento de apresar a su archienemigo. De hecho llegó atraparlo, pero el escurridizo kobold logró resbalarse y pudo terminar huyendo. 

Ya no había forma de atraparlo, y la única opción posible ahora, sería entrar en el interior de la cueva, y rezar a todos los dioses porque ninguno de sus enemigos hubiese escuchado la alarma del cuadrúpedo.

El príncipe seguía con cara de no creérselo, las cosas habían salido de una forma perturbadora. No tenía a un kobold para interrogar y la posibilidad de que alguno de los de adentro halla escuchado el aullido del lobo, era cuanto menos de un 50-50.

A este paso encontraremos a los arqueros muertos y varias trampas que nos esperarán. dice encendiendo su antorcha siempre ardiente, ubicándola en una apertura de su armadura para tener las manos libres. Pues ya estamos acá. Que mas da.? dice en un gesto resignado.

-Muy bien príncipe, yo puedo ir adelante.

Dice mientras da una orden a sus luces danzantes de iluminar el camino que se encuentra a 80 pies de la dentro de la cueva,

-señor recuerde que puedo dotar su armadura con cualquier aptitud mágica que coincidiere necesaria, pero requiero de al menos un minuto para hacerlo, si cree que podemos sacarle provecho puedo hacerlo ahora

Espera la respuesta de Héxtor

Después de su respuesta toma posición adelante del grupo y empieza a avanzar mientras inspecciona con una de sus luces el camino adelante en busca de alguna trampa mágicas

Tras dejar al lobo sin cabeza, y observar el patético intento del gnomo por apresar a uno de los escurridizos kobolds, simplemente gruñó y volvió a colgarse la cadena del brazo, sin preocuparse siquiera de la sangre que goteaba por el frío metal hasta correr por su piel. Lo cierto es que estaba pensando, por el contrario, en lo mal que había empezado todo aquél asunto, y lo estúpido que había resultado el plan, eso sin contar las torpezas de unos y otros en el trabajo que les había tocado desempeñar. A esas alturas, si el aullido había alertado a las lagartijas de la cueva, podían darse por muertos, o al menos pronto estarían tan prisioneros como los arqueros a los que habían ido a rescatar. 

Al final, después de encogerse de hombros y volver a gruñir, y se puso tras Hextor, mientras deseaba ver como alguna trampa partía por la mitad al pequeño alquimista...

Krugtan se levantó del suelo y miró la raiz que lo había hecho tropezar. La furia se reflejó en su rostro y se podía oir un gruñido gutural proveniente del orco. Tomó su manguál y descargó varios golpes sobre el pedazo de madera hasta que escuchó un claro CRACK y, dándose por satisfecho, guardó su arma y encaró a la cueva. Por demorarse en esa nimiedad, ahora era quien cerraba la marcha.

A punto estuvieron de adentrarse en el interior de la cueva cuando un segundo grupo formado por un cuatro kobolds salió para enfrentarse contra los intrusos. Habían escuchado el aullido del lobo, parecía tratarse del grupo de guardia, por lo que lanzaron cuatro jabalinas de forma inmediata. Todos lograron esquivarlas salvo Nebiros que sintió como una de ellas lograba rozarle el antebrazo.

Krugtan escuchó que algo le pazaba zumbando al costado, y luego el quejido del gnomo. No atinó a hacer nada más que mirar qué le pasaba a su compañero ¿Alguien había activad una trampa en la cueva? Khaine era más alto e iba por delante, asique no podía ver bien que es lo que pasaba al frente.

Al adentrarse en la cueva ve como salen 4 de esas bestias repugnantes lanzando sus jabalinas, sus compañeros más adiestrados al combate logran esquivarlas pero gracias a que  ese humano de solo músculos y nada de cerebro le obstaculizaba su rango de visión, no logró ver la jabalina que se dirigía hacia el logrando está cortarlo en el brazo.

