Partida Rol por web

Su plan, más guiado por el deseo de acabar el mismo con una de estas criaturas que por su nivel estratégico, no resultó muy bien, había recibido daño de algunas lanzas, pero al menos esperaba que fueran menos propensos a escapar.

Fur, fur, debes controlar mejor tus emociones . Piensa como dándose consejos a si mismo. Sus compañeros ya habían arremetido en ataque lo más probable era que neutralizaran pronto a estas criaturas, pero por si acaso se preparará por si alguno intenta escapar.

Deja caer su maza , desenfunda su ballesta y empieza a cargar un birote  

Khaine fue el primero en ir a cubrir a Fur golpeando con su cadena a uno de los kobolds y dejándolo prácticamente muerto. Después el príncipe junto al arma flotante que había conjurado antes, se adentraron para golpearles. El virote disparado se perdió en el interior de la mazmorra, mientras que la maza golpeaba en la cabeza a otra de las criaturas dejándola también en muy mal estado.

Krugtan obedeció las órdenes de su líder y se acercó corriendo a por uno de los kobolds, lo agarró del pescuezo y lo inmovilizó para que no ofreciera resistencia. Por último el gnomo decidió cambiar de arma para enfrentarse al único kobold en pie. El cuál trató de atacar con la última jabalina al semiorco, pero sin mucho éxito en su hazaña.

Gruñó, mostró los dientes en una mueca peligrosa y, antes siquiera de que hubiera terminado de silenciarse el kobold al que ya había aplastado, se lanzó a por el siguiente. La cadena silbó, cortó el aire con mecánica precisión, y falló en el último instante. La lagartija, traicionera y rápida gracias a su pequeño tamaño, se escurrió bajo el metal con un movimiento imposible para criatura alguna de mayor envergadura.

Volvió a gruñir, amenazador, y la sabandija se encogió. Pronto llegaría su final, no había escapatoria. 

Mira hacia dónde está su hermano y después de ver que no se encuentra en peligro le ofrece una sonrisa burlona parece que las lagartijas está tienen buena puntería jajajaja 

Observa cuidadosamente las que faltaba matar, apunta con su ballesta y le dispra.

Después disparar rápidamente recarga la ballesta

A Hextor le hizo cierta gracia ver como aquella pequeña lagartija intentaba librarse del agarre al que la había sometido el semiorco. Luego le ordenó a su Arma Espiritual que fuera por la vida del último kobold que ofrecía resistencia.

Preparó su ballesta poniendo un virote en ella. Se desplazó hasta donde estaba el kobold sometido y la exigió que le mirara. Ahora eres nuestro prisionero. Si cooperas, salvaras tu vida, sino... apuntó en dirección a la cabeza del ultimo kobold abatido y le disparó hacer clara su amenaza. Soy el príncipe Héxtor, heredero legitimo de todas estas tierras. Ustedes han capturado a algunos de mis soldados y he venido en su búsqueda. Mas te vale indicarme en donde se encuentran. dice mientras le mira a los ojos con frialdad.

Termino de cargar mi ballesta y apunto al kobold restante, si  veo que logra escapar le disparo

Krugtan sigue sosteniendo a la criatura entre sus brazos, por sobre el nivel del suelo. Trata de el kobold mire a Hextor.

Finalmente los aventureros se deshicieron del último kobold que quedaba libre, no supuso un gran esfuerzo, pues le superaban en número y por mucho. 

Mientras tanto Krugtan seguían con el kobold atrapado entre sus manos y alzado mirando a Héxtor que trató de amenazarle sin mucho éxito. La criatura no hizo ni caso de sus palabras. No parecía tener ninguna intención de cooperar.

– Esto es una pérdida de tiempo – gruñó, mirando de manera alterna al kobold y a Hextor, mientras agachado limpiaba de sangre tibia su arma con el cuerpo caído de uno de los kobolds. 

Cuando acabó, y el filo de su cadena volvía a brillar allá dónde no había rastros rojos de costras y óxido de antiguas peleas, se puso en pie e hizo crujir su cuello, rotando este en un giro de 360 grados que resonó por los túneles con el característico chascar de huesos. Tras hacer lo mismo con sus dedos, muñecas, codos, hombros, espalda y hasta una rodilla –aquello parecía el concierto de una carraca callejera–, volvió a enrollarse aquél látigo de metal y pinchos en el antebrazo, y aguardó el momento de continuar. 

– Matad a esa alimaña ya, partidle el cuello, o degolladle. Cada minuto que perdemos el resto de su deplorable tribu puede estar preparándose para emboscarnos a cada recodo, y puestos a elegir, prefiero ser yo quien les tome por sorpresa. No me gusta esperar, y a tus arqueros seguro que tampoco.

