Partida Rol por web

Gerbo se sentó en una piedra mientras esperaba que Bardum termine de subir, realmente tenía calor, y andaba sorprendido por las plantas del lugar, era otro mundo,un mundo salvaje, no tocado por la mano del hombre, pero en ese caso era diferente, incluso unos higos tan grandes, que llenarían al pequeño gnomo de solo comerlos.

Al rato lo veo aparecer, y se tira al suelo a recuperar el aliento.

Algunos son mejores en tierna ¿no? le digo para intentar calmarlo.

Después de sortear el derrumabmiento llegamos hasta un claro, con un lago en el medio rodeado de muchisima vegetación. La naturaleza ha seguido su curso sin que nadie la interrumpa, pienso mientras veo unos arboles frutales con frutos muy apetecibles. Voy hacia uno de los manzanos y agarro una manzana, cuando estoy a punto de darle un mordisco, miro alrededor y compruebo como la luz de la luna baña todo el lugar, el lago, las plantas, los árboles, y esas colinas también,

-Debemos de estar cerca del sitio, busquemos algún rastro por dónde seguir- digo mientras le doy un mordisco a la manzana, pensando que uno de esos higo me hubieran endulzado más la boca. Miro por los lados a ver si veo algun animal salvaje que no le guste que hayamos llegado, me acerco al lago y busco algún indicio que nos dé alguna pista.

Sigo a mis compañeros hacia el claro y empiezo a buscar rastros, que aunque es más complicado a oscuras noto que el descanso me ha hecho mucho bien y soy capaz de hacer mejor mi labor. Busco en sitios evidentes donde podría haber un rastro, sin embargo no voy encontrando nada.

-Ulkus, ¿estás seguro de que eso está sano? - pregunto - el tamaño de los higos no es muy normal... y las manzanas no sé...

-¿Qué puede haber de malo en una manzana? Además tiene muy buen sabor, esos higos son grandes si, pero es posible que sea porque son totalmente naturales. - digo cuando me pregunta el explorador, sobre la fruta que estoy masticando.

-Bueno, yo no conozco de venenos o sea que... - digo, volviendo a buscar.

La manzana de Ulkus era realmente deliciosa. Dulce a la vez que sabrosa. Ese fruto no tenía ningún veneno, al menos de reacción rápida, al contrario, el estomago del enano agradeció la comida.

A parte de las plantas y los árboles, eráis los únicos seres vivos en aquel valle. No había ningún rastro ni señales de vida, aquel lugar era virgen o hacía mucho que no era visitado.

La luz de la luna era intensa e iluminaba el lugar perfectamente, como si de un sol plateado se tratase. Si realmente existía el fantasma, aquella noche, debería aparecer.

Al llegar al claro veo los grandes frutales y me sorprendo a mí mismo rememorando los jardines de mi infancia. Los árboles son realmente expléndidos y las frutas son más que apetecibles. A pesar de haber comido jabalí más que suficiente se me hace la boca agua al ver los higos. 

- A la vuelta deberíamos llevarle alguna de esta fruta a la posadera. Estoy seguro de que Dens y Kira darán buena cuenta de estos higos, y será un gesto de agradecimiento por su ayuda apropiado ¿no os parece

Algo me pica la mente, algo pasa y no se el qué hasta que me doy cuenta en cuanto garras gruñe a mi lado

 - Gente, ¿habéis notado que no hay animales por los alrededores? En un valle con tanta fruta comestible debería haber rastro de animales y no lo hay. Seamos cautos, el fantasma debe de estar cerca, un buen motivo para que no haya animales por aquí.

Entonces miro a mi alrededor mientras me pongo el bastón a la espalda , en el lugar de siempre, al lado del carcaj y cojo el arco y una flecla.

-Sí, Kira y Dens nos han ayudado mucho - digo, con una sonrisa.

Observo que lo que dice Aust es cierto y cojo el arco de mi hombro y una flecha. Me acerco a un árbol y cojo una manzana, que examino con meticulosidad.

Sigo al grupo con mis armas desenfundadas.

-Tiene razón el gato, que no haya animales por aquí es raro. Deberíamos buscar al fantasma y si de verdad es un fantasma de poco nos va a servir el rastrear sus pisadas. Si esto como me temo es una especie de santuario defendido por el fantasma no os preocupéis de buscarlo, el nos encontrará a nosotros y seguro que no viene con ganas de dialogar.

Me pongo a mirar hacia las colinas, según la historia se escondía en una de ellas, a ver si por lo memos lo vemos venir jajajajaja.