Malditas bestias todas morirán!!!  Se refugia atrás de sus compañeros sacando su ballesta y con la mano ensangrentada prepara el virote apuntando a esas lagartijas parlanchinas 

Héxtor observó como un nuevo grupo de kobolds aparecía. Seguro habían escuchado el aullido del can. Era posible que solo ellos lo hayan escuchado, aquello podía ser una buena noticia, pero tal como estaban las cosas, la suerte parecía burlarse de él y su corte, así que no era prudente confiarse.

Quiero a uno con vida, hagan lo que quieran con el resto. exige tajantemente.

Si prefiere puedes tomar mi ballesta, ya esta cargada. le dice a su segundo al mando.

Prácticamente había dado el primer paso en aquella mazmorra, cuando una jabalina rasgó el aire hacia él, junto a otras pequeñas lanzas que se dirigían directamente en dirección a los demás. Apenas le costó girar unos centímetros sobre sí mismo, contorsionando el cuello de manera mínima, para evitar que aquél proyectil le atravesara. A su lado, el pequeño y estúpido gnomo, no pudo hacer lo mismo, y la afilada pica le rozó el hombro, haciendo que el asta se desviara y casi le alcanzara. 

Gruñó, obviando a los débiles kobolds que les salieron al paso, y miró a Nebiros con odio mientras este corría a esconderse. 

– Grr. 

antes de dirigirse, al frente le comentaba a Hextor las bondades que podría aplicarle a su armadura, cuando estaba por terminar, al mirar al frente, pudo ver como 4 kobolds lanzaban algunas armas arrojadizas, al ver que Héxtor tenia su ballesta cargada y se la ofrecía, pensó en tomarla, sin embargo al ver la diferencia de tamaños, supo que le seria muy difícil usarla a lo que le responde .

-Gracias señor, pero...-. hace una pausa mientras levanta la pequeña mano con la que sostiene su maza,-creo que usare esta.

luego dejándose llevar por el repudio por estas criaturas, se abalanza  contra la que tiene más cerca, las luchas eternas de su pueblo contra estas criaturas le daban ventaja, sabía muy bien donde debía atacar a estas criaturas para causarles daño, sin embargo la muy escurridiza logra esquivar su ataque

La repulsión que sentía Fur por sus archienemigos los kobolds le provocó que decidiera salir a su encuentro mucho antes que sus compañeros, pero trató de dar con tanta energía y pasión que erró el ataque. Aquella criatura conocía también perfectamente a sus enemigos los gnomos y sabía qué era lo que iba a intentar, por eso logró esquivarle con tanta sencillez.

Al descubrirle a él entre sus enemigos, el kobold dio un paso atrás y junto a sus compañeros descargaron una nueva lluvia de jabalinas contra él. Una de ellas falló, pero los otros tres le golpearon casi con precisión milimétrica. Estaba claro que el odio era totalmente recíproco.

– Estúpido idiota – gruñó sin rabia, ira ni pena hacia el cuerpo tendido del insensato gnomo. 

Luego no pensó nada más, y cargó contra el más cercano de los kobolds, desenrollando la cadena de su brazo con el mismo movimiento que utilizó para lanzarla contra el pecho de su desafortunada víctima. Las cuchillas de los eslabones cortaron piel y carne por igual, haciendo saltar la sangre mientras dejaba hueso al salir del cuerpo del desdichado. 

El príncipe por poco se lleva la mano a la cara al ver lo torpe que estaba siendo su grupo, pero algo le hacía pensar que tal vez solo se traba de guerreros que no estaban del todo cuerdos, entonces habría que disciplinarlos.

Recuerden que necesitamos a 1 con vida. Acaben rápido con el resto! dice presionando a su corte. Luego, deja caer su ballesta y saca su mangual, agitándolo en el aire para motivar a sus guerreros. Vamooos.

Esto no debía demorar mucho, eran simples lagartijas.

Krugtan cruzó la cueva apartando a sus compañeros a empujones. Estaba decidido a aplastar un par de kobolds, pero cuando estaba por sacar su mangual, escuchó que Hextor pedía uno vivo. Krugtan no entendía por qué, pero Krugtan iba a obedecer. Estiró un brazo y trató de levantar a uno de los lagartos como si fuera un gatito.