La falta de cooperación del último de los sobrevivientes, era realmente lamentable. Hextor no tenía intención de ensuciarse las manos, así que envió a Nebiros a que hiciera el trabajo sucio, recordando que una de sus especialidades, era la tortura y la mutilación.

Puedes hacer con él lo que quieras, pero asegurate de que no haga mucho ruido. le dice al malévolo gnomo.

Si finalmente, no desea colaborar, rompele el cuello. le ordena a Krugtan.

Camina hacia el kobold con una sonrisa macabra, con un poco de sed de venganza por la molesto que resultaba que estas criaturas lo hubiesen herido, y presionando la punta de mi ballesta contra su cuerpo y mirándolo fijamente con ojos que reflejaban una picardía tenebrosa dice.

-Hermanito, sé que te gusta quemarlos poco a poco, pero recuerda que suelen quedar inconsciente antes de decir nada, pero justo traje mis dagas preferidas, siempre las hemos usado para cortarle los dedos poco a poco, resulta muy efectivo, al tercer o cuarto dedo están respondiendo todas nuestras preguntas y suplicando que acabemos con su vida. Recuerda, el truco es hacerlo lentamente, si no cooperan, al final puedes prenderle fuego también.

 Termino de hablar con una sonrisa en su rostro

Las palabras de Héxtor retumbaban en su mente, la impaciencia se le veía en sus manos que no paraba de moverlas quitarle la piel poco a poco, arrancarle un par de uñas, vaciarle un ojo y hacerle un collar con el, hacerle comer su propia carne, córtele la lengua, no no no no así no podrá hablar, sacarle las tripas y ponérselas en sus manos... la mente del mediano se pedirá en la infinidad de cosas que le podría hacer.

A lo lejos escucha a su hermano y no puede hacer más que quedarse embelesado con la posibilidad de desprenderle la vida poco a poco a esa lagartija y se queda mirándolo fijamente a los ojos.

El kobold seguía luchando por intentar huir, más ahora que los dos gnomos habían adoptado un rostro siniestro. Krugtan rio por lo bajo y puso un poco más de presión en su abrazo.

El kobold empezó a aullar de dolor ante los métodos de tortura que estaban usando contra él, pero no parecía soltar ninguna palabra, ni ayudarles en nada. Parecía dispuesto a morir a delatar cualquier cosa sobre sus compañeros.

¡SOCORROOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!

Gritaba el kobold en dracónico para pedir ayuda a sus congéneres.

Matalo! ordena, finalmente Hextor. Bien Fur, será mejor que tus habilidades para encontrar trampas, sean buenas. Avanzaremos hasta donde esto tenga fin y no tomaremos prisioneros. el príncipe parecía fastidiado con todo esto. No estaba siendo nada facil esta misión, ¿Que se podía esperar entonces de un plan que involucrara acabar con su hermano?

Tras negar con la cabeza de nuevo, molesto por el tiempo que iban perdiendo una y otra vez para obtener resultados que se sabían desde el principio, se limitó a seguir a Héxtor, tras él de nuevo, por el interior de los corredores, tal como el príncipe ordenaba.

Krugtan asintió con la cabeza ante la orden de Hextor. Los huesos de kobold eran pequeños, frágiles y fáciles de desacomodar; en un solo gesto el semiorco le partió el cuello al desgraciado bicho. Luego, recuperó su lugar en la marcha y siguió avanzando en silencio.

Krugtan rompió el cuello al kobold que había empezado a aullar, y tras ello decidieron adentrarse en el interior de la guarida de los kobolds.

La primera cueva estaba iluminada por la luz del exterior, más adelante un camino continuaba hacia el interior de la cueva, parcialmente iluminado por antorchas en las paredes, las paredes de aquel pasillo estaban hechas de mejor manofactura que la primera cueva.

Cuando llegaron al final del pasillo se toparon con una sala en cuyo centro había una mesa con cuatro sillas y varias monedas esparcidas por encima de ella así como también unos extraños huesos.

Esa sala tiene signos de agitación, sin duda los kóbolds contra los que recién se habían enfrentado parecían estar montando guardia allí. Esa sala tenía dos salidas, podíain continuar hacia el frente o bien tomar el camino de la izquierda.

el pequeño gnomo estaba impaciente por encontrarse con mas kobolds, su sangre, huesos, músculos, todo su ser le pedía que esparciera la sangre y todas las víceras de esas bestias a lo largo de la cueva. Al ver la bifurcación del camino le dice ya algo impaciente a Hextor mi rey cualquier camino que escoja esta bien, simplemente siga su intuición de igual forma ninguna de estas criaturas sobrevivirá termina de decir esto con una sonrisa en su rostro. Sus ojos no estaban mirando al rey, estaban idos mirando el vacío imaginándose el olor de la carne en descomposición cuando dejasen la cueva.