-Cierto, las colinas, será mejor estar atento. Será mejor que vigilemos las colinas y avanzar formando un círculo para ver en todas las posiciones y que nos nos sorprenda por la espalda

Una vez digo esto me quito la capucha de la capa y me pongo a buscar señales del fantasma haciendo un giro completo observando meticulosamente los alrededores.

Mis compañeros tienen razón, es extraño no ver siquiera rastros de los animales, habiendo tanta fruta, o por lo menos alguna manzana picoteada por aves, en ese momento desenfundo mi espada y me preparo para lo que podría pasar.

Miro al fantasma pero mi cuerpo no me responde, lo quedo mirando con los ojos totalmente redondos, y dejo caer mi espada y corro para el lado contrario del mismo, mientras hago sonidos como de perro lastimado.

Ahí estaba, en medio del santuario paseando por un sendero en esa aura que le envolvía, que le daba ese aspecto plateado que daba impresión, aunque parecía que no había reparado en nosotros una extraña sensación me recorrió todo el espinazo como un escalofrío, empuñé con más fuerza mi escudo y mi martillo esperando un posible enfrentamiento con este fantasma, que no terminaba de creerme que existiera - Parece que Juananar tenía razón, digo susurrando a mis compañeros

Observo al fantasma al principio con interés, y no me extraña que Gerbo eche a correr, la figura fantasmal es algo bastante aterrador. Intento no dejarme llevar por el pánico, pero imito al gnomo, tirando arco y flecha y echando a correr detrás de él con grandes zancadas.

Veo como se acerca el fantasma y como se dan a la fuga algunos compañeros.

-Hay que tratar esto con cuidado, intentemos dialogar. Los fantasmas y los muertos vivientes en general son conocidos por su capacidad de absorber la vida de sus oponentes. Sera mejor hablar con el y averiguar que hace aqui atrapado y saber si podemos hacer algo para ayudarlo.

-Guerrero vamos a dejar la violencia como último recurso, por mucho que me pese, esta vez toca hablar.

Me dirijo hacia el fantasma y le empiezo a hablar en un mas que correcto élfico.

-Cyreidë, es usted? Me llamo Bardum y aunque no lo parezca soy clérigo al servicio de Corellon Laretian. he sabido hace poco que estaba por esta zona. Creo que se encuentra perdido y hemos venido para ayudarle a descansar en paz y reunirse con los suyos ante nuestro Señor.

Veo como el fantasma se acerca, a la luz de la luna su aspecto es aterradoramente hermoso. A pesar del miedo que atenaza mi mente me recuerdo a mí mismo que no estoy indefenso, que soy un nigromante y que puedo luchar contra él. Mientras se acerca me doy cuenta de como va vestido, preparado para la lucha, con cota de malla. Lentamente el miedo se abre paso en mi mente, pero de alguna manera lo mantengo en un segundo plano y lo termino apagando. 

Pero no todos pueden hacerlo Gerbo primero y Kylon después huyen con el miedo reflejado en sus ojos.

-No os culpo- susurro mientras escucho un maullido y noto como Garras desaparece preso del terror.

Bardum se adelanta e intenta hablar con él. Yo me acerco para hacer lo mismo.

- Hemos venido para ayudar, para resolver los problemas que puedas tener. No queremos hacerte daño. ¿Podemos ayudarte en algo?¿Podemos aliviar tu pesar?

Kylon y Gerbo huyeron a esconderse, dejando caer sus armas, y se refugiaron detrás de los frutales del otro lado del lago, dando las espalda a la visión. Ulkus, Bardum, Aust y Garras consiguieron vencer a sus miedos e intentaron hablar con la aparición.

El fantasma del elfo os ignoro completamente. Siguió su camino como si no os viese ni oyese, con la mirada perdida al frente. Cruzó el pequeño valle, rodeando el lago y parándose en la gran higuera por un momento, donde se echó la mano a la cabeza con gesto apesadumbrado. Luego siguió andando, encaminándose a la colina de la derecha y llegó a una gran piedra, la rodeo y empezó a subir la falda de la colina sin dificultad. Al parecer allí había un pequeño sendero.

El fantasma pasa de largo, ingnorando lo que le dicen en otro idoma el elfo, y el clérigo. En sus pensamientos, si eso puede tener este fantasma sigue su camino hacia las colinas, siguiendo lo que parece ser un sendero.

- No podemos perder el rastro del fantasma ahora que lo hemos encontrado, - digo mientras recojo las armas que acaban de soltar el explorador y el gnomo - Esperadnos allí a la entrada del sendero mientras los traigo de vuelta. - les digo al nigromante y a Bardum, mientras voy a hacer que los otros dos entren en razón y vuelvan para resolver el misterio del fantasma, ahora que lo tenemos tan cerca.